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 ¿En qué difiere un holograma de una fotografía convencional?

Los hologramas graban una imagen óptica tridimensional sobre una película al
registrar no sólo la intensidad de las ondas luminosas reflejadas por el objeto, sino
también su fase. Se utiliza para ello una iluminación de láser.
Llamamos holograma al registro de una imagen óptica tridimensional realizado
sobre película de grano muy fino mediante haces de luz láser. A diferencia de la
fotografía, que registra sólo la intensidad de cada onda luminosa reflejada en un
objeto (produciendo zonas claras y oscuras sobre una película), la holografía
registra intensidad y dirección, o fase, de la luz. La información acerca de la
intensidad y la dirección se codifica por el grado en que las crestas y los senos de
las ondas reflejadas están en sincronía con los de una onda de referencia. Las
ondas en fase producen figuras de interferencia luminosas; las ondas desfasadas,
figuras pálidas.
Cuando sobre una película holográfica revelada incide luz blanca, las figuras de
interferencia actúan cual minúsculos espejos orientados bajo una miríada de
ángulos. Esos espejos devuelven la luz desde la superficie del holograma; lo
hacen en las mismas direcciones en que se reflejó desde la imagen del objeto.
Cada ojo ve una imagen diferente porque la intensidad de las ondas reflejadas
varía con su dirección, de ahí que el observador perciba profundidad.
Un solo holograma equivale, pues, a múltiples fotografías, tomada cada una desde
una perspectiva distinta y enfocada a una profundidad diferente. No es ilícito
afirmar que un holograma vale más que mil imágenes.

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