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Palabras Alusivas: los discursos en los actos escolares 1960-1976

María Elena Zandrino


Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Maestros@fhst.unlpam.edu.ar

Resumen:

El discurso en los actos escolares es parte central de las celebraciones; ahí el docente
pronuncia las palabras alusivas a la conmemoración de la efemérides, forma parte de las
narrativas escolares orientadas a valores morales, el narrador trae un mensaje del pasado
el cual serviría para comprender el presente . La historia en sí misma se torna maestra.
El corpus analizado son discursos pronunciados en escuelas públicas primarias de la
Provincia de La Pampa entre los años 1960 y 1976. En ellos no se advierte una
intención explicativa, interesa la ejemplaridad de los héroes y la exaltación de las gestas
que fundaron la nación, fuente de inspiración de nuevas obras heroicas.
Palabras Alusivas: los discursos en los actos escolares 1960-1976
María Elena Zandrino
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Maestros@fhst.unlpam.edu.ar

A partir de 1880 se consolida el poder central en la Argentina, luego de sofocadas


las resistencias provinciales, las decisiones se irradian desde la capital federal y se
instala un régimen político centralista.
El triunfo de la guerra contra el indio amplía el espacio geográfico nacional con
dominio del estado federal y la política de fomento a la inmigración produce un cambio
demográfico de gran magnitud. La población se duplicó entre el Primer Censo Nacional
-en 1869- y el segundo 1895, esa cifra vuelve a duplicarse hacia 1914, llegando a un
total de ocho millones de habitantes, de los cuales el 30% eran extranjeros.
La política centralizadora del gobierno nacional se refleja en numerosas leyes que
consolidan ese poder, la ley de matrimonio civil, la 1420 de educación común en 1884,
la ley Lainez de 1905, la ley universitaria, el desarrollo de los colegios nacionales y
escuelas normales, la ley de servicio militar obligatorio, dan cuenta de ese nuevo
modelo de estado que se genera.
Los inmigrantes trajeron consigo sus valores, ideologías, costumbres,
celebraciones y se configuró una organización social distinta que aportaría nuevas
determinaciones en la sociedad argentina de la época. Por lo tanto, la clase dirigente y
los intelectuales percibieron la necesidad de "argentinizar" la sociedad apelando a los
sentimientos colectivos de un pasado común que fuera capaz de delinear una identidad
nacional.
La escuela se constituye en el escenario privilegiado para “construir la
nacionalidad” amenazada por la inmigración masiva –fundamentalmente española e
italiana- y se torna necesario difundir un relato histórico desde el Estado, para ello se
importa la tradicional idea europea de celebrar las efemérides y acontecimientos
oficiales y de construir estatuas y monumentos dedicados a los grandes hombres, o a los
ideales que representaban. La historia nacional fue adoptada por la clase dirigente para
imponer símbolos nacionales que fueran respetados por todos los habitantes. Dichas
celebraciones, con la participación de niños cantando el himno, saludando a la bandera,
venerando a la patria se concretaron a fines del siglo XIX y favorecieron la creación de
un vínculo con el pasado para la legitimación del presente.
Con la celebración del Centenario de la revolución de Mayo, este afán celebratorio
se renueva y la “educación patriótica” es impulsada por Ricardo Rojas y J.M. Ramos
Mejía. Este último asumió como presidente del Consejo Nacional de Educación en
1908 e inició un programa basado en rituales patrióticos y la enseñanza de la historia.
Los actos escolares son reglamentados, prescriben un orden rígido, en el que cada
momento está pautado y según su importancia se clasifican en: actos solemnes 25 de
mayo y 9 de julio; conmemoraciones : 20 de junio, 17 de agosto y 11 de septiembre. En
todos ellos la celebración es obligatoria, tiene carácter formal, y siempre está precedida
por la bandera de ceremonia, se entona el Himno Nacional y se hace referencia al
suceso al que se alude. La reglamentación se va perfeccionando, el Decreto 10302 de
1944 instituye un protocolo a seguir en los establecimientos: ubicación y atención de
las autoridades, forma que deberán ser presentadas y nombradas en la alocución
conmemorativa; el ingreso y retiro de la bandera, la manera correcta del uso de la
enseña patria por parte de abanderados y escolta. 1
El contenido de los actos escolares forma parte del “conocimiento oficial” que
construye el Estado y distribuye en las instituciones educativas, este discurso construye
en los estudiantes y profesores una disposición moral, una motivación y una aspiración
particulares, inmersas en unas actuaciones y prácticas determinadas (Bernstein, 1998:
92).
No es unánime entre los intelectuales el contenido que debía tener esta educación
cívica, aunque coincidían en la eficacia que el pasado tenía en la situación presente y el
valor político que tiene la historia en la configuración de una identidad nacional. El
patriotismo llegó a convertirse en verdadero proyecto político, había que crear un
ambiente histórico que diese cuenta de dicha convicción y un ritual que moldearía la
conciencia colectiva.
Si bien el sentido de patria se difundió por innumerables vías así como la creación
de símbolos, himnos y fiestas nacionales, el acto escolar fue tomando perfiles
específicos que involucraron especialmente a la escuela y se hizo eco en fechas que

1
La reglamentación sobre como llevar a la Bandera es estricta. En el año 1984, se encontraron tres
circulares emanadas de la Dirección de Escuelas Primarias de La Pampa, llamando la atención acerca del
uso incorrecto del cujo de Bandera por parte de los abanderados.
adquirieron relevancia en el calendario oficial. Dichos actos de corte patriótico jugaron
un importante papel en apoyar el sentido de nación.
Desde la constitución del sistema educativo argentino la escuela tuvo como
función la homogeneización de la población; constituyéndose en el lugar privilegiado
para la inculcación de los valores patrióticos que contribuirían a la construcción de una
identidad nacional y para ello se pobló de ritos vinculados a la exaltación de los
símbolos y los héroes epónimos. Así, los actos escolares aparecieron como la ocasión
propicia para dotar de una base cultural común a los hijos de los inmigrantes y a los
descendientes de los pobladores originarios.
Señala Bernstein (1998: 27)
“Al crear una identidad fundamental, se establece un discurso
que genera lo que yo llamo solidaridades horizontales, cuyo objeto
consiste en contener y mejorar las divisiones verticales (jerárquicas)
entre los grupos sociales. (…) El “discurso mitológico” produce
solidaridades horizontales o trata de hacerlo. Este discurso está
constituido por dos elementos, uno de los cuales glorifica y trata de
producir una conciencia nacional unida, integrada y aparentemente
común”.

En el “Día de la Patria”, todos somos ciudadanos de una misma nación, se


borran las diferencias de origen, de clase, de género, de religión, compartimos un
pasado glorioso, y un destino común: de grandeza y prosperidad.
La liturgia cívica se amplía con nuevas efemérides en la década del treinta, en
un afán permanente del Estado de lograr, con la celebración de las fechas patrias,
afianzar la cohesión social, moldear una identidad imaginada o deseada por la clase
dirigente, generar el sentimiento de colectividad y neutralizar la heterogeneidad social.
La escuela fue señalada, entonces, como la fortaleza encargada de velar por el
cumplimiento de la formación patriótica en ceremonias o actos cívicos y “para la
creación de adhesiones emocionales a la patria” (Bertoni, L.,1992:108). En realidad, la
escuela y el docente en ella se convirtieron en instrumentos privilegiados para el
disciplinamiento y la homogeneización en la inculcación de valores y principios
morales.
La homogeneidad fue valorada como un objeto capaz de oponérsele a la
diversidad, ésta era vista como atentatoria contra la unidad y la identidad, es por eso
que adquirió una significación ligada a la igualdad. La Argentina “crisol de razas”.
permitió pensar que se borraban desigualdades y a eso se sumó el uso de guardapolvos
blancos, uniformidad de programas, de textos, para todas las escuelas nacionales.
Disposiciones oficiales, unidas a leyes que las respaldaban, fueron aceptadas por la
sociedad, quien legitimó esos contenidos presentes en los rituales patrios su necesaria
realización grupal y en la carga de significación que poseen los gestos practicados por
cada uno y el conjunto de los participantes.
Los actos escolares son rituales que se organizan a partir de una perspectiva estricta
y repetida en cada celebración, una suerte de secularización de las ceremonias
religiosas, cada momento, cada acción, cada gesto, cada movimiento, está tipificado y
sigue una secuencia inalterable y previsible.
Agrega Bernstein (1998: 28)

“ En las sociedades modernas, la escuela es un dispositivo


fundamental para reescribir la conciencia nacional, la cual se
construye a partir de los mitos de los orígenes, los logros y el destino.
(…)Todo un conjunto de prácticas, rituales, celebraciones y emblemas
escolares se orientan a ese fin y, por supuesto, también están los
importantes discursos de la lengua, la literatura, la historia”

La historia no es presentada como un proceso, sino como una sucesión de momentos


cruciales que cambiaron la realidad, es una historia de acontecimientos y biografías
cuya eficacia se da por acumulación. Los acontecimientos del pasado “ofrecen una
imagen armónica de una nación en marcha decidida hacia el progreso. Más que
rupturas, había que atender a las continuidades como un proceso natural semejante a las
sucesiones generacionales” (Saab y Suárez. 2001: 160)

II
El corpus considerado consiste en una serie de discursos pronunciados por
docentes primarios, de escuelas públicas, en ocasión de conmemoración de efemérides
escolares; el período analizado abarca de 1960 hasta 1976. El recorte se realizó tomando
como inicio los festejos del sesquicentenario de la Revolución de Mayo hasta el golpe
militar, el denominado Proceso de Reorganización Nacional merece un tratamiento
específico.
En las escuelas públicas, dependientes de Consejo Nacional de Educación, se
lleva un registro de los actos escolares en un libro habilitado para ese fin, en todos los
casos se consigna el programa de festejos que invariablemente sigue un estricto
protocolo escolar: 1º ingreso de los abanderados y escoltas portando la enseña
nacional, 2º Himno Nacional Argentino, 3º Himno a Sarmiento, 4º palabras alusivas a
la conmemoración, a cargo de un/a maestro/a, 5º diversos números que pueden ser
recitaciones, cantos folclóricos, representaciones de obritas patrióticas, 6º retiro de la
bandera de ceremonias.
El discurso en el acto escolar es parte central de la celebración, ahí el docente
pronuncia las palabras alusivas a la conmemoración de la efeméride, forma parte de las
narrativas escolares orientada a valores morales; el narrador trae un mensaje del pasado
el cual serviría para comprender el presente. La historia en sí misma se torna maestra.
No se advierte una intención explicativa, interesa la ejemplaridad de los héroes, la
exaltación de las gestas que fundaron la nación, fuente de inspiración de nuevas obras
heroicas. En ese sentido uno de los discursos expresa:
“El sentido profundo de estas festividades periódicas, que todas las
naciones civilizadas realizan desde antiguo, consiste en apoyarse en
los hechos memorables y honrosos de su pasado para robustecer los
vínculos entre los hombres de la misma estirpe y proseguir con mayor
aliento y seguridad la obra solidaria del engrandecimiento común”
(Escuela pública, 9 de julio 1964)

Existe bibliografía específica que proporciona un modelo de exposición, se


encuentra en la revista “La obra” de gran difusión en el ámbito docente. La Librería del
Colegio editó un volumen : “Discursos escolares. Alusivos a los actos que se celebran
en las escuelas primarias” (1939) de Ulises M. Peluffo. En su Introducción el autor
señala: “tiende, en lo modesto de su esfera (el libro), a llenar esa misma necesidad que
yo he sentido, exponiendo, a la vez que pequeños modelos, sin pretensiones de gran
oratoria, una cantidad de apologías de frecuente utilización “ (pag. 9). El índice
además de incluir discursos referidos a todas las efemérides patrióticas, aporta modelos
para el aniversario de la escuela, la jubilación de un maestro, despedida del curso
escolar.
Dentro del período analizado se distinguen tres momentos: el 1º de 1960 a
1966; el 2º de 1966 a 1973; y el 3º de 1973 a 1976, están vinculados a diferentes
procesos políticos argentinos. En este trabajo se tratará de analizar las marcas que deja
cada período en los discursos escolares.
Hay rasgos comunes en los diferentes momentos, los destinatarios explícitos de
del mensaje siguen un orden protocolar : directivos, personal docente y administrativo,
padres y alumnos, implícitamente se habla a los estudiantes. En algunos casos, se rea
liza un corte y se interpela directamente a los “¡ Niños!”, y acto seguido se incluye
un párrafo en el que se los insta a imitar el ejemplo de los próceres. Los receptores no
tienen actividad ninguna sobre los acontecimientos narrados, el lugar es el de la
escucha, la solemnidad del acto no permite la participación.
El enunciador lo hace desde un colectivo: “Nos hemos reunido”, “nuestra
Patria”, no habla por sí, está investido por la institución, aunque ocasionalmente se
singulariza y modaliza el discurso: “modestamente”, “quisiera tener el verbo del
poeta”, lo hace para resaltar que actúa un papel secundario y circustancial. Los hechos
que narra forman parte de la verdad histórica, su cometido es presentarlos y dotarlos de
una funcionalidad pedagógica.
En el corpus analizado se advierte dos segmentos definidos, el primero que se
inicia con el relato histórico de los hechos que se celebran o una breve biografía del
prócer y la última parte afirma la vigencia de los acontecimientos en tanto son
conductas que deben perduran en “todos los argentinos que se precien como tal”.
Los textos, más allá de la evocación específica, participan de un régimen de
producción de verdad, en tanto recuperan tópicos vinculados a la hazaña fundante de
una nación: libertad, patriotismo, democracia, institucionalización, concurren hacia la
cuestión central de construir el mito originario.
En el primer período donde se utiliza una prosa recargada, con el uso frecuente
de arcaísmos : “vosotros sois”, “os llevará”; es abundante el uso de adjetivos, las
apologías que preocupan a Peluffo , el pasado, al que hay que rendir tributo, es puente
hacia el futuro, no se encuentran, en esos textos, referencias al presente.
Los textos se articulan alrededor de dos temas centrales Por un lado el prócer
modélico, ejemplo de virtudes públicas y privadas cuyo ejemplo debe ser imitado por
las generaciones que lo suceden. Los héroes son geniales, austeros, generosos,
humildes, trabajadores, perseverantes, viriles:
:
“(San Martín)….. Su vida íntegra, la exacta dimensión de su grandeza
ha penetrado con la fuerza de la ejemplaridad en el corazón y en la
mente de la nación y el hecho acrecienta uno de los más puros
sentimientos nacionales, el culto al héroe, el arquetipo del militar y del
ciudadano, el jefe probo, el patriota sin tacha, el hombre cabal,
esposo, padre y abuelo amantísimo” 17 de agosto de 1961

Los sujetos históricos son héroes individuales que se sobreponen a las


adversidades y se adelantan a su tiempo, se menciona secundariamente a otros actores,
soldados que cruzan los Andes, hombres y mujeres en la Plaza de Mayo preguntando
“de qué se trata”; en los únicos actos que se destaca al pueblo como protagonista es en
los hechos referidos a las invasiones inglesas, donde los pobladores de Buenos Aires
participan activamente de la defensa de la ciudad.
El otro tema referido a la institucionalización de la República se lo presenta
como una gesta contra el enemigo común, no hay entre los patriotas conflictos de
intereses, diferencias políticas o confrontación ideológica, la diferencia está planteada
por la vehemencia de los protagonistas o las pasiones individuales.
Este primer bloque se cierra con un discurso disrruptor. Es el pronunciado el 9
de julio de 1966, el mensaje se politiza, el maestro se desprende de la investidura
institucional y habla por sí mismo. El presente se cuela en el texto y lo hace por
oposición. El 28 de junio de ese año el gobierno del presidente Illia es derrocado y las
Fuerzas Armadas asumen la conducción del país, entre las primeras medidas que toma
es la disolución del Congreso, la intervención del Poder Judicial, la prohibición de la
actividad política y sindical. Diez días posteriores al golpe militar en una escuela
pública se pronuncia este discurso:
“Cada tiempo hizo la Patria de hoy. Y el nuestro no puede ser de
ausencia…Debemos ser continuadores de la concepción nacional
nacida en Mayo y proyectada en Julio hasta nuestros días, que es el
irrevocable aprecio a la democracia como norma de soberanía
popular…Está hoy en la asociación de hombres libres que a través de
los partidos políticos cumplen esta misión de informar, ilustrar y
convocar al ciudadanía.”

Esta apelación a la democracia contrasta con el orden político impuesto por el


gobierno de Onganía que investido por la llamada Revolución Argentina disuelve los
partidos políticos y confisca sus bienes. El texto comienza de manera usual, relatando
los hechos que dan lugar a la conmemoración, en el segundo segmento se produce un
corte y la evocación del pasado debe dar lugar a una acción del presente, defendiendo la
democracia legada por los patriotas. Democracia que no se agota en las formas y a la
que dota de contenido:
“ Democracia que poniendo al hombre como centro y razón de todo
esfuerzo, lo proyecte a su destino de lucha …Democracia que asegure
la felicidad del hogar, la tranquilidad en los cuarteles, la serenidad
del templo, la normalidad en la fábrica, el respeto en el aula.
….avanzada en lo social, asegurando la justa distribución de la
riqueza y el bienestar del hombre que trabaja”

En el segundo momento 1966/1973, el discurso pierde la retórica característica


del tramo anterior, se deja el español hispano y arcaico, el vosotros es sustituido por el
ustedes, las metáforas aluden a un momento inicial que trasciende la América, se
remontan a los héroes de la antigüedad clásica, San Martín es comparable a César,
“Argentina es tierra de héroes, como la Grecia de Homero”, “los patricios con la
espada a punto de desenvainar, con el pensamiento puesto en la lápida de las
Térmopilas: “Vé a decirle a la Patria que hemos muerto para defender sus leyes” (25
de mayo de 1970)
Otro rasgo característico del momento es la profusión de invocaciones religiosas,
a las virtudes del héroe se le suma su religiosidad, su catolicismo: “Mayo es el Verbo
hecho carne”, en obvia alusión a la sacralidad de la gesta, la “Argentina es tierra
bendita por Dios”, “25 de Mayo es esa Navidad cívica” el “9 de julio la Basílica de la
libertad de América” Si bien las alusiones religiosas estaban presentes en alocuciones
anteriores, nunca tan evidentes como en el segundo período analizado.
Estos dos últimos aspectos analizados se articulan, herederos de la antigüedad
clásica y la tradición católica, instala al país y la sociedad en una comunidad de
valores trascendentes e inmutables pertenecientes al mundo “occidental y cristiano”:

“Hay que aceptar que la humanidad se debate en medio de una aguda


crisis espiritual. Que acaso es el anuncio del peligro de grandes
transformaciones políticas, sociales, económicas y religiosas que al
amparo de ideologías extrañas, no coinciden con nuestras tradiciones ni
con la idiosincracia del pueblo argentino” 20 de junio de 1969

Aparece la idea de conflicto entre los patriotas, puja de intereses, discrepancias


ideológicas, sin embargo el sacrificio y el heroísmo se imponen y se logran los
cometidos propuestos por los patricios. No se identifican los sectores en pugna ni
tampoco a los vencedores. Se induce a pensar que en la historia, el bien triunfa sobre el
mal:
“Los aires puros de la libertad han aventado la barbarie y hay luz,
ciencia progreso, ansias de nobles emulaciones y aspiración
permanente de vivir con justicia y libertad” 9 de julio de 1970.

El concepto de patria se trasmuta, ya no es el amplio territorio dotado por la


naturaleza que cobija en su seno a todos los hombres del mundo que quieran habitarla,
el Estado o la bandera, como se planteara en el momento anterior. En la Revolución
Argentina la patria es el hogar, la familia, valores trascendentes que aseguran la
cohesión social.
Se refuerza la idea del héroe militar, y a la metáfora religiosa y clásica se le
superpone la castrense, “no debemos desertar de la hora, nos aguarda la victoria”, “la
grandeza ha de ser la meta, y la Fe nuestra mejor arma” 9 de julio de 1972.
Es común advertir en muchos de los discursos de la época un final épico, se
citan cánticos o poemas como remate de la alocución.
En el período 1973/1976 las marcas son otras. Los hechos del pasado sirven
para interpretar el presente, hay una continuidad histórica entre el momento mítico
originario y una actualidad que es fundante:
“tenemos conciencia que estamos cumpliendo un mandato de
la historia pasada y que nosotros mismos constituimos un mandato
para la historia futura” 25 de Mayo de 1974

Aparece un eje de opuestos: liberación o dependencia. El 9 de julio es la ocasión


propicia para marcar esa continuidad histórica en ese sentido el peronismo “buscó
descifrar, tras el ocultamiento de la “historia oficial”, el recuerdo soterrado de las luchas
populares por la nación y la liberación” (Romero, L, A, 1994: 181)
“Los tiempos han transcurrido, y el invasor que en las épocas
heroicas quiso que no hubiera Patria para los argentinos, a sable y
fusil en los campos de batalla, hoy tiene otros nombres y aplica su
fuerza en otros remedios más sutiles, pero no menos cargados de
intenciones” 9 de Julio de 1973

En los textos se incluye un sujeto histórico colectivo: el pueblo, la presencia del


héroe arquetípico sigue presente, pero no está solo, aparece el gaucho, el soldado, el
trabajador, hombres y mujeres comunes que construyen la historia. El 9 de julio de
1994, el discurso se refiere casi exclusivamente a Juan domingo Perón, muerto unos
pocos días antes. “El 9 de julio tiene nombre de pueblo, el mismo pueblo que hoy ha
perdido a su Conductor y hoy llora su muerte”, el núcleo del texto juega con la idea de
asimilar pueblo/peronismo, y su líder se incorpora al panteón de los héroes nacionales.
En la mayoría de los casos el emisor se coloca en un lugar impersonal,
institucional, hace suyo el discurso oficial. En ocasiones los discursos salen de los
causes marcados y aun empleando una retórica florida, toman posición, un año después
de la masacre de Ezeiza expresa:

“Ya el cañón ha dejado de tronar . El clarín que empujaba las cargas


a punta de coraje y lanza quedó prendido en el viento y en el
recuerdo. Ya las madres pueden dormir tranquilas junto a las cunas
de sus hijos, porque no habrá que derramar sangre en los campos sin
nombre. Ya no hay que alzarse en la montonera para poner mojones
de guardamonte y tacuara” 20 de junio de 1974

Los hechos posteriores de la historia argentina demostraron que la violencia


desatada en Ezeiza, se profundizaría iniciando uno de los períodos más oscuros de la
Argentina.
BIBLIOGRAFIA

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Federalismos latinoamericanos: México/Brasil/Argentina. Fondo de Cultura
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(Coord.) Educación, Cultura y Política, Universidad central de Venezuela, Caracas

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