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Tafonomía de La Gran Hondonada (Formación Sarmiento, Edad-Mamífero Mustersense, Eoceno Medio) Chubut, Argentina
Tafonomía de La Gran Hondonada (Formación Sarmiento, Edad-Mamífero Mustersense, Eoceno Medio) Chubut, Argentina
Figura 2. Vista de la Formación Sarmiento y del yacimiento fósil / Sarmiento Formation and fossil deposit view.
tatus, Xesmodon, Astraponotus, Rhyphodon o Periphra- (1983), representan actualmente dos intervalos tem-
gnis, entre otros, ha permitido asignar esta fauna a la porales bien diferentes. Uno, el Mustersense “típico”,
SALMA Mustersense (véase Marshall et al., 1983). reconocido en yacimientos como La Gran Hon-
Los mamíferos mustersenses guardan mayor rela- donada, y otro posterior que recientemente fuera re-
ción con aquellos de la inmediatamente precedente validado como “Astraponotéen Plus Supérieur” (Bond
SALMA Casamayorense (en particular con los de la et al., 1996), que se corresponde con el piso homóni-
Subedad Barranquense; véase Cifelli, 1985, Kay et al., mo propuesto por Ameghino (1901 y 1902) y que pre-
1999) que con aquellos de edades posteriores (véase senta taxones de características más derivadas (e.g.
Ortiz Jaureguizar, 1986; Pascual y Ortiz Jaureguizar, corona más alta) que aquellos del Mustersense típico.
1990; Pascual et al., 1996). Por otra parte debemos re- Este último intervalo guarda una estrecha relación
cordar que la faunas mustersenses en el sentido tra- con la fauna de Tinguiririca de la región central de
dicional de Simpson (1948, 1967) y Marshall et al. Chile, siendo ambos actualmente considerados parte
Paleoecológicos
La fauna de mamíferos de la SALMA Mustersense
se halla dominada por los Notoungulata y los Cin-
gulata. Desde un punto de vista trófico predominan
los tipos ramoneadores, seguidos en importancia por
los omnívoros, los “mixed-feeders” y los pastadores
(Pascual et al., 1996). Esto permite inferir que aunque
predominaban los bosques, los ambientes abiertos
(e.g. sabanas) habían comenzado a incrementar su im-
portancia relativa. Durante esta SALMA se registran
diferencias composicionales entre las faunas muster-
sense de Patagonia y el noroeste argentino, las cuales
sugieren que, aunque predominan los climas cálidos
y húmedos, en Patagonia las condiciones climático-
ambientales serían algo más frías y más secas (Pascual
et al., 1996). Estas diferencias latitudinales pueden re-
lacionarse con el inicio del enfriamiento de las aguas
oceánicas profundas durante la parte final del Eoceno
y el inicio del Oligoceno, a consecuencia del comien-
zo de la separación de Australia y la Antártida
Oriental (Kvasov y Verbitsky, 1981). Asimismo, es en
estos tiempos que diversos autores han postulado la
existencia de una glaciación continental en la
Antártida (e.g., Birkenmajer, 1987; Birkenmajer y
Zastawniak, 1989; Gazdzicki et al., 1992).
Abreviaturas. MLP: División Paleontología Figura 3. Perfil estratigráfico de la Formación Sarmiento en la
Vertebrados, Museo de La Plata; MPEF: Museo Gran Hondonada/ Stratigraphical section of the Sarmiento Formation
Paleontológico “Egidio Feruglio”; >: Mayor que. M= at Gran Hondonada.
molar superior; m= molar inferior.
guiente atributos según Alcalá (1994) y Lyman
(1994): 1) orientación; 2) determinación anatómica; 3)
Material y métodos determinación taxonómica; 4) grado de fragmenta-
ción; 5) grado de desarticulación; 6) forma geométri-
Los primeros restos fósiles fueron colectados por ca; 7) edad de los ejemplares; 8) grado de abrasión; 9)
personal del MLP durante las décadas de 1960 y marcas de exposición solar; 10) grado de meteoriza-
1970. Posteriormente, campañas realizadas por per- ción; 11) grado de selección; 12) número de elemen-
sonal del MPEF permitieron incrementar considera- tos identificados por taxón; y 13) número mínimo de
blemente la colección. En las tareas de campo reali- individuos. Debe destacarse que el análisis tafonómi-
zadas por el MPEF se tomaron datos in situ sobre la co sólo se llevó a cabo en los restos asignados a
orientación y posición de los elementos anatómicos Periphragnis , Pseudhyrax, Puelia, Rhyphodon y
en el sustrato. Astraponotus dado que al presentar un NMI y NEIT
En lo que respecta al perfil geológico, el mismo elevado, son los únicos que posibilitan realizar infe-
fue realizado capa a capa (figura 3). De este modo se rencias paleoecológicas confiables.
obtuvo un control exacto de los cambios sedimenta- La orientación (dato de campo) ¨ corresponde a la
rios (verticales y laterales), cambios de color (Geolo- desviación en grados con respecto al norte geográfi-
gical Society of America, 1979), la posición estratigrá- co (una vez corregida la declinación) de la proyec-
fica del nivel fosilífero y sus dimensiones. Así mismo ción en el plano horizontal (que en este coincide con
se utilizó la nomenclatura para rocas piroclásticas de el plano de estratificación) del hueso correspondien-
Mazzoni, 1985b. te. Esta medida se tomó en aquellos elementos que
Para llevar a cabo el estudio tafonómico, los ele- presentaban una de sus dimensiones claramente pre-
mentos óseos se analizaron sobre los restos los si- dominante, considerando el extremo cuya cota topo-
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Tafonomía de la Gran Hondonada 5
gráfica es menor ¨(Alcalá, 1994). El dato de inclina- nete) es el número de individuos necesario para
ción (entre 0º y 90º) fue tomado con respecto a la ho- aportar todos los huesos identificados en la asocia-
rizontal ya que los estratos se encuentran subhori- ción. El NMI nunca puede superar al NEIT (véase
zontales. Badgley, 1986; Alcalá, 1994). Siguiendo a Lyman
Las determinaciones anatómica y taxonómica (da- (1994) dado el elevado NEIT obtenido, el NMI sólo
tos de gabinete) se realizaron sobre la base de la com- fue calculado para las especies más abundantes en el
paración del material con piezas homólogas de taxo- yacimiento. En nuestro caso, la determinación del
nes conocidos. Con la finalidad de determinar el gra- número mínimo de individuos (MNI) se estableció
do de fragmentación (dato de gabinete), para cada en base al mayor número de elementos anatómicos
elemento óseo se establecieron dos variables: núme- representados. Este método fue aplicado para cada
ro de roturas y tipo de rotura (Alcalá, 1994). En am- uno de los taxones presentes. En la mayoría de los ca-
bos casos se establecieron cuatro categorías desde sos se estableció sobre la base de los dientes m3 iz-
elementos enteros a fracturas múltiples ((2), siendo 0, quierdo. Estableciendo el NMI también podemos
1, 2 y >2 para el número y, para el del tipo de fractu- cuantificar la abundancia relativa de los taxones y
ras: elemento entero, elemento con una o varias rotu- hasta el momento no existe un criterio uniforme de
ras transversales a su dimensión máxima. elemento cómo debe ser calculado el NMI (Alcalá, 1994).
con una o más roturas oblicuas a su dimensión máxi- A partir del NMI se realizó un estudio del estadio
ma, y elemento con una o más roturas longitudinales de desarrollo de los individuos.
a su dimensión máxima (fracturas longuitudinales). La edad de los ejemplares (dato de gabinete) se ha
El grado de desarticulación (dato de campo) se es- establecido tomando en consideración los dientes yu-
tableció a partir de dos categorías: elementos en cone- gales, reconociéndose cuatro categorías indicativas:
xión anatómica y elementos sin conexión anatómica. juveniles (con dentición decidual - sin presencia de
La forma geométrica (dato de gabinete) se esta- molares permanentes); adultos jóvenes (con molares
bleció a partir de la medición de los tres ejes axiales permanentes en proceso de eclosión. incluyendo pie-
(a= dimensión máxima; b= dimensión media y c= di- zas que, aunque con un leve desgaste en los molares
mensión menor) e ingresados en el diagrama de permanentes anteriores, presenten los M3 y m3 sin
Frostick y Reid (1983). En este diagrama se pudo desgaste); adultos (dentición con un desgaste medio
comparar la selección por transporte entre formas ge- en todos sus molares); y seniles (dentición con un
ométricas simples: esféricas, prismas (rectangular marcado grado de desgaste). Con este estudio bási-
alargado o plano), cilíndricas y cónicas. camente se trata de averiguar qué sectores de la po-
El grado de abrasión (dato de gabinete) mide la blación están representados. En caso de una mortan-
suavización de las aristas y los vértices de los huesos dad pasiva o ¨normal¨ el histograma basado en el de-
(Shipman et al., 1981) cuyo final hipotético sería la sarrollo de los individuos presenta dos modas bien
pérdida de toda irregularidad superficial y/o la ad- definidas en las edades juveniles y seniles (Lyman,
quisición de una forma esférica. Este indicador se es- 1994).
tableció a partir del reconocimiento de tres categorí- Finalmente se comparó la propuesta experimental
as: 1) hueso intacto; 2) hueso redondeado; 3) hueso de Voorhies, 1969 con los resultados obtenidos y de
pulido. esta manera se analizó la susceptibilidad al transpor-
El grado de meteorización (dato de gabinete) eva- te de los restos óseos.
lúa el proceso por el cual los componentes originales Más detalles acerca de la metodología tafonómica
de los huesos se separan entre sí y son destruidos por empleada pueden hallarse en Behrensmeyer (1978),
agentes físicos y químicos que actúan sobre los mis- Alcalá (1994) y Lyman (1994).
mos in situ, tanto en la superficie del terreno como en
subsuelo (Behrensmeyer, 1978). Siguiendo a esta mis-
Geología
ma autora y a Alcalá (1994), se reconocieron tres ca-
tegorías: 1) hueso intacto; 2) hueso con pérdida de Procesos sedimentarios
materia ósea superficial; 3) hueso con pérdida de ma-
teria ósea profunda. La diferencia entre las dos últi- La Formación Sarmiento se caracteriza por presen-
mas categorías se establece en función del grado de tar una litología piroclástica primaria o reelaborada
pérdida de las capas compacta (externa) y esponjosa (Andreis, 1977; Spalletti y Mazzoni 1977, 1979). En la
(profunda) de los huesos. Gran Hondonada (figura 1), su espesor es de aproxi-
El número de elementos identificados por taxón o madamente 45 m (figura 3). Su base no está expuesta
NEIT (dato de gabinete) es el número de huesos o de (figura 2a) y el techo se encuentra coronado por un
fragmentos de hueso de una asociación que puede basalto de 5 m de espesor. El afloramiento se ubica en
ser asignado a un taxón determinado. Por su parte, el una depresión y lateralmente se encuentra cubierto
número mínimo de individuos o NMI (dato de gabi- por rodados y derrubio de basaltos (figura 2a).
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6 G. Cladera, E. Ruigómez, E. Ortiz Jaureguizar, M. Bond y G. López
Los procesos sedimentarios dominantes son los el paso de llanura a fluvial se diferencia claramente
subáereos y subácueos. Los depósitos subáereos se por el contacto erosivo de estos últimos.
caracterizan por presentar una litología friable de pi- Con respecto al nivel fosilífero el mismo se ubica
ropsamitas finas a pirolimolitas macizas o con pobre en la sección basal del perfil en depósitos de un canal
estratificación. Los colores predominantes son los fluvial. Este canal tiene 1, 30 m de espesor y 8 m lar-
claros, desde blanco hasta rosado o levemente ocre go, su geometría es claramente lenticular cuyos bor-
(10 YR 7/4). El espesor de estos estratos tabulares en des presentan una abrupta pendiente evidenciando
ocasiones es muy difícil de determinar debido a la el carácter erosivo. Los depósitos de relleno del canal
homogeneidad de la litología, pero en general varía corresponden a una tufopsefita y la única estructura
desde unos pocos centímetros hasta 1,50 m. El con- interna observable es la gradación normal. Los clas-
tacto entre los estratos es plano o levemente ondula- tos son exclusivamente intraformacionales de hasta
do, presentándose en el tope procesos de edafización 20 cm bien redondeados y están asociados a los res-
o una bioturbación del tipo endichnia, en ocasiones tos óseos (figura 6a). El arreglo y contacto de los hue-
muy intensa. sos con los clastos es totalmente caótico ya que los
Los paleosuelos, formados a partir de material pi- huesos fueron depositados simultáneamente con los
roclástico (tobas), exhiben un pobre desarrollo en ra- clastos y se los puede hallar tanto por encima como
zón del escaso espesor y horizontación (diferencia- por debajo de los clastos y sin un patrón de orienta-
ción de horizontes), débil alteración de minerales ción e inclinación definido. Con respecto a la matriz,
(preservación de trizas vítreas) y la estructura maci- la misma es tufopsamítica gruesa a media de color
za. Su rasgo más destacado es la presencia de raíces gris claro (10 YR 7/4).
axiales de hasta 10 cm de longitud y unos pocos milí- Sobre la continuidad del nivel fosilífero, el mismo
metros de diámetro y nidos de escarabajos (compa- no presenta continuidad lateral debido a que la posi-
rables a Coprinisphaera isp.) in situ en niveles inferio- ción geométrica del lente con respecto al afloramien-
res de los paleosuelos. Por ello, los mismos podrían to es perpendicular, por lo tanto se estima que la con-
corresponder a Inceptisoles ándicos o Andosoles tinuidad del mismo se hallaría excavando hacia el in-
(Retallack, 2001; Retallack et al., 2000). En estos nive- terior del afloramiento.
les, Odreman Rivas (1978) halló material organógeno
de células de gramíneas. Paleoambiente
En cuanto a las tobas, las mismas están compues-
tas por un alto porcentaje de trizas vítreas, seguidas Es muy probable que los canales se hayan despla-
de bentonita y en menor medida por montmorilloni- zado por erosión lateral y por cortos trayectos, esto
ta, producto de la alteración del vidrio volcánico. La último evidenciado por la mala selección del material
depositación subácuea está representada por tufop- y el aspecto macizo del mismo. En este contexto, los
sefitas y tufopsamitas (figura 3). Las tufopsefitas son arroyos efímeros y sinuosos transportaban el mate-
de color gris claro (10 YR 7/4) con un espesor que va- rial suelto de las lluvias de cenizas, así como los blo-
ría de 0,50 m hasta 1,50 m. Incluyen clastos intrafor- ques irregulares de tobas y tufopelitas de carácter se-
macionales (algunos de origen edáfico) redondeados micohesivo que provenían de los derrumbes de los
a subredondeados, concentrados en la base y con un márgenes laterales de los canales. Este proceso se
tamaño promedio que va desde los 3 hasta los 20 cm. puede observar en muchos de los arroyos efímeros
También se observan bioclastos, que corresponden a actuales de la Patagonia extraandina y provincia de
nidos de escarabeidos (Frenguelli, 1939). Las tufopse- Buenos Aires donde luego de una lluvia torrencial in-
fitas gradan a tufopsamitas medias sin estructura tensa, las paredes laterales de los mismos se derrum-
mecánica visible, aunque bioturbadas en el tope de la ban, incorporándose así parte de suelo al canal don-
secuencia o con una pobre edafización. de es redondeado in situ por la erosión del agua. Este
El contacto basal de las tufopsefitas es difícil de tipo de cauce evidenciaría un paleorelieve suave con
diferenciar, pero se han encontrado superficies erosi- bajas pendientes.
vas (diastemas) sobre tufopelitas (figura 3). No se di- Las llanuras estarían conformadas por la acumu-
ferencia estructura interna alguna y la geometría de lación de cenizas volcánicas, producto de las erup-
los cuerpos es lenticular cóncava hacia arriba, con es- ciones volcánicas plinianas de gran magnitud locali-
casa continuidad lateral. zadas al oeste en la región de la Cordillera Pata-
La ciclicidad entre la depositación subáerea y su- gónica (Spalletti y Mazzoni, 1977; Mazzoni, 1985a).
bácuea es la característica principal en el área de es- De acuerdo con Andreis et al. (1975), Andreis (1977) y
tudio y estos ciclos pueden variar desde 1m hasta 4 Spalletti y Mazzoni (1977) el principal agente de
m. El paso de ambiente fluvial al de llanura muchas transporte de estas cenizas fue el eólico, proponiendo
veces es difuso, pero en algunos casos se puede de- un origen loéssico (similar al Cuaternario de la re-
terminar por la presencia de paleosuelos. En cambio gión pampeana) para estos depósitos. El argumento
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para dicha interpretación se basa en la pobre estrati- cie (periostio), se presenta en excelente estado de
ficación, la porosidad y la textura limosa (en este ca- conservación (figura 4b).
so tufolimolitas). Estas características depositaciona- El 16% sufrió la perdida del material superficial,
les también se observan en el área de la Gran Hondo- pero sin alcanzar el material óseo esponjoso (catego-
nada. ría 2). Sólo un 2 % presenta un grado 3 , es decir, evi-
Los modelos paleoclimáticos de Barron y Moore dencia una estadía prolongada a la exposición solar y
(1994) para el Eoceno - Oligoceno en el hemisferio resedimentación tafonómica (Fernández López,
sur proponen paleotemperaturas aproximadas a los 2000). Estos últimos restos fósiles habrían sufrido
17oC. Andreis (1972) basándose en los nidos de esca- procesos anatáxicos diferentes y no pertenecerían al
rabeidos y la presencia de gramíneas estima una conjunto de huesos sin marcas, por lo que serán tra-
temperatura de 20o C para la Formación Sarmiento. tados en forma independiente en otro trabajo.
A su vez, los datos sedimentológicos y paleoam- Debido a la exposición de los restos óseos en la su-
bientales les permitió a Spalleti y Mazzoni (1988) perficie del yacimiento la meteorización actual es
proponer condiciones climáticas cálidas templadas muy intensa (figura 4c) y la pérdida de material de
con estaciones húmedas y secas. En cercanías al área estos huesos se debe a la acción de las raíces actuales.
de trabajo precisamente en la localidad de Laguna Por su parte, los restos que se encuentran con una
del Mate, Andreis (1972) interpreta condiciones cli- buena cubierta sedimentaria y no fueron alcanzados
máticas templadas - cálidas y áridas semiáridas. por las raíces, presentan un excelente estado de pre-
Trabajos recientes de Bellosi et al., (2001, 2002) refe- servación.
ridos a la edad mustersense y basados en evidencias
edáficas proponen un ambiente semiárido, pero co- Grado de abrasión
mo ellos aclaran las evidencias de la fauna (verte-
brados e invertebrados), edáficas y la presencia de Como se observa en el cuadro 1 , la mayoría de los
facies loéssicas indicarían que durante la deposita- elementos fósiles (80 %) se encuentra intacta, es decir
ción de la Formación Sarmiento esta habría sufrido que no presenta signos de abrasión. El 14 % de los
un clima heterogéneo. restos tiene una suave abrasión de las aristas y vérti-
Los datos obtenidos por los autores antes mencio- ces, destacándose las escápulas y elementos del crá-
nados son congruentes con los obtenidos para la lo- neo. El redondeamiento de las aristas en la mayoría
calidad de la Gran Hondonada. En esta localidad el de las piezas es poco perceptible dentro de la catego-
estudio paleoambiental indica que el mismo habría ría 2 y podría deberse a dos causas: 1) procesos dia-
tenido una marcada estacionalidad, donde alternan genéticos; 2) procesos de desgaste por el transporte
depósitos de río efímeros o pequeños cursos de agua (Alcalá, 1994). En cambio, los elementos del tarso y
con una vegetación arbórea en cercanías a los cuer- las escasas vértebras muestran un alto grado de abra-
pos de agua y zonas abiertas dominadas por una cu- sión, incluso con la pérdida de los arcos hemales en
bierta de gramíneas. El desarrollo de áreas abiertas estas últimas (figura 4d).
estaría también corroborado por la presencia de ni- Por otra parte, las marcas de punzamiento o linea-
dos de escarabajos en los paleosuelos. Estos niveles ciones son escasas y se habrían generado por el im-
son representantes de la icnofacies de Coprinisphaera, pacto con otros objetos durante el transporte
atribuida a ambientes dominados por vegetación (Behrensmeyer et al., 1989).
herbácea con abundantes herbívoros (Genise et al.,
2000; Bellosi et al., 2001). La reconstrucción del am- Grado de fragmentación
biente se puede observar en la figura 8, donde la ve-
getación se infiere a partir de una fauna mayoritaria- La gran mayoría de los restos fósiles (80%) presen-
mente ramoneadora y hasta arboricola como es el ca- ta algún tipo de fractura (cuadro 1), el 61% presenta
so de los marsupliales (Pascual et al., 1996) y la pre- fracturas múltiples por manipulación en el yacimien-
sencia de material organógeno de gramíneas to. El resto de las fracturas son generalmente perpen-
(Odreman Rivas, 1978). diculares al eje mayor (figura 4e) del hueso y obede-
cen a procesos ocurridos durante la etapa fosildiage-
nética (Fernández López y Fernández Jalvo, 2002). Si
Análisis tafonómico
las fracturas hubiesen sido previas al enterramiento
Grado de meteorización debería observarse entre las grietas un relleno sedi-
mentario o bien podrían estar selladas por algún tipo
En su amplia mayoría (82 %), los restos fósiles es- de cemento diagenético (Merino Cristóbal, 2000). Las
tudiados no muestran señales de exposición o mete- fracturas oblicuas o en espiral (figura 4f) se encuen-
orización subáerea previa al enterramiento (cuadro tran en el 1 % y existen controversias sobre el origen
1), dado que el material óseo compacto de la superfi- de este tipo de fracturas. Shipman et al. (1981) opinan
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8 G. Cladera, E. Ruigómez, E. Ortiz Jaureguizar, M. Bond y G. López
Figura 4. A, Ejemplar juvenil Astraponotus/ Young Astraponotus specimen.B, Cráneos de Periphragnis y Astraponotus con excelente esta-
do de preservación/ Periphragnis and Astraponotus skulls in excellent preservation state. C, Mandíbula de Periphragnis con fracturas múl-
tiples y pérdida de material óseo por meteorización actual/ Periphragnis mandible with multiple fractures and osseous material loss by weat-
hering . D, Cuerpo vertebral sin los arcos hemales por abrasión/ Vertebral body without hemal arches by abrasion. E, Costilla con fracturas
perpendiculares/ Rib with perpendicular fractures. F, Húmero con fracturas múltiples/ Humerus with perpendicular fractures. G, Fractura
oblicua al eje principal/ Fracture oblique to principal axis.
Figura 5. Diagrama de selección de los elementos preservados / Selection diagram of the preserved elements.
Figura 6. A, Disposición caótica de los restos óseos/ Chaotic arrangement of the bone remains. B, Cráneos y mandíbula de Periphragnis jun-
to a clastos redondeados./ Periphragnis skulls and mandible together with pebbles.
res a las que se registran actualmente en la sabana ferencia se sustenta también en una prueba directa,
africana, se concluye que el tiempo de desarticula- como la asociación de los restos óseos junto a depósi-
ción y descomposición debió haber sido breve. tos de clastos redondeados de fondo de canal fluvial
Un hecho llamativo es el muy leve o nulo grado (figura 6 a, b).
de abrasión de los restos óseos de Periphragnis, Puelia, Siguiendo a Lyman (1994) el análisis cualitativo
Pseudhyrax, Rhyphodon y Astraponotus (cuadro 1). de las clases de edades para los géneros con mayor
Dado que se infieren hábitos anfibios para Astrapo- NMI (i.e., Periphragnis y Rhyphodon) refleja una mor-
notus (Webb, 1978) y más terrestres para Periphragnis tandad no selectiva, ya que las edades adulto-juvenil
y Rhyphodon, de provenir los mismos de diferentes y adulto son las más numerosas (tabla 3 a, b). Este da-
sectores de la planicie de inundación sería esperable to refleja que incluso los individuos más fuertes y re-
hallar un mayor grado de abrasión en los huesos de sistentes también fueron afectados. La escasez de res-
los individuos asignados a estos dos últimos géneros. tos óseos de ejemplares juveniles podría obedecer a
El hallazgo de restos con tan similar grado de abra- que la mortandad ocurrió en un período del año fue-
sión sugiere, por el contrario, que existió una única ra de las pariciones, o bien a que los restos óseos de
área de producción y que la misma fue la periferia los juveniles no se preservaron. Esto último es poco
del cuerpo de agua donde finalmente fueron deposi- probable, puesto que se han preservado restos óseos
tados. sumamente delicados, tales como algunos cráneos
Comparando los elementos anatómicos y agru- (figura 4b).
pándolos según la propuesta de Voorhies (1969), se Con respecto al resto de los taxones no analizados
aprecia que en la asociación (tabla 2) se observan to- numéricamente, presentan las mismas características
dos los elementos de los diferentes grupos que dicho tafonómicas que los taxones dominantes, pero el
autor propone (e.g., Grupo 1: vértebra; Grupo 2: hú- NEIT y NMI son muy bajos y por lo tanto resultan
mero; Grupo 3: cráneo). Si bien está representada la poco representativos. Es probable que el bajo NEIT se
totalidad de los elementos anatómicos, el número de deba a que el número de individuos que conforma-
algunos es bajo (e.g., el número de vértebras halladas ban las diferentes comunidades en el área cercana al
para todos los taxones es de 135) y, además, hay au- canal haya sido bajo. De todos modos, su acumula-
sencia de ciertos tipos de vértebras. De esto se des- ción habría respondido al mismo evento que afectó a
prende que existió una selección de elementos, la los taxones más abundantes dado que presentan si-
cual afectó mayoritariamente a las vértebras. Según milares características tafonómicas.
Aslan y Behrensmeyer (1996) en los sistemas fluvia- Otro factor de control tafonómico a tener en cuen-
les la selección de huesos afecta mayoritariamente a ta es el tiempo de acumulación. En la Gran
las vértebras debido a que por su forma esférica son Hondonada los paleosuelos están poco desarrollados
más fáciles de transportar. Por lo tanto, cabe inferir debido a la alta tasa de sedimentación (Spalletti y
que la acción fluvial fue la responsable de la selección Mazoni, 1979). Frente a una alta tasa de sedimenta-
de los restos que constituyen esta asociación. Esta in- ción, debería esperarse un bajo NMI en condiciones
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12 G. Cladera, E. Ruigómez, E. Ortiz Jaureguizar, M. Bond y G. López
Tabla 2. Número de Elementos Identificados por Taxon (NEIT)./ Tabla 3. A, Desarrollo de los individuos, B, Desarrollo de los in-
Number of elements identified by taxon. dividuos por taxon/A, Individuals development, B, Individuals deve-
lopment by taxon.
Sobre un total de 1539 piezas analizadas:
Meteorización:
1 2 3
82 % 16 % 2%
Abrasión
1 2 3
80 % 14 % 6%
Incisivo ó Canino 13 3 3 17 103 5 51 195 Actual Transversal Longitudinal Oblicua Sin frag. Combinadas
Figura 8. A, Reconstrucción faunística y paleoambiental de la Fm. Sarmiento/ Faunistic and paleoenviroment reconstruction for Sarmiento
Fm. B, Reconstrucción de la primera etapa biostratinómica/ First biostratinomic stage reconstruction. C, Reconstrucción de la acumulación
de los restos óseos/. Reconstruction of the accumulations of the bone remains.
Charrier, R., Novacek, M.J. y Mckenna, M.C. 1993. A preliminary taxonomic, bioestratigraphic, and ge-
South American’s earliest rodent and recognition of a ochronologic assessment. American Museum Novitates
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