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La salud es mucho más que ausencia de enfermedad o tener acceso a la atención médica; es
un derecho fundamental que toca todos los aspectos de la vida y por eso es tan importante
entender la salud del modo más amplio posible. La Organización Mundial de la Salud
estableció como definición de salud el “estado de completo bienestar físico, mental y social”. A
esta definición de salud se han ido incorporando otras dimensiones, como la capacidad de
funcionar o la salud como un fenómeno continuo y dinámico a lo largo del tiempo, hasta llegar
a instaurarse la idea de que la salud es un fenómeno multidimensional. Así pues, se constata
que la noción de salud ha ido evolucionando a lo largo de la historia desde un enfoque médico-
biológico hasta un concepto global e integral que incorpora el paradigma socio-ecológico
(Frutos y Royo, 2006).
Como vemos en el artículo 25, son muchos los componentes necesarios para lograr el
bienestar. En el derecho a la salud, como en otros derechos humanos, se observa la
interdependencia entre los derechos, por lo tanto, en una sociedad en la que no se respeten
los derechos fundamentales no puede haber bienestar físico, mental y social, o lo que es lo
mismo, vida saludable para las personas que son las titulares del derecho.
Estamos habituados a ver a nuestros hijos e hijas acudir al colegio cada día y recibir
una educación, pero, aunque el derecho a la educación se encuentra recogido en la
Convención sobre los derechos del niño, existen cerca de 60 millones de niños y niñas
en edad de cursar la primaria que están fuera de la escuela. Por lo tanto, queda
mucho trabajo por hacer.
A muchos niños y niñas en el mundo se les niega ese derecho a la
educación reconocido en instrumentos internacionales, debido a diversas causas:
Por su parte, el IIDH considera que “la Educación en Derechos Humanos es la posibilidad
real de todas las personas –independientemente de su sexo, edad, ocupación, origen
nacional o étnico y condiciones económicas, sociales o culturales– de recibir una
educación sistemática, amplia y de buena calidad que les permita:
Comprender sus derechos humanos y sus respectivas responsabilidades;
Respetar y proteger los derechos humanos de otras personas
Entender la interrelación entre derechos humanos, Estado de Derecho y gobierno
democrático, y
Ejercitar en su interacción diaria valores, actitudes y conductas coherentes con los
derechos humanos y la vida democrática”