Está en la página 1de 3

LA CITA EN EL

Giscard d’Estaing, de Rambouillet al


coronavirus
El difunto Valéry Giscard d’Estaing inició la gestión global de la
crisis de un modelo económico que aún se tambalea

Giscard y Schmidt, en la cumbre del Consejo Europeo en


Bruselas, 1978 (STAFF / AFP)

EUSEBIO VAL | PARÍS, FRANCIA. CORRESPONSAL


04/12/2020 01:03 | Actualizado a 04/12/2020 09:22

En el castillo de Rambouillet, a 50 kilómetros al sudoeste de


París, se conserva una mesa tal como estaba dispuesta en
noviembre de 1975, cuando Valéry Giscard d’Estaing era el
anfitrión. Los visitantes pueden leer la carta del menú, incluidos
los selectos vinos y el champán degustados. Las tarjetas con el
nombre de los comensales delatan el paso del tiempo. Todos han
muerto excepto Henry Kissinger, que era el secretario de Estado
del presidente estadounidense Gerald Ford. Al Reino Unido lo
representaba Harold Wilson. A Italia, Aldo Moro, asesinado tres
años después por las Brigadas Rojas.

La cita en el château fue la primera cumbre de países


industrializados. Entonces se llamó G-6 porque Canadá aún no
se había incorporado al club. La idea partió de Giscard d’Estaing
y del canciller alemán, el socialdemócrata Helmut Schmidt.
Ambos formaron un fructífero tándem. El mundo vivía todavía
las consecuencias del shock petrolero de 1973, cuando los países
árabes decidieron usar el precio del crudo como arma política en
el conflicto con Israel. En París y Bonn (entonces capital de la
República Federal de Alemania, pues faltaban 14 años para la
caída del muro de Berlín) entendieron que había que coordinar
las políticas económicas para salir todos a flote.

Hoy vuelve a ocupar el Elíseo un hombre


joven, europeísta y reformador, en pleno
seísmo económico

Giscard d’Estaing, fallecido anteayer en su residencia cerca de


Tours, a los 94 años, accedió a la presidencia de Francia, en mayo
de 1974, en un momento de transición y en plena crisis. Su
misión era reformar el país tras el largo periodo de gobierno de
De Gaulle y su prórroga con Pompidou. Habían quedado atrás les
Trente Glorieuses, esos casi tres decenios de fuerte crecimiento y
pleno empleo tras la II Guerra Mundial. En el terreno social, el
joven presidente, pese a proceder de la derecha, supo conectar
con los anhelos de la población y abanderó reformas de calado
como la legalización del aborto y del divorcio por mutuo acuerdo,
bajó la mayoría de edad a 18 años y creó una secretaría de Estado
para promover a las mujeres. En el ámbito económico, los
resultados fueron menos tangibles.

Algunos analistas piensan que, con el shock petrolero de 1973 –y


con el posterior de 1979– se entró en una dinámica de crisis
estructural de los países capitalistas que, en cierta manera,
todavía no ha terminado. Más tarde la respuesta fueron las
recetas ultraliberales de Ronald Reagan y Margaret Thatcher.
Después llegaron los cracs bursátiles, las crisis financieras como
la del 2008 y la actual recesión como consecuencia del
coronavirus.

Unos países han sufrido las convulsiones más que otros. Hoy
como ayer. Francia ya se adaptó peor que Alemania en los años
setenta del siglo pasado. La economía al otro lado del Rin,
gestionada por Schmidt al frente de una coalición
socialdemócrata liberal muy eficiente y con un sistema de
consenso en las empresas, se mostró más robusta, dinámica y
competitiva.

Giscard d’Estaing comprendió que Francia tenía que ir de la


mano de Alemania y, como consecuencia, se produjo una
aceleración de la construcción europea. Había razones
económicas, pero también históricas y geopolíticas. El presidente
francés y el canciller alemán impulsaron el Sistema Monetario
Europeo, embrión del futuro euro. El socialista François
Mitterrand y el democristiano Helmut Kohl darían continuidad a
esta política. A continuación les tocaría el turno a Jacques Chirac
y Gerhard Schröder, a François Hollande y Angela Merkel, a esta
última y Emmanuel Macron.

La casualidad ha querido que Giscard d’Estaing falleciera como


consecuencia de la Covid-19, otro gran terremoto en la economía
planetaria, peor que los shocks petroleros. En el Elíseo vuelve a
haber un presidente joven y centrista, con voluntad reformadora
y mucha fe en la construcción europea y en el multilateralismo.
Giscard d’Estaing no logró ser reelegido para un segundo
mandato. Emmanuel Macron, que anoche le rindió homenaje en
una alocución televisada, lo intentará en mayo del 2022.

Cargando siguiente contenido...

También podría gustarte