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Vivimos y convivimos con personas narcisistas y con individuos que presentan evidentes rasgos
psicopáticos, pero muchas veces es complicado reconocer cuál es cuál en base a su
comportamiento. Por eso es importante saber distinguirlos.
Sin embargo, detrás de esa apariencia de control hay un ego increíblemente frágil que es
fácilmente herido por las críticas. La persona narcisista generalmente no puede manejar ninguna
forma de crítica y tiende a menospreciar a los demás para validar su propia superioridad.
Existen distintas clasificaciones y tipos de personas narcisistas. Aquí abordaremos los tres tipos
principales.
1. Narcisista clásico
Los narcisistas clásicos son francos con su necesidad de atención constante y siempre se jactan de
sí mismos, buscan cumplidos y creen que tienen derecho a un trato especial. Se aburren
notablemente cuando el tema de la conversación gira en torno a ellos mismos, y no les gusta
compartir el centro de atención con los demás.
Sin embargo, aunque se consideran superiores a la mayoría de las personas, están desesperados
por sentirse importantes y por ser admirados. Por lo general, son el tipo de persona narcisista con
la que es más fácil tratar, ya que suelen tener una autoestima más fuerte.
2. Narcisista vulnerable
Los narcisistas vulnerables o frágiles sienten que son superiore a la mayoría de las personas que
conocen; no obstante, como introvertidos que son, tienden a evitar ser el centro de atención. A
menudo intentan unirse a personas especiales en lugar de buscar un trato especial ellos mismos.
Pueden tratar de tener lástima o manipular a otros siendo demasiado generosos para ganar la
admiración y la atención que necesitan para apaciguar su profunda y arraigada inseguridad.
Tienen egos extremadamente frágiles y son más propensos a atacar de forma pasivo-agresiva si se
sienten ofendidos o maltratados.
3. Narcisista maligno
Los narcisistas malignos son altamente manipuladores y explotadores. Estas personas tienen
mucha menos empatía que los otros dos tipos principales y también pueden tener rasgos
sociopáticos o psicopáticos. Tienen un sentido de la crueldad que los diferencia de los otros dos
tipos de narcisistas.
Los psicópatas son insensibles, pero pueden ser carismáticos y persuasivos. Manipulan y engañan
a otros usando su carisma e intimidando, y pueden imitar efectivamente los sentimientos para
presentarse como "normales" ante la sociedad. Además, el psicópata está organizado en su
pensamiento y comportamiento criminal y es capaz de ejercer un fuerte control emocional y físico,
mostrando poco o ningún miedo, incluso en situaciones amenazadoras.
La psicopatía no entiende de moral; los psicópatas pueden mentir, engañar, robar, lastimar a otros
e incluso matar sin sentir ninguna culpa, aunque pueden pretender que les molesta. Los
psicópatas observan a los demás e intentan actuar como lo hacen para evitar ser descubiertos.
Por ejemplo, ver una escena violenta en una película hace que la mayoría de las personas
reaccionen con un ritmo cardíaco elevado, respiración más rápida e incluso ansiedad. Sin
embargo, la reacción de un psicópata es la contraria y no muestran ninguna reactividad
emocional.
Aunque las personas narcisistas y las personas psicópatas pueden compartir ciertos rasgos de
personalidad, como el hecho de carecer de empatía, la ausencia de remordimientos y de
responsabilidad propia por sus actos, su tendencia a manipular a los demás o que ambas
condiciones son más frecuentes en hombres, existen diferencias notables entre unas y otras.
1. Diferencias en el origen
Además, en diversos estudios se han identificado a niños de 6 a 13 años con trastorno de déficit de
atención e hiperactividad y un diagnóstico de problemas de conducta (como el trastorno de
oposición desafiante o el trastorno de conducta) que terminan por mostrar rasgos similares a los
adultos psicópatas.
2. Diferencias en la emotividad
Las personas narcisistas pueden mostrarse eufóricos, ansiosos, deprimidos, etc., en función de su
entorno y de la estimulación que reciban del exterior. Sin embargo, las personas que sufren
psicopatía muestran un rango de emociones muy atenuadas, ya que no experimentan síntomas de
depresión o ansiedad, y su capacidad para emocionarse es prácticamente nula.
Los individuos que padecen narcisismo suelen ser sádicos y tienen tendencia a la venganza cuando
se sienten ofendidos. Hacer daño a otras personas puede hacer que se sientan más poderosas y
que perciban que tienen el control de la situación.
Los psicópatas, por el contrario, suelen ser más selectivos y no presentan tendencias sádicas por lo
general. Cuando alguien trata de ofender a un psicópata, éste reacciona con indiferencia o
alejándose de la situación. Y si consideran que algo es injusto, pueden exigir venganza pero ésta
siempre será controlada y minuciosamente preparada. Un psicópata también puede torturar a
alguien para poner a prueba sus límites, pero el objetivo no es dañar por dañar y su función es más
incidental.
Las personas narcisistas tienen un gran miedo al fracaso, al rechazo y a no ser considerados lo
suficientemente buenos en alguna tarea. Sin embargo, los psicópatas suelen ser valientes y
arrojados, y no suelen tener sensaciones de miedo o de ansiedad en situaciones que implican
cierto riesgo de fracaso.
5. Otras diferencias
Los narcisistas tienen una característica peculiar que suele provocar desagrado en las personas de
su entorno, y es su tendencia a dramatizar y a comunicar sus sentimientos de forma exagerada. Si
algo les ha molestado o les ha disgustado, no tardarán en hacerlo público y exigir una reparación,
ya que se sienten muy cómodos en el papel de víctimas.
A los psicópatas, en cambio, no les gusta demasiado el drama, más bien les aburre y no tienen
ningún problema en mostrar su indiferencia y su frialdad en ese tipo de situaciones, ya que no les
importa lo que otros piensen de ellos. No obstante, la facilidad con la que un psicópata manipula y
explota a los demás usando artimañas y una falsa apariencia es un problema a la hora de poder
conocer sus verdaderas intenciones.
Explicamos las características psicológicas típicas de las personas con un alto grado de psicopatía.
El término “psicopatía” resulta poco claro para la mayoría de personas porque se le atribuyen
múltiples significados. De hecho, incluso dentro de la psicología se usa esta palabra para designar
realidades muy distintas, siendo el criterio más cuestionado la relación entre la psicopatía y la
criminalidad.
Autores como Hervey Cleckley y Robert Hare han tratado de delimitar el perfil psicológico de los
psicópatas, describiendo rasgos de personalidad y patrones de conducta característicos de
aquellos a quienes se aplica tal calificativo. Veamos qué conceptualizaciones existen en torno a la
psicopatía y cuál es el perfil clásico de esta alteración.
¿Qué es la psicopatía?
Según el modelo triárquico de Patrick et al. (2009), la psicopatía se compone de tres rasgos
principales: atrevimiento, desinhibición y mezquindad. Se sabe que los psicópatas sienten menos
miedo que el resto de personas, que tienen más dificultades para controlar sus impulsos y que su
falta de empatía los lleva a utilizar a los demás en su beneficio.
Por su parte, Garrido (2000) divide la psicopatía en dos dimensiones: el área emocional e
interpersonal y el estilo de vida. En la primera engloba signos como el egocentrismo, la tendencia
a la manipulación y la falta de culpabilidad, mientras que entre los factores conductuales incluye la
necesidad de estimulación, la impulsividad y la conducta delictiva.
En este apartado sintetizaremos los rasgos de personalidad de los psicópatas según las
clasificaciones realizadas por Cleckley y Hare.
La presencia de estas características, por tanto, indica la similitud de una persona determinada
con el concepto de psicopatía manejado por los expertos.
1. Falta de empatía
La psicopatía se ha relacionado con un déficit de empatía, es decir, la capacidad de comprender el
estado mental de otras personas o de ponerse en su lugar. Sin embargo, los estudios sugieren que
los psicópatas tienen la capacidad de empatizar, pero la “activan” a voluntad; esto explicaría tanto
la frialdad como las habilidades sociales que los caracterizan.
Simon Baron-Cohen, que popularizó el concepto de la “teoría de la mente”, afirmó que los
psicópatas tienen empatía cognitiva pero no emocional, y que por tanto no les provoca malestar el
sufrimiento de los demás. Estos déficits se han asociado a una menor activación en el córtex
fusiforme y en el extraestriado, que se relacionan con el reconocimiento de caras.
2. Egocentrismo y narcisismo
El egocentrismo, o incapacidad para asumir puntos de vista ajenos al propio, está íntimamente
relacionado con la falta de empatía. Con mucha frecuencia los psicópatas son también narcisistas;
esto significa que tienden a pensar que son superiores a los demás y más importantes que ellos.
3. Encanto superficial
El perfil típico del psicópata es el de una persona encantadora y sociable, con buenas habilidades
sociales. Puede servir como ejemplo extremo el caso del asesino Ted Bundy, que seducía a sus
víctimas para ganarse su confianza y recibió múltiples cartas de amor y propuestas de matrimonio
después de ser condenado a muerte.
4. Pobreza emocional
Las alteraciones cerebrales propias de la psicopatía hacen que el rango de emociones que sienten
estas personas sea limitado. En concreto, además de la frialdad emocional, los psicópatas se
caracterizan por sentir menos emociones negativas, especialmente miedo, mientras que se cree
que sienten las emociones positivas de forma normal.
Según las investigaciones, los problemas de los psicópatas para aprender de la experiencia se
deben a alteraciones en la conexión entre el córtex prefrontal y la amígdala. Estas estructuras se
relacionan con las funciones ejecutivas y con el aprendizaje emocional, respectivamente.
Al parecer los psicópatas tienen más dificultades que la población general para asociar los castigos
que reciben a las conductas que los han provocado. Otra explicación biológica es la presencia de
niveles reducidos de cortisol y serotonina, relacionados con el condicionamiento aversivo y la
inhibición conductual.
La impulsividad de los psicópatas puede estar causada por la activación disminuida en la corteza
frontal, combinada con un aumento de los niveles de testosterona y una reducción de los de
serotonina. Todo ello podría reducir el autocontrol, facilitando conductas impulsivas como el
abuso de drogas o las agresiones físicas.
Esto también se relaciona con una falta de planificación a largo plazo. Suele darse una ausencia de
metas vitales; la conducta está guiada en mayor medida por los impulsos momentáneos.
8. Insinceridad y manipulación
9. Predisposición al aburrimiento
Las alteraciones biológicas de los psicópatas los llevan a una necesidad de estimulación continua.
Esto hace que les resulte fácil aburrirse, un rasgo compartido por las personas muy extrovertidas
(que tienen un nivel bajo de activación cerebral en reposo) y por otras con trastornos que afectan
al cerebro, como el TDAH.
Aun cuando llevan a cabo conductas que perjudican a otras personas, como algunas de las que
hemos mencionado en los apartados anteriores, los psicópatas no suelen sentir culpabilidad por
sus actos; su falta de empatía emocional les permite cometer delitos o manipular a los demás sin
remordimientos.
Con frecuencia los psicópatas tienen muchas relaciones distintas que duran poco tiempo. Además,
dadas sus dificultades interpersonales y para establecer compromisos, se implican en ellas de
forma superficial y se preocupan principalmente por el sexo y por las utilidades prácticas que
pueden obtener de sus parejas.
Alex Grandío
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En su libro, David Lykken (1994) sostiene que los sujetos que componen este grupo “se
caracterizan por una predisposición persistente hacia la conducta antisocial” (p. 45).
Con el fin de establecer las diferencias entre psicopatía y sociopatía, vamos a proceder a examinar
ambos casos. Se podría decir, a pesar de no gozar de reconocimiento oficial, que éstas son dos de
las tres grandes categorías en las que se bifurca este trastorno:
Psicopatía
La psicopatía se expresa por las tendencias antisociales innatas debidas tanto a diferencias
biológicas, cuantitativas de temperamento o cualitativas en la función cerebral de quien la padece,
que dificultan la socialización de los mismos cuando se encuentran en edad de crecimiento.
Para profundizar en el análisis de la psicopatía, te invitamos a leer el artículo: "Psicopatía: ¿qué
ocurre en la mente del psicópata?"
Sociopatía
Se trata de individuos con un temperamento normal, pero que no tienen adquiridos los atributos
socializadores como consecuencia de una crianza negligente e incompetente por parte de los
principales agentes de socialización: los padres.
Las dinámicas propias del estilo educativo negligente por parte de los progenitores da como
resultado, en el futuro, a hijos salvajes incapaces de socializar correctamente y que cometen
delitos. Si además, los padres de estos jóvenes también fueron criados bajo una supervisión
irresponsable e indiferente, al ser inmaduros en este aspecto es muy difícil que sepan cómo
enderezar a sus vástagos, si acaso les preocupa lo más mínimo. David Lykken sugiere que los
cambios culturales recientes que se han producido en Estados Unidos, han contribuido al
crecimiento de la incidencia de esta educación inepta de los hijos.
Tal y como dice el propio autor: “las personalidades antisociales responsables de la mayoría de los
delitos en EEUU, no son psicópatas. Son sociópatas” (p.10). Así pues, las personalidades sociópatas
son más numerosas y representan un mayor problema social debido al aumento de los índices de
delincuencia y violencia. Se encuentran muy presentes en la sociedad occidental, y más en las
ciudades que en las poblaciones rurales.
“Los sociópatas (…) poseen características impulsivas o modelos de hábitos que pueden atribuirse
a un aprendizaje desviado que interacciona, quizá, con tendencias genéticas también desviadas”
(p. 47).
Esto no debe llevarnos a error, puesto que el temperamento de un sociópata es muchas veces
normal a pesar de la torpeza paterna; mientras que otros pueden ser nerviosos o buscadores
constantes de estímulos. La mayoría de población reclusa satisface los criterios diagnósticos del
Trastorno de Personalidad Antisocial que identifican a más de la mitad de hombres que
consideramos “delincuentes comunes”.
En resumen, el sociópata es el producto fallido de una educación negligente y sin disciplina. Cabe
decir, no obstante, que haber recibido una educación deficiente no es el único factor que explica
la sociopatía. No es raro encontrarse con personas que, pese a las muchas dificultades que
pasaron durante su niñez, han podido buscar su lugar en el mundo y ser individuos con los que
podemos relacionarnos con total normalidad.