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La circulación mayor o sistémica es el circuito o trayecto que realiza la sangre desde el corazón hacia el cuerpo y de

regreso al corazón, mientras que la circulación menor o pulmonar es el circuito que realiza la sangre desde el
corazón hasta los pulmones y luego al corazón. En la circulación mayor, la sangre viaja por las arterias y arteriolas,
hasta llegar a los capilares, donde liberan el oxígeno y captan el dióxido de carbono de los tejidos. Luego los
capilares se agrupan en vénulas y continúan en las venas principales hasta llegar a la aurícula derecha. En la
circulación menor, la sangre viaja desde el ventrículo derecho hacia las arterias pulmonares, que se capilarizan en
los pulmones, donde se realiza la liberación de dióxido de carbono y la captación de oxígeno, regresando sangre
oxigenada por las venas pulmonares hasta el atrio izquierdo del corazón.

Circulación mayor Circulación menor

Circuito de la circulación sanguínea que Circuito de la circulación sanguínea que


distribuye la sangre oxigenada por el cuerpo lleva la sangre desoxigenada hasta los
Definición desde el corazón. pulmones.

Sinónimo Circulación sistémica, circulación periférica. Circulación pulmonar

84 % del volumen total de sangre: 64% en las 16 % del volumen total de sangre: 7% en
Volumen de sangre venas, 13% en las arterias. corazón y 9% en los pulmones.
Suplir los tejidos con oxígeno y otros nutrientes.

Transportar las hormonas a sus órganos blanco.


Intercambiar el dióxido de carbono en los
Recoger dióxido de carbono y otros desperdicios glóbulos rojos por oxígeno del aire en los
Función generados por el metabolismo. pulmones.

Corazón (ventrículo izquierdo)→ arteria aorta → Corazón (ventrículo derecho)→ arterias


arterias periféricas → capilares tisulares → pulmonares → capilares alveolares →
Por dónde viaja la venas periféricas → Vena cava → corazón venas pulmonares → corazón (aurícula
sangre (aurícula derecha). izquierda).
Aorta

Carótidas

Renal

Arterias importantes Ilíaca Arteria pulmonar


Cava: superior e inferior.

Porta.

Venas importantes Renal: derecha e izquierda. Venas pulmonares


Presión arterial pulmonar sistólica: 25mm
Hg.
Presión arterial sistólica: 120mm Hg.
Presión arterial pulmonar diastólica: 8mm
Presión arterial Presión arterial diastólica: 80mm Hg. Hg.

Tiempo de
permanencia de la La sangre tarda en los capilares sistémicos entre La sangre tarda en los capilares
sangre en los capilares 1 y 3 segundos. pulmonares alrededor de 0,8 segundos.
Circulación mayor Circulación menor

Se intercambia dióxido de carbono desde


Se intercambia oxígeno desde los glóbulos rojos los glóbulos rojos hacia los alveolos por
a los tejidos por dióxido de carbono desde los oxígeno desde los alvéolos a los glóbulos
Intercambio de gases tejidos a los glóbulos rojos. rojos.

Circulación mayor o sistémica

Principal
es arterias y venas de la circulación mayor sistémica.

La circulación mayor o sistémica es la parte de la circulación sanguínea que transporta sangre oxigenada desde el
corazón a todo el cuerpo, y regresa la sangre desoxigenada al corazón.

Características de la circulación mayor Del volumen total de sangre del cuerpo humano representa el 84 %,
distribuidos 64% en las venas y 13% en las arterias. Se inicia con la contracción del ventrículo izquierdo del
corazón luego que recibe sangre oxigenada desde el atrio (aurícula) izquierdo y la dirige a la aorta. Culmina con la
llegada de la sangre venosa desoxigenada al atrio derecho por las venas cava superior y cava inferior.

Función de la circulación mayor

La circulación mayor se encarga de:

la distribución de sangre oxigenada a los tejidos.

La recolección de sustancias de desecho de los tejidos.

El envío de la sangre desoxigenada de vuelta al corazón.


La distribución de hormonas desde sus glándulas de producción hasta los órganos blanco.

Circulación menor o pulmonar

Esquema de la circulación menor o pulmonar.

La circulación menor o pulmonar es la parte de la circulación que transporta la sangre desoxigenada desde el
corazón a los pulmones y regresa sangre oxigenada al corazón.

Características de la circulación pulmonar o menor

Se inicia en el ventrículo derecho del corazón, luego que este se llena con sangre venosa desde el atrio derecho
(aurícula derecha). Representa el 16 % del volumen total de sangre, 7% en el corazón y 9% en los pulmones.

El tiempo que la sangre permanece en los capilares pulmonares es de 0,8 segundos, es decir, en menos de un
segundo la sangre pierde el dióxido de carbono y se carga con oxígeno.

En un ser humano normal, la presión sistólica de la arteria pulmonar es de 25mm Hg; la presión diastólica de la
arteria pulmonar es de 8mm Hg.
Función de la circulación menor

La principal función de la circulación pulmonar o menor es el intercambio de gases a nivel de los alveolos
pulmonares:

la sangre que transporta dióxido de carbono pasa por los finos capilares pulmonares y el dióxido de carbono se
desprende de los glóbulos rojos y pasa al alveolo, para luego ser expulsado en la expiración.

Simultáneamente, el oxígeno que entra a los alveolos por la inspiración pasa a los capilares y entra en los glóbulos
rojos de la sangre.

El sistema nervioso es un complejo conjunto de células encargadas de dirigir, supervisar y controlar todas las
funciones y actividades de nuestros órganos y organismo en general.

Gran parte de los seres vivos, así como los seres humanos, poseen sistemas nerviosos. Sin embargo, hay
organismos que no lo poseen, como por ejemplo los protozoos y los poríferos.

Función del sistema nervioso

El sistema nervioso tiene la función de relación, ya que, como la palabra indica, relaciona las funciones y los
estímulos de las diferentes partes del cuerpo a través de este sistema central.

De esta manera, es posible que los seres humanos y otros animales puedan coordinar sus movimientos o respuestas
tanto conscientes como reflejas.

Estructura del sistema nervioso


Para estudiar el sistema nervioso, se ha dividido anatómicamente el cuerpo humano en dos partes: el sistema
nervioso central (SNC) y el sistema nervioso periférico (SNP).

El sistema nervioso central

El sistema nervioso central (SNC) está compuesto del encéfalo y la médula espinal. El encéfalo, a su vez se
compone de:

El cerebro: órgano que controla las acciones voluntarias. Se relaciona con el aprendizaje, la memoria y las
emociones.

El cerebelo: coordina los movimientos, reflejos y equilibrio del cuerpo.

El bulbo raquídeo: dirige las actividades de los órganos internos como, por ejemplo, la respiración, los latidos del
corazón y la temperatura corporal.

La médula espinal se conecta al encéfalo y se extiende a lo largo del cuerpo por el interior de la columna vertebral.

El sistema nervioso periférico

El sistema nervioso periférico (SNP) engloba todos los nervios que salen del sistema nervioso central hacia todo el
cuerpo. Está constituido por nervios y ganglios nerviosos agrupados en:
Sistema nervioso somático (SNS): comprende tres tipos de nervios que son los nervios sensitivos, los nervios
motores y los nervios mixtos.

Sistema nervioso vegetativo o autónomo (SNA): incluye el sistema nervioso simpático y el sistema nervioso
parasimpático.

Mapa conceptual del sistema nervioso

Sistema nervioso y neuronas

Las células de nuestro sistema nervioso se llaman neuronas, y son de suma importancia para su correcto
funcionamiento, ya que se encargan de transmitir la información sensorial.Las neuronas son células especializadas
que reciben los estímulos de todas las partes de nuestro cuerpo y, a su vez, mandan las respuestas para que los
órganos y otras capacidades físicas funcionen adecuadamente.

Las más conocidas de las enfermedades que aquejan al sistema nervioso son:

Encefalitis. Se llama así a la presencia de cuerpos extraños en el encéfalo, tales como virus o bacterias. Las
infecciones en este lugar son muy delicadas, pues cualquier daño al cerebro se puede traducir en pérdida o
disminución de sus funciones.

Epilepsia. Esta enfermedad congénita se debe a una activación excesiva de ciertos rincones del cerebro, que
responden a estímulos externos de manera desordenada y generan convulsiones, descoordinación y enlentecimiento.
Esclerosis. Diferenciada entre múltiple y lateral, se trata de una serie de trastornos congénitos en los que las
neuronas pierden la mielina, una capa que las recubre y garantiza la efectiva transmisión de información. Esto se
traduce en pérdida de la capacidad de movimiento voluntario e incluso alteraciones perceptivas.

Alzheimer. Se trata de la forma más común de demencia senil, que afecta las zonas del cerebro vinculadas a
la memoria reciente y el lenguaje, produciendo deterioro progresivo de las funciones cognitivas, impidiendo hablar,
escribir, leer, o simplemente reconocer la realidad inmediata. Inicia a partir de los 60 años y de momento no tiene
cura.

Parkinson. Se trata de una enfermedad congénita que ocasiona una disminución de la dopamina en el sistema
nervioso, impidiendo la coordinación nerviosa y generando movimientos involuntarios, además de trastornos del
sueño, depresión y dificultades para masticar, hablar o tragar.

Se conoce como sistema endocrino o sistema de glándulas de secreción interna al conjunto de tejidos y órganos del
cuerpo humano (y de otros animales superiores) encargados de la generación y distribución a través del torrente
sanguíneo de sustancias destinadas a la regulación de determinadas funciones del organismo, conocidas
como hormonas.
Semejante al sistema nervioso, el sistema endocrino se opera en base a impulsos a distancia, pero en lugar de ser
nerviosos (eléctricos), son de tipo químico. Estas señales químicas son las hormonas, encargadas de activar, regular
o inhibir determinadas acciones y procesos del organismo, como son el crecimiento, la producción de tejidos,
el metabolismo o el desarrollo y funcionamiento de los órganos reproductivos, entre otros.

Este sistema hormonal está compuesto por órganos internos conocidos como glándulas u órganos endocrinos, los
cuales generan sus hormonas y sustancias y las liberan en el organismo, ya sea localmente (como las glándulas de la
piel) o internamente (a través del sistema sanguíneo). Esto incluye órganos como el timo o el páncreas, o bien
estructuras de menor tamaño como la glándula pituitaria ubicada en el cerebro. Además, este sistema se encuentra
relacionado con el nervioso y con el digestivo, entre otros, constituyendo así una red de respuesta compleja del
organismo, que por ejemplo, ante situaciones de estrés, eróticas o de reposo, genera diversas hormonas para
potenciar las capacidades del cuerpo humano. Como se dijo antes, la función primordial de este sistema es la
regulación de los complejos procesos bioquímicos del cuerpo, ya sea ante un estímulo externo determinado, o
simplemente como parte de la vida. Esto incide, por ejemplo, en el crecimiento, el desarrollo y la conducta sexual,
la digestión, el sueño y otras áreas de vital importancia.

En líneas generales, las hormonas liberadas por el sistema endocrino pueden tener funciones del siguiente tipo:

Estimulantes. Activan o inician ciclos bioquímicos, o estimulan determinados comportamientos en los tejidos del
cuerpo. Por ejemplo, la hormona prolactina induce a la producción de leche en las mamas maternas.

Inhibidoras. Ejercen el rol contrario: inhiben, detienen, disminuyen la producción de alguna sustancia o un


determinado comportamiento del tejido corporal. Por ejemplo: la hormona somatostatina inhibe la producción de
más hormonas de crecimiento en el cuerpo, deteniendo así el crecimiento corporal.

Antagonistas. Regulan un proceso del cuerpo en base a estimularlo o inhibirlo, o de producir efectos contrarios pero
simultáneos. Por ejemplo, las hormonas insulina y glucagón regulan el metabolismo del azúcar, actuando al mismo
tiempo incrementar o disminuir sus niveles.

Sinérgicas. A veces la presencia conjunta de dos hormonas incrementa el efecto de la primera, es decir, se
potencian las unas a las otras para lograr efectos más intensos. Por ejemplo: las hormonas hGH y T3/T4 producidas
por la glándula tiroides.

Trópicas. Permiten la alteración o el control de otros tejidos endocrinos, sirviendo de mensajero químico en el


organismo. Por ejemplo: la hormona gonadotropina desencadena la ovulación en las mujeres y
la espermatogénesis en los hombres, cuando están listos para empezar a reproducirse.

El sistema endocrino se compone de muchas glándulas y órganos endocrinos. Los principales son los siguientes:

Glándula pineal. Llamada también epífisis o conarium, está en la base del cerebro junto a la inserción de la médula
espinal, y es común a todos los vertebrados. Produce hormonas encargadas del sueño y de los ritmos circadianos.
Glándula pituitaria. También conocida como hipófisis, se ocupa de segregar hormonas necesarias para regular
la homeostasis, entre ellas hormonas trópicas que regulan otros tejidos endocrinos. Está ubicada en la base del
cráneo, en una silla ósea del hueso esfenoides.

Glándula tiroides. Ubicada justo debajo de la nuez de Adán, en la garganta y sobre la tráquea, se encarga de regular
el metabolismo y de matizar la sensibilidad del cuerpo a las demás hormonas.

Glándulas suprarrenales. De forma piramidal, se halla en par sobre los riñones, y se encarga de regular las
respuestas ante el estrés, segregando hormonas como el cortisol y la adrenalina, que preparan físicamente al cuerpo
para una situación de peligro.

Timo. Este es un órgano linfoide (del sistema inmunológico) ubicado en el torso, frente al corazón y detrás del
esternón.

Páncreas. Un órgano mayor, situado en el abdomen, segrega enzimas digestivas para contribuir con la absorción de
los nutrientes, y además hormonas que regulan el metabolismo de los azúcares (insulina y glucagón).

Glándulas sexuales. Ovarios y testículos, para mujer y hombre respectivamente, son los órganos donde se generan
las células reproductivas y las hormonas que preparan la maduración sexual durante la pubertad.

Glándulas externas. Las ubicadas en la piel, se encargan de lubricarla y mantenerla fresca, derramando además
hormonas que cumplen roles sociales y de protección de la epidermis.

El sistema endocrino puede padecer de diferentes trastornos, que le ocasionan un funcionamiento defectuoso. Por lo
general consisten en sobreproducción o subproducción de hormonas. Algunos ejemplos son:

Diabetes mellitus. Enfermedad que consiste en la subproducción de insulina (o producción de hormona de mala


calidad) que es incapaz de regular el nivel de azúcar en sangre.

Hipertiroidismo. La tiroides produce demasiadas hormonas y acelera en demasía el metabolismo.

Hipotiroidismo. La tiroides segrega muy pocas hormonas y enlentece demás el metabolismo.

Enfermedad de Crushing. Las glándulas suprarrenales segregan un exceso peligroso de hormonas.

Funciones del sistema digestivo

El aparato digestivo cumple con diversas funciones, que son de transporte, secreción, absorción y excreción.

Transporte. Los alimentos son llevados desde la boca, en donde se trituran y convierten gracias a la saliva en un
bolo alimenticio, hasta el estómago, luego los intestinos y finalmente al exterior del cuerpo, a través de una serie de
conductos dotados de movimiento muscular propio, el movimiento peristáltico.

Secreción. Una vez contenida en el estómago, la comida triturada es sometida a la acción de los jugos gástricos
segregados allí mismo, los cuales disuelven la materia y la reducen a sus mínimos elementos químicos.

Absorción. Las formas simples extraídas de la materia, sus proteínas, aminoácidos, azúcares, etc., son reducidas a
lo mínimo posible y son incorporados al organismo, pasando luego a la sangre y al organismo.
Excreción. Una vez extraídos los nutrientes de la comida, es preciso expulsar el material de desecho fuera del
cuerpo, y así se hace cada cierto tiempo, a través del final del tracto digestivo, que en totalidad, desde la boca hasta
el ano, mide unos once metros.

Órganos del sistema digestivo

El aparato digestivo comprende los siguientes órganos del cuerpo humano:

Boca y glándulas salivales. El inicio del proceso se ubica en el ingreso de la comida a la boca, donde los dientes
sirven para triturarla y la saliva producida por las glándulas salivales la humedece.

Esófago. Es el conducto que lleva la comida de la boca al estómago, atravesando el cuello, el tórax y el abdomen, y
pasando por un agujero en el diafragma.

Estómago. En este órgano se acumula la comida, a la espera de la secreción de los jugos gástricos y
las enzimas digestivas, por parte de las células que lo componen. Estos jugos son básicamente ácido clorhídrico
(HCl).
Páncreas. Esta glándula se encuentra en contacto con el intestino y vierte en el duodeno su jugo pancreático,
indispensable para la digestión, y al mismo tiempo vierte en la sangre la insulina para procesar el azúcar que entra a
la sangre por el intestino.

Hígado y vesícula biliar. La mayor víscera del cuerpo (pesa kilo y medio) es el hígado; éste segrega la bilis, que es
una sustancia necesaria para la absorción de las grasas. La bilis se acumula en la vesícula biliar y de allí pasa al
duodeno.

Intestino delgado. Del duodeno a la válvula ileocecal, esta primera porción del intestino está repleta de vellosidades
y es donde se produce la absorción de los nutrientes. Mide entre 6 y 7 metros de longitud.

Intestino grueso. El resto del intestino, que culmina en el recto, mide entre 120 y 160 cm. de longitud y es donde
termina la digestión y se forman las heces.

Ano. La abertura anal es por donde se expulsa hacia el exterior del cuerpo humano la comida ya digerida,
mediante movimientos controlados del esfínter anal.

Enfermedades del sistema digestivo

Las enfermedades del aparato digestivo suelen ser de los siguientes tipos:

Infecciones. Producto del ingreso al intestino de bacterias o virus, provenientes del agua o de alimentos


contaminados. Pueden generar diarrea, heces sanguinolentas o moco rectal, así como dolores intestinales severos.

Parásitos. Los parásitos intestinales son frecuentes en poblaciones rurales o en pobreza, y se transmiten mediante
los alimentos o las aguas contaminadas. Muchos de ellos pueden luego migrar a otras regiones del cuerpo y
perpetuar el ciclo si no hay una correcta eliminación de las heces.

Indigestiones. Alimentos en mal estado o contaminados con sustancias tóxicas o nocivas, generan una reacción
intestinal muy semejante a las reacciones alérgicas, con cólicos y usualmente diarrea.

Gastritis y úlceras. La acción de los jugos gástricos y el constante consumo de irritantes (alcohol, cigarrillo, cítricos,
etc.) puede llevar al enrojecimiento e inflamación de la mucosa estomacal (gastritis) y, en casos más severos, a
úlceras y llagas internas.

Cáncer. El color de duodeno, de colon, de hígado o de páncreas son formas conocidas y agresivas de tumoraciones
malignas, asociadas a ciertos hábitos de alimentación.

sistema respiratorio permite la respiración: el ingreso del aire dentro del cuerpo, del cual se extrae el oxígeno,
elemento indispensable para la oxidación de la glucosa que da energía a nuestro organismo, y la posterior expulsión
del dióxido de carbono (CO2)

En este sentido, el sistema respiratorio se complementa con el circulatorio, ya que este último lleva el oxígeno en
sangre hacia los confines del cuerpo y devuelve el CO2 a los pulmones para evitar que éste modifique el pH del
organismo. La respiración consiste en dos etapas: inhalación (entrada de aire) y exhalación (salida de aire).

Órganos del aparato respiratorio

Fosas nasales. Los agujeros en la nariz, en donde todo inicia. Por ellos penetra el aire, filtrado por una serie de
vellosidades y mucosas que impiden el acceso a desechos sólidos y otros elementos no gaseosos.
Faringe. La conexión entre las fosas nasales, la cavidad bucal y el esófago y la laringe, contiene mucosas defensivas
y está ubicado en el cuello.

Laringe. Conducto que conecta la faringe con la tráquea y los pulmones, y en el que se encuentran tanto las cuerdas
vocales, como la glotis (campanilla) y una serie de músculos que en caso de obstrucción actúan por reflejo
despejando el camino.

Tráquea. El trecho final del conducto, que conecta la laringe y los pulmones. Posee un conjunto de cartílagos en
forma de C que mantienen el conducto abierto ante la compresión externa.

Pulmones. Los órganos principales de la respiración, son dos grandes sacos que se llenan de aire y permiten el
intercambio gaseoso entre aire y sangre. Para ello, poseen bronquios (conductos para el aire hacia los bronquiolos),
bronquiolos (conductos más estrechos entre los bronquios y los alvéolos) y finalmente, los alvéolos pulmonares
(conductos aún más estrechos, de pared unicelular, que permite el paso del oxígeno a la sangre).

Músculos intercostales. Una serie de músculos en el tórax que lo movilizan durante la respiración.

Diafragma. El músculo que separa el abdomen del tórax, es el responsable de la inhalación y exhalación: se contrae
y baja, ampliando la caja torácica. Luego se relaja y sube, comprimiendo el torno y echando afuera el aire.

Pleura. Una membrana serosa que recubre los dos pulmones y que mantiene una cavidad entre sus dos capas
(interna y externa), cuya presión es menor a la de la atmósfera, para permitir la expansión de los pulmones durante
la inhalación.

Enfermedades del aparato respiratorio

Cáncer. Debido a la presencia recurrente de gases tóxicos disueltos en la atmósfera en los pulmones, cuando no del
humo inhalado por fumadores (y quienes estén alrededor de ellos), es posible desarrollar tumoraciones malignas en
los pulmones.

Resfriados. La enfermedad más común del tracto respiratorio, se debe a la presencia de virus en las etapas
superiores (externas) del sistema, por lo que son combatidos por las mucosas mediante estornudos, secreciones,
fiebre, etc.

Infecciones. La presencia de bacterias en el tracto respiratorio, ya sea en las etapas superiores (faringitis, laringitis)
o en los pulmones (pulmonía o neumonía) suele requerir tratamiento con antibióticos y reposo, ya que ocasiona
fatiga y descenso de la eficacia de la respiración.

Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC). Muy común entre fumadores y trabajadores mineros, se trata
de una enfermedad en la que los conductos alveolares de los pulmones se obstruyen de manera progresiva y por lo
general irreversible, conduciendo a una pérdida de la capacidad respiratoria y acortando drásticamente la vida.

El aparato reproductor masculino involucra los siguientes órganos y conductos:

Órganos externos (por fuera del cuerpo):

Testículos. El principal órgano del sistema, se encarga de producir tanto las hormonas sexuales masculinas
(testosterona, principalmente) como los espermatozoides (células reproductivas). Se encuentra alojado en el
escroto, una envoltura de tejidos y de piel que los recubre y protege.

Pene. Es el órgano copulador del sistema, formado por tres instancias: el glande, que es la punta y la región más
sensible; el cuerpo esponjoso, tejido del que forma parte el glande y que sostiene la uretra durante la erección para
permitir el paso del semen; y los cuerpos cavernosos, ubicados en la parte superior del pene, los cuales se llenan de
sangre y proveen de dureza y firmeza al pene erecto. Está normalmente cubierto por el prepucio, una capa de piel
que forma parte del escroto. También sirve al aparato excretor para expulsar la orina del cuerpo.

Epidídimo. Se encuentra en la reunión de los conductos seminíferos, y se encarga de la maduración y activación de


los espermatozoides.

Conductos deferentes. Conectan el epidídimo con los conductos eyaculatorios, permitiendo la salida del semen.

Órganos internos :

Vesículas seminales. Producen un líquido alcalino y viscoso cuyo cometido es neutralizar la acidez de la uretra
(producto de la orina) y salvaguardar a los espermatozoides. Este líquido forma parte del 40% del semen. Las
vesículas se hallan junto a la próstata, detrás de la vejiga urinaria.

Próstata. Este órgano glandular es exclusivo del género masculino y se ubica detrás del recto, justo en la base de la
vejiga urinaria. Produce mucho del contenido seminal que nutre a los espermatozoides en su viaje hacia el útero y
además bloquea la salida de la orina durante el coito, para que no se mezclen las funciones excretora y
reproductora.

Uretra. El conducto que lleva la orina de la vejiga hasta afuera del cuerpo, también sirve en el caso del hombre para
llevar el semen hasta afuera.

Glándulas bulboretrales. Llamadas también glándulas de Cowper, se ubican bajo la próstata y segregan el líquido
preseminal, que limpia el ducto de la uretra y neutraliza su acidez, allanando el camino para la eyaculación.

Enfermedades del aparato reproductor masculino

Fimosis. Se trata de una estrechez congénita del prepucio, que no permite al pene emerger libremente y suele
ocasionar dolor e incomodidad durante las relaciones sexuales. Suele subsanarse mediante la circuncisión.

Cáncer. Las malformaciones tumorosas suelen aquejar particularmente a la próstata y a los testículos.

Infecciones venéreas. Tales como el herpes, virus del papiloma humano, la sífilis, gonorrea, SIDA y otras más,
algunas de las cuales producen síntomas locales reconocibles, como pústulas, supuración purulenta o dificultades
para orinar.

Prostatitis. El agrandamiento de la próstata suele ser producto de infecciones bacterianas, pero también un indicador
de dolencias más profundas como la Hiperplasia Prostática Benigna o cáncer

la función del aparato reproductor de la mujer no podría ser más indispensable para la especie: propiciar la
fecundación y servir de recipiente al nuevo individuo hasta la culminación de su gestación.

Sin embargo, no debe pensarse que dicha función es meramente pasiva. La producción de óvulos se inicia con la
pubertad, junto a la menstruación, a pesar de que las mujeres nacen con la cantidad total de óvulos formados que
dispondrá durante la vida. los óvulos no esperan simplemente a ser fecundados, sino que segregan moléculas que
atraen a los espermatozoides hacia ellos y, una vez producido el encuentro, facilitan la absorción del contenido del
espermatozoide para obtener el cigoto. Se trata de un proceso complejo que se da en la conexión entre las trompas
de Falopio y el útero en donde se gestará el bebé.

Partes del aparato reproductor femenino

Órganos externos. Los genitales femeninos se conocen en su conjunto como la vulva, y son los necesarios para
llevar a cabo la cópula (relaciones sexuales con penetración del pene en la vagina). Esto comprende el clítoris, los
labios mayores y labios menores, el Monte de Venus y los orificios de la uretra y de la vagina.

Órganos internos. La mayor porción del aparato genital femenino está dentro del cuerpo, y abarca diversos órganos
que merecen mención aparte:
La vagina. Es el conducto que permite el ingreso del pene al interior del cuerpo femenino, acompañándolo de la
necesaria lubricación y secreción, durante el coito. Finalizado el embarazo, se ensancha y permite la salida del
recién nacido.

El útero. El saco en donde se produce la fecundación, se gesta el feto y lo contiene hasta el día del parto.

Los ovarios. Órganos en donde se gestan los óvulos y se los prepara para salir al útero, una vez por mes. Suelen ser
dos y también se encargan de la producción hormonal para el desarrollo sexual de la mujer.

Las trompas de Falopio. Conductos de entre 10 y 13 cm que conectan los ovarios con el útero, y en los que puede
darse la fecundación (pero rara vez se implanta el cigoto fecundado en ellos).

Enfermedades del aparato reproductor femenino

Cáncer. Sobre todo en el cuello uterino, se le ha asociado a ciertas enfermedades de transmisión sexual (como el
VPH) así como a factores hereditarios.

Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS). Así como al hombre, la mujer puede ser aquejada por enfermedades
infecciosas que se contagian mediante el coito, como la gonorrea, la sífilis, el virus del papiloma humano o
clamidias.

Endometriosis. Es un trastorno en el que el tejido que recubre al útero crece anormalmente fuera de él.

Infertilidad. Debida a diversas causas, algunas congénitas y otras de índole bioquímico, como un pH demasiado
elevado (que aniquila a los espermatozoides) o mucosidad vaginal demasiado espesa (que les impide moverse).

Se denomina sistema óseo a la compleja y completa estructura compuesta por los 206 huesos


del esqueleto humano, así como los cartílagos, ligamentos y tendones que les permiten conectarse adecuadamente a
la musculatura o a otros huesos.

El sistema óseo, junto al muscular y al articular, constituye el aparato locotomor del cuerpo humano, es decir, el
que le permite el movimiento preciso y coordinado.

El sistema óseo está conformado entonces por:

Huesos. Estructuras rígidas, mineralizadas a partir de calcio y otros metales, son las partes más duras y resistentes
del cuerpo humano y de los animales vertebrados. En su interior, además, se halla la médula que cumple con
funciones hematopoyéticas (se crean los glóbulos rojos sanguíneos).

Cartílagos. Los cartílagos se encuentran en los extremos de los huesos, protegiéndolos al servirles de
amortiguación, para que uno no choque con otro, evitando así el desgaste. Se trata de estructuras flexibles y
gruesas, compuestas principalmente de colágeno.

Ligamentos. Tejidos fibrosos muy resistentes, densos y elásticos, que unen los huesos entre sí en los puntos de
rotación que son las articulaciones. Así, es vital para el movimiento, pero también para evitar que los huesos se
salgan de su lugar o se muevan antinaturalmente.

Tendones. Así como los ligamentos, se trata de tejidos fibrosos gruesos y elásticos, que unen la musculatura a las
piezas rígidas de los huesos, permitiendo que la fuerza de las células musculares se transmita a los huesos y
posibilitando así el movimiento voluntario.

El sistema óseo cumple con las siguientes funciones:

Estructura. Los huesos del esqueleto le dan al cuerpo humano su forma definida y determinan su postura. Brindan
rigidez y sostén a los tejidos blandos, manteniendo todo en su respectivo lugar.

Protección. Al ser piezas duras y poco flexibles, los huesos sirven como escudo interno, como protección contra las
fuerzas provenientes de afuera del cuerpo, aislando y defendiendo los órganos vitales.
Movimiento. Junto a la musculatura, los huesos brindan al organismo la posibilidad de movimiento coordinado
voluntario, pudiendo así desplazarse, utilizar herramientas, etc.

Hematopoyesis. En la médula ósea se generan distintos tipos de células sanguíneas, e incluso sustancias
regulatorias.

Almacenamiento. En los huesos se guardan diversos minerales como el calcio y el fósforo, no sólo para proveerles
de dureza, sino para emplearlos luego como insumo en la contracción muscular y otros procesos orgánicos, siendo
así un almacén de recursos de último minuto. Por otro lado, los huesos permiten el almacenamiento también de
ciertos tipos de lípidos, en la médula amarilla de su interior.

Enfermedades del sistema óseo

Cáncer. Producido en la médula ósea por la multiplicación anormal de ciertas células (mieloma) o a veces entre las
células endurecidas de su parte más rígida (sarcoma). Conduce al debilitamiento de la estructura y a dolorosos
entumecimientos locales.

Osteoporosis. Se trata de una pérdida crónica del calcio que endurece los huesos, muy asociada a la edad y a otros
procesos propios del cuerpo humano, ocasionan el adelgazamiento de los huesos y el incremento de su fragilidad, lo
cual requiere de un tratamiento combinado con suplementos de calcio y ejercicio físico.

Enfermedad de Paget. Se trata de una dolencia congénita que ocasiona el mal funcionamiento de las células que dan
origen al hueso, lo cual conduce al engrosamiento y ensanchamiento anormal de la estructura del esqueleto.

Raquitismo. Debido a una deficiencia en la ingesta de vitamina D o algún problema endógeno que impide su
absorción, los pacientes con esta enfermedad presentan un debilitamiento progresivo de los huesos, que los torna
dolorosamente frágiles.

Al referirnos al sistema muscular, hablamos del conjunto de más de 650 músculos diferentes que componen el
cuerpo humano, la mayoría de los cuales pueden ser controlados a voluntad y que permiten ejercer la fuerza
suficiente sobre el esqueleto para movernos. El sistema muscular del ser humano es vasto y complejo,
constituyendo el 40% del peso de un adulto, generando además la mayor parte de su calor corporal. Junto con el
sistema óseo (huesos) y el articular (articulaciones), constituye el llamado sistema locomotor, encargado de los
movimientos y desplazamientos del cuerpo. Los músculos que componen este sistema están compuestos a su vez
por células con alto nivel de especificidad, lo cual les confiere propiedades puntuales como la elasticidad. Estas
células, llamadas miocitos, pueden someterse a estiramientos y compresiones intensas sin poner en riesgo (hasta
cierto punto) su constitución. Por ello las fibras musculares son tan resistentes y elásticas. Los músculos, además,
excitables eléctricamente, y es así como el sistema nervioso los controla.

Existen tres tipos esenciales de músculos:

Músculos esqueléticos o estriados. Se llaman así porque bajo el microscopio presentan estrías, así como una forma
larga característica. Además, son los que conectan con los huesos del organismo y permiten el desplazamiento o el
movimiento de las extremidades.

Músculos cardíacos. Como su nombre lo indica, son los músculos de la pared del corazón (miocardio), y son
músculos estriados con características precisas, ya que requieren estar interconectadas para poder contraerse y
expandirse de manera totalmente sincronizada.

Músculos lisos. Se les conoce también como viscerales o involuntarios, ya que no están comprometidos con el
movimiento voluntario del cuerpo, sino con sus funciones internas (sistema nervioso vegetativo autónomo). Por
ejemplo, el movimiento de los intestinos o del tubo digestivo, o de apertura o cierre del iris en el ojo. Se reconocen
fácilmente pues carecen de estrías como los tipos anteriores

El sistema muscular se compone de una variedad enorme de músculos, entre los cuales encontramos:

Músculos fusiformes. Aquellos con forma de huso, gruesos en la parte central y delgados en los extremos, como los
presentes en los miembros superiores e inferiores.
Músculos planos y anchos. Presentes sobre todo en la pared abdominal, movilizan y protegen a los órganos internos
inferiores.

Músculos abanicoides. Como su nombre lo indica tienen forma de abanico, y dos ejemplos importantes son los
pectorales (en el pecho) y los temporales (en la mandíbula).

Músculos circulares. Presentan forma de anillo, por lo que sirven para cerrar (al contraerse) o abrir (al relajarse)
diversos conductos, como el orificio anal por el que defecamos.

Músculos orbiculares. Semejantes a los fusiformes, pero tienen un orificio en el centro, por lo que permiten abrir y
cerrar otras estructuras. Un ejemplo es el músculo orbicular que hay en nuestros párpados.

la musculatura permite el movimiento voluntario, nos permite movilizar el esqueleto y desplazarnos para cambiar
de lugar, o usar de un modo específico nuestras extremidades. Incluso gestos tan simples como mover nuestros ojos
o sonreír, se deben a la acción puntual de algún conjunto de músculos del cuerpo.

Enfermedades del sistema muscular

Desgarros. Rupturas parciales del tejido muscular que, si bien pueden repararse solas con el tiempo, por lo general
disminuyen la capacidad motriz y resultan sumamente dolorosas.

Calambres. Contracciones dolorosas e involuntarias de un músculo puntual, debido a fatiga extrema o a desbalances


en la química muscular.

Atrofia. Debido a falta de uso prolongado, a enfermedades o a traumatismos importantes, los músculos pueden
cesar de funcionar y volverse atrofiados, es decir, perder el volumen de su tejido.

Poliomielitis. Producida por un virus, esta enfermedad realmente aqueja al sistema nervioso, pero al paralizar los
impulsos eléctricos ocasiona una atrofia artificial sobre la musculatura.

El sistema inmune o inmunológico es el encargado de la defensa del organismo, identificando, persiguiendo y
eliminando los cuerpos y sustancias extrañas que puedan penetrarlo. Para ello dispone de una serie de órganos
productores de glóbulos blancos (ganglios linfáticos, el bazo, el timo y la médula ósea) de distinto tipo: células
especializadas en descubrir, atenuar y expulsar a los agentes potencialmente dañinos, como bacterias, virus, etc.

Estos glóbulos blancos o linfocitos se desplazan por el cuerpo humano a través del tegumento y del aparato
linfático, así como de la sangre y otros fluidos. Cuando encuentran señal de infección o intoxicación disparan las
alertas del organismo y hacen lo posible por aislar y expulsar al intruso, ya sea mediante el sistema excretor o el
digestivo, o incluso mediante secreciones como la pus o los mocos, que brotan de mucosas o de regiones infectadas,
según sea el caso.

El Sistema Linfático forma parte del Aparato Circulatorio ya que su función principal es hacer circular el líquido
intersticial (líquido que queda entre las células) a través del sistema circulatorio.
Podemos decir que trabaja en paralelo con el Sistema Cardiovascular, ya que éste facilita
el transporte e intercambio de sustancias y nutrientes entre tejidos y células,
y el Sistema Linfático recoge y transporta el exceso de estos nutrientes y los desechos
metabólicos de las células a la circulación, ya sea para ser eliminados o para ser
aprovechados en otras partes del cuerpo.

Para entender mejor en qué consisten el líquido intersticial y la linfa, veremos cómo se
forma y cuáles son las funciones principales de cada uno.

¿Qué es el Sistema Linfático?

Tal y como explicamos en el Sistema Cardiovascular, su misión es hacer bombear la


sangre desde el corazón por las arterias, los capilares y las venas para que haya un
intercambio de oxígeno y nutrientes en la sangre, que vuelve al corazón para ser
repartida por todo el organismo.

Lo que sucede es que, en ese intercambio y oxigenación, se produce el Líquido


Intersticial, que es el filtrado del plasma sanguíneo (compuesto de sangre sin las
células) y que recubre a las células para que éstas puedan comunicarse y nutrirse.

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Para que ese espacio celular no se quede estancado con líquido, el Sistema Linfático
se encargará de drenarlo a través de la linfa hasta el Sistema Circulatorio.

Antes de meternos en profundidad con el Sistema Linfático debemos conocer muy


bien qué es la Linfa y el Líquido Intersticial.

 Líquido Intersticial

El líquido intersticial se produce cuando la sangre llega a los capilares para hacer ese
intercambio de nutrientes y oxigenación, y parte del plasma sanguíneo se “escapa” por
los poros de los capilares, y el sistema linfático debe devolverlo a la circulación.

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La sangre que contiene proteínas, agua, oxígeno, azúcares, células, hormonas…


ejerce una presión sobre las paredes de los capilares, tejido poroso que está compuesto
por células, y lo que hacen estas células es “filtrar” los elementos más pequeños que
transporta la sangre, los nutrientes cuyo tamaño sea capaz de entrar por esos pequeños
poros como el agua, sales minerales, proteínas, azúcares, aminoácidos, coenzimas,
hormonas… todo ese fluido que sale es el Líquido Intersticial, y a la capacidad de los
capilares de filtrar ese líquido hacia las paredes de los capilares se la denomina presión
hidrostática capilar, y la presión que devuelve parte del líquido de las paredes al riego
sanguíneo es la presión osmótica.

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Cabe aclarar que el líquido del intersticio no es sangre, ya que no lleva glóbulos rojos
ni las proteínas más grandes, es decir, es un filtrado del plasma sanguíneo (sería la
sangre sin células), unos 20 litros al día gracias a la presión hidrostática y
osmótica. El cometido de este líquido es impregnar o revestir a las células permitiendo
que éstas se comuniquen, repartan nutrientes y generen sus desechos metabólicos, para
que ese líquido sea renovado y no atasque el hueco intersticial, el Sistema Linfático lo
drenará mediante la linfa.

El líquido del intersticio no es sangre, es un filtrado del plasma sanguíneo, sería la sangre sin
células.

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Linfa

El Sistema Linfático empieza como hemos visto, en el espacio intercelular de los tejidos y
lo va devolviendo todo al aparato circulatorio a través de los capilares linfáticos, quienes
recibirán el exceso de líquido intersticial o la prelinfa, que una vez entra en los vasos
capilares linfáticos, se convertirá en linfa.

La linfa es un líquido cuya composición es parecida al plasma sanguíneo, excepto


porque tiene menos proteínas y en vez de llevar glóbulos rojos, son blancos , esto es
contiene elementos celulares para la defensa del organismo (leucocitos, macrófagos, linfocitos y
granulocitos).

Es un fluido transparente que va drenando todo nuestro organismo a través de los


capilares linfáticos, que funcionan igual que los del aparato circulatorio, derivando en
venas linfáticas más pequeñas

Si alguno de estos conductos llega a obstruirse, el líquido se acumula en esa zona


del cuerpo produciendo un edema o linfedema, que provoca hinchazón de la zona o
extremidad donde aparece, infecciones crónicas, limitación de movimiento y
endurecimiento de la piel, ha día de hoy no existe cura para esta patología aunque su
pronta detección puede ayudar a mejorar la calidad del vida del paciente.

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Funciones del Sistema Linfático

Las funciones del sistema linfático son 3:

1. Transporte y renovación del líquido intersticial y linfa hacia el Sistema


Circulatorio mediante un sistema de conductos que se denomina vasos linfáticos.

Tal y como hemos visto, el Sistema Linfático no tiene ningún órgano que bombee su
líquido por el cuerpo, pero sí se aprovecha de las contracciones de los capilares y
otros músculos:

• El músculo liso, hace que los vasos linfáticos se contraigan de forma intermitente que
impulsa la linfa, se encuentra en el aparato urinario, gastrointestinal, visual y el
respiratorio.

• Los músculos esqueléticos, que se ponen en funcionamiento con el movimiento de


nuestro esqueleto. Los vasos linfáticos aprovechan esas contracciones para impulsar la
linfa.
• Sistema Valvular propio del Sistema Linfático, parecido al de las venas, que provoca
que la linfa avance y no retroceda ni se obstruya.

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2. Filtra la sangre para limpiar los desechos, toxinas y microorganismos patógenos


el cuerpo humano. Un ejemplo claro son los ácidos grasos o lípidos y proteínas, que se
eliminan desde el intestino mediante el sistema linfático torácico porque no se pueden
filtrar por los capilares sanguíneos hasta el hígado o los riñones.

3. Función inmunológica debido a su alta carga en glóbulos blancos, trascendental


para combatir las infecciones del organismo.

• Los músculos esqueléticos, que se ponen en funcionamiento con el movimiento de


nuestro esqueleto. Los vasos linfáticos aprovechan esas contracciones para impulsar la
linfa.

• Sistema Valvular propio del Sistema Linfático, parecido al de las venas, que provoca
que la linfa avance y no retroceda ni se obstruya.

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2. Filtra la sangre para limpiar los desechos, toxinas y microorganismos patógenos


el cuerpo humano. Un ejemplo claro son los ácidos grasos o lípidos y proteínas, que se
eliminan desde el intestino mediante el sistema linfático torácico porque no se pueden
filtrar por los capilares sanguíneos hasta el hígado o los riñones.

3. Función inmunológica debido a su alta carga en glóbulos blancos, trascendental


para combatir las infecciones del organismo.

Las bacterias no suelen estar en la sangre, sino en los tejidos haciendo que estén al nivel
del líquido intersticial, en ese nivel precisamente encontramos unas células que se
llaman Macrófagos (un tipo de glóbulo blanco) que actúan contra muchos tipos de
bacterias, y los Linfocitos B y T (protegen de virus, bacterias y controlan a las células
cancerosas), que son glóbulos blancos que se especializan en ciertas bacterias, es decir,
necesitan que las bacterias estén en contacto con ellos.

Las bacterias entran en el los vasos linfáticos, llegan al ganglio linfático más cercano
(donde viven los linfocitos), allí se se reproducen y multiplican para luchar por la
inmunidad celular actuando como filtro defensivo.

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Partes del Sistema Linfático

El Sistema Linfático es un sistema abierto, al contrario que el circulatorio que es


cerrado, compuesto por linfa, vasos linfáticos y ganglios linfáticos.

Se divide en los sistemas derecho e izquierdo, siendo el primero cuando la linfa


procede del brazo derecho, el tórax y la cabeza, y el segundo, llamado el conducto
torácico que es el que recorre el resto del cuerpo, ambos desembocan en las venas
subcláveas derecha e izquierda que a su vez están conectadas con sus respectivas
arterias.
Además, también trabajan la médula ósea, el bazo y el timo, considerados órganos
linfáticos y, en su función inmunológica, las amígdalas y las placas de Peyer,
considerados en este término, tejidos linfáticos.

Vasos Linfáticos

Los vasos linfático son los conductos mediante los que se transporta la linfa por el
organismo, de ellos se derivan los capilares linfáticos que son más pequeños repartidos
por casi todos los tejidos del organismo, y donde comienza todo el proceso de
intercambio del líquido intersticial y la recolecta de la linfa.

Son muy parecidos a las venas, aunque el tamaño de los linfáticos es mayor.

Ganglios Linfáticos

Los ganglios o nódulos linfáticos son unos agrandamientos de unos 25mm que se


encuentran de forma intermitente a través de todo el sistema, sobre todo allá donde haya
confluencia de vasos linfáticos, el cuerpo humano tiene entre 600 y 700 ganglios en total .

Se acumulan sobre todo en los niveles de la ingle, cervical, axilar, ganglionar y


cerebral. Estos ganglios contienen células defensivas (los linfocitos B y T que
veíamos antes) y filtran toda la linfa, razón por la cual están repartidos por todo el
cuerpo, ya que así el organismo se asegura estar limpio de bacterias e infecciones.

Por ejemplo, las células cancerígenas que producen metástasis en otras partes del
cuerpo, es porque se han desprendido de su tumor y viajan por el Sistema Linfático
hasta otros órganos o tejidos, esto provoca en muchos casos la inflamación de los
ganglios linfáticos ya que son ellos los que se esfuerzan en combatir esas células
cancerosas.

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Órganos Linfáticos

LA MÉDULA ÓSEA

La médula ósea se considera el órgano principal primario, puesto que de ella nacen casi
todo lo que nuestro organismo necesita para defenderse de todas las infecciones y
enfermedades.

El sistema inmunológico se vería gravemente afectado si la médula ósea funcionase mal


o sufriese alguna enfermedad inmunodepresora como la tuberculosis o la leucemia. En el
Sistema Linfático es clave ya que en ella se crean los linfocitos, que viajan para
madurar en el timo.

EL TIMO

El timo es el órgano más importante del Sistema Vascular Linfático porque se encarga de
la creación de los Linfocitos T.

Está compuesto por dos lóbulos y cada uno a su vez, compuesto por la corteza (zona
externa) y la médula (zona interna), en la primera zona se encuentran los linfocitos
inmaduros y en la segunda, los maduros que son capaces de reconocer células extrañas
y atacarlas.

EL BAZO

El bazo es un pequeño órgano situado en el costado izquierdo bajo las costillas, funciona
en la digestión trasformando alimentos y transportando nutrientes, pero es esencial para
la defensa de nuestro organismo porque fabrica linfocitos, filtra la sangre, almacena
células y destruye glóbulos viejos.

Se le considera el mayor ganglio linfático del organismo con un alto porcentaje de


linfocitos B que al filtrar la sangre detectan los antígenos y los eliminan.

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Tejidos Linfáticos

LAS AMÍGDALAS

Las amígdalas están situadas a los lados de la parte posterior de la garganta, son dos


masas de tejido linfático que defienden al organismo de la entrada de cuerpos externos
que pueden ser dañinos para el organismo.

Son capaces de filtrar gérmenes que intentan invadir nuestro cuerpo y pueden


producir anticuerpos para proporcionar inmunidad local, procesan el líquido linfático
desde ellas hasta los ganglios linfáticos para la destrucción de bacterias.

LAS PLACAS DE PEYER

Las placas de Peyer son folículos de tejido linfático agrupados en cúmulos irregulares


que se encuentran en el intestino delgado y en las amígdalas.

Al estar formadas por linfocitos B, detectan los patógenos que tratan de entrar en el


sistema y acaban con ellos.
El sistema linfático es uno de los componentes principales del sistema inmune y está compuesto por una red
de órganos, conductos y ganglios linfáticos.

El conjunto de tejidos y órganos que participan en la respuesta inmune se conoce como sistema linfático.
Está constituido por órganos, vasos, ganglios y tejido linfático. Este sistema cumple tres funciones básicas:

Defensa: en los ganglios linfáticos, los linfocitos se reproducen para dar respuesta a los antígenos.

Absorción de grasas: la mayor parte de las grasas son absorbidas por el sistema linfático y transportadas
posteriormente hacia la sangre.

Intercambio capilar: recupera sustancias que el flujo sanguíneo ha perdido en el intercambio capilar.

Los órganos linfoides se encuentran divididos en dos grupos:

Primarios o centrales

Se produce el proceso conocido como linfopoyesis, que consiste en la maduración de los linfocitos. Estos
obtienen receptores específicos para cada tipo de antígeno. Los órganos de este grupo son
el timo (maduran los linfocitos T) y la médula ósea (maduran los linfocitos B).
Secundarios o periféricos

Proveen el ambiente para que los linfocitos puedan interrelacionarse y tengan contacto con el antígeno,
provocando la respuesta inmunológica. Los órganos que participan en este proceso son los ganglios, el
tejido linfático y el bazo.

Este sistema funciona de la siguiente manera: la linfa es recogida por capilares linfáticos y es conducida,
posteriormente, a los vasos linfáticos. En el cuerpo hay dos grandes conductos que drenan los tejidos,
el torácico y el linfático derecho. El primero recibe la linfa proveniente de más de la mitad del cuerpo y su
viaje finaliza en la vena subclavia izquierda; el segundo, en tanto, facilita la salida de la linfa de la parte
derecha del organismo y termina su recorrido en la vena subclavia derecha.

Los ganglios linfáticos se encuentran por todo el cuerpo, pero donde más abundan son en las axilas, la
ingle, el cuello y la pelvis. Están formados por una pequeña cápsula resistente con
pequeños nódulos redondos, que se mezclan con los vasos linfáticos. En su parte interna, posee tejido 
linfoide, en el que hay gran cantidad de linfocitos y células fagocitarias. La linfa pasa por el cuerpo a través
de estos ganglios, que tienen canales de entrada y salida.

En los ganglios (presentes en el cuello, axilas, ingle, mediastino y cavidad abdominal) se distinguen tres
zonas:

Corteza, en la que existen células B y folículos linfoides. Estos folículos pueden ser primarios o secundarios.

Paracorteza, muy rica en linfocitos T.

Médula. En esta zona se encuentran los linfocitos maduros que están listos para salir del ganglio.

El tejido linfoide asociado a mucosas (MALT) es una agrupación de tejido linfoide no encapsulado, situado en
la lámina propia y áreas submucosas de los tractos gastro-intestinal, respiratorio y génito-urinario.

Bazo
Este órgano está situado debajo del diafragma, en la parte izquierda del abdomen. Está dividido en tres
zonas: una corteza protectora (en su parte externa), una pulpa roja (en el interior y la forman una red de
conductos) y una pulpa blanca (en el interior y se compone de células inmunes).

Sus principales funciones son proteger al cuerpo contra las infecciones, fi ltrar la sangre y guardarla hasta
que sea necesario y destruir las plaquetas y glóbulos rojos desgastados.

Fiebre
El cuerpo puede responder a las infecciones bacterianas o virales elevando su temperatura corporal a más
de 37 °C normales, para evitar que los invasores se multipliquen. Este mecanismo se conoce como fiebre o
pirexia y suele ir acompañada de sudoración y sensación de sed.

El hipotálamo es el termostato del cuerpo, ya que es el que ordena que este genere más calor.

La linfa
Es un líquido transparente que recorre los vasos linfáticos, gracias a las contracciones de los músculos y
arterias y al movimiento de las extremidades del cuerpo. Es pobre en proteínas, pero rica en lípidos y
contiene glóbulos blancos y algunos microorganismos que son eliminados al pasar por el fi ltro de los
ganglios.

Las tres funciones que realiza este líquido son recolectar y devolver el líquido intersticial a la sangre,
proteger al cuerpo de los antígenos y absorber los nutrientes del sistema digestivo, transportándolos, junto al
oxígeno, a la circulación sanguínea.
Timo
Se encuentra en la zona media del cuerpo, detrás del esternón. En su interior existe una médula llena de
linfocitos T preparados para multiplicarse. Estos llegaron por el torrente sanguíneo desde la médula ósea
roja. Desde el timo son expulsados al bazo y a los ganglios linfáticos. Aunque este órgano se atrofi a a muy
temprana edad (seis años), sigue funcionando pero con menor actividad.

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