Está en la página 1de 16

AMEGHINIANA (Rev. Asoc. Paleontol. Argent.) - 41 (3): 000-000.

Buenos Aires, 30-00-2004 ISSN 0002-7014

Tafonomía de la Gran Hondonada (Formación Sarmiento,


edad-mamífero mustersense, Eoceno Medio)
Chubut, Argentina

Gerardo CLADERA 1, Eduardo RUIGOMEZ1 , Edgardo ORTIZ JAUREGUIZAR1 , Mariano


BOND2 y Guillermo LÓPEZ2

Abstract. TAPHONOMY OF THE “GRAN HONDONADA” (SARMIENTO FORMATION, MUSTERSAN “LAND-MAMMAL


AGE”, MIDDLE EOCENE ), CHUBUT, ARGENTINA. The fossil remains of the mammal deposit known as the
“Gran Hondonada” (Sarmiento Fm., Mustersan “Land-mammal Age”) were found in sediments of fluvial
channels, disjointed, without transport evidence, and chaotically deposited. The taphonomic study was
made on 1539 remains, 65% of which were determined. Most of the fossil remains correspond to
Isotemnidae (Periphragnis and Ryphodon) and Archaeohyracidae (Pseudhyrax) Notoungulata. The calculat-
ed total minimum number of individual (MNI) was 256, most of them assigned to young adults and
adults. The fossil remains do not present evidences of long aerial exposition during the first biostratino-
mic stage. This fact allowed excellent preservation conditions. Before the incorporation of the skeletons to
the fluvial channel, they would have remained in areas closer to the channel until their disarticulation. The
geometric study of the bones shows a selection toward cylindrical and spherical forms, but without abra-
sion marks. On the basis of the taphonomic data, we can conclude that there was a relation of coexistence
among fossil associations. This relation yield an autochthonous fossil deposit with transport from closer
areas, and without the bones leaving their production area. Also, there exist strong evidences (i.e., non se-
lective mortality; a high MNI; and a high sedimentation rate) to conclude that this fossil accumulation was
due to a catastrophic event, occurred during a short temporal interval.
Resumen. Los restos de mamíferos del yacimiento fósil de la Gran Hondonada (Formación Sarmiento,
“Edad-mamífero” Mustersense), fueron hallados en depósitos de canal fluvial, desarticulados, con escasas
evidencias de transporte y distribuidos en forma caótica. El estudio tafonómico fue realizado sobre 1.539
piezas, de las cuales se identificó taxonomicamente el 65%. La mayoría de los restos corresponden a
Notoungulata Isotemnidae (Periphragnis y Rhyphodon) y Archaeohyracidae (Pseudhyrax). El número míni-
mo de individuos (NMI) total calculado fue de 256, en su mayoría adultos juveniles y adultos. Los restos
óseos no presentan evidencias de exposición aérea prolongada, lo cual favoreció una excelente preser-
vación. Las carcasas habrían permanecido en descomposición en zonas cercanas al canal fluvial hasta su
desarticulación, incorporándose posteriormente al canal. El análisis geométrico de los restos indica una se-
lección hacia las formas cilíndricas y esféricas, sin marcas de abrasión. Sobre la base de los datos ta-
fonómicos puede concluirse que existirían relaciones de coexistencia entre las asociaciones faunísticas, for-
mándose un yacimiento autóctono con transporte desde áreas cercanas sin que los restos salieran del área
de producción. Asimismo, existen fuertes evidencias (i.e., mortalidad no selectiva, alto NMI y alta tasa de
sedimentación) que permiten concluir que la concentración de restos obedeció a un evento catastrófico,
ocurrido en un corto intervalo temporal.
Key words. Taphonomy. Mammals. Eocene. Gran Hondonada. Patagonia.
Palabras clave. Tafonomía. Mamíferos. Eoceno. Gran Hondonada. Patagonia.
Introducción cánicas ocurridas durante el intervalo temporal com-
prendido entre el Eoceno y el Mioceno. Sus depósi-
Las tobas que forman los estratos de la Formación tos, que constituyen las mayores acumulaciones pi-
Sarmiento (Spalletti y Mazzoni, 1979; Mazzoni, roclásticas del Cenozoico argentino (Mazzoni, 1985;
1985a) o Grupo Sarmiento (Simpson, 1941; Pascual y Franchi y Nullo, 1986) son particularmente ricos en
Odreman, 1971, 1973; Andreis, 1977; Spalletti y mamíferos terrestres, a partir de los cuales han podi-
Mazzoni, 1977) tuvieron su origen en efusiones vol- do reconocerse cuatro “Edades-mamífero” (SAL-
1
Museo Paleontológico “Egidio Feruglio”, Fontana 140, MAs): Casamayorense, Mustersense, Deseadense y
U9100GYO Trelew, Argentina. Colhuehuapense (Pascual, 1970; Pascual y Odreman
gcladera@mef.org.ar; eruigomez@mef.org.ar; eortiz@mef.org.ar Rivas, 1973; Marshall et al., 1983; Pascual et al., 1996,
2
División Paleontología Vertebrados, Facultad de Ciencias
Naturales y Museo, Paseo del Bosque s/nº, 1900 La Plata,
2002).
Argentina. En el caso particular de la SALMA Mustersense
mbond@museo.fcnym.unlp.edu.ar; glopez@museo.fcnym.unlp.edu.ar (Eoceno Superior) los sedimentos portadores provie-
©Asociación Paleontológica Argentina AMGHB2-0002-7014/04$00.00+.50
2 G. Cladera, E. Ruigómez, E. Ortiz Jaureguizar, M. Bond y G. López

va especie de Polydolopidae (Marsupialia) y realizó


un esquema de la sección sedimentaria. En la actua-
lidad, la fauna de esta localidad está siendo estudia-
da con mayor detalle como parte de la tesis doctoral
de uno de los autores (MB).
Una de las características más notables de la Gran
Hondonada es la extraordinaria concentración de
restos de mamíferos allí depositados. Con la excep-
ción de las acumulaciones de peces, los yacimientos
de asfaltitas o los kársticos, las grandes concentracio-
nes de vertebrados no son comunes en los ambientes
continentales. Otra de las formas en que se generan
grandes acumulaciones son las ocurridas por mor-
Figura 1. Mapa de ubicación de la Gran Hondonada/ Gran tandad en masa, i.e., un proceso de mortalidad ins-
Hondonada location map. tantánea que deja como resultado una elevada con-
centración de restos fósiles (Turnbull y Martill, 1988).
nen de la Gran Barranca, Cerro Blanco, Cerro del Finalmente, otro tipo de grandes acumulaciones pue-
Humo, Laguna del Mate y la Gran Hondonada (véa- den ser atribuidas a procesos de redepositación
se también Simpson, 1948; Odreman Rivas, 1978; (Behrensmeyer, 1978) o reelaboración (Fernández
Andreis, 1972). Las capas de esta SALMA presentan López, 2000) debido al desenterramiento, desplaza-
una distribución areal restringida, apareciendo miento y posterior acumulación .
usualmente como depósitos de canales locales que Diferenciar estos procesos es de suma importan-
frecuentemente cortan a las sedimentitas asignadas a cia para poder interpretar la génesis de un yacimien-
la Subedad Barranquense (Eoceno Medio; véase Kay to fósil y a su vez para poder obtener información
et al., 1999) de la SALMA Casamayorense (Eoceno acerca de cuestiones tales como el hábitat, la estruc-
Inferior a Medio). Movimientos tectónicos del terre- tura de la comunidad, o el comportamiento de sus in-
no, cambios en el nivel base y posterior erosión del tegrantes. Por estos motivos el objetivo de este traba-
mismo, fueron probablemente los responsables de jo es realizar un estudio tafonómico detallado de la
que los sedimentos mustersenses fuesen removidos o asociación recuperada en la Gran Hondonada, a fin
directamente no depositados, por lo que las capas de- de comprender la dinámica de los procesos bioestra-
seadenses (Oligoceno) apoyan directamente sobre las tinómicos y fosildiagenéticos de este notable yaci-
casamayorenses en la mayor parte de las localidades miento fosilífero.
donde puede reconocerse la Formación Sarmiento
(Simpson, 1940).
Antecedentes
La Gran Hondonada, también conocida como El
Pozón (Odreman Rivas, 1978) se halla ubicada en el Taxonómicos y biocronológicos
Departamento de Tehuelches, provincia del Chubut
(S 44° 20’ 49”, W 69° 46’ 57”; figuras 1-2). De esta lo- La fauna de la Gran Hondonada está integrada
calidad se han extraído abundantes restos de mamí- por reptiles, aves y mamíferos. Esto últimos están re-
feros que fueron estudiados inicialmente por presentados por marsupiales, xenartros y diversos
Odreman Rivas (1978), quien produjo una lista fau- grupos de “ungulados” sudamericanos (tabla 1). La
nística preliminar de la localidad, describió una nue- presencia de fósiles-guía como Plesiofelis, Pseudeu-

Figura 2. Vista de la Formación Sarmiento y del yacimiento fósil / Sarmiento Formation and fossil deposit view.

AMEGHINIANA 41 (3), 2004


Tafonomía de la Gran Hondonada 3
Tabla 1. Lista de los materiales pertenencientes al Museo Paleontológico Egidio Feruglio y al Museo de La Pata/ List of the material be-
longing to Paleontologic Museum Egidio Feruglio and to the Science Museum, La Plata.

Lista de materiales de La Gran Hondonada (MLP & MEF) Heteroglyphis (X)


N= nuevo en la lista Polyacrodon (X)
X= no presente en materiales analizados, por pertenecer a las
colecciones del MLP ASTRAPOTHERIA
Astrapotheriidae
Astraponotus sp.
SQUAMATA Trigonostylopidae
Boiidae ? Trigonostylops sp.
Boiidae? indet
NOTOUNGULATA
CROCODYLIA Typotheria
Sebecidae Archaeohyracidae
Sebecidae indet Pseudhyrax eutrachytheroides (X)
Pseudhyrax strangulatus (X)
GRUIFORMES (=RALLIFORMES) Pseudhyrax sp.
Cariamidae ?Eohyrax sp. (X)
Psilopterinae Archaeopithecidae
Psilopterinae indet. Archaeopithecus? sp. nov. (N)
Phorusrhacidae
cf. Phorusrhacos aff. longissimus Interatheriidae
Notopitheciinae
SPARASSODONTA Notopithecus sp.
Borhyaenidae Guilielmoscottia sp.
Plesiofelis schlosseri Oldfieldthomasiidae
Procladosictis sp. (X) Tsamnichoria (X)
Toxodontia
POLYDOLOPOMORPHIA Isotemnidae
Polydolopidae cf. Edvardocopeia (N)
Hondonadia feruglioi (N) Periphragnis harmeri (X)
Polydolops mayoi Periphragnis aff. exauctus (X)
Periphragnis sp.
XENARTHRA Rhyphodon lankesteri(X)
Cingulata Rhyphodon sp.
Dasypodidae Distylophorus (X)
Machlydotherium sp.(X)(N) Notohippidae
Pseudeutatus sp. (X)(N) Puelia sigma (X)
Meteutatus (X) Puelia plicata (X)
Puelia coarctatus (X)
CONDYLARTHRA Puelia sp.
Didolodontidae Notioprogonia
Decaconus lanciformis (N) Henricosborniidae
Xesmodon sp. (X) Henricosborniidae indet. (N)
Notostylopidae
LITOPTERNA Otronia muehlbergi (X)
Lopholipterna Otronia sp.
Adianthidae cf Otronia
Adianthidae indet. (N) Notoungulata indet.
Macraucheniidae cf Trilobodon (N)
Polymorphinae
Polymorphis lechei (N) A esta lista no se adicionó un Cramaucheniinae dudoso (MPEF-PV
Proterotheriidae 1045).

tatus, Xesmodon, Astraponotus, Rhyphodon o Periphra- (1983), representan actualmente dos intervalos tem-
gnis, entre otros, ha permitido asignar esta fauna a la porales bien diferentes. Uno, el Mustersense “típico”,
SALMA Mustersense (véase Marshall et al., 1983). reconocido en yacimientos como La Gran Hon-
Los mamíferos mustersenses guardan mayor rela- donada, y otro posterior que recientemente fuera re-
ción con aquellos de la inmediatamente precedente validado como “Astraponotéen Plus Supérieur” (Bond
SALMA Casamayorense (en particular con los de la et al., 1996), que se corresponde con el piso homóni-
Subedad Barranquense; véase Cifelli, 1985, Kay et al., mo propuesto por Ameghino (1901 y 1902) y que pre-
1999) que con aquellos de edades posteriores (véase senta taxones de características más derivadas (e.g.
Ortiz Jaureguizar, 1986; Pascual y Ortiz Jaureguizar, corona más alta) que aquellos del Mustersense típico.
1990; Pascual et al., 1996). Por otra parte debemos re- Este último intervalo guarda una estrecha relación
cordar que la faunas mustersenses en el sentido tra- con la fauna de Tinguiririca de la región central de
dicional de Simpson (1948, 1967) y Marshall et al. Chile, siendo ambos actualmente considerados parte

AMEGHINIANA 41 (3), 2004


4 G. Cladera, E. Ruigómez, E. Ortiz Jaureguizar, M. Bond y G. López

de la SALMA Tinguiririquense (Oligoceno Inferior;


véase Wyss et al., 1993, 1994; Flynn y Wyss, 1999;
Reguero, 1999; Flynn et al., 2003)

Paleoecológicos
La fauna de mamíferos de la SALMA Mustersense
se halla dominada por los Notoungulata y los Cin-
gulata. Desde un punto de vista trófico predominan
los tipos ramoneadores, seguidos en importancia por
los omnívoros, los “mixed-feeders” y los pastadores
(Pascual et al., 1996). Esto permite inferir que aunque
predominaban los bosques, los ambientes abiertos
(e.g. sabanas) habían comenzado a incrementar su im-
portancia relativa. Durante esta SALMA se registran
diferencias composicionales entre las faunas muster-
sense de Patagonia y el noroeste argentino, las cuales
sugieren que, aunque predominan los climas cálidos
y húmedos, en Patagonia las condiciones climático-
ambientales serían algo más frías y más secas (Pascual
et al., 1996). Estas diferencias latitudinales pueden re-
lacionarse con el inicio del enfriamiento de las aguas
oceánicas profundas durante la parte final del Eoceno
y el inicio del Oligoceno, a consecuencia del comien-
zo de la separación de Australia y la Antártida
Oriental (Kvasov y Verbitsky, 1981). Asimismo, es en
estos tiempos que diversos autores han postulado la
existencia de una glaciación continental en la
Antártida (e.g., Birkenmajer, 1987; Birkenmajer y
Zastawniak, 1989; Gazdzicki et al., 1992).
Abreviaturas. MLP: División Paleontología Figura 3. Perfil estratigráfico de la Formación Sarmiento en la
Vertebrados, Museo de La Plata; MPEF: Museo Gran Hondonada/ Stratigraphical section of the Sarmiento Formation
Paleontológico “Egidio Feruglio”; >: Mayor que. M= at Gran Hondonada.
molar superior; m= molar inferior.
guiente atributos según Alcalá (1994) y Lyman
(1994): 1) orientación; 2) determinación anatómica; 3)
Material y métodos determinación taxonómica; 4) grado de fragmenta-
ción; 5) grado de desarticulación; 6) forma geométri-
Los primeros restos fósiles fueron colectados por ca; 7) edad de los ejemplares; 8) grado de abrasión; 9)
personal del MLP durante las décadas de 1960 y marcas de exposición solar; 10) grado de meteoriza-
1970. Posteriormente, campañas realizadas por per- ción; 11) grado de selección; 12) número de elemen-
sonal del MPEF permitieron incrementar considera- tos identificados por taxón; y 13) número mínimo de
blemente la colección. En las tareas de campo reali- individuos. Debe destacarse que el análisis tafonómi-
zadas por el MPEF se tomaron datos in situ sobre la co sólo se llevó a cabo en los restos asignados a
orientación y posición de los elementos anatómicos Periphragnis , Pseudhyrax, Puelia, Rhyphodon y
en el sustrato. Astraponotus dado que al presentar un NMI y NEIT
En lo que respecta al perfil geológico, el mismo elevado, son los únicos que posibilitan realizar infe-
fue realizado capa a capa (figura 3). De este modo se rencias paleoecológicas confiables.
obtuvo un control exacto de los cambios sedimenta- La orientación (dato de campo) ¨ corresponde a la
rios (verticales y laterales), cambios de color (Geolo- desviación en grados con respecto al norte geográfi-
gical Society of America, 1979), la posición estratigrá- co (una vez corregida la declinación) de la proyec-
fica del nivel fosilífero y sus dimensiones. Así mismo ción en el plano horizontal (que en este coincide con
se utilizó la nomenclatura para rocas piroclásticas de el plano de estratificación) del hueso correspondien-
Mazzoni, 1985b. te. Esta medida se tomó en aquellos elementos que
Para llevar a cabo el estudio tafonómico, los ele- presentaban una de sus dimensiones claramente pre-
mentos óseos se analizaron sobre los restos los si- dominante, considerando el extremo cuya cota topo-
AMEGHINIANA 41 (3), 2004
Tafonomía de la Gran Hondonada 5

gráfica es menor ¨(Alcalá, 1994). El dato de inclina- nete) es el número de individuos necesario para
ción (entre 0º y 90º) fue tomado con respecto a la ho- aportar todos los huesos identificados en la asocia-
rizontal ya que los estratos se encuentran subhori- ción. El NMI nunca puede superar al NEIT (véase
zontales. Badgley, 1986; Alcalá, 1994). Siguiendo a Lyman
Las determinaciones anatómica y taxonómica (da- (1994) dado el elevado NEIT obtenido, el NMI sólo
tos de gabinete) se realizaron sobre la base de la com- fue calculado para las especies más abundantes en el
paración del material con piezas homólogas de taxo- yacimiento. En nuestro caso, la determinación del
nes conocidos. Con la finalidad de determinar el gra- número mínimo de individuos (MNI) se estableció
do de fragmentación (dato de gabinete), para cada en base al mayor número de elementos anatómicos
elemento óseo se establecieron dos variables: núme- representados. Este método fue aplicado para cada
ro de roturas y tipo de rotura (Alcalá, 1994). En am- uno de los taxones presentes. En la mayoría de los ca-
bos casos se establecieron cuatro categorías desde sos se estableció sobre la base de los dientes m3 iz-
elementos enteros a fracturas múltiples ((2), siendo 0, quierdo. Estableciendo el NMI también podemos
1, 2 y >2 para el número y, para el del tipo de fractu- cuantificar la abundancia relativa de los taxones y
ras: elemento entero, elemento con una o varias rotu- hasta el momento no existe un criterio uniforme de
ras transversales a su dimensión máxima. elemento cómo debe ser calculado el NMI (Alcalá, 1994).
con una o más roturas oblicuas a su dimensión máxi- A partir del NMI se realizó un estudio del estadio
ma, y elemento con una o más roturas longitudinales de desarrollo de los individuos.
a su dimensión máxima (fracturas longuitudinales). La edad de los ejemplares (dato de gabinete) se ha
El grado de desarticulación (dato de campo) se es- establecido tomando en consideración los dientes yu-
tableció a partir de dos categorías: elementos en cone- gales, reconociéndose cuatro categorías indicativas:
xión anatómica y elementos sin conexión anatómica. juveniles (con dentición decidual - sin presencia de
La forma geométrica (dato de gabinete) se esta- molares permanentes); adultos jóvenes (con molares
bleció a partir de la medición de los tres ejes axiales permanentes en proceso de eclosión. incluyendo pie-
(a= dimensión máxima; b= dimensión media y c= di- zas que, aunque con un leve desgaste en los molares
mensión menor) e ingresados en el diagrama de permanentes anteriores, presenten los M3 y m3 sin
Frostick y Reid (1983). En este diagrama se pudo desgaste); adultos (dentición con un desgaste medio
comparar la selección por transporte entre formas ge- en todos sus molares); y seniles (dentición con un
ométricas simples: esféricas, prismas (rectangular marcado grado de desgaste). Con este estudio bási-
alargado o plano), cilíndricas y cónicas. camente se trata de averiguar qué sectores de la po-
El grado de abrasión (dato de gabinete) mide la blación están representados. En caso de una mortan-
suavización de las aristas y los vértices de los huesos dad pasiva o ¨normal¨ el histograma basado en el de-
(Shipman et al., 1981) cuyo final hipotético sería la sarrollo de los individuos presenta dos modas bien
pérdida de toda irregularidad superficial y/o la ad- definidas en las edades juveniles y seniles (Lyman,
quisición de una forma esférica. Este indicador se es- 1994).
tableció a partir del reconocimiento de tres categorí- Finalmente se comparó la propuesta experimental
as: 1) hueso intacto; 2) hueso redondeado; 3) hueso de Voorhies, 1969 con los resultados obtenidos y de
pulido. esta manera se analizó la susceptibilidad al transpor-
El grado de meteorización (dato de gabinete) eva- te de los restos óseos.
lúa el proceso por el cual los componentes originales Más detalles acerca de la metodología tafonómica
de los huesos se separan entre sí y son destruidos por empleada pueden hallarse en Behrensmeyer (1978),
agentes físicos y químicos que actúan sobre los mis- Alcalá (1994) y Lyman (1994).
mos in situ, tanto en la superficie del terreno como en
subsuelo (Behrensmeyer, 1978). Siguiendo a esta mis-
Geología
ma autora y a Alcalá (1994), se reconocieron tres ca-
tegorías: 1) hueso intacto; 2) hueso con pérdida de Procesos sedimentarios
materia ósea superficial; 3) hueso con pérdida de ma-
teria ósea profunda. La diferencia entre las dos últi- La Formación Sarmiento se caracteriza por presen-
mas categorías se establece en función del grado de tar una litología piroclástica primaria o reelaborada
pérdida de las capas compacta (externa) y esponjosa (Andreis, 1977; Spalletti y Mazzoni 1977, 1979). En la
(profunda) de los huesos. Gran Hondonada (figura 1), su espesor es de aproxi-
El número de elementos identificados por taxón o madamente 45 m (figura 3). Su base no está expuesta
NEIT (dato de gabinete) es el número de huesos o de (figura 2a) y el techo se encuentra coronado por un
fragmentos de hueso de una asociación que puede basalto de 5 m de espesor. El afloramiento se ubica en
ser asignado a un taxón determinado. Por su parte, el una depresión y lateralmente se encuentra cubierto
número mínimo de individuos o NMI (dato de gabi- por rodados y derrubio de basaltos (figura 2a).
AMEGHINIANA 41 (3), 2004
6 G. Cladera, E. Ruigómez, E. Ortiz Jaureguizar, M. Bond y G. López

Los procesos sedimentarios dominantes son los el paso de llanura a fluvial se diferencia claramente
subáereos y subácueos. Los depósitos subáereos se por el contacto erosivo de estos últimos.
caracterizan por presentar una litología friable de pi- Con respecto al nivel fosilífero el mismo se ubica
ropsamitas finas a pirolimolitas macizas o con pobre en la sección basal del perfil en depósitos de un canal
estratificación. Los colores predominantes son los fluvial. Este canal tiene 1, 30 m de espesor y 8 m lar-
claros, desde blanco hasta rosado o levemente ocre go, su geometría es claramente lenticular cuyos bor-
(10 YR 7/4). El espesor de estos estratos tabulares en des presentan una abrupta pendiente evidenciando
ocasiones es muy difícil de determinar debido a la el carácter erosivo. Los depósitos de relleno del canal
homogeneidad de la litología, pero en general varía corresponden a una tufopsefita y la única estructura
desde unos pocos centímetros hasta 1,50 m. El con- interna observable es la gradación normal. Los clas-
tacto entre los estratos es plano o levemente ondula- tos son exclusivamente intraformacionales de hasta
do, presentándose en el tope procesos de edafización 20 cm bien redondeados y están asociados a los res-
o una bioturbación del tipo endichnia, en ocasiones tos óseos (figura 6a). El arreglo y contacto de los hue-
muy intensa. sos con los clastos es totalmente caótico ya que los
Los paleosuelos, formados a partir de material pi- huesos fueron depositados simultáneamente con los
roclástico (tobas), exhiben un pobre desarrollo en ra- clastos y se los puede hallar tanto por encima como
zón del escaso espesor y horizontación (diferencia- por debajo de los clastos y sin un patrón de orienta-
ción de horizontes), débil alteración de minerales ción e inclinación definido. Con respecto a la matriz,
(preservación de trizas vítreas) y la estructura maci- la misma es tufopsamítica gruesa a media de color
za. Su rasgo más destacado es la presencia de raíces gris claro (10 YR 7/4).
axiales de hasta 10 cm de longitud y unos pocos milí- Sobre la continuidad del nivel fosilífero, el mismo
metros de diámetro y nidos de escarabajos (compa- no presenta continuidad lateral debido a que la posi-
rables a Coprinisphaera isp.) in situ en niveles inferio- ción geométrica del lente con respecto al afloramien-
res de los paleosuelos. Por ello, los mismos podrían to es perpendicular, por lo tanto se estima que la con-
corresponder a Inceptisoles ándicos o Andosoles tinuidad del mismo se hallaría excavando hacia el in-
(Retallack, 2001; Retallack et al., 2000). En estos nive- terior del afloramiento.
les, Odreman Rivas (1978) halló material organógeno
de células de gramíneas. Paleoambiente
En cuanto a las tobas, las mismas están compues-
tas por un alto porcentaje de trizas vítreas, seguidas Es muy probable que los canales se hayan despla-
de bentonita y en menor medida por montmorilloni- zado por erosión lateral y por cortos trayectos, esto
ta, producto de la alteración del vidrio volcánico. La último evidenciado por la mala selección del material
depositación subácuea está representada por tufop- y el aspecto macizo del mismo. En este contexto, los
sefitas y tufopsamitas (figura 3). Las tufopsefitas son arroyos efímeros y sinuosos transportaban el mate-
de color gris claro (10 YR 7/4) con un espesor que va- rial suelto de las lluvias de cenizas, así como los blo-
ría de 0,50 m hasta 1,50 m. Incluyen clastos intrafor- ques irregulares de tobas y tufopelitas de carácter se-
macionales (algunos de origen edáfico) redondeados micohesivo que provenían de los derrumbes de los
a subredondeados, concentrados en la base y con un márgenes laterales de los canales. Este proceso se
tamaño promedio que va desde los 3 hasta los 20 cm. puede observar en muchos de los arroyos efímeros
También se observan bioclastos, que corresponden a actuales de la Patagonia extraandina y provincia de
nidos de escarabeidos (Frenguelli, 1939). Las tufopse- Buenos Aires donde luego de una lluvia torrencial in-
fitas gradan a tufopsamitas medias sin estructura tensa, las paredes laterales de los mismos se derrum-
mecánica visible, aunque bioturbadas en el tope de la ban, incorporándose así parte de suelo al canal don-
secuencia o con una pobre edafización. de es redondeado in situ por la erosión del agua. Este
El contacto basal de las tufopsefitas es difícil de tipo de cauce evidenciaría un paleorelieve suave con
diferenciar, pero se han encontrado superficies erosi- bajas pendientes.
vas (diastemas) sobre tufopelitas (figura 3). No se di- Las llanuras estarían conformadas por la acumu-
ferencia estructura interna alguna y la geometría de lación de cenizas volcánicas, producto de las erup-
los cuerpos es lenticular cóncava hacia arriba, con es- ciones volcánicas plinianas de gran magnitud locali-
casa continuidad lateral. zadas al oeste en la región de la Cordillera Pata-
La ciclicidad entre la depositación subáerea y su- gónica (Spalletti y Mazzoni, 1977; Mazzoni, 1985a).
bácuea es la característica principal en el área de es- De acuerdo con Andreis et al. (1975), Andreis (1977) y
tudio y estos ciclos pueden variar desde 1m hasta 4 Spalletti y Mazzoni (1977) el principal agente de
m. El paso de ambiente fluvial al de llanura muchas transporte de estas cenizas fue el eólico, proponiendo
veces es difuso, pero en algunos casos se puede de- un origen loéssico (similar al Cuaternario de la re-
terminar por la presencia de paleosuelos. En cambio gión pampeana) para estos depósitos. El argumento
AMEGHINIANA 41 (3), 2004
Tafonomía de la Gran Hondonada 7

para dicha interpretación se basa en la pobre estrati- cie (periostio), se presenta en excelente estado de
ficación, la porosidad y la textura limosa (en este ca- conservación (figura 4b).
so tufolimolitas). Estas características depositaciona- El 16% sufrió la perdida del material superficial,
les también se observan en el área de la Gran Hondo- pero sin alcanzar el material óseo esponjoso (catego-
nada. ría 2). Sólo un 2 % presenta un grado 3 , es decir, evi-
Los modelos paleoclimáticos de Barron y Moore dencia una estadía prolongada a la exposición solar y
(1994) para el Eoceno - Oligoceno en el hemisferio resedimentación tafonómica (Fernández López,
sur proponen paleotemperaturas aproximadas a los 2000). Estos últimos restos fósiles habrían sufrido
17oC. Andreis (1972) basándose en los nidos de esca- procesos anatáxicos diferentes y no pertenecerían al
rabeidos y la presencia de gramíneas estima una conjunto de huesos sin marcas, por lo que serán tra-
temperatura de 20o C para la Formación Sarmiento. tados en forma independiente en otro trabajo.
A su vez, los datos sedimentológicos y paleoam- Debido a la exposición de los restos óseos en la su-
bientales les permitió a Spalleti y Mazzoni (1988) perficie del yacimiento la meteorización actual es
proponer condiciones climáticas cálidas templadas muy intensa (figura 4c) y la pérdida de material de
con estaciones húmedas y secas. En cercanías al área estos huesos se debe a la acción de las raíces actuales.
de trabajo precisamente en la localidad de Laguna Por su parte, los restos que se encuentran con una
del Mate, Andreis (1972) interpreta condiciones cli- buena cubierta sedimentaria y no fueron alcanzados
máticas templadas - cálidas y áridas semiáridas. por las raíces, presentan un excelente estado de pre-
Trabajos recientes de Bellosi et al., (2001, 2002) refe- servación.
ridos a la edad mustersense y basados en evidencias
edáficas proponen un ambiente semiárido, pero co- Grado de abrasión
mo ellos aclaran las evidencias de la fauna (verte-
brados e invertebrados), edáficas y la presencia de Como se observa en el cuadro 1 , la mayoría de los
facies loéssicas indicarían que durante la deposita- elementos fósiles (80 %) se encuentra intacta, es decir
ción de la Formación Sarmiento esta habría sufrido que no presenta signos de abrasión. El 14 % de los
un clima heterogéneo. restos tiene una suave abrasión de las aristas y vérti-
Los datos obtenidos por los autores antes mencio- ces, destacándose las escápulas y elementos del crá-
nados son congruentes con los obtenidos para la lo- neo. El redondeamiento de las aristas en la mayoría
calidad de la Gran Hondonada. En esta localidad el de las piezas es poco perceptible dentro de la catego-
estudio paleoambiental indica que el mismo habría ría 2 y podría deberse a dos causas: 1) procesos dia-
tenido una marcada estacionalidad, donde alternan genéticos; 2) procesos de desgaste por el transporte
depósitos de río efímeros o pequeños cursos de agua (Alcalá, 1994). En cambio, los elementos del tarso y
con una vegetación arbórea en cercanías a los cuer- las escasas vértebras muestran un alto grado de abra-
pos de agua y zonas abiertas dominadas por una cu- sión, incluso con la pérdida de los arcos hemales en
bierta de gramíneas. El desarrollo de áreas abiertas estas últimas (figura 4d).
estaría también corroborado por la presencia de ni- Por otra parte, las marcas de punzamiento o linea-
dos de escarabajos en los paleosuelos. Estos niveles ciones son escasas y se habrían generado por el im-
son representantes de la icnofacies de Coprinisphaera, pacto con otros objetos durante el transporte
atribuida a ambientes dominados por vegetación (Behrensmeyer et al., 1989).
herbácea con abundantes herbívoros (Genise et al.,
2000; Bellosi et al., 2001). La reconstrucción del am- Grado de fragmentación
biente se puede observar en la figura 8, donde la ve-
getación se infiere a partir de una fauna mayoritaria- La gran mayoría de los restos fósiles (80%) presen-
mente ramoneadora y hasta arboricola como es el ca- ta algún tipo de fractura (cuadro 1), el 61% presenta
so de los marsupliales (Pascual et al., 1996) y la pre- fracturas múltiples por manipulación en el yacimien-
sencia de material organógeno de gramíneas to. El resto de las fracturas son generalmente perpen-
(Odreman Rivas, 1978). diculares al eje mayor (figura 4e) del hueso y obede-
cen a procesos ocurridos durante la etapa fosildiage-
nética (Fernández López y Fernández Jalvo, 2002). Si
Análisis tafonómico
las fracturas hubiesen sido previas al enterramiento
Grado de meteorización debería observarse entre las grietas un relleno sedi-
mentario o bien podrían estar selladas por algún tipo
En su amplia mayoría (82 %), los restos fósiles es- de cemento diagenético (Merino Cristóbal, 2000). Las
tudiados no muestran señales de exposición o mete- fracturas oblicuas o en espiral (figura 4f) se encuen-
orización subáerea previa al enterramiento (cuadro tran en el 1 % y existen controversias sobre el origen
1), dado que el material óseo compacto de la superfi- de este tipo de fracturas. Shipman et al. (1981) opinan
AMEGHINIANA 41 (3), 2004
8 G. Cladera, E. Ruigómez, E. Ortiz Jaureguizar, M. Bond y G. López

AMEGHINIANA 41 (3), 2004


Tafonomía de la Gran Hondonada 9

que se producen antes que el hueso sea sepultado, es Orientación


decir, cuando todavía no ha sufrido procesos diage-
néticos. Estas fracturas estarían relacionadas con la No se observa una orientación preferencial de los
acción de carnívoros, el transporte fluvial o el pisoteo. restos en el estrato y el arreglo es caótico. A su vez, la
En cambio Behrensmeyer (1991) descarta que este ti- inclinación subvertical de algunos de los restos po-
po de fracturas se produzca por la acción fluvial. dría deberse al entrampamiento con los clastos du-
Las fracturas longitudinales a la dirección máxi- rante el transporte (figura 6).
ma de los restos óseos sólo están presentes en el 3%.
Este tipo de fractura estaría relacionado con la con-
tracción del tejido del hueso durante la etapa bioes- Número de elementos identificados
tratinómica (Haynes, 1980; Alcalá, 1994). El bajo por- por taxon (NEIT)
centaje de piezas con este tipo de fractura indica que Sobre un total de 1.539 piezas óseas colectadas se
en general los huesos tuvieron un breve período de pudo identificar anatómicamente 1.391, es decir el
exposición aérea. 91 % (tabla 2). Este porcentaje supera ampliamente
Según la propuesta de Fernández López (1984) no los valores óptimos (10 %) propuestos por Morales
existen indicios de reelaboración tafonómica ya que (1987) indicando el excelente grado de conservación
no se hallaron fragmentos de huesos largos con frac- del yacimiento de la Gran Hondonada permitiendo a
turas perpendiculares posteriores a los procesos dia- su vez, la utilización de un análisis cuantitativo (ver
genéticos, así como tampoco rellenos sedimentarios o Alcalá, 1994).
geopetales. Claramente se observa (tabla 2) un amplio predo-
minio del género Periphragnis (43,5%) seguido por
Grado de desarticulación Pseudhyrax (8,3%), Puelia (4,4%), Rhyphodon (4,5%) y
Astroponotus (2,5%).
Los restos óseos se encuentran en su mayoría di-
sociados hallándose articulados sólo parte de un fé-
mur y tibia, un cráneo y mandíbula de Periphragnis y
Número Mínimo de Individuos (NMI)
una pelvis y un fémur de un Proterotheriidae indi- Es claro que el NEIT (figura 7) y el NMI (figura 7)
cando que fueron transportados durante la descom- están relacionados entre sí y la predicción obtenida
posición. A su vez, la presencia de elementos articu- del NEIT (como el número estimado más elevado) se
lados, evidencia que no existió reelaboración tafonó- corresponde en todos los casos con el NMI (como el
mica (Fernández-López, 1984; Alcalá, 1994). estimador más bajo de ejemplares presentes).
Se descarta una desarticulación por agentes bioló- El NMI total es de 256 ejemplares, con una predo-
gicos como depredadores y carroñeros debido a la minancia de Isotemnidae (125) entre los cuales se
falta de marcas de depredación en los restos óseos. destaca Periphragnis representado por 75 individuos.
Por lo tanto la desarticulación se habría originado
simplemente por la descomposición de las partes
Desarrollo de los individuos
blandas y por un corto transporte.
Los datos obtenidos para la Gran Hondonada (ta-
Selección de forma bla 3a) reflejan un perfil de mortalidad con predomi-
nio de la clase edad adultos seguido por adultos ju-
Como se observa en el gráfico (figura 5) existe una veniles, juveniles y seniles. Este perfil de mortalidad
baja selección en las formas geométricas de los restos presenta un histograma unimodal con 136 ejemplares
óseos. Esta selección podría deberse a un transporte de la clase adulto (tabla 3b). Según Lyman (1994) es-
o bien a una selección por acción biológica. Sin em- te tipo de histograma refleja una mortandad catas-
bargo, esta última se descarta ya que en ninguno de trófica es decir con una mortandad sincrónica que
los elementos preservados se hallaron indicios de de- habría afectado al conjunto de los individuos. Por
predación o acción de carroñeros. A pesar de este ba- otra parte, Dunbar (1981) sugiere que cambios en las
jo grado de selección, en la fig. 5 se aprecia una ten- condiciones climáticas pueden afectar el número de
dencia hacia el predominio de los huesos con formas nacimientos y como resultado se obtiene un histogra-
geométricas cilíndricas y esféricas. ma unimodal.

Figura 4. A, Ejemplar juvenil Astraponotus/ Young Astraponotus specimen.B, Cráneos de Periphragnis y Astraponotus con excelente esta-
do de preservación/ Periphragnis and Astraponotus skulls in excellent preservation state. C, Mandíbula de Periphragnis con fracturas múl-
tiples y pérdida de material óseo por meteorización actual/ Periphragnis mandible with multiple fractures and osseous material loss by weat-
hering . D, Cuerpo vertebral sin los arcos hemales por abrasión/ Vertebral body without hemal arches by abrasion. E, Costilla con fracturas
perpendiculares/ Rib with perpendicular fractures. F, Húmero con fracturas múltiples/ Humerus with perpendicular fractures. G, Fractura
oblicua al eje principal/ Fracture oblique to principal axis.

AMEGHINIANA 41 (3), 2004


10 G. Cladera, E. Ruigómez, E. Ortiz Jaureguizar, M. Bond y G. López

Figura 5. Diagrama de selección de los elementos preservados / Selection diagram of the preserved elements.

Discusión vo una breve residencia en las planicies, esta fue lo


suficientemente prolongada como para permitir la
El excelente estado de conservación de los restos descomposición y desarticulación de las carcasas. El
óseos y su clara disposición en el estrato ha permiti- tiempo de desarticulación varía entre las diferentes
do inferir cuáles habrían sido los procesos tafonómi- especies y tiene un importante componente climáti-
cos dominantes en la formación del yacimiento cono- co. Como ejemplo, trabajos realizados por Hill (1980)
cido como la Gran Hondonada. en la sabana africana con el propósito de estudiar la
El conjunto de elementos mayoritarios represen- desarticulación de huesos de especies de diferentes
tado por Periphragnis, Pseudhyrax, Puelia, Rhyphodon y tamaños corporales, mostraron que los ejemplares de
Astraponotus (tabla 2), presenta una excelente conser- menor tamaño se desarticulan en semanas, mientras
vación de la sección cortical, sin evidencias de expo- que los de mayor talla (e.g., búfalos) pueden perma-
sición aérea. Estos indicios reflejan que la exposición necer articulados hasta 54 meses. Partiendo de estos
aérea habría durado un lapso breve y, además, que resultados y considerando, por una parte, que la ma-
las condiciones de transporte y la exposición a la in- sa corporal de Periphragnis y, por otra, que las condi-
temperie fueron similares para todos los elementos ciones paleoclimáticas y paleoambientales (figura 8
conservados. Si bien la mayoría de los esqueletos tu- a) imperantes en la Gran Hondonada fueron simila-

Figura 6. A, Disposición caótica de los restos óseos/ Chaotic arrangement of the bone remains. B, Cráneos y mandíbula de Periphragnis jun-
to a clastos redondeados./ Periphragnis skulls and mandible together with pebbles.

AMEGHINIANA 41 (3), 2004


Tafonomía de la Gran Hondonada 11

Figura 7. Número Mínimo de Individuos (NMI)./ Minimum number of individuals.

res a las que se registran actualmente en la sabana ferencia se sustenta también en una prueba directa,
africana, se concluye que el tiempo de desarticula- como la asociación de los restos óseos junto a depósi-
ción y descomposición debió haber sido breve. tos de clastos redondeados de fondo de canal fluvial
Un hecho llamativo es el muy leve o nulo grado (figura 6 a, b).
de abrasión de los restos óseos de Periphragnis, Puelia, Siguiendo a Lyman (1994) el análisis cualitativo
Pseudhyrax, Rhyphodon y Astraponotus (cuadro 1). de las clases de edades para los géneros con mayor
Dado que se infieren hábitos anfibios para Astrapo- NMI (i.e., Periphragnis y Rhyphodon) refleja una mor-
notus (Webb, 1978) y más terrestres para Periphragnis tandad no selectiva, ya que las edades adulto-juvenil
y Rhyphodon, de provenir los mismos de diferentes y adulto son las más numerosas (tabla 3 a, b). Este da-
sectores de la planicie de inundación sería esperable to refleja que incluso los individuos más fuertes y re-
hallar un mayor grado de abrasión en los huesos de sistentes también fueron afectados. La escasez de res-
los individuos asignados a estos dos últimos géneros. tos óseos de ejemplares juveniles podría obedecer a
El hallazgo de restos con tan similar grado de abra- que la mortandad ocurrió en un período del año fue-
sión sugiere, por el contrario, que existió una única ra de las pariciones, o bien a que los restos óseos de
área de producción y que la misma fue la periferia los juveniles no se preservaron. Esto último es poco
del cuerpo de agua donde finalmente fueron deposi- probable, puesto que se han preservado restos óseos
tados. sumamente delicados, tales como algunos cráneos
Comparando los elementos anatómicos y agru- (figura 4b).
pándolos según la propuesta de Voorhies (1969), se Con respecto al resto de los taxones no analizados
aprecia que en la asociación (tabla 2) se observan to- numéricamente, presentan las mismas características
dos los elementos de los diferentes grupos que dicho tafonómicas que los taxones dominantes, pero el
autor propone (e.g., Grupo 1: vértebra; Grupo 2: hú- NEIT y NMI son muy bajos y por lo tanto resultan
mero; Grupo 3: cráneo). Si bien está representada la poco representativos. Es probable que el bajo NEIT se
totalidad de los elementos anatómicos, el número de deba a que el número de individuos que conforma-
algunos es bajo (e.g., el número de vértebras halladas ban las diferentes comunidades en el área cercana al
para todos los taxones es de 135) y, además, hay au- canal haya sido bajo. De todos modos, su acumula-
sencia de ciertos tipos de vértebras. De esto se des- ción habría respondido al mismo evento que afectó a
prende que existió una selección de elementos, la los taxones más abundantes dado que presentan si-
cual afectó mayoritariamente a las vértebras. Según milares características tafonómicas.
Aslan y Behrensmeyer (1996) en los sistemas fluvia- Otro factor de control tafonómico a tener en cuen-
les la selección de huesos afecta mayoritariamente a ta es el tiempo de acumulación. En la Gran
las vértebras debido a que por su forma esférica son Hondonada los paleosuelos están poco desarrollados
más fáciles de transportar. Por lo tanto, cabe inferir debido a la alta tasa de sedimentación (Spalletti y
que la acción fluvial fue la responsable de la selección Mazoni, 1979). Frente a una alta tasa de sedimenta-
de los restos que constituyen esta asociación. Esta in- ción, debería esperarse un bajo NMI en condiciones
AMEGHINIANA 41 (3), 2004
12 G. Cladera, E. Ruigómez, E. Ortiz Jaureguizar, M. Bond y G. López
Tabla 2. Número de Elementos Identificados por Taxon (NEIT)./ Tabla 3. A, Desarrollo de los individuos, B, Desarrollo de los in-
Number of elements identified by taxon. dividuos por taxon/A, Individuals development, B, Individuals deve-
lopment by taxon.
Sobre un total de 1539 piezas analizadas:

Meteorización:

1 2 3

82 % 16 % 2%

Abrasión

1 2 3

80 % 14 % 6%

Mandíbula 4 3 25 87 41 21 6 12 199 Grado de fragmentación:

Incisivo ó Canino 13 3 3 17 103 5 51 195 Actual Transversal Longitudinal Oblicua Sin frag. Combinadas

Molar. Inferior 9 12 5 4 88 19 10 8 39 194 61 % 9% 3% 1% 20 % 6%

Molar. Superior 5 7 3 10 75 33 9 11 25 178


Fragmento 1 147 148 una vez, pero en ninguna se hallaron restos de verte-
Vértebra 47 4 89 140 brados fósiles. Por lo tanto, puede afirmarse que este
Maxilar 2 2 5 25 16 11 1 7 69 evento fue único en el área de estudio y habría sido
Costilla 16 2 41 59 el que produjo la tafofacies analizada.
Elemento Craneano 24 1 29 54 Sobre la base del conjunto de los datos obtenidos,
Metapodiano 3 24 18 45 puede inferirse que se estaría en presencia de una
Falange 12 16 15 43 mortandad masiva y que el yacimiento fosilífero de
Húmero 1 1 16 16 34
la Gran Hondonada puede ser considerado como au-
Fémur 2 8 5 16 31
Elemento del Tarso 1 24 6 31
tóctono, ya que si bien los procesos post-mortem des-
Elemento del Carpo 15 11 26 plazaron las carcasas por un corto trayecto, éstas
Ulna 7 17 24 nunca salieron de su área de producción.
Cráneo 2 8 2 2 14
Escápula 1 1 8 9 19 Conclusiones
Pelvis 5 1 4 10
Radio 6 1 5 12 Los depósitos de la Formación Sarmiento en la lo-
Tibia 2 4 5 11 calidad de la Gran Hondonada corresponden a un
Sesamoideo 1 1 ambiente de planicie con sistemas fluviales efímeros.
Fíbula 1 1 2
El yacimiento fósil de la Gran Hondonada corres-
Total general 35 43 27 61 605 115 62 26 565 1539
ponde a una única tafofacies.
de mortandad no catastrófica, tal como lo proponen Los restos fósiles tuvieron una corta etapa bioes-
Aslan y Behrensmeyer (1996). Estos autores mencio- tratinómica y fueron sepultados en forma caótica en
nan que a menor madurez del paleosuelo (poco tiem- el lecho del canal, resedimentados y sin evidencia de
po de estabilidad edafológica por la alta tasa de sedi- reelaboración tafonómica.
mentación) menor es el número de carcasas acumu- Tanto del análisis del NEIT como NMI se des-
ladas. Para explicar el alto NMI acumulados en la prende que los restos óseos en su mayoría corres-
Gran Hondonada, donde los paleosuelos son pobres, ponden a Periphragnis , Pseudhyrax, Puelia , Rhyphodon
es necesario que la mortandad en la comunidad haya y Astroponotus.
sido sincrónica (figura 8 b). El estudio basado en el desarrollo de los indivi-
Luego de la descomposición de las carcasas, el duos señala un predominio de la clase edad adulto y
transporte y enterramiento fue muy rápido. Una adultos juveniles.
fuerte riada inferida a partir del tamaño de los clas- El yacimiento de la Gran Hondonada se puede in-
tos (mayor tamaño que en el resto de los canales flu- terpretar como autóctono y resedimentado. La suma
viales) habría acarreado los restos óseos dispersos de evidencias tafonómicas sugiere que los individuos
desde sectores cercanos al canal, hasta incorporarlos pudieron ser afectados por una mortandad masiva.
como bioclastos. Posteriormente fueron depositados
y sepultados junto con los clastos intraformacionales Agradecimientos
producto del derrumbe de los márgenes del canal (fi-
gura 8 c). Como se observa en la sección geológica (fi- Los autores quieren agradecer al Dr. E. Bellosi por las suge-
rencias realizadas, a los árbitros C. Montalvo y M. Zárate por los
gura 3), estas eventuales crecidas ocurrieron más de importantes comentarios que han permitido mejorar el trabajo y a

Figura 8. A, Reconstrucción faunística y paleoambiental de la Fm. Sarmiento/ Faunistic and paleoenviroment reconstruction for Sarmiento
Fm. B, Reconstrucción de la primera etapa biostratinómica/ First biostratinomic stage reconstruction. C, Reconstrucción de la acumulación
de los restos óseos/. Reconstruction of the accumulations of the bone remains.

AMEGHINIANA 41 (3), 2004


Tafonomía de la Gran Hondonada 13

AMEGHINIANA 41 (3), 2004


14 G. Cladera, E. Ruigómez, E. Ortiz Jaureguizar, M. Bond y G. López
Jorge Aquino por los dibujos realizados. A la Fundación Egidio Birkenmajer, K. 1987. Oligocene-Miocene glacio-marine se-
Feruglio y al MEF por el financiamiento del trabajo. quences of King George Island (South Shetland
Islands), Antarctica. En: A. Gazdzicki (ed.),
Bibliografía Palaeontological Results of the Polish Antarctic Expeditions,
Part I Palaeontologia Polonica 49: 9-36.
Alcalá, L. 1994. Macromamíferos neógenos de la fosa de Birkenmajer, K. y Zasawniak, E. 1989. Late Cretaceous-
Alfambra - Teruel. Instituto de Estudios Turolenses y early Tertiary floras of King George Island, West
Museo Nacional de Ciencias Naturales, Teruel, 554 pp. Antarctica: their stratigraphic distribution and paleocli-
Ameghino, F. 1901. Notices préliminaires sur des ongulés matic significance. En: J.A Crame (ed.), Origin and
nouveaux des terrains crétacés de Patagonie. Boletín de Evolution of the Antarctic Biota, Geological Society
la Academia Nacional de Ciencias (Córdoba) 16: 349-426. Special Publications 47: 227-240.
Ameghino, F. 1902 a. Notices préliminaires sur des Bond, M., López, G.M. y Reguero, M.A. 1996.
Mammiféres nouveaux des terrains crétacés de “Astraponotéen Plus Supérieur” of Ameghino: another
Patagonie. Boletín de la Academia Nacional de Ciencias interval in the paleogene record of South American.
(Córdoba) 17: 5-70. Journal of Vertebrate Paleontology 16, Supplement to
Andreis, R.R. 1972. Paleosuelos de la Formación Musters Number 3: 23 A.
(Eoceno Medio), Laguna del Mate, Provincia de Cifelli, R.L. 1985. Biostratigraphy of the Casamayoran,
Chubut. Rep. Argentina. Revista de la Asociación early Eocene of Patagonia. American Museum Novitates
Argentina de Mineralogía, Petrología y Sedimentología 3: 2820: 1-26.
91-97. Dunbar, R.I.M. 1981. “Comments”. En P. Shipman, W.
Andreis, R.R. 1977. Geología del área de Cañadón Hondo, Bosler y K.L. Davis (1981) “Butchering of Giants
Departamento de Escalante, Provincia de Chubut, Geladas at an Acheulian Site”. Current Anthropology 22:
República Argentina. Obra de Centenario del Museo de La 264-265.
Plata 4: 77-102. Fernández López, S. 1984. Criterios elementales de reela-
Andreis, R., Mazzoni, M. y Spalletti, L. 1975. Estudio es- boración tafonómica en ammonites de la Cordillera
tratigráfico y paleoambiental de las sedimentitas tercia- Ibérica. Acta Geológica Hispánica 19: 105-116.
rias entre Pico Salamanca y Bahía Bustamente, provin- Fernández López, S. 2000. Temas de Tafonomía.
cia de Chubut. República Argentina. Revista de la Departamento de Paleontología, Universidad
Asociación Geológica Argentina 30: 85-103. Complutense de Madrid, 167 pp.
Aslan, A. y Behrensmeyer, A.K. 1996. Taphonomy and ti- Fernández López, S. y Fernández Jalvo, Y. 2002. The limit
me resolution of bone assemblages in a contemporary between biostratinomy and fossildiagenesis. En: M.
fluvial system: The East Fork River, Wyoming. Palaios Renzi, M. Pardo Alonso, M. Belinchon, E. Peñalver, P.
5: 411-421. Montoya y A. Marquez-Aliaga (eds.), Current topics on
Badgley, C. 1986. Counting individuals in mammalian fos- taphonomy and fossilization. I Congreso Internacional de
sil assemblages from fluvial environments. Palaios 1: Tafonomía (Valencia) pp. 27-36.
328-338. Flynn, J.J. y Wyss, A.R. 1999. New marsupials from the
Barron, ? y Moore, ?. 1994. Eocene-Oligocene transition of the Andean main range,
?????????????????????????????????????????????????????? Chile. Journal of Vertebrate Paleontology 19: 533-549.
?????????????????????????????????????????????????????? Flynn, J.J., Wyss, A.R., Croft, D.A. y Charrier, R. 2003. The
?????????????????????????????????? Tinguiririca Fauna, Chile: biochronology, paleoeco-
Behrensmeyer, A.K. 1978. Taphonomic and ecologic infor- logy, biogeography, and a new earliest Oligocene
mation from bone weathering. Paleobiology 4: 150-162. South American Land Mammalian “Age”.
Behrensmeyer, A.K. 1991. Terrestrial vertebrate accumula- Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology 195:
tions. En: P. A. Allinson and D. E. G. Briggs (eds.), 229-259.
Taphonomy: releasing the data locked in the fossil record, Franchi, M.R. y Nullo, F.E. 1986. Las Tobas de Sarmiento
Topics in Geobiology, Plenum Press, New York, 9: 291- en el Macizo de Sumuncurá. Revista de la Asociación
335. Geológica Argentina 35: 208-229.
Behrensmeyer, A.K., Gordon, D.K. y Yanagi, G.T. 1989. Frenguelli, J. 1939. Nidos fósiles de insectos en el Terciario
Nonhuman bone modification in Miocene fossils from del Neuquén y Río Negro. Notas del Museo de La Plata
Pakistan. En: R. Bonnichsen y M.H. Sorg (eds.), Bone (Serie Paleontológica) 4: 379-402.
Modification, Published by the Center for the Study of Frostick, L. y Reid, I. 1983.Taphonomic significance of sub-
the First Americans, Orono, Maine, pp. 99-120. aerial transport of vertebrate fossil on steep semi-arid
Bellosi, E.S., Laza, J.H. y González, M.G. 2001. Icnofaunas slopes. Lethaia 16: 157-164.
en paleosuelos de la Formación Sarmiento (Eoceno- Gazdzicki, A.J., Gruszczi, M., Hoffman, A., Malkowski, K.,
Mioceno), Patagonia Central. 4º Reunión Argentina de Marenssi, S.A., Halas, S. y Tatur, A. 1992. Stable carbon
Icnología y Segunda Reunión de Icnología del Mercosur and oxygen isotope record in the Paleogene La Meseta
(Tucumán), Resúmenes: 31. Formation, Seymour Island, Antarctica. Antarctic
Bellosi, E.S., Miquel, S.E., Kay, R.F. y Madden, R.H. 2002. Science 4: 461-468.
Un paleosuelo Mustersense con microgastrópodos te- Genise, J.F., Mángano, M.G., Buatois, L.A., Laza, J.H. y
rrestres (Charipidae) de la Formación Sarmiento, Verde, M. 2000. Insect trace fossil associations in paleo-
Eoceno de Patagonia central: significado paleoclimáti- sols: the Coprinisphaera ichnofacies. Palaios 15: 49-64.
co. Ameghiniana 39: 465-477. Geological Society of America. 1979. Rock Color Chart.

AMEGHINIANA 41 (3), 2004


Tafonomía de la Gran Hondonada 15

Haynes, G. 1980. Evidence of carnivore gnawing on Münchner Geowissenschaftliche Abhandlungen


Pleistocene and Recent mammalian bones. Paleobiology Verlag Dr. F. Pfeil (A) 30: 265-319.
6: 341-351. Pascual, R., Carlini, A.A., Bond, M. y Goin, F.J., 2002.
Hill, A.P. 1980. Early postmortem damage to the remains Mamíferos cenozoicos. En: M.J. Haller (ed.), Geología y
of some contemporary East African mammals. En: A.K. Recursos Naturales de Santa Cruz. Relatorio del 15º
Behrensmeyer y A.P. Hill (eds.), Fossils in the Making, Congreso Geológico Argentino, II-11. Buenos Aires, pp.
University of Chicago Press, pp. 131-152. 533-544.
Kay, R.F., Madden, R.H., Vucetich, M.G., Carlini, A.A., Reguero, M.A. 1999. [El problema de las relaciones sistemáti-
Mazzoni, M.M., Re, G.H., Heizler, M. y Sandeman, H. cas y filogenéticas de los Typotheria y Hegetotheria
1999. Revised geochronology of the Casamayoran (Mammalia, Notoungulata): análisis de los taxones de
South American Land-Mammal Age: climatic and bio- Patagonia de la Edad-mamífero Deseadense (Oligoceno).
tic implications. Proceedings of the National Academy of Tesis Doctoral, Facultad de Ciencias Exactas y
Sciences of the USA 96: 13235-13240. Naturales, Universidad de Buenos Aires, 301 pp.
Kvasov, D.D. y Verbitsky, M.Y. 1981. Causes of Antarctic Inédita].
glaciation in the Cenozoic. Quaternary Research 15: 1-17. Retallack, G. 2001. Soils of the past. Blackwell. 2nd Edition.
Lyman, R.L. 1994. Vertebrate Taphonomy. Cambridge 404 pp. Oxford.
Manuals in Archaeology, Cambridge, pp. 524. Retallack, G., Bestland, E. y Fremd, T. 2000. Eocene and
Marshall, L.G., Hoffstetter, R. y Pascual, R. 1983. Oligocene Paleosols in central Oregon. Geological
Geochronology of the continental mammal-bearing Society of America, Special Paper 344: 1-192.
Tertiary of South America. Paleovertebrata, mémoire ex- Shipman, P., Brosler, W. y. Davis, K.L. 1981. Butchering of
traordinaire: 1-93. Giant Geladas at an Acheulian Site. Current
Mazzoni, M. 1985a. La Formación Sarmiento y el vulcanis- Anthropology 22: 257-268.
mo Paleógeno. República Argentina. Revista de la Simpson, G.G. 1940. Review of the Mammal-bearing
Asociación Geológica Argentina 40: 60-68. Tertiary of South America. Proceedings of the American
Mazzoni, M. 1985b. Procesos y depósitos piroclásticos. Philosophy Society 83: 649-710.
Asociación Geológica Argentina, Serie “B” 14: 1-115. Simpson, G.G. 1941. The Eogene of Patagonia. American
Merino Cristóbal, L. 2000. Mineralogía y geoquímica del es- Museum Novitates 1120: 1-15.
queleto de mamíferos del Neógeno Español. Ed: Consejo Simpson, G.G. 1948. The beginning of the age of mammals
Superior de investigaciones Científicas Museo in South America. Part 1. Introduction. Systematics:
Nacional de Ciencias Naturales, Madrid, 245 pp. Marsupialia, Edentata, Condylarthra, Liptopterna, and
Morales, A. 1987. Problemas de interpretación de los datos Notioprogonia. Bulletin of the American Museum of
faunísticos procedentes de los yacimientos. 2º Congreso Natural History 91: 1-232.
Arqueológico Medieval Español: 34-35. Simpson, G.G. 1967. The beginning of the Age of the
Odreman Rivas, E.O. 1978. Sobre la presencia de un Mammal in South America. Part II. Bulletin of the
Polydolopidae (Mammalia, Marsupalia) en capas de American Museum of Natural History 137: 1-259.
edad Mustersense (Eoceno Medio), de Patagonia. Obra Spalletti, L. y Mazzoni, M. 1977. Sedimentología del
de Centenario del Museo de La Plata 5: 29-38. Grupo Sarmiento en un perfil ubicado al sudeste del
Ortiz Jaureguizar, E. 1986. Evolución de las comunidades Lago Colhue Huapi, provincia de Chubut. Revista del
de mamíferos cenozoicos sudamericanos: un estudio Museo de La Plata, Obra del Centenario 4: 261-283.
basado en técnicas de análisis multivariado. 6º Congreso Spalletti, L. y Mazzoni, M. 1979. Estratigrafía de la
Argentino de Paleontología y Bioestratigrafía (Mendoza) 2: Formación Sarmiento en la barranca sur del Lago
191-207. Colhue Huapi, Provincia de Chubut. Revista de la
Pascual, R. 1970. Evolución de las comunidades, cambios Asociación Geológica Argentina 34: 271-281.
faunísticos e integraciones biocenóticas de los vertebra- Spalletti, L. y Mazzoni, M. 1988.
dos cenozoicos de Argentina. 4º Congreso ??????????????????????????????????????????????????????
Latinoamericano de Zoología (Caracas) 2: 991-1088. ??????????????????????????????????????????????????????
Pascual, R. y Odreman Rivas, O. 1971. Evolución de las co- ??????????????????????????????????????????????????????
munidades de los vertebrados del terciario argentino. ??????????????????????????????
Los aspectos paleozoogeográficos y paleoclimáticos re- Turnbull, W.D. y Martill, D.M. 1988. Taphonomy and pre-
lacionados. Ameghiniana 8: 372-421. servation of a monospecific titanothere assemblage
Pascual, R. y Odreman Rivas, E.O. 1973. Las unidades es- from the Washakie Formation (Late Eocene), southern
tratigráficas del Terciario portadoras de mamíferos, su Wyoming. Palaeogeography, Palaeoclimatology,
distribución y sus relaciones con los acontecimientos Palaeoecology 63: 91-108.
diastróficos. 5º Congreso Geológico Argentino (Carlos Voorhies, M.R. 1969. Taphonomy and population dyna-
Paz, 1972) 3: 293-338. mics of the Early Pliocene vertebrate fauna, Knox
Pascual, R. y Ortiz Jaureguizar, E. 1990. Evolving climates County, Nebraska. Contributions to Geology, University
and mammal faunas in Cenozoic South America. of Wyoming, Special Paper, pp. 1-69.
Journal of Human Evolution 19: 23-60. Webb, S.D. 1978. A History of Savanna Vertebrates in the
Pascual, R., Ortiz Jaureguizar, E. y Prado, J.J. 1996. Land New Word: Part II: South America and the Great
mammals: paradigm for Cenozoic South American ge- Interchange. Annual Reviews of Ecology Systematics 9:
obiotic evolution. En: G. Arratia (ed.) Contributions of 393-426.
Southern South America to Vertebrate Paleontology. Wyss, A.R. Flynn J.J., Norell, M.A., Swisher, C.C. III,

AMEGHINIANA 41 (3), 2004


16 G. Cladera, E. Ruigómez, E. Ortiz Jaureguizar, M. Bond y G. López

Charrier, R., Novacek, M.J. y Mckenna, M.C. 1993. A preliminary taxonomic, bioestratigraphic, and ge-
South American’s earliest rodent and recognition of a ochronologic assessment. American Museum Novitates
new interval of mammalian evolution. Nature 365 3098: 1-31.
(6445): 434-437.
Wyss, A.R., Flynn J.J., Norell, M.A., Swisher, C.C. III,
Novacek, M.J., Mckenna, M.C. y Charrier, R. 1994. Recibido: 3 de octubre de 2002.
Paleogene mammals from the Andes of Central Chile: Aceptado: 13 de noviembre de 2003.

AMEGHINIANA 41 (3), 2004

También podría gustarte