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Paciencia

Ver "frutos del espíritu Santo"

Paciencia: Sufrir con paz y serenidad todas las adversidades.

Paciencia modera la tristeza

Mansedumbre modera la cólera

Los frutos anteriores disponen al alma a la de paciencia,


mansedumbre y moderación. Es propio de la virtud de la paciencia
moderar los excesos de la tristeza y de la virtud de la mansedumbre
moderar los arrebatos de cólera que se levanta impetuosa para
rechazar el mal presente. El esfuerzo por ejercer la paciencia y la
mansedumbre como virtudes requiere un combate que requiere
violentos esfuerzos y grandes sacrificios. Pero cuando la paciencia y
la mansedumbre son frutos del Espíritu Santo, apartan a sus
enemigos sin combate, o si llegan a combatir, es sin dificultad y con
gusto. La paciencia ve con alegría todo aquello que puede causar
tristeza. Así los mártires se regocijaban con la noticia de las
persecuciones y a la vista de los suplicios. Cuando la paz está bien
asentada en el corazón, no le cuesta a la mansedumbre reprimir los
movimientos de cólera; el alma sigue en la misma postura, sin
perder nunca su tranquilidad. Porque al tomar el Espíritu Santo
posesión de todas sus facultades y residir en ellas, aleja la tristeza o
no permite que le haga impresión y hasta el mismo demonio teme
a esta alma.

Paciencia de Jesús en la cruz


Si buscas un ejemplo de paciencia encontrarás el mejor de ellos en
la cruz. Dos cosas son las que nos dan la medida de la paciencia:
sufrir pacientemente grandes males, o sufrir, sin rehuirlos, males
que podrían evitarse. Ahora bien, Cristo en la cruz sufrió grandes
males y los soportó pacientemente, ya que en su pasión "no
profería amenazas; como cordero llevado al matadero, enmudecía
y no abría la boca" (Hch 8,32). Grande fue la paciencia de Cristo en
la cruz: "Corramos en la carrera que nos toca, sin retirarnos, fijos
los ojos en el que inició y completa nuestra fe: Jesús, que,
renunciando al gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la
ignominia" (Heb 12,2). -Santo Tomás de Aquino. Exposición sobre
el Credo.

PRUDENCIA

Ver: Virtudes Cardinales (Justicia – Fortaleza y templanza)

Del Catecismo

1806 La prudencia es la virtud que dispone la razón práctica a


discernir en toda circunstancia nuestro verdadero bien y a elegir los
medios rectos para realizarlo. ‘El hombre cauto medita sus pasos’
(Pr 14, 15). ‘Sed sensatos y sobrios para daros a la oración’ (1 Pe 4,
7). La prudencia es la ‘regla recta de la acción’, escribe santo Tomás
(s. th. 2-2, 47, 2), siguiendo a Aristóteles. No se confunde ni con la
timidez o el temor, ni con la doblez o la disimulación. Es llamada
‘auriga virtutum’: conduce las otras virtudes indicándoles regla y
medida. Es la prudencia quien guía directamente el juicio de
conciencia. El hombre prudente decide y ordena su conducta según
este juicio. Gracias a esta virtud aplicamos sin error los principios
morales a los casos particulares y superamos las dudas sobre el
bien que debemos hacer y el mal que debemos evitar.

CONOZCAMOSNUESTRA FE CATÓLICA (29)

La Prudencia

¡ Qué bonito es cuando uno conoce una persona que siempre actúa
con medida, no hace ni de más ni de menos... no habla ni de más ni
de menos... Una persona que siempre hace lo que debe de ser : un
hombre de una sola pieza !

¿QUÉ ES LA PRUDENCIA?

- Los hombres de mar usan un aparato que se llama BRÚJULA, que


les dice donde está el norte , el sur, el este y el oeste, de modo que
ellos puedan tomar el camino correcto.

- Así, LA PRUDENCIA, es la que te hace distinguir en toda ocasión


CUAL ES EL CAMINO CORRECTO, CUAL ES EL BIEN ; te dice que es lo
que conviene hacer o dejar de hacer.

- La PRUDENCIA es la luz que dirige todos nuestros actos para llegar


a Dios.

- La PRUDENCIA ayuda al hombre a poner atención a la voz de su


conciencia, en vez de poner atención a lo que siente.

NO CONFUNDAS :

- Es muy importante no confundir la verdadera prudencia , que es


hacer lo que Dios nos dice que es correcto... porque mucha gente
cree que ser prudente es ser hipócrita, disimular por miedo, ser
cobarde o actuar por interés.

- Por ejemplo: si tu compadre quiere hacer un negocito medio


chueco , transarse a otros y tú

no le dices que no es correcto lo que quiere hacer, esto no es


prudencia sino cobardía.

- Si cuando estás con tus amigos, uno de ellos habla mal de tu


Iglesia o empieza con ideas raras y tú te quedas callado, eso no es
prudencia sino hipocresía.

PRUDENCIA EN LAS OBRAS

- Ser prudente en las obras es: VER , EXAMINAR , PENSAR DELANTE


DE DIOS, cada cosa que vayas a hacer, despacio, con calma... y una
vez que decidas... no temas, sé FIRME en lo que Dios te dice que es
lo mejor.

No te dejes cegar por las pasiones, por los sentimientos que te


hacen ver las cosas de modo distinto : lo blanco es blanco y lo
negro es negro.... lo que está bien, está bien y lo que está mal, está
mal. Siempre hay que escoger lo mejor, lo más agradable a los ojos
de Dios y no lo más fácil, lo que no me causa problemas, lo que más
me conviene a mi. ¡ Esto es prudencia!

PRUDENCIA EN EL HABLAR :

- Vale la pena detenerse a pensar en la prudencia con que usas tu


lengua. A veces, ¡ cómo como es difícil callar! ¿No es verdad que la
mayor parte de las imprudencias las debes a tu lengua? ¿Cuántas
veces te has arrepentido de decir lo que dijiste ? ¿ Cuántas, si
hubieras podido recoger tus palabras, lo hubieras hecho con una
gran alegría ?

- Aprende a callar, a medir lo que dices, a pensar antes de abrir la


boca.

- Aprende a guardar silencio en las cosas que no debes estar


predicando. Trata de ser discreto.

- Y aprende también, cuando sea necesario, a hablar a tiempo lo


que tienes que decir.

CUANDO ACTUAMOS CON PRUDENCIA :

- Si en tu vida actúas con prudencia , vivirás siempre con una GRAN


PAZ... con una gran serenidad... te sentirás siempre cerca de Dios...

- La ÚNICA Y VERDADERA FELICIDAD en la vida , se logra solamente


cuando estás seguro, estás tranquilo con tu conciencia porque
estás haciendo la voluntad de Dios, estás haciendo lo que Dios
quiere de ti.

PECADOS CONTRA LA PRUDENCIA

- Son faltas contra la virtud de la prudencia:

1) La PRECIPITACIÓN --- cuando actúas rápido y al aventón, movido


por el capricho y no

piensas antes, ni pides consejo .

2) La INCONSIDERACIÓN --- cuando juzgas o actúas parejo, sin


tomar en cuenta los detalles que rodean a cada caso y cada
persona.
3) La INCONSTANCIA --- cuando te propones algo bueno y lo
abandonas fácilmente.

4) La LUJURIA --- cuando te importan más tus pasiones, tus deseos


del cuerpo, que el bien.

5) La NEGLIGENCIA --- cuando sabes y conoces lo que debes de


hacer y ¨te vale¨: dejas de luchar por ello.

6) La IGNORANCIA --- cuando teniendo la oportunidad de aprender,


no quieres y acabas actuando mal por no conocer la verdad.

¿ CÓMO LOGRAR LA PRUDENCIA ?

- Para lograr ser una persona prudente, se necesita que estés


decidido, que le eches ganas. Para ello te aconsejamos :

1) Que te acerques a Dios por LA ORACIÓN ---reza , platica con El un


momentito todas las mañanas y pídele su luz , su consejo, su
opiniòn para escoger siempre el bien.

2) Que trates de FORMARTE --- que estudies sobre tu religión para


que sepas lo que está bien y lo que está mal, lo que le gusta a Dios y
lo que no.

Por eso es importante que leas la Biblia, que nos cuenta cómo fue
la vida de Jesús, cómo sabía El escoger siempre el bien, cómo era
prudente. Guarda tus folletos "Conozcamos nuestra Fe Católica" y
léelos varias veces, sòlo así aprenderás. Si tienes otros libros de
religión estúdialos.

3) ANTES DE actuar, PIENSA primero.


4) Haz un esfuerzo siempre por GUIARTE POR LA RAZÓN, por lo que
te dice tu cabeza y

no por lo que sientes en ese momento. Recuerda que la ira, el


enojo, la tristeza, el rencor, son malos consejeros.

5) Aprovecha los CONSEJOS de personas con experiencia y con


formación. No dudes en

pedirle al sacerdote que te dé unos consejitos cuando lo necesitas.


Pero ten cuidado, no vayas a pedir consejos a tu comadre que no
está formada para dártelos.

6) Sé CUIDADOSO y trata de no meterte en problemas. Es más fácil


no meterse en él problema, que salir de él.

7) Nunca olvides que LO MÁS IMPORTANTE EN LA VIDA, es amar y


servir a Dios, hacer

su voluntad, aún a costa de sacrificar lo que a ti te gusta.

PROPÓSITO DEL MES:

- Hazte el hábito siempre que vayas a hacer algo, antes de tomar


una decisión, pensar lo bueno y lo malo de cada opción. Piensa
¿ Qué es lo que a Dios le gustaría que hiciera yo ahora?

¡ Así lograrás actuar siempre con PRUDENCIA !

Virtud

(Etim. Latín virtus, viril, fuerza de carácter)

Virtud es una propensión, facilidad y prontitud para conocer y


obrar el bien.
Virtud es un buen hábito que capacita a la persona para actuar
de acuerdo a la razón recta. Hace de su poseedor una buena
persona y hace sus actos también buenos. Fr. John Hardon,
Modern Catholic Dictionary.

Un mal hábito se llama vicio

Las virtudes adquiridas no dependen de la fe. Una persona con el


uso de la razón y con su esfuerzo natural puede llegar a ser
virtuosa. Pero por la fe nos abrimos a la gracia que perfecciona las
virtudes, capacitando la acción sobrenatural, el bien mas perfecto.

Del Catecismo

1803 “Todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de


puro, de amable, de honorable, todo cuanto sea virtud y cosa digna
de elogio, todo eso tenedlo en cuenta” (Flp 4, 8).

La virtud es una disposición habitual y firme a hacer el bien.


Permite a la persona no sólo realizar actos buenos, sino dar lo
mejor de sí misma. Con todas sus fuerzas sensibles y espirituales, la
persona virtuosa tiende hacia el bien, lo busca y lo elige a través de
acciones concretas.

El objetivo de una vida virtuosa consiste en llegar a ser


semejante a Dios. (S. Gregorio de Nisa, beat. 1).

I- Las virtudes humanas

1804 Las virtudes humanas son actitudes firmes, disposiciones


estables, perfecciones habituales del entendimiento y de la
voluntad que regulan nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y
guían nuestra conducta según la razón y la fe. Proporcionan
facilidad, dominio y gozo para llevar una vida moralmente buena. El
hombre virtuoso es el que practica libremente el bien.

Las virtudes morales se adquieren mediante las fuerzas humanas.


Son los frutos y los gérmenes de los actos moralmente buenos.
Disponen todas las potencias del ser humano para armonizarse con
el amor divino.

Virtudes cardinales

1805 Cuatro virtudes desempeñan un papel fundamental. Por


eso se las llama ‘cardinales’; todas las demás se agrupan en torno a
ellas. Estas son la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza.
‘¿Amas la justicia? Las virtudes son el fruto de sus esfuerzos, pues
ella enseña la templanza y la prudencia, la justicia y la fortaleza’ (Sb
8, 7). Bajo otros nombres, estas virtudes son alabadas en
numerosos pasajes de la Escritura.

1806 La prudencia es la virtud que dispone la razón práctica a


discernir en toda circunstancia nuestro verdadero bien y a elegir los
medios rectos para realizarlo. ‘El hombre cauto medita sus pasos’
(Pr 14, 15). ‘Sed sensatos y sobrios para daros a la oración’ (1 Pe 4,
7). La prudencia es la ‘regla recta de la acción’, escribe santo Tomás
(s. th. 2-2, 47, 2), siguiendo a Aristóteles. No se confunde ni con la
timidez o el temor, ni con la doblez o la disimulación. Es llamada
‘auriga virtutum’: conduce las otras virtudes indicándoles regla y
medida. Es la prudencia quien guía directamente el juicio de
conciencia. El hombre prudente decide y ordena su conducta según
este juicio. Gracias a esta virtud aplicamos sin error los principios
morales a los casos particulares y superamos las dudas sobre el
bien que debemos hacer y el mal que debemos evitar. >>
1807 La justicia es la virtud moral que consiste en la constante y
firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido. La
justicia para con Dios es llamada ‘la virtud de la religión’. Para con
los hombres, la justicia dispone a respetar los derechos de cada uno
y a establecer en las relaciones humanas la armonía que promueve
la equidad respecto a las personas y al bien común. El hombre
justo, evocado con frecuencia en las Sagradas Escrituras, se
distingue por la rectitud habitual de sus pensamientos y de su
conducta con el prójimo. ‘Siendo juez no hagas injusticia, ni por
favor del pobre, ni por respeto al grande: con justicia juzgarás a tu
prójimo’ (Lv 19, 15). ‘Amos, dad a vuestros esclavos lo que es justo
y equitativo, teniendo presente que también vosotros tenéis un
Amo en el cielo’ (Col 4, 1). >>

1808 La fortaleza es la virtud moral que asegura en las


dificultades la firmeza y la constancia en la búsqueda del bien.
Reafirma la resolución de resistir a las tentaciones y de superar los
obstáculos en la vida moral. La virtud de la fortaleza hace capaz de
vencer el temor, incluso a la muerte, y de hacer frente a las pruebas
y a las persecuciones. Capacita para ir hasta la renuncia y el
sacrificio de la propia vida por defender una causa justa. ‘Mi fuerza
y mi cántico es el Señor’ (Sal 118, 14). ‘En el mundo tendréis
tribulación. Pero ¡ánimo!: Yo he vencido al mundo’ (Jn 16, 33).>>

FORTALEZA

Ver: Virtudes Cardinales | Don de fortaleza

Nos da valor para amar y servir a Dios con fidelidad.


Del Catecismo #1808

La fortaleza es la virtud moral que asegura en las dificultades la


firmeza y la constancia en la búsqueda del bien. Reafirma la
resolución de resistir a las tentaciones y de superar los obstáculos
en la vida moral. La virtud de la fortaleza hace capaz de vencer el
temor, incluso a la muerte, y de hacer frente a las pruebas y a las
persecuciones. Capacita para ir hasta la renuncia y el sacrificio de la
propia vida por defender una causa justa. ‘Mi fuerza y mi cántico es
el Señor’ (Sal 118, 14). ‘En el mundo tendréis tribulación. Pero
¡ánimo!: Yo he vencido al mundo’ (Jn 16, 33).

1809 La templanza es la virtud moral que modera la atracción de


los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados.
Asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y mantiene los
deseos en los límites de la honestidad. La persona moderada
orienta hacia el bien sus apetitos sensibles, guarda una sana
discreción y no se deja arrastrar ‘para seguir la pasión de su
corazón’ (Si 5,2; cf 37, 27-31). La templanza es a menudo alabada
en el Antiguo Testamento: ‘No vayas detrás de tus pasiones, tus
deseos refrena’ (Si 18, 30). En el Nuevo Testamento es llamada
‘moderación’ o ‘sobriedad’. Debemos ‘vivir con moderación, justicia
y piedad en el siglo presente’ (Tt 2, 12). >>

Vivir bien no es otra cosa que amar a Dios con todo el corazón,
con toda el alma y con todo el obrar. Quien no obedece más que a
El (lo cual pertenece a la justicia), quien vela para discernir todas las
cosas por miedo a dejarse sorprender por la astucia y la mentira (lo
cual pertenece a la prudencia), le entrega un amor entero (por la
templanza), que ninguna desgracia puede derribar (lo cual
pertenece a la fortaleza). (S. Agustín, mor. eccl. 1, 25, 46).

Las virtudes y la gracia

1810 Las virtudes humanas adquiridas mediante la educación,


mediante actos deliberados, y una perseverancia, mantenida
siempre en el esfuerzo, son purificadas y elevadas por la gracia
divina. Con la ayuda de Dios forjan el carácter y dan soltura en la
práctica del bien. El hombre virtuoso es feliz al practicarlas.

1811 Para el hombre herido por el pecado no es fácil guardar el


equilibrio moral. El don de la salvación por Cristo nos otorga la
gracia necesaria para perseverar en la búsqueda de las virtudes.
Cada cual debe pedir siempre esta gracia de luz y de fortaleza,
recurrir a los sacramentos, cooperar con el Espíritu Santo, seguir
sus invitaciones a amar el bien y guardarse del mal.

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