Está en la página 1de 42

: Escritos de media noche |

Pupiales, Nariño, Colombia

Copyleft 2020

2
: Escritos de media noche |

Pedro Nel Burgos Hernández Nació el 1 de enero de 1984. Su infancia la


vivió junto a su familia en los hermosos y verdes campos de la vereda
San Marcos del municipio de Pupiales, donde aprendió el valor
insuperable del campesino y su sabiduría.

A los seis años ingresó a estudiar la primaria en la Escuela Rural Mixta San Marcos, que
está ubica a cinco minutos de la casa de sus abuelos.

Pedro Nel a los 11 años ingresó a estudiar el bachillerato en el Colegio Departamental


Los Héroes de José María Hernández, donde perfiló su destino y decidió al final,
estudiar Comunicación Social-Periodismo.

Obtuvo su título profesional el 1 de diciembre de 2006.

En el 2009, la Universidad Andina Simón Bolívar, sede Ecuador, le concedió una beca
completa para estudiar la maestría en Estudios Latinoamericanos, la cual terminó en el
2010. También obtuvo una beca para realizar su tesis de maestría.

Actualmente, realiza un Máster en Marketing Digital y Analítica Web, junto al


doctorado en Ciencias de la Educación.

La vida profesional de Pedro Nel Burgos se construye como consultor, docente y


emprendedor de Nariño.

En el 2019 fue candidato a la Alcaldía del Municipio de Pupiales, Nariño, donde diseñó
una estrategia política con pocos recursos y obtuvo una votación de 1244.

Es autor de artículos científicos que han sido publicados en revistas indexadas y los
cuales están disponibles en internet. También es autor de capítulos de libros.

Finalmente, es un apasionado por la escritura a la cual se dedica en sus tiempos


libres.

3
: Escritos de media noche |

4
: Escritos de media noche |

........................................................................................................................... 6
................................................................................................................... 7
............................................................................................................ 9
....................................................................................................... 10
......................................................................................................... 11
................................................................................................. 12
..................................................................................................... 13
..................................................................................................................... 14
..................................... 15
.............................................................. 17
............................................................................................. 19
................................................................................................ 20
.......................................... 23
................................................................................................... 24
........................................................................................................................... 25
..................................................................................................... 26
.................................................................................................................... 27
.................................................................................................. 29
............................................................................................................... 31
............................................................................................... 33
........................................................................................................... 34
....................................................................................................................... 35
...................................................................................................... 36
......................................................................................................... 37
.......................................................................................................... 39
.................................................................................................................... 40

5
: Escritos de media noche |

“Dicen que la distancia es el olvido


Pero yo no concibo esta razón
Porque yo seguiré siendo el cautivo
De los caprichos de tu corazón”
La Barca, Caetano Veloso

A veces la vida nos sorprende de manera afortunada, como cuando cruzamos una primera
mirada frente a nuestro destino, así nos conocimos en una de esas tardes en que la rutina nos
envuelve, pero dentro de nosotros siempre el corazón está intentando desatarse, pero con un
lento despertar, como cuando el rocío cae de las hojas, gota a gota.

Detrás de las letras de esta pequeña recopilación de escritos de media noche, está la vida
misma, cuando dejamos de acelerar el tiempo y contemplamos: la luna, un atardecer, el viento
en los árboles, el olor de la tierra. Ocasiones en las que el alma vibra y vive. Considero que las
pequeñas cosas cotidianas, que al pasar deprisa no atesoramos, son las vivencias que nos
hacen felices y que llenan nuestra existencia.

No cabe duda que en medio de los versos de estos escritos están dispersos los paisajes de
Pupiales, su gente, sus retazos de colores y olores, que inspiran las líneas aquí grabadas.

La distancia también fue pretexto de un sentir más intenso, de sentirse perdidos sin la
presencia del otro, fue en la época de lejanía del 2019, donde algunos de estos poemas
nacieron de un amor tierno y fuerte, ahí empezamos a compartir sueños y perspectivas de la
vida, nos enriquecimos como seres humanos, aprendimos a conocernos y a perdonarnos.

Este es un regalo para cada mujer que representa la grandeza de nuestro territorio, dedicado
al amor y a la vida.

Violeta Ruiz Parra

6
: Escritos de media noche |

Sí todos dijéramos aquello que sentimos, olvidándonos del que dirán y del miedo, todo
sería diferente.

Cuando era niño, escucha hablar de las cartas de amor que escribía y le enviaban a mi
hermano. Recuerdo que tenía varias “credenciales”, esas tarjetas de plástico que
tenían frases con imágenes de corazones o parejas abrazadas. Tal vez, nuestros padres
y hermanos se acordarán de aquello.

Las “credenciales” las vendían en los graneros y papelerías, algunas veces, las muestras
estaban en un álbum, mientras que otras en unas “hojas de vidrio” que se ubicaban en
un mostrador.

Para quien recibía una credencial era un privilegio porque era la muestra viva del
sentimiento y el amor, pues tomaba tiempo en elegir el mensaje adecuado con el cual
se quería conquistar.

Esas credenciales, fueron las que reemplazaron a las cartas escritas a mano, esas que
se escribían con letra normal o aquellas, que se pagaban para que se impregnarán en
letra Timoteo sobre hojas de colores.

Recuerdo que en el cuarto de mi hermano, había de esas credenciales y cartas. Las


segundas estaban guardadas bajo llave, pues delataban las frases de las admiradoras
que deploraban su amor y de quienes se consideraban las musas de aquella época.

Siempre me intrigó las cartas a mano. Algunas las leí y desde entonces, me fascinó la
forma en cómo narraban esos momentos de éxtasis y cómo expresaban aquello que
para algunas era imposible.

Las cartas eran una manera de romper con el silencio y hacer de lo imposible posible,
por ese entonces, con un roce, una caricia o un beso eran suficientes para bajar el cielo
y las estrellas.

“Sólo pido un deseo, el deseo más grande de mi vida, el de que nunca, nunca olvides a
un corazón que es tuyo, que es pequeño, pero tal vez, el más grande en sentimientos,
que un hombre pueda tener, por eso, quiere sin traiciones, quiere sin mentiras.
Quiéreme como yo te he querido.

7
: Escritos de media noche |

Quiéreme, ámame que juntos viviremos para toda una vida”.

Así dice un fragmento de una de las cartas de mi hermano, que leí y volví a reeler para
escribir esta introducción.

Volver a encontrarme con esos versos, significó encontrar aquel equilibrio que faltaba
para atreverme a publicar aquellos escritos que tenía guardado hace años, inspirados
en las noches de recuerdo, nostalgia y felicidad.

Sin duda, quería escribir como mi hermano y hacer de las frases y los párrafos
instrumentos para cautivar, conquistar y enamorar.

Así fue como “Violetas” nació para convertirse en un libro digital que es producto de
los desvelos, la memoria, la soledad y el mismo amor.

Cabe recordar, que los escritos que se presentan más adelante, son algunos de los
tantos que escribí. Aquellos que no se publican, por uno u otro motivo, sé con toda
seguridad que hicieron y hacen parte de momentos bonitos y muy especiales.

¿Por qué Violetas? En la cronología de los escritos que inicié a escribir en 1997, el
primero fue inspirado en una canción de Pepe Caicedo, una que le gustaba a mi papá,
por eso, hay frases de la misma.

En un principio, estos escritos llevaban el nombre de “Lo que mi voz y mi boca no


pueden decir”; sin embargo, decidí cambiarlo a Violetas porque están inspirados en la
mujer que más he querido durante mi vida, mi compañera, mi confidente y la madre
de mi hijo.

Se trata de Violeta a quien dedicó las próximas narraciones que son sueños, cartas de
amor, poesías y escritos de media noche.

Espero que a los lectores les guste, se motiven a conquistar y a enamorar a través de
cartas de amor.

8
: Escritos de media noche |

siempre sueño, pero anoche soñé contigo, te lo cuento porque me atraparon


varios sueños, sueños bellos, en los que el mundo tenía un cielo repleto de
estrellas que titilaban destellos de luz y los tendían sobre el mar para inmortalizar
en su oleaje tu nombre.

Fueron tus ojos coquetos que parpadeaban junto con tu mirada celestial, que sin querer le
hablaban a la eternidad: “ella es el rocío que da luz y vida a los alelíes, a los girasoles, a las
violetas”.

Para mí, eres la flor más hermosa de todos los jardines que me Hipnotiza con su aroma.

De pronto, escuché un delgado susurro delicado y dulce, fue tu voz, tu boca que cantaba notas
que producían sosiego, frescura y armonía. Recordé que tenías sabor a chocolate, a caramelo y
que me pregunté, ¿por qué tienen tus labios sabor a miel y a almíbar tus besos?

Mientras estaba embelesado en tus labios, miré que en el horizonte, nacía el sol en medio de
la sombra de la noche, se junto con la luna e hicieron un eclipse multicolor. Comprendí que,
eras la luz que roba el brillo de mis ojos. Entendí que sólo cosas bonitas puedes inspirar.

Empecé a sentir la felicidad, deje de inventar castillos de sueños. Creí haber encontrado un
lugar en mi playa. Creí haber dejado de ser un velero que lo lleva el viento por mares y playas.

Como dice la canción que le gustaba a mi papá “Tristeza la mía cuando desperté, porque
entendí que todo era mentira”. Así, enamorado, de la luna, del almíbar, de las estrellas, de las
flores, de los colores, del mar, de la playa, de la paz, del rocío, desperté y volví a la realidad,
entonces, comprendí que “mi vida será soñar y soñar”.

Sin embargo, mil veces quiero soñarte para sentir eso que produces cuando invades mis
sueños. Pienso que no eres indiferente a lo que por ti siento, sé que aunque me ignores,
robaré con paciencia, poco a poco, tu atención. Eres sensible y por tanto, no puedes ser como
una roca y si así lo fueres, me conformaré con quererte.

Hoy, aunque, puedes darte cuenta, mi corazón delira cada vez que te mira, porque te ha
robado los más cálidos besos cuando bajas o cambias la mirada. Mi corazón es un ladrón de
besos y suspiros. Sé que te das cuenta cuando me sonrojo, eso me produce cobardía porque,
me hace creer que, eres una estrella en la inmensidad a la cual, nunca podré alcanzar.

De todos modos, eres un motivo que ha interrumpido los latidos de mi corazón, produciendo
un vacío en medio de la soledad. Ahora, como dice la canción, “soy el remedio sin receta y tu
amor, mi enfermedad”.

9
: Escritos de media noche |

gunda noche, otro sueño bonito. Después de sentir hormigueos en el estomago,


evoqué aquellos momentos eternos e indelebles que causaste mientras nos
quisimos. Recordé a través de imágenes, te quieros infinitos que nunca murieron.
Lloré porque sentí la soledad y la tristeza después de la felicidad.

Estaba frente a tu imagen, a tu recuerdo, a tu forma y mi presente. Sentí ese fuego y calor que
me brindaste desde tu corazón. Comprendí lo cruel que ha sido el dolor cuando te fuiste. No
he podido hacer nada con este amor.

Estaba sin ti, sin la ilusión de cumplir ese sueño de convertir la vida en un arcoíris. En hacer de
la vida una vida de carne y hueso, sin prometer bajarte la luna, las estrellas o crear un universo
diferente al que existe, tan sólo, ofrecerte mi pequeño corazón, dedicado a ti, en el que
puedes apaciguar tus tristezas, tus malos ratos, tus aflicciones. Te ofrezco un lugar bonito,
omnipresente y lleno de ilusiones, sueños construidos mientras estemos despiertos. Porque
contigo encontré otra forma de soñar.

Pensaba cuándo puede asomar el día en que me quieras para no ver llegar nunca las
despedidas: quiero ser aquel quien asegura que tu silueta es como el lienzo en el cual dibuja
Dios.

No quiero ser poeta o bohemio, pero si un escribano con sentimientos inspirados en tus ojos
picaros. No quiero ser un pintor, pero si un dibujante para hacerte un corazón. No quiero ser
un astrónomo, pero si quien te dibuje el universo. No quiero ser la brisa que te rosa la boca y la
cara todo el tiempo, pero si aquella caricia que te reconforta mediante la delicadeza. Tú
inspiras hacer cosas imposibles.

Imaginaba aquellos colores diferentes que produces cuando estás en mis sueños. Colores
como los de morada al sur, verdes que son de todos los colores, como dice Aurelio Arturo. De
aquellos amarillos que invitan a lo nuevo, de los rojos que simbolizan el amor y la pasión, de
las violetas, que simbolizan la templanza, de los blancos que simbolizan la pureza y la
tranquilidad, de los marrones que simbolizan la energía de la tierra.

Estabas en el mismo lugar, pero de pronto, en un instante profundo y frio, te descuidaste y me


dejaste solo, te fuiste de mi sueño. Oh, cual inclemente soledad causaste. Sin embargo, pronto
sentí una paz que llegó como brisa entre mis mejillas, mis labios y mis manos. Invadí tus
sueños, cual dios Morfeo.

Desperté y no dude en gritar en silencio a la brisa, palabras bonitas para que en la mañana de
hoy llegaran al amanecer en forma de rocío y caricias, a tu ventana, a tus flores, tus pétalos,
tus labios. Ese primer fresco que sentiste cuando despertaste, fueron mis manos, mis toscos
labios y mis picaras palabras.

10
: Escritos de media noche |

entras afuera, en el mundo real, hay noches de estrellas, que invita a contemplar el
firmamento encantado, yo estoy dormido, soñando contigo. En este, otro sueño
bello. Se dibujan en mis ojos un paisaje radiante, donde la tierra está cubierta por
cabellos dorados que provienen del cielo, como un descontento del sol, pues tus cabellos
ahora han creado envida en él, sin contar que cuando el viento, de manera atrevida sopla para
acariciarte, hace que expandas ese olor a ternura y embriagues el ambiente con ese amor
escondido. Qué culpa tienes por ser un capricho de Dios.

Por doquier está presente un azul eterno, cálido y tropical. Comprendo que está noche, en
este nuevo sueño, te vestiste con el mejor color; Por eso, este día aquí adentro, discrepa con la
noche de afuera, haciendo entender que no sólo las noches son románticas, pues los días –
como estos- son la fuente del amor. Qué culpa tienes por ser aquella cosa linda que cambia
todo.

Oh, que majestuosidad la de tu cabello y tu voz, cuando se conjugan con esta brisa cálida y
tranquila, y se entona con los cantos de los pajaritos, que en coro cantan esa melodía que no
reconozco, pero que pareciera que siempre la he escuchado.

Hasta los pajaritos te regalan sus alas para que puedas volar, más tú, con tus manos les regalas
un beso, que empujas con tus labios y el aire que nace en tu corazón: ¡Carnaval de colores y
sensaciones que produce esa peripecia!, impregnas toda la atmosfera de sabor a besos. Besos
que llegan hasta mí. Que Caigo extasiado por tanta dulzura, en una alfombra delicada y suave:
tus manos, lecho maternal que hacen de la existencia un retoño primaveral que invita a volver
a nacer. Qué culpa tienes por ser aquel angelito de Dios que da vida.

Extasiado, empeñado en tus manos, miro sigilosamente tu movimiento apaciguado que da


ritmo a las olas, y tu piel da color a los corales del mar y la playa. A medida que caminas
dibujas un camino por el cual quiero andar mil veces. Es un camino construido de pétalos y
arcoíris. En él se divisan manantiales y fuentes que bañan las montañas, los ríos y los mares. Es
tu movimiento que junto a tu sonrisa sincronizan el tiempo, el día y la noche. Qué culpa tienes
por ser tiempo y espacio.

Siento remordimiento por la noche, que se siente abandonada; la luna decidió esconderse y las
estrellas decidieron cerrar sus ojos. Todas en complicidad con el sol, invadieron el día, por
mera curiosidad y por celos a ti. Saben que puedes quitarles la tranquilidad y la armonía cada
vez que brillas más que el sol y las estrellas juntas, o porque conviertes en romántico un día
lluvioso, o porque una noche fría y nublada la vuelves una noche cálida y clara con luna llena y
estrellas fugases: por esta razón, la luna y las estrellas no pueden estar afuera, en la noche
real, sino adentro, en el día, en este sueño. Qué culpa tienes por ser y dar armonía a la noche y
el día.

Despierto pensando en el vaivén de las olas, en los rayos del sol, en la complicidad de la luna,
en la paz del camino, en el canto de los pajaritos, en la dulzura de tus besos. Todo! pensando
en que mañana volverás.

11
: Escritos de media noche |


firmamento azulado con nubes blancas, bienaventurado a la entrada de un
bosque multicolor, que entre hojas y tallos verdes, aparecen enredados en el
ensueño, que construyes desde hace tres noches. El azul cielo produce
tranquilidad, sosiego. Me pregunto por qué, la respuesta está en aquella flor que coqueta
seduce mi mano y me indica hacia la derecha, me muestra una silueta, eres tú, sé quién eres,
pero no sé tu nombre ni de dónde vienes. Aún no te conozco.

Camino muy rápido por un callejón, quiero reconocerte. No basta con imágenes fijas y
sensaciones distantes. Huyes. Me invitas a seguirte, me guías hasta llegar a un mirador. Desde
allí miro, un valle adornado de alelís. Es tu perfume el que me abraza. Ya sé quién eres.
Recordé el aroma de tu pelo que a la distancia siempre huelo, sin que te des cuenta.

Estoy angustiado, con la mirada baja y perdida, como cuando me pierdo entre los libros. Un
instante. Un suspiro. Un pensamiento. Una caricia tibia y suave. Eso eres, mi doncella de
cabellos lisos. Comprendo que ahora te das cuenta que eres mi debilidad. Estoy rendido ante
tu mundo. Cómo no estarlo si estas en el aire que respiro, en las canciones que escucho, en las
noches de invierno, en los sueños, en los días y noches, en la playa, en el mar, en el viento, en
los jardines, en las calles, aquí. Cómo poder olvidarte y escapar de esos ojos callados que gritan
quiéreme.

Hoy, fuiste el farolito que ilumina la calle que más frecuento en las noches. Hoy tu luz me guió
por senderos diferentes, que me angustiaron porque no los conocía, a penas estoy conociendo
tu grandeza, diosa de oro, ninfa de ninfas, universo de universos.

El sueño de hoy fue confuso. Comprendí que era una estratagema para crear duda, para
hacerme agonizar, para ahondarme, para anegarme en tus caricias, tus deseos, tus
pensamientos. Usas la diferencia para que hable mi boca y para que mis palabras también se
entonen con las tuyas; pero cómo poder lograr eso, si mi voz es desatinada y no tiene rima,
cómo alcanzar esa armonía perfecta de tu ser, si es como un arpa celestial!

Me he vuelto mudo, Atónito, perplejo. Es por lo que tienes de especial. Mientras te contemplo,
me pierdo en el trayecto que me lleva al cielo. Cuando intento hablar, ya te has ido. Eres un
alucinógeno que embriaga antes de haberlo probado. Eres algo subliminal.

Damita encantadora. Me recuerdas al oasis que alguna vez encontré en el desierto, cuando
estuve a punto de morir de sed. Eres aquel granito de tierra que encontré mientras caminaba
agonizante en ese desierto. Eres aquel suspiro de oxigeno que me volvió a la vida cuando me
asfixiaba. Eres aquella nube en el cielo despejado. Eres la pintura en el mejor lienzo, del mejor
pintor y de la mejor inspiración. Más yo, tengo que despertar y resignarme a mirarte a la
distancia, tímido y callado (está noche volverás).

12
: Escritos de media noche |

oche no dormí. Te espere pacientemente, sentado frente a la ventana, miraba


como el cielo empezó a despejarse y cómo las estrellas salían una a una. Sería
mentira si te digo que las conté. De pronto, casi de última, salió la luna, radiante y
sonriente. Sabía que estabas conmigo. Sabía que cumplirías a este encuentro. Eras la luna, y las
estrellas tus cómplices. Estabas distante, pero te sentía cerca, tus rayos de luz penetraban mi
cuerpo. Sin darme cuenta, sentí una brisa fresca y suave que golpeó mis mejillas, eran tus
besos. Mire al árbol frutal (de mango) que esta frente a mi ventana, y observé como movía sus
ramas y hojas, se tambaleaba al vaivén de tu caminar, tu cuerpo, tu coquetería, tu sensualidad.
Para qué esperar dormido, si puedo esperarte, sentirte y soñarte despierto.

Esta noche es cálida como tu cuerpo y tus besos. Se siente un ambiente perfecto que invitan a
la perpetuidad. Apuesto todo a que hoy, en esta noche sedienta de tiempo, la naturaleza fue
cómplice de la distancia, porque te sentí cerca.

Miré a lo lejos, mientras me acariciabas, la aurora que anunciaba la madrugada. Era un éxtasis
sentir como la oscuridad se desvanecía con la luz de la mañana. Empezaste a diluirte como la
espuma de las olas. Entendí que debía acercarme otra vez a la distancia, contemplarte
mientras con tu mirada seria y tus palabras escondidas, intentaban hacerme rendir de
felicidad. Esta vez, reiré frente a ti. Haciéndote entender que he comprendido tus trucos de
traviesa.

Sé que todos te observarán mientras estas sentada, mientras sin darte cuenta, seduces a todos
lo que pasan cerca de ti. No puedo negarlo, siento celos, de esas miradas toscas que
desdibujan mi inspiración, que retocan y lastiman tu pelo, tu cuerpo, tus labios, tu mirada, tu
diferencia.

Hoy, jueves, te veré en el mismo lugar de siempre, allí, donde frecuentas la hermosura. Iré a
visitarte, con mente, cuerpo y palabras de niño. Iré más callado que ayer y todos los otros días,
con la diferencia que hoy, reiré porque sé que estuviste conmigo y porque tienes que
mostrarte como alguien indiferente a lo que sientes y a lo que sabes que siento por ti.

Sin embargo, no te olvides, del árbol de mango, que está frente a mi venta, a las estrellas que
te acompañaron, a la brisa que fueron tus labios y tus manos, y a la luna que te brindo las
mejores sonrisas del universo.

Aunque, sigo callado y mudo, seguiré consignando mis notas, que son partes pequeñas del
libro que empecé a escribir para ti. Son frases que el mundo ya conoce. Este sentimiento no
puede ser anónimo, el mundo que es mundo ya sabe todo, porque no los humanos que lo
habitan. Ellos también deben sentir envidia al saber que esto es producto de la inspiración que
tú provocas.

13
: Escritos de media noche |

, el sueño fue diferente. Tengo concentrada la mirada en el abanico que


incansablemente se esfuerza por brindarme aire. Es un abanico viejo, que
cuelga fijamente en la pared de esta tierra de cantores. Allí donde el vallenato
no es música sino historias profundas de amor, protesta y rebeldía social.

Estoy sentado, recordando como la inocencia de niña invadió tu ser. Tienes una mirada
asustada. Es como si el girar de las aspas distrajera tu atención e hiriera tu corazón. Te siento
intranquila. ¿Pero cómo puede pasar?, si has sido quien quita la calma y la tranquilidad a las
flores, al mar, al cielo, al día y la noche.

El abanico sigue girando y sus aspas sin compasión rompen el aire. Te recuerdo mientras en la
oscuridad caminas sensualmente por una calle. Te miro de reojo pero paso a toda prisa.
Ambos tenemos afán. Te pierdes en mi mente porque mis pensamientos están concentrados
en otra figura celestial, que aguarda mi llegada. Tus pasos son más lentos que los míos. Una
singularidad que nos hace diferentes.

Esta tierra tiene un aire un poco sofocante, apenas el aire exhausto del abanico llega hasta mis
mejillas, mis manos y mi cuerpo. Comprendo que ahora tus besos y tus caricias tienen menos
fuerza. Cantor de historias es a quien escucho muy cerca y tu vos no es otra cosa que un eco
difuso. La templanza del violeta ya no es la misma, como tampoco la pasión y la fuerza del
rojo, ni la tranquilidad del azul cielo. Perdiste la armonía y el señorío con el cual te conocí.

Vigilante, mirando de un lado para el otro, sin perderme de vista, el abanico no deja de estar
allí, como un testigo de tu soledad, tu angustia. De pronto, camino por unas calles, me buscas
y me tomas de la mano, llegas como cual ladrón, a quitarme lo que más guardo, mi corazón.
Me llevas al puente donde siempre he querido estar contigo para fotografiar la ciudad. Te sigo,
pero siento tu tristeza. Te acaricio las mejillas, te agarró el mentón y te beso en la frente. Hoy,
los pajaritos se sienten mal. Hoy, la historia en forma de música (de vallenato), entona una
melodía nostálgica.

Mis labios y mis besos son amargos, igual que los tuyos. Me abrazas. El único fresco en esta
noche es el que produce este abanico obsoleto que fielmente ha visto llorar al llanto. Es
tiempo de marcharme. Quiero despertar.

Te deseo mil noches felices, sin mí. Estas historias de vallenato, han visto hacia atrás, y mi
corazón ha entendido que es una locura este amor. Mis pasos son menos lentos, mi mirada es
miope, pero mis sueños y deseos se confunden con tu mirada enojada. Tu presencia quedo
atrás. Ahora, ya no estoy triste.

14
: Escritos de media noche |

conocí antes que nacieras. Esperaba tu llegada impacientemente. Eras mi deseo


desde muy joven. Desde que supe de ti, el mundo se me partió en dos. Empecé
hablar contigo, pero tú nunca me respondiste con palabras, sólo con movimientos
de manos, pies, piernas o cabeza. Algunas veces, ni siquiera eso. Recuerdo cuando te hablaba
con tono bajo, o cuando te acariciaba para que despertaras y rieras.

Con el tiempo, fui queriéndote más. Tú lo sabías. Empezaste a salir a los encuentros nocturnos
a los que te citaba. Fue la noche cómplice de tantas confidencias, que ni tu madre, que estaba
cerca, se enteró. Todo lo hacíamos en susurro. Hasta buscamos una canción que nos
identificará, es la que más te gusta, la que remplazo aquellas que te habían seleccionado de las
mejores colecciones. Hoy, es nuestro himno, nuestro símbolo y nuestra señal.

Una noche, me revelaste un secreto, anunciaste una noticia, ibas a brindarme la mejor
compañía del mundo. Me hiciste el hombre más feliz. Pero, te puse una condición, que esa
compañía no podía ser dependencia, debía ser libertad. Tú aceptaste.

Viajamos por diferentes lugares, menos en la tierra del pensamiento. Aún no era tiempo de
llegar a ese lugar, que hoy y para siempre, es tu hogar, tu familia, tu herencia. Es el campo
donde puedes caminar, correr, reír, llorar y compartir con toda la libertad. Allá está parte de tu
sangre y tu pasado. Haces parte de ese espacio y tiempo. No te olvides de ellos.

Pasaron varios meses y no podíamos conocernos. Planeamos nuestra primera cita, pero el
destino hizo que el día que llegabas, yo no estuviera. Te llamé y me contestó tu madre. Me dio
la buena nueva, habías llegado. Escuché un susurro de tu voz. Era hermoso. No pasaste al
teléfono. Me sentí triste. Las cuatro paredes del hotel se derrumban pensando en ti. Esa noche
no pude dormir. Al otro día, viaje para conocerte. No pude, sentí miedo. Tu presencia era
tomar un rumbo diferente. Tú, tu madre y tu familia esperaban ansiosos mi llegada. No fui.
Quería mi privacidad, como aquella que teníamos cuando hablábamos en las noches. Espere
unos días y una mañana fui a visitarte, era radiante, el cielo despejado con un azul eterno,
vivo. Eras una criatura encantadora. Por no demostrar debilidad lloré íntimamente. La voz se
me entrecorto. Te apreté toscamente mientras dormías.

Siempre quería tenerte en mis brazos. Con tu mirada picara y coqueta has robado la atención y
el cariño de los demás, especialmente de mis amigas. Te pareces a mí, te produce ansiedad la
multitud. Te encanta la tranquilidad y la paz. Algunas veces el silencio. Por eso tal vez, donde
hemos andado hemos buscado espacios con esas características. Cuando hemos dormido
hemos soñado juntos. Cuando hemos caminado siempre ha sido charlando y riéndonos de la
vida, criticando la rabia y el estrés.

Antes de los dos meses, te di las primeras gotas de sopa, fue sancocho de gallina, tuvimos que
irnos sin avisar a un restaurante lejos de la ciudad. Inexpertos salimos a pasear y te dio

15
: Escritos de media noche |

hambre. Nadie supo de eso. Será por eso que sé tus caprichos para comer. Sé que te encanta
comer mientras te paseas y te hablan, mientras haces otras cosas, menos estar en la mesa.

El tiempo que duro nuestro anonimato fue largo, pero ahora, comprendo que compartir
contigo mi vida ha sido lo más hermoso, porque has sido los detalles más bellos de mi vida.
Contigo encontré horizonte a mis sueños. Contigo, comprendí el verdadero amor, la verdadera
amistad y el verdadero sacrificio. Quisiera que fueras sólo para mí, pero ello sería romper
aquella condición que acordamos tiempo atrás, sería retenerte y truncar tus sueños, tu
inspiración, tu sabiduría, tus retos, tus pasos.

Sé que tuvimos que separarnos, un día, hablamos de eso, acordamos que éramos libres, pero
que no nos separaríamos jamás. Hoy, me tocó a mí, después te tocará a ti. Ese es el orden de la
vida. Ya no me extrañes, acuérdate de las promesas y los pactos que hicimos. No quiero saber
que estás triste y con la mirada gacha, porque me distrae y me quita energías. Tienes que
doblegar la debilidad y convertirla en fortaleza. Por ello, te impuse mi nombre, por eso te
llamas Pedro, porque eres el Hombre firme y fuerte como la roca, y Amaru porque eres el Dios
de la Sabiduría. Tu nombre desafía a tu destino y tu pasado porque combina una herencia
impuesta y otra heredada.

Tu padre.

16
: Escritos de media noche |

ntado en la silla que tengo en mi cuarto, me transporto hasta la avenida donde


todas las mañanas, te espero llegar. Algunas veces llegas vestida de colores vivos y
nuevos, otras, no se distinguen porque se confunden con tu piel. Siempre llegas a
prisa, con afán cual preocupación es llegar pronto a tu destino. Una vez llegas reposas
pacientemente y caminas lento, hasta que por impulsos, nuevamente aceleras.

Antes de llegar a la avenida, paso por la otra esquina en la que te miré caminar la noche
anterior, allí, donde las palabras se hacen universales y donde la voz se convierte en gritos de
susurros que se escuchan a la distancia. O donde muchas veces, la ingratitud se hace evidente
cuando disimulamos o pasamos indiferentes por ese espacio de declaración.

Es la esquina donde mis vecinas disimuladas producen vaivenes confortables y exquisitos. Es


donde los cabellos toman forma de olas que rosan las mejillas rosadas, mulatas, morenas y
extranjeras. Es donde las posturas del contenido de los lienzos se materializan en carne y
hueso. Es donde la inspiración es vida.

Pasando la calle, hay hojas verdes que caen tambaleantes de los frondosos y grandes árboles
de mango; son como gotas verdes que caen en las mañanas soleadas de esta tierra de calor
frio. Muchas veces, aquellas hojas, han caído en mis hombros, como señales de un recuerdo,
de un pensamiento que evoca el silencio como memoria y las palabras como acciones
congeladas. Que la timidez es silencio de ausencia callada y abnegada. Que el silencio es un
significado que transmite inviernos y veranos, cuando las palabras no pueden llegar porque
son interrumpidas por el viento o la tempestad.

Al doblar esa cuadra, paso por un bosque pequeño, combinado por la terca fauna que allí
habita. A mi derecha, entre rejas perdidas en medio de enredaderas, están aquellos tulipanes
amarillos que siempre sonríen, cada vez que me ven pasar. Siempre se hacen notar frescos y
radiantes, tienen el rocío de la noche y el frio calor que por pocos instantes gozan en la
madrugada. Desde ahí, miro la afanada avenida, donde tengo que esperarte.

Mientras te espero, siempre me arrimo a la baranda blanca que está frente al puesto donde
venden sorbitos de calor y bocadillos de miel. Observó el otro lado de la Avenida, que soporta
la dirección contraria en la que vienes. Es un surco que fija la polaridad de nuestras vidas y
nuestros destinos. Se te nota la juventud que ha soportado grandes cargas, sin olvidar las
tempestades y los rayos incandescentes que penetran tu piel.

En su centro, hay surcos de colores que se pierden con la aridez del verano. Esos surcos
demuestran como existen evasivas para evitar. Igual sucede cuando hay tormenta: mientras
afuera está lloviendo, desde la ventana se siente el abandono, cada vez que se contempla el
cielo y se nota que está llorando. Cuando llueve, las calles románticas no soportan el vacío que
produce la tempestad, los enamorados, en estos tiempos, huyen porque tiene miedo al amor.
Igual es tu mirada, que da evasivas cuando mueres de rabia porque el ambiente es tenso y
árido. Hasta las manos se te vuelven toscas.

17
: Escritos de media noche |

Muchas veces tengo que esperarte por mucho tiempo. Espero pacientemente sin desesperos.
En cualquier momento apareces en medio de los surcos de colores y las barandas blancas.
Paras y me invitas a ir contigo. No importa el calor sofocante que haga, siempre voy contigo,
pensando en que siempre me llevarás a donde quiero ir, completamente seguro porque eres
mi guía, mi única salida y mi pretexto para deambular por las calles de esta romántica ciudad.

18
: Escritos de media noche |

los escalones al cielo, se mira un desfile de colores en pieles blancas, mulatas,


morenas y extranjeras. Hay rojos, negros, azules, amarillos, fucsias, verdes, naranjas,
azules y rosados en flores, corazones y círculos.

Estar en los escalones es sentir vacios que producen sensaciones de mariposas en el estomago.
Cada vez que se sube un escalón, se mira pasar princesas multicolores que muy coquetas se
dejan llevar por el viento y la velocidad de los soplidos de piropos enamorados.

Los escalones tienen una baranda suave, se mueve en dirección al cielo. Termina donde el
último escalón desaparece entre dientes de marfil y sosiego. Los pasos se hacen evidentes una
vez termina este trance amoroso. En la cima, hay un jardín de doncellas que van y vienen
dejando su perfume en la atmosfera de quienes esperan en las bancas de madera. Es un
ambiente embriagador que conforta el olfato y la mirada.

Aquí adentro, es un día de sol y despejado. Afuera, es un día triste y lluvioso. Los extintos
enamorados ya no disfrutan de la lluvia, no hacen de ese fenómeno un espacio romántico y
amoroso en el cual se cruzan las manos y se corre por los charcos que las gotas del cielo crean
en el pavimento.

De nada sirve la fuente de clamor que evoca al romance y la esperanza. Ahora, los
enamorados, corren despavoridos a refugiarse en los techos fríos y ásperos de las
construcciones posmodernas. Desde este mirador se los observa como gorriones atrapados y
desprotegidos por sus padres.

Regresando la mirada al jardín, hay dos callejones, ambos con entradas diferentes. Uno lleva a
los placeres del gusto. Allí se inventan y solicitan ensueños utópicos. Son historias fingidas que
se construyen en salones grandes y oscuros. Hay pantallas multicolores que inspiran
sensaciones de suspenso, intriga, amor, drama, fantasía y sonrisa. Muchas veces, la
inmensidad produce ansiedad y sofoco. Otras, los gorriones se abrazan e irradian sentimientos
químicos que los une por instantes eternos.

El otro callejón, que está a la izquierda, tiene una puerta grande, donde se plasma un nombre
tropical que hace alusión a las sensaciones y gustos del campo y el mar; por él caminan
aquellas flores que miran de reojo a su alrededor, invitando a seguirles la mirada hasta que
desaparecen entre capullos, hojas y tallos sensuales de las otras flores que conforman el
jardín.

En el salón de la izquierda se mezclan los sabores y olores de todas las flores sumados a los
aromas que desprenden las lociones del pino, el carbón y el calor que nace de llamas rojas y
azules. Los placeres dulces y salados son atendidos por reinas vestidas de blanco que con vos
de ángeles cautivan los gustos de quienes las visitan.

Antes de la bifurcación, de ambos callejones, se inmortalizan paredes transparentes que


ofrecen delgadas figuras que simulan siluetas de girasoles. Todas las que pasan por este
zaguán, concentran la mirada en estas urnas de cristal que sin querer crean necesidades de

19
: Escritos de media noche |

combinar la vanidad con el perfume, los colores y la piel. Se trata de hacer más visible la luz de
aquellos ojos, que hacen parte de ese cuerpo blanco y suave que por instantes se detiene y se
exhibe ante nuestros ojos, que desde la banca no parpadean por estar concentrados en
aquella sombra ondula que proviene de su silueta.

Me levanto y decido bajar por estos escalones plateados que una vez más transportan flores y
aromas. Nuevamente, se entiende la polaridad entre el ir y el venir. Es una polaridad que hace
posible la existencia y la complementariedad, pero que a la vez, demuestra los destinos
bifurcados que nos unen y nos separan. Todos llevamos un rumbo distinto y lleno de callejones
que al final pueden o no tener entradas o salidas grandes.

Esa diferencia también se refiere a la discordancia que producen los colores blancos, mulatos,
morenos y extranjeros. Una agonía que termina combinándose con el valor de los corazones y
los impulsos terrenales de las personas, dejando a un lado los placeres que los sentidos de
Cupido piden se consuman con un beso, una caricia, un rose, una fragancia o un te quiero.

Al final, cuando termino de bajar, a los pies de los escalones, se mira como se cruzan las
direcciones y las miradas. Los enfoques son diferentes porque las alturas hacen que entre unos
y otros, se materialicen concepciones de pensamientos omnipresentes y conscientes en cada
bulto de vida. Es el valor que se le da a las sensaciones que producen los impulsos cardiacos
del corazón. Todo esto porque, ahora, el amor vale 40, 50, 100 o más barras de sudor.

20
: Escritos de media noche |

entras escribes, y revisas cautelosamente tus libros y apuntes, miro como la simetría
de tus cabellos oscuros se recoge en un capullo amarillo que simboliza un girasol.
Está a un lado de tu pensamiento. Allí reposa la majestuosidad del perfume a
ternura y fragilidad. Se combina con el rosado de tus ropas que contrastan con tu piel clara y
tropical que choca con el viento ligero que entra por la puerta y la ventana.

Afuera esta la luna encendida como una vela fluorescente, hasta la mitad de la sala se mira su
sombra de aquella luz clara azulada que invita a inmortalizar tus movimientos y tu mirada
concentrada en palabras y lenguajes extraños.

Lo tropical en estas playas exóticas ha hecho presencia en esta madrugada. Maravillosa la luz
que tu nombre provoca a los frutales de los verdes amarillos que presencian tu sonrisa
escondida. Tu movimiento de labios demuestra lo incontrastable que puede ser una
comparación con los almíbares que las cerezas producen en los labios de quienes te observan.
Contar esta mañana con tu presencia es la base de la felicidad de este día.

Frágiles manos que en extensiones de yemas deben deslizarse con los toscos sólidos de un
fondo oscuro. Más la dicha de tu rapidez gráfica permite aspirar ese deseo de tener esos
afectos en las sienes. Disculpa si voy lejos y me concedo atributos que ofenden las intenciones
nobles de tu ánimo.

Juro que mi ambición no es ofensa de pretensiones malévolas, sólo son ruegos de inspiración
inmortalizados en pedazos de frases que la noche y el insomnio dejan como misiva para
transmitir devoción ante lo magno. Juro que mis párrafos no están manchados con
sentimientos artificiosos de indignación.

Mi único anhelo es agradar tu atención con recados obvios. Disculpa la codicia de aferrarme en
tu beldad exaltada en toda esta habitación. Sería una infamia interrumpir tu concentración con
mi boca.

El reflejo de tus ojos invita a la miopía a prestar una atención de reojo a tu movimiento y tu
piel. Así como a tu seriedad cautivante que perfila de un modo diferente tu rostro. Es un
estado que hace tambalear las metáforas. Esa singularidad pone en crisis a las estrofas de
poemas y la inspiración de poetas. Sin embargo, tú puedes juzgar estas declaraciones con tu
opinión.

Mi receta de escribano no se detiene en su extensión porque, la enfermedad es causa de la


fragancia que, mi olfato tratándote de encontrar se embriaga con la brisa que produces desde
el frente. Mis parpados cómplices del ensueño se cierran para imaginar un jardín perfumado
que invita al exilio terrenal; pues se percibe que ahí, la vida nunca termina.

Tu voz silenciosa es tono agudo de los tímpanos que entre hojas exóticas se mezcla con los
sonidos del canto de la luna. Van sigilosos por cabellos y tiempos detenidos que afanosos
buscan tu sonrisa. Ocultas las salidas para encontrar la infelicidad.

21
: Escritos de media noche |

Agonizante encanto nocturno que produce la sombra de la luna, que entre cortinas de telares
de la tierra se filtra. Reflejo de inspiración que llega hasta mis manos e impulsa condensar
estos pensamientos. Abandonas el recinto con un susurro y dejas sin lectura a las palabras
tímidas de la mañana.

22
: Escritos de media noche |

te miré al caer la noche. Eras el carrusel dorado de playas y tesoros, en medio


de los tres árboles frutales que son tus guardianes. La primera vez que te miré
girabas a los compas de cantos rituales. Estabas distraída y concentrada en las
sonrisas de niños traviesos. Creabas círculos galopantes que transportaban angelitos de un
lado a otro.
Pase mirando esa felicidad. Regresé luego de un instante. Habías inundado las calles del barrio.
El derroche de la felicidad se conjugo con delirios de la lluvia romántica que iluminada por
luces cálidas, simulaban piscinas multicolores de formas convexas. La fuente que está frente a
ti, irradiaba con afán el derroche de la vida, la alegría de estar feliz. Estabas iluminada como un
monumento glorioso.
Era el instante para caminar y brindar por la gloria de la fantasía y la realidad. Brindé por ese
momento eterno que se impregno de manera indeleble en mis pupilas. Comprendí que esta
vida contigo es aquel carrusel de movimientos finos. De aquellos espejos tranparentes
adornados por oro y plata.
Sonrisas intercambiadas entre la inocencia. Ese es el verdadero cariño, el verdadero amor. La
lluvia es para el amor, no para los enamorados. Mojado de tal placer se fue el calor. Me uní a la
ronda infantil de la inmensa plaza que equipara sombras, descansos y aromas a café. Mundos
diferentes que hoy, se viven afuera y se limitan adentro. Este mundo es para los dos.
Sensación de virtudes las que produce mirar al infinito cuando gotas frescas caen en el rostro.
Bondad grata que eleva ideales de músicas de pureza. Ciclos naturales que provienen del mar.
Ambiciones de reinos y tronos vivientes en espacios espontáneos. Tesoros pretenciosos por
piratas oceánicos, en riachuelos terrestres.
Espadas libertadoras en géneros humanos. Clemencia y unión entrelazados en sentimientos de
candor. Alegoría mañanera cómplice de felicidad. Errores pagados que buscan la verdad.
Borradores que limpian el pasado. Lluvia que enjabona pétalos y jardines. Gotas húmedas que
germinan alegría: es lo que fuiste hoy.
Velocidades odiosas del tiempo que hacen de los momentos únicos espacios cortos. Sólo
quedan estelas de tu presencia dibujadas en aureolas que se evaporan con el calor. El
firmamento me pregunta, abrazándome con la oscuridad, cuánto te quiero, temblando la voz
le respondo que tus sonrisas iluminan toda la ciudad, que tus gotas humedecen los corazones,
que las violetas, tulipanes y alelíes adornan senderos de libertad. Como ocultar lo obvio.
Concluyo diciendo que:
Quisiera saber que dicen tus ojos cuando fijen su mirada en la mía. Quisiera ser un niño con
aquel corazón de poeta para tener más frases, más palabras, otro alfabeto. Quisiera tener el
derecho para rondar tus sueños, para robarte tus besos, para quedarme con tu corazón.
Quisiera tener el derecho del derecho para hacerte temblar cada vez que me acerco y te hablo.

23
: Escritos de media noche |

piración de otoño que mira germinar la primavera. Rosado de ternura celestial.


Silencio de lamentos que reclama tu ser.

Oh rosado hermoso de ternura. Tu pelo es más que prueba de este amor. Este
amor es una ilusión. Entiende que no hay árboles, hay ilusione y sueños, hay sonrisas. Hay
vaivenes de lo recorrido. Las fragancias se han perdido en la espera en medio de la paciencia.
El ser nace otra vez. Representación del corazón entre climas complacientes. Mar de ilusiones.
Lugar que fija el destino de este presente que es un te amo.

Entre multitudes del pueblo, que reclaman libertad, heroína de pasión y de gusto, estás
presente como la vida y como señorío de eternidad. El pueblo reclama libertad y tus palabras
reclaman honradez. Todos, incluyendo el amor Cupido reclaman amor. Es el pensamiento vivo
de esta inspiración. Eres la política viva del amanecer. Sonrisa seria del amanecer. Suspiro del
te quiero. Más las notas alegóricas de tu seguridad es la seguridad incierta de este amor.

El tiempo te da igual. Es tu tiempo, tu imagen, tu delirio, más no eres la espina de la rosa. Los
suspiros son un gemido de un te amo que mil veces en la habitación se representan. El tiempo
es el que utiliza el rosado como escudo, el azul como espada y el negro como venganza.

No he de ser indiferente a la inspiración que provocas. Eres mujer que provoca el amor e
invades la capacidad femenina de madre. Princesa hermosa desconocida, reina del corazón.
Eres la doncella predecible de almibares y aromas inconfundibles con la razón y la confusión.

Hoy inicia este final que llora como un sueño y termina antes de ser lo que él sintió. Hoy
confieso que los colores son mercancía cuando se les da valor. Blanco feliz de tranquilidad,
rojo cómplice de besos y pasiones, negro luto de amor. Espejo que distorsionas la realidad
porque presencias sueños del anochecer. Infinita alegría de tu sonrisa, niña de encantos: eres
mi destino.

Exige mi cariño para reclamar mi espera. Pero no vuelvas reclamando mi presente, reclama mi
pasado, que se diluye entre nubes y vientos. Entiende que el presente no es presente ni futuro
sino ocasión del amor. El frio es señal de versos apaciguadores de amistad: nada más. A pesar
que grites ganas de amor y seguir amando, la noche te dará las buenas noches, más no mi
corazón.

Ayer, descubrieron las fronteras y las caricias de los recuerdos que anhelaban quedarse. Como
vil cobarde, escondí mi memoria y la deja al otro lado de la frontera. La luna, las estrellas, el sol
y la realidad brotaron lágrimas de nostalgia. Ahora tiendo a ser un obligado fugitivo que
mezcla los planetas y la ansiedad.

Sus sentimientos se ven caminar con permisos de visas exigidas en la nacionalidad. Es la


prudencia del fracaso. Más el rey de los cielos te concedió permisos para caminar y amar.
Mujer de mirada seria con sonrisa vanidosa. Desconocida para mis ojos, conocida por mis
oídos, cercana para mi sangre. Viste con ese rosado, ese azul y combínalo con el blanco para
que glorifiques la ternura y la fragilidad de niña.

24
: Escritos de media noche |

Estoy en la vereda que lo añora como hijo,


más no como extranjero.
árboles que sembré con la niñez.
pastizales donde los paracaídas florecen en toda la planicie y la cima.

Estoy en la vereda verde que tiene un azul en su cabeza.


Nubes blancas como adornos del cielo.
Bosque pequeño de pinos escondite para mirar tras las ramas.
Lágrimas de mar que no niega el dolor de no volver.

Casa vieja que guardas edificaciones nuevas.


Casa de hollín que contemplas la sabiduría de los años.
Soberado de varas que soportas alimento de generaciones.
Patio viejo testigo de pasos grandes y pequeños.

Techo de tierra protector de la lluvia, el frio y la noche


Molino de harina que reposas en la sombra.
Suelo fértil que guardas la ceniza y la carne.
Piso de tierra que transmites energía a la morada.

Galpones grandes que sirven para criar pequeñas ilusiones.


Árbol de frutos rojos y amarillos que sales cada año.
Yerbamora que calma el dolor en la cara.
Pistola que desde tu cima se mira la vereda.

Puente que conecta herencias y caminos ajenos.


Escalones de tierra que cuentan los pasos.
Senderos que guían al ceno de la casa.
Rejas de Marco. Esta es mi vereda.

25
: Escritos de media noche |

servo tu mirada concentrada en tu trabajo. Ansío que respondas a la mía para sentir
el frenesí del brillo callado del color de tus ojos, que gesta el fervor de mis ansias.
Sentados los dos, en medio de una multitud que angustia. El cuello grita la firmeza
que tiene.

Te observo por varios minutos. No te das cuenta. Cuanta emoción y gratitud es mirarte en el
silencio de la muchedumbre. Siento emoción de gratitud al mirar tu paisaje. Estoy concentrado
en tus labios y tu boca. Tu boca por instantes une los labios y forma corazones de labios y los
detiene por eternidades. Tu boca hace gestos singulares, que mientras sostienen esos
corazones, los tambales en un vaivén de izquierda a derecha. Quiero un beso de esos.

Tus manos desplazan como plumas suaves a tus cabellos que sin querer ocultan tu rostro.
Deslizas tus manos y ubicas tu pelo en el oído, invitándome a no perderte de vista. Pienso en
que trataré de ser el mejor ladrón para robarme la mejor parte de un mundo. Hoy tomaré la
esperanza como una predicción.

Gran arquitecto y perfeccionista; Dios en la creación hizo maravillas caprichosas; Paraísos


encima del mar; Gaviotas para las playas y el océano; Pero se dedico en una creación en
especial; Niña del bosque donde edifico la arquitectura blanca con enredaderas colgantes;
Brisa de los riachuelos del jardín que armoniza los vitrales y las ventanas grandes, que dan
paso a la mirada de la sombra en el sol. Aroma del océano, arena y vegetación: antes que salga
de esta estancia, te dejo mis notas para que se conviertan en benevolencias.

No quisiera salir de este recinto que calma mi cuerpo. No quiero que tu imagen sea una
ausencia. Por un instante, descuida la mirada y mírame a los ojos para que sepas que te estoy
queriendo. Permítele a la bondad ser el mejor color que adorne el sol. Pero, mírame así, con
aquella mirada callada llena de vida. Grítame con ese silencio. Enfádate con ese genio.
Deslízate con tu caminar y realza tu silueta: haz todo eso para que pueda salir y para que mi
mente siga ocupada pensando en ti, y no te olvide.

Te reto a que dejes este lugar, mi damisela hermosa, para poder confesarte lo obvio; así,
intentaré robarte la atención, la mirada, tus besos, tu pensamiento. La multitud puede
descubrir el encanto que tengo guardado. Permíteme ser fugitivo de la triste ansiedad. Mi
confesión hará que en tus manos se deposite la fe pérdida.

Permíteme que este río sin cause llegue hasta tu mar. Deja que mis pasos te sigan y que mi
caminar recorra tu playa. Permite que la realidad detenga el tiempo para que aprendamos
juntos a soñar. Deja que mis dibujos de corazones, universos y paraísos sean tuyos. No hagas
que esa falta y esos besos eviten me enamore más.

26
: Escritos de media noche |

metí no escribir con frecuencia para evitar desvelarme. Prometí escribir


notas a mano, aunque mi letra no sea legible. Prometí escribir al género
pero sin destinataria específica. Prometí publicar mis escritos para que sean
leídos. Esas promesas no tendrán validez en esta ocasión, porque me desvelé, no escribí a
mano, tengo destinataria específica y no publicaré este escrito porque es para ti:

Ruidos de niños que juegan con libertad frente a mi ventana. Noche clara que con luz de luna
ilumina las calles y los rostros infantiles. Ambiente predilecto que se mezcla en mi mente con
tu imagen. Es menester relatar con pluma posmoderna pensamientos nuevos que reclaman
inmortalidad. Son recuerdos de la mañana que impregnan la razón, los sentimientos y el
corazón.

Fui a buscarte en la mañana, tuve que disimular que no te buscaba. Pensé no vendrías. Espere
toda la mañana. Desde el recinto del saber alzaba la mirada constantemente para percatarme
si llegabas. Era como un espía que desde un escondite te vigilaba.

Cabellos radiantes del sol que reposan en tus hombros y tu espalda. Sonrisa que activa los
nervios y hace temblar. Intelecto que pone en crisis los fundamentos. Conversación que
encanta los oídos. Manos que no se conforman con un simple rose: exigen un apretón eterno y
tibio.

Como un impulso en el corazón, deje mis primeras cinco líneas y decidí esperarte nuevamente;
esta vez, desde un lugar en el cual me puedas ver. Miraba el pasillo por donde debías entrar.
Concentrado en mis pretensiones apareciste frente a mí. Con aquella mirada cautivadora y
brillante. Quedé perplejo, mudo. Sólo respondí a tu saludo y pasaste lentamente.

Labios que hacen tocar el cielo y hacen disfrutar del almíbar. Más el chocolate es muestra de la
excusa para mirarte y hablarte. Preguntas que cuestionan la seguridad. Comparaciones que
cambian el pensamiento. Senderos de caminantes enamorados en una ciudad extraña. Islas
románticas en amores solitarios. Caminos difíciles que buscan palabras para encontrar sálidas.
Recintos invadidos por ojos y oídos que hacen inciertas las palabras. Intrusos que espían tras
las puertas.

Sin poder concentrarme, fui a buscarte, esperaba encontrarte sola, pero no fue posible. Pase
frente a todos lo que estaban afuera de tu estancia. Pase inmediatamente a verte. Estabas allí,
sentada, concentrada en tus cosas, en tus obligaciones. Que complaciente saber de ti, tenerte
cerca, hablar contigo. Es un encanto. Tenía el corazón palpitando descontroladamente.

Destino que promete andanzas inciertas. Murallas unidas entre el sol, la playa, el mar y una
buena compañía. Soledad con recompensas de jardines y realidades cortas. Luz que alumbra el
horizonte del océano que contiene piedras calizas, donde se entrelazan cielo, sol y mar.

Cielo que exige besar tus manos y tus labios para detener el mundo. Huellas de vidas distintas,
símbolo de memorias presentes que invitan a que suceda una vez más. Recuerdo de instantes
llenos de encanto. Manos caricia, labios y sonrisa que producen debilidad.

27
: Escritos de media noche |

Allí contigo, mis nerviosos asfixiaban mis palabras. No sabía que decir. Pero estaba contigo,
contemplándote. Queriendo permanecer buscando pretextos para no salir. Me concentré tanto
en lo que decías y en cómo me mirabas que perdí la noción del tiempo. Estaba en las nubes. Por
ese instante me fui de la realidad. Me sentí dichoso cuando pude sentir tu mano, sentí un calor
con fuerza que inspiraba abrazarte.

Momentos que inspiran reunir detalles hermosos, para nunca olvidarte. Realidades cercanas
que necesitan ser vividas junto a ti. Cruce de manos en arcos de corazones por caminos
históricos de la bahía. Intercambio de palabras y pensamientos que recuperan y construyen un
nuevo amor.

Niño con juguete nuevo. Mirada que vive un jardín complemente exótico y enamorado.
Tiempo que cruza sin permisos, con excusa tu sonrisa. Ojos cerrados que imaginan que mis
labios son los únicos que besan tu boca. Fervor adormecido que despierta la amnistía del
olvido. Sendas confortables de un nuevo amanecer.

Conformidad de sueños en amores imposibles. Resignación de delirios en noches eternas.


Vientos y brisas de angustia. Anhelos e ilusiones singulares de esperanzas de muchacho tonto.
Huellas que indican tu playa.

El chocolate es un cariño prohibido.

Ladronzuela de corazones que sin razones invades y cautivas las miradas. Ternura que calma la
soledad y la tristeza. Locura de pretensiones que sienten suyo tu corazón.

28
: Escritos de media noche |

eña mía de mis pensamientos y mi memoria:

El tiempo es cómplice por el tiempo, la contemplación por la hermosura, los


besos por la dulzura, la mirada por la ternura y la perplejidad por el asombro.
Abnegación que produce perderse en espacios terrenales que son suyos.
Fascinante estrategia la de sus labios para insistir otra vez.

El chocolate es un pretexto. Ha sido la artimaña para saber respuestas a preguntas. Hoy no la


busqué. Sabía que estaba allí. No quería ir. Pensé estaría ocupada y mi presencia desordenaría
su concentración. Dudaba en ir, hasta que por fin decidí visitarla, planeé permanecer sólo un
instante. Asomé la mirada y la observé muy ocupada. Entré y me quedé mirando el atardecer y
el anochecer.

El tiempo y el reloj son ataduras. Ocupaciones que apremian y exigen mucha atención.
Ocupaciones que hacen del reloj algo descompasado para atender toscas palabras y
desordenar la concentración. Complacencia de contemplarla. Eternidad del cielo para paralizar
los movimientos del cuerpo cuando la mirada se concentra en movimientos suaves y tiernos.

Pregunté disimuladamente, preferencias particulares. Compré un paquete que guarde en mi


bolso. Tenía planeado entregárselo una vez hubiera llegado, pero la mirada desconocida evito
esta acción. Había dos paquetes, uno de color verde y otro de color anaranjado, de tipo color
tierra. Escogí el segundo. Equivocación, tal vez, la mía.

Investigador espía de gustos ajenos. Buscador de aprobaciones, sonrisas, complacencias y


anhelos. Palabras que aparecen en la mente, mientras la imaginación recorre su imagen. Las
manos reclaman su presencia en la ausencia distante. Un nuevo brillo reina en los días.
Atardeceres rojos naranja que se diluyen en la caprichosa noche, mientras el sol se oculta para
dar pasó a la luna. Un nuevo devoto del corazón trepa en los balcones de los edificios que son
miradores hacia el mar.

Permanecí por varias horas. Nuevamente permanecí perplejo mientras mis ojos gozaban de su
presencia. Contento de felicidad por tantas flores, en un mismo jardín que es ud. El hambre y el
frio desaparecieron. La perfección del género existe. Al menos, ese día lo comprobé.

Presencia que irradia y conjuga páginas de frases agradables que llenan los corazones y
robustecen de sensaciones infinitas a emociones placenteras y duraderas. Motivación para
adorar el cuerpo con abrazos y millones de besos, bajo la tenue luz del sol y la fuerza de lo
nocturno.

Perfección prueba de fuerza de dibujos de deseos que hacen del corazón fuego. Deseos de
decisiones y corazones ciegos que son ojos de bruma en la amistad. Besos que primero están
en los labios y luego en el corazón. Felicidad que sólo está en su presencia: la felicidad se hizo
para ud.

29
: Escritos de media noche |

La estancia con ud. Es algo magnifico, mientras intentaba organizar lo encomendado –creo que
no lo hice bien- estaba concentrado más en ud., mirando la agilidad, la cordura, la
responsabilidad, la belleza, la ternura y la fragancia conjugadas en una sola. Fue encantador
sentir las palabras de su boca en mis oídos. Así como disfrutar pasear por las distancias cortas
de aquellas calles románticas y encantadoras del barrio. Fascinación fortuita de su compañía.
Tristeza encantadora porque esos deberían ser paseos de los enamorados. Pienso que la
diferencia entre amistad y amor son grandes: amistad es símbolo de acciones sin interés,
mientras que el amor es símbolo de acciones con interés. Lo ideal sería combinarlas para
construir paraísos eternos o destinos de loterías conquistadas.

Noche tibia llena de árboles, senderos oscuros y jardines de luces que cuelgan mensajes
románticos pero tímidos. Parque desconocido lleno de sueños y cómplice de besos y te
quieros. Noche suya que roba su silueta cuando avanza entre ramas. Mirada tímida que voltea
hacia atrás para detenerse en el arco iris que hasta esa hora permanece en el firmamento.

Cuando se unen corazón, mente y cuerpo, se empieza a construir castillos de arena, otras
veces, historias sublimes, donde lo simple es complejo. Fue un día-noche muy bonito.

Fin de la hipnosis vespertina y nocturna que desaparece cuando se pierde su voz. Desde la
despedida, inmóvil, perplejo. Los labios buscaban los suyos, los brazos su abrigo. Las manos su
mentón. Los ojos la oscuridad multicolor. Las palabras el silencio. Nostalgia siniestra cuando su
imagen perpetua se queda a pesar que la presencia no está en carne y hueso. La mirada ahora
es esclava de una interrogación. Ahora la idolatría está abnegada a la imagen de la humidad:

Instantes que fijan propósitos ritualizados para la telepatía emocional. Invitación decorosa
para que se convierta a mis pensamientos y los míos en suyos. Es una exigencia ahogar mis
ilusiones cerca del perfume de su cuerpo. Es obligación escribir palabras pequeñas en hojas de
cartas grandes. Es un deber tratar con cuidado las cosas finas y dar caricias con pétalos dóciles
a sus manos, sus mejillas, su pelo. Pero es un sufrimiento eterno saber que la distancia hace
que esas caricias y esos pétalos no cumplan su cometido, pues han sido remplazadas desde
hace tiempo.

Calles que son separadores entre vidas diferentes. Más un salto une los sueños y destinos de
aquellos ensueños distantes y diferentes. Más las luces de las grandes y pequeñas cajas de
hormigón festejan un caminar lento. Avenidas llenas de destinos. Callejones cortos y angostos
que entre pasadizos conducen a lugares remotos a la felicidad. Los parques son símbolo de
amores y futuros presentes lejanos. En ellos es donde el usted es también tú.

30
: Escritos de media noche |

sol no era redondo sino un ojo colgado en un lienzo gris. Tampoco el sol cubría el mar
con sus rayos amarillos anaranjados, sólo formaba un callejón con orillas fundidas.
Tampoco el mar era eterno y tranquilo, el mar asumía un estado embravecido
empujando bruscamente la bruma, la sal y el agua en las apacibles playas y las firmes y quietas
piedras.

La playa en su paciencia soportaba los empujones furiosos del mar: entendí que la playa y el
mar aunque cálidos y tropicales, también sufren penas como la luna. Entre más cae la tarde,
más violentas se vuelven las aguas. Más dolor siente la orilla. Cuando cae la noche, los
enamorados se van. Sólo quedan unos pocos. La playa queda sola y suspira junto a la noche,
esperando a la mañana para que aparezca el sol. Así como espero que amanezca para poder
verte.

Más desde la orilla no se escuchan las olas, sino un rugir que rompe el silencio. Si hay voces
sólo son rugidos. Especialmente de esa esquina desapercibida por los de aquí y los de allá,
desde donde escribí, es una esquina cualquiera más no lo que se puede observar mientras se
permanece en ella.

El ojo del sol era el asombro de la vida, el espía de la moral y el juez de la libertad. Sus rayos
son el camino de la vida. Dime ¿por qué ayer sólo había un callejón? ¿Por qué huíamos?

Acciones lentas y tímidas. Pensamientos que probaron tu miel. Pensamientos eternos que se
concentraron en tus ojos y que fijos en tu boca pedían a gritos tus labios. Más mi cuerpo
estaba quieto, temblando como muriendo del frio: necesitaba tu calor, y por adivinanza le
regalaste un abrazo.

Los nervios no eran míos, eran tuyos. Mi cuerpo temblaba y tu mente se desconcentraba. Faltó
la luna, la brisa, la noche y la playa por donde en máquinas de movimientos paseamos por
largo tiempo. El tiempo carcomía los deseos. Más los pasos por la historia permitieron
comprender que fue un buen momento y un buen lugar. No importa cómo haya estado
decorado. Hoy comprendo porque no robé o exigí mi beso (Ese beso lo conseguiré y te lo daré
cuando más nervioso esté y cuando más callado me sientas, cuando pase de los pensamientos
a la acción. Seré paciente. El beso tendrá que ser algo especial: algo que recordemos. Algo que
invite a seguir besándote).

Secretos contados con palabras ágiles y melancólicas; recuerdos de decisiones presentes.


Embrújame y hazme el mejor hechizo de amor, no tengo amuletos contra ello. Adivíname las
líneas de las manos y fíjate que dice mi destino, asegúrate de cuántas mentiras y verdades
tengo. Haz el mejor conjuro para que me regales mil y miles de noches como la de ayer, pero
no te olvides que ese hechizo también debe congelar el tiempo.

Como enamorados perdidos haciendo planes para huir. El tiempo avanzaba a pasos grandes.
Las horas eran minutos. ¿Por qué huir? ¿Por qué escondernos? Hasta el polvo aprovecha la
huida y atrapa los ojos. Hasta los ojos se confunden en las intenciones escurridizas. ¿Huir para
dónde? ¿Para qué? ¿Acaso hemos hecho algo malo? El amor o la amistad no son pecados, si
así fuera, que sea Dios quien lo diga y quien nos juzgue.

Pretensiones inmorales que son terrenales. Amores y pasiones de emperadores y libertadores.


Aguas mansas bajo cielos despejados, aguas turbias y agresivas bajo luceros en el cielo. Rayos

31
: Escritos de media noche |

de luz en la soledad. Mirada que busca en las noches timbres de voces y verdes de todos los
colores. Callejones con orillas difusas que llevan al sol. Cabellos amarillos símbolos de vidas en
la tierra. Arena y granos de ilusiones en la playa. Esquinas de espera e inspiración.
Pensamientos únicos que no te dejan en paz. Noches con anhelos de abrazos. Mañanas tibias
pero frías, sin presencias vivas. Deseos y acciones infantiles en mentes de grandes.

32
: Escritos de media noche |

segundo chocolate tuvo un fin específico. La razón es tuya. Los otros chocolates en
ese lugar fueron pretexto para darte el tuyo, porque en esos otros están los ojos y los
oídos del centro. El segundo chocolate, tuvo combinado ese amor y esa amistad de la
cual hablo. Afirmaciones que rompen ilusiones pero producen tranquilidad. Retos como
metas; más no tienen el interés que ronda en tu cabeza. Tú no eres un reto, eres mi
inspiración, universo, sol y luna: mi mujer idílica.

Noches fantásticas en senderos modernos a la orilla de bahías tranquilas. Brisas frías que
refrescan el cuerpo. Manos frías y vacías de calor. Fuertes históricos y pesados reposan encima
de aguas. Faros lejanos que indican pausas y destinos encontrados. Fobias consecuencias de
retos sin cumplir. Ojos brillantes ocultos por la inocencia de niña.

Noche culpable de abrazos largos, que permiten sentir tu calor y tu olor. Tus cabellos son
cosquilleos en mis ojos y mi cara. Aires pesados que pulsan el espíritu. Tu mano atrapa y quita
el miedo. Monumento de historia y sufrimiento, hoy eres inspirador de felicidad, la cual no
sólo es un estado sino también un deber.

Miedo, estrategia para conocer mi silencio, es astucia de mis palabras y mis gestos. Miedo y
silencio son inseguridad pero producen la seguridad que hoy tengo. La inseguridad es
seguridad. Proposiciones con respuestas. Acciones sin obligaciones. Paraísos mil veces contigo.
Todo lo feo lo conviertes en bonito, lo malo en bueno, lo frio en cálido, lo amargo en dulce.
Hasta es complaciente esperarte.

Beso esquivo; pero mis labios sintieron los tuyos: son tibios, dulces como lo imaginé. Que mis
escritos se pierdan en el mar pero compláceme con un beso. Volveré a escribir de nuevo. Que
sea un beso robado, que no me dé cuenta. Pero ten cuidado que no muera de felicidad y tanta
miel. Si caigo, extiéndeme tus brazos y hazme sentir el reposo de niño.

Lo complicado será quererte y no poder tenerte. A penas me doy cuenta que tengo un corazón
necio. Ahora, se empeña en vivir sólo para ti y cuando le faltas tú, es como aquel poema que
es abandonado en la mitad de su lectura. Te prometo que aunque se encuentre lejos y busque
otro amor, no te olvidará. La culpa la tienen tus manos, tus abrazos, tu verde de todos los
colores, tu caminar, tu inteligencia, tu altivez, tus besos esquivos y tu miel.

Hay tantas cosas por contar, tantas por compartir y vivir. Soy intruso de vidas hechas. Más mis
sentimientos son chocolates, dibujos y escritos nuevos que tienen intensiones fijas. Ahora
puedes confirmar lo que la intuición dice. Recuerda que hoy, mientras escribo, me siento solo.
Es una soledad espiada por un abanico estruendoso que rompe el aire con rabia, para darme
un poco de paz. Estoy en medio de cuatro paredes extasiado de pensar en ti. Es un estado
emocional que se vive cuando se es niño o cuando nace el primer amor.

Mi estado no es el de escritor, es el de un cariño que pregunta las maneras y los


presentimientos, para no poder vivir sin ti. Tengo ganas de llamarte o escribirte un mensaje
para que sepas que mi mente está en la tuya, que los golpes que recibes del viento son mis
manos, que el calor sofocante es el fuego de mi corazón, que el frio fresco es el aire que
produce mi abanico, que los amaneceres son mis ojos cuando despierto (timbra mi teléfono y
eres tú).

33
: Escritos de media noche |

vame por todos los senderos de la ciudad e invítame a dejar todo para estar
contigo. Dime que quieres todos mis secretos, todos mis sentimientos, todas mis
indecisiones, todos mis gustos: te los daré todos. Haz que el llorar se una manera
de festejar el estar vivo. Dime que estoy equivocado para aumentar este amor. Dime que esto
es prohíbo para convertirlo en más intenso. Dime, dime, dime lo que tú quieras, para
recordarte al anochecer y al amanecer.

Haz posible que te pueda llevar por donde ande y donde esté. Siento un miedo porque esta
estancia parece ser corta. Ya siento el vacío. Si fuera aquel intruso que imagina tu mente y tus
prejuicios, no pensara con el corazón y evitaría que se empeñe en vivir inspirado por y para ti.

Aunque siempre pienso desde el presente en futuro, esta vez dejaré que el vivir sea un
presente eterno dedicado (como meta) para des-re-vivir tu alma, tu mente y tu corazón. Si
para ese fin, tengo que convertirme en niño, así lo haré. No pido para mí respuestas ni
agrados, tampoco compensaciones físicas, espirituales o verbales. Sólo un poco de vida y
felicidad para tu existencia.

Desde mi corazón quiero que vuelvas a nacer y puedas encontrar el amor y la felicidad con los
tuyos. Te ruego, si es necesario, que me utilices para recobrar la fe perdida. No pienses en el
daño que puedes causarme, hoy estoy para ti, vine a la playa para ser tu sol, tu mar y tu
horizonte. Seré el hombre más feliz si puedo ayudarte por lo menos a reconstruir partes
pequeñas de tu vida. No puedo tapar el sol ni siquiera con la misma inmensidad de la bahía.
Llegué tarde al camino.

Todo eso porque: eres los pétalos de la más preciosa flor perfumada; perteneces a lo más
celestial de los ángeles más consentidos; eres el punto de luz que lleva al infinito y al cariño;
permites viajar por el tiempo y por los sueños; las caricias quedan ásperas comparadas con tu
piel; el mar y la playa te envidian porque les robas el aroma y les quitas la calma; el cielo es tu
mirada que vigila apacible la tranquilidad y la alegría de los cisnes.

Y porque eres mi mujer idílica: mi mar, inspiración de la inspiración, poema de poemas, jardín
de jardines, musa de musas, cuan alegres se ponen los días al saber que existes y das armonía
y simetría a la vida. Haz que hoy, haya sonrisas, aunque si existen lágrimas de alegría procura,
por favor, que se conviertan en rocío de la mañana siguiente, para así sentirte y olerte desde la
distancia, y para que la naturaleza y las flores se sientan relajadas por tu frescura. El alfabeto
no es suficiente para decirte lo bella y tropical que eres. Quisiera que mis palabras sean
persuasivas y suaves como los pétalos sensitivos de las violetas.

34
: Escritos de media noche |

sos que quieren verte feliz. Ven en esta noche fría de lluvia para borrar todas las
dudas y los futuros inciertos. Ven porque esta noche no tiene luna. Ven porque esta
lluvia es para los dos. Ven porque las ansias y los deseos aún están vivos desde la
noche anterior. Ven te invito a que las tristezas ocultas puedan hablar y decir la verdad. Ven
porque esta noche puede tener el mejor color o la mejor tempestad. Ven que quiero mojar mi
cuerpo con cada gota del cielo y sentir tu humedad en mi piel. Ven que quiero sentir tu
presencia y así ahogarme en tu perfume, mientras recorro con mis labios tus brazos, tu cuello
y tus oídos.

Ven que quiero escapar contigo otra vez. Ven que quiero sentir ese miedo y esa seguridad
cuando estamos juntos. Ven que quiero recorrer tus labios con los ojos cerrados, mientras
amo tu boca y siento tu corazón con mi gusto. Ven que quiero sentir tu olfato en mi boca. Ven
que necesito sentir tu oír y tú cabello en mis dedos, mientras te beso. Ven que quiero tener
cerca ese color Violeta frente a mis ojos. Ven que quiero sentir esa intranquilidad que produce
escaparse de los espías y los muros videntes.

Ven que quiero sentir el asombro de las cosas exóticas de la vida. Ven que necesito saber que
está cambiando mi suerte. Ven siente como palpita mi corazón y como mis pensamientos se
funden en las palabras. Ven cuéntale al universo que las estrellas hoy salieron entre las nubes.
Ven y mira que mis ojos cafés están verdes y mi piel punteada por el suspiro en medio del
calor. Ven y haz de la vida una razón extraña de la vida. Ven y haz que esta realidad y esta
cordura se conviertan en locura.

Ven quiero honrar tu belleza. Ven y siente que ya no es mío mi corazón; siente que es un
deseo de Dios. Ven y atrápame con tus labios desde las yemas de mis dedos hasta mi cuello y
mi boca. Ven que quiero sentir ese deseo de niño en esa fortaleza de mujer. Ven que quiero
que seas como ese amor que se mira en la televisión. Ven que quiero impregnar en mi mente
tu imagen para seguirte recordando. Ven que mi corazón se siente herido por la
desesperación.

Ven y haz que la conformidad sea esperanza de hoy y mañana. Ven, no permitas que me
conforme sólo con quererte y con soñarte en las noches. Ven, hazme despertar de la noche
para soñar en el día. Ven, dime que los besos y las caricias existen para beber y enredar
nuestras vidas. Ven, haz posible entonar la paz y el amor. Sólo ven.

35
: Escritos de media noche |

lluvia no mojo como debía. El instante se convirtió en adiós. La verdad no oculta


sentimientos, más bien los resalta y los emociona. Perplejo con tu verde de todos
los colores, no presentí esa despedida. Las palabras son espadas que quiebran
corazones e ilusiones. La vida es una ironía viva que presenta una cosa pero dice otra.

Tus palabras fueron un tempano de hielo que se partió en mi espalda y mi pecho. Las mías
fueron muestra de mi sinceridad, para que entiendas, comprendas y me quieras así como o
intento ser.

Tú hiciste que comprendiera porque la sinceridad es causa del estigma cultural que tenemos
los del sur. Me siento contento porque, creo, demostré mi intención contigo. Me siento triste
porque siento el vacío que hace pocos días lo anticipe. No esperaba que fuera tan pronto. Tal
vez, fui ese tonto que la gente cree.

Comprende que me deje llevar por tus encantos, deje abiertas todas las puertas, no me negué
a lo que sucediera, estaba dispuesto a sufrir si era necesario, con el fin de estar contigo de
compartir esos momentos e instantes bonitos. Es verdad que me sentía impaciente por lo que
sabemos, pero me perdía en el olvido cuando te escuchaba, te acariciaba o te besaba.

Hoy esperaba que la lluvia fuera un momento singular. Esperaba que cayera una tormenta
para abrazarte y sentir el calor de tu cuerpo y tu aliento, oler tu pelo, probar tus labios. Quería
que lloviera con tempestad para mirar las gotas de agua. Quería agarrarte de la mano y
caminar por cualquier calle bajo la lluvia, y en un instante besarte mientras el agua recorría
nuestros rostros y cuerpos. Quería que las sombras de los árboles fueran un refugio de nuestra
historia. Quería correr bajo la lluvia mientras te apretaba la mano. Quería escapar contigo,
sentir el vapor de tu piel.

La noche, la lluvia y las palabras fueron traidoras de nuestras noches. No siempre las cosas son
como se escriben y se leen. Fueron bonitas las cosas que me decía tu corazón y tu alma. Por
eso sé que volveremos a encontrarnos. Más no creo que soporte y lucharé por robarte por lo
menos un beso. Un beso que no te di hoy.

Mañana-hoy extrañaré tus brazos, tu cuello, tus labios, tus oídos, tu pelo y tu perfume, tu olor.
Sentiré la sangre hervir y correr más rápido. Tendré ganas de llamarte, escucharte. Tendré
ganas de perder mi mirada en tus ojos. Tendré ganas de tus besos y de recorrer con mis manos
y mi boca tus brazos. Tendré, tendré, tendré…

36
: Escritos de media noche |

námbulo, en medio de la dicha que resplandece, a manera de nubes celestes, en el


brillo de sus ojos, imaginó cuál sería el júbilo de anhelar el regocijo y el llegar al cielo
para aliviar los anhelos de las utopías.

Más, sólo deja rastros de perfume y sabores a besos ajenos que gozan de otro calor y otra
felicidad. Así como la lluvia, lejana, que fría cae en las carnes tibias y agonizantes, por falta de
apretones tibios y suaves. Más, su mirada traspasa, las rosas que, celosas, intentan asomarse
en los confines rosados de sus labios, y que tientan a los ansiosos colibrís probar aquel almíbar
que desprende su sonrisa coqueta.

Más su jovial aureola que encierra senderos de días, tiempos, espacios y costumbres hacen
que la luz sea noche y día para soñar. Su presencia hace que los sentidos se pierdan, cada vez
que quieren soñar, se pierden en su tiempo y no se quieren marchar, pues se aferran a su
sueño eterno, en el que quieren vivir por siempre, para no despertar.

Ahora, en la oscuridad es claridad con entonación provocadora del silbido y el canto de los
pájaros tímidos, que en medio del triste frío, esperan la llegada del amanecer. Más, su
ausencia opaca el carnaval de colores mágicos que, el arco iris nocturno provoca como conjuro
de las estrellas.

Pero, su voz picara, hace sentir noches y días de cantos y atmosferas de matices, que hacen
pecar con los ojos y con las manos quietas.

Exige inspiración a las mentes de los hombres cuando su fragilidad está anonada por los
pensamientos incrustados en su provocación. Tan solo los impulsos masculinos mecen entre
un ayer y un futuro que suspiran por no dejar el presente que se consume al perder su
presencia ausente.

¿Cuál inspiración? Si el aroma del río, la brisa del mar, el aroma del bosque, la fragilidad de las
flores y la dulzura de la miel callan por su expresión delicada que reduce y amplia las pasiones,
y hace que las palabras no encuentren el final.

Cuál inspiración si el vacío de los aromas peregrinos de su pelo, se diluyen en los momentos
felices y los sueños se duermen en el arrullo del blanco rosa que adornan sus labios. No hay
explicación al exigir inspiración cuando el mundo está quieto esperando moverse al ritmo de
sus pasos. O pedir que brille el sol si tímido observa en medio de las nubes su caminar.

Cuál inspiración si el viento, el mar y el agua padecen quietud porque no hallan la compresión
del azul celeste que viste. Más, su elegancia perdida, hace de la tristeza una nota inconforme
por negarse a pensar que tiene el alma bifurcada, que impaciente busca sus rastros en los
sembríos de la sierra y sus pasos en la arena de la playa.

Los dioses y los anhelos están perplejos al saber que la única flor que conocen está en medio
de los mortales, acompañada por refugios de promesas, ilusiones y recuerdos distintos que
empiezan al caminar de los atardeceres y las madrugadas, que inspiran los pensamientos y las

37
: Escritos de media noche |

ansias de calor y el cariño, que afanados irrumpen los jardines de pétalos y tropiezan en los
escalones de viejos soñadores que cantando se acercan con poemas a sus oídos.

Cuál inspiración si la inspiración es inspiración y está en sus tibios brazos y su olor a rosas.

38
: Escritos de media noche |

ún siento tu perfume y el sabor de tus labios en aquel metal gris y frío. Dejaste tu
presencia en medio de la nada. Cuando regresé, te encontré en la efervescencia del
olor a cebada.

La almohada que reposó tus mejillas suaves, quedó sabiendo a ti. El color de tus ojos impregnó
el arco iris que dejaste entre lienzos circulares. Dejasté huellas de perfume y calor.

Convertisté el frio en aromas y vientos tibios, llenos de sueños y pensamientos. Hicisté que la
debilidad se doblegará ante los deseos de tus besos. Aunque cortos fueron inmensos.

Aquellos suspiros que dejasté, se convirtieron en eco de palabras calladas que cosquilleaban
mis oídos como cabellos traviesos, los cuales llegaron a rosar mi nariz.

El espacio y el tiempo de la habitación quedaron embriagados por tu presencia. En la mañana


siguiente, aún permanecías intacta, dormida en medio de músicas entrecortadas. Hiciste que
el sueño recayera en mis ojos.

Éxtasis del sueño que pícaro, motivo el mirar y nubló la distancia. Me hiciste pecar en medio
de la luz sofocante que provocó la oscuridad. La oscuridad estaba iluminada con el blanco que
centelleaba tu piel.

La noche artificial embriagó la timidez. La lluvia fría entonó el romance y abrigó la piel. El
sueño hacía que todo pasará a un ritmo anormal, produciendo momentos diferentes que
anunciaban tu caminar. Angustiado por la espera y el frío de la tempestad.

La oscuridad ocultó las palabras. El aliento se acercó entre labios frescos. Por un instante, los
nervios estallaron en un montón de colores. Sentí el vaivén de las hojas de los árboles y los
celos de las flores.

El calor de tus mejillas incitó mis labios. El sueño engañó tus sentidos. De los besos de
ensueño, nació el silencio. Labios fríos y toscos, despertaron tu sueño, haciendo caminar tus
pasos. La dureza del frío apagó el calor.

La perplejidad del frío y la ausencia, presagiaron tiempo atrás, aquello que mi voz y mi boca no
podían decir.

39
: Escritos de media noche |

ponente y radiante como el mismo sol. Inspiras el pecado que cupido no espera
encontrar, pero que la dicha y el éxtasis anhelan como felicidad.

Entre el resplandor y la caricia, así permaneces bajo la sombra del techo blanco que
guarda tu estancia para retenerte, ahí, en ese lugar donde los sorbos cálidos permiten las
sonrisas y las conversas.

En ese lugar, la mañana te espera con paciencia y la tarde no quiere que salgas porque la
tristeza embriaga los colores amarillos que de tu corazón brotan en aroma de café.

Con el resplandor de tus labios que muerden lo prohibido las ansias se convierten en
esperanzas que inspiran figuras dimensionales en las masas que moldeas con la mirada y las
manos.

Por esos pasillos de arcos de inspiración, pensar no es el camino, pues alzar la mirada es un
gesto que asumen los hombres para encontrar emblemáticamente el horizonte que buscan
con pulcritud todos los reyes.

Basta con tu sonrisa para encantar lo encantado y hacer de tu silueta aromas que impregnan el
ambiente y las calles del pueblo habido de escuchar tu voz. Por eso, rondar el andén que da
paso a tu presencia es como empezar a vislumbrar los rayos del sol que se camuflan entre tus
pétalos amarillos, de girasol.

Mirar tus pasos, permiten entender los vaivenes que tus destellos de luz generan para tallar el
corazón, con besos callados y robados que aparecen sin avisar en los momentos que el
atardecer impone para escribir lo que aún no se ha dicho.

Eres el girasol que sostiene este cariño que guardó en medio de la distancia y en medio del
aroma a violetas, pero que siento como mío, entre las ramas y los árboles que pacientes
observan para el arcoíris.

Un girasol que encarna bastantes sueños que no son míos, pero que los he sentido muy cerca,
así como cuando se asoma el sol, para abrigar los fríos que apenas se diluyen cuando tus ojos
brillan y acarician mis mejillas.

Desde lo alto, desde la cumbre de las utopías, te observó para deleitarme de aquello que el
tiempo me presentó como caricia y un verano en medio del invierno.

Girasol florido que imponente robas la calma de quienes no podemos acercarnos. Girasol por
siempre, en el corazón.

40
: Escritos de media noche |

Revistas indexadas

"Lo negro y lo blanco como dicotomías de exclusión en el Carnaval de Pasto" en: . 2013. p.

"Ciudadanías comunicativas y construcción de paz: la Agenda de Paz de Nariño" . En: Colombia


Signo y Pensamiento ISSN: 0120-4823 ed: Pontificia Universidad Javeriana

"LA CONSTRUCCIÓN DE PAZ DESDE UN RÉGIMEN PODER INFORMATIVO EN EL


DEPARTAMENTO DE NARIÑO, COLOMBIA" . En: Colombia Revista Investigium Ire: Ciencias
Sociales Y Humanas ISSN: 2216-1473 ed: Institucion Universitaria Centro De Estudios
Superiores Maria Goretti v.N/A fasc.N/A p.160 - 176 ,2014, DOI:

Capítulos de libro

"Análisis del campo informativo del departamento de Nariño-Colombia, en la perspectiva de la


construcción de una agenda de paz" COMUNICACIÓN, CONFLICTOS Y CAMBIO SOCIAL . En:
Brasil ISBN: -978-85-99679-72-2 ed: Espiral Social , v. , p.171 - 188 ,2015

41
: Escritos de media noche |

42

También podría gustarte