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Presidenta
María Silvia Guillén
Vicepresidente
José Armando Flores Alemán
Secretario
José Elenilson Nuila Delgado
Director Ejecutivo
Saúl Baños
Responsables de la edición
Saúl Baños
Loyda Robles
Equipo investigador
Consultor
Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI)
CONTENIDO
Introducción 12
1. Consideraciones iniciales 14
2. Antecedentes 16
demográfica 20
respuesta el SPSU 97
Anexo 2. Espacios fiscales 98
Bibliografía 100
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ÍNDICE DE GRÁFICAS
Gráfica 10. Mundo: Relación entre gasto público en salud (2016) y el indicador de
Cobertura Universal de Salud (CUS), 2017 36
Gráfica 11. Mundo: Relación entre gasto público en salud y gasto de bolsillo (2016) 37
Gráfica 12. El Salvador: Financiamiento de la salud, como porcentaje del gasto total
en salud, 2005 -2018 38
Gráfica 20. El Salvador: motivos de los estudiantes que se retiran del centro educativo,
2018 51
Gráfica 24. Mundo: cobertura efectiva de protección social, por región y grupo de
población, como porcentaje, 2017 60
Gráfica 27. El Salvador: evolución del subempleo, por tipo y sexo, 2006-2018 62
Gráfica 30. El Salvador: ingreso por hogar mensual (USD) y aporte de remesas
(porcentaje de ingresos mensuales por hogar) 65
Gráfica 34. El Salvador: Evolución de la tasa de homicidios, por cada 100,000 habitantes,
2005-2018 72
Gráfica 36. El Salvador: Porcentaje de hogares que residen en una comunidad sin acceso
a espacios públicos de esparcimiento, 2014-2018 75
Gráfica 39. El Salvador: Porcentaje de hogares que han sufrido daños por fenómenos
naturales o se encuentran en alto riesgo de sufrirlo, 2014-2018 79
Gráfica 40. El Salvador: Gasto público total, modificado y devengado en protección social
y otras funciones, sector público no financiero, millones de dólares,
2007 - 2019 81
Gráfica 41. El Salvador: Evolución de la distribución del gasto público total en protección
social y otras funciones, sector público no financiero, 2007-2019 82
Gráfica 42. El Salvador: Gasto público devengado* en protección social por fuente
de financiamiento, sector público no financiero, 2007-2019 82
Gráfica 43. El Salvador: Gasto público devengado* en protección social por tipo de
entidad, gobierno general (2007-2019) 83
Gráfica 44. Gasto público devengado en protección social por función, sector público no
financiero, como porcentaje del PIB, 2007-2019 83
ÍNDICE DE TABLAS
Tabla 10. El Salvador: Salario promedio mensual en dólares de los ocupados, por sexo,
según rama de actividad económica, 2018 65
Tabla 11. El Salvador: brecha entre el salario mínimo (SM) y el costo de la canasta básica
de alimentos (CBA), urbano y rural en dólares, 2014-2019 66
Tabla 14. El Salvador: Cantidad de afiliados de SAP, por sexo y AFP, 2018 69
Tabla 15. El Salvador: Rentabilidad del fondo conservador y del fondo especial de retiro
(%); promedio de los últimos 36 meses, al 31 de diciembre de 2018 70
Tabla 18. El Salvador: Costo como porcentaje del PIB de intervenciones priorizadas 98
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ÍNDICE DE MAPAS
Mapa 10. El Salvador: Tasa de homicidio por cada 100,000 habitantes; y cambio
porcentual, 2014-2018 73
ÍNDICE DE FIGURAS
INTRODUCCIÓN
El presente documento tiene como objetivo central realizar una evaluación estratégica de la
protección social en El Salvador por medio de un análisis profundo sobre sus características, su
relación con los derechos sociales, su cobertura, alcance, así como los programas de desarrollo
social que atienden esta problemática, vinculados al Plan Social 2014-2019.
Para ello, se analizaron los riesgos asociados a la protección social, particularmente los
relacionados con el acceso a la salud, servicios básicos y seguridad alimentaria, educación,
condiciones de la vivienda, trabajo, seguridad social y la calidad del hábitat. Adicionalmente
se plantean una serie de recomendaciones para la creación de un sistema de protección social
universal que garantice la cobertura y calidad requerida, así como el ejercicio efectivo de los
derechos sociales incluyendo a todos los grupos poblacionales. En el anexo se presenta un
ejercicio de costeo y de opciones de espacios fiscales para su financiamiento.
En términos generales, El Salvador ha tenido una política social con un rol limitado, cuyo diseño
no responde a un enfoque de derechos, sino a un enfoque de necesidades (privaciones), en
el que se reconocen necesidades y reivindicaciones legítimas, pero sin existir «obligación moral
o legal de parte del Estado», y donde la prioridad no son las personas y sus derechos, sino
intentar corregir las fallas del mercado. Bajo esta lógica de un Estado subsidiario y no garante de
derechos es que en El Salvador se ha ejecutado todo un andamiaje institucional, para desligar
al Estado de sus obligaciones, incluso constitucionales.
Esto ha provocado una provisión de bienes y servicios públicos limitada que no responde a los
enormes desafíos que enfrenta la sociedad salvadoreña, producto en buena medida de un
mercado laboral con bajos niveles de cobertura de seguridad social y también bajos salarios,
así como de una política fiscal incapaz de transformarse en una herramienta para la inclusión
social, la democracia y el desarrollo.
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Por ello, se recomienda que el diseño del nuevo Plan Social se haga bajo un enfoque de derechos,
donde el Estado tiene que ser el garante de ello. Es fundamental que este Plan establezca
metas, costos y fuentes de financiamiento. Asimismo, deben integrarse los pilares contributivos
y no contributivos. Adicionalmente, el diseño debe estar en sintonía con el cumplimiento de la
Agenda 2030 para el desarrollo sostenible.
CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA
PROTECCIÓN SOCIAL EN EL SALVADOR
1. Consideraciones iniciales
El Salvador cuenta con un contrato social que define cuál es el rol que debe jugar el Estado
respecto a la protección social, el artículo 1 de la Constitución de la República establece que
«…es obligación del Estado asegurar a los habitantes de la República, el goce de la libertad, la
salud, la cultura, el bienestar económico y la justicia social».
En su artículo 22, la DUHN, establece de forma explícita que todas las personas tienen
derecho a la seguridad social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación
internacional, considerando la organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de
los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo
de su personalidad (Asamblea General de la ONU, 1948). Asimismo, las Naciones Unidas (2009)
acordaron la «Iniciativa del Mínimo de protección social» que alentó a los países a construir
sistemas integrales de seguridad social, y desde entonces, se han dado visibles mejoras en los
países desarrollados y también en muchos otros de ingresos medios y bajos (ONU, 2018).
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«[…]es un derecho humano definido como un conjunto de políticas y programas diseñados para
reducir y prevenir la pobreza y la vulnerabilidad en todo el ciclo de vida. Abarca los beneficios
familiares y por niño, las prestaciones de maternidad, desempleo, accidentes del trabajo y
enfermedades profesionales, así como las pensiones de vejez, invalidez y sobrevivientes, y la
protección de la salud. Los sistemas de protección social abordan todas estas ramas mediante
una combinación de regímenes contributivos (seguro social) y de prestaciones no contributivas
financiadas con impuestos, en particular la asistencia social» (OIT, 2017: 1)
Según la OIT (2017), el número de países con sistemas de protección social ha ido en pleno
ascenso, pasando de 104 en 1946, hasta llegar a 187 en 2015. A nivel mundial, en 2017,
aproximadamente el 45.0% de las personas tuvo acceso al menos a un beneficio de protección
social, mientras que el 29.0% tuvo acceso a sistemas integrales de seguridad social.
Discapacidad
80
70 Sobrevivencia
Porcentaje de países
60
Accidentes
50
Enfermedad y salud
40
Maternidad
30
20 Familia/hijos
10 Desempleo
0
1930
1995
1905
1910
1915
1920
1925
1935
1940
1945
1950
1955
1960
1965
1970
1975
1980
1985
1990
2000
2005
Pre - 1900
Post - 2010
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Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
2. Antecedentes
En términos generales, la última década del siglo XX y la primera década del siglo XXI, en El
Salvador, se consolidó una política social con un rol limitado, donde su diseño no respondía a
un enfoque de derechos, sino a un enfoque de necesidades (privaciones). Es clave, tener esto
presente, pues en esa lógica la intervención de la Administración Pública lo hace a partir de
un esquema en el que se reconocen necesidades y reivindicaciones legítimas, pero sin existir
«obligación moral o legal de parte del Estado» (Save the Children, 2002: 22). Donde la prioridad
no son las personas y sus derechos, sino intentar corregir las fallas del mercado. «Evidentemente,
en este contexto, es decir, en el de necesidades, el rol del Estado es filantrópico o asistencialista,
tendiendo a tener una presencia muy reducida, puesto que es lo privado (en este caso, el
mercado) lo que debe regularse de tal forma que, con sus mecanismos y bajo un “esperado”
mejor funcionamiento, se haga cargo de cumplir los objetivos de desarrollo planteados» (Icefi,
2019:17).
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Tal es el caso del Fondo para el Desarrollo Económico y Social de los Municipios (FODES) creado
en 1988, el Fondo Nacional de la Vivienda Popular (FONAVIPO) en 1992, el Fondo de Inversión
Social para el Desarrollo Local (FISDL) en 1996, el Fondo Solidario para la Familia (FOSOFAMILIA)
en 1999; adicionalmente, se crearon diferentes entidades para atender a distintos grupos,
tales como el Instituto Salvadoreño para el Desarrollo de la Mujer (ISDEMU) en 1996, el Consejo
Nacional de Atención Integral a la Persona con Discapacidad (CONAIPD) en el 2000, el Instituto
Salvadoreño para el Desarrollo Integral de la Niñez y Adolescencia (ISNA), en 2002. En cuanto a
salud se estableció el Sistema Básico de Salud Integral (SIBASI) en el 2000 y en el ámbito educativo
en 1990 se creó el programa Educación con Participación de la Comunidad (EDUCO) (Escobar,
2017 & Fusades, 2016).
A partir del 2004, aunque siempre bajo el enfoque de necesidades se amplió el rol del Estado
como subsidiario con la aparición del Fondo Solidario para la Salud (FOSALUD), implementado a
partir de 2005, y se instauró además el primer programa de transferencia monetaria condicionada
conocido como Red Solidaria (Gobierno de El Salvador, 2014).
Es en 2009, con la llegada al Ejecutivo, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional
(FMLN) y en el marco del apogeo de la crisis económica mundial, se plantea el denominado
Plan Global Anticrisis, en cuyo diseño aparece la apuesta por un Sistema de Protección Social
Universal (SPSU). Las acciones de este plan se pueden apreciar en la siguiente figura:
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Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
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En la siguiente figura se muestra el esquema general del SPSU diseñado por el Gobierno de El
Salvador.
Figura 2. El Salvador. Esquema general del sistema de protección social universal, 2013
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Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
Las políticas de protección social buscan garantizar un nivel de bienestar adecuado para el
desarrollo de toda la población del país, haciendo accesibles los servicios sociales y promoviendo
el trabajo decente; es decir, promoviendo el desarrollo social inclusivo (Cecchini et al., 2015). Por
ello, la protección social es elemental para erradicar la pobreza y la exclusión social, aportando
en gran medida al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS) de la Agenda
2030 para el Desarrollo Sostenible.
La protección social tiene una creciente importancia debido al contexto actual de desigualdades
persistentes, continuadas crisis económicas, el cambio climático, así como las transformaciones
demográficas. Este último es de particular importancia para el cumplimiento de la Agenda
2030, debido a su transversalidad. A nivel general, se han visto avances en la implementación
de políticas y sistemas integrales de protección social basados en un enfoque de derechos
humanos alrededor del mundo, no obstante, aún es limitada la capacidad efectiva de los
Estados para dar protección social universal a lo largo del ciclo de vida, y las necesidades y
demandas generadas en cada una de las etapas (Cepal, 2019).
La transición demográfica (TD) hace referencia a los cambios poblacionales de una situación
caracterizada por alta fertilidad y mortalidad, a una baja, ocasionando cambios en el
tamaño de la población, la distribución por clases de edad (pirámide poblacional), la tasa de
crecimiento, los cuales pueden llevarse a cabo en alrededor de un siglo o más (Lee, 2019). Uno
de los períodos claves de la transición demográfica es el bono demográfico que está en función
de la relación de dependencia, indicador que señala la relación entre la población en edades
potencialmente inactivas (los grupos etarios menores de 20 años y mayores de 64 años) y la
población en edades potencialmente productivas. Durante el período del bono demográfico,
aumenta rápida y sostenidamente la proporción de personas en edades potencialmente
productivas, con respecto a la proporción en edades potencialmente inactivas; lo cual significa
que las relaciones de dependencia caen a mínimos históricos. Posterior al bono demográfico,
las tasas de dependencia se disparan a raíz del envejecimiento de la población.
En el bono demográfico pueden identificarse tres fases, de acuerdo con Saad, Miller, Martínez,
& Holz (2012), en la primera, se eleva el porcentaje de niñez, gracias a la reducción en la
mortalidad infantil.
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1950
1970
2000
2010
2015
2030
2050
2100
1970
2000
2010
2015
2030
2050
2100
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Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
Los niños, niñas y adolescentes tienen una fuerte dependencia, pues necesitan de las
transferencias de los padres o del gobierno para satisfacer sus necesidades de consumo, ya
que carecen de ingresos pues aún no se han incorporado al mercado laboral. Más adelante,
la dependencia económica de la niñez desciende constantemente con la finalización de
la escolaridad y del ingreso a la fuerza laboral. Como se observa en la gráfica 2, la tasa de
dependencia de la niñez, tiende a caer desde aproximadamente 1950; comparado con la TD
de las regiones más desarrolladas, esta caída es particularmente acentuada en la región de
América Latina y el Caribe (ALC) y aún más en El Salvador; demostrando los rápidos cambios
demográficos del país. La gran importancia del rol del Estado para este grupo etario, radica en
la evidencia de que las tasas de pobreza en las edades tempranas disminuyen a medida que
aumenta la participación del sector público en el consumo infantil de bienes y servicios y la
transición demográfica avanza (Saad, 2019).
Por otro lado, respecto a la adultez mayor, la mayoría deja de formar parte de la fuerza laboral y
empieza a depender nuevamente de las transferencias privadas, por medio de la jubilación y de
los ahorros acumulados en los años anteriores, pero principalmente por medio de transferencias
públicas, aunque en menor medida que en los países ricos (Saad, 2019). A mayor edad, va
incrementando la tasa de dependencia; llegando a un nivel máximo en el último intervalo de
edad, desde los 90 años. La dependencia económica entonces exige una ayuda equivalente a
dos tercios de los ingresos laborales anuales de los adultos de mediana edad (CEPAL & CELADE,
2009).
A nivel mundial, las tasas de pobreza en la vejez disminuyen a medida que la transición
demográfica avanza y el consumo público aumenta (Saad, 2019). Sin embargo, si al finalizarse
el periodo de bono demográfico no se compensa la reducción de los ingresos laborales por
consumidor con ingresos no laborales, se daría paso a una reducción del bienestar económico, y
el bono demográfico únicamente daría paso a una etapa de «desventaja demográfica» (Cepal,
2012:46). Los impactos económicos a largo plazo a raíz de los cambios demográficos, están en
función de las políticas que adopten los gobiernos y de los cambios de comportamiento de
las personas (Saad, Miller, Martínez, & Holz, 2012). Por este motivo, es vital que las personas, sus
actitudes, demandas, potencialidades y comportamientos, estén al centro de las políticas de los
Estados, por los grandes impactos que tienen sobre variables como el crecimiento económico,
el producto interno bruto, así como en las demandas de servicios y bienes públicos. Una vez más,
en la gráfica 2, puede observarse cómo la tasa de dependencia de la vejez es más acentuada
en Latinoamérica y el Caribe (LAC) comparado con las áreas más desarrolladas, y aún más
agresiva en El Salvador.
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La época actual se caracteriza por una profunda transformación demográfica. Al punto que
(Saad, 2019) considera que la TD ha sido más rápida que la capacidad de las sociedades para
promover el desarrollo sostenible para todas las personas. El bono demográfico, de acuerdo
con (Saad, Miller, Martínez, & Holz, 2012), es una oportunidad de desarrollo a partir de la fase de
equilibrio entre edades. El Salvador, de la mano de la tendencia promedio latinoamericana, se
encuentra en etapas intermedias de la transición demográfica. Se observa que en Latinoamérica
y el Caribe, la tasa de fecundidad pasará de un promedio de 5.83 hijos por mujer en 1950 a 2.05
hijos por mujer en 2020 hasta alcanzar 1.73 en 2100; comparado con una caída más pronunciada
en El Salvador, en donde para los mismos períodos se estima un cambio de 6.36, a 1.96 y 1.70
hijos por mujer. En cuanto a la mortalidad, se puede evidenciar su pronunciado declive para
2020, y su rápido aumento en 2100 como efecto del envejecimiento de la población.
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Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
Desde mediados del siglo XX, El Salvador ha experimentado importantes cambios en su dinámica
demográfica, con efectos en el crecimiento y la estructura etaria de la población. No obstante,
aunque la TD del país converja con tendencias regionales y mundiales, en El Salvador tiene sus
propias particularidades. Por ejemplo, en El Salvador la TD inició a finales de la década de 1960
y la velocidad a la que ocurrió fue mayor. Además, este proceso se genera en un contexto de
profunda y persistente desigualdad, que es característica de la región latinoamericana (Cepal,
2016).
De acuerdo a los datos más recientes del 2018 publicador por la Digestyc (2019), El Salvador tiene
una población total de 6.64 millones y está constituida en un poco más de la mitad por personas
en edad de trabajar (66.1%), y por mujeres (52.9%). La población de El Salvador se caracteriza
por ser joven, con una edad mediana de 27.6 años para 2020. El 24.4% de la población del país
tenía menos de 15 años y las personas mayores representan el 9.5% del total de la población.
Para Cepal (2018), el rápido envejecimiento poblacional, la feminización de la vejez, el mayor
predominio de la localización urbana entre las personas mayores y una población rural más
envejecida a raíz de los patrones de migración de los jóvenes hacia áreas urbanas; representa
grandes retos para el desarrollo social inclusivo, y por ende para los sistemas de protección
social.
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85+
80-84
75-79
70-74
65-69
60-64
Grupo de edades
55-59
50-45
45-49
40-44
35-39
30-34
25-29
20-24
15-19
10-14
05-09
0-04
6 4 2 0 2 4 6
Porcentaje
Mujeres Hombres
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Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
Las perspectivas demográficas del envejecimiento conllevan grandes impactos en las políticas
públicas, requiriendo una vinculación directa de estas últimas con las dinámicas demográficas
para responder a los nuevos desafíos que trae la TD. El impacto económico y social de los
cambios demográficos se traduce en políticas públicas vinculadas a las personas mayores, para
que contribuyan a su bienestar y, además, para que propicien su participación en la toma de
decisiones. Adicionalmente, el enérgico cambio en la estructura poblacional de El Salvador
se ve reflejado en un crecimiento estimado de 148.6% de la tasa de dependencia de la vejez
entre 2050 y 2100, en comparación con el crecimiento de 13.9% y 88.1%, de manera respectiva,
para las regiones más desarrolladas y ALC. Lo anterior alerta sobre la necesidad que el Estado
y sus instituciones estén preparadas para satisfacer las crecientes demandas de cuidados que
requieren los adultos mayores.
Uno de los hitos más importantes en cuanto al sistema de protección social en El Salvador ha
sido la aprobación, en 2014, de la Ley de Desarrollo y Protección Social. Esta ley está en sintonía
con un enfoque de derechos y esgrime una serie de definiciones conceptuales, además de
establecer la obligatoriedad de que cada administración gubernamental tenga que presentar
el Plan de Desarrollo, Protección e Inclusión Social, sus objetivos y propósitos que debrán ser
consistentes con el Plan General del Gobierno y que servirá de marco para los programas sociales
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que se definan y ejecuten (art. 14), el cual deberá formularse de manera participativa, garantizando
la más amplia consulta y deliberación social, en todos los municipios y departamentos (art. 13).
Quedó establecido en esta ley que el SPSU tendrá un subsistema conformado por los siguientes
programas (art.30):
La ley deja la potestad a la Presidencia de la República para que incorpore nuevos programas
o pueda modificar los antes mencionados, de acuerdo a las necesidades que se presenten y
considerando los espacios fiscales (art. 31).
A partir de esta Ley, el gobierno encabezado por el presidente Salvador Sánchez Cerén lanzó
el Plan Nacional de Desarrollo. Protección e Inclusión Social 2014-2019, con siete objetivos: 1)
Reducir la pobreza y la vulnerabilidad de la población de El Salvador; 2) mejorar los ingresos,
empleo decente y seguridad social de la población salvadoreña; 3) desarrollar el potencial
humano de la población salvadoreña; 4) vida saludable y bienestar para todas las personas;
5) hábitat y vivienda seguros y sanos; 6) impulsar la cultura como derecho, factor de cohesión
e identidad y fuerza transformadora de la sociedad y, 7) fortalecer el pleno ejercicio de la
ciudadanía (Gobierno de El Salvador, 2014).
Además de establecer como estratégicos todos los programas que son parte de la Ley de
Desarrollo y Protección Social, en este plan se agregaron los siguientes programas:
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Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
Si bien el crecimiento del producto interno bruto (PIB) puede ayudar a reducir la pobreza, esto
no siempre sucede automáticamente, lo que refuta el mito del derrame o goteo. Al contrario,
resulta más probable reducirla cuando se cuenta con un efectivo e integral sistema de protección
social (SPS). En línea con ello, el trabajo de Ocampo & Gómez-Arteaga, (2017) evidencia
que, en efecto, la reducción de la pobreza está más asociada a un aumento en el índice de
protección social (IPS) que a las tasas de crecimiento del PIB en 18 países de Latinoamérica
entre 2003 y 2013. Los sistemas de protección social son esenciales para reducir la pobreza, pero
especialmente para evitar la recaída en la pobreza en los distintos ciclos de la vida (OIT 2017)
citando a Bastagli (2016).
De acuerdo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), con el fin último de reducir la pobreza,
la implementación de sistemas nacionales de protección social apropiados debe, al menos,
de cubrir sustancialmente a las personas en pobreza y que son particularmente vulnerables. El
Salvador, por medio de su SPSU, ha emprendido un camino para la protección social universal
en los ámbitos de la salud, nutrición, garantía del ingreso y la formación profesional, y ha dado
pasos importantes para institucionalizar el SPSU y fortalecer su funcionamiento (OIT, 2015).
Los datos muestran que para 2018, la pobreza afectaba al 26.3% de hogares del país, y más
específicamente, la proporción de los hogares con pobreza relativa fue de 20.6%, mientras que
los que padecían de pobreza extrema fue de 5.7%. Los niveles de pobreza total se intensifican
en las áreas rurales, en donde alcanzó un nivel de incidencia del 30.0%, mientras en el área
urbana fue de 24.1%.
10
5 12.3 9.6 10.8 12.4 12 11.2 12.2
8.9 7.1 7.6 8.1 7.9 6.2 5.7
0
2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018
Extrema Relativa
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Con anterioridad, Icefi/FIDA (2015) determinó que en alrededor de 2011, las intervenciones
tributarias afectaban seriamente el ingreso de las familias salvadoreñas; al punto que, en la zona
rural, aumentaba la incidencia de la pobreza en un 0.3%, mientras que en lo urbano aumentaba
un 3.2%; ello a pesar de las transferencias directas, ya que el efecto de los impuestos indirectos
superaba las bondades de las transferencias. Cabe señalar que de acuerdo con el Gobierno de
El Salvador/Digestyc (2019), la intensidad de la pobreza es mayor en los hogares donde residen
niñas, niños o adolescentes. Entre 2014 y 2018, la incidencia de pobreza general descendió de
39.4 a 32.0%; representando una caída del 17.3% y del 25.0%, en la pobreza general y la pobreza
extrema de forma respectiva, como se observa en los siguientes mapas.
Los departamentos en los cuales se concentran los mayores niveles de pobreza son Ahuachapán
con 38.6%; Morazán, con 36.0%; San Vicente, con 34.0%; Cabañas, con 33.0%; y, Cuscatlán
con 31.2%. Aunado a esto, Ahuachapán, Morazán y Cuscatlán también coinciden con los
departamentos que Gobierno de El Salvador, Digestyc (2019) identifican como los que tienen
mayores niveles de pobreza multidimensional; es decir que estos departamentos también se
caracterizan por tener severas privaciones en educación, salud, vivienda, entre otras carencias.
Se destaca principalmente que estos avances sociales se han reflejado en los catorce
departamentos de El Salvador, pues en todos se ha registrado una reducción de la pobreza
total. Las mayores reducciones se registraron en los departamentos de Cabañas (11.2%),
Chalatenango (9.5%), y Usulután (9.4%). En contraste, los departamentos en donde la reducción
ha sido menor son San Salvador (0.3%), Cuscatlán (1.6%) y San Vicente (1.6%).
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Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
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Por otro lado, respecto a la desigualdad en la distribución del ingreso, en 2018, El Salvador
alcanzó un índice de Gini de 0.38. En la siguiente gráfica, se observa como la desigualdad de
ingresos se ha reducido considerablemente, pasando de 0.42 a 0.38 de 2014 a 2017; ello denota
una baja en 8.7%. De forma similar, se registra que la desigualdad de género ha tenido una
tendencia a reducirse; de 2005 a 2017, este indicador se redujo en un 20.4%. De acuerdo con
Icefi/FIDA (2015), el gasto en educación y salud era el que incidía más en la reducción de la
desigualdad.
0.45
0.40
0.35
0.30
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016
2017
Índice de desigualdad de género Desiguladad (Índice de Gini)
Sin embargo, la medición de la desigualdad a través del Índice de Gini presenta serias
limitaciones —por ejemplo, obtener información de las rentas más altas—. Por ello, también es
importante observar cómo se distribuye la producción nacional por medio de la remuneración
de los factores productivos: de acuerdo a datos del Banco Central de Reserva (BCR), entre
2014 y 2018, al medir el PIB por el enfoque del ingreso, la participación de las remuneraciones
en el producto decreció en 1.4 puntos porcentuales (pasando de 38.6 a 37.2%), mientras que
el excedente bruto de explotación, los ingresos obtenidos por la propiedad del capital, creció
en 1.2 puntos porcentuales (pasando de 37.7% a 38.9%), resultados que muestran que mientras
la participación de las ganancias de las empresas ha crecido, los ingresos de los trabajadores
ha caído. Por lo que, en el marco de los compromisos de la Agenda 2030, se deben adoptar
políticas, especialmente fiscales, salariales y de protección social, que permitan alcanzar mayor
equidad, de forma progresiva.
- 31 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
40.0
35.0
30.0
25.0
20.0
15.0
10.0
5.0
0.0
2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018
- 32 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD
70
60
50
40
30
20
10
0
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016
2017
2018
- 33 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
2013-2017
2017
2015
2017
2015
2017
2015
2017
2015
2017
- 34 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD
Los sistemas de salud son prestadores de servicios preventivos y curativos que pueden provocar
diferencias importantes en el bienestar de las personas. En la gráfica anterior, se tiene una
noción general de la cobertura de estos servicios. Se observa que el ámbito reproductivo,
maternal, neonato e infantil, es la principal fortaleza de El Salvador, obteniendo un punteo de
85 en 2017 y registrando un crecimiento de 3.66%, entre 2015 y 2017. Otra de las fortalezas del
sistema sanitario de El Salvador, lo constituye la cobertura de servicios en las enfermedades no
transmisibles, como son las enfermedades cardiovasculares, respiratorias crónicas y la diabetes;
pues tanto en 2015 como en 2017, obtuvo 76 puntos.
Adicionalmente, es preocupante que la cobertura de la vacuna triple viral (conocida como SRP)
luego de haber alcanzado un 97.0% de cobertura en menores de 1 año en 2012, haya caído
a 81.0% en 2018, misma situación se observa con la cobertura de vacunación de la tercera
dosis pentavalente en menores de un año que pasó de 96.7% a 81.0% en esos mismos años (El
Salvador, Minsal, 2019).
95.00
90.00
85.00
80.00
75.00
70.00
2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018
- 35 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
Uno de los elementos directamente relacionados con la mejora en la cobertura de salud está
asociado con un mayor gasto público tal como lo plantea la OMS (2018), en la gráfica 10 se
plasma esta afirmación; sin embargo, la eficiencia y eficacia del gasto es clave para ese fin.
Adicionalmente, para que el gasto aporte a la reducción de la pobreza y de las desigualdades,
es importante la planificación de las políticas públicas que deben enmarcarse en una gestión
pública con base en resultados.
Sin embargo, el acceso efectivo a estos servicios puede hacer que las personas incurran en
gastar una proporción catastrófica de su ingreso disponible, e incluso que algunos hogares
caigan en situación de pobreza a raíz de dichas erogaciones. Además, por estos riesgos de la
vinculación financiera y el acceso a servicios de salud, podría ocasionar que algunos hogares
no acudan a recibir estos servicios a costa de su bienestar, traduciéndose en mala salud. Con los
ODS se proponen no solo garantizar el acceso a la salud, sino también proteger a las personas
de los gastos caóticos, incluyendo protección al riesgo financiero.
Gráfica 10. Mundo: Relación entre gasto público en salud (2016) y el indicador de
Cobertura Universal de Salud (CUS), 2017
100
Panamá
90 (4.76; 79)
80
70 Costa Rica
(5.65; 77)
60
Índice de CUS
Nicaragua
50 (5.37; 73)
40
Honduras El Salvador
30 (3.86; 65) (4.49; 76)
Guatemala
20
(2.17; 55)
10
0
0 2 4 6 8 10 12 14 16
Gasto público en salud, gobierno general (% del PIB)
Fuente: Icefi/Fespad con base en OMS
- 36 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD
Gráfica 11. Mundo: Relación entre gasto público en salud y gasto de bolsillo (2016)
16
14
El Salvador
Gasto público en salud, gobierno general (% PIB)
(27.16; 4.49)
12
Costa Rica
(22.14; 5.65) Panamá
10 (27.43; 4.76)
8 Nicaragua
(32.22; 5.37) Honduras
(45.01; 3.86)
6
Guatemala
(53.34; 2.17)
4
0
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90
El gasto de bolsillo suele servir para financiar la compra de medicamentos, equipo médico,
servicios de consulta externa y de hospitalización para las personas miembros de los hogares.
En el mundo, generalmente los gobiernos se hacen cargo en término medio del 51.0% de las
erogaciones de salud a nivel nacional, mientras que los hogares pagan más del 35.0% de manera
directa (OMS, 2018). Sin embargo, la dependencia de los gastos directos está disminuyendo en
todo el mundo, aunque lentamente. De acuerdo a dichas estadísticas, una consecuencia de ello
es que cada año 100 millones de personas se ven sumidas en la pobreza extrema internacional,
por lo que tienen que sobrevivir con menos de USD 1.90 diarios (OMS, 2018). La inversión pública
en salud tiende a reducir el gasto de bolsillo, como se ve en la gráfica 11; y, por ende, a reducir
la posibilidad de incurrir en costos exorbitantes y de caer en pobreza como consecuencia de
estos, tal como lo ha establecido la OMS (2018).
- 37 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
El caso de El Salvador, se alinea con esta tendencia. Los hogares salvadoreños financiaron la
salud en 2015 con aproximadamente USD 498.6 millones (Minsal, 2016). En el gráfico siguiente, se
observa que el gasto de bolsillo, continúa siendo relevante, pues en el 2016 representó el 27.2%
del gasto total en salud. Aunque se reconoce que su proporción ha disminuido, evidencia el
fuerte vínculo que persiste entre capacidad económica y acceso a servicios de salud. Desde el
2005, el gasto público es el principal financista de la salud de El Salvador, con una tendencia al
alza que muestra que cuando el gasto público en salud se incrementa, las presiones financieras
sobre los hogares derivadas del pago de servicios de salud se reducen.
Gráfica 12. El Salvador: Financiamiento de la salud, como porcentaje del gasto total
en salud, 2005-2018
80.0
70.0
67.0 66.0 66.0 66.0 66.0 67.0
64.0 63.0
62.0 61.0 62.0
60.0 59.0 60.0
53.0
50.0
Porcentaje
43.0
40.0
36.0 36.0 35.0
34.0 34.0
32.0 32.0
30.0 29.0
28.0 27.0 28.0 28.0 26.9
20.0
10.0
0.0
2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018
En segundo lugar, el acceso a los servicios modernos puede mejorar la productividad de los
hogares y de las micro empresas familiares; pues en el caso del agua entubada y el uso de gas
propano líquido para cocinar ahorran cerca de seis horas persona por semana en las tareas de
- 38 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD
recolección de agua y leña en las cercanías del hogar; y, se estima que las micro empresas
que cuentan con estos servicios, son hasta dos veces más rentables que sus pares sin acceso a
dichos servicios. Y, por último, algunos sustitutos tradicionales de los servicios públicos modernos
se asocian con impactos adversos a la salud, que, además, pueden contribuir a la mortalidad
infantil. Aunque resulta difícil aislar la causalidad subyacente, los niños que provienen de hogares
que tienen agua entubada y saneamiento adecuado tienen menos posibilidades de sufrir de
diarrea e insuficiencias en el crecimiento.
La falta de acceso a servicios básicos como agua y saneamiento inciden en que los niños
de temprana edad contraigan enfermedades altamente riesgosas como el cólera, diarrea,
hepatitis, paludismo, dengue, entre otras (Saunders, Zepeda, Interiano, & Andino, 2015). Es por
ello conveniente que los infantes crezcan en un ambiente saludable y sin riesgos que perjudiquen
su salud y desarrollo (Saunders et al., 2015). Además, cuando estas condiciones se presentan
en población afectada por la desnutrición, los niños particularmente, son más susceptibles a
enfermedades e incluso a la muerte (OMS, 2018).
- 39 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
Gráfica 13. El Salvador: Hogares en viviendas con acceso a servicio sanitario, 2005-2018
100
95
90
85
Porcentaje
80
75
70
65
60
2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018
- 40 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD
60
50
40
30
20
10
0
2006 2012 2018
Por otro lado, el derecho humano a una alimentación adecuada (DHAA) ha sido reconocido
en instrumentos internacionales como la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948) y
el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1966). Se entiende como
el «derecho a tener acceso, de manera regular, permanente y libre, sea directamente, sea
mediante compra en dinero, a una alimentación cuantitativa y cualitativamente adecuada
y suficiente, que corresponda a las tradiciones culturales de la población a que pertenece el
consumidor y que garantice una vida psíquica y física, individual y colectiva, libre de angustias,
satisfactoria y digna» (Zigler, 2003 en FAO/PNUD, 2016).
- 41 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
El Salvador, a través del Decreto Ejecutivo 63, de 2009, estableció que la Seguridad Alimentaria
y Nutricional (SAN) sería abordada mediante una política nacional basada en un enfoque
del derecho a la alimentación y dirigida a través de una instancia de concertación llamada
Consejo Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (CONASAN). En mayo de 2011 se lanzó
una primera Política de Seguridad Alimentaria y Nutricional y en noviembre 2018 se oficializó la
nueva Política Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional 2018-2028. Sin embargo, a pesar
de existir una propuesta de ley de soberanía alimentaria y nutricional que recibió respaldo por
parte de la sociedad civil y fracciones parlamentarias al interior de la Asamblea Legislativa, no
ha sido aprobada aún.
Uno de los indicadores más críticos de la SAN es la desnutrición. De acuerdo con OMS
(2018), existen cuatro tipos principales de desnutrición: emaciación, retraso del crecimiento,
insuficiencia ponderal, y carencias de vitaminas y minerales. La emaciación es la insuficiencia
de peso respecto de la talla, que se puede explicar por una insuficiente alimentación y/o una
enfermedad infecciosa. El retraso del crecimiento se refiere a la talla insuficiente respecto de
la edad a raíz de un cuadro de desnutrición crónica o recurrente, que generalmente está
relacionada con condiciones socioeconómicas precarias o por la deficiente nutrición y salud
de la madre; este retraso obstaculiza el desarrollo pleno del potencial físico y cognitivo. Y la
insuficiencia ponderal, con la cual se denomina al peso insuficiente para la edad. Finalmente, la
carencia de vitaminas y minerales, se refiere a la ingesta inadecuada de micronutrientes.
- 42 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD
31.8
29.5
30 60%
49.6%
64.6% 59.1%
22.8
69.6%
21.9
25 68.6% 67.6%
40%
20
2018
1990
2000
2005
2010
2015
2018
1990
1995
2000
2005
2010
2015
2018
1990
1995
2000
2005
2010
2015
1993
1998
2002
2008
2014
Fuente: Icefi/Fespad con base en Unicef, OMS & Banco Mundial (2019)
La prevalencia de la malnutrición, en todas sus distintas formas, guarda una relación con la
pobreza, tal como afirma la OMS (2018), este flagelo multiplica el riesgo de tener algún tipo de
malnutrición, además de elevar los costos de salud y reducir la productividad, reproduciendo un
ciclo vicioso de pobreza y carencia de bienestar.
Diversas agencias de Naciones Unidas se han unido para darle seguimiento a la seguridad
alimentaria a nivel mundial, en su último informe denominado El estado de la seguridad alimentaria
y la nutrición en el mundo 2019. Protegerse frente a la desaceleración y el debilitamiento de la
economía, dan cuenta de los indicadores de inseguridad alimentaria moderada y de inseguridad
alimentaria grave. El primero es cuando las personas/familias se enfrentan a incertidumbres en
cuanto a su capacidad para obtener alimentos, y se han visto obligadas a aceptar menos
calidad o cantidad en los alimentos que consumen. En el caso de la inseguridad alimentaria
grave son las personas que suelen quedarse sin alimentos y, en los peores casos, pasan un día
(o varios) sin comer. En el caso de El Salvador, en el período 2016-2018, el 40% de la población
padeció de inseguridad alimentaria moderada o grave, lo que equivale a más de 2.5 millones
de personas (FAO, FIDA, OMS, PMA y UNICEF, 2019).
- 43 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
Una educación inclusiva y de calidad para todos es uno de los motores más poderosos y
probados para garantizar el desarrollo sostenible. Por ello, el ODS 4 busca asegurar el nivel
primario y secundario de educación, proveer acceso igualitario a formación asequible y eliminar
las disparidades de género e ingresos. No obstante, en la Agenda 2030 para el Desarrollo
Sostenible, la educación no se circunscribe únicamente al ODS 4, sino que se interrelaciona
con otros objetivos como los de: salud y bienestar (meta 3.7)1, igualdad de género (meta 5.6)2,
trabajo decente y crecimiento económico (meta 8.6)3, acción por el clima (meta 13.3)4, y
además se relacionan con casi todos los demás ODS, acorde con el principio de integralidad
de la Agenda.
1
Para 2030, garantizar el acceso universal a los servicios de salud sexual y reproductiva, incluidos los de planificación de la familia,
información y educación, y la integración de la salud reproductiva en las estrategias y los programas nacionales.
2
Número de países con leyes que garanticen que las mujeres con edades comprendidas entre 15 y 49 años tengan acceso a
servicios de salud sexual y reproductiva y a educación y formación sobre sus derechos reproductivos.
3
Para 2020, reducir sustancialmente la proporción de jóvenes que no están empleados y no cursan estudios ni reciben capacitación.
Meta 12.8: Para 2030, velar por que las personas de todo el mundo tengan información y conocimientos pertinentes para el desarrollo
sostenible y los estilos de vida en armonía con la naturaleza.
4
Mejorar la educación, la sensibilización y la capacidad humana e institucional en relación con la mitigación del cambio climático,
la adaptación a él, la reducción de sus efectos y la alerta temprana.
- 44 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD
En 2018, en el área urbana, tanto hombres como mujeres presentaban mayores niveles de
escolaridad que el promedio nacional, con 8.1 y 7.9 años, respectivamente. Esta situación
cambia en el ámbito rural, en donde los hombres apenas presentaban 5.4 años de escolaridad
y las mujeres, 5.1 años, estos niveles son incluso inferiores al promedio nacional observado en el
2006.
9
8.3
8.1
7.9
7.5
8
7.2
6.9
7
7
6.4
6.3
5.8
5.4
5.3
5.1
4.6
5
3.9
3.9
3.8
4
2.7
3
0
Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres
Nacional Urbano Rural
Al analizar los niveles de escolaridad por grupos etarios, resalta el bajo nivel de escolaridad de
las personas mayores de 60 años; a nivel nacional, en 2018, se registró que más de la mitad de
ellos, 57.4%, tenían menos de 3 años de escolaridad. Esto contrasta fuertemente, con las nuevas
generaciones; quienes, a una edad bastante menor, entre 6 a 17 años de edad, para el mismo
año, más del 50.0% tienen entre 1 y 6 años de estudios, superior al nivel de los adultos.
- 45 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
Esto pone de manifiesto que las personas más jóvenes se han beneficiado de mayor acceso al
sistema educativo que las generaciones anteriores. De igual manera también contrasta como, a
nivel nacional, 41.0% de las personas entre 18 y 29 años poseen entre 10 y 12 años de escolaridad,
contra solo 22.0% de personas entre 20 y 59 años con el mismo nivel educativo. Debe resaltarse
las grandes divergencias que existen por área de residencia, pues los adultos mayores de 60
años del área rural, más de la mitad afirma no tener ningún año de estudio; mientras que, en el
área urbana, solo 24.2% de dicho grupo poblacional afirmaron carecer de estudios.
- 46 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD
Las mejoras en materia educativa se ven reflejadas también en la reducción del analfabetismo.
A nivel nacional las tasas de analfabetismo pasaron de 14.6%, en 2005, a 10.1% en 2018. Estas
reducciones fueron mayores en el área rural, donde, para 2006 cerca de la cuarta parte de la
población no podía leer, ni escribir; mientras que para 2018, era el 15.9%; sin embargo, todavía
se puede apreciar que la tasa en el área rural es casi el triple que en las zonas urbanas; además
con marcadas brechas entre hombres y mujeres, siendo estas últimas las que tienen una tasa de
alfabetismo más alta.
25.5
25
23
22.3
19.9 20.2
20
17.3 17.8
15.9
14.6
15 13.7
12.4
11.8
10.1 10.5
10 9.3
8.2 8.3
6.6 6.3
5.4
4.7
5
0
Nacional Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres
Urbano Rural
Otro indicador que permite dar seguimiento a la garantía del derecho a la educación es la tasa
neta de matriculación (TNM), que muestra cuántas personas que deberían estar en un cierto
nivel educativo, efectivamente están asistiendo a la escuela. El nivel de educación inicial, es
el que presenta menores tasas de matriculación, con una TNM, para 2019, de apenas 6.4%,
sin embargo, se debe señalar que, a pesar de la baja matriculación, este nivel educativo ha
mantenido una tendencia creciente desde 2004.
- 47 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
En el nivel de educación parvularia, para 2018, se observó una TNM de 57.4%, registrando un
leve retroceso de 2.0% con respecto a 2014, en el que se registró la TNM máxima de los últimos
15 años, con un 58.6%.
Gráfica 18. El Salvador: Tasa neta de matrícula, por nivel educativo, 2005-2018
95.0
100
90
82.0
80
70 57.4
57.3
60
51.1
Porcentaje
49.7
50
37.6
40
32.9
30
20
6.4
10
0.4
0
2005
2007
2009
2011
2013
2015
2017
2006
2008
2010
2012
2014
2016
2018
2005
2007
2009
2011
2013
2015
2017
2006
2008
2010
2012
2014
2016
2018
2005
2007
2009
2011
2013
2015
2017
Edución inicial Educación parvularia Educación primaria Tercer ciclo educativo Educación media
Fuente: Icefi/Fespad con base en (Digestyc, Unfpa & Celade, 2014) y (Mined, 2019)
Aunque el nivel primario es el que presenta mayor TNM, permite evidenciar las limitaciones y
debilidades del sistema educativo. Desde 2005 la TNM en el nivel primario había tenido un serio
retroceso, pasando de 95.4 en 2006 a 80.6% en 2017, aunque en el año 2018 se registró una
pequeña mejora con una TNM del 82.0%. En cuanto al tercer ciclo, fue el nivel que experimentó
una mayor expansión entre 2006 a 2014, registrando un crecimiento de 13.7%; no obstante,
desde 2014, la TNM en la educación media se ha deteriorado hasta llegar a 57.3% en 2018.
En el nivel de educación media, la situación se torna alarmante debido a que la TNM, entre
2005 y 2018, ha crecido menos de cinco puntos porcentuales, pasando de 32.9 a 37.6%, es decir
que casi dos tercios de la población estudiantil que debería estar en ese nivel educativo, se
encuentra fuera del sistema escolar.
- 48 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD
Los desafíos pendientes del sistema educativo también se reflejan en los niveles de exclusión
escolar. Según las estimaciones de la Digestyc (2019), para 2018, 12.8% de los niños y 24.7% de los
adolescentes estaban fuera del sistema educativo. En la tabla 35, que indica las proyecciones
de la tasa de exclusión educativa por edades, se observa que la mayor exclusión la sufren
los niños entre 0 a 4 años, denotando la gran debilidad de la educación inicial y del estímulo
temprano. En los niños entre las edades de 6 y 11, el nivel de exclusión es en promedio, de
10.5%; esto se asocia a que son aproximadamente las edades de cursar la educación primaria,
que es el nivel con mayor cobertura. Y luego, se ve un aumento paulatino de la exclusión. Este
fenómeno va de la mano con la tendencia mundial que advierte UNESCO & Unicef (2015): a
medida que los niños se hacen mayores, el riesgo de que nunca comiencen el colegio o de que
lo abandonen aumenta.
- 49 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
Gráfica 19. Niños, niñas y adolescentes, por edad simple que no asisten a la escuela,
nivel primario por sexo a nivel latinoamericano y salvadoreño, 2000-2017
20
18
16
14
12
10
0
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016
2017
Niños SV Niños LAC Niñas SV Niñas LAC Total SV Total LAC
La asistencia se refiere a las personas que acudieron a un centro educativo formal en todo el
territorio nacional. Para 2018, 87.2% de los niños de El Salvador estaban estudiando, mientras
que solo 75.31% de los adolescentes también lo hacía. Principal diferencia entre la participación
de hombres y mujeres, es que en todas las edades y a nivel nacional, las mujeres tienen una
menor tasa de asistencia, de 25.3% comparada con el 29.1% de los hombres. Es particularmente
de interés las etapas de la niñez y la adolescencia, que corresponde a edades escolares. En la
niñez tiene en promedio un 87.2%, siendo la de las niñas levemente superior a la de los niños. En
cuanto a la adolescencia, se observa una caída en las mujeres, alcanzando 75.1%; comparado
con el 75.6% de los hombres adolescentes.
Tabla 8. El Salvador: Asistencia e inasistencia escolar, por sexo y grupos de edades, 2018
- 50 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD
Respecto a la deserción, a nivel nacional hubo una tasa de 4.6% en 2018. Sin embargo, el
problema se agrava especialmente en Cabañas (7.1%) y Chalatenango (6.5%); a diferencia
de San Salvador (4.1%), Ahuachapán (3.8%) y La libertad (3.6%), los tres departamentos con las
menores tasas de deserción. De 2014 a 2018, todo el país experimentó una reducción en sus
tasas de deserción, pero La Unión y San Vicente, con una tasa media de deserción, fueron los
de mayores avances, con una reducción de 3.7 y 3.0%, de manera respectiva.
Las razones detrás del retiro de los centros educativos son diversas. Sin embargo, cabe decir
que según el censo educativo 2018, los motivos de aproximadamente el 60.7% de estudiantes se
relacionaron con la migración, tanto interna como externa (cambio de domicilio del estudiante,
abandonó el país y se fue a otra escuela). El 11.4% planteó como razón que los padres no quieren
que asista al centro educativo o el bajo rendimiento académico. El 10.4% desertó, producto
de la situación económica o porque tuvo que realizar trabajos en actividades agrícolas o
domésticas. En cuanto a la delincuencia como factor de deserción ha venido en descenso,
pues representó un 31.9% en 2016, pero en 2018 cayó a 3.6%.
Gráfica 20. El Salvador: Motivos de los estudiantes que se retiran del centro educativo, 2018
100%
90%
0%
2014 2015 2016 2017 2018
Respecto a la tasa de repetición, se observa que a nivel nacional se alcanzó un 3.3% en 2018. Sin
embargo, hay desigualdades dentro del país, pues los departamentos de Santa Ana (4.5%) y La
Paz (4.0%), registraron niveles de repetición considerablemente superior, comparado con otros
departamentos, tales como Cuscatlán, Cabañas y La Unión, todos con 2.6%. En el período de
2014 a 2018, se observó una reducción en el porcentaje de repitencia en todos los municipios,
lo cual se considera positivo. No obstante, se ve que los progresos están siendo más débiles en
las localidades donde el problema está más agravado, como La Paz.
- 51 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
En cuanto a la sobreedad, en 2018 se registró una tasa de 6.9%, a nivel nacional. En el análisis por
departamento, se observa que, para el mismo período, quien tuvo la mayor tasa fue Morazán
con 9.1%, seguido por Cabañas y San Vicente, con 8.9% y 8.6% respectivamente. Mientras se
observa los menores niveles en San Salvador (5.6%) y Ahuachapán (6.0%). En el período de 2014
y 2018, se dio una mejora en todos los departamentos en este indicador. Sin embargo, fueron
Usulután, La Paz y Sonsonate los que presentaron un mayor progreso en cuanto a sobreedad,
con una reducción de 2.5%, 2.4% y 2.4%, de forma respectiva.
Por último, en 2018, se observa una tasa de aprobación de 92.5%, a nivel nacional. La Libertad
(94.0%), Cuscatlán (93.8%) y San Salvador (93.4%) tuvieron las mayores tasas de aprobación.
Mientras, Santa Ana (4.1%), Ahuachapán (3.8%) y San Vicente (3.5%) presentaron los niveles
más altos de reprobación. Una vez más, se registraron mejoras en los niveles de aprobación
en todos los departamentos del país, pero se continuó observando las principales mejoras en
los departamentos con los mejores resultados. Los avances en las zonas con los indicadores
relativamente buenos dan muestra de un problema de planificación o implementación
deficiente, que no avanza en la consecución de la realización progresiva del derecho a la
educación.
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Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD
- 53 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
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Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD
El material de las viviendas revela mucho sobre las condiciones de vida de quienes habitan
en esos hogares. Sobre el material de las paredes, se observa que persiste una proporción
importante que utilizan el adobe; principalmente en el área rural. Ello preocupa debido a que las
casas de adobe se asocian con vulnerabilidad sísmica de la estructura, pues hay factores como
las irregularidades en planta y en altura, la distribución inadecuada de los muros en planta y la
pérdida de la verticalidad, que contribuyen a aumentar dicha vulnerabilidad (Yamín, Phillips,
Reyes, & Ruiz, 2007). Sin embargo, la proporción de casas con paredes de sistema mixto, ha
crecido en un 6.82% de 2006 a 2018, hasta representar el 76.8% de los hogares del país, siendo
una proporción aún mayor en las áreas urbanas (87.7%).
- 55 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
6.1
7.9
7.9
12.6
15.3
14.5
80
23.7
29.5
25.8
60
87.7
85.1
84.3
76.8
40
73.2
71.9
57.9
50.9
50.5
20
0
Total Urbano Rural Total Urbano Rural Total Urbano Rural
país país país
2006 2012 2018
Gráfica 22. El Salvador: Hogares en viviendas con piso de tierra, porcentaje, 2006-2018
45 40.1
40 37.1
35
28.7
30
25 20.2 18.7
20
14.5
15
8.5 9.2
10 6.2
5
0
2006 2012 2018
Fuente: Icefi/Fespad con base en Digestyc (2019)
Total país Urbano Rural
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Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD
En el caso del piso de tierra, se observa que la proporción que usa este material se ha ido
reduciendo, pasando de 40.1% en 2006 a 28.7% en 2018; Cattaneo, Galiani, Gertler, Martínez,
& Titiunik, (s.f.) considera este tipo de pisos como un indicador primario de pobreza; que tiene
repercusiones en el bienestar y la salud de los miembros del hogar por las bacterias y parásitos
encontrados en él. Sin embargo, para el año 2018, el ladrillo de cemento, el cemento y el ladrillo
cerámico fueron los principales materiales utilizados en el piso, con proporciones de 38.2%, 25.8%
y 20.9%, respectivamente. Mientras que el material predominante en el techo de la vivienda,
destaca que 52.7% utiliza lámina metálica y 36.7% teja de barro o cemento; siempre permeando
claras desigualdades, por área de residencia.
- 57 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
A nivel mundial, el continente americano es uno de los que tiene mayor cobertura efectiva de
protección social. La principal fortaleza del continente, en cuanto a cobertura, es en los adultos
mayores, solo superado por Europa y Asia Central; mientras la principal debilidad se da en los
programas dirigidos hacia personas desempleadas y vulnerables cubiertas por asistencia social.
Sin embargo, no deben dejar de visibilizarse las heterogeneidades existentes en el continente.
De acuerdo al Índice de Protección Social, en 2012, El Salvador fue uno de los países con menor
cobertura, comparado con otros países con sistemas de protección más integrales como
Uruguay, Chile, Costa Rica, Argentina y Brasil (Ocampo & Gómez-Arteaga, 2016); ello se debe
principalmente a las características estructurales de sus mercados laborales caracterizados por
una más limitada extensión del trabajo asalariado (OIT, 2018).
- 58 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD
Un análisis más profundo refleja cómo destacan primordialmente las mujeres en la denominada
“inactividad” por las estadísticas oficiales, pues más del 75.7% de la PEI está conformada por
ellas; reflejando que aún falta avanzar en la igualdad de género. Pues, como se evidencia en los
datos del Banco Central de Reserva, las mujeres realizan la mayoría del trabajo no remunerado
(80% del total), que incluye trabajo doméstico, cuidado de menores de edad en el hogar y
de otros familiares de forma gratuita, mantenimiento de la vivienda, entre otros; por lo que se
ven obligadas a desvincularse del mundo laboral. Este fenómeno es muy perjudicial para las
mujeres; en el corto plazo por la carencia de ingresos laborales, pero a largo plazo, porque se
traduce en desprotección social y en menores pensiones. Por justicia social, y por ser parte de
los compromisos contenidos en los ODS, el país tiene el reto de reconocer y valorar el trabajo
de cuidado y el trabajo doméstico no remunerado por medio de servicios públicos, políticas de
protección social y un sistema nacional de cuidados que reconozca, reduzca y redistribuya la
carga de tiempo y trabajo que realizan sobre todo las mujeres; considerando que dicho trabajo
sin retribución salarial representó en 2010, el 18.3% de PIB, equivalente a USD3,925 millones, 14.5%
siendo el aporte de las mujeres (BCR, 2017).
5
La PET la conforman las personas de 16 años en adelante, que es la edad mínima, que de acuerdo con la legislación y normas
nacionales, con que se considera a las personas como aptas para incorporarse a las actividades productivas (Digestyc, 2019).
- 59 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
Gráfica 24. Mundo: Cobertura efectiva de protección social, por región y grupo
de población, como porcentaje, 2017
Europa y Asia Central
Gráfica 25. El Salvador: Evolución del desempleo, por características seleccionadas, 2006-2018
10
9
9.6
8
8.7
8.7
8.5
8.3
7
7.6
7.6
7.5
7.5
7.2
7.1
Porcentaje
6
6.9
6.8
6.7
6.6
6.3
6.1
5
5.7
5.6
5.2
5.1
5.1
4
4.7
4.6
4.6
3
3.6
2
1
0
2006
2010
2014
2018
2006
2010
2014
2018
2006
2010
2014
2018
2006
2010
2014
2018
2006
2010
2014
2018
2006
2010
2014
2018
2006
2010
2014
2018
Total país Urbano Hombres (urbano) Mujeres (urbano) Rural Hombres (rural) Mujeres (rural)
- 60 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD
Por otro lado, preocupa que, para 2018, 101,921 niños y niñas entre 5 y 17 años de edad realizan
actividades económicas. De acuerdo a Unicef (2019), el trabajo infantil debe ser erradicado
ya que «priva a los niños y niñas de su derecho a la educación y el juego, los expone a abusos
y violencia, refuerza ciclos de pobreza y profundiza la inequidad social». Además, 69.3% del
trabajo infantil era considerado riesgoso para su bienestar mental, físico, social o moral para la
niñez y adolescencia. Desde 2014, se han observado mejoras en este indicador, pasando de
8.7% a 6.8% en 2018. Cabe resaltar que los principales progresos se han registrado en los niños,
en quienes se ha reducido la tasa en 21.8%, mientras que en las niñas solo un 10.9%.
12.6
12.5
12.2
10
9.4
8.9
8.7
8.5
8.4
5
6.8
4.9
4.6
4.4
4.3
4.1
0
Total Hombres Mujeres
2014 2015 2016 2017 2018
Fuente: Icefi/Fespad con base en Digestyc (varios años).
Las personas que ya tienen una ocupación en el mercado laboral, ascendieron a 2.8 millones en
2018, lo cual representa 93.7% de la PEA comparado con 93.0% en 2014. Mientras que aquellos
que están desempleados suman 190 mil en 2018, reflejando una tasa de desempleo de 6.3%
a nivel nacional, comparado con una de 7.0% en el 2014. En la gráfica 25, puede observarse
que, a nivel general, hubo un pequeño deterioro de 0.3% entre 2006 y 2018, que también se
refleja en el área urbana, a diferencia del área rural donde hay notorias mejoras en la tasa de
desempleo. No obstante, preocupa, que tanto en el área urbana como la rural, las condiciones
de desempleo se hayan agravado para las mujeres. Este hecho es preocupante considerando
que El Salvador no cuenta con programas de atención al desempleo dentro de su sistema de
protección social.
Sin embargo, las endebles condiciones del mercado laboral se reflejan más adecuadamente
al considerar que los empleos generados son poco productivos y altamente informales. En un
contexto como el salvadoreño donde se cuenta con una limitada cobertura de protección
social, con beneficios de la seguridad social insuficientes o incluso inexistentes, y donde los
salarios y las pensiones son bajos, las personas tienden a buscar empleo informal con el fin de
sustentarse denotando la falta de oportunidades de trabajo para las familias, dificultando sus
oportunidades para progresar.
- 61 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
Por este motivo, la tasa de desempleo es insuficiente para explicar la situación del mercado
laboral, pues no refleja fielmente los déficits en el empleo decente. Además, «una carencia
persistente de oportunidades de trabajo decente, inversiones insuficientes y bajo consumo
producen una erosión del contrato social que es el fundamento de las sociedades democráticas:
el derecho de todos a compartir el progreso» (OIT, 2019: párrafo 1). Este factor también resulta
clave para explicar las migraciones internas y externas; de acuerdo con Colef (2019), el 62.4%
de los migrantes en la frontera sur de México, argumentan la falta de empleo o crisis económica
como la razón de migración, aunado del 11.5% de las personas migrantes afirman que su motivo
obedece a los ingresos bajos o malas condiciones de trabajo.
Gráfica 27. El Salvador: Evolución del subempleo, por tipo y sexo, 2006-2018
35
30
33.3
33
31
25
29.7
28.9
28.7
28.2
27.8
27.6
26.8
20
25.3
24.9
24.5
22.7
22.6
22.5
15
6.0
10
6.3
7.1
6.8
6.8
5.7
5.8
4.3
3.8
5.1
4.7
4.9
5
0
2006
2010
2014
2018
2006
2010
2014
2018
2006
2010
2014
2018
2006
2010
2014
2018
2006
2010
2014
2018
2006
2010
2014
2018
2006
2010
2014
2018
Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres
Nacional Visible Invisible
Nota: El subempleo corresponde al área urbana. Se excluye servicio doméstico. De 2001 hasta
2006 se tomó en cuenta a personas de 10 años y más y de 2007 en delante de 16 años.
Fuente: Icefi/Fespad con base en Digestyc (varios años).
El subempleo evidencia estos déficits de trabajo decente, al estar conformado por aquellos
grupos de personas ocupados, que estando dispuestas y disponibles para aumentar su tiempo
de trabajo, trabajan involuntariamente menos de 40 horas semanales, los denominados
subempleados visibles; y también lo conforma quienes en su ocupación tienen dificultades para
obtener una retribución que alcance al menos para el salario mínimo, al subgrupo que se le
llama desempleo invisible (Digestyc, 2019).
De acuerdo con la OIT (2019), el subempleo sugiere un desajuste entre la oferta y la demanda de
mano de obra, que se traducen en una necesidad insatisfecha de empleo entre la población.
En El Salvador, se observa que este indicador es bastante elevado, alcanzando 33.3% de la PEA,
mayor a la tasa registrada en el 2006, aunque ha mostrado leves mejoras con respecto al 2014.
- 62 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD
Sin embargo, pese al incremento que ha sufrido, la tasa de subempleo visible es relativamente
baja, ascendió a 5.7% en el 2018; aunque en el caso de las mujeres, llegó a alcanzar 6.8%. Por
el otro lado, el invisible, es más de 5 veces superior al visible. La tasa de subempleo invisible, a
pesar de haberse reducido entre 2006 y 2010, muestra una tendencia al alza en los últimos años;
pasando de 22.6%, en 2010, a 27.6%, en el 2018. Es importante resaltar que esta realidad suele
ser aún más elevada dentro de los jóvenes menores de 24 años.
Lo anterior muestra que hay mayores riesgos entre los jóvenes de que sus derechos sean
vulnerados en el mercado laboral. En la proporción de jóvenes que no estudian ni trabajan,
denominados como NINIS, se refleja el potencial de participante dentro de la fuerza laboral,
que no está siendo absorbido por el mercado laboral. Sin embargo, en los países en desarrollo
como El Salvador, también es una señal de crecimiento limitado de los empleos dentro de
un país, lo cual obliga a los jóvenes a mantenerse dentro de la población económicamente
inactiva o a migrar al exterior (OIT, 2015). En El Salvador, hay una amplia proporción de población
denominada «NINI» (ni estudia ni trabaja), un fenómeno que se concentra más en las mujeres,
en quienes representa un 39.1% de la población respecto de un 14.5% en sus pares hombres. El
Grupo Mundial sobre Migración (2014) sostiene que un contexto de alto desempleo juvenil y de
falta de creación de empleos dignos en el país de origen, ocasiona la migración de los jóvenes,
es decir, que la probabilidad de migrar incrementa entre los jóvenes NINI.
Gráfica 28. El Salvador: Proporción de jóvenes que no estudian ni trabajan, por sexo (2009 -2018)
45
40
41.7
41.2
41.0
40.3
40.2
40.1
39.6
35
39.1
39.0
37.9
30
25
28.9
28.5
28.5
28.4
28.2
27.2
27.2
26.0
25.9
25.4
20
15
16.1
15.6
15.5
15.4
14.9
14.5
10
13.6
12.9
12.8
12.3
5
0
2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018
Total Hombres Mujeres
Fuente: Icefi/Fespad con base en OIT (2019)
- 63 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
Por otro lado, la informalidad da insumos para una visión más crítica sobre la calidad del
empleo en una economía. En El Salvador, se observan tasas muy elevadas de empleo informal,
principalmente de personas que trabajan por cuenta propia. Esto ejemplifica la precarización
de condiciones laborales, y la desprotección de una proporción exagerada de los ocupados
del país. De acuerdo a las estimaciones de OIT (2019), El Salvador se ubicó como el tercer país
con tasas más altas de empleo informal no-agrícola en Centroamérica, alcanzando 62.9% en
2018, solo superado por Honduras (con 75.6% en 2017) y Guatemala (con 72.8% en 2017).
44.0
42.3 42.7 42.5
42.0 41.6
40.0
38.0
36.0
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016
2017
2018
Fuente: Icefi/Fespad con base en Digestyc (2019)
Las condiciones laborales son relevantes. Los ingresos son vitales para los trabajadores, ya que
su poder adquisitivo y su nivel de vida están en función de aquellos. Según la OIT (2019), los
ingresos son la remuneración bruta en efectivo y en especie que se paga a los empleados en
intervalos regulares, por el tiempo trabajado o por el trabajo realizado. En el siguiente gráfico,
se observa que entre 2014 y 2018, el ingreso real por hogar al mes se ha incrementado 8.2%, y
aunque se han mantenido las brechas de los ingresos en las áreas de residencia, se ha registrado
un crecimiento de 15.2% en el área rural, comparado con el 6.9% del área urbana. También
puede evidenciarse la importancia de las remesas familiares en el ingreso del hogar receptor,
pues en promedio, de 2014 a 2018, estas han aportado el 34.9% a los ingresos mensuales por
hogar; contribuyendo a financiar los gastos familiares en conceptos de consumo, educación,
salud, vivienda, en ocasiones de negocios familiares, entre otros. El efecto de las remesas
sobre los ingresos de los hogares es más pronunciado en el sector rural, donde en promedio ha
representado el 48.0%.
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Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD
Gráfica 30. El Salvador: Ingreso por hogar mensual (USD) y aporte de remesas
(porcentaje de ingresos mensuales por hogar)
800 60%
700
50%
600
40%
% ingresos mensuales
500
Ingreso (USD)
400 30%
300
20%
200
10%
100
0 0%
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016
2017
2018
Ingreso (total) Ingreso (urbano) Ingreso (rural) Aporte remesas (total) Aporte remesas (urbano) Aporte remesas (rural)
No obstante, la desigualdad de ingresos dentro del país es alta. Por ejemplo, la tabla 10 muestra
la marcada desigualdad de género en los ingresos: en 2018, las mujeres obtuvieron, en promedio
lo equivalente al 83.0% del salario mensual en relación al 100% que recibieron los hombres.
Asimismo, se observan diferencias grandes de acuerdo a la rama de actividad económica,
pues quienes se dedicaron a los servicios domésticos obtuvieron el 25.3% del salario promedio
mensual de quienes trabajaron en actividades de organizaciones y órganos extraterritoriales.
En cuanto a las diferencias por condición socioeconómica, se observa en la gráfica 28, que el
25.5% de personas que pertenecen a los dos deciles más ricos concentran alrededor de 45.3%
del ingreso total, mientras que el 31.9% de los deciles más pobres, retienen únicamente el 16%
de los ingresos; no obstante, se observa que de 2013 a 2018, los ingresos de los dos deciles más
ricos ha sufrido una leve reducción de 3.5 puntos porcentuales.
- 65 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
100%
90%
80%
47.0 48.8 47.4 46.7 46.3 45.3 45.3
70%
60%
50%
40%
37.5 37.3 37.5 37.9 38.6 38.7
36.4
30%
20%
10%
15.5 14.9 15.3 15.8 15.8 16.1 16.0
0%
2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018
Cuatro deciles más pobres Cuatro deciles medios Dos deciles más ricos
No obstante, como se ve en la tabla 11, aunque los salarios mínimos ya no son menores al costo
de la canasta básica de alimentos de un hogar, como era el caso en el área rural entre el 2014
y 2016, aún continúan siendo muy bajos; principalmente considerando el nivel de informalidad
del empleo y el trabajo no remunerado de las mujeres, en donde los ingresos son menores
al salario mínimo. Es importante velar por ingresos adecuados, ya que de acuerdo a Urdinola
(2019), la ventaja demográfica del bono se pierde si se mantienen bajos ingresos.
Tabla 11. El Salvador: Brecha entre el salario mínimo (SM) y el costo de la canasta
básica de alimentos (CBA), urbano y rural en dólares, 2014-2019
Año Brecha SM - CBA urbano Brecha CBA- SM rural
2014 23.10 -13.32
2015 17.69 -19.04
2016 18.24 -17.10
2017 50.91 43.30
2018 49.84 38.20
2019 48.77 38.29
Fuente: Icefi/Fespad con base en Gobierno de El Salvador (2019)
- 66 -
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En 2018, de cada 100 personas ocupadas, 35 no estaban afiliadas o cubiertos por algún sistema
de seguridad social público o privado. De 2014 a 2018, se registró un modesto crecimiento de
apenas 0.4 puntos porcentuales en la cobertura de seguridad social. Se observan grandes
heterogeneidades entre áreas de residencia, pues en el área rural apenas el 18.6% de la
población ocupada estaba cubierto por un sistema de seguridad social; en comparación con
el 44.1% de sus pares en las áreas urbanas. Entre 2014 y 2018, en el área rural se registró una leve
mejora de 3 puntos porcentuales en la cobertura, mientras que en el área urbana se registró
un deterioro de medio punto porcentual. Por otra parte, se observa que el 36.7% de las mujeres
ocupadas están cubiertas por un sistema de protección social mientras que ese porcentaje en
hombres es de 34.3%. Esto deja entrever las grandes brechas del sistema de protección social
que aún no cubre a una gran proporción de salvadoreños.
Cubierto No cubierto
La OIT (2017:83) afirma que «las pensiones para las mujeres y los hombres de edad constituyen el
mecanismo más frecuente de protección social en el mundo y un elemento clave de la meta
1.3 de los ODS (de erradicar la pobreza)». No obstante, para muchas personas este derecho
a la protección social de los adultos mayores aún no se ha materializado y pese a superar la
edad de jubilación no perciben una pensión contributiva o no contributiva. En El Salvador, para
2018, un total de 3.4 millones de personas se encontraban afiliados a algún sistema de previsión
social desde abril de 1998, lo cual representa un crecimiento de 20.8% con respecto al 2014. Del
total de las personas afiliadas al sistema previsional, 94.0% corresponden al Sistema de Ahorro
para Pensiones (SAP) y únicamente un 6.0% corresponde al Sistema de Pensiones Público (SPP),
fruto de la privatización del sistema previsional. En el período de 2014 a 2018, el SPP y el SAP han
registrado un incremento en sus afiliados de 11.0 y 22.0% respectivamente.
- 67 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
En la tabla 13, se puede observar que, según estimaciones de la Digestyc (2019), para 2018,
en el área metropolitana de San Salvador, el 53.1% de población no estaba cubierta por el
Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS), un problema que afecta al 57.2% de las mujeres
metropolitanas y 49.6% de los hombres de dicha área. También resalta que, del total de
personas ocupadas en el sector formal, únicamente 68.9% de ellos se encuentra cubierto por
el ISSS, siendo, en orden de importancia, los asalariados permanentes (82.6%) y los patronos
(34.5%) quienes tienen cobertura de estos servicios públicos de seguridad social; a la vez que
los aprendices, los trabajadores por cuenta propia y los asalariados temporales registraron una
cobertura del seguro social más baja. Esto evidencia que, contrario a lo que se esperaría, aún
existen rezagos muy grandes de seguridad social dentro del empleo formal. Respecto al empleo
informal, coherente con lo que se esperaría a priori, el 94.1% no se encuentra afiliada a este
sistema, y fueron los patronos la categoría ocupacional que más cobertura del ISSS registró en el
2018; solamente para el caso de las mujeres se observa que la mayor proporción cubiertas por
el ISSS son asalariadas temporales (12.8%).
- 68 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD
Tabla 13. El Salvador: Personas ocupadas del área metropolitana, por sector de ocupación
y cobertura del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS), según sexo y
categoría ocupacional, 2018.
Sector de ocupación y cobertura ISSS
Total Formal Informal
Sexo y categoría
No No No
ocupacional
Total Cubierto cubierto Cubierto cubierto Cubierto cubierto
(cantidad) (%) (%) Total (%) (%) Total (%) (%)
Total 750,611 46.9% 53.1% 488,855 68.9% 31.1% 261,756 5.9% 94.1%
Patrono 33,818 22.8% 77.2% 16,052 34.5% 65.5% 17,766 12.2% 87.8%
Cuenta Propia 207,862 2.4% 97.6% 55,563 1.3% 98.7% 152,299 2.7% 97.3%
Asal. Permanente 466,593 72.0% 28.0% 397,796 82.6% 17.4% 68,797 11.2% 88.8%
Asal. Temporal 41,541 8.9% 91.1% 19,091 12.2% 87.8% 22,450 6.1% 93.9%
Aprendiz 748 100.0% 304 100.0% 444 100.0%
Otros 49 100.0% 49 100.0% -
Hombres 410,866 50.4% 49.6% 278,860 71.0% 29.0% 132,006 7.0% 93.0%
Patrono 25,100 20.2% 79.8% 11,912 28.4% 71.6% 13,188 12.8% 87.2%
Cuenta Propia 85,082 3.5% 96.5% 20,544 3.3% 96.7% 64,538 3.5% 96.5%
Asal. Permanente 270,718 72.6% 27.4% 232,829 82.4% 17.6% 37,889 12.4% 87.6%
Asal. Temporal 29,218 8.6% 91.4% 13,271 14.9% 85.1% 15,947 3.3% 96.7%
Aprendiz 748 100.0% 304 100.0% 444 100.0%
Otros - - -
Mujeres 339,745 42.8% 57.2% 209,995 66.3% 33.7% 129,750 4.8% 95.2%
Patrono 8,718 30.3% 69.7% 4,140 52.1% 47.9% 4,578 10.6% 89.4%
Cuenta Propia 122,780 1.6% 98.4% 35,019 0.2% 99.8% 87,761 2.1% 97.9%
Asal. Permanente 195,875 71.3% 28.7% 164,967 82.8% 17.2% 30,908 9.8% 90.2%
Asal. Temporal 12,323 9.6% 90.4% 5,820 6.1% 93.9% 6,503 12.8% 87.2%
Aprendiz - - -
Otros 49 100.0% 49 100.0% -
Nota: excluye familiares no remunerados y servicio doméstico
Fuente: Icefi/Fespad con base en Digestyc (2019)
Por otro lado, respecto al SAP, la tabla 14 muestra que, el 47.4% del universo de afiliados cotiza
con la Administradora de Fondos de Pensiones (AFP), Confía, S.A. y el 52.6% con la AFP Crecer,
S.A. En el caso de la AFP Confía, S.A., entre 2004 y 2018, ha tenido un crecimiento de 23%
en sus niveles de afiliación; mientras la AFP Crecer, S.A., ha tenido un crecimiento inferior, de
20%. No obstante, únicamente el 22.7% del total afiliado, correspondiente al 24.6% de la PEA,
efectivamente cotizaron en el período de referencia. Es importante resaltar que, a diferencia
de la cobertura del ISSS, las AFP cubren en su mayoría a trabajadores independientes,
contabilizándose en 2.1 millones de este tipo de cotizantes, que representan el 66.2% de sus
afiliados; y a su vez, solo 47.32% de sus afiliados son mujeres.
Tabla 14. El Salvador: Cantidad de afiliados de SAP, por sexo y AFP, 2018
Fuente: Icefi/Fespad con base en Superintendencia del Sistema Financiero (2015; 2019).
- 69 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
Tabla 15. El Salvador: Rentabilidad del fondo conservador y del fondo especial de retiro (%);
promedio de los últimos 36 meses, al 31 de diciembre de 2018
Otro desafío en materia previsional es la baja rentabilidad que obtienen los cotizantes, entre
2016 y 2018, la del fondo conservador fue de 3.66% en términos reales, y la del fondo especial
de retiro fue de 3.56%. Adicionalmente, y derivado de los bajos salarios, los montos de cotización
también son bajos. En 2018, el ingreso base de cotización promedio mensual de los cotizantes
AFP fue de USD666.0; el de la AFP CONFIA fue superior a la de CRECER, con USD693.0 y USD638.0,
respectivamente, lo cual limita las posibilidades de obtener una pensión digna.
Los afiliados de las AFP se concentran en los grupos de edades de 25 y 29 años, que representa
el 16.5%; 20 y 24 años (16.4%) y 30 y 34 años (14.6%). En el período 2014 - 2018, se ha registrado
un crecimiento de 14.9% de afiliados entre el grupo de edad de 30 y 34 años; 11.6% en el grupo
de 55 y 59 años; y 10.3% entre las personas de 45 y 49 años.
- 70 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD
14%
100%
12%
Porcentaje de la población 80%
Variación porcentual
10%
60% 8%
6%
40%
4%
20%
2%
0% 0%
30-34
85+
10-14
15-19
20-24
25-29
35-39
40-44
45-49
50-54
55-59
60-64
65-69
70-74
75-79
80-84
Proporción de población afiliada al SAP (2018) Variación 2014-2018 (% población)
Fuente: Icefi/Fespad con base en Superintendencia del Sistema Financiero (2019 y CELADE
(2019)
- 71 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
Uno de los problemas sociales que caracterizan la falta de calidad del hábitat son los altos
niveles de violencia. Para 2018, la tasa de homicidios fue de 50 por cada 100 mil habitantes y
se registró un total de 3,340 homicidios, lo que equivale a un promedio de 9 al día, si bien esta
tasa es sumamente inferior a la que el país tuvo en 2015, cuando alcanzó una tasa de 103 por
cada 100 mil habitantes, El Salvador sigue siendo uno de los países más violentos de la región
latinoamericana. Por si fuera poco, el país tiene la tasa más alta de feminicidio en toda América
Latina, con una tasa de 6.8 por cada 100,000 en 2018 (Cepal, 2019). La niñez y adolescencia
tampoco está protegida de ser víctima de homicidios, entre enero y julio de 2019 se registraron
123 homicidios de menores de 17 años, el 91.9% de los cuales correspondió a adolescentes
hombres de entre 12 y 17 años (El Salvador, Conna, 2019), por ello no es de extrañar que El
Salvador se ubica en la quinta posición en el mundo entre los mayores índices de homicidios
infantiles (Save the Children, 2019).
100
80
60
40
20
0
2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018
Fuente: Icefi/Fespad con base en Gobierno de El Salvador (2019)
- 72 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD
Durante cuatro años consecutivos, El Salvador ha sido el país con la mayor violencia homicida
en Centroamérica. Sin embargo, existen heterogeneidades dentro de su territorio. Para 2016,
Cuscatlán, Usulután y San Vicente fueron los departamentos más afectados por la violencia,
pues registraron las mayores tasas de homicidios por cada 100,000 habitantes, alcanzando
130.77, 120.76 y 102.78, de forma respectiva. Entre 2014 y 2016, se observó, contrario a las
tendencias mundiales, un aumento significativo en la tasa de homicidio, en casi el 80% del
territorio; únicamente Chalatenango, Cabañas y La Paz registraron una reducción en su tasa de
homicidios, del 13.2, 7.8 y 6.5% respectivamente.
En 2018, todo el país experimentó una reducción considerable en sus tasas de homicidio;
exceptuando Chalatenango, que registró una tasa de homicidio de 38.81, 5.0% superior a la
registrada en 2016. Para 2018, los departamentos con las mayores tasas homicidas, fueron
La Paz (con 59.42), Usulután (55.47) y San Miguel (con 55.21). Además, resalta que Cuscatlán,
Usulután y San Vicente fueron los que tuvieron la mayor reducción en sus tasas de homicidio,
que, a su vez, se encontraban dentro de los territorios más violentos de 2016 al superar la media
nacional. Mientras que Cuscatlán, Ahuachapán y Cabañas fueron los menos violentos en el
2018, con tasas de 47.47, 47.33 y 46.60, respectivamente.
Fuente: Icefi/Fespad con base en Medicina Legal (2015; 2017; 2019); Digestyc (2015; 2016; 2018)
- 73 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
Asimismo, otro indicador relacionado con este aspecto es la incidencia de crimen y delito, que
se define como el porcentaje de hogares con personas que han sido víctimas de algún crimen
o delito. De acuerdo a los datos oficiales, desde 2014 este indicador ha estado disminuyendo
al pasar de 13 a 8.3% entre 2014 y 2018. También, el porcentaje de hogares en los que sus
miembros consideran que sus libertades de acción son limitadas por el clima de inseguridad han
disminuido, aunque los porcentajes siguen siendo muy altos, en 2014, el 54.4% de la población
tuvo restricciones debido a la inseguridad, para 2018, este porcentaje bajó a 47.4%.
40.0
30.0
20.0
10.0 13.0 11.8
8.8 8.3
0.0
2014 2016 2017 2018
Uno de los aspectos importantes al momento de hablar de la calidad del hábitat es que las
personas cuenten con espacios públicos de esparcimiento; de acuerdo a Gobierno de El
Salvador (2018) esto implica que en la comunidad donde viven las personas debe haber al menos
uno de los siguientes espacios: parque, instalación deportiva, área de juegos, casa comunal; o,
el espacio no debe ubicarse muy lejos del lugar de residencia y debe haber actividades para
realizar en él.
En El Salvador, conforme han ido pasando los años se ha ido incrementando el porcentaje de
hogares que residen en una comunidad sin acceso a espacios públicos de esparcimiento, al
pasar de 29.8 a 37.5% entre 2014 y 2018. Esto significa que cuatro de cada 10 hogares no cuentan
con espacios para el esparcimiento o estos espacios están muy lejos del lugar de residencia.
- 74 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD
35.0
30.0
25.0
20.0
35.8 35.2 37.5
15.0 29.8
10.0
5.0
0.0
2014 2016 2017 2018
Otro aspecto asociado con la calidad del hábitat es la exposición de las personas frente a
riesgos ambientales. Generalmente las estrategias de desarrollo se concentran en la dimensión
económica del mismo, la esfera social suele tener un rol secundario, pero la dimensión
ambiental históricamente ha estado abandonada. El medio ambiente, los recursos naturales
y sus interconexiones con lo económico y lo social, son indispensables para lograr erradicar la
pobreza, reducir las desigualdades y hacer frente a las crisis financieras, alimentarias, climáticas
y energéticas. Sin embargo, la búsqueda del crecimiento económico provoca altos niveles de
degradación ambiental, que a su vez incrementan la vulnerabilidad y el riesgo frente a desastres
naturales, a contaminación, desplazamientos por concesiones forestales, mineras, hídricas o
hidroeléctricas o de otra naturaleza, derrumbes provocados por exceso de presión antrópica,
incidentes en establecimientos industriales, entre otros, afectando los medios de vida, el capital
productivo, la infraestructura social y económica, e incluso la vida humana, especialmente de
las personas en situación de pobreza (PNUD/ONU Ambiente, 2017).
- 75 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
Los resultados mundiales muestran que para 2016, una persona consumía 2.7 hectáreas globales
(HAG)6 de recursos, mientras que la tierra tiene la capacidad de regenerar 1.6 HAG para cada
persona, es decir que a nivel mundial existe una deuda ecológica y para mantener los actuales
niveles de consumo humano se requeriría contar con 1.7 planetas (Global Footprint Network,
2019).
2
Héctareas globales
1.5
0.5
Las presiones que ejercen las actividades humanas sobre su entorno natural también se ven
reflejadas en la cobertura de bosques de un país, en El Salvador, se estima que el 63.0% del
territorio nacional debería estar bajo cobertura forestal (El Salvador, MAG, 2016). Sin embargo,
entre 1990 y 2015, la cobertura promedio del país fue de 15.1%, con una marcada tendencia a la
reducción del 18.2% al 12.8% del territorio nacional, convirtiéndose así, en el país centroamericano
con menor cobertura.
6
Una hectárea global es una hectárea biológicamente productiva que presenta una productividad igual al promedio mundial.
- 76 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD
Las causas de esto son diversas, pero se relacionan especialmente con el crecimiento urbano
desordenado, el desarrollo de actividades agropecuarias en sitios no adecuados y con prácticas
inapropiadas de manejo, la baja prioridad del sector forestal en las políticas de otros sectores,
traducido en bajas asignaciones presupuestarias, así como por la falta de un programa efectivo
de incentivos y adecuada atención a los propietarios de tierras y bosques (El Salvador, MAG,
2017).
80%
60%
40%
20%
00%
1990 2000 2005 2010 2015
Fuente: Icefi/Fespad con base en (Cepal, 2018).
Otro de los recursos naturales que sufre fuertes presiones antropogénicas es el recurso hídrico.
Si bien cuenta con una oferta hídrica casi tres veces superior al promedio mundial, El Salvador
enfrenta desde hace años una situación de progresiva crisis del agua expresada en la presión
insostenible generada por una demanda y una contaminación crecientes del recurso hídrico
y en su desigual disponibilidad. Es decir que, aunque el país tiene la suficiente cantidad del
recurso hídrico para hacerle frente a las necesidades de la población, la disponibilidad real es
baja, particularmente en el ámbito local. La falta de disponibilidad se explica por el nivel de
contaminación de las aguas superficiales; por la manera de cómo se gestionan los recursos
hídricos para satisfacer las demandas crecientes, particularmente para consumo; y, por
la disminución de la capacidad de permeabilidad de los suelos, producto de la acelerada
deforestación, prácticas agrícolas inadecuadas y la urbanización de zonas de producción
hídrica. A estas presiones de origen antrópico se suman fenómenos naturales como cambios en
el patrón de lluvias (El Salvador, MARN, 2018).
El cambio climático representa la amenaza ambiental más grande para superar la pobreza y
para garantizar el bienestar y los derechos de las personas. El Salvador no es un país que pueda
categorizarse como un gran emisor de gases de efecto invernadero, causantes del cambio
climático, ya que para el período de 1990 a 2014, el país fue responsable de la emisión de
apenas 11.6 toneladas métricas de CO2 equivalente (MtCO2e), lo que representó alrededor del
0.029% de las emisiones totales a nivel mundial.
- 77 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
Si el país no implementa estrategias claras para reducir la vulnerabilidad, esta se verá aún más
intensificada en el futuro, considerando que las proyecciones climáticas sugieren incrementos
de entre 1.5 y 4.0°C en la región para 2100, lo que además sería acompañado por la
reducción en los niveles de lluvia. Esto se traduciría en riesgos e impactos significativos para la
región, especialmente en lo que se refiere a: disponibilidad de agua en regiones semiáridas;
inundaciones y deslizamientos de tierra en zonas urbanas y rurales; disminución de productividad
agrícola a corto plazo (al 2030), lo que supone una amenaza a la seguridad alimentaria de las
poblaciones más pobres; mayor difusión de enfermedades transmitidas por vectores; escasez
de suministro de agua, lo que afectará a las ciudades, la generación de energía hidroeléctrica
y la agricultura; y, pérdida de biodiversidad y ecosistemas y aumento en las tasas de extinción
de especies (Magrin, Marengo, & Boulanger, 2014).
Los impactos del cambio climático serán aún mayores en aquellos grupos poblacionales en
situación de pobreza, cuya mayoría la conforman mujeres, por ejemplo con la ocurrencia
de sequías y la consecuente escasez de agua pone en peligro los medios de subsistencia
de la familia y aumenta la carga de trabajo de las mujeres y niñas, que usualmente son las
recolectoras, usuarias y administradoras del agua, esto a su vez podría incidir en una caída
en la tasa de matriculación de niñas y una menor participación de las mujeres en actividades
lucrativas. Además, la variabilidad climática puede detonar más epidemias, afectando así a
las mujeres, quienes tienen menos acceso a servicios médicos que los hombres y su carga de
trabajo aumenta ante la necesidad de dedicar más tiempo al cuido de las personas enfermas.
De igual forma la pérdida de productividad agrícola impactará a las mujeres de las zonas
rurales que son en gran medida responsables de la producción de alimentos (Aguilar, 2009).
- 78 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD
Adicionalmente, casi un 5.0% de los hogares a nivel nacional da cuenta que en 2018 sufrió
daños por fenómenos naturales, debido a inundación, derrumbe, alud o corriente de agua, o si
estuvo expuesto a daños por derrumbe de cárcava. Es importante señalar que este porcentaje
se ha venido reduciendo desde 2014.
Gráfica 39. El Salvador: Porcentaje de hogares que han sufrido daños por fenómenos
naturales o se encuentran en alto riesgo de sufrirlo, 2014-2018
9.0
7.7
8.0
7.0 6.5
6.0 5.2
Porcentaje
4.7
5.0
4.0
3.0
2.0
1.0
0.0
2014 2016 2017 2018
Hasta mayo de 2019, la Secretaría Técnica y de Planificación (SETAPLAN) era quien jugaba
este rol de coordinación, pues en 2017 se le asignó esta responsabilidad; sin embargo, a través
del Decreto de Consejo de Ministros N°1 de la actual presidencia de la República, se eliminó
esta entidad a partir de junio de 2019 y la nueva institución designada como Coordinadora
del Sistema Nacional de Desarrollo, Protección e Inclusión Social y la Institución Coordinadora
del Subsistema de Protección Social Universal, mediante Decreto Ejecutivo 17-2019 es la
Comisionada Presidencial para Operaciones y Gabinete de Gobierno.
- 79 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
Una evaluación realizada al Plan Social 2014-2019 de El Salvador por Rodríguez, Bustamante &
Pando (2019:41) describe como «incipiente la institucionalidad que ha estado acompañando la
implementación del primer plan social y se valora como altamente satisfactoria la pertinencia
de los marcos operativos que se han desarrollado para regular, gestionar y coordinar todo el
proceso de implementación y monitoreo». Porque la entidad coordinadora debe tener un nivel
de jerarquía alto y una gran capacidad de liderazgo, ya que si bien la SETAPLAN podía jugar
ese rol, contaba con recursos limitados; y, ante su desaparición esto debería ser un motivo de
preocupación en cuanto a la capacidad que pueda tener la nueva entidad designada para
articular el SPSU.
Adicionalmente, más de la mitad de los impuestos que se recaudan son indirectos y regresivos:
mientras el 10.0% más pobre de la población, ve reducido su ingreso en un 13.2%, como efecto
del pago de impuestos, al 10.0% más rico esto solo le ocurre en un 11.2% (Icefi/FIDA, 2016).
De acuerdo con datos del Ministerio de Hacienda basados en las declaraciones de renta de
2017, la tasa efectiva del impuesto sobre la renta (ISR) para los asalariados fue del 10.8%; para
las personas con rentas diversas, del 4.3%; mientras que, para las empresas, del 2.6%. La tasa
efectiva de ISR de las empresas además de ser baja es regresiva, pues mientras que el decil uno,
el de menor ingreso, paga una tasa efectiva del 8.2% de sus ingresos, el decil diez, el de mayor
ingreso, paga un 2.6%.
Asimismo, de acuerdo a las estimaciones del Ministerio de Hacienda para 2018, los niveles de
evasión representaron un 17.6% de la recaudación potencial del impuesto al valor agregado
(IVA). De acuerdo con el Ministerio de Hacienda, el gasto tributario de El Salvador para 2017
representaba el 1.72% del PIB en materia de ISR, y el 1.79% el PIB con respecto al IVA, lo que
implica que los tratamientos tributarios diferenciados tuvieron un costo fiscal del 3.5% del PIB,
equivalente a USD873.0 millones para dicho año. Además, el gasto tributario ha ido en pleno
ascenso, pues en 2009 era de 2.72% del PIB.
Por si fuera poco, los niveles de deuda en El Salvador son insostenibles, pues ha alcanzado casi
el 70.0% del PIB, de la cual el 37.1% del PIB es externa, el 11.4% interna, 2.8% de corto plazo y el
resto es relacionada con el sistema previsional.
- 80 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD
La partida presupuestaria más grande es el pago de intereses y amortizaciones por los empréstitos,
que para 2019 alcanzará una cuarta parte del presupuesto público.
En casi dos décadas el gasto del sector público no financiero (SPNF) solo creció 3.5 puntos
porcentuales, alcanzando para 2018, 24.5% del PIB, niveles inferiores a los mostrados en 2009,
2010 y 2012. Este incremento se concentró principalmente en el pago de intereses por la deuda
pública. En cambio, el gasto en capital tuvo una tendencia a la baja, en el 2000 fue de 3.7%
del PIB y en 2018 de 3.4%. En buena medida, eso explica por qué los servicios públicos son de
baja calidad y cobertura, lo que provoca altos niveles de exclusión y desigualdad, debido a los
pocos niveles de gasto social.
Utilizando la clasificación del Manual de Estadísticas de Finanzas Públicas del FMI, el gasto
público dedicado a protección social7 representa solo una pequeña parte del presupuesto de
egresos total: de 2007 a 2019, ha representado alrededor del 13.0% del gasto público total, tal
como se observa en la gráfica 40. Resalta que desde 2014, ha ganado mayor protagonismo
el gobierno central en el gasto público en protección social, a la vez que se ha reducido la
participación, tanto de las entidades descentralizadas como de los fondos de seguridad social.
10000
8000
Millones de USD
6000
4000
2000
0
Modificado
Modificado
Modificado
Modificado
Modificado
Devengado
Devengado
Devengado
Modificado
Modificado
Modificado
Modificado
Modificado
Modificado
Modificado
Modificado
Devengado
Devengado
Devengado
Devengado
Devengado
Devengado
Devengado
Devengado
Devengado
Devengado
2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018* 2019 Proy.
7
Las funciones y definiciones de la protección social se basan en el Sistema Europeo de Estadísticas Integradas de Protección Social
para 1996 (SEEPROS) de la Oficina de Estadística de las Comunidades Europeas (Eurostat).
- 81 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
Gráfica 41. El Salvador: Evolución de la distribución del gasto público total en protección
social y otras funciones, sector público no financiero, 2007-2019
100%
90%
80%
70%
60%
50%
87.0%
86.9%
86.9%
86.8%
86.5%
86.4%
86.1%
84.5%
84.4%
40%
30%
20%
10%
0%
Devengado
Devengado
Devengado
Devengado
Modificado
Modificado
Modificado
Modificado
Modificado
2007 2010 2013 2016 2019 Proy.
Protección social Gasto en otras funciones
Fuente: Icefi/Fespad (2019) con base en Ministerio de Hacienda (2019)
90%
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016
2017
2018*
2019 Proy.
- 82 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD
- 83 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
Al analizar el gasto público en protección social (GPPS) por función, se observa que la mayor
proporción de este tipo de gasto se destina a la edad avanzada. Este sub-grupo, conlleva las
prestaciones de protección social en efectivo y en especie para cubrir los riesgos relacionados con
la vejez; tales como la pérdida de ingresos o los ingresos insuficientes, la falta de independencia
en las tareas cotidianas, una menor participación en la vida social y comunitaria, entre otros
riesgos. Por ello, aquí se incluyen las pensiones de vejez para quienes se jubilan, las asignaciones
a las personas que cuidan de los adultos mayores, el alojamiento y/o los alimentos, algunos
bienes y servicios para facilitar su participación en actividades culturales y de ocio, entre otros.
Esta es una de las finalidades que de 2014 a 2018 tuvo uno de los mayores incrementos, de
46.0%; ascendiendo a 3.78% del PIB en 2018. No obstante, en el proyecto de presupuesto de
2019, se contemplaba una contracción del gasto para esta división a 2.97% del PIB.
Dentro del GPPS, la proporción que se destina a contrarrestar la exclusión social, en 2018
alcanzó el 0.88% del PIB, pese a haber sufrido una reducción de 45% en el período desde el
2014. Dentro de esta finalidad se contemplan las prestaciones de protección social en efectivo
y en especie a las víctimas de la exclusión social o las personas que son vulnerables a ella. Un
ejemplo de ello, serían las personas indigentes, las que tienen escasos ingresos, los inmigrantes,
los indígenas, los refugiados, los alcohólicos o toxicómanos, las personas víctimas de actos
criminales violentos, entre otros. Algunas de las prestaciones en efectivo de esta finalidad son las
ayudas para complementar los ingresos u otros pagos en efectivo a personas, para reducir su
nivel de pobreza monetaria o asistirlas en situaciones complejas; mientras que las prestaciones
en especie, incluyen, entre otros, el suministro de alojamiento, alimentos y la rehabilitación.
Sobresale que el rubro dedicado para enfermedad ha tenido el mayor crecimiento dentro del
GPPS, de 52.0%; aunque aún se dedica una baja proporción a este fin, en 2018 fue de 0.05% del
PIB. El GPPS para cubrir enfermedad incluye las prestaciones de protección social en efectivo
o en especie que sustituyen en su totalidad o en parte la pérdida de ingresos durante una
incapacidad laboral transitoria debida a enfermedad o lesión. Asimismo, llama la atención
que el GPPS para familia e hijos ha mostrado una reducción del 26.0%, con respecto al 2014;
alcanzando en 2018 únicamente el 0.09% del PIB. Los programas incluidos en este rubro pretenden
apoyar, por ejemplo, con asignaciones por maternidad, pagos en caso de nacimiento, licencias
por cuidado de los hijos, subsidios familiares o subvenciones por hijos a cargo, alojamiento y la
provisión de comida a niños en edad preescolar, la ayuda financiera para el pago de servicios
de cuidado, entre otros (FMI, 2011).
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Los rubros de gasto público relacionado con protección social destinado a supérstites8 y
a incapacidad9, alcanzaron en el 2018, el 0.48% y el 0.46% del PIB, respectivamente; ambas
funciones tuvieron un crecimiento entre 24 y 26.0%. El Salvador carece de programas de
protección ante el desempleo que, por medio de medidas como los subsidios totales o parciales
de desempleo, la indemnización por supresión del puesto de trabajo, entre otras, protege a
aquellas personas que a pesar de estar capacitadas y dispuestas a trabajar no encuentran un
empleo adecuado. De igual manera, El Salvador, de 2007 a 2019, tampoco ha destinado gasto
de protección social para vivienda, que permita ayudar a las familias a sufragar el costo de una
vivienda.
Toda esta crítica situación fiscal, ha provocado que en los últimos años se haya reducido el
número de beneficiarios en algunos programas insignias del SPSU. Por ejemplo, los beneficiarios
de los bonos del programa de comunidades solidarias rurales (CSR) cayeron un 44.3% entre
2015 y 2018, en tanto los de las comunidades solidarias urbanas (CSU) disminuyeron un 24.2%.
Lo mismo sucedió con las personas que reciben pensión tanto de la CSR y de la CSU, donde los
beneficiaros se redujeron más de la mitad.
Similar situación ha sucedido con los programas sociales vinculados a la educación, donde
también en el mismo lapso de tiempo, han disminuido los beneficiarios: en el programa de
uniformes escolares cayeron en 7.3% y en el de la alimentación escolar 8.4%; solo el vaso de
leche incrementó sus beneficiarios en un 10.2%. En el caso del programa de Ciudad Mujer,
también han sido menos las personas beneficiarias, alcanzando la reducción un 6.9%.
8
La clase de Supérstites, según FMI (2011), engloba todas aquellas prestaciones de protección social en efectivo y en especie a los
supérstites de una persona fallecida; como lo son el cónyuge, los hijos, los nietos, los padres y otros familiares.
9
La clase de incapacidad del GPPS conlleva las prestaciones en efectivo o en especie a quienes, no teniendo aún la edad normal
de jubilación, están parcial o totalmente incapacitadas para participar en actividades económicas o llevar una vida normal debido
a cualquier impedimento, físico o mental (FMI, 2011).
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Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
Por lo tanto, es importante tener la claridad que aunque el SPSU estuviera bien diseñado, la
posibilidad de que las personas tengan acceso a él depende en buena medida de la capacidad
financiera del Estado. Es decir que la situación fiscal posibilita, o no, contar con una política
social que garantice los derechos de todas las personas.
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CONCLUSIONES
1. El Salvador ha tenido una política social con un rol limitado, cuyo diseño no responde a
un enfoque de derechos, sino a un enfoque de necesidades (privaciones), en el que se
reconocen necesidades y reivindicaciones legítimas, pero sin existir «obligación moral o legal
de parte del Estado», y donde la prioridad no son las personas y sus derechos, sino intentar
corregir las fallas del mercado. Bajo esta lógica de un Estado subsidiario y no garante de
derechos es que en El Salvador se ejecuta todo un andamiaje institucional, para desligar al
Estado de sus obligaciones, incluso constitucionales.
3. Dentro de los múltiples riesgos a los cuales el sistema de protección social debe darle
respuesta se destacan los asociados con el acceso a la salud, servicios básicos y a la
seguridad alimentaria; al acceso a la educación, a las condiciones de vivienda, al trabajo
y a la seguridad social, así como a la calidad del hábitat que evidencian la respuesta
multidimensional y sistémica que debe dar el Estado.
4. Los sistemas de protección social son esenciales para reducir la pobreza, pero especialmente
para evitar la recaída en la pobreza en los distintos ciclos de la vida. En el caso salvadoreño,
la protección social debería permitir garantizar los derechos de todas las personas y dar
prioridad al 26.3% de hogares del país afectados por la pobreza monetaria y al 28.8% de los
hogares que enfrentan pobreza multidimensional. Adicionalmente se debe hacer frente a
la desigualdad en la distribución del ingreso, en 2018, El Salvador alcanzó un índice de Gini
de 0.38.
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Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
6. El gasto de bolsillo, relacionado con la salud, continúa siendo relevante, pues en el 2016
representó el 27.2% del gasto total en salud, aunque se reconoce que su proporción ha
disminuido, evidencia el fuerte vínculo que persiste entre capacidad económica y acceso
a servicios de salud.
10. El Salvador enfrenta una doble carga de malnutrición. Pese avances en El Salvador con la
reducción de la desnutrición crónica, el 13.6% de los menores de 5 años aún se encuentran
desnutridos crónicamente o presentan retrasos en el crecimiento, porcentaje superior al
observado en la región latinoamericana 9.6%. Paradójicamente, a la vez que se presentan
desafíos en materia de desnutrición crónica, el porcentaje de niños, menores de 5 años, con
problemas de sobrepeso se ha incrementado entre 2005 y 2016, pasando de 5.8% a un 6.4%.
11. Una educación inclusiva y de calidad para todos es uno de los motores más poderosos
y probados para garantizar el desarrollo sostenible. El Estado salvadoreño es el principal
garante del derecho a la educación, ya que el sector público concentra el 83.7% de las
secciones educativas a nivel nacional. Si bien El Salvador ha tenido avances en materia
educativa en los últimos años, logrando alcanzar una escolaridad de 8.1 años y reduciendo
el analfabetismo a 10.1%, aún persisten retos como garantizar el derecho a la educación
al 12.8% de los niños y 24.7% de los adolescentes que están fuera del sistema educativo
y enfrentar fenómenos como la deserción escolar a consecuencia de la migración y la
violencia.
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13. Si bien el 93.7% de la PEA tiene una ocupación en el mercado laboral y la tasa de
desempleo es de 6.3% a nivel nacional, las endebles condiciones del mercado laboral
salvadoreño se reflejan en empleos poco productivos y altamente informales. Tan solo
para 2018, la tasa de empleo informal no-agrícola en Centroamérica alcanzó el 62.9% y
de cada 100 personas ocupadas, 35 no estaban afiliadas o cubiertos por algún sistema
de seguridad social público o privado. Ante una limitada cobertura de protección social,
con beneficios de la seguridad social insuficientes o incluso inexistentes, y donde los salarios
y las pensiones son bajos, las personas tienden a buscar empleo informal con el fin de
sustentarse, denotando la falta de oportunidades de trabajo para las familias, dificultando
sus oportunidades para progresar.
15. Uno de los hitos más importantes en cuanto al sistema de protección social en El Salvador
ha sido la aprobación, en 2014, de la Ley de Desarrollo y Protección Social. Esta ley se basa
en un enfoque de derechos y esgrime una serie de definiciones conceptuales, además
de establecer la obligatoriedad de que cada administración gubernamental tenga que
presentar el Plan de Desarrollo, Protección e Inclusión Social, sus objetivos y propósitos que
deberán ser consistentes con el Plan General del Gobierno. La Ley establece la creación
de un Subsistema de Protección Social Universal (SPSU), como la instancia de coordinación
gubernamental de los programas de protección social, la cual será dirigida por el Presidente
de la República y coordinado a través de la institución gubernamental que éste determine.
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Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
16. Hasta mayo de 2019, la Secretaría Técnica y de Planificación (SETAPLAN) era quien jugaba
este rol de coordinación. Sin embargo, por medio del Decreto de Consejo de Ministros
N°1 de la actual gestión presidencial, esa entidad desapareció a partir de junio de 2019
y la nueva institución designada como Coordinadora del Sistema Nacional de Desarrollo,
Protección e Inclusión Social y la Institución Coordinadora del Subsistema de Protección
Social Universal, mediante Decreto Ejecutivo 17-2019 es la Comisionada Presidencial para
Operaciones y Gabinete de Gobierno.
17. Una de las principales limitantes para la implementación del SPSU, más allá de su diseño,
es la capacidad financiera del Estado. En el caso de El Salvador, la situación fiscal ha
estado enmarcada por problemas estructurales que no le han permitido convertirse en
una herramienta que garantice derechos con: una baja carga tributaria que se basa
en la recaudación de impuestos indirectos y regresivos, que disminuyen la capacidad
redistributiva de la tributación y, consecuentemente, del gasto púbico; altos niveles de
evasión y gasto tributario; deuda pública insostenible; y, un gasto público insuficiente para
garantizar bienes y servicios públicos de calidad.
18. El gasto público dedicado a protección social representa solo una pequeña parte del
presupuesto de egresos total: de 2007 a 2019, ha representado alrededor del 13% del
gasto público total. A pesar de ello, la crítica situación fiscal, ha provocado que en los
últimos años se haya observado una reducción en el número de beneficiarios en algunos
programas insignias del SPSU. Por ejemplo, los beneficiarios de los bonos del programa
de comunidades solidarias rurales (CSR), comunidades solidarias urbanas (CSU) e incluso
programas educativos como uniformes escolares y alimentación escolar.
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RECOMENDACIONES
2. Es muy importante que el nuevo Plan Social, respete lo establecido en la Ley de Desarrollo y
Protección Social particularmente con la vinculación con el Plan General del Gobierno (art.
14), y donde su formulación se haga de manera participativa, garantizando la más amplia
consulta y deliberación social, en todos los municipios y departamento (art. 13). La participación
ciudadana es fundamental para dotar de legitimidad al quehacer gubernamental.
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Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
5. Una arista que debe ser incluida es equiparar los permisos de maternidad y paternidad, que
busquen modificar los actuales patrones de la división sexual del trabajo. Esto permitiría que
la maternidad y la paternidad representen un costo económico y social equiparable en el
mercado laboral y, con ello, se logre aminorar la discriminación estadística por razones de
sexo.
6. El Plan debe reconocer el cuidado de las personas vulnerables como una necesidad social
y, en consecuencia, como un derecho universal; lo que implica que el Estado es quien debe
garantizarlo. Para ello, se debe priorizar la universalización de los servicios públicos para la
atención de la educación inicial desde los 0 años, pero también la garantía del cuido de las
personas de la tercera edad y las personas con discapacidad. Por lo tanto, el diseño del Plan
Social debe realizarse bajo la óptica de ciclo de vida.
7. Dadas las características del mercado laboral, el Plan Social debe buscar garantizar un mínimo
de bienestar material para todas las personas, priorizando a los grupos más vulnerables, a
través de transferencias monetarias condicionadas o modelos de renta básica garantizada.
Debe asegurarse que el número de beneficiarios incremente año con año, asegurando la
cobertura a todas las personas y grupos sociales efectivamente necesitados.
8. El nuevo Plan Social debe dar continuidad al anterior, pues de no hacerlo se corre el riesgo de
dejar desprotegidos a quienes eran derechohabiente de los distintos programas sociales. No
obstante, se deben superar algunos vacíos de los planes anteriores, para ello es fundamental
que se establezcan metas anuales, costos y fuentes de financiamiento. Asimismo, se debe
establecer que la selección de los beneficiarios para los diversos programas sociales
debe hacerse a través del Registro Único de Participantes (RUP). El RUP debe fortalecerse,
asegurando que cuenta con el equipo adecuado para su buen funcionamiento, asimismo
debe asegurarse que todas las instituciones públicas forman parte de este esfuerzo.
10. El Plan Social también debe enmarcarse con el cumplimiento de la Agenda 2030 para
el desarrollo sostenible. Dicha Agenda plantea 17 Objetivos con 169 metas de carácter
integrado e indivisible que abarcan las esferas económica, social y ambiental. El alcance
de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), de los cuales todos los países de la región
son signatarios, implica una profunda transformación de las capacidades de los Estados
centroamericanos, los cuales deben propiciar una agenda inclusiva, que debieran marcar
la agenda política de la región para los próximos años.
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1. Tomando en cuenta las actuales características del mercado laboral. Debe crearse un
régimen especial para las personas que se encuentran en condiciones de informalidad.
Una de las opciones es la creación del régimen del monotributo, con una tasa impositiva
preferencial; sin embargo, su diseño no debe hacerse priorizando la recaudación tributaria,
sino que este régimen permita a quienes se encuentran en el sector informal empezar a
cotizar en el régimen de seguridad social, así como ser sujetos de crédito bancario.
4. También se debe crear un sistema nacional de inversión pública que asigne recursos con
base en un proceso de evaluación pública y social de los proyectos de inversión social y
económica, tomando en cuenta la alta vulnerabilidad del país y garantizando su vinculación
con el desarrollo territorial y nacional.
5. Se recomienda analizar las tasas de cotización del Instituto Salvadoreño del Seguro Social,
para hacerlas más progresivas. Además, se debe avanzar en el diseño de un seguro de
desempleo, que pueda ser financiado por un incremento en la tasa de cotización, pues eso
es uno de los grandes vacíos del sistema de protección social.
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Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
7. Se debe avanzar hacia la revisión de una política integral salarial, yendo más allá del
establecimiento de salarios mínimos y tomando en cuenta la necesidad de ampliar el
mercado doméstico y elevar los ingresos reales de las mayorías. Esto es indispensable, porque
la sostenibilidad financiera del pilar contributivo depende en buena medida de los salarios
que reciban las personas trabajadoras.
1. El Decreto Ejecutivo número 17, define que la Comisionada Presidencial para Operaciones
y Gabinete de Gobierno será la Institución Pública Coordinadora del Sistema Nacional de
Desarrollo, Protección e Inclusión Social y del Subsistema de Protección Social Universal. Por
lo que debe asegurarse que esta entidad cuente con el equipo técnico adecuado para la
coordinación, además es fundamental el fortalecimiento de sus capacidades con enfoque
de derechos, tomando en cuenta las responsabilidades que tendrá a su cargo esta entidad.
3. Es indispensable trabajar bajo la lógica de la gestión pública por resultados. Es decir que
todos los recursos y esfuerzos del Estado estén dirigidos al logro de resultados, con políticas
de Estado, más que de gobiernos, para el bien de la población. Para ello, será necesario
alinear y mejorar los sistemas de planificación, de presupuestación de recursos humanos y
de compras públicas. Además, donde la ciudadanía conozca los recursos necesarios para
superar las brechas de acceso a los bienes y servicios públicos y también tenga noción de los
recursos que se requerirán para cumplir con el Plan Social.
4. En caso sea necesario priorizar población en algún programa o servicio público, la selección
de los beneficiarios debe hacerse a partir de criterios multicausales, utilizando el RUP. En la
medida de lo posible el SPSU debe avanzar hacia la universalidad, especialmente en los
aspectos vinculados a la educación, salud y seguridad social.
5. Se debe crear una entidad autónoma que realice la evaluación de impacto de los distintos
programas públicos con base en las experiencias exitosas observadas en otros países de
América Latina, por ejemplo, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo
Social (CONEVAL) de México, entre otros.
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1. Se debe fortalecer las capacidades del Comité Intersectorial, el cual por ley debe estar
integrado por los titulares o los delegados de las instituciones que ejecutan programas
dentro del SPSU. Es importante, que en caso sean delegados, además de contar con los
conocimientos técnicos cuenten con poder de decisión.
2. Debe haber una coordinación estrecha entre la Comisionada Presidencial para Operaciones
y Gabinete de Gobierno y el Ministerio de Hacienda para asegurar que la elaboración del
presupuesto garantice el cumplimiento de lo establecido en el Plan Social. Además, avanzar
de manera conjunta en la elaboración de un presupuesto multianual.
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2. Se deben contar con ingresos suficientes y progresivos. Para ello, se propone implementar un
impuesto al patrimonio y un impuesto predial; el establecimiento de un IVA diferenciado para
bienes de lujo; la adopción de impuestos ambientales; la transformación del ISR, pasando
de un esquema cedular a uno global, además de establecer el principio de renta mundial;
eliminación de privilegios fiscales injustificados; implementación de una política que permita
reducir, la evasión, la elusión, la defraudación aduanera, así como cualquier otro delito
contra la Hacienda Pública; a la vez que se fortalece la administración tributaria y aduanera.
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ANEXOS
Anexo 1. Un ejercicio de costeo sobre los principales riesgos a los que debe
darle respuesta el SPSU
Tomando en cuenta las principales brechas que debe enfrentar el SPSU, se retoman las
estimaciones realizadas por el ICEFI en el documento Otra Centroamérica es posible. Una
agenda fiscal para la construcción de una sociedad desarrollada, inclusiva y sostenible, para
dimensionar el esfuerzo fiscal que se requeriría para universalizar la educación, la salud, el acceso
a agua potable y saneamiento y la garantía de un ingreso mínimo a los grupos más vulnerables.
En el caso de la garantía de un ingreso mínimo se simuló la entrega de una Renta Básica Universal
exclusivamente a los segmentos poblacionales que se encuentran en condiciones de pobreza
extrema, lo cual erradicaría la pobreza extrema estadística, además de contribuir a mejorar la
distribución del ingreso.
Para estimar el financiamiento necesario para garantizar el acceso universal a los servicios de
salud se diseñó un modelo que refleje el esfuerzo que debería realizar El Salvador para alcanzar
la cobertura universal sanitaria.
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Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
Es importante, que se conozcan de donde se pueden obtener recursos para financiar el Plan
Social, en ese sentido se realizaron ejercicios de simulación para aumentar la recaudación
tomando en cuenta:
En el caso del espacio fiscal potencial que puede aportar los flujos financieros ilícitos se utilizaron
las estimaciones de los flujos ilícitos de capital que publicó el Global Financial Integrity en abril
de 2017 y que hacen referencia al período 2005-2014. Los datos corresponden a estimaciones
por intervalo de los flujos ilícitos de capital observados en la región, a partir de los métodos
allí descritos. De los valores publicados se optó por utilizar el valor central de los intervalos,
diferenciando, además, entre los flujos de salida y entrada para la estimación de los efectos
sobre la tributación directa e indirecta.
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Asimismo, otro espacio fiscal se origina en una mayor eficiencia de la Dirección General de
Impuestos Internos, en las gestiones de cobro y fiscalización de sus principales tributos, el ISR y el
IVA. De esa forma, tras asumir la implementación de estrategias para reducir el incumplimiento
tributario y, por ende, mejorar la productividad de los referidos impuestos, se simuló un incremento
gradual de su productividad que implicaría inmediatamente una mayor recaudación.
En la siguiente gráfica, se muestra el resumen del espacio fiscal existente, el cual asciende a 4.8%
del PIB, donde se destaca que la mayor parte de recursos podrían provenir del combate a los
flujos financieros ilícitos, así como el combate a la evasión.
Fuente: Icefi
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Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador
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