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Seminario de Profesionales Santiago Apóstol

Curso de Filosofía Contemporánea


Pbro. Gonzalo Ulloa
Elaborado por: Michell Montilla

Mucho correr no es igual a más pronto llegar

En el presente documento presenta algunas de las principales ideas del texto de Paul Virilo, junto
con algunas de sus implicaciones para la actualidad. Inicialmente deseo resaltar que el autor viene de una
mezcla poco convencional, viene de un padre comunista y una madre católica. El comunismo y la iglesia
que han sido enemigos en diversas circunstancias de la historia, se unen para dar vida a un pensador poco
convencional.
Adicional a este contraste se suman los estragos de la guerra que tuvo que vivir, y que
contribuyeron a moldear su visión del mundo. Considero que todos los horrores que tuvo que vivir de
primera mano le han desarrollado una desconfianza respecto de lo que es capaz de hacer el hombre, y
esta misma desconfianza le permite tener una visión muy crítica del desarrollo tecnológico. Este es un
claro ejemplo de como dentro de la adversidad de las circunstancias de la vida se pueden sacar elementos
que ayudan a fortalecer la propia vida.
Entrando en materia de su escrito, la primera idea que resalto es el llamado que hace Paul al ser
humano, ese llamado a dejar la ingenuidad, a evitar creer que el progreso tecnológico es un bien absoluto
a prueba de fallas. “Es imperdonable que después de ver desastres como Auschwitz o como Hiroshima,
aún seamos tan ingenuos y no veamos los riesgos y amenazas que van de la mano con los desarrollos
tecnológicos” (Virilo, 1997).
Definitivamente el hombre debe evaluar de forma totalitaria el desarrollo tecnológico, y mirar
con lupa cada uno de los aspectos negativos que pueda traer al ser humano, la visión de una tecnología
ideal que surgió en la edad media debe madurar hacia una visión más realista, que sea consciente de las
limitaciones y perjuicios que puede generar un progreso tecnológico mal manejado. Llama la atención
como este llamado es realizado por Paul desde 1997, y como parece que en la actualidad aún no se le
presta la atención debida.
La segunda idea que quiere expresar es como el desarrollo tecnológico va a toda velocidad, y
parece que cuando más rápido se avanza, más poder tiene el hombre. En palabras de Paul, "El poder es
inseparable de la riqueza y la riqueza es inseparable de la velocidad" (Virilo, 1997, pág. 17). Para nuestro
autor la velocidad y poder terminan siendo inseparables. Más velocidad en el transporte, más velocidad
en las comunicaciones, más velocidad en todos los aspectos de la vida. Incluso se llega al punto de que
debe haber más velocidad incluso para tomar decisiones, de forma que poco a poco se suprime el tiempo
para reflexionar, y se cae en respuestas autómatas.
Uno de los textos que ejemplifica mejor como la velocidad excesiva, al final en lugar de favorecer
al ser humano lo termina perjudicando, es el fragmento: “En la fábrica, debido a que hay demasiado
trabajo y, además, a que también está el reloj -la productividad-, se termina por odiar a la gente que se
podría amar trabajando tranquilamente” (Virilo, 1997, pág. 66). Y es que en la actualidad, la
preocupación por nuestros seres queridos nos llevan a trabajar duro para poder darles un sustento
económico, pero el afán del día a día empieza a absorber tanto al ser humano, que poco a poco, y sin
darse cuenta, termina descuidando a esa familia que tanto ama, por estar trabajando aparentemente para
el bienestar de esa familia. El ser humano debe pensar como el mucho correr no necesariamente significa
llegar antes a su meta, porque en primer lugar, si no se detiene a pensar ¿Cómo podrá saber cuál es su
meta?
La tercera idea que deseo resaltar, es como un mundo cada más más interconectado, paradójicamente
termina alejando las personas. La conexión del mundo esta llevando a cada persona a amar lo lejano y
descuidar lo cercano. Y es que como lo trata de sugerir el autor, al que está lejos es fácil apartarlo cuando
nos cansamos de él, pero con el que está cerca hay que soportarlo en todo momento, lo que hace amar al
cercano, y sin darnos cuenta nos lleva a alejarnos de él. Preferimos poco a poco al que está detrás de una
pantalla o de un audio, y despreciamos al que está frente a nosotros. Y es que en definitiva, el tiempo que
se gasta en globalización es tiempo que se deja de compartir con los que tengo cercar, para charlar, para
compartir una palabra, un abrazo, entre tantas cosas.
Finalmente, cerrando esta reflexión, llama la atención como el autor expresa el gran peligro de la
alta velocidad y la interconectividad del mundo. El planeta parece sincronizarse, lo que lleva a la
unificación del tiempo, un único tiempo real y universal, un único tiempo que parece suprimir el pasado
y el futuro del ser humano. Al suprimir el pasado se pierde la historia del ser humano, y al perder su
historia pierde su identidad. Sin identidad y sin conciencia de futuro es muy difícil encontrar sentido a la
vida de cada persona, y con una vida sin sentido solo queda aferrarse al poder, al placer o al tener, y la
vida del ser humano terminan siendo direccionada por alguno de estos aspectos, que por mucho que se
intenten alcanzar, jamás podrán llenar las expectativas del corazón humano. Ojala que la sociedad actual
escuche estas advertencias, antes de que sea demasiado tarde, si es que ya no lo es.

Bibliografía
Virilo, P. (1997). El Cibermundo, la Política de lo Peor. Madrid: Les Éditions Textuel.

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