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Teoría Literaria II

Profesora: Betina Keizman


Alumna: Victoria Donoso

Trabajo Final

Bajo el complejo concepto de arte y lo que colinda a él (su rol, su función, sus
elementos, su utilidad) nos encontramos constantemente tratando de fijar parámetros fijos
en los que éste debe situarse. Si recurrimos a Grunner podemos ver como se fija al arte
dentro de un parámetro, sin detenerse a contemplar su totalidad. Tal vez podríamos decir lo
mismo en Benjamin, pero claramente al plantearse una línea de escritura, Benjamin se hace
consciente de que está trabajando, solamente, con una falange del arte, por lo tanto, no
pretende reducirla.
Teniendo en cuenta, entonces, que para ambos la experiencia de lectura va a estar
determinada por ciertos parámetros, dedicaré unas cuantas líneas para desarrollar un poco
de la línea argumental general que estos hacen y rescatar las ideas con las que yo trabajaré.
Grunner alude constantemente, más que a la idea de la cuestión artística, al hombre.
Trabaja con la idea del estado violento de éste, que estaría asociado a su estado primitivo y,
por ende, no racional. Y es en este estado de no consciencia, donde Grunner plantea que
nace el arte, como experiencia completamente no racional. Por otra parte, Benjamin se
refiere a la experiencia de la narración. Para él, ésta estaría enlazada con el consejo épico, y
su valor recaería en la idea de que carga con un consejo para el receptor. Básicamente,
refiriéndose a la actual pérdida de valor a la que la experiencia épica se encuentra en los
tiempos modernos.
De forma clara podemos ver que ambos autores plantean ideas completamente
diferentes, pero básicamente para Benjamin el arte está ligado a una experiencia consciente
y para Grunner, no. Verificar cuáles son sus aciertos y sus falencias es lo que pretenderé
desarrollar siempre, de manera de opinión personal y trabajando con bibliografía
complementaria.
En el libro El ritual de la Serpiente de Aby Warburg podemos ver un recorrido por
pueblos de Norteamérica que aún estarían aislados de todo elemento contemporáneo, o sea
en estado primitivo. Es interesante comprobar a lo largo de todo el libro que el arte se
concibe en estado primitivo por fuerzas racionales que estarían ligadas, principalmente, a
la representación dramática. Si bien vemos que estos pueblos tienen una experiencia
mística que estaría unida a un estado no racional, el origen está condicionada por una idea
racional, y es solo así, como el arte se concibe. Si nos fijamos, los pueblos que llevaban a
cabo estas celebraciones mágicas con las serpientes, siempre lo hacían en función
consciente, por ejemplo que lloviera o que la cosecha fuera buena. Tal vez en el tópico de
la experiencia podríamos encontrar el estado violento del hombre (no racional), pero
siempre enlazado a la necesidad consciente, racional de la necesidad de la lluvia, o de la
buena cosecha. La experiencia mística de la representación llevada a cabo, no está exenta
del pensamiento racional que el hombre primitivo tiene para con el arte.
En cuanto a la idea del carácter violento del arte que Grunner plantea es importante
recalcar que su carácter subversivo estaría ligado siempre a elementos racionales de
carácter político. En el umbral de la utilidad de todo, el arte responde con su violencia. Pero
sabemos bien que esta idea subversiva del arte está siempre condicionada por fuerzas
racionales. Benjamin lo explica detalladamente en su libro La obra de arte en la época de
la reproductibilidad técnica, los cambios en la producción del arte, van distanciando su
carácter cultual (valor místico y religioso) del carácter exhibitorio, y éste se acerca, porque
esto es lo el nuevo receptor busca. La función del arte cambia, se concibe de otra manera y
estos cambios no tienen que ver con el estado primitivo del ser humano, sino más bien de
sus decisiones tomadas en su estado racional. Entiendo que Grunner al referirse con lo
subversivo, estaba recurriendo a la idea de choque, a la que el arte recurrió ante las nuevas
condiciones de producción. Tal como ejemplifica Benjamin con el dadaísmo, me parece
pertinente usar este ejemplo para ahondar más en la idea que planteo. Claramente la
corriente tiene como fin el asombro del receptor, el choque con el concepto tradicional del
arte, de la belleza. Y es ahí su rol violento, su rol subversivo, pero éste nace y se muestra de
manera racional, nunca el arte ha estado más alejado de su valor cultual como en el
dadaísmo. Nada de su estado primitivo se encuentra en esta. Estaríamos frente a la
destrucción del único rasgo primitivo del arte (su valor cultual, ligado a lo religioso, al rito)
que sería, personalmente, donde habita su no racionalidad. Frente a todo lo demás, Grunner
expone claramente que en la época donde todo requiere un estado organizativo, de alta
racionalidad, el arte le responde con su no racionalidad. Si bien creo que se acerca en decir
que “le responde”, porque básicamente esa es su función, como la explica Benjamin, la
función del arte moderno está en su fuerza de choque, en su violencia con el receptor, y
creo que falla en asociar grandes corrientes de ideas (violencia, estado primitivo, arte,
racionalidad/no racionalidad) de manera tan acotada. Vemos como éstas han sido causa de
grandes trabajos y reducirla de la manera en que Grunner lo hace, solo lleva a una
generalización mal hecha. Al menos, al hablar de arte. Principalmente, este arte subversivo,
que se distancia del concepto de arte tradicional, se aleja del yo místico, al no concebirse
éste en la vida social actual.
Ahora, si nos remitimos al rol que para Benjamin tiene la experiencia de la
narración, pasa que éste también ha quedado cojo en ciertas nociones. Para Benjamin la
narración se concibe como experiencia social ligada a la figura artesanal, que estaría
directamente relacionado con la experiencia del consejo, referente a la vida social, por lo
tanto, a la experiencia épica. Benjamin hace un llamado a rescatar esta fuente de saber, que
puede cargar la narración. En el ensayo de Susan Sontag “Objetos melancólicos”, la autora
hace una alusión a la fotografía como experiencia épica (cargando un consejo), la cual
estaría ligada a un saber, a una denuncia. Para ella, especialmente, la fotografía
Norteamericana destacaría en este caracter. Claramente vemos acá un símil de lo que
Benjamin expresa como idealismo de la experiencia, pero carente del carácter artesanal,
éste se disuelve al hacer una comunión entre experiencia y maquina ¿Qué podemos sacar de
conclusión? Si vemos que la fotografía cumple el rol social que para Benjamin resulta tan
relevante, pero deja de lado el condicionamiento de la figura artesanal, que también parece
resaltar dentro de las ideas relevantes de su ensayo, claramente algo ha cambiado.
Básicamente lo que para Benjamin se perdió en la narración, existe en la fotografía, pero
cambiando los condicionamientos que el autor creía conveniente para rescatar esta
experiencia social.
A manera de reflexión personal me parece que justamente, en ambos ensayos se
tratan de limitar ciertos parámetros para analizar con mayor acierto lo que el arte puede
generar como experiencia. Es claro que en esta delimitación Grunner falla profundamente
al tratar al arte meramente como corriente inconsciente. Me parece certero aseverar que el
arte es pulso de nuestro consciente e inconsciente o, al menos, lo era en sus orígenes. En el
libro El ritual de la Serpiente pude rescatar esta idea como de las fundamentales que trata
de dejarnos el libro y, al revés de lo que Grunner plantea, cada día perdemos este valor
cultual.
De manera, casi, exacta, Benjamin también falla en ciertos planteamientos. Y es
claro que la idea de artesanía resulta románticamente muy bonita, pero el arte ha
encontrado en las nuevas formas de representación cómo deliberar acerca de los procesos
del arte, y ha sabido encontrar, en comunión con la maquina, esta experiencia épica a la que
él hace un llamado. No por nada Susan Sontag plantea, de manera clara, que la fotografía
logró como ningún otro arte la experiencia surrealista en su esplendor. De cierta manera, el
valor artesanal, la figura del artesano ha pasado a significar algo distinto a lo que Benjamin
planteaba. Hoy gana relevancia quien la emplea. En esta comunión del hombre con la
máquina, que se da de manera natural (desde que nacemos tenemos todas las herramientas
de producción), la valoración a la figura artesanal ha cambiado. Ésta ya no se da como
experiencia social, ya que, hoy todo fuerza de trabajo tiene acceso a la maquina, y el trabajo
artesanal, prácticamente, no existe. Más bien, nace a fuerza de trabajo, o hasta, si se puede
decir, como excentricidad, pasando a tomar un rol principal. Hoy la artesanía es valorada
como lujo.
Relevante me es rescatar que ambos ensayos, aún más el de Benjamin, plantean
ideas interesantísimas y que si acá hago un breve análisis de ideas concretas de ambos
ensayos, sería interesante ahondar más en éstos, para verificar específicamente y de forma
detallada, las ideas que ambos autores merodean.
Bibliografía

-Benjamin, Walter. “El narrador”.


http://mimosa.pntic.mec.es/~sferna18/benjamin/benjamin_el_narrador.pdf. Web.

-Benjamin, Walter. La obra de arte en la época de la reproductibilidad técnica. Mexico:


Itaca, 2003. Impreso.

-Sontag, Susan. “Objetos Melancolicos”. Sobre la fotografía. España: Alfaguara, 2005.


Impreso

-Warburg, Aby. El ritual de la serpiente. Mexico: Sexto piso, 2004. Impreso.

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