Ecosistemas y gestión forestal sostenible: un artículo de revisión

RESUMEN

Las inquietudes sobre la sostenibilidad de los recursos forestales y los ecosistemas se han
expresado desde el comienzo de los estudios modernos sobre manejo forestal por ecólogos,
biólogos, economistas y otros especialistas. Sin embargo, el foco de esta preocupación ha pasado
por varias transformaciones. Los científicos ambientales han enfatizado en el mantenimiento de
los ecosistemas forestales frente a diferentes tipos de intervención humana. Los economistas y
gestores forestales, por otro lado, han enfatizado la capacidad de los sistemas forestales para
proporcionar flujos valiosos de bienes y servicios para las sociedades humanas.

Este documento hace un balance de los recursos forestales y la sostenibilidad del ecosistema
desde perspectivas tanto ecológicas como económicas. Busca identificar cómo estas perspectivas
disciplinarias contribuyen a una mejor comprensión de la sostenibilidad y dónde se encuentran las
brechas conceptuales y fácticas más significativas. De particular interés son dos temas
relacionados: ¿cómo podemos medir la eficiencia y la sostenibilidad de nuestros sistemas? ¿Cómo
podemos determinar la escala de las decisiones de manejo (p. Ej., Sitio de bosque individual versus
región frente a la biosfera global)? PARA. Scl. 42 (3): 366-377. Palabras Clave Adicionales.
Sostenibilidad, economía forestal, gestión de ecosistemas.

I. Introducción

Las inquietudes sobre la sostenibilidad de los
recursos forestales y los ecosistemas se han
expresado casi desde el comienzo de los
estudios modernos sobre manejo forestal
por parte de ecólogos, biólogos, economistas
y otros especialistas. Sin embargo, el foco de
esta preocupación ha pasado por varias
transformaciones. Los científicos
ambientales han enfatizado el
mantenimiento de los ecosistemas forestales
frente a diferentes tipos de intervención
humana (cosecha en curso, conversión de la
tierra, contaminación del aire y del agua,
cambio climático). Abordar esta
preocupación requiere comprender las
funciones e interacciones entre los
componentes de los ecosistemas forestales
en diferentes escalas temporales y
espaciales.
Los economistas y gestores forestales, por
otro lado, han enfatizado la capacidad de los
sistemas forestales para proporcionar flujos
valiosos de bienes y servicios para las
sociedades humanas. Inicialmente, el énfasis
estaba en maximizar el volumen sostenido o
el valor sostenible de los rendimientos de la
madera (ver Hyde 1980 para un tratamiento
extenso de la distinción entre "flujo uniforme
no declinado" y la maximización del valor
presente). La investigación posterior ha
adoptado una visión más amplia,
reconociendo que los sistemas forestales
proporcionan una serie de bienes y servicios
valiosos, algunos comercializados en
mercados y otros fuera de los mercados.
Estos valores son generados por un complejo
conjunto de procesos de producción tanto
natural como humano 1. (Otro tema
recurrente en la gestión forestal ha sido la
estabilidad de comunidades dependientes fácticas más significativas. De particular
de la extracción forestal. Tal preocupación interés son dos temas relacionados: cómo la
puede ser usada, por ejemplo, para eficiencia económica y la sostenibilidad
justificar la intensificación y extensificación pueden diferir en sus implicaciones para el
de la tala de bosques para mantener el flujo manejo del sistema forestal, y cómo los
de madera.) criterios para la sostenibilidad del sistema
forestal están relacionados con la escala de
En los últimos años, particularmente a raíz
las decisiones de manejo (por ejemplo, sitio
del "Informe Brundtland" (Comisión Mundial
forestal individual versus región versus la
sobre Medio Ambiente y Desarrollo 1987), la
biosfera global). Al abordar estos puntos, no
discusión sobre la sostenibilidad ha
intentamos examinar exhaustivamente la
evolucionado hacia un énfasis más amplio en
literatura relevante. En su lugar, nos
la relación entre el progreso económico y el
referimos selectivamente a la literatura que
mundo natural. Existe preocupación respecto
parece útil para desarrollar los argumentos,
a si el agotamiento o la degradación del
con especial énfasis en compendios recientes
"capital natural", incluidos los ecosistemas
que contienen una gran cantidad de
forestales, pone en peligro la capacidad de la
referencias adicionales. La siguiente sección
sociedad humana para mantener o mejorar
del documento proporciona una descripción
los estándares de vida de las generaciones
general de la sostenibilidad. La Sección III
actuales y futuras. Esta atención renovada y
analiza aspectos clave de los ecosistemas
ampliada a la sostenibilidad pone de
forestales que parecen tener relevancia para
manifiesto explícitamente las dimensiones
la sostenibilidad. La Sección IV revisa de
éticas del problema, y pone especial énfasis
manera similar la literatura sobre manejo
en las cuestiones de recursos más globales,
económico de bosques. La quinta y última
así como las preocupaciones locales. En el
sección analiza cómo se puede adaptar el
contexto de la silvicultura, en particular se ha
manejo forestal a la luz de las
prestado atención al Acuerdo de Maderas
preocupaciones de sostenibilidad y resume
Tropicales de las Naciones Unidas y al
las principales brechas conceptuales y de
Convenio sistemático sobre la Diversidad
conocimiento que justifican una mayor
Biológica. Hay una serie de otros esfuerzos
investigación
nacionales (por ejemplo, la preservación del
antiguo crecimiento en el Pacífico Noroeste)
y esfuerzos multilaterales (por ejemplo, un
II. El concepto de sostenibilidad
esfuerzo de la Unión Europea para
desarrollar indicadores cuantitativos de
manejo forestal sostenible) también.
Si bien el concepto de la sostenibilidad sigue
Este documento hace un balance de los siendo algo impreciso, hay un acuerdo de
recursos forestales y la sostenibilidad del que dos conjuntos básicos de cuestiones lo
ecosistema desde perspectivas tanto subyacen (véase Toman 1994 y sus
ecológicas como económicas. Busca referencias). La primera serie de cuestiones
identificar cómo estas perspectivas se refiere a la equidad intergeneracional y a
disciplinarias contribuyen a una mejor la responsabilidad moral de la generación
comprensión de la sostenibilidad y dónde se actual a sus descendientes, ambos
encuentran las brechas conceptuales y inmediatamente a largo plazo. ¿Cuánta
obligación asumimos por salvaguardar el
potencial bienestar de nuestros
descendientes; ¿Qué estamos dispuestos a
dar en términos de beneficios inmediato
para nosotros mismos? la segunda serie de
cuestiones se refiere a la función de los
activos providente por la naturaleza,
incluidos los ecosistemas forestales, para
satisfacer tanto el interés actual como las
obligaciones que asumimos en el futuro.
¿Hasta qué punto estos activos son cruciales
para satisfacer intereses intergeneracionales;
¿hasta qué punto pueden sustituirse otras
formas de riqueza? mientras que muchos
economistas, ecologistas, y especialistas en
ética estarían de acuerdo en que estas son
preguntas sobresalientes, no hay en absoluto
acuerdo sobre las respuestas.
A. Responsabilidad intergeneracional
En cuanto a la responsabilidad moral hacia el
futuro, parece intuitivamente obvio que
muchas personas, si no la mayoría, sienten la
obligación de cuidar las generaciones
venideras. Sin embargo, hay preguntas
filosóficas y empíricas difíciles sobre cómo se
especifican tales obligaciones. ¿Somos
responsables ante la próxima generación en
su conjunto, sólo a nuestros descendientes
inmediatos en la próxima generación, o a "la
futura comunidad humana" en un sentido
más amplio, incluyendo el ser hipotético
cuyas circunstancias e intereses que sólo
podemos percibir vagamente?
El reconocimiento de las obligaciones de
administración intergeneracional pone de
relieve el conflicto potencial entre estas
obligaciones, por un lado, y la teoría y la
práctica económica convencional, por otro.
El enfoque económico convencional busca
maximizar el valor actual de un flujo de
beneficios agregados con menos costos. Este
es un criterio de bienestar social
intergeneracional específico con
implicaciones morales específicas en cuanto
a la situación de las diferentes generaciones.
El criterio de valor actual estándar no incluye
las conexiones entre el bienestar de la
generación actual y el bienestar (potencial)
de sus descendientes. La aritmética de
descuento significa que cualquier daño
potencial infligido a la próxima generación
por la generación actual no es casi ninguna
consecuencia, y podemos eliminar la palabra
"casi" en la frase anterior cuando se hace
referencia a la generación subsiguiente. La
teoría y la práctica económica pueden
ampliarse para incorporar una mayor
preocupación intergeneracional, aunque las
extensiones teóricas sólo empiezan a
considerarse, y el progreso en el cambio de
los métodos económicos aplicados es aún
más rudimentario. El primer paso clave es
reconocer que la eficiencia económica,
ampliamente definida, no necesita (de
hecho, no) sólo requiere la maximización
convencional del valor actual. La eficiencia
económica, en el sentido del criterio
Paretológico, sólo requiere que el bienestar
en ninguna generación pueda incrementarse
sin una disminución correspondiente en el
bienestar de otras generaciones. Es probable
que existan infinitas trayectorias de gestión
de ecosistemas y actividad económica que
satisfagan esta condición.
La generación actual puede utilizar una
variedad de valores sociales para elegir entre
estas posibilidades dadas sus preocupaciones
para las generaciones futuras (potencial)
bienestar, así como su propio bienestar
inmediato. Una receta común para lidiar con
las preocupaciones intergeneracionales es
reducir las tasas de descuento para
proyectos con impactos intergeneracionales
sustanciales. Sin embargo, este enfoque
puede implicar distorsiones económicas (por
no mencionar los daños ecológicos) que
pueden resultar de la reducción de las tasas
de descuento. Por ejemplo, las tasas de
interés más bajas fomentan la construcción
de presas que proporcionan control de
inundaciones, pero destruyen la madera y
otros valores del ecosistema en la tierra
inundada.
Una concepción alternativa implica
preocupación por el futuro como un bien
público con un "precio de sombra" como
cualquier otro bien valioso Este precio de
sombra equilibra el efecto de descontar en la
evaluación de los impactos en futuras
generaciones que son relevantes para la
toma de decisiones actuales. El criterio de
valor actual estándar es un caso especial con
un precio de sombra cero. Otro posible
orden de bienestar social, si la generación
actual está fuertemente preocupada por la
justicia intergeneracional, es una regla
máxima de Rawlsian (véase Howarth 1992
para una justificación de este enfoque en
términos de preferencias individuales). La
sociedad también puede tratar de equilibrar
el crecimiento y la justicia mediante la
búsqueda de un bienestar no decreciente a
través de las generaciones, permitiendo que
el futuro sea mejor que el pasado, o dejando
que el futuro esté mejor que el pasado o
dejando que el futuro esté peor, siempre que
exista un umbral nivel de bienestar es
respetado (véase toman et al. 1995 para la
discusión).
Desde una perspectiva operativa, esta
concepción de la cuestión requiere al menos
algunos esfuerzos difíciles para medir la
intensidad de las preocupaciones
intergeneracionales que rodean las
actividades de gestión del ecosistema (y
otras) en particular. Esto no es una tarea
sencilla, y los economistas apenas empiezan
a pensar en las dificultades empíricas. Surgen
preguntas sobre si todas las valoraciones
necesarias para utilizar este marco de
eficiencia ampliada pueden medir
significativamente. En términos más
generales, siguen existiendo preguntas sobre
si los modelos basados en el bienestar son
adecuados o apropiados para abordar la
cuestión.
Por ejemplo, si la gente ve el tema como uno
de los derechos morales básicos, entonces el
modelo económico puede tener poco poder
explicativo. Estas preguntas seguirán siendo
puntos de contención que trascienden la
preocupación por la gestión sostenible de los
ecosistemas forestales.
B. La sustituibilidad de los recursos y un
estado "especial" para los activos ecológicos
Una vez que uno acepta la idea de la
responsabilidad intergeneracional como
importante para la toma de decisiones
sociales para la sostenibilidad, la siguiente
pregunta es cómo se puede cumplir esa
responsabilidad. Definamos el término
capital ampliamente para incluir todos los
recursos y capacidades proporcionadas a las
generaciones futuras para satisfacer sus
necesidades y deseos materiales y no
materiales. El capital puede venir en muchas
formas la dotación natural, estructuras y
herramientas construidas, y el conocimiento
y la técnica humana, para nombrar amplias
categorías. La especie humana ha estado
comprometida durante algún tiempo en un
proceso de conversión de "capital natural"
en otras formas. Como consecuencia, el
bienestar del material (y, en menor medida,
general) ha aumentado drásticamente,
aunque de manera desigual en el tiempo y el
espacio. El proceso de conversión de capital
ha crecido en velocidad e intensidad a
medida que el tamaño de la población
humana y sus demandas materiales han
aumentado. ¿Puede continuar este proceso
hasta que se alcance algún tipo de estado
estacionario global, o se enfrenten límites
naturales al desarrollo humano a medida que
aumente la magnitud del impacto humano?
Si hay una oportunidad significativa de este
último, entonces el capital natural debe ser
visto como que tiene un estatus especial en
el legado a las generaciones futuras. Si en
algún momento la sustitución de la mayor
parte de otro capital por capital natural
degradado ya no es manejable, entonces el
capital natural debe ser señalado para la
protección. En este caso, no podemos
simplemente sustituir otras formas de capital
por capital natural, ya que el alcance para
hacerlo está limitado por la suposición; nos
enfrentamos a una compensación absoluta
más dura entre los estándares materiales
actuales y futuros. El concepto de límites
naturales actualmente no está de moda, al
menos entre la mayoría de los economistas,
en parte debido al fracaso de los modelos
energéticos "día del juicio final" en la década
de 1970 para ser convincente y en parte
porque el concepto de límites físicos va en
contra de algunos axiomas básicos utilizados
para construir gran parte del cuerpo actual
de economía de recursos. La opinión
predominante es que alguna combinación de
sustitución de material o cambio técnico
(sustitución del conocimiento) puede aliviar
los límites físicos, por lo que se debe hacer
hincapié en el mantenimiento de las
actividades e instituciones económicas
(mercados que funcionen bien, R&D
progresivo) para garantizar que cualquier
restricción se aliviará.
Es importante señalar que la intuición contra
la cual se validan estos axiomas incluye una
serie de observaciones empíricas en las que
la escasez física sobre ciertas escalas
temporales y espaciales fue aliviada por las
respuestas económicas. El PIB de los países
industrializados creció sustancialmente
desde principios de la década de 1970 hasta
finales de la década de 1980, incluso con una
mitad de intensidad energética.
Anteriormente, Inglaterra se adaptó al uso
del carbón cuando se agotaron las
existencias de madera de leña. Los países
industrializados y en desarrollo han
demostrado una fuerte capacidad para
reducir la intensidad del uso de agua y
minerales cuando los incentivos económicos
han motivado tales cambios. En América del
norte, las preocupaciones sobre la escasez
de la disminución de los bosques en los
Estados Unidos han sido sistemáticamente
exageradas (Clawson 1979). El agotamiento
de la madera ha conducido a una tendencia
de precio ascendente a largo plazo que ha
alentado la replantación.
A pesar de estas observaciones, hay una
crítica persistente del modelo de sustitución
estándar de los ecologistas, otros científicos
de la vida natural y algunos economistas que
no pueden ser rechazados de la mano. En un
nivel, estas críticas se pueden hacer en
términos físicos generales. La ley de
conservación implica que la sustitución de
otros insumos por energía (directa o
incorporada en otros insumos) no puede ser
ilimitada, y que los sumideros de desechos
enfrentarán problemas crecientes de
congestión con aumentos en la escala
humana. La ley de entropía implica que
tendremos que ser progresivamente más
inteligentes y dedicados a la captura del flujo
solar para compensar el creciente desorden
de energía y materiales en nuestra Biosfera.
Los críticos de la sabiduría económica
convencional afirman que la capacidad de
adaptación humana para afrontar estos
desafíos debe al menos ser cuestionada,
dada la creciente escala de la actividad
humana en relación con los recursos
planetarios.
Dicho de esta forma, los límites potenciales
parecen algo abstractos y posiblemente muy
remotos. Un argumento más inmediato
convincente es hecho por los ecologistas que
sostienen que los ecosistemas que funcionan
bien son un activo valioso para el que la
sustitución a gran escala es problemática.
Tales ecosistemas subyacen a todos los
procesos de la vida, incluyendo la circulación
de nutrientes y desechos y el mantenimiento
de la diversidad genética, así como
proporcionar beneficios culturales y
espirituales a la humanidad. De particular
importancia, en esta visión, son ecosistemas
relativamente no gestionados que tienden a
tener mayor complejidad organizacional,
diversidad genética y resiliencia natural en
comparación con sistemas más gestionados.
Nuestro conocimiento de cómo operan estos
sistemas, incluyendo varios efectos de
umbral o discontinuidades, es tan limitado
que nuestra capacidad para "ejecutarlos" a
alta intensidad durante períodos
significativos evitando o remediando daños
es probable que permanezca limitada al
menos durante algún tiempo. También es
probable que la capacidad de sustituir otras
inversiones por daños graves a gran escala a
los procesos básicos de la vida siga siendo
limitada; y sin estos procesos, la noción de
inversiones compensatorias para las
generaciones futuras comienza a perder su
significado. De este argumento se desprende
que es necesario prestar especial atención a
la protección de la integridad del ecosistema
"a nivel del paisaje" para cumplir las
obligaciones asumidas en el futuro (si no
también en el presente). Esta preocupación
contrasta fuertemente con el mantenimiento
de un flujo de cosecha fijo.
Destacamos que la fuerza de este imperativo
para la salvaguardia de los ecosistemas es
dependiente de la escala. Los daños locales
pueden permitir mayores posibilidades de
sustitución que las amenazas a gran escala
en la medida en que los daños locales
afecten únicamente a los componentes de
los sistemas de mayor envergadura, cuyos
servicios pueden sustituirse por
componentes intactos en otros lugares. Los
críticos del argumento de la sustitución
económica convencional pueden afirmar con
cierta justificación que las presiones de
sustitución pasadas no funcionaban a la
misma escala que las actuales amenazas
(pérdida de especies, cambio climático,
"exceso de simplificación" forzada de
ecosistemas de presiones humanas que
reducen la productividad y la resiliencia), que
son globales o implican grandes regiones.
Por otro lado, la severidad de las amenazas
actuales sigue siendo controvertida, e incluso
las metodologías difíciles para determinar
qué escalas son críticas con respecto al
problema de sustitución sólo están en
proceso de desarrollo. Un ejemplo de esto es
el trabajo de Norton y Ulanowicz (1992), que
comienzan con una visión de la estructura
ecológica que involucra una jerarquía
anidada de subsistemas.
Los subsistemas de pequeña escala son más
adaptables y menos críticos que los sistemas
de escala más grande (por ejemplo, la
fecundez de una especie en particular en una
ubicación particular versus la diversidad de
especies en toda una región). Proponen que
cualquier amenaza ecológica de una escala
que implique sistemas que solo puedan
recuperarse a lo largo de una generación o
más, implique posibilidades de sustitución
limitadas y acciones morales. Esta
formulación necesita más consideración
desde el punto de vista de los intereses y
valores humanos, pero es un comienzo
prometedor.
C. implicaciones para los ecosistemas
forestales sostenibles y la gestión
La lección clave de este debate para nuestros
propósitos parece ser la necesidad de
identificar cuidadosamente (1) las diferentes
facetas de los ecosistemas forestales de
relevancia para el bienestar humano
ampliamente definidos, (2) la escala espacial
relevante para la gestión de diferentes
aspectos del bienestar (por ejemplo, el corte
de madera local versus la diversidad de
especies de ecosistemas) y (3) la capacidad
de sustitución o reparación de daños en
diferentes escalas temporales. Los impactos
a corto plazo y a pequeña escala plantean
poca amenaza a la capacidad de reemplazar
activos o compensar a las generaciones
futuras por su pérdida, y un modelo de
eficiencia bioeconómica estándar parecería
fácilmente aplicable para determinar las
estrategias de gestión preferidas.
Por el contrario, los impactos más largos o
más grandes ponen más de una carga de
prueba en las prescripciones convencionales
que maximizan el valor. Estos tres puntos
parecen desafiar el modelo convencional de
manejo forestal, con su énfasis en el flujo
aún no decreciente, su limitada atención a
las posibilidades de sustitución o el cambio
técnico, y su limitada atención en algunos
casos a los aspectos espaciales de
ecosistemas de mayor escala que afectan la
productividad a nivel sostenible. Si se
pudieran estimar todos los beneficios, costos
y riesgos de los diferentes Estados del
ecosistema, y si el "precio de las sombras"
asociado con la preocupación por el futuro
también pudiera ser calibrado con cierta
confianza, entonces en principio uno podría
simplemente utilizar el marco que maximiza
el valor incluso con amenazas de daños a
largo plazo y a gran escala. En la práctica, sin
embargo, esto probablemente asume
demasiado en cuanto a nuestra información
(probabilística) sobre el mundo natural,
nuestra capacidad de monetizar las
preocupaciones éticas, y la capacidad de las
instituciones sociales para agregar intereses
disímiles. Un enfoque alternativo para
abordar estos problemas que a menudo se
defiende en la literatura de sostenibilidad
implica la invocación de algún criterio
"preventivo" o "mínimo seguro", colocando
una carga adicional de la prueba en la
alteración natural irreversible, mientras que
también prestando atención a los costos del
uso de los recursos del inevitable (véase
toman 1993, 1994). Debatimos la
aplicabilidad de dichas estrategias de
decisión a la gestión de los sistemas
forestales en la sección final del documento.
III. Ecosistemas forestales y considerarse sin algún tipo de límite. Las
principios de ordenación
ecológica
Los estudios de los ecosistemas incorporan la
consideración de los organismos y las
interacciones entre ellos, y el complejo de
factores físicos y geoquímicos que crean
todo el medio ambiente (Tansley 1935). Los
campos de la energía ecológica, la bio-
geoquímica, y la biología comunitaria y
poblacional se unieron en el estudio de todo
el sistema que integra escalas biológicas y
perspectivas fisicoquímicas, El flujo de
energía fue identificado como el parámetro
clave de los ecosistemas (Haldane 1931), y
los organismos y la biomasa fueron
concebidos como manifestaciones de
energía. Desde entonces se ha reconocido
que la parte viva del mundo, la biosfera, es
un compuesto de ecosistemas (Hutchinson
1970). Este compuesto forma un continuum
de interacciones ecosistémicas que se
pueden escalar hacia arriba o hacia abajo
dependiendo del enfoque espacial de la
observación. Por ejemplo, los ecosistemas
pueden trascender las escalas desde el
estanque de mareas hasta toda una
plataforma continental.
Los ecosistemas son por lo tanto limítrofes-
menos. La amplia gama de servicios y
beneficios que los seres humanos derivan de
los ecosistemas forestales se extiende a
escala temporal y espacial. Franklin (1993)
hace este punto con fuerza cuando
argumenta por la inadecuación de considerar
sólo el símbolo forestal para el manejo;
interrelaciones entre stands en el sistema
Son también importantes Es necesario, como
dice Frankhn, considerar toda esta matriz,
para conocer el mar que relaciona las islas,
así como las islas mismas. Sin embargo, la
gestión de los ecosistemas no puede
acciones humanas tienen que ser definidas
por límites tanto espaciales como
temporales. Por lo tanto, es necesario
reconocer estas escalas interdependientes
para que los ecosistemas forestales se
gestionen eficazmente (véanse también Dale
y Rauscher 1994). Como señalaron Gordon
(1993) y Mladenoff y Pastor (1993), la
gestión también debe reflejar el proceso de
los ecosistemas. La regulación de los
procesos ecosistémicos sigue siendo objeto
de debate en la ciencia ecológica. Sin
embargo, se puede suponer que tanto el
equilibrio dinámico como las fuerzas no-
equilibradas desempeñan un papel en la
determinación de la regulación fiable frente
a la discordante de los procesos del
ecosistema en cualquier lugar (Botkin 1990).
Cuál de los dos tipos de fuerzas desempeñan
un papel más definidor en los procesos de los
ecosistemas debe considerarse en el
contexto de la escala espacial y temporal de
la ubicación. Ningún lugar se desarrollará de
la misma manera que otro porque cada uno
ha experimentado un conjunto único de
circunstancias geológicas, climáticas y
biológicas que han conformado su propia
identidad. Esta dinámica, esté o no en
equilibrio, puede no cambiar en formas que
son beneficiosas para los humanos. Las
limitaciones para obtener diferentes
servicios de los ecosistemas reflejan los
factores inherentes que permiten que los
procesos de los ecosistemas funcionen.
A. Procesos de Ecosistema y Escala
Se pueden identificar tres conjuntos
importantes de parámetros ecológicos de los
procesos de los ecosistemas (Berlyn y
Ashton, 1994). El primer conjunto, la energía
y sus ciclos bio-geoquímicos, puede
considerarse la base subyacente de la
función del ecosistema. El flujo de energía y
los ciclos bio-geoquímicos se pueden
caracterizar para todos los ecosistemas como
abiertos. Sin embargo, son sus diferencias
relativas de apertura a escala las que
determinan las diferencias en su
productividad. Los sistemas altamente
productivos, como las llanuras inundables y
las marismas de marea, se consideran
abiertas libremente con una dependencia
casi total de los flujos de energía y nutrientes
desde aguas arriba o aguas abajo. Muchos
sistemas de tierras altas situados en suelos
infértiles pueden caracterizarse como menos
abiertos y pueden considerarse más
dependientes de la energía y la captura de
nutrientes dentro del sistema.
Conceptualmente, los sistemas libremente
abiertos pueden considerarse como usuarios
de recursos intensivos en comparación con
los que son menos abiertos y que han
evolucionado adaptaciones más
conservadoras en el uso de los recursos.
El segundo conjunto de parámetros,
sucesión, cadenas alimentarias y sus niveles
tróficos, es el reflejo de este fundamento en
los organismos vivos. Por ejemplo, las
diferencias en la apertura del sistema y la
eficiencia del uso de los recursos pueden
medirse mediante mediciones de la
productividad organizativa (i.e., tasa de
acumulación de biomasa) y eficiencias en el
uso de nutrientes y agua en relación con la
fotosintético asimilado.
El tercer conjunto de parámetros se refiere a
la resiliencia. La resiliencia es una medida de
repetición o redundancia de los procesos
biogeoquímicos y orgánicos (ciclos, niveles
tróficos, cadenas alimentarias) y, por lo
tanto, un indicador de la fragilidad de los
ecosistemas (Borman y 1979). Los
ecosistemas más resistentes, por
implicación, tienen mayores niveles de
repetición o redundancia de procesos que los
más frágiles.
Sin embargo, la redundancia no significa lo
mismo que la complejidad. Por ejemplo,
muchos bosques tropicales húmedos pueden
ser extraordinariamente complejos, pero
conservan muy poca redundancia.
Hipotéticamente, esto puede hacerlos
susceptibles a cambios repentinos en el
ambiente. La razón es que la complejidad de
los sistemas ha evolucionado durante largos
períodos de tiempo a partir de la variación
en una dimensión. En los bosques mixto-
dipterocarpo, la mayoría de las especies de
árboles se representan en un stand de un
banco de plántulas existentes en el fondo del
bosque que se libera después de una
perturbación. Por lo tanto, existe
complejidad en la variación (p. ej., tolerancia
a la sombra, tolerancia a la sequía) entre las
especies que realizan la misma adaptación.
Estas especies tienen pocos o ningún otro
modo de regeneración. En contraste, otros
bosques en climas más variables e
infranqueables, y por implicación más
variables y los regímenes de perturbaciones
infranqueables, son simples en composición
y estructura florística. Sin embargo, una sola
especie en estos ambientes puede tener
varios modos de regeneración (i.e., coppicio
vegetativo, banco de plántulas, semillas
enterradas) que proporcionan una mayor
redundancia en la regeneración forestal y los
procesos sucesivos posteriores. La teoría
paleoecológica sugiere ahora que los
ecosistemas que evolucionan en climas
menos variables y más fiables podrían tener
una extraordinaria "complejidad superficial"
pero menos novedad en la gama de
mecanismos regenerativos capaces de
soportar cambios en los regímenes de
perturbación y estrés (Behrensmeyer et al.
1992) Las mediciones de estos tres conjuntos
de parámetros pueden elevar la salud y la
sostenibilidad del ecosistema. Todavía no se
han determinado las normas de medida
adecuadas, pero se están realizando algunos
intentos (Vogt y Gordon, 1994).
Aunque los procesos ecológicos son
limítrofes-inferiores, la ordenación de los
ecosistemas sólo es factible cuando las
operaciones pueden concebirse a ciertas
escalas relativamente discretas. Una
secuencia de tres escalas crecientes para
acomodar los procesos del ecosistema
incluye (1) masas forestales; (2) cuencas
hidrográficas (una escala paisajística); y (3)
regiones fisiográficas. Diferentes escalas son
apropiadas para diferentes servicios y
beneficios derivados de los ecosistemas
forestales Algunos usos directos madera,
caza, otras cosechas de productos - pueden
ser manejados a nivel de stand. Otros
valores--gestión del agua, recreación,
mantenimiento del hábitat-sombra en la
escala del paisaje también. Otros valores,
especialmente los relacionados con la
biodiversidad y el secuestro de carbono, son
pertinentes a escala regional y a escala más
pequeña.
Un punto clave, como se señaló
anteriormente, es la interdependencia de las
condiciones de los ecosistemas a diferentes
escalas. En particular, las condiciones que
promueven los flujos de prestaciones a nivel
de una posición determinada dependen de
las condiciones que se encuentran en rodales
adyacentes o conexas, y De hecho, en toda la
matriz de condiciones interrelacionadas que
determinan la salud del ecosistema a nivel
del paisaje Esta consideración es crítica para
las especies vegetales y animales
dependientes de ciertos tipos de
combinación y escala en la heterogeneidad
del rodal (la cantidad de contraste
estructural y el borde entre los soportes) a
través del paisaje (Hunter 1990 Por lo tanto,
la ordenación a múltiples escalas está
indicada no sólo para asegurar la gama
completa de valores de uso múltiple
proporcionados por los ecosistemas
forestales, sino también para asegurar los
beneficios del stand-level que son el enfoque
tradicional de la ordenación forestal. Con
estos pensamientos en mente, volvemos a
los indicadores de las condiciones del
ecosistema en diferentes escalas Se
considerará la capacidad funcional de los
ciclos energético y nutritivo, así como el tipo,
la frecuencia y las perturbaciones que inicien
la regeneración y faciliten la dinámica de la
sucesión de especies. Los atributos
funcionales también incluyen evitar los
niveles mínimos de tales sustancias como el
carbono del suelo, la materia orgánica
superficial y el nitrógeno. La variabilidad del
clima y la geología promueve ecosistemas
con diferentes factores limitantes y, por lo
tanto, ciclos diferenciados, diferentes
regímenes de perturbación, y diferentes
indicadores del requisito del umbral.
Debido a que los ciclos de energía y
nutrientes son inseparables del ciclo
hidrológico, las cuencas hidrográficas son
potencialmente útiles para gestionar la
disposición de los rodales y sus estados. El
mosaico de estado-estacionario cambiante
primero definido por Borman y se compara
(1979) se puede considerar en esta escala. La
disposición y gestión adecuadas de las
operaciones con una cuenca delgada puede
proteger la integridad de los procesos blo-
geoquímicos del organismo a un nivel más
agregado. Sin embargo, las cuencas fluviales
son de muchos tamaños, desde las de toda la
cuenca del Amazonas hasta otras que
podrían incluir sólo las cabeceras de un
pequeño arroyo. En la mayoría de las
circunstancias las pequeñas cuencas
tributarias son las escalas más útiles a
considerar para los propósitos de la gestión
del soporte, mientras que las escalas más
grandes son más apropiadas para los valores
del paisaje-nivel. También es importante
reconocer que los diferentes tipos de
cuencas pueden influir en el grado de
apertura del flujo de energía y el movimiento
del organismo a través de los límites de las
cuencas. Un agujero de hervidor como
sistema, sin salida de cuenca, es más
completamente aislado e independiente de
sus alrededores que el lavado regular de un
estero. Comprender el grado de apertura de
las cuencas hidrográficas y la
interdependencia de las cuencas
hidrográficas circundantes tiene obviamente
consecuencias críticas para la ordenación de
los bosques.
La última escala considera redundancia de
patrones espaciales y temporales de rodales
y cuencas en todo el paisaje. Las regiones
fisiográficas son límites convenientes de la
gestión debido a su uniformidad paisajística
en la geología y la naturaleza de la
topografía. Junto con los factores climáticos
(p. ej., la temperatura y la precipitación y la
cantidad y el flujo) se han desarrollado una
variedad de clasificaciones regionales que
caracterizan las tasas generales generales de
los procesos de los ecosistemas (p. ej.,
Krajina 1965). El ciclo hidrológico puede
utilizarse para interpretar la naturaleza y la
conectividad de la geología y el chmate
subyacentes de una región y, por lo tanto,
promueve la delineación espacial de zonas.
Esto se debe a que el patrón y la densidad
del flujo de agua fuera de la superficie de la
tierra generalmente indica diferencias en la
resistencia de la roca a la intemperie,
permeabilidad del suelo, y la erosión y por lo
tanto la diferencia en la productividad. Entre
las consideraciones importantes a su escala
figuran el papel de los topes y la conectividad
de los tiparios y las tierras altas para abordar
los valores de los ecosistemas que, en
determinadas circunstancias de gestión
intensiva, no son los valores dominantes del
uso de la tierra, pero que necesitan ser
reconocidos y sostenidos dentro de la matriz
compuesta por la región fisiográfica, la
cuenca y el soporte.
B. Gestión para reflejar las condiciones
ecológicas
¿Cómo ha afectado la intervención humana a
los ecosistemas forestales a diferentes
escalas? Noss (1993), en una crítica mordaz
de las prácticas convencionales de gestión de
la madera de valor único, afirma que han
tenido una serie de efectos nocivos. Los
soportes se han vuelto más jóvenes y más
simplificados de lo que un bosque natural
sano mantendría. Las estacas también se han
vuelto más pequeñas y aisladas, los ciclos de
incendios naturales se han suprimido y las
incursiones humanas se han visto alentadas
por las extensas redes de carreteras. Estas
fuerzas, argumenta, afectan negativamente
los patrones cíclicos necesarios de
sucesiones, biodiversidad y manejo del agua.
Otros encontrarían una serie de excepciones
a estas generalizaciones y declararían el
punto mucho menos enérgicamente.
Un punto clave para evaluar esta crítica de la
gestión convencional es el reconocimiento
de que las consecuencias ecológicas y
humanas de la degradación de los sistemas
forestales dependen de su escala. La
degradación a escala local es más fácil de
acomodar, tanto ecológica como
económicamente, que los daños a escala de
una cuenca hidrográfica o de una región
fisiográfica. De ello se desprende que la
gestión debe ser de escala -así como site-
specific (Smith 1986). Este es un
reconocimiento de que generalmente
ninguna gestión o sistema silvicultural puede
trabajar para todos los sitios dentro de la
región fisiográfica-matriz de cuencas
hidrográficas, dada la variabilidad de las
limitaciones ecológicas y de los valores
socioeconómicos que existen en un paisaje.
Desde una perspectiva ecológica, ser site-
specific en la gestión es una adaptación
adecuada a las diferencias en las tasas de
proceso del ecosistema que ocurren en todo
el paisaje. Por ejemplo, aunque el proceso de
sucesión podría ser el mismo en un stand en
comparación con otro dentro de una cuenca
o región fisiográfica, puede haber gradientes
de la fertilidad de los recursos desde el valle
hasta las crestas o desde las tierras altas
hasta las llanuras costeras. Estos gradientes
también reflejan la resiliencia del sitio a la
degradación.
Una gestión eficaz requiere comprender en
qué parte de este gradiente existe cada
soporte. Por ejemplo, un extremo de este
gradiente sería un sitio fértil y altamente
resistente. Tradicionalmente, la gente ha
presionado a esos sitios para que se ajusten
a los valores que llevaron a técnicas de
cultivo intensivo. La historia ha demostrado
que esto puede mantenerse durante largos
períodos de tiempo, como en el río Rin y el
delta del Nilo, donde el cultivo continuo ha
continuado durante miles de años. El otro
extremo del gradiente de recursos sería un
sitio infértil con baja resiliencia. En estos
sitios, la gestión efectiva debe ser de bajo-
insumo, con el menor retoque posible de los
procesos ecosistémicos.
En muchos casos, la historia ha demostrado
que los seres humanos no entienden ni
equiparan la fertilidad y la resiliencia de los
sitios con los tipos apropiados de uso de la
tierra. Ejemplos que podrían considerarse
como fallas en el uso de la tierra son la
limpieza de muchos bosques tropicales
húmedos de tierras altas para pastizales y
agricultura arable y su posterior abandono.
Muchas tierras forestales naturales están
restringidas a las tierras altas que son menos
fértiles y, por lo tanto, en muchas
circunstancias son más frágiles a la
degradación.
La gestión de valores únicos, en particular en
sitios frágiles pero ecológicamente
complejos, no puede sino simplificar el
proceso de los ecosistemas. 7 Existen
muchos ejemplos de situaciones en las que la
gestión ha llevado a una simplificación
excesiva. la gestión de los bosques mixto-
dipterocarpianos en la península malaya.
Algunos de estos bosques se han gestionado
durante más de 100 años inicialmente para
la gutta percha, un látex utilizado para el
aislamiento de alambre eléctrico; luego
meranti oscuro, especies de madera densa
utilizadas para la construcción de carga-
rodamiento; y luego para la luz meranti,
especies madereras ligeras utilizadas para
madera contrachapada. El uso de diversas
técnicas intensivas que maximizaron un
producto básico y excluyeron otras especies
que no tenían valor actual promovió la
simplificación secuencial de estos bosques
estructuralmente complejos A largo plazo,
debido a que los valores de mercado
cambiaron más rápidamente de lo que el
bosque podría crecer, el bosque que se
desarrolló se volvió "biológicamente
inflexible" e incapaz de adaptarse a los
continuos cambios del mercado. De ello se
desprende que el mantenimiento de la
integridad ecológica esencial de un
ecosistema forestal a escalas superiores es
importante para mantener el valor
"redundancia" y la flexibilidad frente a los
cambios en las condiciones ecológicas o las
exigencias humanas a escalas sistémicas o
inferiores. Aunque la integridad ecológica es
un concepto útil, traducir lo que significa
sobre el terreno es muy difícil actualmente
debido a una cantidad inadecuada de datos
site-specific que demuestran claramente
umbrales de integridad de los ecosistemas.
Un ejemplo directamente relevante para el
manejo podría ser tomado de estudios
recientes en el noroeste del Pacífico que
sugieren que las técnicas silviculturales
necesitan emular más estrechamente los
procesos de perturbación natural (p. ej.,
acumulación de sustanciosa madera muerta)
a escala paisajística (Franklin 1993, Parker
1993). Sin embargo, estas observaciones no
eliminan los dilemas de gestión. Los impactos
humanos (de la cosecha u otras actividades)
podrían ser bastante intensos a escala local
sin comprometer necesariamente la
integridad de un ecosistema mayor.
Lamentablemente, el estado actual de
conocimiento ecológico con respecto a las
relaciones stand/landscape Itoo limitado
para permitirnos precisar cuando una
acumulación de degradación de nivel
estándar compromete las funciones de nivel
superior-. 8 Sin embargo, los esfuerzos para
cerrar esta brecha están emergiendo en la
literatura (véase, e.g., la revisión en Shugart
et al. 1993). Incluso si la ciencia ecológica
pudiera caracterizar mejor la relación entre
la dinámica de la posición y el paisaje, el
dilema de la gestión quedaría en que se sabe
muy poco sobre las consecuencias para los
seres humanos de la degradación de los
ecosistemas. Es probable que podamos
aventurar que una alteración irreversible a
gran escala de los ecosistemas forestales no
redunda en nuestro propio interés
inmediato, y mucho menos en consonancia
con la satisfacción de una obligación asumida
con las generaciones futuras. Sin embargo,
esto es un filtro demasiado crudo en sí
mismo para determinar las decisiones de
ordenación forestal. La brecha de
conocimientos entre las condiciones
ecológicas y los intereses humanos también
ensombrece los análisis económicos de la
ordenación de los ecosistemas forestales,
como se examina a continuación.
IV. Economía de manejo de
sistemas forestales
En esta sección, repasamos brevemente
varias líneas de literatura relacionadas con la
economía del manejo de sistemas forestales.
La primera línea se refiere a los aspectos
económicos de la extracción de valor
máximo de un solo sitio forestal.
La segunda línea se refiere a los análisis de
maximización de valor extendidos que
incorporan los usos y beneficios múltiples de
un solo sitio forestal y rodales relacionados
en un sistema forestal más grande. También
consideramos modelos de uso de la tierra
que enfatizan el amplio margen para el
manejo forestal, así como la intensidad del
manejo de rodales específicos. La sección
concluye con algunas observaciones sobre la
valoración, la incertidumbre y la
irreversibilidad.
A. Modelos de aprovechamiento del
rodal que maximizan el valor
Los modelos de rotación de bosques que
maximizan el valor presente de los ingresos
netos de la cosecha son probablemente las
especies más conocidas de la herramienta
económica en la literatura de manejo
forestal, por lo que revisamos esta literatura
solo de forma superficial. El modelo básico
postula un entorno estacionario (sin
tendencias ecológicas o económicas) en el
que un solo bosque se corta para la madera a
intervalos regulares y luego vuelve a crecer o
se regenera. El intervalo de valorización de la
cosecha maximiza el valor marginal de la
demora de la cosecha (mayor madurez y
valor económico de los derechos de tala)
contra el costo marginal de la espera, tal
como se refleja en un factor de descuento. El
valor marginal refleja el hecho de que la
demora aumentará el tamaño y, por lo tanto,
el valor de la próxima cosecha, pero también
disminuirá el valor presente neto de todas
las cosechas futuras al demorarlas (dada la
regularidad de la cosecha).
Desde el punto de vista del manejo de la
cosecha, cualquier elección de intervalo de
cosecha puede generar un resultado
sostenible en el sentido de una secuencia de
cosecha que puede perpetuarse durante un
tiempo indefinido. La maximización del valor
presente selecciona uno de estos patrones
sostenibles. Otras opciones también son
posibles. En particular, la sociedad podría
optar por maximizar el "rendimiento
sostenido" (el rendimiento promedio a lo
largo del tiempo) o la renta sostenida; el
último criterio refleja la elección económica
pero evita el descuento. Cualquiera de estas
opciones conducirá a un período de rotación
más largo y una mayor edad promedio de la
población en pie; desde una perspectiva
intergeneracional, estas reglas pueden dotar
al futuro con más dotación forestal que la
maximización del valor presente. En la
misma línea, también se puede demostrar
que una tasa de descuento más alta reduce
el período de rotación que maximiza el valor
presente. Los aumentos en el valor de la
madera acortan la rotación, mientras que los
aumentos en los costos de replantación
aumentan el período.
Desde la presentación original de Faustmann
del modelo de rotación en 1849, se ha
extendido para incluir una serie de
consideraciones como varias suposiciones
sobre los costos de mantenimiento y
replantación, las tendencias de los precios y
costos, la gestión a través del estañado y las
incertidumbres como los riesgos de incendio.
sin embargo, estos modelos de rotación que
maximizan el valor siguen enfocados en un
aspecto del manejo forestal- la extracción de
madera-y una regla de decisión de la
sociedad-la maximización estándar del valor
presente. Los argumentos en la Sección II
implican que este enfoque es demasiado
estrecho para abordar adecuadamente los
problemas de sostenibilidad. Sin embargo,
los modelos representan un avance sobre los
modelos de maximización de volumen como
el modelo Hanzlik. Como señala Hyde (1980,
Capítulo 2), estos dan lugar a planes de
cosecha que no maximizan el valor obtenido
de la gestión de la madera. El modelo de
flujo uniforme generalmente produce
rotaciones más largas, lo que puede
promover algunos valores ecológicos. Sin
embargo, sería preferible introducir
explícitamente estos valores en el modelo de
gestión.
B. Gestión de sitios de uso múltiple
Una extensión natural del modelo de
Faustmann es la consideración de las
compensaciones entre los valores de cosecha
y los valores del sitio generados por los
bosques en pie. Estos valores podrían reflejar
múltiples posibilidades de uso, al igual que
con un rodal forestal que puede usarse como
un sitio recreativo o fuente de biodiversidad,
así como para la extracción de madera.
También podrían reflejar los valores de
existencia que no están relacionados con las
posibilidades de uso directo de aquellos que
valoran el bosque en pie.
Hartman (1976) analiza el manejo de usos
múltiples de un solo rodal forestal en el que
los valores de no cosecha varían con la
antigüedad. Muchos de estos valores (por
ejemplo, la preservación de los ecosistemas
de crecimiento antiguo) podrían verse
incrementados con la antigüedad, pero otros
valores (por ejemplo, los relacionados con
algunas actividades recreativas) pueden
disminuir con la edad. La idea básica en el
modelo de Hartman es que estos valores no
variables aumentan a lo largo del intervalo
de crecimiento del bosque, y el proceso de
acumulación de estos valores comienza
nuevamente después de cada corte. Un
supuesto clave en este marco es que estos
valores pueden regenerarse con el
crecimiento del bosque; No hay
irreversibilidades absolutas. Sin embargo, el
período de regeneración podría ser muy
largo (es decir, el flujo de comodidades
podría ser nugatorio hasta que el soporte se
vuelva muy antiguo).
La introducción de múltiples valores en este
marco complica considerablemente la
determinación del período de rotación
actualidad-valorización. Como lo señalaron
Bowes y Krutilla (1989), en muchos casos la
rotación de Hartman será más larga que la
rotación de Faustmann, pero más corta que
la rotación que se elegiría solo para la
maximización del valor de amenidad. Las
condiciones iniciales pueden afectar la
decisión de la cosecha; las reservas muy
antiguas pueden conservarse en la
perpetuidad, mientras que las acciones más
jóvenes se reducen para evitar la espera de
futuros servicios de cortesía. En la solución
de Hartman se podrían preservar
indefinidamente los bosques que podrían
reducirse económicamente basándose
únicamente en los valores de la cosecha. Por
otro lado, en principio es posible que las
consideraciones de uso múltiple expandan la
cosecha si se promuevan los valores no
maderables (por ejemplo, al expandir la vida
silvestre con un toldo roto). En general, la
rotación que maximiza el valor dependerá de
la pendiente y la curvatura de la función que
describe el flujo de servicios de amenidad,
así como del valor general de los servicios
que no son de madera.
Los cambios en los valores de cosecha y no
cosecha y los costos de cosecha pueden
tener efectos ambiguos en la rotación, en
contraste con la solución de Faustmann.
Desde el punto de vista de la sostenibilidad,
quizás sea más interesante observar que un
aumento en la tasa de descuento no
necesariamente acorta el período de
rotación. Un aumento en la tasa de interés
aumenta el costo de oportunidad de retrasar
la recolección, pero también aumenta el
beneficio relativo de retrasar la recolección
al aumentar la relación de los valores
actuales de amenidad al valor presente de
los valores acumulados de amenidad. Otra
complicación es que los valores de amenidad
pueden introducir conconcavidades en el
problema de maximización, dando lugar a
múltiples puntos extremos locales
(soluciones a las condiciones de primer
orden) y respuestas discontinuas a los
cambios en las condiciones económicas. Por
ejemplo, un pequeño aumento en el valor de
proporcionar forraje para la vida silvestre
puede disminuir bruscamente el período de
rotación para abrir el dosel con mayor
frecuencia (ver también Swallow et al. 1990
para una discusión más detallada).
C. Usos múltiples, rodales múltiples
Los análisis analizados hasta ahora se limitan
a la gestión de un solo rodal de tamaño fijo.
Este es un serio inconveniente ya que los
valores de las amenidades dependen de la
estructura del paisaje, no solo de la edad del
rodal. También hay deficiencias incluso para
un análisis más estrecho de la gestión de la
madera. En particular, el modelo de rodal fijo
indica que una regla de cosecha biológica
produce una edad promedio más antigua
que una regla de cosecha económica. Sin
embargo, la aplicación de esta regla haría
que algunas tierras forestales
económicamente marginales sean
subdiginales, cambiando así el área bajo
manejo de la cosecha. Para superar estas
dificultades, es necesario analizar la gestión
de múltiples rodales con atención a los
márgenes extensos e intensivos.
Bowes y Krutilla (1989) discuten una
extensión del marco de trabajo de Hartman a
múltiples sitios interrelacionados. Aquí, la
interrelación surge porque el flujo de
servicios de amenidad depende de la
distribución por edades de las reservas
forestales dentro y entre los sitios. La función
de producción de amenidades considerada
por Bowes y Krutilla no es explícitamente
espacial: los valores de las amenidades no
dependen de dónde se ubican los árboles de
diferentes clases de edad entre sí. Así, por
ejemplo, en su modelo, el mismo flujo de
servicios podría derivarse de una hectárea de
crecimiento antiguo dispersa en un área más
grande y una hectárea de crecimiento
antiguo concentrado. Esta es una limitación
obvia de la relación de producción asumida.
La introducción de múltiples sitios
interrelacionados solo complica el análisis
teórico. Una posibilidad es una distribución
estable de la edad (el llamado "ciclo de flujo
uniforme") con una solución de Hartman
para el período de rotación. Sin embargo, los
patrones cíclicos también son posibles, al
igual que las soluciones más adecuadas para
algunas vías que involucran la limpieza o
preservación perpetuas. Los modelos de este
tipo solo se pueden abordar a través de la
programación dinámica, y el análisis de los
mismos con este enfoque se ve
obstaculizado por las complejas dinámicas
del sistema (por ejemplo, las no-carencias y
la posibilidad de múltiples estados estables)
y por la capacidad empírica limitada para
especificar la relevante relación de
producción.
Un marco espacial algo más explícito se
encuentra en Swallow and Wear (1993) y
Wear and Swallow (1993). Estos autores se
centran en una posición específica en el
espacio (la "posición focal") que genera un
valor de servicios que depende de las edades
de las arenas adyacentes. A través del
análisis conceptual y la simulación, muestran
que la introducción de la interdependencia
de ubicación generalmente conduce a una
secuencia de rotaciones no constantes que
pueden cambiar de manera discontinua con
los cambios en las condiciones económicas o
ecológicas, como ya se comentó en relación
con el modelo de Hartman. Esta línea de
investigación parece prometedora, aunque
las soluciones son sumamente complejas y desarrollar, según el modelo ricardiano, a
las extensiones prácticas para la menos que las condiciones económicas
administración de múltiples sitios no son justifiquen una evaluación del amplio
sencillas margen.

D. Modelos ricardianos de uso de la En los sitios que apoyarán la extracción

tierra y el amplio margen forestal, las consideraciones económicas del
tipo de Faustmann determinan la frecuencia
Los modelos de gestión dinámica de rodal
de corte. Sin embargo, la cantidad de sitios
único o múltiple enfatizan la sincronización
sometidos a la extracción y el volumen total
óptima del uso del suelo en parcelas
de la cosecha dependerán de la demanda
específicas. Como se acaba de señalar, los
total de productos forestales y los costos
modelos ricos generan perfiles de tiempo
diferenciales de manejo entre los sitios, no
muy complejos del uso de la tierra tanto
solo en el costo de oportunidad del capital
dentro como entre parcelas. Una estrategia
de inversión y los costos específicos del sitio
analítica alternativa es centrarse más en los
como en el modelo de rodal de Faustmann.
determinantes del uso de la tierra a largo
La consideración de márgenes de manejo
plazo en diferentes parcelas de tierra,
tanto intensivos como extensivos complica
siguiendo el modelo ricardiano clásico de la
considerablemente la evaluación de las
agricultura y la renta de la tierra en el
respuestas de la cosecha a las influencias
"amplio margen". La aplicación de este
económicas. En particular, mientras que el
modelo a la gestión forestal se desarrolla en
modelo de Faustmann indicaría una relación
Hyde (1980, Capítulo 4) y, más
de estado estable negativa entre el volumen
recientemente, en Hyde et al. (1994).
de cosecha y las tasas de interés en un sitio
En el modelo ricardiano, se pueden organizar determinado, un aumento en las tasas de
diferentes terrenos según su potencial de interés también tendrá un efecto positivo a
renta a largo plazo, dadas las condiciones corto plazo en el suministro de madera al
económicas y tecnológicas especificadas. inducir una liquidación de inventarios
Algunos sitios serán tan valiosos en usos no permanentes , y puede tener un efecto
maderables que se convertirán, por ejemplo, positivo a largo plazo si el aumento de la tasa
a usos agrícolas o urbanos. Otros sitios que de interés induce la conversión (o reversión)
no apoyarán de forma rentable el uso de la tierra de la agricultura al bosque.
agrícola intensivo podrían apoyar la
Sedjo y Lyon (1990) han desarrollado el
silvicultura de plantaciones administradas.
marco básico discutido anteriormente en un
Aún otros sitios no generarán flujos de
modelo de simulación numérica del
ingresos suficientes para cubrir los costos de
suministro mundial de madera. En su
manejo de plantaciones agrícolas o
modelo, las tasas de crecimiento en
forestales, pero pueden respaldar la
diferentes sitios de bosque dependen de la
producción rentable de rebrotes naturales.
entrada en vigencia y las entradas de
Finalmente, algunos sitios serán demasiado
regeneración, como en el modelo de
improductivos o demasiado remotos para
Faustmann. El modelo también incluye el
apoyar de manera rentable cualquier
agotamiento de las existencias existentes de
actividad de cosecha; Estos lugares
crecimiento anterior y la determinación del
submarinos pueden recibir algún desarrollo
amplio margen para las cosechas. La
para usos recreativos o no se pueden
dinámica de Faustmann y los análisis del
margen ricardiano se integran utilizando un
marco de control óptimo. El modelo no
incluye valores de uso múltiple, sin embargo.
En principio, el modelo ricardiano puede
extenderse a múltiples usos (productos
conjuntos) para que, por ejemplo, un sitio
que se corte periódicamente después del
recrecimiento natural (o se someta a manejo
de plantaciones), cuando uno solo considera
los valores de cosecha, puede preservarse. Si
el flujo de renta social es mayor en un estado
conservado. Sin embargo, tales extensiones
introducirían muchas de las complicaciones
encontradas en el análisis de BowesKrutilla.
Una alternativa más simple es considerar las
decisiones de cosecha sujetas a restricciones
a priori sobre la disminución de valores
ecológicos específicos. Por ejemplo, las
decisiones de cosecha pueden verse
limitadas por los requisitos para la
conservación de la superficie de crecimiento
o los límites en los patrones de cosecha
(reducción de la densidad frente a tala). Sin
embargo, la discusión en la Sección III
sugiere que sin un marco espacial más
explícito, puede ser difícil representar
adecuadamente algunas restricciones de
captura que afectan a las condiciones del
ecosistema.
Una idea clave que surge de la perspectiva
del uso de la tierra en el manejo forestal se
refiere a los efectos de los derechos de
propiedad y otras políticas de uso de la tierra
en la ubicación del amplio margen y, por lo
tanto, en el grado de preservación de los
bosques consistente con los diferentes
resultados del mercado. Actualmente se
reconoce ampliamente que las fallas en la
vigilancia adecuada del acceso a los bosques
a través de sistemas de derechos de
propiedad privados o comunitarios
contribuyen significativamente a las tasas
excesivas de deforestación. Simlarmente, el
estímulo excesivo para la conversión de la
tierra (por ejemplo, los subsidios agrícolas)
afectará tanto los valores de la cosecha como
los no forestales. Tales fallas de mercado y
fallas de políticas apuntan a importantes
complementariedades potenciales en la
búsqueda de la maximización del valor de
mercado y la preservación ecológica. Por
ejemplo, puede ser que muchas de las tierras
forestales que son las fuentes más ricas pero
más frágiles de valores no relacionados con
la extracción (control del agua, biodiversidad,
estética y oportunidades recreativas)
también sean recursos de captura marginales
en ausencia de distorsiones. En este caso,
corregir las distorsiones en el uso de la tierra
también promoverá valores ecológicos. Sin
embargo, la complejidad de las relaciones
espaciales en los ecosistemas y la relativa
falta de comprensión de tales relaciones nos
advierte que este escenario de "ganar-ganar"
puede no prevalecer en algunos casos
importantes.
E. Valoración, incertidumbre e
irreversibilidad.
Hemos observado que la amenaza de una
degradación irreversible y costosa es una de
las principales preocupaciones planteadas
por aquellos que defienden la sensibilidad a
las condiciones de los ecosistemas en la
gestión forestal. Como se señaló
anteriormente, la función de producción de
servicios en un modelo de uso múltiple
puede, en principio, captar la idea de que los
beneficios como los derivados de bosques
antiguos pueden regenerarse muy
lentamente, o esencialmente no, después de
que se corte el bosque. Esta pérdida a largo
plazo o permanente en beneficios futuros se
convierte en parte del costo de oportunidad
de la cosecha en la solución de programación
dinámica para el problema de uso múltiple, y
si este costo de oportunidad es lo
suficientemente grande, el resultado será la
preservación del sitio o sitio.
Este argumento supone un conocimiento
completo tanto de los cambios ecológicos
irreversibles como de sus costos. Sin
embargo, frente a la incertidumbre sobre el
destino de los ecosistemas bajo diferentes
sistemas de manejo, la preservación también
permite al administrador mantener mayores
opciones en el patrón de uso futuro (ver
Krutilla y Fisher 1985 y las referencias allí).
Este valor de opción puede ser un
argumento importante para preservar un
sitio de bosque, incluso si un análisis
determinista sugiere que la estrategia de
maximización de valor es una administración
más activa. 19 Para abordar este problema,
se requiere una extensión del modelo de uso
múltiple para incluir incertidumbres sobre las
condiciones ecológicas futuras y las
demandas de diversos servicios ecológicos.
Este enfoque de la incertidumbre y la
irreversibilidad supone que al menos se
pueden enumerar las diversas contingencias
ecológicas y sus consecuencias humanas. En
la práctica, nuestro conocimiento parece ser
mucho más limitado. La profundidad de la
incertidumbre ecológica ya se ha señalado.
En el aspecto económico, podemos estimar
los valores de la cosecha con bastante
precisión, y tenemos algunas estimaciones
de los valores recreativos (ver, por ejemplo,
Krutllla y Fisher 1985, capítulo 7, y Enghn y
Mendelsohn 1991), pero sabemos mucho
menos sobre el valor de Más servicios de
ecosistemas "difusos". El debate sobre cómo
medir la diversidad biológica, y mucho
menos valorarlo, es un caso obvio (ver, por
ejemplo, Weitzman 1992, Solow et al. 1993,
y Simpson et al. 1994); pero también existen
lagunas de conocimiento sobre el valor de
otros servicios. Hasta que estas brechas se
reduzcan, la teoría económica de la
irreversibilidad superará la capacidad
práctica para abordar el problema.
V. Resumen y conclusiones
Varios puntos básicos parecen surgir de la
discusión en este papel.
A. Conceptos ecológicos y aplicaciones.
Para comprender el funcionamiento natural
de los ecosistemas forestales y sus
componentes, un enfoque en las posiciones
individuales por sí solo es inadecuado. Los
valores de cosecha y de no cosecha
dependen de las interdependencias entre los
rodales. Sin embargo, también hay
inconvenientes al pensar en los ecosistemas
forestales, así como en los agregados de las
masas. El conjunto funciona de manera
diferente a la suma de sus partes. Para que
se entiendan mejor, los ecosistemas
forestales deben considerarse como un
conjunto anidado de estructuras que
abarcan el rodal, la cuenca y la región
fisiográfica. Las condiciones en unidades de
menor escala dependen de los estados del
sistema en escalas más altas, así como de la
determinación de estos estados. Debido a
que los seres humanos tienen interés en el
funcionamiento de los ecosistemas
forestales en todas las escalas (por ejemplo,
la productividad de madera de pie, el control
de inundaciones a nivel de cuencas
hidrográficas, la biodiversidad regional y la
biodiversidad global, secuestro de carbono),
el manejo efectivo también debe considerar
las condiciones del ecosistema en múltiples
escalas.
Sin embargo, estas observaciones no
resuelven todas las cuestiones de manejo
forestal. También se necesita es una
descripción de las relaciones entre los
diversos intereses humanos y las
características de los ecosistemas. Una
práctica de manejo lexicográfico o jerárquico
adecuado permitiría una explotación a
menor escala de los recursos de los
ecosistemas forestales solo en la medida en
que las funciones a mayor escala fueran
inigualables. En efecto, el costo marginal de
la degradación del ecosistema a gran escala
se trataría como infinito. Si bien puede existir
una escala de degradación en la cual esto es
más o menos el caso, en muchas otras
situaciones se pueden imaginar algunas
compensaciones entre los valores a pequeña
escala y gran escala. Para rendir cuentas de
manera inteligente se requiere información
sobre valores humanos de la economía y
otras ciencias sociales.
Los principios de escala enunciados
anteriormente no abordan cómo los
atributos del ecosistema forestal realmente
interactúan en diferentes escalas. Hay
estudios en curso de estas relaciones, pero
mucho permanece incierto. Este es un
dilema no solo para la ciencia ecológica sino
también para el uso ampliado de la
información ecológica en la gestión forestal.
B. Aplicabilidad de los modelos
económicos a la gestión sostenible
de los ecosistemas forestales
Si bien el concepto de sostenibilidad
continúa eludiendo definición precisa, se
puede decir que la sostenibilidad enfatiza
tanto la responsabilidad hacia las
generaciones futuras como la preocupación
por los límites en las posibilidades de
sustitución que podrían limitar la satisfacción
de esta responsabilidad asumida.
Comparado con esto, El alcance del criterio
estándar de valor presente para los modelos
económicos de manejo forestal es
claramente más estrecho. Los modelos de
uso múltiple en principio ofrecen un avance
sobre los modelos de optimización de
aprovechamiento económico para abordar
los problemas de la gestión sostenible del
sistema forestal; estos a su vez ofrecen
ventajas sobre los modelos de maximización
de volumen comúnmente utilizados por los
bosques. Los modelos de usos múltiples
reconocen que hay una multiplicidad de
servicios proporcionados por los ecosistemas
forestales, algunos de los cuales pueden
abogar por la preservación de los sitios. Los
modelos ofrecen cierta capacidad para hacer
frente a los bosques a diferentes escalas
espaciales, reconociendo que la gestión del
sitio no se puede separar de la gestión a nivel
de ecosistema. En principio, al menos, las
cuestiones de irreversibilidad pueden
abordarse. Una vez más, en principio,
también podrían extenderse para abarcar
criterios sociales más amplios que dan más
peso al legado intergeneracional.
Dicho esto, también debe decirse que
persisten graves problemas conceptuales y
prácticos en la aplicación de los modelos de
gestión económica existentes a los
problemas de sostenibilidad. Ambos tipos de
problemas finalmente surgen de las
dificultades para representar la función de
producción para la extracción de madera y
los servicios ecológicos. Uno se queda con
dudas persistentes sobre si las funciones
estilizadas de suministro de servicios
representadas en los modelos de gestión
económica hacen justicia a la forma en que
los ecosistemas forestales funcionan a
diferentes escalas espaciales y temporales.
Esto pone de relieve nuevamente la
desventaja de la información limitada sobre
los ecosistemas complejos. Pero incluso si se
pudieran abordar estas cuestiones
ecológicas, los valores apropiados de los
servicios ecológicos para guiar la gestión,
incluidos los valores relacionados con la
irreversibilidad, también siguen en duda.
 C. Prácticas de precaución revisadas
El conocimiento y las técnicas necesarias
para abordar plenamente
Las brechas tanto en el análisis ecológico
como en el económico seguirán siendo
esquivas durante algún tiempo. En esta
situación, algún tipo de enfoque de
"estándar mínimo seguro" puede ser
atractivo como respuesta a las pérdidas
potenciales del desarrollo frente a la
conservación. Los riesgos percibidos de
pérdidas mayores y más irreversibles del
impacto humano a gran escala pueden
reflejar un juicio científico informado,
aversión al riesgo o alguna otra motivación.
Independientemente del razonamiento, la
asimetría percibida requeriría una mayor
atención a la protección de la integridad de
los ecosistemas de gran escala que lo que
podría indicarse mediante una comparación
simple de los beneficios y costos sociales
esperados (mucho menos una comparación
de solo un subconjunto de beneficios y
costos)
Un enfoque estándar mínimo seguro para el
sistema forestal en la práctica, la gestión
podría incluir varios elementos que reflejen
la preocupación por los valores de los
ecosistemas. La gestión de los valores de la
madera estaría sujeta a restricciones a mayor
escala en la integridad del ecosistema, en la
medida en que estas restricciones puedan
identificarse dada la información actual. En
particular, los métodos de cosecha podrían
acercarse más a los procesos naturales. Una
mayor protección de las funciones del
ecosistema puede requerir la configuración
aparte de parches contiguos significativos en
algunos lugares, al menos hasta que
aumente el conocimiento de cómo las
funciones del ecosistema responden a la
intervención humana.
Este enfoque de la gestión del sistema
forestal no es incompatible con la mejora de
la eficiencia económica en el sentido
convencional. De hecho, como se indica en la
Sección IVD, la eliminación de las
distorsiones del mercado podría tener
importantes beneficios ambientales y
económicos. La norma mínima segura, en
cambio, puede considerarse que
complementa la eficiencia económica
convencional cuando los peligros a gran
escala ponen en tela de juicio un conjunto
más amplio de intereses sociales. Por
supuesto, una precaución. La estrategia
puede ser exagerada. Hasta dónde debe o
puede llevarse es un juicio de valor social
que solo puede ser parcialmente informado
por el análisis económico o ecológico.