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Tema 2.

Panorama histórico de la Iglesia Anglicana

La Iglesia Anglicana comenzó en Inglaterra en el siglo XVI (16). De hecho, el nombre


original de esta tradición era Iglesia de Inglaterra, es decir, la Iglesia que se extiende
geográficamente en el reino de Inglaterra. El nombre “Inglaterra” significa tierra de los
anglos, quienes eran una tribu germánica que se asentó en la isla de Bretaña en el siglo
III (3) de nuestra era (o dC). De modo que, los anglos eran los ingleses de aquel
entonces. Hoy en día hay todo tipo de tradición eclesial en Inglaterra, pero en el mundo
antiguo y medieval los monarcas y príncipes eran los que determinaban qué tradición de
fe se iba a practicar y enseñar en sus reinos.

Sin embargo, la fe cristiana había arribado a las Islas Británicas mucho tiempo antes. En
realidad el cristianismo llegó a Inglaterra en los últimos treinta años del primer siglo,
cuando algunos de los apóstoles de Jesucristo, y no pocos de los maestros acreditados
por ellos para comunicar la fe cristiana, aún vivían. Más aún, se cree que la fe cristiana
arriba a las Islas Británicas por primera vez, no desde Italia sino desde el Medio
Oriente, a través de África del Norte.

El tipo de cristianismo que se desarrolló en aquellas islas se conoce como el


Cristianismo Celta, el cual difiere de las expresiones eclesiales y espirituales típicas del
cristianismo de Europa. Los personajes que encarnan la fe cristiana en su expresión
celta son: San Patrick, San Columba y San Aidan. ¿Cómo creen ustedes que será el tipo
de cristianismo que se produzca en México? ¿En qué piensas que se diferenciaría el
cristianismo mexicano del cristianismo inglés, europeo y norteamericano?

Más adelante, después de mucho quehacer teológico y litúrgico en Bretaña, Irlanda y


demás islas de la región, el Papa Gregorio el Grande, a principios del siglo VII (7),
envió a un monje llamado Agustín a los Anglos, para que organizara y diera forma a la
fe cristiana en aquellas islas. En realidad, lo que Agustín tuvo que hacer, fue alinear el
cristianismo celta con el cristianismo europeo, algo que eventualmente sucedió en los
dos siglos siguientes. Claro está, el Cristianismo Celta no desapareció completamente
(ver la Comunidad de Iona como ejemplo de prácticas celtas cristianas), pero de forma
general la teología, la forma organizacional y liturgia práctica llegaron a ser similares
tanto en Europa como en las Islas Británicas.

Arriba dijimos que los reyes y los príncipes eran los que determinaban qué fe o religión
se practicaba en sus reinos y dominios. Pero, además, a los reyes y príncipes tampoco
les gustaba que su “Iglesia Nacional” estuviera controlada por la “Iglesia de Roma”. Por
ello es que la mayoría de los reyes ingleses reclamaban la autoridad plena sobre la
Iglesia en Inglaterra y sus reinos. De hecho, la Carta Magna del 1215 afirmaba la
independencia de la Iglesia Inglesa de interferencias extranjeras, incluida la de los
papas. Pero ello era algo que se venía diciendo, incluso, desde el reinado de Guillermo
el Conquistador, quien le escribió una carta al Papa comunicándole que era él (el rey), y
no el Papa, quien tenía la autoridad sobre la Iglesia en sus reinos.
Sin embargo, el concepto moderno de la Iglesia de Inglaterra se dio durante el
Movimiento de Reforma Protestante del siglo XVI, en el que también surgieron los
luteranos, los calvinistas y los anabautistas. Pero mientras que estas otras tradiciones
evangélicas giran en torno a un líder (Lutero, Calvino, Zwinglio, Meno), o en torno a
alguna doctrina en particular (la justificación por la fe, la gracia, la predestinación, la
presencia real de Jesucristo, el nuevo bautismo de adultos), la Iglesia Anglicana surge
no alrededor de un líder específico, o por el énfasis de tal o más cual doctrina, sino
alrededor de la geografía de las islas. ¡Algo así como un “Brexit religioso del siglo
XVI”!

Claro está, la teología anglicana afirma las cinco solas de la Reforma: fe, gracia,
Escritura, Cristo, gloria de Dios. Y hasta los días de hoy la tarea bíblica, teológica,
litúrgica y misionera es extensa dentro de la Iglesia Anglicana, pero el principio que
más pesó en la balanza para separarse de Roma fue la autonomía nacional.

A tal efecto, el Rey Enrique VIII se autoproclamó Cabeza de la Iglesia en Inglaterra el


11 de febrero del 1531. Y a partir de ese día, toda persona que vivía en sus reinos pasó
de ser Católica Romana a ser Anglicana. Claro está, esto no significa que ahora todo el
mundo en Gran Bretaña creyera lo mismo y practicara el culto de la misma manera.
¡Lejos de eso! Muchos aún preferían el ritual Católico Romano, otros preferían lo que
Lutero enseñaba y hacía, mientras que otros seguían la fe y la práctica de Juan Calvino,
etc. De modo que, en sus inicios, el anglicanismo era bastante heterogéneo y diverso,
sin principios, valores y distintivos esenciales que les diera cohesión.

Bajo el escrutinio de Enrique VIII, y a la luz del progreso de la Reforma Protestante, los
líderes de la Iglesia en Inglaterra pudieron realizar reformas doctrinales,
organizacionales y litúrgicas a la vieja Iglesia Católica Romana, aunque algunos
aspectos del Catolicismo Romano que estaban bien continuaron tal y como estaban.
Aquí entra en juego el concepto de la vía media de la que hablamos en el tema anterior,
¿lo recuerdas?

Por otro lado, éste asunto también pone de relieve el poder que poseen las instancias
políticas y gubernamentales para influir en la vida de las Iglesias. ¿Sabes, por ejemplo,
lo que enseña la Constitución Legal de México respecto a la relación entre el Estado y la
Iglesia? ¿Acaso son tratados los Católicos Romanos y los Cristianos Protestantes (y
otros grupos Evangélicos) de la misma manera por el Estado?

Pero aunque seamos protestantes, debemos saber que en aquellos tiempos del siglo XVI
la mentalidad de las personas era muy radical y polarizada; los intereses y lealtades se
expresaban tanto en lo político, lo cultural y en lo regional como en lo religioso. En
realidad eran tiempos donde no había mucha tolerancia y gracia para con las ideas y
tradiciones diferentes. Los Católicos Romanos no toleraban a los Protestantes; y los
Protestantes de una tradición tenían poca paciencia para con los fieles de otra tradición.
Imagino que todo eso se olvidaba –más o menos- cuando el Príncipe de Paz nacido en
Belén era celebrado en cada Navidad.
En efecto, famosas eran las guerras por razones políticas y religiosas, en la que
cristianos mataban a cristianos. ¿Alguna coincidencia en el período contemporáneo que
les venga a la mente? ¡A veces me cuestiono si el mundo político-social-religioso del
mundo ha cambiado un poco de forma pero no de contenido!

Fue cuando la Reina Elizabeth I ascendió al trono en 1558 que las cosas comenzaron a
mejorar para la Iglesia Anglicana. Bajo su supervisión monárquica, el arzobispo
anglicano Thomas Cranmer estandarizó la teología y la liturgia anglicana. Básicamente,
esto significa que el anglicanismo tomó de los mejor del Catolicismo, del Luteranismo y
del Calvinismo, para crear lo que vino a llamarse la Forma Anglicana. ¿Acaso quiere
decir eso que todo el mundo quedaba satisfecho con el resultado? ¡Nada de eso! Pero el
resultado fue una bella mezcla con lo mejor de la tradición cristiana que se extiende
hasta la misma Iglesia Temprana, a la vez que con los recursos bíblico-teológicos y
litúrgicos para hacer frente al mundo moderno cambiante.

Mi pregunta a ustedes, basada en las lecciones de la historia, es: ¿Qué contornos crees
que tendría la Iglesia Anglicana que desee enraizarse en territorio mexicano? ¿Qué
elementos del “genio o espíritu mexicano” es probable que afecte el anglicanismo
mexicano? Porque si en algo estamos seguros, es que el anglicanismo mexicano no
puede ser idéntico al anglicanismo inglés, y tampoco puede ser exacto al anglicanismo
anglosajón norteamericano de Canadá y USA. Recuerda, unidad no excluye la
diversidad.

De nuevo, ya sabemos cuáles son los valores y distintivos esenciales que nos unen, pero
los más de 44 millones de evangélicos anglicanos alrededor del mundo (pertenecientes
al Movimiento Gafcon), y sin contar los otros 40 millones que pertenecen a otras
vertientes anglicanas (unas más liberales y evangélicas que otras), constituyen una clara
evidencia de que el anglicanismo puede echar raíces sólidas en cualquier suelo. De
hecho, el número mayor iglesias anglicanas, a nivel global, se encuentra en el
hemisferio Sur: en África, India, Asia, Australia y Sudamérica. Es decir, la mayoría de
las provincias anglicanas están a miles de millas de distancia del hogar donde esta
Iglesia nació. ¿No crees que la misma pueda adquirir sabor a mole, chile y nopal en
México?

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