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Evaluación estratégica de la protección social en El Salvador

Esta publicación ha sido realizada en el marco del proyecto “Participación ciudadana


en la construcción de una cultura de contraloría e incidencia en el Plan Social en
las zonas Central y Occidental de El Salvador – LA/2018/400-540”, ejecutado por la
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho -FESPAD- a través de la Dirección
de Fortalecimiento a la Institucionalidad del Estado, Transparencia y Anticorrupción.

Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho, FESPAD


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Presidenta
María Silvia Guillén

Vicepresidente
José Armando Flores Alemán

Secretario
José Elenilson Nuila Delgado

Director Ejecutivo
Saúl Baños

Responsables de la edición
Saúl Baños
Loyda Robles
Equipo investigador

Consultor
Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI)

Este documento es de exclusiva responsabilidad de FESPAD,


no expresa el pensamiento de las entidades auspiciantes.
ESTA PUBLICACIÓN NO SERÁ VENDIDA

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Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

CONTENIDO

Introducción 12

I. Características generales de la protección social en El Salvador 14

1. Consideraciones iniciales 14

2. Antecedentes 16

3. Importancia de la protección social ante la transformación

demográfica 20

4. El plan social 2014-2019 de El Salvador 26

II. Riesgos asociados a la protección social y la pobreza multidimensional 28

1. Diagnóstico de riesgos asociados al acceso a la salud, servicios básicos


y a la seguridad alimentaria 32
2. Diagnóstico de riesgos asociados al acceso a la educación 44
3. Diagnóstico de riesgos asociados a las condiciones de vivienda 55
4. Diagnóstico de riesgos asociados al trabajo y a la seguridad social 58
5. Diagnóstico de riesgos asociados al acceso a la calidad del hábitat 72
6. La oferta gubernamental y el gasto público en protección social 79
III. Conclusiones 87
IV. Recomendaciones 91
Anexos 97
Anexo 1. Un ejercicio de costeo sobre los principales riesgos a los que debe darle

respuesta el SPSU 97
Anexo 2. Espacios fiscales 98
Bibliografía 100
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ÍNDICE DE GRÁFICAS

Gráfica 1. Proporción de países, a nivel mundial, con sistemas de protección social en


las legislaciones nacionales, por rama de política, pre 1900-post 2010 15

Gráfica 2. Evolución de la tasa de dependencia total, de la niñez y de la vejez en las


regiones más desarrolladas, Latinoamérica y El Salvador, 1950-2100 21

Gráfica 3. El Salvador: pirámide poblacional, 2018 25

Gráfica 4. El Salvador: Evolución de la pobreza relativa y extrema, 2005-2018 28

Gráfica 5. El Salvador: Desigualdad de ingresos y de género, 2005-2018 31

Gráfica 6. El Salvador: PIB por el lado de los ingresos, 2005-2018 32

Gráfica 7. El Salvador: Evolución de la mortalidad en neonatos, bebes, infantes y total,


por cada 1,000 nacidos vivos (2004-2018) 33

Gráfica 8. El Salvador: Índice de Cobertura Universal de Salud (CUS) y sus componentes


(2015 y 2017) 34

Gráfica 9. El Salvador: Cobertura vacunación SRP y tercera dosis pentavalente,


2005-2018 35

Gráfica 10. Mundo: Relación entre gasto público en salud (2016) y el indicador de
Cobertura Universal de Salud (CUS), 2017 36

Gráfica 11. Mundo: Relación entre gasto público en salud y gasto de bolsillo (2016) 37

Gráfica 12. El Salvador: Financiamiento de la salud, como porcentaje del gasto total
en salud, 2005 -2018 38

Gráfica 13. El Salvador: Hogares en viviendas con acceso a servicio sanitario,


2005-2018 40

Gráfica 14. El Salvador: Hogares en viviendas con abastecimiento de electricidad,


2006-2018 41

Gráfica 15. Evolución de la desnutrición crónica por región y país; y de la distribución


de la malnutrición en El Salvador, por tipo 43

Gráfica 16. El Salvador: evolución de la escolaridad promedio por área de residencia


y sexo (2006, 2012, 2018). En años de estudio aprobados 45

Gráfica 17. El Salvador: Evolución de la tasa de analfabetismo por área de residencia


y sexo (2006, 2012, 2018) 47
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

Gráfica 18. El Salvador: tasa neta de matrícula, por nivel educativo,


2005-2018 48

Gráfica 19. Niños, niñas y adolescentes, por edad simple que no asisten a la escuela,
nivel primario por sexo a nivel latinoamericano y salvadoreño, 2000 2017 50

Gráfica 20. El Salvador: motivos de los estudiantes que se retiran del centro educativo,
2018 51

Gráfica 21. El Salvador: evolución de la materialidad de las viviendas, según materiales


de la pared, 2006-2018 56

Gráfica 22. El Salvador: Hogares en viviendas con piso de tierra, porcentaje,


2006 - 2018 56

Gráfica 23. El Salvador: porcentaje de hogares propietarios de vivienda,


2009 - 2018 57

Gráfica 24. Mundo: cobertura efectiva de protección social, por región y grupo de
población, como porcentaje, 2017 60

Gráfica 25. El Salvador: evolución del desempleo, por características seleccionadas,


2006-2018 60

Gráfica 26. El Salvador: tasa de trabajo infantil, por sexo, 2014-2018 61

Gráfica 27. El Salvador: evolución del subempleo, por tipo y sexo, 2006-2018 62

Gráfica 28. El Salvador: proporción de jóvenes que no estudian ni trabajan,


por sexo (2009 -2018) 63

Gráfica 29. El Salvador: Tasa de empleo informal, 2005-2018 64

Gráfica 30. El Salvador: ingreso por hogar mensual (USD) y aporte de remesas
(porcentaje de ingresos mensuales por hogar) 65

Gráfica 31. El Salvador: Población e ingresos por deciles de riqueza, 2012-2018 66

Gráfica 32. El Salvador: cobertura de seguridad social, como porcentaje de la población


ocupada, 2014-2018 67

Gráfica 33. Evolución de la distribución de afiliados SAP (% de la población total anual),


2014-2018 71

Gráfica 34. El Salvador: Evolución de la tasa de homicidios, por cada 100,000 habitantes,
2005-2018 72

Gráfica 35. El Salvador: Incidencia de crimen y delito, y restricciones debido a la


inseguridad, 2014-2018 74
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Gráfica 36. El Salvador: Porcentaje de hogares que residen en una comunidad sin acceso
a espacios públicos de esparcimiento, 2014-2018 75

Gráfica 37. El Salvador: Huella ecológica y biocapacidad (1960 -2016) 76

Gráfica 38. El Salvador: cobertura forestal, 1990-2015. En porcentaje del territorio


nacional 77

Gráfica 39. El Salvador: Porcentaje de hogares que han sufrido daños por fenómenos
naturales o se encuentran en alto riesgo de sufrirlo, 2014-2018 79

Gráfica 40. El Salvador: Gasto público total, modificado y devengado en protección social
y otras funciones, sector público no financiero, millones de dólares,
2007 - 2019 81

Gráfica 41. El Salvador: Evolución de la distribución del gasto público total en protección
social y otras funciones, sector público no financiero, 2007-2019 82

Gráfica 42. El Salvador: Gasto público devengado* en protección social por fuente
de financiamiento, sector público no financiero, 2007-2019 82

Gráfica 43. El Salvador: Gasto público devengado* en protección social por tipo de
entidad, gobierno general (2007-2019) 83

Gráfica 44. Gasto público devengado en protección social por función, sector público no
financiero, como porcentaje del PIB, 2007-2019 83

Gráfica 45. Espacio fiscal como porcentaje del PIB en El Salvador 99

ÍNDICE DE TABLAS

Tabla 1. Latinoamérica y El Salvador: Indicadores demográficos


(1950, 2020 y 2100) 23

Tabla 2. El Salvador: Población y densidad por departamento 2018 24

Tabla 3. El Salvador: Proporción de la población que utiliza suministros de agua


mejorados 39

Tabla 4. El Salvador: Acceso y evolución del uso de instalaciones de saneamiento
mejoradas 40

Tabla 5. El Salvador: superficie de cultivos en hectáreas, 1990-2010 44
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

Tabla 6. El Salvador: Escolaridad promedio, por años aprobados, área de residencia


y grupos de edad, 2018 46

Tabla 7. El Salvador: porcentaje de población no escolarizada por edad,


2014-2018 49

Tabla 8. El Salvador: Asistencia e inasistencia escolar, por sexo y grupos de edades,


2018 50

Tabla 9. El Salvador: Hogares por materialidad de la vivienda, según área de residencia,


2018 58

Tabla 10. El Salvador: Salario promedio mensual en dólares de los ocupados, por sexo,
según rama de actividad económica, 2018 65

Tabla 11. El Salvador: brecha entre el salario mínimo (SM) y el costo de la canasta básica
de alimentos (CBA), urbano y rural en dólares, 2014-2019 66

Tabla 12. El Salvador: Población afiliada y cotizante de sistema de previsional


(2014-2018 68

Tabla 13. El Salvador: Personas ocupadas del área metropolitana, por sector de
ocupación y cobertura del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (SSS),
según sexo y categoría ocupacional, 2018 69

Tabla 14. El Salvador: Cantidad de afiliados de SAP, por sexo y AFP, 2018 69

Tabla 15. El Salvador: Rentabilidad del fondo conservador y del fondo especial de retiro
(%); promedio de los últimos 36 meses, al 31 de diciembre de 2018 70

Tabla 16. El Salvador: Evolución de distribución de afiliados SAP (2014-2018), unidades 70

Tabla 17. El Salvador: Número de beneficiarios de los principales programas sociales,


2015-2018 85

Tabla 18. El Salvador: Costo como porcentaje del PIB de intervenciones priorizadas 98
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ÍNDICE DE MAPAS

Mapa 1. Reducción en la pobreza total de 2013 a 2018, por departamento 29



Mapa 2. El Salvador: Pobreza relativa y pobreza extrema por departamento (2018) 30

Mapa 3. El Salvador: Incidencia de la pobreza multidimensional por departamento,


2014 y 2018 30

Mapa 4. Tasa de repetición estudiantil (2018) y su evolución, 2014-2018,


por departamento 52

Mapa 5. Tasa de sobreedad estudiantil (2018), y su evolución (2014-2018) 53

Mapa 6. Tasa de deserción estudiantil (2018) y su evolución (2014-2018) 53

Mapa 7. Tasa de aprobación estudiantil (2018) y su evolución (2014-2018) 54

Mapa 8. Tasa de reprobación (2018) y su evolución (2014-2018) 54

Mapa 9. El Salvador: Evolución de cobertura de SAP por departamento


(% de población total), 2014-2018 71

Mapa 10. El Salvador: Tasa de homicidio por cada 100,000 habitantes; y cambio
porcentual, 2014-2018 73

ÍNDICE DE FIGURAS

Figura 1. El Salvador: Plan Global Anti Crisis, junio 2009-diciembre 2010 18

Figura 2. El Salvador. Esquema general del sistema de protección social universal,


2013 19
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

INTRODUCCIÓN

El presente documento tiene como objetivo central realizar una evaluación estratégica de la
protección social en El Salvador por medio de un análisis profundo sobre sus características, su
relación con los derechos sociales, su cobertura, alcance, así como los programas de desarrollo
social que atienden esta problemática, vinculados al Plan Social 2014-2019.

Para ello, se analizaron los riesgos asociados a la protección social, particularmente los
relacionados con el acceso a la salud, servicios básicos y seguridad alimentaria, educación,
condiciones de la vivienda, trabajo, seguridad social y la calidad del hábitat. Adicionalmente
se plantean una serie de recomendaciones para la creación de un sistema de protección social
universal que garantice la cobertura y calidad requerida, así como el ejercicio efectivo de los
derechos sociales incluyendo a todos los grupos poblacionales. En el anexo se presenta un
ejercicio de costeo y de opciones de espacios fiscales para su financiamiento.

En términos generales, El Salvador ha tenido una política social con un rol limitado, cuyo diseño
no responde a un enfoque de derechos, sino a un enfoque de necesidades (privaciones), en
el que se reconocen necesidades y reivindicaciones legítimas, pero sin existir «obligación moral
o legal de parte del Estado», y donde la prioridad no son las personas y sus derechos, sino
intentar corregir las fallas del mercado. Bajo esta lógica de un Estado subsidiario y no garante de
derechos es que en El Salvador se ha ejecutado todo un andamiaje institucional, para desligar
al Estado de sus obligaciones, incluso constitucionales.

Esto ha provocado una provisión de bienes y servicios públicos limitada que no responde a los
enormes desafíos que enfrenta la sociedad salvadoreña, producto en buena medida de un
mercado laboral con bajos niveles de cobertura de seguridad social y también bajos salarios,
así como de una política fiscal incapaz de transformarse en una herramienta para la inclusión
social, la democracia y el desarrollo.
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Por ello, se recomienda que el diseño del nuevo Plan Social se haga bajo un enfoque de derechos,
donde el Estado tiene que ser el garante de ello. Es fundamental que este Plan establezca
metas, costos y fuentes de financiamiento. Asimismo, deben integrarse los pilares contributivos
y no contributivos. Adicionalmente, el diseño debe estar en sintonía con el cumplimiento de la
Agenda 2030 para el desarrollo sostenible.

En cuanto al pilar contributivo, se recomienda la creación de un régimen especial para


las personas que se encuentran en condiciones de informalidad comercial, así como la
implementación de políticas públicas activas que promuevan la generación de empleo formal.
Además, es indispensable reformar el sistema previsional para mejorar la cobertura y alcanzar la
universalización de la seguridad social, en sintonía con las medidas pertinentes para lograr una
autonomía financiera.

Se debe crear un sistema de monitoreo y evaluación, con acceso público y participación


ciudadana institucionalmente considerada relevante, del Plan Social y avanzar en el
establecimiento de una entidad que realice la evaluación de impacto de los distintos programas
públicos. Es fundamental remarcar que el éxito del nuevo Plan Social pasa inexorablemente por
una reforma fiscal integral que permita generar los cimientos económicos para la construcción
y mantenimiento de un Estado que cuente con un sistema de protección social basado en el
respeto, protección, promoción y garantía de los derechos de toda la población.

Esta publicación se enmarca como parte de la iniciativa “Participación ciudadana en la


construcción de una cultura de contraloría e incidencia en el Plan Social en las zonas Central y
Occidental de El Salvador – LA/2018/400-540”, la cual es ejecutada por FESPAD en coordinación
con Terra Nuova, y cuenta con el apoyo de la Unión Europea (UE).
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA
PROTECCIÓN SOCIAL EN EL SALVADOR

1. Consideraciones iniciales

El Salvador cuenta con un contrato social que define cuál es el rol que debe jugar el Estado
respecto a la protección social, el artículo 1 de la Constitución de la República establece que
«…es obligación del Estado asegurar a los habitantes de la República, el goce de la libertad, la
salud, la cultura, el bienestar económico y la justicia social».

Además, el Estado salvadoreño ha suscrito y ratificado distintos compromisos de carácter


internacional, siendo uno de los más importantes la Declaración Universal de los Derechos
Humanos (DUHN), aprobada en 1948 por la Asamblea General de las Naciones Unidas. La
Declaración junto con el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,
el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y sus respectivos protocolos facultativos,
conforman la Carta Internacional de Derechos Humanos, piedra angular para la garantía de los
derechos humanos a nivel internacional.

En su artículo 22, la DUHN, establece de forma explícita que todas las personas tienen
derecho a la seguridad social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación
internacional, considerando la organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de
los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo
de su personalidad (Asamblea General de la ONU, 1948). Asimismo, las Naciones Unidas (2009)
acordaron la «Iniciativa del Mínimo de protección social» que alentó a los países a construir
sistemas integrales de seguridad social, y desde entonces, se han dado visibles mejoras en los
países desarrollados y también en muchos otros de ingresos medios y bajos (ONU, 2018).

El Estado salvadoreño también ha ratificado la Carta Internacional de Derechos Humanos y


ha adoptado otros tratados sobre derechos o políticas de protección para grupos vulnerables
particulares como: la Convención contra la Tortura y otros Tratos Crueles, Inhumanos o
Degradantes, la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer, Convención sobre los Derechos del Niño, la Convención Internacional sobre
la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, la Convención sobre los Derechos
de las personas con discapacidad, entre otras (OHCHR, 2013). Todos estos instrumentos tienen
carácter jurídicamente vinculante para el Estado salvadoreño en el marco del derecho
internacional.

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Al analizar la protección social, o seguridad social, es importante tener presente su definición:

«[…]es un derecho humano definido como un conjunto de políticas y programas diseñados para
reducir y prevenir la pobreza y la vulnerabilidad en todo el ciclo de vida. Abarca los beneficios
familiares y por niño, las prestaciones de maternidad, desempleo, accidentes del trabajo y
enfermedades profesionales, así como las pensiones de vejez, invalidez y sobrevivientes, y la
protección de la salud. Los sistemas de protección social abordan todas estas ramas mediante
una combinación de regímenes contributivos (seguro social) y de prestaciones no contributivas
financiadas con impuestos, en particular la asistencia social» (OIT, 2017: 1)

Según la OIT (2017), el número de países con sistemas de protección social ha ido en pleno
ascenso, pasando de 104 en 1946, hasta llegar a 187 en 2015. A nivel mundial, en 2017,
aproximadamente el 45.0% de las personas tuvo acceso al menos a un beneficio de protección
social, mientras que el 29.0% tuvo acceso a sistemas integrales de seguridad social.

Gráfica 1. Proporción de países, a nivel mundial, con sistemas de protección social


en las legislaciones nacionales, por rama de política, pre 1900-post 2010
100
Vejez
90

Discapacidad
80

70 Sobrevivencia
Porcentaje de países

60
Accidentes

50
Enfermedad y salud
40
Maternidad
30

20 Familia/hijos

10 Desempleo

0
1930

1995
1905
1910
1915
1920
1925

1935
1940
1945
1950
1955
1960
1965
1970
1975
1980
1985
1990

2000
2005
Pre - 1900

Post - 2010

Fuente: Icefi/Fespad con base en OIT (2017)

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Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

2. Antecedentes

A finales de la década de los ochenta se instaura en El Salvador un nuevo modelo económico,


que trajo un debilitamiento del rol del Estado, se abandonó la planificación y se apostó por el
individualismo, como camino para resolver los problemas de la sociedad, bajo el supuesto que el
interés particular permite encontrar «soluciones óptimas a los problemas del bienestar humano»
(Bull, 2005). El modelo económico instaurado, y que continúa vigente, apunta a un modelo de
bienestar social residual, donde el bienestar de las personas se debe subordinar a la eficiencia
económica y a los intereses del “mercado” (Sánchez De Dios, 1993). Este modelo aplicaba las
mismas reglas para todos los países independientemente de su estadio de desarrollo (Chang,
2004), provocando un proceso de exclusión social, donde se mercantilizó el bienestar de las
personas y se limitó el rol del Estado como proveedor de bienes y servicios elementales para el
desarrollo de las sociedades.

En términos generales, la última década del siglo XX y la primera década del siglo XXI, en El
Salvador, se consolidó una política social con un rol limitado, donde su diseño no respondía a
un enfoque de derechos, sino a un enfoque de necesidades (privaciones). Es clave, tener esto
presente, pues en esa lógica la intervención de la Administración Pública lo hace a partir de
un esquema en el que se reconocen necesidades y reivindicaciones legítimas, pero sin existir
«obligación moral o legal de parte del Estado» (Save the Children, 2002: 22). Donde la prioridad
no son las personas y sus derechos, sino intentar corregir las fallas del mercado. «Evidentemente,
en este contexto, es decir, en el de necesidades, el rol del Estado es filantrópico o asistencialista,
tendiendo a tener una presencia muy reducida, puesto que es lo privado (en este caso, el
mercado) lo que debe regularse de tal forma que, con sus mecanismos y bajo un “esperado”
mejor funcionamiento, se haga cargo de cumplir los objetivos de desarrollo planteados» (Icefi,
2019:17).

Bajo la lógica de un Estado subsidiario y no como garante de derechos es que en El Salvador


se ejecuta todo un andamiaje institucional, para desligar al Estado de sus obligaciones, incluso
constitucionales. En términos generales hasta 2004, este proceso fue más marcado, llegando
incluso a privatizarse el sistema previsional salvadoreño en la década de los noventa, como un
ejemplo, de las decisiones extremas que se llegaron a tomar. Los programas más importantes
relacionados con la protección social, se dieron a la luz de la aparición de fondos específicos,
para que en el papel las personas por sí mismas pudieran satisfacer sus necesidades.

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Tal es el caso del Fondo para el Desarrollo Económico y Social de los Municipios (FODES) creado
en 1988, el Fondo Nacional de la Vivienda Popular (FONAVIPO) en 1992, el Fondo de Inversión
Social para el Desarrollo Local (FISDL) en 1996, el Fondo Solidario para la Familia (FOSOFAMILIA)
en 1999; adicionalmente, se crearon diferentes entidades para atender a distintos grupos,
tales como el Instituto Salvadoreño para el Desarrollo de la Mujer (ISDEMU) en 1996, el Consejo
Nacional de Atención Integral a la Persona con Discapacidad (CONAIPD) en el 2000, el Instituto
Salvadoreño para el Desarrollo Integral de la Niñez y Adolescencia (ISNA), en 2002. En cuanto a
salud se estableció el Sistema Básico de Salud Integral (SIBASI) en el 2000 y en el ámbito educativo
en 1990 se creó el programa Educación con Participación de la Comunidad (EDUCO) (Escobar,
2017 & Fusades, 2016).

A partir del 2004, aunque siempre bajo el enfoque de necesidades se amplió el rol del Estado
como subsidiario con la aparición del Fondo Solidario para la Salud (FOSALUD), implementado a
partir de 2005, y se instauró además el primer programa de transferencia monetaria condicionada
conocido como Red Solidaria (Gobierno de El Salvador, 2014).

Es en 2009, con la llegada al Ejecutivo, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional
(FMLN) y en el marco del apogeo de la crisis económica mundial, se plantea el denominado
Plan Global Anticrisis, en cuyo diseño aparece la apuesta por un Sistema de Protección Social
Universal (SPSU). Las acciones de este plan se pueden apreciar en la siguiente figura:

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Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

Figura 1. El Salvador: Plan Global Anti Crisis, junio 2009-diciembre 2010

•Creación de la banca estatal para el fomento productivo


• Creación del sistema de garantías estatales para el acceso a crédito productivo
•Importación y distribución a precio de costo de fertilizantes a pequeños y medianos productores
agrícolas
• Introducción del Programa de Apoyo Temporal al Ingreso
Apoyo a la producción y •Ampliación y mejoramiento de servicios públicos e infraestructura básica en 32 comunidades de
generación de empleo extrema pobreza severa
•Programa de construcción y mejoramiento de viviendas de interés social

•Ampliación y fortalecimiento del programa Comunidades Solidarias (Rurales y Urbanas)


•Creación del programa de atención integral de salud y nutrición
• Ampliación del Programa de Alimentación Escolar a centros educativos urbanos
•Dotación gratuita de uniformes y útiles escolares
•Garantía y extensión temporal de servicios de salud del Instituto Salvadoreño del Seguro Social
Sistema de protección social •Eliminación de cuotas en el acceso a servicios de salud pública
universal •Dotación de medicamentos esenciales

• Austeridad del gasto


• Combate a la elusión, la evasión, el contrabando y la corrupción
•Racionalización de los subsidios
•Reestructuración del aparato del Estado
Fortalecimiento de las •Promoción de la Ley de Acceso a la Información Pública
finanzas públicas

•Convocatoria a diálogo nacional


•Creación del Consejo Económico y Social
•Creación de consejos sectoriales
• Elaboración de políticas de estado en temas estratégicos
Construcción de políticas de
estado para el desarrollo

Fuente: Icefi/Fespad con base en Gobierno de El Salvador (2013)

- 18 -
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El SPSU vuelve a quedar plasmado en el Plan Quinquenal de Desarrollo 2010-2014 donde se


profundiza su concepción teórica y se reconoce la interacción de un pilar contributivo de la
seguridad social propio del mercado de trabajo formal y de uno no contributivo conformado
por la asistencia social, con beneficios monetarios o en especie para enfrentar riesgos originados
por desempleo, enfermedad, maternidad, discapacidad, vejez, invalidez, muerte, entre otros.
Asimismo, se incorpora el enfoque de ciclo de vida:
«[…]es decir, establece que, independientemente de la situación geográfica, de la
estructura social, del sistema político y del sistema económico, las personas están expuestas
a innumerables riesgos durante toda la vida. Estos pueden ser individuales, del hogar o de
la comunidad, y afectan de diferente manera a mujeres y a hombres. La edad y el estado
fisiológico en las diferentes etapas de la vida (período prenatal, primera y segunda infancia,
adolescencia, juventud, edad adulta y vejez) influyen en su grado de vulnerabilidad. Para
buena parte de la población padecer hambre, enfermedades y pobreza no constituye un
riesgo sino una realidad» (Gobierno de El Salvador, 2010: 66).

En la siguiente figura se muestra el esquema general del SPSU diseñado por el Gobierno de El
Salvador.

Figura 2. El Salvador. Esquema general del sistema de protección social universal, 2013

Fuente: Gobierno de El Salvador (2013b)

- 19 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

Importancia de la protección social ante


3.
la transformación demográfica

Las políticas de protección social buscan garantizar un nivel de bienestar adecuado para el
desarrollo de toda la población del país, haciendo accesibles los servicios sociales y promoviendo
el trabajo decente; es decir, promoviendo el desarrollo social inclusivo (Cecchini et al., 2015). Por
ello, la protección social es elemental para erradicar la pobreza y la exclusión social, aportando
en gran medida al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS) de la Agenda
2030 para el Desarrollo Sostenible.

La protección social tiene una creciente importancia debido al contexto actual de desigualdades
persistentes, continuadas crisis económicas, el cambio climático, así como las transformaciones
demográficas. Este último es de particular importancia para el cumplimiento de la Agenda
2030, debido a su transversalidad. A nivel general, se han visto avances en la implementación
de políticas y sistemas integrales de protección social basados en un enfoque de derechos
humanos alrededor del mundo, no obstante, aún es limitada la capacidad efectiva de los
Estados para dar protección social universal a lo largo del ciclo de vida, y las necesidades y
demandas generadas en cada una de las etapas (Cepal, 2019).

La transición demográfica (TD) hace referencia a los cambios poblacionales de una situación
caracterizada por alta fertilidad y mortalidad, a una baja, ocasionando cambios en el
tamaño de la población, la distribución por clases de edad (pirámide poblacional), la tasa de
crecimiento, los cuales pueden llevarse a cabo en alrededor de un siglo o más (Lee, 2019). Uno
de los períodos claves de la transición demográfica es el bono demográfico que está en función
de la relación de dependencia, indicador que señala la relación entre la población en edades
potencialmente inactivas (los grupos etarios menores de 20 años y mayores de 64 años) y la
población en edades potencialmente productivas. Durante el período del bono demográfico,
aumenta rápida y sostenidamente la proporción de personas en edades potencialmente
productivas, con respecto a la proporción en edades potencialmente inactivas; lo cual significa
que las relaciones de dependencia caen a mínimos históricos. Posterior al bono demográfico,
las tasas de dependencia se disparan a raíz del envejecimiento de la población.

En el bono demográfico pueden identificarse tres fases, de acuerdo con Saad, Miller, Martínez,
& Holz (2012), en la primera, se eleva el porcentaje de niñez, gracias a la reducción en la
mortalidad infantil.

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Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD

Luego, con la caída de las tasas de fecundidad se disminuye la proporción de la niñez y se


registra un aumento de los jóvenes. Por último, se da un aumento significativo en la proporción
de adultos mayores, a la vez que se reduce la proporción de jóvenes y niños debido a la
baja fecundidad y mortalidad, así como de una mayor esperanza de vida. Las condiciones
económicamente favorables de las primeras dos fases de la TD pueden contribuir a acelerar
el progreso en la Agenda 2030. De acuerdo con Cepal (2019), las experiencias en otros países
demuestran que con el bono demográfico, además de la mayor participación laboral femenina,
ha incrementado los ingresos de los hogares y se ha avanzado en materia de reducción de
la pobreza y aumento del bienestar. Por el otro lado, luego de este período, la fase de un
acelerado proceso de envejecimiento poblacional necesariamente plantea nuevos retos
sociales y económicos que podrían entorpecer el cumplimiento de los ODS (Saad, Paulo, 2019).

Gráfica 2. Evolución de la tasa de dependencia total, de la niñez y de la vejez en


las regiones más desarrolladas, Latinoamérica y El Salvador, 1950-2100
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
1950
1950
1970
2000
2010
2015
2030
2050
2100

1950
1970
2000
2010
2015
2030
2050
2100

1970
2000
2010
2015
2030
2050
2100

Regiones más desarrolladas LAC El Salvador


Total (%) Vejez (%) Niñez (%)

Fuente: Icefi/Fespad con base en UNFPA (2015)

- 21 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

Los niños, niñas y adolescentes tienen una fuerte dependencia, pues necesitan de las
transferencias de los padres o del gobierno para satisfacer sus necesidades de consumo, ya
que carecen de ingresos pues aún no se han incorporado al mercado laboral. Más adelante,
la dependencia económica de la niñez desciende constantemente con la finalización de
la escolaridad y del ingreso a la fuerza laboral. Como se observa en la gráfica 2, la tasa de
dependencia de la niñez, tiende a caer desde aproximadamente 1950; comparado con la TD
de las regiones más desarrolladas, esta caída es particularmente acentuada en la región de
América Latina y el Caribe (ALC) y aún más en El Salvador; demostrando los rápidos cambios
demográficos del país. La gran importancia del rol del Estado para este grupo etario, radica en
la evidencia de que las tasas de pobreza en las edades tempranas disminuyen a medida que
aumenta la participación del sector público en el consumo infantil de bienes y servicios y la
transición demográfica avanza (Saad, 2019).

Por otro lado, respecto a la adultez mayor, la mayoría deja de formar parte de la fuerza laboral y
empieza a depender nuevamente de las transferencias privadas, por medio de la jubilación y de
los ahorros acumulados en los años anteriores, pero principalmente por medio de transferencias
públicas, aunque en menor medida que en los países ricos (Saad, 2019). A mayor edad, va
incrementando la tasa de dependencia; llegando a un nivel máximo en el último intervalo de
edad, desde los 90 años. La dependencia económica entonces exige una ayuda equivalente a
dos tercios de los ingresos laborales anuales de los adultos de mediana edad (CEPAL & CELADE,
2009).

A nivel mundial, las tasas de pobreza en la vejez disminuyen a medida que la transición
demográfica avanza y el consumo público aumenta (Saad, 2019). Sin embargo, si al finalizarse
el periodo de bono demográfico no se compensa la reducción de los ingresos laborales por
consumidor con ingresos no laborales, se daría paso a una reducción del bienestar económico, y
el bono demográfico únicamente daría paso a una etapa de «desventaja demográfica» (Cepal,
2012:46). Los impactos económicos a largo plazo a raíz de los cambios demográficos, están en
función de las políticas que adopten los gobiernos y de los cambios de comportamiento de
las personas (Saad, Miller, Martínez, & Holz, 2012). Por este motivo, es vital que las personas, sus
actitudes, demandas, potencialidades y comportamientos, estén al centro de las políticas de los
Estados, por los grandes impactos que tienen sobre variables como el crecimiento económico,
el producto interno bruto, así como en las demandas de servicios y bienes públicos. Una vez más,
en la gráfica 2, puede observarse cómo la tasa de dependencia de la vejez es más acentuada
en Latinoamérica y el Caribe (LAC) comparado con las áreas más desarrolladas, y aún más
agresiva en El Salvador.

- 22 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD

La época actual se caracteriza por una profunda transformación demográfica. Al punto que
(Saad, 2019) considera que la TD ha sido más rápida que la capacidad de las sociedades para
promover el desarrollo sostenible para todas las personas. El bono demográfico, de acuerdo
con (Saad, Miller, Martínez, & Holz, 2012), es una oportunidad de desarrollo a partir de la fase de
equilibrio entre edades. El Salvador, de la mano de la tendencia promedio latinoamericana, se
encuentra en etapas intermedias de la transición demográfica. Se observa que en Latinoamérica
y el Caribe, la tasa de fecundidad pasará de un promedio de 5.83 hijos por mujer en 1950 a 2.05
hijos por mujer en 2020 hasta alcanzar 1.73 en 2100; comparado con una caída más pronunciada
en El Salvador, en donde para los mismos períodos se estima un cambio de 6.36, a 1.96 y 1.70
hijos por mujer. En cuanto a la mortalidad, se puede evidenciar su pronunciado declive para
2020, y su rápido aumento en 2100 como efecto del envejecimiento de la población.

Tabla 1. Latinoamérica y El Salvador: Indicadores demográficos (1950, 2020 y 2100)


El Salvador LAC
Indicadores demográficos 1950 2020 2100 1950 2020 2100
Población total (en miles a mitad del año) 2 200 6 486 4 766 168 821 653 962 679 993
Hombres 1 085 3 036 2 304 84 402 321 629 338 293
Mujeres 1 114 3 450 2 462 84 418 332 334 341 700
0-14 años (% de población) 42.7 26.6 12.5 40.5 23.9 13.8
15-64 años (% de población) 53.3 64.8 51.1 56.0 67.1 54.9
65 y más (% de población) 4.0 8.7 36.4 3.5 9.0 31.3
Relación de dependencia (por 100) 87.6 54.4 95.8 78.5 48.9 82.3
Edad mediana de la población 18.5 27.6 54.0 19.8 31.0 49.3
Esperanza de vida al nacer 44.6 74.1 85.8 51.4 76.1 86.8
Relación viejos/ jóvenes (por 100) 9.3 32.5 291.4 8.7 37.5 227.1
Relación niños/mujeres (por 100) 70.7 31.6 24.1 67.2 29.8 24.7
% de mujeres en edad fértil 46.3 52.9 31.6 47.9 52.1 36.0
Tasa de crecimiento natural (por 1000) 25.5 10.0 -8.4 27.0 8.7 -4.3
Tasa de migración (por 1000) -5.4 -5.2 -4.7 -0.5 -0.3 -0.3
Tasa bruta de natalidad (por 1000) 46.4 17.2 7.7 42.5 15.3 8.9
Tasa global de fecundidad (por 1000) 6.36 1.96 1.70 5.83 1.96 1.73
Tasa bruta de mortalidad (por 1000) 20.9 7.2 16.1 15.5 6.6 13.2
Fuente: Icefi/Fespad con base en Celade (2019).

- 23 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

Desde mediados del siglo XX, El Salvador ha experimentado importantes cambios en su dinámica
demográfica, con efectos en el crecimiento y la estructura etaria de la población. No obstante,
aunque la TD del país converja con tendencias regionales y mundiales, en El Salvador tiene sus
propias particularidades. Por ejemplo, en El Salvador la TD inició a finales de la década de 1960
y la velocidad a la que ocurrió fue mayor. Además, este proceso se genera en un contexto de
profunda y persistente desigualdad, que es característica de la región latinoamericana (Cepal,
2016).

De acuerdo a los datos más recientes del 2018 publicador por la Digestyc (2019), El Salvador tiene
una población total de 6.64 millones y está constituida en un poco más de la mitad por personas
en edad de trabajar (66.1%), y por mujeres (52.9%). La población de El Salvador se caracteriza
por ser joven, con una edad mediana de 27.6 años para 2020. El 24.4% de la población del país
tenía menos de 15 años y las personas mayores representan el 9.5% del total de la población.
Para Cepal (2018), el rápido envejecimiento poblacional, la feminización de la vejez, el mayor
predominio de la localización urbana entre las personas mayores y una población rural más
envejecida a raíz de los patrones de migración de los jóvenes hacia áreas urbanas; representa
grandes retos para el desarrollo social inclusivo, y por ende para los sistemas de protección
social.

Tabla 2. El Salvador: Población y densidad por departamento 2018

Departamento Población Extensión en Habitantes


Km2 por Km2
San Salvador 1,797,002 886.15 2028
La Libertad 812,895 1,652.88 492
Sonsonate 511,551 1,225.77 417
Cuscatlán 269,666 756.19 357
La Paz 366,909 1,223.61 300
Ahuachapán 367,657 1,239.60 297
Santa Ana 593,401 2,023.17 293
San Miguel 505,299 2,077.10 243
Usulután 378,606 2,130.44 178
San Vicente 186,107 1,184.02 157
Cabañas 169,538 1,103.51 154
Morazán 206,475 1,447.43 143
La Unión 271,531 2,074.34 131
Chalatenango 206,130 2,016.58 102
Total 6,642,767 21,040.79 316
Fuente: Icefi/Fespad con base en Digestyc (2019)

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Gráfica 3. El Salvador: Pirámide poblacional, 2018

85+

80-84

75-79

70-74

65-69

60-64
Grupo de edades

55-59

50-45

45-49

40-44

35-39

30-34

25-29

20-24

15-19

10-14

05-09

0-04

6 4 2 0 2 4 6

Porcentaje

Mujeres Hombres

Fuente: Icefi/Fespad con base en Digestyc (2019)

Pese a la elevada proporción de población joven en Latinoamérica y en El Salvador, debido


al bono demográfico, se espera un rápido envejecimiento de las personas en los siguientes
años. América Latina y el Caribe (ALC) es la región donde se proyecta el mayor crecimiento
de la proporción de población de personas mayores de 60 años, con un aumento del 71.0%
entre 2015 y 2030 (Naciones Unidas, 2015). El Salvador no se queda atrás, pues de acuerdo a
estimaciones de Celade (2019), para el 2030 la población mayor de 65 años habrá crecido
117.5% y representará 8.7% de la población total del país en 2020 y 36.4% en 2100. Ello, se traducirá
en un fuerte incremento de la tasa de dependencia. Cepal (2019) sostiene que se tornaría a
una situación de carga demográfica por el aumento potencial de las presiones fiscales sobre
los sistemas de pensiones y salud, y por el crecimiento exponencial de la demanda de cuidados
de personas mayores, el cual históricamente ha recaído en las mujeres; en otras palabras, habrá
mayor población con necesidad de ser cubierta por programas de protección social.

- 25 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

Las perspectivas demográficas del envejecimiento conllevan grandes impactos en las políticas
públicas, requiriendo una vinculación directa de estas últimas con las dinámicas demográficas
para responder a los nuevos desafíos que trae la TD. El impacto económico y social de los
cambios demográficos se traduce en políticas públicas vinculadas a las personas mayores, para
que contribuyan a su bienestar y, además, para que propicien su participación en la toma de
decisiones. Adicionalmente, el enérgico cambio en la estructura poblacional de El Salvador
se ve reflejado en un crecimiento estimado de 148.6% de la tasa de dependencia de la vejez
entre 2050 y 2100, en comparación con el crecimiento de 13.9% y 88.1%, de manera respectiva,
para las regiones más desarrolladas y ALC. Lo anterior alerta sobre la necesidad que el Estado
y sus instituciones estén preparadas para satisfacer las crecientes demandas de cuidados que
requieren los adultos mayores.

No hay garantía que el avanzar en la TD se traduzca automáticamente en más empleo, mayor


crecimiento económico y una mejor inclusión social. Por ello, se debe invertir en las instituciones y
en construir sistemas de protección social universales e integrales con la capacidad de satisfacer
las demandas y hacer valer los derechos de la futura población dependiente, incluyendo el
acceso al cuidado y tomando en consideración la suficiencia de sus prestaciones, principalmente
para la proporción cada vez más consistente de personas mayores (Cepal, 2019). Por otro lado,
Urdinola (2019) advierte sobre la impostergable necesidad de incrementar las inversiones en
niñez y jóvenes para aumentar el bienestar de este grupo etario, incrementar la productividad,
potenciar el desarrollo de capacidades de las personas y reducir la desigualdad. Para todo
ello y para evitar retrocesos en los derechos humanos y los avances sociales, son claves las
transferencias públicas en forma de reformas institucionales, de progresos en la igualdad de
género, la implementación de políticas redistributivas y fiscales; pero además políticas laborales,
así como sistemas de cuidado que den facilidades para la participación laboral de la mujer
y programas de fomento al trabajo decente, considerando que la etapa después del bono
demográfico se caracteriza por altas tasas de dependencia (Cepal, 2019).

4. El plan social 2014-2019 de El Salvador

Uno de los hitos más importantes en cuanto al sistema de protección social en El Salvador ha
sido la aprobación, en 2014, de la Ley de Desarrollo y Protección Social. Esta ley está en sintonía
con un enfoque de derechos y esgrime una serie de definiciones conceptuales, además de
establecer la obligatoriedad de que cada administración gubernamental tenga que presentar
el Plan de Desarrollo, Protección e Inclusión Social, sus objetivos y propósitos que debrán ser
consistentes con el Plan General del Gobierno y que servirá de marco para los programas sociales

- 26 -
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que se definan y ejecuten (art. 14), el cual deberá formularse de manera participativa, garantizando
la más amplia consulta y deliberación social, en todos los municipios y departamentos (art. 13).

Quedó establecido en esta ley que el SPSU tendrá un subsistema conformado por los siguientes
programas (art.30):

• Comunidades solidarias, urbanas y rurales.


• Dotación de uniformes, zapatos y útiles escolares.
• Alimentación y salud escolar.
• Vaso de leche.
• Programa de Apoyo Temporal al Ingreso.
• Ciudad Mujer.
• Nuestros Mayores Derechos.
• Pensión Básica Universal.
• Programa de Agricultura Familiar.
• Paquetes agrícolas.
• Acceso y cobertura universal a la salud integral, pública y gratuita.
• Acceso y mejoramiento de vivienda.
• Infraestructura social básica.
• Atención integral a la primera infancia.

La ley deja la potestad a la Presidencia de la República para que incorpore nuevos programas
o pueda modificar los antes mencionados, de acuerdo a las necesidades que se presenten y
considerando los espacios fiscales (art. 31).

A partir de esta Ley, el gobierno encabezado por el presidente Salvador Sánchez Cerén lanzó
el Plan Nacional de Desarrollo. Protección e Inclusión Social 2014-2019, con siete objetivos: 1)
Reducir la pobreza y la vulnerabilidad de la población de El Salvador; 2) mejorar los ingresos,
empleo decente y seguridad social de la población salvadoreña; 3) desarrollar el potencial
humano de la población salvadoreña; 4) vida saludable y bienestar para todas las personas;
5) hábitat y vivienda seguros y sanos; 6) impulsar la cultura como derecho, factor de cohesión
e identidad y fuerza transformadora de la sociedad y, 7) fortalecer el pleno ejercicio de la
ciudadanía (Gobierno de El Salvador, 2014).

Además de establecer como estratégicos todos los programas que son parte de la Ley de
Desarrollo y Protección Social, en este plan se agregaron los siguientes programas:

• Programa de Empleo y Empleabilidad Joven «Jóvenes con Todo»


• Programa Niñez y Juventud del Futuro «Una Niña, Un Niño Una Computadora»
• Programa Más y Mejor Salud
• Sistema Nacional de Cuido

- 27 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

RIESGOS ASOCIADOS A LA PROTECCIÓN


SOCIAL Y LA POBREZA MULTIDIMENSIONAL

Si bien el crecimiento del producto interno bruto (PIB) puede ayudar a reducir la pobreza, esto
no siempre sucede automáticamente, lo que refuta el mito del derrame o goteo. Al contrario,
resulta más probable reducirla cuando se cuenta con un efectivo e integral sistema de protección
social (SPS). En línea con ello, el trabajo de Ocampo & Gómez-Arteaga, (2017) evidencia
que, en efecto, la reducción de la pobreza está más asociada a un aumento en el índice de
protección social (IPS) que a las tasas de crecimiento del PIB en 18 países de Latinoamérica
entre 2003 y 2013. Los sistemas de protección social son esenciales para reducir la pobreza, pero
especialmente para evitar la recaída en la pobreza en los distintos ciclos de la vida (OIT 2017)
citando a Bastagli (2016).

De acuerdo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), con el fin último de reducir la pobreza,
la implementación de sistemas nacionales de protección social apropiados debe, al menos,
de cubrir sustancialmente a las personas en pobreza y que son particularmente vulnerables. El
Salvador, por medio de su SPSU, ha emprendido un camino para la protección social universal
en los ámbitos de la salud, nutrición, garantía del ingreso y la formación profesional, y ha dado
pasos importantes para institucionalizar el SPSU y fortalecer su funcionamiento (OIT, 2015).

Los datos muestran que para 2018, la pobreza afectaba al 26.3% de hogares del país, y más
específicamente, la proporción de los hogares con pobreza relativa fue de 20.6%, mientras que
los que padecían de pobreza extrema fue de 5.7%. Los niveles de pobreza total se intensifican
en las áreas rurales, en donde alcanzó un nivel de incidencia del 30.0%, mientras en el área
urbana fue de 24.1%.

Gráfica 4. El Salvador: Evolución de la pobreza relativa y extrema, 2005-2018


45
40
35
30
25 27.6 28.4
22.9 25.8 25.3
23.8 25.6 26.7
20 21.1 24.2 24.8
22.5 23
15 20.6

10
5 12.3 9.6 10.8 12.4 12 11.2 12.2
8.9 7.1 7.6 8.1 7.9 6.2 5.7
0
2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018

Extrema Relativa

Fuente: Icefi/Fespad con base en Digestyc (2019)

- 28 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD

Con anterioridad, Icefi/FIDA (2015) determinó que en alrededor de 2011, las intervenciones
tributarias afectaban seriamente el ingreso de las familias salvadoreñas; al punto que, en la zona
rural, aumentaba la incidencia de la pobreza en un 0.3%, mientras que en lo urbano aumentaba
un 3.2%; ello a pesar de las transferencias directas, ya que el efecto de los impuestos indirectos
superaba las bondades de las transferencias. Cabe señalar que de acuerdo con el Gobierno de
El Salvador/Digestyc (2019), la intensidad de la pobreza es mayor en los hogares donde residen
niñas, niños o adolescentes. Entre 2014 y 2018, la incidencia de pobreza general descendió de
39.4 a 32.0%; representando una caída del 17.3% y del 25.0%, en la pobreza general y la pobreza
extrema de forma respectiva, como se observa en los siguientes mapas.

Mapa 1. Reducción en la pobreza total de 2013 a 2018, por departamento.

Fuente: Icefi/Fespad con base en Digestyc (2019)

Los departamentos en los cuales se concentran los mayores niveles de pobreza son Ahuachapán
con 38.6%; Morazán, con 36.0%; San Vicente, con 34.0%; Cabañas, con 33.0%; y, Cuscatlán
con 31.2%. Aunado a esto, Ahuachapán, Morazán y Cuscatlán también coinciden con los
departamentos que Gobierno de El Salvador, Digestyc (2019) identifican como los que tienen
mayores niveles de pobreza multidimensional; es decir que estos departamentos también se
caracterizan por tener severas privaciones en educación, salud, vivienda, entre otras carencias.
Se destaca principalmente que estos avances sociales se han reflejado en los catorce
departamentos de El Salvador, pues en todos se ha registrado una reducción de la pobreza
total. Las mayores reducciones se registraron en los departamentos de Cabañas (11.2%),
Chalatenango (9.5%), y Usulután (9.4%). En contraste, los departamentos en donde la reducción
ha sido menor son San Salvador (0.3%), Cuscatlán (1.6%) y San Vicente (1.6%).

- 29 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

Mapa 2. El Salvador: Pobreza relativa y pobreza extrema por departamento (2018)

Fuente: Icefi/Fespad con base en Digestyc (2019)

Desde hace varios años, El Salvador ha avanzado en la medición de la pobreza multidimensional,


reconociendo que es «[…]un fenómeno complejo que va más allá de carecer del nivel de
ingresos suficientes para adquirir una determinada canasta de bienes y servicios» (Gobierno de
El Salvador, 2018:14). Esta medición multidimensional se compone de veinte indicadores en torno
a cinco dimensiones esenciales del bienestar: a) educación; b) condiciones de la vivienda; c)
trabajo y seguridad social; d) salud, servicios básicos y seguridad alimentaria; y e) calidad del
hábitat. Los datos dan cuenta que, en 2018, el 28.8% de los hogares fue pobre multidimensional
(más de 2.2 millones de personas). Esta situación se agrava cuando se analiza por área de
residencia, pues mientras en el área urbana fue de 17.1%, en la rural alcanzó el 48.9%. A nivel de
departamento, los más favorecidos fueron San Salvador con 14.1%, Chalatenango con 21.2% y
Santa Ana con 27.0%, mientras que los más pobres fueron Ahuachapán con 50.1%, La Unión con
42.8% y Morazán con 42.1% (Digestyc, 2019).

Mapa 3. El Salvador: Incidencia de la pobreza multidimensional por departamento, 2014 y 2018

Fuente: Icefi/Fespad con base en Gobierno de El Salvador (2019) y Digestyc (2019)

- 30 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD

Por otro lado, respecto a la desigualdad en la distribución del ingreso, en 2018, El Salvador
alcanzó un índice de Gini de 0.38. En la siguiente gráfica, se observa como la desigualdad de
ingresos se ha reducido considerablemente, pasando de 0.42 a 0.38 de 2014 a 2017; ello denota
una baja en 8.7%. De forma similar, se registra que la desigualdad de género ha tenido una
tendencia a reducirse; de 2005 a 2017, este indicador se redujo en un 20.4%. De acuerdo con
Icefi/FIDA (2015), el gasto en educación y salud era el que incidía más en la reducción de la
desigualdad.

Gráfica 5. El Salvador: Desigualdad de ingresos y de género, 2005-2018


0.50

0.45

0.40

0.35

0.30
2005

2006

2007

2008

2009

2010

2011

2012

2013

2014

2015

2016

2017
Índice de desigualdad de género Desiguladad (Índice de Gini)

Fuente: Icefi/Fespad con base en Banco Mundial (2019) y PNUD (2018)

Sin embargo, la medición de la desigualdad a través del Índice de Gini presenta serias
limitaciones —por ejemplo, obtener información de las rentas más altas—. Por ello, también es
importante observar cómo se distribuye la producción nacional por medio de la remuneración
de los factores productivos: de acuerdo a datos del Banco Central de Reserva (BCR), entre
2014 y 2018, al medir el PIB por el enfoque del ingreso, la participación de las remuneraciones
en el producto decreció en 1.4 puntos porcentuales (pasando de 38.6 a 37.2%), mientras que
el excedente bruto de explotación, los ingresos obtenidos por la propiedad del capital, creció
en 1.2 puntos porcentuales (pasando de 37.7% a 38.9%), resultados que muestran que mientras
la participación de las ganancias de las empresas ha crecido, los ingresos de los trabajadores
ha caído. Por lo que, en el marco de los compromisos de la Agenda 2030, se deben adoptar
políticas, especialmente fiscales, salariales y de protección social, que permitan alcanzar mayor
equidad, de forma progresiva.

- 31 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

Gráfica 6. El Salvador: PIB por el lado de los ingresos, 2005-2018


45.0

40.0

35.0

30.0

25.0

20.0

15.0

10.0

5.0

0.0
2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018

Remuneraciones Impuestos netos Excedente de explotación bruto Ingreso mixto bruto

Fuente: Icefi/Fespad con base en datos del BCR

Diagnóstico de riesgos asociados al acceso a la


1. salud, servicios básicos y a la seguridad alimentaria

La buena salud es un derecho humano y es necesario priorizar un sistema eficiente y costo-


efectivo para alcanzar su cobertura universal y el desarrollo sostenible. Es por ello que dentro
de la Agenda 2030 se busca este acometido, considerándolo indispensable para erradicar
la pobreza y reducir las desigualdades. Desde hace más de una década, PAHO (2002: 53)
reconocía que los países debían «evaluar cómo garantizar a todos los ciudadanos un nivel
básico de protección social en materia de salud que contribuyera a eliminar las disparidades
en el acceso a los servicios básicos de calidad y también proporcionara a los grupos sociales
excluidos la oportunidad de obtener servicios esenciales de asistencia sanitaria que satisficieran
sus necesidades y demandas, independientemente de su capacidad de pago».

- 32 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD

En lo que respecta a la tasa de mortalidad, El Salvador alcanzó la meta de los Objetivos de


Desarrollo del Milenio (ODM) de reducir en dos terceras partes este indicador en niños y niñas
menores de 5 años y en bebés menores de 1 año, llegando a contabilizar menos de 17 y 14
fallecimientos por cada 1,000 nacidos vivos, respectivamente. A partir de 2014, El Salvador ha
reducido alrededor del 14.0% sus tasas de muerte en neonatales, bebés e infantes; mientras logró
reducir en más de 37.0% la mortandad materna, de acuerdo con los datos del Gobierno de El
Salvador; reflejando indirectamente mejores condiciones de salud y una mayor expectativa de
vida.

Gráfica 7. El Salvador: Evolución de la mortalidad en neonatos, bebes, infantes y total,


por cada 1,000 nacidos vivos (2004-2018)
80

70

60

50

40

30

20

10

0
2005

2006

2007

2008

2009

2010

2011

2012

2013

2014

2015

2016

2017

2018

Neonatal Bebés Menores de 5 años Materna Total

Fuente: Icefi/Fespad con base en datos de Banco Mundial (2019)

Recientemente, se han observado cambios en el perfil epidemiológico de El Salvador, algo que


también ha sucedido en el resto del continente, de la mano con los cambios significativos en
los patrones de morbilidad y mortalidad, caracterizados sobre todo por la disminución en la
prevalencia de las enfermedades transmisibles y un aumento de las no transmisibles; tales como lo
son la diabetes, las enfermedades isquémicas del corazón y las enfermedades cerebrovasculares
(OPS, 2017). Para estos cambios, han sido relevantes los avances en los sistemas sanitarios, el
aumento en la cobertura y el acceso a los servicios de salud, la vacunación y el acceso a los
servicios de abastecimiento de agua y saneamiento, entre otros.

- 33 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

Aunque el nuevo perfil epidemiológico se asocia al envejecimiento poblacional, y un estilo


de vida sedentario y patrones de alimentación, también juega un papel relevante, en la
mortalidad y morbilidad, el cada vez mayor impacto de las perturbaciones del medio ambiente
(Cepal, 2019). A nivel global entre el 22 y el 25 por ciento de la carga de enfermedades está
relacionado con factores ambientales modificables, tales como aguas contaminadas, falta de
acceso a saneamiento e higiene y contaminación del aire urbano, siendo los niños y las niñas
los más vulnerables a estos factores (Prüss-Üstün, et al, 2016). Asimismo, el cambio climático y el
aumento de las temperaturas promedio impacta, entre otros, en un potencial incremento de
enfermedades transmitidas por el agua y vectores tales como el virus de Zika y Chikungunya.
(OPS, 2017).

Al adoptar los ODS, El Salvador se comprometió a, progresivamente, alcanzar una cobertura


universal de salud, lo cual incluye el acceso de servicios de cuidados médicos esenciales y
acceso universal a medicinas y vacunas seguras, efectivas, de calidad y accesibles. Para ello,
(OMS & Banco Mundial, 2018), construyeron el indicador de Cobertura Universal de Salud (CUS)
para darle seguimiento a dicha meta, el cual está correlacionado con las tasas de mortalidad
de menores de cinco años, la esperanza de vida y el Índice de Desarrollo Humano. La primera
medición se realizó para el año 2015, y El Salvador punteó 77 de un total de 100, y en 2017, 76;
ubicándose en el quintil superior del índice a nivel mundial. A continuación, se detalla la evolución
en los distintos componentes del índice CUS; para el cual se considera que la disponibilidad de
data del país es alta, de 52 puntos.

Gráfica 8. El Salvador: Índice de Cobertura Universal de Salud (CUS) y sus componentes


(2015 y 2017)
89
84
79
74
69
64
59
54
49
44
2013-2017

2013-2017
2017

2015
2017

2015
2017

2015
2017

2015
2017

Disponibilidad Índice CUS de Reproductivo, Enfermedades Enfermedades Capacidad de


de data cobertura de maternal, neonato infecciosas no servicio y
servicio (SCI) y salud infantil transmisibles acceso

Fuente: Icefi/Fespad con base en OMS & Banco Mundial (2018 )

- 34 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD

Los sistemas de salud son prestadores de servicios preventivos y curativos que pueden provocar
diferencias importantes en el bienestar de las personas. En la gráfica anterior, se tiene una
noción general de la cobertura de estos servicios. Se observa que el ámbito reproductivo,
maternal, neonato e infantil, es la principal fortaleza de El Salvador, obteniendo un punteo de
85 en 2017 y registrando un crecimiento de 3.66%, entre 2015 y 2017. Otra de las fortalezas del
sistema sanitario de El Salvador, lo constituye la cobertura de servicios en las enfermedades no
transmisibles, como son las enfermedades cardiovasculares, respiratorias crónicas y la diabetes;
pues tanto en 2015 como en 2017, obtuvo 76 puntos.

Por el otro lado, en la gráfica 8, se observa un deterioro en la atención a las enfermedades


infecciosas y en la capacidad de servicio y acceso. De ser así, este retroceso denotaría
el debilitamiento de la capacidad para atender a una población creciente y con un perfil
epidemiológico cambiante; pues factores como el cambio climático, han agudizado el
padecimiento de algunas enfermedades transmisibles, tales como el Zika y el Chikungunya.

Adicionalmente, es preocupante que la cobertura de la vacuna triple viral (conocida como SRP)
luego de haber alcanzado un 97.0% de cobertura en menores de 1 año en 2012, haya caído
a 81.0% en 2018, misma situación se observa con la cobertura de vacunación de la tercera
dosis pentavalente en menores de un año que pasó de 96.7% a 81.0% en esos mismos años (El
Salvador, Minsal, 2019).

Gráfica 9. El Salvador: Cobertura vacunación SRP y tercera dosis pentavalente, 2005-2018


100.00

95.00

90.00

85.00

80.00

75.00

70.00
2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018

SRP menores 1 año Tercera dosis pentavalente en menores de 1 año

Fuente: Icefi/Fespad con base en Gobierno de El Salvador (2019)

- 35 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

Uno de los elementos directamente relacionados con la mejora en la cobertura de salud está
asociado con un mayor gasto público tal como lo plantea la OMS (2018), en la gráfica 10 se
plasma esta afirmación; sin embargo, la eficiencia y eficacia del gasto es clave para ese fin.
Adicionalmente, para que el gasto aporte a la reducción de la pobreza y de las desigualdades,
es importante la planificación de las políticas públicas que deben enmarcarse en una gestión
pública con base en resultados.

Sin embargo, el acceso efectivo a estos servicios puede hacer que las personas incurran en
gastar una proporción catastrófica de su ingreso disponible, e incluso que algunos hogares
caigan en situación de pobreza a raíz de dichas erogaciones. Además, por estos riesgos de la
vinculación financiera y el acceso a servicios de salud, podría ocasionar que algunos hogares
no acudan a recibir estos servicios a costa de su bienestar, traduciéndose en mala salud. Con los
ODS se proponen no solo garantizar el acceso a la salud, sino también proteger a las personas
de los gastos caóticos, incluyendo protección al riesgo financiero.

Gráfica 10. Mundo: Relación entre gasto público en salud (2016) y el indicador de
Cobertura Universal de Salud (CUS), 2017
100
Panamá
90 (4.76; 79)

80

70 Costa Rica
(5.65; 77)

60
Índice de CUS

Nicaragua
50 (5.37; 73)

40
Honduras El Salvador
30 (3.86; 65) (4.49; 76)

Guatemala
20
(2.17; 55)

10

0
0 2 4 6 8 10 12 14 16
Gasto público en salud, gobierno general (% del PIB)
Fuente: Icefi/Fespad con base en OMS

- 36 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD

Gráfica 11. Mundo: Relación entre gasto público en salud y gasto de bolsillo (2016)
16

14
El Salvador
Gasto público en salud, gobierno general (% PIB)

(27.16; 4.49)
12
Costa Rica
(22.14; 5.65) Panamá
10 (27.43; 4.76)

8 Nicaragua
(32.22; 5.37) Honduras
(45.01; 3.86)
6
Guatemala
(53.34; 2.17)
4

0
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90

Gasto de bolsillo en salud (% gasto en salud total)

Fuente: Icefi/Fespad con base en OMS.

El gasto de bolsillo suele servir para financiar la compra de medicamentos, equipo médico,
servicios de consulta externa y de hospitalización para las personas miembros de los hogares.
En el mundo, generalmente los gobiernos se hacen cargo en término medio del 51.0% de las
erogaciones de salud a nivel nacional, mientras que los hogares pagan más del 35.0% de manera
directa (OMS, 2018). Sin embargo, la dependencia de los gastos directos está disminuyendo en
todo el mundo, aunque lentamente. De acuerdo a dichas estadísticas, una consecuencia de ello
es que cada año 100 millones de personas se ven sumidas en la pobreza extrema internacional,
por lo que tienen que sobrevivir con menos de USD 1.90 diarios (OMS, 2018). La inversión pública
en salud tiende a reducir el gasto de bolsillo, como se ve en la gráfica 11; y, por ende, a reducir
la posibilidad de incurrir en costos exorbitantes y de caer en pobreza como consecuencia de
estos, tal como lo ha establecido la OMS (2018).

- 37 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

El caso de El Salvador, se alinea con esta tendencia. Los hogares salvadoreños financiaron la
salud en 2015 con aproximadamente USD 498.6 millones (Minsal, 2016). En el gráfico siguiente, se
observa que el gasto de bolsillo, continúa siendo relevante, pues en el 2016 representó el 27.2%
del gasto total en salud. Aunque se reconoce que su proporción ha disminuido, evidencia el
fuerte vínculo que persiste entre capacidad económica y acceso a servicios de salud. Desde el
2005, el gasto público es el principal financista de la salud de El Salvador, con una tendencia al
alza que muestra que cuando el gasto público en salud se incrementa, las presiones financieras
sobre los hogares derivadas del pago de servicios de salud se reducen.

Gráfica 12. El Salvador: Financiamiento de la salud, como porcentaje del gasto total
en salud, 2005-2018
80.0

70.0
67.0 66.0 66.0 66.0 66.0 67.0
64.0 63.0
62.0 61.0 62.0
60.0 59.0 60.0

53.0
50.0
Porcentaje

43.0
40.0
36.0 36.0 35.0
34.0 34.0
32.0 32.0
30.0 29.0
28.0 27.0 28.0 28.0 26.9

20.0

10.0

0.0
2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018

Gasto directo de bolsillo de los hogares Gasto público

Fuente: Icefi/ Fespad con base en Gobierno de El Salvador (2019).

Asociados directamente al tema de salud se encuentra el acceso a bienes y servicios básicos.


La cobertura de la electricidad, el agua, el saneamiento, el alcantarillado y el teléfono, es
esencial para una buena calidad de vida. De acuerdo al Banco Mundial (2003), hay tres razones
que explican la relevancia esto, el primer motivo se relaciona con que generalmente el costo
de los servicios públicos modernos es significativamente menor a las alternativas tradicionales.
Un ejemplo: aquellos hogares que no cuentan con electricidad y utilizan para iluminación velas
y lámparas de mecha o electrodomésticos con baterías, se estima que pagan más de USD11.0
por kilovatio hora, alrededor de 80 veces el precio de la electricidad.

En segundo lugar, el acceso a los servicios modernos puede mejorar la productividad de los
hogares y de las micro empresas familiares; pues en el caso del agua entubada y el uso de gas
propano líquido para cocinar ahorran cerca de seis horas persona por semana en las tareas de

- 38 -
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recolección de agua y leña en las cercanías del hogar; y, se estima que las micro empresas
que cuentan con estos servicios, son hasta dos veces más rentables que sus pares sin acceso a
dichos servicios. Y, por último, algunos sustitutos tradicionales de los servicios públicos modernos
se asocian con impactos adversos a la salud, que, además, pueden contribuir a la mortalidad
infantil. Aunque resulta difícil aislar la causalidad subyacente, los niños que provienen de hogares
que tienen agua entubada y saneamiento adecuado tienen menos posibilidades de sufrir de
diarrea e insuficiencias en el crecimiento.

La falta de acceso a servicios básicos como agua y saneamiento inciden en que los niños
de temprana edad contraigan enfermedades altamente riesgosas como el cólera, diarrea,
hepatitis, paludismo, dengue, entre otras (Saunders, Zepeda, Interiano, & Andino, 2015). Es por
ello conveniente que los infantes crezcan en un ambiente saludable y sin riesgos que perjudiquen
su salud y desarrollo (Saunders et al., 2015). Además, cuando estas condiciones se presentan
en población afectada por la desnutrición, los niños particularmente, son más susceptibles a
enfermedades e incluso a la muerte (OMS, 2018).

En El Salvador, según se observa en la tabla 3, de 2000 a 2017, se dieron avances importantes en


suministros de agua mejorada. El acceso en las instalaciones alcanzó un 91.0% a nivel nacional
en 2017, y en las áreas urbanas y rurales, 97.0% y 79.0%, respectivamente. No obstante, para el
mismo período, esta proporción es menor en la disponibilidad cuando sea necesario, ya que
solamente es así para el 72.0% a nivel nacional, reduciéndose hasta a 60.0% en el área rural.
Asimismo, las personas con acceso a suministros de agua entubada alcanzaron el 90.0% a nivel
nacional pero aún muestra fuertes rezagos en el área rural donde, para 2017, apenas alcanzó
una cobertura del 78.0%.

Tabla 3. El Salvador: Proporción de la población que utiliza suministros de agua mejorados

Fuente: Icefi/Fespad con base en Unicef & WHO (2019).

- 39 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

Otra área en la que se observan mejoras significativas, es el acceso a servicios de saneamiento.


En la gráfica 13, se observan avances significativos en el porcentaje de hogares con acceso a
servicio sanitario, pasando de 89.9%, en 2005, a 98.3%, en 2018. Además, en 2017 se alcanzó un
87.0% de acceso a instalaciones de saneamiento mejoradas a nivel nacional, denotando un
amplio margen para realizar mejoras pues muchas personas aún son excluidas de estos servicios.
En relación al acceso a instalaciones de saneamiento mejoradas, se registró un avance bastante
modesto de 4.82% a nivel nacional, tanto en áreas urbanas (1.11%) como rurales (6.76%).

Gráfica 13. El Salvador: Hogares en viviendas con acceso a servicio sanitario, 2005-2018
100
95
90
85
Porcentaje

80
75
70
65
60
2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018

Total país Urbano Rural


Fuente: Icefi/Fespad con base en Digestyc (2019)

Tabla 4. El Salvador: Acceso y evolución del uso de instalaciones de saneamiento mejoradas

Fuente: Icefi/Fespad con base en Unicef & WHO (2019).

- 40 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD

Además, el abastecimiento de electricidad en los hogares salvadoreños a nivel nacional ha


incrementado en casi siete puntos porcentuales desde 2008, alcanzando un 98.7% en 2018.
En el caso de los hogares en las áreas urbanas, se registró un abastecimiento casi universal de
la electricidad en 2018, con el 98.7%; mientras que únicamente el 94.0% de los hogares rurales
tiene electricidad.

Gráfica 14. El Salvador: Hogares en viviendas con abastecimiento de electricidad, 2006-2018

100 97.2 93.6 97.8 97 98.7 94


89.2
90 85.6
80 75.7
70
Porcentaje

60
50
40
30
20
10
0
2006 2012 2018

Total país Urbano Rural


* Incluye la electricidad y conexión eléctrica del vecino
Fuente: Icefi/Fespad con base en Digestyc (2019)

Por otro lado, el derecho humano a una alimentación adecuada (DHAA) ha sido reconocido
en instrumentos internacionales como la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948) y
el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1966). Se entiende como
el «derecho a tener acceso, de manera regular, permanente y libre, sea directamente, sea
mediante compra en dinero, a una alimentación cuantitativa y cualitativamente adecuada
y suficiente, que corresponda a las tradiciones culturales de la población a que pertenece el
consumidor y que garantice una vida psíquica y física, individual y colectiva, libre de angustias,
satisfactoria y digna» (Zigler, 2003 en FAO/PNUD, 2016).

- 41 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

El Salvador, a través del Decreto Ejecutivo 63, de 2009, estableció que la Seguridad Alimentaria
y Nutricional (SAN) sería abordada mediante una política nacional basada en un enfoque
del derecho a la alimentación y dirigida a través de una instancia de concertación llamada
Consejo Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (CONASAN). En mayo de 2011 se lanzó
una primera Política de Seguridad Alimentaria y Nutricional y en noviembre 2018 se oficializó la
nueva Política Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional 2018-2028. Sin embargo, a pesar
de existir una propuesta de ley de soberanía alimentaria y nutricional que recibió respaldo por
parte de la sociedad civil y fracciones parlamentarias al interior de la Asamblea Legislativa, no
ha sido aprobada aún.

La inseguridad alimentaria es explicada por variables multicausales. Flacso (2017) elaboró


un diagnostico sobre la SAN en El Salvador, donde concluye que la migración impacta en la
inseguridad alimentaria, que a su vez es producto de la violencia. Y a esto hay que sumarle el
efecto de los fenómenos naturales extremos y el cambio climático. Adicionalmente, los altos
costos de los insumos agrícolas, así como la concentración de la tierra en pocas manos.

Uno de los indicadores más críticos de la SAN es la desnutrición. De acuerdo con OMS
(2018), existen cuatro tipos principales de desnutrición: emaciación, retraso del crecimiento,
insuficiencia ponderal, y carencias de vitaminas y minerales. La emaciación es la insuficiencia
de peso respecto de la talla, que se puede explicar por una insuficiente alimentación y/o una
enfermedad infecciosa. El retraso del crecimiento se refiere a la talla insuficiente respecto de
la edad a raíz de un cuadro de desnutrición crónica o recurrente, que generalmente está
relacionada con condiciones socioeconómicas precarias o por la deficiente nutrición y salud
de la madre; este retraso obstaculiza el desarrollo pleno del potencial físico y cognitivo. Y la
insuficiencia ponderal, con la cual se denomina al peso insuficiente para la edad. Finalmente, la
carencia de vitaminas y minerales, se refiere a la ingesta inadecuada de micronutrientes.

Pese avances en El Salvador con la reducción de la desnutrición crónica en un 62.8%, entre


1988 y 2014, de acuerdo a datos más recientes, en el país, 13.6% de los menores de 5 años aún
se encuentran desnutridos crónicamente o presentan retrasos en el crecimiento, porcentaje
superior al observado en la región latinoamericana 9.6%. Es importante considerar los posibles
efectos en el desarrollo de la niñez, en particular en sus funciones cognitivas y su rendimiento
escolar. Paradójicamente, a la vez que se presentan desafíos en materia de desnutrición crónica,
el porcentaje de niños, menores de 5 años, con problemas de sobrepeso se ha incrementado
entre 2005 y 2016, pasando de 5.8% a un 6.4%. A esta paradoja se le ha denominado como «la
doble carga de malnutrición» (FAO, 2014).

- 42 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD

Gráfica 15. Evolución de la desnutrición crónica por región y país; y de la distribución


de la malnutrición en El Salvador, por tipo
100%
39.2

17.0% 20.2% 16.1% 19.0% 18.0%


20.7%
40
80%
35

31.8

29.5
30 60%
49.6%
64.6% 59.1%
22.8

69.6%
21.9

25 68.6% 67.6%
40%
20

15 12.9 20% 23.2%


16.1%
15.1%
9.0

10 5.6% 9.2% 8.2%


0%
5 1988 1993 1998 2002-03 2008 2014

0 Bajo peso infantil Retraso de crecimiento infantil


1995

2018
1990

2000
2005
2010
2015
2018

1990
1995
2000
2005
2010
2015
2018

1990
1995
2000
2005
2010
2015

1993
1998
2002
2008
2014

Sobrepeso Emaciación infantil

Mundo LAC Centroamérica El Salvador Emaciación severa

Fuente: Icefi/Fespad con base en Unicef, OMS & Banco Mundial (2019)

La prevalencia de la malnutrición, en todas sus distintas formas, guarda una relación con la
pobreza, tal como afirma la OMS (2018), este flagelo multiplica el riesgo de tener algún tipo de
malnutrición, además de elevar los costos de salud y reducir la productividad, reproduciendo un
ciclo vicioso de pobreza y carencia de bienestar.

Diversas agencias de Naciones Unidas se han unido para darle seguimiento a la seguridad
alimentaria a nivel mundial, en su último informe denominado El estado de la seguridad alimentaria
y la nutrición en el mundo 2019. Protegerse frente a la desaceleración y el debilitamiento de la
economía, dan cuenta de los indicadores de inseguridad alimentaria moderada y de inseguridad
alimentaria grave. El primero es cuando las personas/familias se enfrentan a incertidumbres en
cuanto a su capacidad para obtener alimentos, y se han visto obligadas a aceptar menos
calidad o cantidad en los alimentos que consumen. En el caso de la inseguridad alimentaria
grave son las personas que suelen quedarse sin alimentos y, en los peores casos, pasan un día
(o varios) sin comer. En el caso de El Salvador, en el período 2016-2018, el 40% de la población
padeció de inseguridad alimentaria moderada o grave, lo que equivale a más de 2.5 millones
de personas (FAO, FIDA, OMS, PMA y UNICEF, 2019).

- 43 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

Asociado a la inseguridad alimentaria está la tenencia de la tierra, como se plantea en


Baumeister (2013: 9) «Los pequeños agricultores son los principales productores de granos
básicos, y la exclusión de este sector en los procesos de inversión e innovación agrícola tiene
serias implicaciones para la seguridad alimentaria de la mayor parte de la población. Es por ello
que la tenencia y el uso de la tierra son primordiales para comprender la soberanía y seguridad
alimentaria de la gente». La información del último Censo Agropecuario de 2007, da cuenta
que, en El Salvador, un 45.0% de los productores agrícolas tienen que arrendar la tierra, de ellos
la mayoría son de subsistencia. En cuanto a la evolución del uso de la tierra, en la siguiente
tabla se muestra que entre 1990 y 2010, mientras el área para producción de granos básicos
cayó un 5.2%, el área para caña de azúcar aumentó un 89.2%, lo que implica un proceso
de reconcentración de la tierra en pocas manos para la producción de agrocombustibles,
principalmente (Baumeister, 2013).

Tabla 5. El Salvador: Superficie de cultivos en hectáreas, 1990-2010

Fuente: Icefi/Fespad con base en Baumeister (2013)

Diagnóstico de riesgos asociados al acceso


2.
a la educación

Una educación inclusiva y de calidad para todos es uno de los motores más poderosos y
probados para garantizar el desarrollo sostenible. Por ello, el ODS 4 busca asegurar el nivel
primario y secundario de educación, proveer acceso igualitario a formación asequible y eliminar
las disparidades de género e ingresos. No obstante, en la Agenda 2030 para el Desarrollo
Sostenible, la educación no se circunscribe únicamente al ODS 4, sino que se interrelaciona
con otros objetivos como los de: salud y bienestar (meta 3.7)1, igualdad de género (meta 5.6)2,
trabajo decente y crecimiento económico (meta 8.6)3, acción por el clima (meta 13.3)4, y
además se relacionan con casi todos los demás ODS, acorde con el principio de integralidad
de la Agenda.

1
Para 2030, garantizar el acceso universal a los servicios de salud sexual y reproductiva, incluidos los de planificación de la familia,
información y educación, y la integración de la salud reproductiva en las estrategias y los programas nacionales.
2
Número de países con leyes que garanticen que las mujeres con edades comprendidas entre 15 y 49 años tengan acceso a
servicios de salud sexual y reproductiva y a educación y formación sobre sus derechos reproductivos.
3
Para 2020, reducir sustancialmente la proporción de jóvenes que no están empleados y no cursan estudios ni reciben capacitación.
Meta 12.8: Para 2030, velar por que las personas de todo el mundo tengan información y conocimientos pertinentes para el desarrollo
sostenible y los estilos de vida en armonía con la naturaleza.
4
Mejorar la educación, la sensibilización y la capacidad humana e institucional en relación con la mitigación del cambio climático,
la adaptación a él, la reducción de sus efectos y la alerta temprana.

- 44 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD

En definitiva, El Salvador ha tenido avances en materia educativa en los últimos años, en


promedio, para 2018, la población salvadoreña contaba con una escolaridad de 8.1 años. Sin
embargo, los avances del país, en cuanto a educación, han sido muy modestos y se han dado
de forma dispar a lo largo del territorio. En la gráfica 16, se pueden observar algunas de las
desigualdades en la educación, donde se hace evidente el sesgo en escolaridad que tienen
quienes viven en áreas rurales, especialmente las mujeres.

En 2018, en el área urbana, tanto hombres como mujeres presentaban mayores niveles de
escolaridad que el promedio nacional, con 8.1 y 7.9 años, respectivamente. Esta situación
cambia en el ámbito rural, en donde los hombres apenas presentaban 5.4 años de escolaridad
y las mujeres, 5.1 años, estos niveles son incluso inferiores al promedio nacional observado en el
2006.

Gráfica 16. El Salvador: Evolución de la escolaridad promedio por área de residencia


y sexo (2006, 2012, 2018). En años de estudio aprobados
8.5

9
8.3
8.1

7.9
7.5

8
7.2

6.9
7

7
6.4

6.3
5.8

5.4
5.3

5.1
4.6

5
3.9

3.9

3.8
4

2.7
3

0
Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres
Nacional Urbano Rural

2006 2012 2018

Fuente: Icefi/Fesapd con base en Digestyc (2019)

Al analizar los niveles de escolaridad por grupos etarios, resalta el bajo nivel de escolaridad de
las personas mayores de 60 años; a nivel nacional, en 2018, se registró que más de la mitad de
ellos, 57.4%, tenían menos de 3 años de escolaridad. Esto contrasta fuertemente, con las nuevas
generaciones; quienes, a una edad bastante menor, entre 6 a 17 años de edad, para el mismo
año, más del 50.0% tienen entre 1 y 6 años de estudios, superior al nivel de los adultos.

- 45 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

Esto pone de manifiesto que las personas más jóvenes se han beneficiado de mayor acceso al
sistema educativo que las generaciones anteriores. De igual manera también contrasta como, a
nivel nacional, 41.0% de las personas entre 18 y 29 años poseen entre 10 y 12 años de escolaridad,
contra solo 22.0% de personas entre 20 y 59 años con el mismo nivel educativo. Debe resaltarse
las grandes divergencias que existen por área de residencia, pues los adultos mayores de 60
años del área rural, más de la mitad afirma no tener ningún año de estudio; mientras que, en el
área urbana, solo 24.2% de dicho grupo poblacional afirmaron carecer de estudios.

Tabla 6. El Salvador: Escolaridad promedio, por años aprobados, área de residencia


y grupos de edad, 2018

Fuente: Icefi/Fespad con base en Digestyc (2019)

- 46 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD

Las mejoras en materia educativa se ven reflejadas también en la reducción del analfabetismo.
A nivel nacional las tasas de analfabetismo pasaron de 14.6%, en 2005, a 10.1% en 2018. Estas
reducciones fueron mayores en el área rural, donde, para 2006 cerca de la cuarta parte de la
población no podía leer, ni escribir; mientras que para 2018, era el 15.9%; sin embargo, todavía
se puede apreciar que la tasa en el área rural es casi el triple que en las zonas urbanas; además
con marcadas brechas entre hombres y mujeres, siendo estas últimas las que tienen una tasa de
alfabetismo más alta.

Gráfica 17. El Salvador: Evolución de la tasa de analfabetismo por área de residencia


y sexo (2006, 2012, 2018).
30

25.5
25
23
22.3

19.9 20.2
20
17.3 17.8
15.9
14.6
15 13.7
12.4
11.8
10.1 10.5
10 9.3
8.2 8.3
6.6 6.3
5.4
4.7
5

0
Nacional Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres
Urbano Rural

2006 2012 2018

Fuente: Icefi/Fespad con base en Digestyc (2019)

En El Salvador, el acceso a la educación de la población, se obtiene principalmente por


medio de la vía pública. De acuerdo con Mined (2019), el 83.7% de las secciones educativas
son públicas (51,965 secciones), a diferencia de únicamente un 16.3% de secciones privadas.
De dicha concentración en la matriculación, yace la relevancia del Estado como el principal
garante del derecho a la educación en el país.

Otro indicador que permite dar seguimiento a la garantía del derecho a la educación es la tasa
neta de matriculación (TNM), que muestra cuántas personas que deberían estar en un cierto
nivel educativo, efectivamente están asistiendo a la escuela. El nivel de educación inicial, es
el que presenta menores tasas de matriculación, con una TNM, para 2019, de apenas 6.4%,
sin embargo, se debe señalar que, a pesar de la baja matriculación, este nivel educativo ha
mantenido una tendencia creciente desde 2004.

- 47 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

En el nivel de educación parvularia, para 2018, se observó una TNM de 57.4%, registrando un
leve retroceso de 2.0% con respecto a 2014, en el que se registró la TNM máxima de los últimos
15 años, con un 58.6%.

Gráfica 18. El Salvador: Tasa neta de matrícula, por nivel educativo, 2005-2018

95.0
100

90

82.0
80

70 57.4

57.3
60

51.1
Porcentaje

49.7

50

37.6
40

32.9
30

20
6.4

10
0.4

0
2005

2007

2009

2011

2013

2015

2017

2006

2008

2010

2012

2014

2016

2018

2005

2007

2009

2011

2013

2015

2017

2006

2008

2010

2012

2014

2016

2018

2005

2007

2009

2011

2013

2015

2017
Edución inicial Educación parvularia Educación primaria Tercer ciclo educativo Educación media

Fuente: Icefi/Fespad con base en (Digestyc, Unfpa & Celade, 2014) y (Mined, 2019)

Aunque el nivel primario es el que presenta mayor TNM, permite evidenciar las limitaciones y
debilidades del sistema educativo. Desde 2005 la TNM en el nivel primario había tenido un serio
retroceso, pasando de 95.4 en 2006 a 80.6% en 2017, aunque en el año 2018 se registró una
pequeña mejora con una TNM del 82.0%. En cuanto al tercer ciclo, fue el nivel que experimentó
una mayor expansión entre 2006 a 2014, registrando un crecimiento de 13.7%; no obstante,
desde 2014, la TNM en la educación media se ha deteriorado hasta llegar a 57.3% en 2018.

En el nivel de educación media, la situación se torna alarmante debido a que la TNM, entre
2005 y 2018, ha crecido menos de cinco puntos porcentuales, pasando de 32.9 a 37.6%, es decir
que casi dos tercios de la población estudiantil que debería estar en ese nivel educativo, se
encuentra fuera del sistema escolar.

- 48 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD

Los desafíos pendientes del sistema educativo también se reflejan en los niveles de exclusión
escolar. Según las estimaciones de la Digestyc (2019), para 2018, 12.8% de los niños y 24.7% de los
adolescentes estaban fuera del sistema educativo. En la tabla 35, que indica las proyecciones
de la tasa de exclusión educativa por edades, se observa que la mayor exclusión la sufren
los niños entre 0 a 4 años, denotando la gran debilidad de la educación inicial y del estímulo
temprano. En los niños entre las edades de 6 y 11, el nivel de exclusión es en promedio, de
10.5%; esto se asocia a que son aproximadamente las edades de cursar la educación primaria,
que es el nivel con mayor cobertura. Y luego, se ve un aumento paulatino de la exclusión. Este
fenómeno va de la mano con la tendencia mundial que advierte UNESCO & Unicef (2015): a
medida que los niños se hacen mayores, el riesgo de que nunca comiencen el colegio o de que
lo abandonen aumenta.

Tabla 7. El Salvador: Porcentaje de población no escolarizada por edad, 2014-2018

Fuente: Icefi/ Fespad con base en MINEDUCYT (2018)

El incremento de la exclusión en el nivel primario denota un claro deterioro, porque con el


pasar de los años las brechas se han ido acrecentando, tanto en las niñas como los niños. Esta
tendencia incluso rompe con lo observado a nivel mundial y latinoamericano, en donde se ha
reducido la tasa de exclusión, logrando mantener tasas relativamente bajas en los últimos 10
años.

- 49 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

Gráfica 19. Niños, niñas y adolescentes, por edad simple que no asisten a la escuela,
nivel primario por sexo a nivel latinoamericano y salvadoreño, 2000-2017
20

18

16

14

12

10

0
2000

2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

2010

2011

2012

2013

2014

2015

2016

2017
Niños SV Niños LAC Niñas SV Niñas LAC Total SV Total LAC

Fuente: Icefi/Fespad con base en UNESCO (2019)

La asistencia se refiere a las personas que acudieron a un centro educativo formal en todo el
territorio nacional. Para 2018, 87.2% de los niños de El Salvador estaban estudiando, mientras
que solo 75.31% de los adolescentes también lo hacía. Principal diferencia entre la participación
de hombres y mujeres, es que en todas las edades y a nivel nacional, las mujeres tienen una
menor tasa de asistencia, de 25.3% comparada con el 29.1% de los hombres. Es particularmente
de interés las etapas de la niñez y la adolescencia, que corresponde a edades escolares. En la
niñez tiene en promedio un 87.2%, siendo la de las niñas levemente superior a la de los niños. En
cuanto a la adolescencia, se observa una caída en las mujeres, alcanzando 75.1%; comparado
con el 75.6% de los hombres adolescentes.

Tabla 8. El Salvador: Asistencia e inasistencia escolar, por sexo y grupos de edades, 2018

Nota: para fines de esta tabla y


tomando los rangos que contiene
la EHPM se ha considerado que la
niñez está comprendida por las
personas entre 4 y 12 años de edad;
la adolescencia por el grupo entre
13 y 15 años de edad; la juventud
por el grupo entre 16 a 28 años de
edad; y la adultez por las personas
mayores de 29 años de edad.
Fuente: Icefi/Fespad con base en Digestyc (2019)

- 50 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD

Respecto a la deserción, a nivel nacional hubo una tasa de 4.6% en 2018. Sin embargo, el
problema se agrava especialmente en Cabañas (7.1%) y Chalatenango (6.5%); a diferencia
de San Salvador (4.1%), Ahuachapán (3.8%) y La libertad (3.6%), los tres departamentos con las
menores tasas de deserción. De 2014 a 2018, todo el país experimentó una reducción en sus
tasas de deserción, pero La Unión y San Vicente, con una tasa media de deserción, fueron los
de mayores avances, con una reducción de 3.7 y 3.0%, de manera respectiva.

Las razones detrás del retiro de los centros educativos son diversas. Sin embargo, cabe decir
que según el censo educativo 2018, los motivos de aproximadamente el 60.7% de estudiantes se
relacionaron con la migración, tanto interna como externa (cambio de domicilio del estudiante,
abandonó el país y se fue a otra escuela). El 11.4% planteó como razón que los padres no quieren
que asista al centro educativo o el bajo rendimiento académico. El 10.4% desertó, producto
de la situación económica o porque tuvo que realizar trabajos en actividades agrícolas o
domésticas. En cuanto a la delincuencia como factor de deserción ha venido en descenso,
pues representó un 31.9% en 2016, pero en 2018 cayó a 3.6%.

Gráfica 20. El Salvador: Motivos de los estudiantes que se retiran del centro educativo, 2018
100%

90%

80% Otros motivos


Trabajo en labores domésticas del estudiante
70%
Delincuencia
60% Trabajo agrícola del estudiante

50% Dificultades económicas


Bajo rendimiento académico
40%
Los padres no quieren que asista a la escuela
30% Se fue a otra escuela
Abandonó el país
20%
Cambio de domicilio del estudiante
10%

0%
2014 2015 2016 2017 2018

Fuente: Icefi/Fespad con base en Mined (2019)

Respecto a la tasa de repetición, se observa que a nivel nacional se alcanzó un 3.3% en 2018. Sin
embargo, hay desigualdades dentro del país, pues los departamentos de Santa Ana (4.5%) y La
Paz (4.0%), registraron niveles de repetición considerablemente superior, comparado con otros
departamentos, tales como Cuscatlán, Cabañas y La Unión, todos con 2.6%. En el período de
2014 a 2018, se observó una reducción en el porcentaje de repitencia en todos los municipios,
lo cual se considera positivo. No obstante, se ve que los progresos están siendo más débiles en
las localidades donde el problema está más agravado, como La Paz.

- 51 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

En cuanto a la sobreedad, en 2018 se registró una tasa de 6.9%, a nivel nacional. En el análisis por
departamento, se observa que, para el mismo período, quien tuvo la mayor tasa fue Morazán
con 9.1%, seguido por Cabañas y San Vicente, con 8.9% y 8.6% respectivamente. Mientras se
observa los menores niveles en San Salvador (5.6%) y Ahuachapán (6.0%). En el período de 2014
y 2018, se dio una mejora en todos los departamentos en este indicador. Sin embargo, fueron
Usulután, La Paz y Sonsonate los que presentaron un mayor progreso en cuanto a sobreedad,
con una reducción de 2.5%, 2.4% y 2.4%, de forma respectiva.

Por último, en 2018, se observa una tasa de aprobación de 92.5%, a nivel nacional. La Libertad
(94.0%), Cuscatlán (93.8%) y San Salvador (93.4%) tuvieron las mayores tasas de aprobación.
Mientras, Santa Ana (4.1%), Ahuachapán (3.8%) y San Vicente (3.5%) presentaron los niveles
más altos de reprobación. Una vez más, se registraron mejoras en los niveles de aprobación
en todos los departamentos del país, pero se continuó observando las principales mejoras en
los departamentos con los mejores resultados. Los avances en las zonas con los indicadores
relativamente buenos dan muestra de un problema de planificación o implementación
deficiente, que no avanza en la consecución de la realización progresiva del derecho a la
educación.

Mapa 4. Tasa de repetición estudiantil (2018) y su evolución, 2014-2018, por departamento

Fuente: Icefi/Fespad con base en (Mined, 2019)

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Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD

Mapa 5. Tasa de sobreedad estudiantil (2018), y su evolución (2014-2018)

Fuente: Icefi/Fespad con base en (Mined, 2019)

Mapa 6. Tasa de deserción estudiantil (2018) y su evolución (2014-2018)

Fuente: Icefi/Fespad con base en (Mined, 2019)

- 53 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

Mapa 7. Tasa de aprobación estudiantil (2018) y su evolución (2014-2018)

Fuente: Icefi/Fespad con base en (Mined, 2019)

Mapa 8. Tasa de reprobación (2018) y su evolución (2014-2018)

Fuente: Icefi/Fespad con base en (Mined, 2019)

- 54 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD

Diagnóstico de riesgos asociados a las


3.
condiciones de vivienda

El acceso a una vivienda digna es un derecho reconocido en el Pacto Internacional de


Derechos Económicos, Sociales y Culturales. En su Observación General 4, el Comité de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales de la ONU (CDESC), establece que este derecho implica:
seguridad jurídica de la tenencia de la tierra, disponibilidad de servicios, materiales, instalaciones
e infraestructura, asequibilidad, habitabilidad, accesibilidad, ubicación y adecuación cultural.

A partir de la información disponible, un indicador importante es el de hacinamiento, el cual


permite evaluar la calidad de vida en los hogares. Quienes se encuentran en estas condiciones
presentan mayor riesgo de sufrir violencia doméstica, desintegración familiar o bajo rendimiento
escolar, entre otros (Digestyc, 2019). Con fines estadísticos, el hacinamiento se mide como
la proporción de hogares en donde viven 3 o más personas por dormitorio exclusivo. A nivel
nacional, en 2018, el 40.9% de los hogares vive en esta condición; lo que refleja un deterioro,
pues en 2014, únicamente 23.4% de los hogares vivían en esta condición. El área rural es en
donde más se sufre de este flagelo, pues en 2018, el 57.0% de los hogares vive en esta situación;
mientras que en el área urbana se presenta en el 31.5% de los hogares. En ambas áreas se
evidencia el agravamiento de este indicador: en 2014, únicamente en el 17.3% y el 38.0% de los
hogares urbanos y rurales, respectivamente, sufrían de esta situación.

El material de las viviendas revela mucho sobre las condiciones de vida de quienes habitan
en esos hogares. Sobre el material de las paredes, se observa que persiste una proporción
importante que utilizan el adobe; principalmente en el área rural. Ello preocupa debido a que las
casas de adobe se asocian con vulnerabilidad sísmica de la estructura, pues hay factores como
las irregularidades en planta y en altura, la distribución inadecuada de los muros en planta y la
pérdida de la verticalidad, que contribuyen a aumentar dicha vulnerabilidad (Yamín, Phillips,
Reyes, & Ruiz, 2007). Sin embargo, la proporción de casas con paredes de sistema mixto, ha
crecido en un 6.82% de 2006 a 2018, hasta representar el 76.8% de los hogares del país, siendo
una proporción aún mayor en las áreas urbanas (87.7%).

- 55 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

Gráfica 21. El Salvador: Evolución de la materialidad de las viviendas,


según materiales de la pared, 2006-2018
100

6.1
7.9
7.9

12.6
15.3
14.5
80

23.7
29.5
25.8
60

87.7
85.1
84.3

76.8
40

73.2
71.9

57.9
50.9

50.5
20

0
Total Urbano Rural Total Urbano Rural Total Urbano Rural
país país país
2006 2012 2018

Mixto Bahareque Adobe


Fuente: Icefi/Fespad con base en Digestyc (2019)

Gráfica 22. El Salvador: Hogares en viviendas con piso de tierra, porcentaje, 2006-2018
45 40.1
40 37.1
35
28.7
30
25 20.2 18.7
20
14.5
15
8.5 9.2
10 6.2
5
0
2006 2012 2018
Fuente: Icefi/Fespad con base en Digestyc (2019)
Total país Urbano Rural

- 56 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD

En el caso del piso de tierra, se observa que la proporción que usa este material se ha ido
reduciendo, pasando de 40.1% en 2006 a 28.7% en 2018; Cattaneo, Galiani, Gertler, Martínez,
& Titiunik, (s.f.) considera este tipo de pisos como un indicador primario de pobreza; que tiene
repercusiones en el bienestar y la salud de los miembros del hogar por las bacterias y parásitos
encontrados en él. Sin embargo, para el año 2018, el ladrillo de cemento, el cemento y el ladrillo
cerámico fueron los principales materiales utilizados en el piso, con proporciones de 38.2%, 25.8%
y 20.9%, respectivamente. Mientras que el material predominante en el techo de la vivienda,
destaca que 52.7% utiliza lámina metálica y 36.7% teja de barro o cemento; siempre permeando
claras desigualdades, por área de residencia.

En cuanto a la forma de tenencia de la vivienda, entre 2009 y 2018 se ha visto disminuido el


porcentaje de hogares propietarios de vivienda, al pasar de 68.3 a 65.7%. Para 2018, al analizar
a mayor profundidad, a nivel nacional el 52.8% de los hogares son propietarios de sus viviendas,
el 6.2% son propietarios en terreno privado, el 4.1% son propietarios, pero aún están pagando
su vivienda, el 2.6% son propietarios en terreno público, el 20.4% son ocupantes gratuitos y el
13.4% son inquilinos (Digestyc, 2019). En cuanto al área geográfica, en la urbana, los hogares
propietarios ascendieron a 49.3%, los inquilinos (19.8%), ocupante gratuito (19.2%), propietarios,
pero aun pagando (6.0%). En el área rural son principalmente propietarios (60.1%), ocupante
gratuito (23.0%), propietarios en terreno privado (10.5%).

Gráfica 23. El Salvador: Porcentaje de hogares propietarios de vivienda, 2009-2018


69.0
68.3 68.4
68.0 68.0
67.5
67.0
66.4
66.0
65.7 65.7
65.4
65.0
64.0 64.0
63.7
63.0
62.0
61.0
2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018

Fuente: Icefi/Fespad con base en Digestyc (2019) y Gobierno de El Salvador (2019)

- 57 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

Tabla 9. El Salvador: Hogares por materialidad de la vivienda,


según área de residencia, 2018

Fuente: Icefi/Fespad con base en Digestyc (2019)

Diagnóstico de riesgos asociados al trabajo


4.
y a la seguridad social

A nivel mundial, el continente americano es uno de los que tiene mayor cobertura efectiva de
protección social. La principal fortaleza del continente, en cuanto a cobertura, es en los adultos
mayores, solo superado por Europa y Asia Central; mientras la principal debilidad se da en los
programas dirigidos hacia personas desempleadas y vulnerables cubiertas por asistencia social.
Sin embargo, no deben dejar de visibilizarse las heterogeneidades existentes en el continente.
De acuerdo al Índice de Protección Social, en 2012, El Salvador fue uno de los países con menor
cobertura, comparado con otros países con sistemas de protección más integrales como
Uruguay, Chile, Costa Rica, Argentina y Brasil (Ocampo & Gómez-Arteaga, 2016); ello se debe
principalmente a las características estructurales de sus mercados laborales caracterizados por
una más limitada extensión del trabajo asalariado (OIT, 2018).

- 58 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD

Debido a que la población salvadoreña es predominantemente joven, las personas en edad


de trabajar (PET)5, en 2018, ascendieron a 4.9 millones; es decir, el 73.8% de la población total
del país. Alrededor del 63.4% de la PET reside en el área urbana mientras que el 36.6% lo hace
en el área rural. En cuanto a la desagregación por sexo se observa que el 54.3% de la PET son
mujeres y el 45.7% son hombres. Por su parte, la fuerza laboral o población económicamente
activa (PEA), que son quienes reciben alguna retribución económica por su labor (ocupados),
tanto en el sector formal como en el informal, y quienes se encuentran buscando trabajo
(desempleados), ascendió a 3.0 millones en 2018; lo cual representa el 61.3% de la PET y 45.2%
de la población total, 59.2% de ellas son hombres y solamente el 40.8% son mujeres. Esto refleja,
que una proporción importante de la PET, 38.7%, es decir, 1.8 millones de personas, por razones
de naturaleza distintas, como el estudio o dedicación al cuidado de miembros de la familia, en
2018, se ubican fuera del mundo laboral, conformando la población económicamente inactiva
(PEI) de El Salvador. Ello, además, refleja el crecimiento de la población inactiva, pues para
1998, la población de inactivos representaba el 22.8% de la población total.

Un análisis más profundo refleja cómo destacan primordialmente las mujeres en la denominada
“inactividad” por las estadísticas oficiales, pues más del 75.7% de la PEI está conformada por
ellas; reflejando que aún falta avanzar en la igualdad de género. Pues, como se evidencia en los
datos del Banco Central de Reserva, las mujeres realizan la mayoría del trabajo no remunerado
(80% del total), que incluye trabajo doméstico, cuidado de menores de edad en el hogar y
de otros familiares de forma gratuita, mantenimiento de la vivienda, entre otros; por lo que se
ven obligadas a desvincularse del mundo laboral. Este fenómeno es muy perjudicial para las
mujeres; en el corto plazo por la carencia de ingresos laborales, pero a largo plazo, porque se
traduce en desprotección social y en menores pensiones. Por justicia social, y por ser parte de
los compromisos contenidos en los ODS, el país tiene el reto de reconocer y valorar el trabajo
de cuidado y el trabajo doméstico no remunerado por medio de servicios públicos, políticas de
protección social y un sistema nacional de cuidados que reconozca, reduzca y redistribuya la
carga de tiempo y trabajo que realizan sobre todo las mujeres; considerando que dicho trabajo
sin retribución salarial representó en 2010, el 18.3% de PIB, equivalente a USD3,925 millones, 14.5%
siendo el aporte de las mujeres (BCR, 2017).

5
La PET la conforman las personas de 16 años en adelante, que es la edad mínima, que de acuerdo con la legislación y normas
nacionales, con que se considera a las personas como aptas para incorporarse a las actividades productivas (Digestyc, 2019).

- 59 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

Gráfica 24. Mundo: Cobertura efectiva de protección social, por región y grupo
de población, como porcentaje, 2017
Europa y Asia Central

Adultos mayores 95.2


Personas desempleadas 42.5
Personas con discapacidad severa 86.7
Madres de recién nacidos 81.4
Niños 87.5
Población cubierta por al menos un beneficio de protección social 84.1
Personas vulnerables cubiertas por la asistencia social 16.4
Adultos mayores 55.2
Asia y el Pacífico

Personas desempleadas 22.5


Personas con discapacidad severa 9.4
Madres de recién nacidos 33.4
Niños sin datos
Población cubierta por al menos un beneficio de protección social 38.9
Personas vulnerables cubiertas por la asistencia social 38.7
Adultos mayores 86.2
Personas desempleadas 16.7
América

Personas con discapacidad severa 72.9


Madres de recién nacidos 68.6
Niños 66.2
Población cubierta por al menos un beneficio de protección social 67.6
Personas vulnerables cubiertas por la asistencia social 9.5
Adultos mayores 29.6
Personas desempleadas 5.6
África

Personas con discapacidad severa Sin datos


Madres de recién nacidos 15.8
Niños 15.9
Población cubierta por al menos un beneficio de protección social 17.8
Personas vulnerables cubiertas por la asistencia social 24.7
Adultos mayores 67.9
Personas desempleadas 21.8
Mundo

Personas con discapacidad severa 27.8


Madres de recién nacidos 41.1
Niños 34.9
Población cubierta por al menos un beneficio de protección social 45.2
0 20 40 60 80 100

Fuente: Icefi/Fespad con base en OIT (2017)

Gráfica 25. El Salvador: Evolución del desempleo, por características seleccionadas, 2006-2018
10
9
9.6

8
8.7
8.7
8.5
8.3

7
7.6

7.6
7.5

7.5
7.2
7.1
Porcentaje

6
6.9
6.8
6.7
6.6

6.3

6.1

5
5.7

5.6
5.2
5.1

5.1

4
4.7
4.6

4.6

3
3.6

2
1
0
2006
2010
2014
2018

2006
2010
2014
2018

2006
2010
2014
2018

2006
2010
2014
2018

2006
2010
2014
2018

2006
2010
2014
2018

2006
2010
2014
2018

Total país Urbano Hombres (urbano) Mujeres (urbano) Rural Hombres (rural) Mujeres (rural)

Fuente: Icefi/Fespad con base en Digestyc (varios años).

- 60 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD

Por otro lado, preocupa que, para 2018, 101,921 niños y niñas entre 5 y 17 años de edad realizan
actividades económicas. De acuerdo a Unicef (2019), el trabajo infantil debe ser erradicado
ya que «priva a los niños y niñas de su derecho a la educación y el juego, los expone a abusos
y violencia, refuerza ciclos de pobreza y profundiza la inequidad social». Además, 69.3% del
trabajo infantil era considerado riesgoso para su bienestar mental, físico, social o moral para la
niñez y adolescencia. Desde 2014, se han observado mejoras en este indicador, pasando de
8.7% a 6.8% en 2018. Cabe resaltar que los principales progresos se han registrado en los niños,
en quienes se ha reducido la tasa en 21.8%, mientras que en las niñas solo un 10.9%.

Gráfica 26. El Salvador: Tasa de trabajo infantil, por sexo, 2014-2018.


15 12.6

12.6

12.5
12.2
10

9.4
8.9
8.7

8.5

8.4

5
6.8

4.9
4.6

4.4

4.3

4.1
0
Total Hombres Mujeres
2014 2015 2016 2017 2018
Fuente: Icefi/Fespad con base en Digestyc (varios años).

Las personas que ya tienen una ocupación en el mercado laboral, ascendieron a 2.8 millones en
2018, lo cual representa 93.7% de la PEA comparado con 93.0% en 2014. Mientras que aquellos
que están desempleados suman 190 mil en 2018, reflejando una tasa de desempleo de 6.3%
a nivel nacional, comparado con una de 7.0% en el 2014. En la gráfica 25, puede observarse
que, a nivel general, hubo un pequeño deterioro de 0.3% entre 2006 y 2018, que también se
refleja en el área urbana, a diferencia del área rural donde hay notorias mejoras en la tasa de
desempleo. No obstante, preocupa, que tanto en el área urbana como la rural, las condiciones
de desempleo se hayan agravado para las mujeres. Este hecho es preocupante considerando
que El Salvador no cuenta con programas de atención al desempleo dentro de su sistema de
protección social.

Sin embargo, las endebles condiciones del mercado laboral se reflejan más adecuadamente
al considerar que los empleos generados son poco productivos y altamente informales. En un
contexto como el salvadoreño donde se cuenta con una limitada cobertura de protección
social, con beneficios de la seguridad social insuficientes o incluso inexistentes, y donde los
salarios y las pensiones son bajos, las personas tienden a buscar empleo informal con el fin de
sustentarse denotando la falta de oportunidades de trabajo para las familias, dificultando sus
oportunidades para progresar.

- 61 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

Por este motivo, la tasa de desempleo es insuficiente para explicar la situación del mercado
laboral, pues no refleja fielmente los déficits en el empleo decente. Además, «una carencia
persistente de oportunidades de trabajo decente, inversiones insuficientes y bajo consumo
producen una erosión del contrato social que es el fundamento de las sociedades democráticas:
el derecho de todos a compartir el progreso» (OIT, 2019: párrafo 1). Este factor también resulta
clave para explicar las migraciones internas y externas; de acuerdo con Colef (2019), el 62.4%
de los migrantes en la frontera sur de México, argumentan la falta de empleo o crisis económica
como la razón de migración, aunado del 11.5% de las personas migrantes afirman que su motivo
obedece a los ingresos bajos o malas condiciones de trabajo.

Gráfica 27. El Salvador: Evolución del subempleo, por tipo y sexo, 2006-2018
35
30
33.3
33

31

25

29.7
28.9

28.7

28.2
27.8
27.6

26.8
20

25.3
24.9

24.5
22.7
22.6

22.5
15
6.0

10
6.3

7.1
6.8
6.8
5.7

5.8
4.3

3.8

5.1
4.7

4.9

5
0
2006
2010
2014
2018

2006
2010
2014
2018

2006
2010
2014
2018

2006
2010
2014
2018

2006
2010
2014
2018

2006
2010
2014
2018

2006
2010
2014
2018
Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres
Nacional Visible Invisible

Nota: El subempleo corresponde al área urbana. Se excluye servicio doméstico. De 2001 hasta
2006 se tomó en cuenta a personas de 10 años y más y de 2007 en delante de 16 años.
Fuente: Icefi/Fespad con base en Digestyc (varios años).

El subempleo evidencia estos déficits de trabajo decente, al estar conformado por aquellos
grupos de personas ocupados, que estando dispuestas y disponibles para aumentar su tiempo
de trabajo, trabajan involuntariamente menos de 40 horas semanales, los denominados
subempleados visibles; y también lo conforma quienes en su ocupación tienen dificultades para
obtener una retribución que alcance al menos para el salario mínimo, al subgrupo que se le
llama desempleo invisible (Digestyc, 2019).

De acuerdo con la OIT (2019), el subempleo sugiere un desajuste entre la oferta y la demanda de
mano de obra, que se traducen en una necesidad insatisfecha de empleo entre la población.
En El Salvador, se observa que este indicador es bastante elevado, alcanzando 33.3% de la PEA,
mayor a la tasa registrada en el 2006, aunque ha mostrado leves mejoras con respecto al 2014.

- 62 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD

Sin embargo, pese al incremento que ha sufrido, la tasa de subempleo visible es relativamente
baja, ascendió a 5.7% en el 2018; aunque en el caso de las mujeres, llegó a alcanzar 6.8%. Por
el otro lado, el invisible, es más de 5 veces superior al visible. La tasa de subempleo invisible, a
pesar de haberse reducido entre 2006 y 2010, muestra una tendencia al alza en los últimos años;
pasando de 22.6%, en 2010, a 27.6%, en el 2018. Es importante resaltar que esta realidad suele
ser aún más elevada dentro de los jóvenes menores de 24 años.

Lo anterior muestra que hay mayores riesgos entre los jóvenes de que sus derechos sean
vulnerados en el mercado laboral. En la proporción de jóvenes que no estudian ni trabajan,
denominados como NINIS, se refleja el potencial de participante dentro de la fuerza laboral,
que no está siendo absorbido por el mercado laboral. Sin embargo, en los países en desarrollo
como El Salvador, también es una señal de crecimiento limitado de los empleos dentro de
un país, lo cual obliga a los jóvenes a mantenerse dentro de la población económicamente
inactiva o a migrar al exterior (OIT, 2015). En El Salvador, hay una amplia proporción de población
denominada «NINI» (ni estudia ni trabaja), un fenómeno que se concentra más en las mujeres,
en quienes representa un 39.1% de la población respecto de un 14.5% en sus pares hombres. El
Grupo Mundial sobre Migración (2014) sostiene que un contexto de alto desempleo juvenil y de
falta de creación de empleos dignos en el país de origen, ocasiona la migración de los jóvenes,
es decir, que la probabilidad de migrar incrementa entre los jóvenes NINI.

Gráfica 28. El Salvador: Proporción de jóvenes que no estudian ni trabajan, por sexo (2009 -2018)
45
40
41.7

41.2

41.0
40.3
40.2
40.1

39.6

35
39.1
39.0

37.9

30
25
28.9

28.5
28.5

28.4
28.2
27.2

27.2
26.0
25.9

25.4

20
15
16.1

15.6
15.5

15.4

14.9

14.5

10
13.6

12.9

12.8
12.3

5
0
2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018
Total Hombres Mujeres
Fuente: Icefi/Fespad con base en OIT (2019)

- 63 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

Por otro lado, la informalidad da insumos para una visión más crítica sobre la calidad del
empleo en una economía. En El Salvador, se observan tasas muy elevadas de empleo informal,
principalmente de personas que trabajan por cuenta propia. Esto ejemplifica la precarización
de condiciones laborales, y la desprotección de una proporción exagerada de los ocupados
del país. De acuerdo a las estimaciones de OIT (2019), El Salvador se ubicó como el tercer país
con tasas más altas de empleo informal no-agrícola en Centroamérica, alcanzando 62.9% en
2018, solo superado por Honduras (con 75.6% en 2017) y Guatemala (con 72.8% en 2017).

Gráfica 29. El Salvador: Tasa de empleo informal, 2005-2018


50.0
48.9 49.1
48.0 48.2 48.5
47.7 48.0 47.7
47.3
46.7 46.7
46.0
Porcentaje

44.0
42.3 42.7 42.5
42.0 41.6
40.0

38.0

36.0
2005

2006

2007

2008

2009

2010

2011

2012

2013

2014

2015

2016

2017

2018
Fuente: Icefi/Fespad con base en Digestyc (2019)

Las condiciones laborales son relevantes. Los ingresos son vitales para los trabajadores, ya que
su poder adquisitivo y su nivel de vida están en función de aquellos. Según la OIT (2019), los
ingresos son la remuneración bruta en efectivo y en especie que se paga a los empleados en
intervalos regulares, por el tiempo trabajado o por el trabajo realizado. En el siguiente gráfico,
se observa que entre 2014 y 2018, el ingreso real por hogar al mes se ha incrementado 8.2%, y
aunque se han mantenido las brechas de los ingresos en las áreas de residencia, se ha registrado
un crecimiento de 15.2% en el área rural, comparado con el 6.9% del área urbana. También
puede evidenciarse la importancia de las remesas familiares en el ingreso del hogar receptor,
pues en promedio, de 2014 a 2018, estas han aportado el 34.9% a los ingresos mensuales por
hogar; contribuyendo a financiar los gastos familiares en conceptos de consumo, educación,
salud, vivienda, en ocasiones de negocios familiares, entre otros. El efecto de las remesas
sobre los ingresos de los hogares es más pronunciado en el sector rural, donde en promedio ha
representado el 48.0%.

- 64 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD

Gráfica 30. El Salvador: Ingreso por hogar mensual (USD) y aporte de remesas
(porcentaje de ingresos mensuales por hogar)
800 60%

700
50%

600

40%

% ingresos mensuales
500

Ingreso (USD)
400 30%

300
20%

200

10%
100

0 0%
2005

2006

2007

2008

2009

2010

2011

2012

2013

2014

2015

2016

2017

2018
Ingreso (total) Ingreso (urbano) Ingreso (rural) Aporte remesas (total) Aporte remesas (urbano) Aporte remesas (rural)

Fuente: Icefi/Fespad con base en Digestyc (2019)

No obstante, la desigualdad de ingresos dentro del país es alta. Por ejemplo, la tabla 10 muestra
la marcada desigualdad de género en los ingresos: en 2018, las mujeres obtuvieron, en promedio
lo equivalente al 83.0% del salario mensual en relación al 100% que recibieron los hombres.
Asimismo, se observan diferencias grandes de acuerdo a la rama de actividad económica,
pues quienes se dedicaron a los servicios domésticos obtuvieron el 25.3% del salario promedio
mensual de quienes trabajaron en actividades de organizaciones y órganos extraterritoriales.
En cuanto a las diferencias por condición socioeconómica, se observa en la gráfica 28, que el
25.5% de personas que pertenecen a los dos deciles más ricos concentran alrededor de 45.3%
del ingreso total, mientras que el 31.9% de los deciles más pobres, retienen únicamente el 16%
de los ingresos; no obstante, se observa que de 2013 a 2018, los ingresos de los dos deciles más
ricos ha sufrido una leve reducción de 3.5 puntos porcentuales.

Tabla 10. El Salvador: Salario promedio mensual en dólares de los ocupados,


por sexo, según rama de actividad económica, 2018
Rama de actividad económica Total Hombre Mujer
Hogares con servicios domésticos 159.41 244.19 147.96
Agricultura, ganadería, caza y silvicultura 168.54 168.47 169.21
Explotación de minas y canteras 255.05 251.44 300
Pesca 272.56 276.32 222.8
Comercio, hoteles y restaurantes 308.7 367.08 265.8
Industrias manufactureras 314.1 352.14 267.91
Construcción 325.52 323.84 377.49
Transporte, almacenamiento y comunicaciones 350.04 347 371.07
Servicios comunales sociales y de salud 390.12 437.75 360.14
Intermediación financiera, inmobiliarias 432.49 446.3 402.99
Suministro de electricidad, gas y agua 461.22 508.45 313.28
Administración pública y defensa 519.67 514 534.81
Enseñanza 569.92 604.92 550.57
Actividades de organizaciones y órganos
629.09 640.95 618.51
extraterritoriales
Total 326.87 352.64 293.05
Fuente: Icefi/Fespad con base en Digestyc (2019)

- 65 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

Gráfica 31. El Salvador: Población e ingresos por deciles de riqueza, 2012-2018

100%

90%

80%
47.0 48.8 47.4 46.7 46.3 45.3 45.3
70%

60%

50%

40%
37.5 37.3 37.5 37.9 38.6 38.7
36.4
30%

20%

10%
15.5 14.9 15.3 15.8 15.8 16.1 16.0

0%
2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018

Cuatro deciles más pobres Cuatro deciles medios Dos deciles más ricos

Fuente: Icefi/Fespad con base en Digestyc (2019)

No obstante, como se ve en la tabla 11, aunque los salarios mínimos ya no son menores al costo
de la canasta básica de alimentos de un hogar, como era el caso en el área rural entre el 2014
y 2016, aún continúan siendo muy bajos; principalmente considerando el nivel de informalidad
del empleo y el trabajo no remunerado de las mujeres, en donde los ingresos son menores
al salario mínimo. Es importante velar por ingresos adecuados, ya que de acuerdo a Urdinola
(2019), la ventaja demográfica del bono se pierde si se mantienen bajos ingresos.

Tabla 11. El Salvador: Brecha entre el salario mínimo (SM) y el costo de la canasta
básica de alimentos (CBA), urbano y rural en dólares, 2014-2019
Año Brecha SM - CBA urbano Brecha CBA- SM rural
2014 23.10 -13.32
2015 17.69 -19.04
2016 18.24 -17.10
2017 50.91 43.30
2018 49.84 38.20
2019 48.77 38.29
Fuente: Icefi/Fespad con base en Gobierno de El Salvador (2019)

- 66 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD

En 2018, de cada 100 personas ocupadas, 35 no estaban afiliadas o cubiertos por algún sistema
de seguridad social público o privado. De 2014 a 2018, se registró un modesto crecimiento de
apenas 0.4 puntos porcentuales en la cobertura de seguridad social. Se observan grandes
heterogeneidades entre áreas de residencia, pues en el área rural apenas el 18.6% de la
población ocupada estaba cubierto por un sistema de seguridad social; en comparación con
el 44.1% de sus pares en las áreas urbanas. Entre 2014 y 2018, en el área rural se registró una leve
mejora de 3 puntos porcentuales en la cobertura, mientras que en el área urbana se registró
un deterioro de medio punto porcentual. Por otra parte, se observa que el 36.7% de las mujeres
ocupadas están cubiertas por un sistema de protección social mientras que ese porcentaje en
hombres es de 34.3%. Esto deja entrever las grandes brechas del sistema de protección social
que aún no cubre a una gran proporción de salvadoreños.

Gráfica 32. El Salvador: Cobertura de seguridad social, como porcentaje de


la población ocupada, 2014-2018
100
90
80
70 55.4 55.9 63.7 63.3
65.1 64.7 66.2 65.7
60 84.4 81.4
50
40
30
20 44.6 44.1 36.3 36.7
34.9 35.3 33.8 34.3
10 15.6 18.6
0
2014 2018 2014 2018 2014 2018 2014 2018 2014 2018
Rural Urbano Hombre Mujer
Nacional Área de residencia Sexo

Cubierto No cubierto

Fuente: Icefi/Fespad con base en Digestyc (2019)

La OIT (2017:83) afirma que «las pensiones para las mujeres y los hombres de edad constituyen el
mecanismo más frecuente de protección social en el mundo y un elemento clave de la meta
1.3 de los ODS (de erradicar la pobreza)». No obstante, para muchas personas este derecho
a la protección social de los adultos mayores aún no se ha materializado y pese a superar la
edad de jubilación no perciben una pensión contributiva o no contributiva. En El Salvador, para
2018, un total de 3.4 millones de personas se encontraban afiliados a algún sistema de previsión
social desde abril de 1998, lo cual representa un crecimiento de 20.8% con respecto al 2014. Del
total de las personas afiliadas al sistema previsional, 94.0% corresponden al Sistema de Ahorro
para Pensiones (SAP) y únicamente un 6.0% corresponde al Sistema de Pensiones Público (SPP),
fruto de la privatización del sistema previsional. En el período de 2014 a 2018, el SPP y el SAP han
registrado un incremento en sus afiliados de 11.0 y 22.0% respectivamente.

- 67 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

Tabla 12. El Salvador: Población afiliada y cotizante de sistema previsional (2014-2018)


Variación
Concepto 2014 2018
Absoluta Relativa
Población afiliada (desde abril 1998 hasta fin de período),
afiliados con Número Único Previsional asignado 2,826,021 3,414,050 588,029 20.8%
Sistema de Pensiones Público (SPP) 1/ 183,747 203,354 19,607 11%
INPEP 83,798 86,861 3,063 4%
UPISSS 99,949 116,493 16,544 17%
Sistema de Ahorro para Pensiones (SAP) 2,642,274 3,210,696 568,422 22%
AFP Confía, S.A. 1,239,021 1,521,224 282,203 23%
AFP Crecer, S.A. 1,403,253 1,689,472 286,219 20%
Población cotizante (mes de recaudación)
Población cotizante del SPP 2 13,661 7,641 -6,020 -44%
INPEP 10,366 6,012 -4,354 -42%
UPISSS 3,295 1,629 -1,666 -51%
Población cotizante del SAP 660,117 727,273 67,156 10%
AFP Confía, S.A. 320,579 360,393 39,814 12%
AFP Crecer, S.A. 339,538 366,880 27,342 8%
Relación de población afiliada respecto a población total 44.9 51.9 6.9
del país (En % a fin de período)
SPP 2.9 3.1 0.1
INPEP 1.3 1.3 (0.0)
ISSS 1.6 1.8 0.2
SAP 42.0 48.8 6.8
AFP Confía, S.A. 19.7 23.1 3.4
AFP Crecer, S.A. 22.3 25.7 3.4
Relación de población afiliada respecto a la PEA (En % a
fin de período) 101.1 115.3 14.2
SPP 6.6 6.9 0.3
INPEP 3.0 2.9 (0.1)
ISSS 3.6 3.9 0.4
SAP 94.5 108.4 13.9
AFP Confía, S.A. 44.3 51.4 7.1
AFP Crecer, S.A. 50.2 57.1 6.9
Fuente: Icefi/Fespad con base en Superintendencia del Sistema Financiero (2015; 2019)

De acuerdo a los datos de la Superintendencia del Sistema Financiero presentados en la tabla


12, dentro del sistema de pensiones público, para el 2018, el 57.3% de los afiliados corresponden
a la Unidad de Pensiones Instituto Salvadoreño del Seguro Social (UPISSS) y un 42.77% al Instituto
Nacional de Pensiones de los Empleados Públicos (INPEP).

En la tabla 13, se puede observar que, según estimaciones de la Digestyc (2019), para 2018,
en el área metropolitana de San Salvador, el 53.1% de población no estaba cubierta por el
Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS), un problema que afecta al 57.2% de las mujeres
metropolitanas y 49.6% de los hombres de dicha área. También resalta que, del total de
personas ocupadas en el sector formal, únicamente 68.9% de ellos se encuentra cubierto por
el ISSS, siendo, en orden de importancia, los asalariados permanentes (82.6%) y los patronos
(34.5%) quienes tienen cobertura de estos servicios públicos de seguridad social; a la vez que
los aprendices, los trabajadores por cuenta propia y los asalariados temporales registraron una
cobertura del seguro social más baja. Esto evidencia que, contrario a lo que se esperaría, aún
existen rezagos muy grandes de seguridad social dentro del empleo formal. Respecto al empleo
informal, coherente con lo que se esperaría a priori, el 94.1% no se encuentra afiliada a este
sistema, y fueron los patronos la categoría ocupacional que más cobertura del ISSS registró en el
2018; solamente para el caso de las mujeres se observa que la mayor proporción cubiertas por
el ISSS son asalariadas temporales (12.8%).

- 68 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD

Tabla 13. El Salvador: Personas ocupadas del área metropolitana, por sector de ocupación
y cobertura del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS), según sexo y
categoría ocupacional, 2018.
Sector de ocupación y cobertura ISSS
Total Formal Informal
Sexo y categoría
No No No
ocupacional
Total Cubierto cubierto Cubierto cubierto Cubierto cubierto
(cantidad) (%) (%) Total (%) (%) Total (%) (%)
Total 750,611 46.9% 53.1% 488,855 68.9% 31.1% 261,756 5.9% 94.1%
Patrono 33,818 22.8% 77.2% 16,052 34.5% 65.5% 17,766 12.2% 87.8%
Cuenta Propia 207,862 2.4% 97.6% 55,563 1.3% 98.7% 152,299 2.7% 97.3%
Asal. Permanente 466,593 72.0% 28.0% 397,796 82.6% 17.4% 68,797 11.2% 88.8%
Asal. Temporal 41,541 8.9% 91.1% 19,091 12.2% 87.8% 22,450 6.1% 93.9%
Aprendiz 748 100.0% 304 100.0% 444 100.0%
Otros 49 100.0% 49 100.0% -
Hombres 410,866 50.4% 49.6% 278,860 71.0% 29.0% 132,006 7.0% 93.0%
Patrono 25,100 20.2% 79.8% 11,912 28.4% 71.6% 13,188 12.8% 87.2%
Cuenta Propia 85,082 3.5% 96.5% 20,544 3.3% 96.7% 64,538 3.5% 96.5%
Asal. Permanente 270,718 72.6% 27.4% 232,829 82.4% 17.6% 37,889 12.4% 87.6%
Asal. Temporal 29,218 8.6% 91.4% 13,271 14.9% 85.1% 15,947 3.3% 96.7%
Aprendiz 748 100.0% 304 100.0% 444 100.0%
Otros - - -
Mujeres 339,745 42.8% 57.2% 209,995 66.3% 33.7% 129,750 4.8% 95.2%
Patrono 8,718 30.3% 69.7% 4,140 52.1% 47.9% 4,578 10.6% 89.4%
Cuenta Propia 122,780 1.6% 98.4% 35,019 0.2% 99.8% 87,761 2.1% 97.9%
Asal. Permanente 195,875 71.3% 28.7% 164,967 82.8% 17.2% 30,908 9.8% 90.2%
Asal. Temporal 12,323 9.6% 90.4% 5,820 6.1% 93.9% 6,503 12.8% 87.2%
Aprendiz - - -
Otros 49 100.0% 49 100.0% -
Nota: excluye familiares no remunerados y servicio doméstico
Fuente: Icefi/Fespad con base en Digestyc (2019)

Por otro lado, respecto al SAP, la tabla 14 muestra que, el 47.4% del universo de afiliados cotiza
con la Administradora de Fondos de Pensiones (AFP), Confía, S.A. y el 52.6% con la AFP Crecer,
S.A. En el caso de la AFP Confía, S.A., entre 2004 y 2018, ha tenido un crecimiento de 23%
en sus niveles de afiliación; mientras la AFP Crecer, S.A., ha tenido un crecimiento inferior, de
20%. No obstante, únicamente el 22.7% del total afiliado, correspondiente al 24.6% de la PEA,
efectivamente cotizaron en el período de referencia. Es importante resaltar que, a diferencia
de la cobertura del ISSS, las AFP cubren en su mayoría a trabajadores independientes,
contabilizándose en 2.1 millones de este tipo de cotizantes, que representan el 66.2% de sus
afiliados; y a su vez, solo 47.32% de sus afiliados son mujeres.

Tabla 14. El Salvador: Cantidad de afiliados de SAP, por sexo y AFP, 2018

Fuente: Icefi/Fespad con base en Superintendencia del Sistema Financiero (2015; 2019).

- 69 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

Tabla 15. El Salvador: Rentabilidad del fondo conservador y del fondo especial de retiro (%);
promedio de los últimos 36 meses, al 31 de diciembre de 2018

Fuente: Icefi/Fespad con base en Superintendencia del Sistema Financiero (2019)

Otro desafío en materia previsional es la baja rentabilidad que obtienen los cotizantes, entre
2016 y 2018, la del fondo conservador fue de 3.66% en términos reales, y la del fondo especial
de retiro fue de 3.56%. Adicionalmente, y derivado de los bajos salarios, los montos de cotización
también son bajos. En 2018, el ingreso base de cotización promedio mensual de los cotizantes
AFP fue de USD666.0; el de la AFP CONFIA fue superior a la de CRECER, con USD693.0 y USD638.0,
respectivamente, lo cual limita las posibilidades de obtener una pensión digna.

Los afiliados de las AFP se concentran en los grupos de edades de 25 y 29 años, que representa
el 16.5%; 20 y 24 años (16.4%) y 30 y 34 años (14.6%). En el período 2014 - 2018, se ha registrado
un crecimiento de 14.9% de afiliados entre el grupo de edad de 30 y 34 años; 11.6% en el grupo
de 55 y 59 años; y 10.3% entre las personas de 45 y 49 años.

Tabla 16. El Salvador: Evolución de distribución de afiliados SAP (2014-2018), unidades


Grupos de edades 2014 2018 Variación absoluta Variación relativa
10-14 21 333 312 1485.7%
15-19 107,958 115,529 7,571 7.0%
20-24 465,575 525,542 59,967 12.9%
25-29 467,279 530,590 63,311 13.5%
30-34 390,380 467,403 77,023 19.7%
35-39 387,380 422,114 34,734 9.0%
40-44 294,875 388,497 93,622 31.7%
45-49 214,583 288,426 73,843 34.4%
50-54 149,873 210,815 60,942 40.7%
55-59 89,234 134,126 44,892 50.3%
60-64 48,604 69,682 21,078 43.4%
65-69 21,236 38,193 16,957 79.9%
70-74 4,809 16,488 11,679 242.9%
75-79 304 2,593 2,289 753.0%
80-84 111 236 125 112.6%
85+ 52 129 77 148.1%
Total 2,642,274 3,210,696 568,422 21.5%
Fuente: Icefi/Fespad base en Superintendencia del Sistema Financiero (2015; 2019)

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Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD

Gráfica 33. Evolución de la distribución de afiliados SAP


(% de la población total anual), 2014-2018
120% 16%

14%
100%

12%
Porcentaje de la población 80%

Variación porcentual
10%

60% 8%

6%
40%

4%

20%
2%

0% 0%
30-34

85+
10-14

15-19

20-24

25-29

35-39

40-44

45-49

50-54

55-59

60-64

65-69

70-74

75-79

80-84
Proporción de población afiliada al SAP (2018) Variación 2014-2018 (% población)

Fuente: Icefi/Fespad con base en Superintendencia del Sistema Financiero (2019 y CELADE
(2019)

En cuanto a la distribución geográfica de los afiliados de SAP, en el mapa 9 puede observarse


que San Salvador es el departamento con más afiliados del SAP, con 1.05 millones de personas;
ello representa el 58.2% de su población, por lo que también es el único lugar con un nivel de
cobertura poblacional muy alto. Con un nivel alto, le siguen La Libertad (52.38%), Sonsonate
(49.80%) y Santa Ana (48.8%). Cuscatlán (45.8%), La Paz (45.1%), Ahuachapán (43.9%), San Miguel
(42.3%) y Usulután (40.6%) se ubican dentro de la categoría de cobertura media. Mientras los
que tienen cobertura baja son San Vicente (37.6%), Chalatenango (35.2%) y Cabañas (34.9%);
y finalmente Morazán (32.3%) y La Unión (29.6%) son los que presentan una cobertura muy baja.
Se destaca como positivo que los cambios entre 2014 y 2018, reflejan que fue en los lugares con
cobertura muy baja, donde se dio el mayor crecimiento de la cobertura de SAP. En todos los
departamentos hubo un aumento promedio en la cobertura de 7.4%.

Mapa 9. El Salvador: Evolución de cobertura de SAP por


departamento (% de población total), 2014-2018

Fuente: Icefi/Fespad con base en Superintendencia del Sistema Financiero


(2015; 2019)

- 71 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

Diagnóstico de riesgos asociados


5.
al acceso a la calidad del hábitat

La pobreza también se caracteriza por el predominio de carencias en la calidad del hábitat,


asociadas a la falta de espacios públicos para esparcimiento, la incidencia del crimen y el
delito, y las restricciones causadas por la inseguridad; por lo que el derecho a una vivienda
adecuada también requiere evaluar la calidad del hábitat o el espacio construido en el que
habitan las personas. En El Salvador, los riesgos asociados al acceso a la calidad del hábitat se
refieren a «[…]la imposibilidad de salir de noche, dejar que los niños y las niñas salgan a jugar,
dejar sola la casa, poner un negocio o transitar con libertad debido al clima de inseguridad»
(Gobierno de El Salvador, 2018:22), así como el estar expuesto a daños y riesgos ambientales.

Uno de los problemas sociales que caracterizan la falta de calidad del hábitat son los altos
niveles de violencia. Para 2018, la tasa de homicidios fue de 50 por cada 100 mil habitantes y
se registró un total de 3,340 homicidios, lo que equivale a un promedio de 9 al día, si bien esta
tasa es sumamente inferior a la que el país tuvo en 2015, cuando alcanzó una tasa de 103 por
cada 100 mil habitantes, El Salvador sigue siendo uno de los países más violentos de la región
latinoamericana. Por si fuera poco, el país tiene la tasa más alta de feminicidio en toda América
Latina, con una tasa de 6.8 por cada 100,000 en 2018 (Cepal, 2019). La niñez y adolescencia
tampoco está protegida de ser víctima de homicidios, entre enero y julio de 2019 se registraron
123 homicidios de menores de 17 años, el 91.9% de los cuales correspondió a adolescentes
hombres de entre 12 y 17 años (El Salvador, Conna, 2019), por ello no es de extrañar que El
Salvador se ubica en la quinta posición en el mundo entre los mayores índices de homicidios
infantiles (Save the Children, 2019).

Gráfica 34. El Salvador: Evolución de la tasa de homicidios,


por cada 100,000 habitantes, 2005-2018

100

80

60

40

20

0
2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018
Fuente: Icefi/Fespad con base en Gobierno de El Salvador (2019)

- 72 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD

Durante cuatro años consecutivos, El Salvador ha sido el país con la mayor violencia homicida
en Centroamérica. Sin embargo, existen heterogeneidades dentro de su territorio. Para 2016,
Cuscatlán, Usulután y San Vicente fueron los departamentos más afectados por la violencia,
pues registraron las mayores tasas de homicidios por cada 100,000 habitantes, alcanzando
130.77, 120.76 y 102.78, de forma respectiva. Entre 2014 y 2016, se observó, contrario a las
tendencias mundiales, un aumento significativo en la tasa de homicidio, en casi el 80% del
territorio; únicamente Chalatenango, Cabañas y La Paz registraron una reducción en su tasa de
homicidios, del 13.2, 7.8 y 6.5% respectivamente.

En 2018, todo el país experimentó una reducción considerable en sus tasas de homicidio;
exceptuando Chalatenango, que registró una tasa de homicidio de 38.81, 5.0% superior a la
registrada en 2016. Para 2018, los departamentos con las mayores tasas homicidas, fueron
La Paz (con 59.42), Usulután (55.47) y San Miguel (con 55.21). Además, resalta que Cuscatlán,
Usulután y San Vicente fueron los que tuvieron la mayor reducción en sus tasas de homicidio,
que, a su vez, se encontraban dentro de los territorios más violentos de 2016 al superar la media
nacional. Mientras que Cuscatlán, Ahuachapán y Cabañas fueron los menos violentos en el
2018, con tasas de 47.47, 47.33 y 46.60, respectivamente.

Mapa 10. El Salvador: Tasa de homicidio por cada 100,000 habitantes;


y cambio porcentual, 2014-2018

Fuente: Icefi/Fespad con base en Medicina Legal (2015; 2017; 2019); Digestyc (2015; 2016; 2018)

- 73 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

Asimismo, otro indicador relacionado con este aspecto es la incidencia de crimen y delito, que
se define como el porcentaje de hogares con personas que han sido víctimas de algún crimen
o delito. De acuerdo a los datos oficiales, desde 2014 este indicador ha estado disminuyendo
al pasar de 13 a 8.3% entre 2014 y 2018. También, el porcentaje de hogares en los que sus
miembros consideran que sus libertades de acción son limitadas por el clima de inseguridad han
disminuido, aunque los porcentajes siguen siendo muy altos, en 2014, el 54.4% de la población
tuvo restricciones debido a la inseguridad, para 2018, este porcentaje bajó a 47.4%.

Gráfica 35. El Salvador: Incidencia de crimen y delito, y restricciones


debido a la inseguridad, 2014-2018
70.0
60.0 58.3
54.4
50.0 50.0 47.4
Porcentaje

40.0
30.0
20.0
10.0 13.0 11.8
8.8 8.3
0.0
2014 2016 2017 2018

Incidencia de crimen y delito Restricciones debido a la inseguridad

Fuente: Icefi/Fespad con base en Gobierno de El Salvador (2019)

Uno de los aspectos importantes al momento de hablar de la calidad del hábitat es que las
personas cuenten con espacios públicos de esparcimiento; de acuerdo a Gobierno de El
Salvador (2018) esto implica que en la comunidad donde viven las personas debe haber al menos
uno de los siguientes espacios: parque, instalación deportiva, área de juegos, casa comunal; o,
el espacio no debe ubicarse muy lejos del lugar de residencia y debe haber actividades para
realizar en él.

En El Salvador, conforme han ido pasando los años se ha ido incrementando el porcentaje de
hogares que residen en una comunidad sin acceso a espacios públicos de esparcimiento, al
pasar de 29.8 a 37.5% entre 2014 y 2018. Esto significa que cuatro de cada 10 hogares no cuentan
con espacios para el esparcimiento o estos espacios están muy lejos del lugar de residencia.

- 74 -
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Gráfica 36. El Salvador: Porcentaje de hogares que residen en una comunidad


sin acceso a espacios públicos de esparcimiento, 2014-2018
40.0

35.0

30.0

25.0

20.0
35.8 35.2 37.5
15.0 29.8
10.0

5.0

0.0
2014 2016 2017 2018

Fuente: Icefi/Fespad con base en Gobierno de El Salvador (2019).

Otro aspecto asociado con la calidad del hábitat es la exposición de las personas frente a
riesgos ambientales. Generalmente las estrategias de desarrollo se concentran en la dimensión
económica del mismo, la esfera social suele tener un rol secundario, pero la dimensión
ambiental históricamente ha estado abandonada. El medio ambiente, los recursos naturales
y sus interconexiones con lo económico y lo social, son indispensables para lograr erradicar la
pobreza, reducir las desigualdades y hacer frente a las crisis financieras, alimentarias, climáticas
y energéticas. Sin embargo, la búsqueda del crecimiento económico provoca altos niveles de
degradación ambiental, que a su vez incrementan la vulnerabilidad y el riesgo frente a desastres
naturales, a contaminación, desplazamientos por concesiones forestales, mineras, hídricas o
hidroeléctricas o de otra naturaleza, derrumbes provocados por exceso de presión antrópica,
incidentes en establecimientos industriales, entre otros, afectando los medios de vida, el capital
productivo, la infraestructura social y económica, e incluso la vida humana, especialmente de
las personas en situación de pobreza (PNUD/ONU Ambiente, 2017).

El Salvador históricamente se ha caracterizado por ser un país vulnerable en términos


ambientales y cuyo proceso de crecimiento económico ha sido a costa del uso intensivo de los
recursos naturales, incluso más allá de los límites de regeneración del sistema natural. Uno de
los indicadores que permite evaluar esta situación es la huella ecológica, la cual determina la
cantidad de agua, tierra y recursos naturales que una persona, población o actividad requiere
para producir los recursos que consume y absorber los residuos derivados de dicho consumo, en
función de la tecnología y las prácticas de gestión de recursos prevalecientes (Global Footprint
Network, 2017).

- 75 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

Los resultados mundiales muestran que para 2016, una persona consumía 2.7 hectáreas globales
(HAG)6 de recursos, mientras que la tierra tiene la capacidad de regenerar 1.6 HAG para cada
persona, es decir que a nivel mundial existe una deuda ecológica y para mantener los actuales
niveles de consumo humano se requeriría contar con 1.7 planetas (Global Footprint Network,
2019).

Gráfica 37. El Salvador: Huella ecológica y biocapacidad (1960 -2016)


2.5

2
Héctareas globales

1.5

0.5

Biocapacidad Huella ecológica

Fuente: Icefi/Fespad con base en (Global Footprint Network, 2019).

El Salvador es el país, de la región centroamericana, con una mayor deuda ecológica y


una menor disponibilidad de recursos naturales, lo que está asociado a su limitada extensión
territorial y a la alta densidad poblacional. La huella provocada por los niveles de consumo
de la población salvadoreña, superó la capacidad de regeneración del territorio desde 1964,
lo que lo convierte en el primer país centroamericano en contar con niveles insostenibles de
consumo. Para 2016, la deuda ecológica salvadoreña alcanzó las 1.5 HGA per cápita.

Las presiones que ejercen las actividades humanas sobre su entorno natural también se ven
reflejadas en la cobertura de bosques de un país, en El Salvador, se estima que el 63.0% del
territorio nacional debería estar bajo cobertura forestal (El Salvador, MAG, 2016). Sin embargo,
entre 1990 y 2015, la cobertura promedio del país fue de 15.1%, con una marcada tendencia a la
reducción del 18.2% al 12.8% del territorio nacional, convirtiéndose así, en el país centroamericano
con menor cobertura.

6
Una hectárea global es una hectárea biológicamente productiva que presenta una productividad igual al promedio mundial.

- 76 -
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Las causas de esto son diversas, pero se relacionan especialmente con el crecimiento urbano
desordenado, el desarrollo de actividades agropecuarias en sitios no adecuados y con prácticas
inapropiadas de manejo, la baja prioridad del sector forestal en las políticas de otros sectores,
traducido en bajas asignaciones presupuestarias, así como por la falta de un programa efectivo
de incentivos y adecuada atención a los propietarios de tierras y bosques (El Salvador, MAG,
2017).

Gráfica 38. El Salvador: Cobertura forestal, 1990-2015.


En porcentaje del territorio nacional.
100%

80%

60%

40%

20%

00%
1990 2000 2005 2010 2015
Fuente: Icefi/Fespad con base en (Cepal, 2018).

Otro de los recursos naturales que sufre fuertes presiones antropogénicas es el recurso hídrico.
Si bien cuenta con una oferta hídrica casi tres veces superior al promedio mundial, El Salvador
enfrenta desde hace años una situación de progresiva crisis del agua expresada en la presión
insostenible generada por una demanda y una contaminación crecientes del recurso hídrico
y en su desigual disponibilidad. Es decir que, aunque el país tiene la suficiente cantidad del
recurso hídrico para hacerle frente a las necesidades de la población, la disponibilidad real es
baja, particularmente en el ámbito local. La falta de disponibilidad se explica por el nivel de
contaminación de las aguas superficiales; por la manera de cómo se gestionan los recursos
hídricos para satisfacer las demandas crecientes, particularmente para consumo; y, por
la disminución de la capacidad de permeabilidad de los suelos, producto de la acelerada
deforestación, prácticas agrícolas inadecuadas y la urbanización de zonas de producción
hídrica. A estas presiones de origen antrópico se suman fenómenos naturales como cambios en
el patrón de lluvias (El Salvador, MARN, 2018).

El cambio climático representa la amenaza ambiental más grande para superar la pobreza y
para garantizar el bienestar y los derechos de las personas. El Salvador no es un país que pueda
categorizarse como un gran emisor de gases de efecto invernadero, causantes del cambio
climático, ya que para el período de 1990 a 2014, el país fue responsable de la emisión de
apenas 11.6 toneladas métricas de CO2 equivalente (MtCO2e), lo que representó alrededor del
0.029% de las emisiones totales a nivel mundial.

- 77 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

Aunque su contribución al cambio climático resulta marginal, el país es altamente vulnerable


a la variabilidad y el cambio del clima. El índice de riesgo climático a largo plazo, muestra
que entre 1998 y 2018, El Salvador fue el 16° país más afectado por eventos climáticos a nivel
mundial, experimentando pérdidas económicas de USD 277.6 millones (PPP) en promedio al
año y cerca de 32 muertes al año por la ocurrencia de eventos climáticos extremos (Eckstein,
Hutfils, & Winges, 2019). Así mismo, para 2014, el Índice de Vulnerabilidad al Cambio Climático
(IVCC) señalaba que El Salvador mostraba niveles de riesgo extremo de exposición al cambio
climático y a fenómenos extremos como inundaciones, sequías, deslizamientos de tierra y
cambios significativos en la temperatura y precipitación. Estos niveles de riesgo son intensificados
por factores como: altos niveles de pobreza y desigualdad, altas tasas de urbanización y poca
capacidad de adaptación y resiliencia de estos países frente al cambio climático (Mapplecroft,
2014).

Si el país no implementa estrategias claras para reducir la vulnerabilidad, esta se verá aún más
intensificada en el futuro, considerando que las proyecciones climáticas sugieren incrementos
de entre 1.5 y 4.0°C en la región para 2100, lo que además sería acompañado por la
reducción en los niveles de lluvia. Esto se traduciría en riesgos e impactos significativos para la
región, especialmente en lo que se refiere a: disponibilidad de agua en regiones semiáridas;
inundaciones y deslizamientos de tierra en zonas urbanas y rurales; disminución de productividad
agrícola a corto plazo (al 2030), lo que supone una amenaza a la seguridad alimentaria de las
poblaciones más pobres; mayor difusión de enfermedades transmitidas por vectores; escasez
de suministro de agua, lo que afectará a las ciudades, la generación de energía hidroeléctrica
y la agricultura; y, pérdida de biodiversidad y ecosistemas y aumento en las tasas de extinción
de especies (Magrin, Marengo, & Boulanger, 2014).

Los impactos del cambio climático serán aún mayores en aquellos grupos poblacionales en
situación de pobreza, cuya mayoría la conforman mujeres, por ejemplo con la ocurrencia
de sequías y la consecuente escasez de agua pone en peligro los medios de subsistencia
de la familia y aumenta la carga de trabajo de las mujeres y niñas, que usualmente son las
recolectoras, usuarias y administradoras del agua, esto a su vez podría incidir en una caída
en la tasa de matriculación de niñas y una menor participación de las mujeres en actividades
lucrativas. Además, la variabilidad climática puede detonar más epidemias, afectando así a
las mujeres, quienes tienen menos acceso a servicios médicos que los hombres y su carga de
trabajo aumenta ante la necesidad de dedicar más tiempo al cuido de las personas enfermas.
De igual forma la pérdida de productividad agrícola impactará a las mujeres de las zonas
rurales que son en gran medida responsables de la producción de alimentos (Aguilar, 2009).

- 78 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD

Adicionalmente, casi un 5.0% de los hogares a nivel nacional da cuenta que en 2018 sufrió
daños por fenómenos naturales, debido a inundación, derrumbe, alud o corriente de agua, o si
estuvo expuesto a daños por derrumbe de cárcava. Es importante señalar que este porcentaje
se ha venido reduciendo desde 2014.

Gráfica 39. El Salvador: Porcentaje de hogares que han sufrido daños por fenómenos
naturales o se encuentran en alto riesgo de sufrirlo, 2014-2018
9.0
7.7
8.0
7.0 6.5
6.0 5.2
Porcentaje

4.7
5.0
4.0
3.0
2.0
1.0
0.0
2014 2016 2017 2018

Fuente: Icefi/Fespad con base en Gobierno de El Salvador (2019)

La oferta gubernamental y el gasto público


6.
en protección social

De acuerdo a la Ley de Desarrollo y Protección Social, aprobada en 2014, se deberá crear un


Subsistema de Protección Social Universal, como la instancia de coordinación gubernamental
de los programas de protección social, la cual será dirigida por el Presidente de la República y
coordinada a través de la institución gubernamental que éste determine.

Hasta mayo de 2019, la Secretaría Técnica y de Planificación (SETAPLAN) era quien jugaba
este rol de coordinación, pues en 2017 se le asignó esta responsabilidad; sin embargo, a través
del Decreto de Consejo de Ministros N°1 de la actual presidencia de la República, se eliminó
esta entidad a partir de junio de 2019 y la nueva institución designada como Coordinadora
del Sistema Nacional de Desarrollo, Protección e Inclusión Social y la Institución Coordinadora
del Subsistema de Protección Social Universal, mediante Decreto Ejecutivo 17-2019 es la
Comisionada Presidencial para Operaciones y Gabinete de Gobierno.

- 79 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

Una evaluación realizada al Plan Social 2014-2019 de El Salvador por Rodríguez, Bustamante &
Pando (2019:41) describe como «incipiente la institucionalidad que ha estado acompañando la
implementación del primer plan social y se valora como altamente satisfactoria la pertinencia
de los marcos operativos que se han desarrollado para regular, gestionar y coordinar todo el
proceso de implementación y monitoreo». Porque la entidad coordinadora debe tener un nivel
de jerarquía alto y una gran capacidad de liderazgo, ya que si bien la SETAPLAN podía jugar
ese rol, contaba con recursos limitados; y, ante su desaparición esto debería ser un motivo de
preocupación en cuanto a la capacidad que pueda tener la nueva entidad designada para
articular el SPSU.

En el caso de El Salvador, la situación fiscal ha estado enmarcada por problemas estructurales


que no le han permitido convertirse en una herramienta que garantice derechos. Entre 2000 y
2018 la carga tributaria neta pasó de 11.4 a 18.0%, y se espera que para 2019, caiga a 17.8%.
En el último quinquenio la carga tributaria solo se incrementó un punto porcentual. Pese a
este incremento, la presión tributaria continúa por debajo del promedio de 19.0% en América
Latina y el Caribe y del 24.8% (sin incluir seguridad social) en los países de la Organización de
Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE/Cepal/CIAT/ BID, 2019).

Adicionalmente, más de la mitad de los impuestos que se recaudan son indirectos y regresivos:
mientras el 10.0% más pobre de la población, ve reducido su ingreso en un 13.2%, como efecto
del pago de impuestos, al 10.0% más rico esto solo le ocurre en un 11.2% (Icefi/FIDA, 2016).
De acuerdo con datos del Ministerio de Hacienda basados en las declaraciones de renta de
2017, la tasa efectiva del impuesto sobre la renta (ISR) para los asalariados fue del 10.8%; para
las personas con rentas diversas, del 4.3%; mientras que, para las empresas, del 2.6%. La tasa
efectiva de ISR de las empresas además de ser baja es regresiva, pues mientras que el decil uno,
el de menor ingreso, paga una tasa efectiva del 8.2% de sus ingresos, el decil diez, el de mayor
ingreso, paga un 2.6%.

Asimismo, de acuerdo a las estimaciones del Ministerio de Hacienda para 2018, los niveles de
evasión representaron un 17.6% de la recaudación potencial del impuesto al valor agregado
(IVA). De acuerdo con el Ministerio de Hacienda, el gasto tributario de El Salvador para 2017
representaba el 1.72% del PIB en materia de ISR, y el 1.79% el PIB con respecto al IVA, lo que
implica que los tratamientos tributarios diferenciados tuvieron un costo fiscal del 3.5% del PIB,
equivalente a USD873.0 millones para dicho año. Además, el gasto tributario ha ido en pleno
ascenso, pues en 2009 era de 2.72% del PIB.

Por si fuera poco, los niveles de deuda en El Salvador son insostenibles, pues ha alcanzado casi
el 70.0% del PIB, de la cual el 37.1% del PIB es externa, el 11.4% interna, 2.8% de corto plazo y el
resto es relacionada con el sistema previsional.

- 80 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD

La partida presupuestaria más grande es el pago de intereses y amortizaciones por los empréstitos,
que para 2019 alcanzará una cuarta parte del presupuesto público.

En casi dos décadas el gasto del sector público no financiero (SPNF) solo creció 3.5 puntos
porcentuales, alcanzando para 2018, 24.5% del PIB, niveles inferiores a los mostrados en 2009,
2010 y 2012. Este incremento se concentró principalmente en el pago de intereses por la deuda
pública. En cambio, el gasto en capital tuvo una tendencia a la baja, en el 2000 fue de 3.7%
del PIB y en 2018 de 3.4%. En buena medida, eso explica por qué los servicios públicos son de
baja calidad y cobertura, lo que provoca altos niveles de exclusión y desigualdad, debido a los
pocos niveles de gasto social.

Utilizando la clasificación del Manual de Estadísticas de Finanzas Públicas del FMI, el gasto
público dedicado a protección social7 representa solo una pequeña parte del presupuesto de
egresos total: de 2007 a 2019, ha representado alrededor del 13.0% del gasto público total, tal
como se observa en la gráfica 40. Resalta que desde 2014, ha ganado mayor protagonismo
el gobierno central en el gasto público en protección social, a la vez que se ha reducido la
participación, tanto de las entidades descentralizadas como de los fondos de seguridad social.

Gráfica 40. El Salvador: Gasto público total, modificado y devengado en protección


social y otras funciones, sector público no financiero, millones de dólares, 2007-2019
12000

10000

8000
Millones de USD

6000

4000

2000

0
Modificado

Modificado
Modificado

Modificado

Modificado
Devengado

Devengado

Devengado

Modificado

Modificado

Modificado

Modificado

Modificado

Modificado

Modificado

Modificado
Devengado

Devengado

Devengado

Devengado

Devengado

Devengado

Devengado

Devengado

Devengado

Devengado

2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018* 2019 Proy.

Protección social Gasto en otras funciones

Fuente: Icefi/Fespad (2019) con base en Ministerio de Hacienda (2019)

7
Las funciones y definiciones de la protección social se basan en el Sistema Europeo de Estadísticas Integradas de Protección Social
para 1996 (SEEPROS) de la Oficina de Estadística de las Comunidades Europeas (Eurostat).

- 81 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

Gráfica 41. El Salvador: Evolución de la distribución del gasto público total en protección
social y otras funciones, sector público no financiero, 2007-2019
100%
90%
80%
70%
60%
50%
87.0%

86.9%

86.9%
86.8%
86.5%

86.4%
86.1%

84.5%
84.4%
40%
30%
20%
10%
0%
Devengado

Devengado

Devengado

Devengado
Modificado

Modificado

Modificado

Modificado

Modificado
2007 2010 2013 2016 2019 Proy.
Protección social Gasto en otras funciones
Fuente: Icefi/Fespad (2019) con base en Ministerio de Hacienda (2019)

Gráfica 42. El Salvador: Gasto público devengado* en protección social por


fuente de financiamiento, sector público no financiero, 2007-2019
100%

90%

80%

70%

60%

50%

40%

30%

20%

10%

0%
2007

2008

2009

2010

2011

2012

2013

2014

2015

2016

2017

2018*

2019 Proy.

Fondo General Fondos Propios Préstamos Externos Donaciones

Nota: los datos de 2018 corresponden al presupuesto vigente a septiembre de 2018,


y los de 2019 corresponden a los proyectos de presupuesto aprobados.
Fuente: Icefi/Fespad (2019) con base en Ministerio de Hacienda (2019)

- 82 -
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Gráfica 43. El Salvador: Gasto público devengado* en protección social


por tipo de entidad, gobierno general (2007-2019)
100%
90%
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018* 2019
Proy.

Entidades Descentralizadas Fondos de Seguridad Social Gobierno Central Instituciones Financieras

Nota: los datos de 2018 corresponden al presupuesto vigente a septiembre de 2018,


y los de 2019 a los proyectos de presupuesto aprobados.
Fuente: Icefi/Fespad (2019) con base en Ministerio de Hacienda (2019)

El financiamiento del gasto público en protección social ha provenido, en el período de 2007


a 2018, principalmente de fondos propios. Los préstamos externos empezaron a ser utilizados
como financiamiento de este tipo de gasto en 2008 a raíz de la crisis internacional, en una
pequeña participación, la cual se amplió ligeramente hasta el 2011, año desde el cual se han
reducido considerablemente. Sobresale, que desde el 2016, el fondo general ha tomado mayor
relevancia.

Gráfica 44. Gasto público devengado en protección social por función,


sector público no financiero, como porcentaje del PIB, 2007-2019
7.00%
6.00%
5.00%
4.00%
3.00%
2.00%
1.00%
0.00%
2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018* 2019
Proy.

Enfermedad Incapacidad Edad avanzada Supérstites

Familia e hijos Exclusión social n.e.p Protección social n.e.p

Nota: los datos de 2018 corresponden al presupuesto vigente a septiembre de 2018,


y los de 2019 a los proyectos de presupuesto aprobados.
Fuente: Icefi/Fespad (2019) con base en Ministerio de Hacienda (2019)

- 83 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

Al analizar el gasto público en protección social (GPPS) por función, se observa que la mayor
proporción de este tipo de gasto se destina a la edad avanzada. Este sub-grupo, conlleva las
prestaciones de protección social en efectivo y en especie para cubrir los riesgos relacionados con
la vejez; tales como la pérdida de ingresos o los ingresos insuficientes, la falta de independencia
en las tareas cotidianas, una menor participación en la vida social y comunitaria, entre otros
riesgos. Por ello, aquí se incluyen las pensiones de vejez para quienes se jubilan, las asignaciones
a las personas que cuidan de los adultos mayores, el alojamiento y/o los alimentos, algunos
bienes y servicios para facilitar su participación en actividades culturales y de ocio, entre otros.
Esta es una de las finalidades que de 2014 a 2018 tuvo uno de los mayores incrementos, de
46.0%; ascendiendo a 3.78% del PIB en 2018. No obstante, en el proyecto de presupuesto de
2019, se contemplaba una contracción del gasto para esta división a 2.97% del PIB.

Dentro del GPPS, la proporción que se destina a contrarrestar la exclusión social, en 2018
alcanzó el 0.88% del PIB, pese a haber sufrido una reducción de 45% en el período desde el
2014. Dentro de esta finalidad se contemplan las prestaciones de protección social en efectivo
y en especie a las víctimas de la exclusión social o las personas que son vulnerables a ella. Un
ejemplo de ello, serían las personas indigentes, las que tienen escasos ingresos, los inmigrantes,
los indígenas, los refugiados, los alcohólicos o toxicómanos, las personas víctimas de actos
criminales violentos, entre otros. Algunas de las prestaciones en efectivo de esta finalidad son las
ayudas para complementar los ingresos u otros pagos en efectivo a personas, para reducir su
nivel de pobreza monetaria o asistirlas en situaciones complejas; mientras que las prestaciones
en especie, incluyen, entre otros, el suministro de alojamiento, alimentos y la rehabilitación.

Sobresale que el rubro dedicado para enfermedad ha tenido el mayor crecimiento dentro del
GPPS, de 52.0%; aunque aún se dedica una baja proporción a este fin, en 2018 fue de 0.05% del
PIB. El GPPS para cubrir enfermedad incluye las prestaciones de protección social en efectivo
o en especie que sustituyen en su totalidad o en parte la pérdida de ingresos durante una
incapacidad laboral transitoria debida a enfermedad o lesión. Asimismo, llama la atención
que el GPPS para familia e hijos ha mostrado una reducción del 26.0%, con respecto al 2014;
alcanzando en 2018 únicamente el 0.09% del PIB. Los programas incluidos en este rubro pretenden
apoyar, por ejemplo, con asignaciones por maternidad, pagos en caso de nacimiento, licencias
por cuidado de los hijos, subsidios familiares o subvenciones por hijos a cargo, alojamiento y la
provisión de comida a niños en edad preescolar, la ayuda financiera para el pago de servicios
de cuidado, entre otros (FMI, 2011).

- 84 -
Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD

Los rubros de gasto público relacionado con protección social destinado a supérstites8 y
a incapacidad9, alcanzaron en el 2018, el 0.48% y el 0.46% del PIB, respectivamente; ambas
funciones tuvieron un crecimiento entre 24 y 26.0%. El Salvador carece de programas de
protección ante el desempleo que, por medio de medidas como los subsidios totales o parciales
de desempleo, la indemnización por supresión del puesto de trabajo, entre otras, protege a
aquellas personas que a pesar de estar capacitadas y dispuestas a trabajar no encuentran un
empleo adecuado. De igual manera, El Salvador, de 2007 a 2019, tampoco ha destinado gasto
de protección social para vivienda, que permita ayudar a las familias a sufragar el costo de una
vivienda.

Toda esta crítica situación fiscal, ha provocado que en los últimos años se haya reducido el
número de beneficiarios en algunos programas insignias del SPSU. Por ejemplo, los beneficiarios
de los bonos del programa de comunidades solidarias rurales (CSR) cayeron un 44.3% entre
2015 y 2018, en tanto los de las comunidades solidarias urbanas (CSU) disminuyeron un 24.2%.
Lo mismo sucedió con las personas que reciben pensión tanto de la CSR y de la CSU, donde los
beneficiaros se redujeron más de la mitad.

Similar situación ha sucedido con los programas sociales vinculados a la educación, donde
también en el mismo lapso de tiempo, han disminuido los beneficiarios: en el programa de
uniformes escolares cayeron en 7.3% y en el de la alimentación escolar 8.4%; solo el vaso de
leche incrementó sus beneficiarios en un 10.2%. En el caso del programa de Ciudad Mujer,
también han sido menos las personas beneficiarias, alcanzando la reducción un 6.9%.

Tabla 17. El Salvador: Número de beneficiarios de los principales


programas sociales, 2015-2018
Programas Beneficiarios 2015 2016 2017 2018
Bonos comunidades solidarias rurales
(CSR) Familias 66,628 61,041 54,003 37,110
Pensión CSR y comunidades solidarias
urbanas (CSU) Personas 30,587 28,578 23,873 15,069
Bonos comunidades solidarias urbanas
(CSU) Familias 6,244 6,276 5,591 4,733
Familias sostenibles Personas 5,019 10,184
Uniformes escolares Personas 1,299,266 1,239,145 1,181,589 1,204,624
Alimentación escolar Personas 1,275,900 1,210,532 1,258,805 1,168,837
Vaso de leche Personas 934,621 944,516 1,029,834 1,029,834
Paquetes agrícolas Personas 570,000 570,000 492,936 570,000
Ciudad Mujer Personas 340,136 338,347 354,034 316,791
PATI Personas 3,516 417 Cerrado Cerrado
Empleabilidad Personas 0 3,100 5,750 10,060
Fuente: Icefi/Fespad con base en Casa Presidencial (2019)

8
La clase de Supérstites, según FMI (2011), engloba todas aquellas prestaciones de protección social en efectivo y en especie a los
supérstites de una persona fallecida; como lo son el cónyuge, los hijos, los nietos, los padres y otros familiares.
9
La clase de incapacidad del GPPS conlleva las prestaciones en efectivo o en especie a quienes, no teniendo aún la edad normal
de jubilación, están parcial o totalmente incapacitadas para participar en actividades económicas o llevar una vida normal debido
a cualquier impedimento, físico o mental (FMI, 2011).

- 85 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

Por lo tanto, es importante tener la claridad que aunque el SPSU estuviera bien diseñado, la
posibilidad de que las personas tengan acceso a él depende en buena medida de la capacidad
financiera del Estado. Es decir que la situación fiscal posibilita, o no, contar con una política
social que garantice los derechos de todas las personas.

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CONCLUSIONES

1. El Salvador ha tenido una política social con un rol limitado, cuyo diseño no responde a
un enfoque de derechos, sino a un enfoque de necesidades (privaciones), en el que se
reconocen necesidades y reivindicaciones legítimas, pero sin existir «obligación moral o legal
de parte del Estado», y donde la prioridad no son las personas y sus derechos, sino intentar
corregir las fallas del mercado. Bajo esta lógica de un Estado subsidiario y no garante de
derechos es que en El Salvador se ejecuta todo un andamiaje institucional, para desligar al
Estado de sus obligaciones, incluso constitucionales.

2. La protección social tiene una creciente importancia debido al contexto actual de


desigualdades persistentes, el cambio climático, así como las transformaciones demográficas.
Actualmente El Salvador goza de un bono demográfico, pero se espera un rápido
envejecimiento de las personas en los siguientes años. Lo anterior alerta sobre la necesidad
que el Estado y sus instituciones estén preparadas para satisfacer las crecientes demandas
que requieren los adultos mayores. Por ello, se debe invertir en las instituciones y en construir
sistemas de protección social universales e integrales con la capacidad de satisfacer las
demandas y hacer valer los derechos de la futura población dependiente.

3. Dentro de los múltiples riesgos a los cuales el sistema de protección social debe darle
respuesta se destacan los asociados con el acceso a la salud, servicios básicos y a la
seguridad alimentaria; al acceso a la educación, a las condiciones de vivienda, al trabajo
y a la seguridad social, así como a la calidad del hábitat que evidencian la respuesta
multidimensional y sistémica que debe dar el Estado.

4. Los sistemas de protección social son esenciales para reducir la pobreza, pero especialmente
para evitar la recaída en la pobreza en los distintos ciclos de la vida. En el caso salvadoreño,
la protección social debería permitir garantizar los derechos de todas las personas y dar
prioridad al 26.3% de hogares del país afectados por la pobreza monetaria y al 28.8% de los
hogares que enfrentan pobreza multidimensional. Adicionalmente se debe hacer frente a
la desigualdad en la distribución del ingreso, en 2018, El Salvador alcanzó un índice de Gini
de 0.38.

5. Las fortalezas del sistema de salud salvadoreño se concentran en el ámbito reproductivo,


maternal, neonato y de salud infantil y en la cobertura de servicios en las enfermedades
no transmisibles; mientras que sus pilares más débiles son la atención a las enfermedades
infecciosas y la capacidad de servicio y acceso.

- 87 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

6. El gasto de bolsillo, relacionado con la salud, continúa siendo relevante, pues en el 2016
representó el 27.2% del gasto total en salud, aunque se reconoce que su proporción ha
disminuido, evidencia el fuerte vínculo que persiste entre capacidad económica y acceso
a servicios de salud.

7. Desde el 2005, el gasto público es la principal fuente de financiamiento de la salud en El


Salvador, con una tendencia al alza que muestra que cuando el gasto público en salud se
incrementa, las presiones financieras sobre los hogares derivadas del pago de servicios de
salud se reducen.

8. La cobertura de servicios básicos, tales como la electricidad, el agua, el saneamiento, el


alcantarillado y el teléfono, son básicas para una buena calidad de vida. El acceso en las
instalaciones de agua alcanzó un 91.0% a nivel nacional en 2017. Ese mismo año se tuvo
un 87.0% de acceso a instalaciones de saneamiento mejoradas a nivel nacional. Por otro
lado, el abastecimiento de electricidad en los hogares salvadoreños a nivel nacional ha
incrementado en casi siete puntos porcentuales desde 2008, representando un 98.7% en
2018. Se debe señalar que la cobertura de servicios básicos muestra desigualdades entre lo
urbano y rural, ya que las áreas urbanas generalmente presentan menor acceso a dichos
servicios, que las áreas rurales.

9. Es fundamental avanzar en la aprobación de una ley que regule el recurso hídrico en El


Salvador, que tenga como punto de partida el reconocimiento y la garantía del derecho
humano al agua y al Estado como garante de ese derecho y administrador de ese recurso.
Que, además, promueva la protección, conservación y gestión integral de las cuencas
hídricas; regule cada uno de los usos sectoriales del agua; permita la coordinación y
ordenamiento institucional y administrativo de las entidades públicas vinculadas a la
gestión del recurso; y, defina las sanciones y penalidades para reducir la contaminación y
degradación del agua.

10. El Salvador enfrenta una doble carga de malnutrición. Pese avances en El Salvador con la
reducción de la desnutrición crónica, el 13.6% de los menores de 5 años aún se encuentran
desnutridos crónicamente o presentan retrasos en el crecimiento, porcentaje superior al
observado en la región latinoamericana 9.6%. Paradójicamente, a la vez que se presentan
desafíos en materia de desnutrición crónica, el porcentaje de niños, menores de 5 años, con
problemas de sobrepeso se ha incrementado entre 2005 y 2016, pasando de 5.8% a un 6.4%.

11. Una educación inclusiva y de calidad para todos es uno de los motores más poderosos
y probados para garantizar el desarrollo sostenible. El Estado salvadoreño es el principal
garante del derecho a la educación, ya que el sector público concentra el 83.7% de las
secciones educativas a nivel nacional. Si bien El Salvador ha tenido avances en materia
educativa en los últimos años, logrando alcanzar una escolaridad de 8.1 años y reduciendo
el analfabetismo a 10.1%, aún persisten retos como garantizar el derecho a la educación
al 12.8% de los niños y 24.7% de los adolescentes que están fuera del sistema educativo
y enfrentar fenómenos como la deserción escolar a consecuencia de la migración y la
violencia.

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12. El acceso a una vivienda digna es un derecho reconocido en el Pacto Internacional de


Derechos Económicos, Sociales y Culturales. El Salvador enfrenta grandes desafíos para
garantizar este derecho. A nivel nacional el 40.9% de los hogares viven en condición de
hacinamiento, el 12.6% de los hogares tiene paredes de adobe, el 14.5% de los hogares
tienen viviendas con piso de tierra y solo el 65.7% de los hogares son propietarios de sus
viviendas.

13. Si bien el 93.7% de la PEA tiene una ocupación en el mercado laboral y la tasa de
desempleo es de 6.3% a nivel nacional, las endebles condiciones del mercado laboral
salvadoreño se reflejan en empleos poco productivos y altamente informales. Tan solo
para 2018, la tasa de empleo informal no-agrícola en Centroamérica alcanzó el 62.9% y
de cada 100 personas ocupadas, 35 no estaban afiliadas o cubiertos por algún sistema
de seguridad social público o privado. Ante una limitada cobertura de protección social,
con beneficios de la seguridad social insuficientes o incluso inexistentes, y donde los salarios
y las pensiones son bajos, las personas tienden a buscar empleo informal con el fin de
sustentarse, denotando la falta de oportunidades de trabajo para las familias, dificultando
sus oportunidades para progresar.

14. La pobreza también se caracteriza por el predominio de carencias en la calidad del


hábitat, asociadas a la falta de espacios públicos para esparcimiento, la incidencia del
crimen y el delito, y las restricciones causadas por la inseguridad. Uno de los problemas
sociales que se relacionan de manera multicausal, es la falta de calidad del hábitat son
los altos niveles de violencia. Para 2018, la tasa de homicidios fue de 50 por cada 100 mil
habitantes y se registró un total de 3,340 homicidios, lo que equivale a un promedio de
9 al día, lo que convierte a El Salvador en uno de los países más violentos de la región
latinoamericana. A esto se suma el hecho de que El Salvador tiene la tasa más alta de
feminicidio en toda América Latina, con una tasa de 6.8 por cada 100,000 y se ubica en
la quinta posición en el mundo con los mayores índices de homicidios infantiles. También
se señala la falta de espacios públicos de esparcimiento, para 2018, cuatro de cada 10
hogares no contaban con espacios para el esparcimiento o estos espacios están muy lejos
del lugar de residencia. Además, El Salvador históricamente se ha caracterizado por ser
un país vulnerable en términos ambientales y cuyo proceso de crecimiento económico
ha sido a costa del uso intensivo de los recursos naturales, incluso más allá de los límites de
regeneración del sistema natural.

15. Uno de los hitos más importantes en cuanto al sistema de protección social en El Salvador
ha sido la aprobación, en 2014, de la Ley de Desarrollo y Protección Social. Esta ley se basa
en un enfoque de derechos y esgrime una serie de definiciones conceptuales, además
de establecer la obligatoriedad de que cada administración gubernamental tenga que
presentar el Plan de Desarrollo, Protección e Inclusión Social, sus objetivos y propósitos que
deberán ser consistentes con el Plan General del Gobierno. La Ley establece la creación
de un Subsistema de Protección Social Universal (SPSU), como la instancia de coordinación
gubernamental de los programas de protección social, la cual será dirigida por el Presidente
de la República y coordinado a través de la institución gubernamental que éste determine.

- 89 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

16. Hasta mayo de 2019, la Secretaría Técnica y de Planificación (SETAPLAN) era quien jugaba
este rol de coordinación. Sin embargo, por medio del Decreto de Consejo de Ministros
N°1 de la actual gestión presidencial, esa entidad desapareció a partir de junio de 2019
y la nueva institución designada como Coordinadora del Sistema Nacional de Desarrollo,
Protección e Inclusión Social y la Institución Coordinadora del Subsistema de Protección
Social Universal, mediante Decreto Ejecutivo 17-2019 es la Comisionada Presidencial para
Operaciones y Gabinete de Gobierno.

17. Una de las principales limitantes para la implementación del SPSU, más allá de su diseño,
es la capacidad financiera del Estado. En el caso de El Salvador, la situación fiscal ha
estado enmarcada por problemas estructurales que no le han permitido convertirse en
una herramienta que garantice derechos con: una baja carga tributaria que se basa
en la recaudación de impuestos indirectos y regresivos, que disminuyen la capacidad
redistributiva de la tributación y, consecuentemente, del gasto púbico; altos niveles de
evasión y gasto tributario; deuda pública insostenible; y, un gasto público insuficiente para
garantizar bienes y servicios públicos de calidad.

18. El gasto público dedicado a protección social representa solo una pequeña parte del
presupuesto de egresos total: de 2007 a 2019, ha representado alrededor del 13% del
gasto público total. A pesar de ello, la crítica situación fiscal, ha provocado que en los
últimos años se haya observado una reducción en el número de beneficiarios en algunos
programas insignias del SPSU. Por ejemplo, los beneficiarios de los bonos del programa
de comunidades solidarias rurales (CSR), comunidades solidarias urbanas (CSU) e incluso
programas educativos como uniformes escolares y alimentación escolar.

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Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho – FESPAD

RECOMENDACIONES

En cuanto al diseño del nuevo Plan Social

1. El Estado salvadoreño de manera intencional deberá abandonar el modelo de Estado de


bienestar residual que ha tenido hasta ahora y apostar por un modelo de bienestar social en
el que se explicite la búsqueda de mayor igualdad; se reconozca que los servicios públicos
deben garantizar una alta calidad de vida; se consignen los procesos de distribución y
redistribución de la riqueza para reducir las desigualdades provocadas por el mercado; y en
donde el Estado cumpla con su deber, ético y democrático, de garantizar el acceso universal
al sistema de protección social. Por lo que la reconfiguración del SPSU debe hacerse bajo esta
lógica, logrando que la política social deje de estar subordinada a la política económica.

2. Es muy importante que el nuevo Plan Social, respete lo establecido en la Ley de Desarrollo y
Protección Social particularmente con la vinculación con el Plan General del Gobierno (art.
14), y donde su formulación se haga de manera participativa, garantizando la más amplia
consulta y deliberación social, en todos los municipios y departamento (art. 13). La participación
ciudadana es fundamental para dotar de legitimidad al quehacer gubernamental.

3. El nuevo Plan Social debe transitar de la focalización a la universalización progresiva con


priorización. Esto significa, que en las áreas de educación, salud, seguridad social, agua y
saneamiento la meta debería ser la universalización; sin embargo, dadas las limitaciones
materiales y financieras, este debe ser un proceso en el que año con año se vayan cerrando
las brechas, priorizando los grupos más vulnerables. En el caso se use el criterio de focalización,
este solo debe realizarse en lo que concierne a los subsidios, que por sus características deben
diseñarse para que beneficien a los sectores con menos ingresos.

4. El plan debe enmarcarse en la construcción de un nuevo modelo de sociedad que busque


la redistribución equitativa de los recursos y la igualdad de género como motor del cambio,
donde se reconozca los mismos derechos y responsabilidades de todas las personas
independientemente de sus relaciones familiares o sociales. Esto pasará inexorablemente,
por distribuir de manera equitativa el trabajo remunerado y el reproductivo.

- 91 -
Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

5. Una arista que debe ser incluida es equiparar los permisos de maternidad y paternidad, que
busquen modificar los actuales patrones de la división sexual del trabajo. Esto permitiría que
la maternidad y la paternidad representen un costo económico y social equiparable en el
mercado laboral y, con ello, se logre aminorar la discriminación estadística por razones de
sexo.

6. El Plan debe reconocer el cuidado de las personas vulnerables como una necesidad social
y, en consecuencia, como un derecho universal; lo que implica que el Estado es quien debe
garantizarlo. Para ello, se debe priorizar la universalización de los servicios públicos para la
atención de la educación inicial desde los 0 años, pero también la garantía del cuido de las
personas de la tercera edad y las personas con discapacidad. Por lo tanto, el diseño del Plan
Social debe realizarse bajo la óptica de ciclo de vida.

7. Dadas las características del mercado laboral, el Plan Social debe buscar garantizar un mínimo
de bienestar material para todas las personas, priorizando a los grupos más vulnerables, a
través de transferencias monetarias condicionadas o modelos de renta básica garantizada.
Debe asegurarse que el número de beneficiarios incremente año con año, asegurando la
cobertura a todas las personas y grupos sociales efectivamente necesitados.

8. El nuevo Plan Social debe dar continuidad al anterior, pues de no hacerlo se corre el riesgo de
dejar desprotegidos a quienes eran derechohabiente de los distintos programas sociales. No
obstante, se deben superar algunos vacíos de los planes anteriores, para ello es fundamental
que se establezcan metas anuales, costos y fuentes de financiamiento. Asimismo, se debe
establecer que la selección de los beneficiarios para los diversos programas sociales
debe hacerse a través del Registro Único de Participantes (RUP). El RUP debe fortalecerse,
asegurando que cuenta con el equipo adecuado para su buen funcionamiento, asimismo
debe asegurarse que todas las instituciones públicas forman parte de este esfuerzo.

9. El Salvador está en un proceso de transición de un presupuesto por áreas de gestión a un


presupuesto por programas con enfoque de resultados, por lo que el diseño del nuevo Plan
Social debe estar en sintonía con este esfuerzo.

10. El Plan Social también debe enmarcarse con el cumplimiento de la Agenda 2030 para
el desarrollo sostenible. Dicha Agenda plantea 17 Objetivos con 169 metas de carácter
integrado e indivisible que abarcan las esferas económica, social y ambiental. El alcance
de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), de los cuales todos los países de la región
son signatarios, implica una profunda transformación de las capacidades de los Estados
centroamericanos, los cuales deben propiciar una agenda inclusiva, que debieran marcar
la agenda política de la región para los próximos años.

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En cuanto al pilar contributivo

1. Tomando en cuenta las actuales características del mercado laboral. Debe crearse un
régimen especial para las personas que se encuentran en condiciones de informalidad.
Una de las opciones es la creación del régimen del monotributo, con una tasa impositiva
preferencial; sin embargo, su diseño no debe hacerse priorizando la recaudación tributaria,
sino que este régimen permita a quienes se encuentran en el sector informal empezar a
cotizar en el régimen de seguridad social, así como ser sujetos de crédito bancario.

2. Diseñar e implementar políticas públicas activas que promuevan la generación de empleo


formal por medio del establecimiento de líneas de crédito preferencial, así como fondos
no reembolsables de apoyo a la producción. Adicionalmente se debe aumentar la
inversión pública destinada a la investigación, desarrollo e innovación (I+D+I), una mayor
homogeneidad estructural, en la cual el incremento de la productividad se de en todos los
sectores de la economía, lo que deberá ser el resultado precisamente de las inversiones en
I+D+I, logrando la universalización del progreso tecnológico. También, se deben impulsar
procesos de capacitación y formación para fortalecer las capacidades de protección y
producción del patrimonio productivo. Todo ello, debe permitir la generación de mayores
empleos formales y consecuentes mejoras en el ingreso real de los trabajadores.

3. Es importante señalar que en la medida que se expanda el sistema de protección social y se


cierren las brechas de cobertura de los bienes públicos, se generaran empleos formales, lo
que abona al pilar contributivo del sistema de protección social.

4. También se debe crear un sistema nacional de inversión pública que asigne recursos con
base en un proceso de evaluación pública y social de los proyectos de inversión social y
económica, tomando en cuenta la alta vulnerabilidad del país y garantizando su vinculación
con el desarrollo territorial y nacional.

5. Se recomienda analizar las tasas de cotización del Instituto Salvadoreño del Seguro Social,
para hacerlas más progresivas. Además, se debe avanzar en el diseño de un seguro de
desempleo, que pueda ser financiado por un incremento en la tasa de cotización, pues eso
es uno de los grandes vacíos del sistema de protección social.

6. Es fundamental reformar el sistema previsional para mejorar la cobertura y alcanzar la


universalización de la seguridad social, en sintonía con las medidas pertinentes para lograr
una autonomía y sostenibilidad financiera. Entre los elementos que deben considerarse se
encuentran: la reducción de la comisión de las administradoras de pensiones, la creación de
una administradora de pensiones públicas que permita generar esquemas especiales para
las personas que se encuentran en el mercado informal, la creación de un programa de
educación financiera para los contribuyentes.

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Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

7. Se debe avanzar hacia la revisión de una política integral salarial, yendo más allá del
establecimiento de salarios mínimos y tomando en cuenta la necesidad de ampliar el
mercado doméstico y elevar los ingresos reales de las mayorías. Esto es indispensable, porque
la sostenibilidad financiera del pilar contributivo depende en buena medida de los salarios
que reciban las personas trabajadoras.

En cuanto a las capacidades técnicas de gestión


y focalización

1. El Decreto Ejecutivo número 17, define que la Comisionada Presidencial para Operaciones
y Gabinete de Gobierno será la Institución Pública Coordinadora del Sistema Nacional de
Desarrollo, Protección e Inclusión Social y del Subsistema de Protección Social Universal. Por
lo que debe asegurarse que esta entidad cuente con el equipo técnico adecuado para la
coordinación, además es fundamental el fortalecimiento de sus capacidades con enfoque
de derechos, tomando en cuenta las responsabilidades que tendrá a su cargo esta entidad.

2. Se debe crear un sistema de monitoreo que prevea también mecanismos y espacios de


participación ciudadana, para medir los avances y retrocesos de las metas establecidas en el
Plan Social y reorientar su implementación en función de alcanzar los resultados. Este sistema
además debe estar disponible para que cualquier ciudadano pueda acceder, respetando
el principio de máxima publicidad.

3. Es indispensable trabajar bajo la lógica de la gestión pública por resultados. Es decir que
todos los recursos y esfuerzos del Estado estén dirigidos al logro de resultados, con políticas
de Estado, más que de gobiernos, para el bien de la población. Para ello, será necesario
alinear y mejorar los sistemas de planificación, de presupuestación de recursos humanos y
de compras públicas. Además, donde la ciudadanía conozca los recursos necesarios para
superar las brechas de acceso a los bienes y servicios públicos y también tenga noción de los
recursos que se requerirán para cumplir con el Plan Social.

4. En caso sea necesario priorizar población en algún programa o servicio público, la selección
de los beneficiarios debe hacerse a partir de criterios multicausales, utilizando el RUP. En la
medida de lo posible el SPSU debe avanzar hacia la universalidad, especialmente en los
aspectos vinculados a la educación, salud y seguridad social.

5. Se debe crear una entidad autónoma que realice la evaluación de impacto de los distintos
programas públicos con base en las experiencias exitosas observadas en otros países de
América Latina, por ejemplo, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo
Social (CONEVAL) de México, entre otros.

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En cuanto a la coordinación interinstitucional


y articulación con los territorios

1. Se debe fortalecer las capacidades del Comité Intersectorial, el cual por ley debe estar
integrado por los titulares o los delegados de las instituciones que ejecutan programas
dentro del SPSU. Es importante, que en caso sean delegados, además de contar con los
conocimientos técnicos cuenten con poder de decisión.

2. Debe haber una coordinación estrecha entre la Comisionada Presidencial para Operaciones
y Gabinete de Gobierno y el Ministerio de Hacienda para asegurar que la elaboración del
presupuesto garantice el cumplimiento de lo establecido en el Plan Social. Además, avanzar
de manera conjunta en la elaboración de un presupuesto multianual.

3. Se debe avanzar en la vinculación de los planes nacionales de desarrollo y los planes de


desarrollo local, liderado por las municipalidades, esto con el propósito de articular esfuerzos
a nivel territorial. Asimismo, se deben establecer grupos multisectoriales a nivel municipal y
departamental, donde se priorice la participación de los distintos actores de la sociedad civil
para que contribuyan de manera cohesionada al diseño e implementación del Plan Social.

4. También se deben establecer mecanismos de coordinación con las agencias de desarrollo y


el sector privado, para evitar la duplicidad de esfuerzos. Para ello será fundamental el trabajo
coordinado entre la Comisionada Presidencial para Operaciones y Gabinete de Gobierno y
el Ministerio de Relaciones Exteriores.

En cuanto a la sostenibilidad financiera

1. Tomando en cuenta la transición demográfica que atraviesa El Salvador −donde se demandará


mayores recursos financieros de parte del Estado− y las actuales carencias financieras del
Estado salvadoreño, el éxito del nuevo plan social pasa por una transformación de la política
fiscal: transitar de una política de supervivencia a una que la considere como instrumento
de desarrollo. Para ello, es necesario un acuerdo fiscal integral, con la participación de
los distintos actores de la sociedad salvadoreña, donde a través del diálogo democrático
se pueda acordar una visión de país, los mecanismos para implementarla, sus costos y las
fuentes de financiamiento.

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Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

2. Se deben contar con ingresos suficientes y progresivos. Para ello, se propone implementar un
impuesto al patrimonio y un impuesto predial; el establecimiento de un IVA diferenciado para
bienes de lujo; la adopción de impuestos ambientales; la transformación del ISR, pasando
de un esquema cedular a uno global, además de establecer el principio de renta mundial;
eliminación de privilegios fiscales injustificados; implementación de una política que permita
reducir, la evasión, la elusión, la defraudación aduanera, así como cualquier otro delito
contra la Hacienda Pública; a la vez que se fortalece la administración tributaria y aduanera.

3. En cuanto a la deuda, es importante ordenar el uso de las Letras de tesorería (Letes) de


acuerdo a lo que establece la Constitución de la República, es decir que deban liquidarse
en el año calendario. Además, se debe lograr la reestructuración de la deuda pública, para
buscar su sostenibilidad.

4. Se debe crear una política nacional de transparencia, combate a la corrupción y gobierno


abierto, así como una política de datos abiertos. Asimismo, elaborar y publicar las evaluaciones
del impacto económico y social de los regímenes tributarios especiales (exenciones,
exoneraciones y deducciones) creados para el fomento de la actividad económica y la
generación de empleo, e incorporar la evaluación técnica del impacto económico y social,
positivo o negativo, de nuevas iniciativas de ley que afecten la tributación, para publicarlo y
difundirlo. Además, establecer mecanismos de participación ciudadana en todas las etapas
del ciclo presupuestario.

5. En cuanto al gasto público, como se ha señalado se debe lograr la vinculación de la


planificación con presupuestos por resultados en sintonía con la Agenda 2030 para el
Desarrollo Sostenible; la creación de un sistema nacional de inversión pública; implementación
de reformas al servicio civil, que permita homogenizar las escalas salariales; la eliminación de
gastos superfluos, como seguros privados para funcionarios públicos; y, la creación de un
fondo intergeneracional que permita financiar las inversiones en niñez y adolescencia.

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ANEXOS

Anexo 1. Un ejercicio de costeo sobre los principales riesgos a los que debe
darle respuesta el SPSU

Tomando en cuenta las principales brechas que debe enfrentar el SPSU, se retoman las
estimaciones realizadas por el ICEFI en el documento Otra Centroamérica es posible. Una
agenda fiscal para la construcción de una sociedad desarrollada, inclusiva y sostenible, para
dimensionar el esfuerzo fiscal que se requeriría para universalizar la educación, la salud, el acceso
a agua potable y saneamiento y la garantía de un ingreso mínimo a los grupos más vulnerables.

En el caso de la garantía de un ingreso mínimo se simuló la entrega de una Renta Básica Universal
exclusivamente a los segmentos poblacionales que se encuentran en condiciones de pobreza
extrema, lo cual erradicaría la pobreza extrema estadística, además de contribuir a mejorar la
distribución del ingreso.

Para estimar el financiamiento necesario para garantizar el acceso universal a los servicios de
salud se diseñó un modelo que refleje el esfuerzo que debería realizar El Salvador para alcanzar
la cobertura universal sanitaria.

En educación, el costeo se realizó a partir de la herramienta de simulación demográfica


desarrollada por la Unesco conocida como Education Policy & Strategy Simulation Model
(EPSSim, por sus siglas en inglés), el modelo parte del hecho de que la expansión de la cobertura
viene acompañada de un aumento en los insumos necesarios para el apropiado suministro
educativo, entre ellos el aumento del número de aulas disponibles, laboratorios, bibliotecas,
salas de docentes, letrinas y todos los servicios básicos, los cuales son considerados como parte
integral del modelo educativo. El modelo también prevé la contratación de personal docente
—con impactos favorables en la relación del número de alumnos por docente—, así como la
contratación de personal administrativo y de servicios. En cuanto a servicios educativos, incluye
la dotación de alimentación escolar, suministro de textos escolares y guías para enseñanza,
ambos fundamentales para lograr los resultados educativos esperados, en especial en los
ámbitos educativos que se desarrollan en condiciones de pobreza y extrema pobreza.

En cuanto al acceso al agua potable y servicios de saneamiento se estimó el costo de la


cobertura universal de estos servicios. A continuación, se presenta de manera resumida, los
costos de todas estas intervenciones que en su conjunto podrían ascender a 4.69% del PIB.

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Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

Tabla 18. El Salvador: Costo como porcentaje del PIB


de intervenciones priorizadas

Fuente: Icefi (2020)

Anexo 2. Espacios fiscales

Es importante, que se conozcan de donde se pueden obtener recursos para financiar el Plan
Social, en ese sentido se realizaron ejercicios de simulación para aumentar la recaudación
tomando en cuenta:

• El incremento de la base tributaria producto de la supresión de incentivos fiscales no


justificados
• La mejora de los controles sobre los flujos ilícitos de capital
• El aumento del cumplimiento de pago del IVA y el ISR
• La incorporación de un gravamen sobre el patrimonio

En cuanto a la supresión de incentivos fiscales no justificados se partió de las estimaciones de


gasto tributario para estimar preliminarmente los espacios presupuestarios que podrían provenir
de la eliminación de los incentivos tributarios a la inversión, salvo que pueda demostrarse que
producen un efecto positivo sobre la actividad económica o sobre el bienestar social.

En el caso del espacio fiscal potencial que puede aportar los flujos financieros ilícitos se utilizaron
las estimaciones de los flujos ilícitos de capital que publicó el Global Financial Integrity en abril
de 2017 y que hacen referencia al período 2005-2014. Los datos corresponden a estimaciones
por intervalo de los flujos ilícitos de capital observados en la región, a partir de los métodos
allí descritos. De los valores publicados se optó por utilizar el valor central de los intervalos,
diferenciando, además, entre los flujos de salida y entrada para la estimación de los efectos
sobre la tributación directa e indirecta.

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Asimismo, otro espacio fiscal se origina en una mayor eficiencia de la Dirección General de
Impuestos Internos, en las gestiones de cobro y fiscalización de sus principales tributos, el ISR y el
IVA. De esa forma, tras asumir la implementación de estrategias para reducir el incumplimiento
tributario y, por ende, mejorar la productividad de los referidos impuestos, se simuló un incremento
gradual de su productividad que implicaría inmediatamente una mayor recaudación.

Finalmente, El Salvador, es el único país de la región latinoamericana que no cuenta con


impuesto a la propiedad, por lo que estimó cuanto se podría obtener en la implementación de
este tributo que tiene la característica de ser progresivo.

En la siguiente gráfica, se muestra el resumen del espacio fiscal existente, el cual asciende a 4.8%
del PIB, donde se destaca que la mayor parte de recursos podrían provenir del combate a los
flujos financieros ilícitos, así como el combate a la evasión.

Gráfica 45. Espacio fiscal como porcentaje del PIB


en El Salvador
2.0
1.8
1.6
1.4
1.2
1.0
0.8
0.6
0.4
0.2
0.0
Combate a flujos Reducción de Combate a la evasión Impuesto al
ilicitos incentivos fiscales patrimonio

Fuente: Icefi

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Evaluación Estratégica de la Protección Social en El Salvador

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