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Modelo de racionalidad hegemónica y su crisis

Por: Wisberto Navarro Salcedo

Para comprender la emergencia de las epistemologías del Sur es preciso partir de un

contexto, pero con la idea de que el contexto sociopolítico actual es difícil definirlo,

porque depende de la situación que el grupo social tenga dentro de la matriz colonial

del poder1 o sistema mundo2, aunque estos dos términos no son sinónimos, pueden

usarse indistintamente para entender la realidad mundial actual; hoy nuestro mundo es

intercultural, un lugar que ejerce una constante hermenéutica de sospecha contra

supuestos universalismos; no es lo mismo vivir en Europa o en Estados Unidos que en

África, Asia, o América Latina, son realidades distintas y, además, existen diferencias

políticas porque algunos grupos sociales pueden estar más cerca de los grupos

hegemónicos3 y otros más cerca de los grupos contra hegemónicos.

Desde finales del siglo XX subsisten situaciones o condiciones que provocan

malestar, indignación e inconformismo y que parecen no ser excepcionales, sobre todo en

las regiones de la periferia; el dominio de la naturaleza como finalidad de la ciencia y las

consignas de la revolución francesa, como proyecto político de la modernidad, no han se

han cumplido y además su intento de cumplimiento ha terminado por precipitar efectos

catastróficos:

1
Es la lógica subyacente de la fundación y despliegue de la civilización occidental desde el Renacimiento hasta hoy; esta
lógica fue la base de los colonialismos históricos. Mignolo (2011)
2
Un sistema mundo es un tipo de sistema social, (actualmente el único existente a nivel planetario) basado en la existencia
de una única división del trabajo a escala mundial y, al mismo tiempo, de múltiples sistemas culturales (que podrían ser
equiparados a civilizaciones, países…). Así, el concepto de sistema mundo, entendiendo éste como una totalidad,
constituye una “unidad de análisis” para comprender las relaciones internacionales actuales. Wallerstein (1999).
3
Siguiendo los pasos de Marx y de Gramsci, la teoría crítica entiende por hegemonía la capacidad de las clases dominantes
para transformar sus ideas en ideas dominantes. Gracias a esa transformación, las clases dominadas creen ser gobernadas
en nombre del interés general y con eso consienten en ser gobernados. (Santos, 2003, pág. 37)
“La promesa de la igualdad no se ha podido cumplir y no hay

posibilidades de cumplimiento. Los países capitalistas desarrollados, que

abrigan al 21% de la población mundial, controlan el 78% de la producción de

bienes y servicios, y consumen el 75% de toda la energía generada. Los

trabajadores de los sectores textil y energético en el Tercer Mundo ganan en

una proporción veinte veces menor en comparación con los trabajadores de

Europa y Norteamérica, realizando el mismo tipo de trabajo y alcanzando el

mismo nivel de productividad. Desde que la crisis de la deuda emergió a

principios de la década de los 80, los países deudores del Tercer Mundo han

venido contribuyendo a la riqueza de los países desarrollados en términos de

liquidez, pagándoles anualmente un promedio de 30 billones de dólares más de

lo que ellos a su vez reciben por concepto de los nuevos préstamos. En el

mismo período los alimentos disponibles en el Tercer Mundo decrecieron

alrededor del 30%. No obstante, el área de cultivo de soya del Brasil, por sí

sola, bastaría para alimentar a más de 40 millones de personas si en su lugar

fueran sembradas plantaciones de frijoles y maíz. Asimismo, en el siglo XX

murieron de hambre más personas que en cualquier otro siglo, y el abismo

entre los países ricos y los pobres es cada vez más amplio.

La promesa de la libertad tampoco ha sido satisfecha. Las violaciones a

los derechos humanos en países que formalmente viven en paz y en democracia

han alcanzado proporciones alarmantes. Solo en la India, 15 millones de niños

trabajan bajo condiciones de esclavitud (se trata de los niños esclavos

trabajadores); la violencia policial y penitenciaria en todas las regiones del

mundo es inaudita; los conflictos raciales en el Reino Unido casi han llegado a
triplicarse entre 1989 y 1996. La violencia sexual en contra de las mujeres, la

prostitución infantil, los niños de la calle, millares de víctimas por causa de las

minas antipersonales, la discriminación en contra de los adictos a las drogas,

de los homosexuales y de los enfermos de sida, la limpieza étnica y el

chauvinismo religioso son algunas de las manifestaciones propias de la

diáspora de la libertad, algunos de los eventos a través de los cuales la

libertad ha sido entorpecida o simplemente denegada.

La promesa de paz perpetua que Kant formuló, de un modo tan elocuente,

mientras que en el siglo XVIII murieron 4,4 millones de personas en 68

guerras, en el siglo XX murieron alrededor de 99 millones en 237 guerras.

Entre los siglos XVIII y XX la población mundial se multiplicó por 3,6,

mientras las bajas en combate se multiplicaron por 22,4. Luego de la caída del

muro de Berlín y del final de la Guerra Fría, la paz que varios creyeron al fin

asequible se convirtió en un espejismo cruel en vista del incremento de

conflictos entre los Estados y al interior de estos.

La promesa de la dominación de la naturaleza se llevó a cabo de una

manera perversa al destruir la naturaleza misma y generar la crisis ecológica.

Basta citar dos ejemplos. En los últimos 50 años el mundo ha perdido

alrededor de una tercera parte de su reserva forestal. A pesar de que las selvas

y los bosques tropicales proveen el 42% de biodiversidad y de oxígeno,

242.820 hectáreas de reserva forestal mexicana han sido destruidas cada año.

Hoy día las empresas multinacionales tienen el derecho de talar árboles en 12

millones de acres de la selva amazónica. La sequía y la escasez de agua son los

problemas que más afectarán a los países del Tercer Mundo en las primeras
décadas del siglo XXI. De igual forma, una quinta parte de la humanidad no

podrá obtener agua potable”. Santos (2006, 17-19).

En Colombia el panorama en este aspecto es desolador: “En menos de tres

décadas el país perdió el equivalente a todo el departamento de Antioquia en bosques:

6 millones de hectáreas. El último año y medio el fenómeno avanzó incontrolable

sobre la Amazonia y amenaza territorios sagrados con comunidades en aislamiento

voluntario hace cientos de años”4.

Informes de entidades internacionales como el Banco Mundial, Oxfam 5 y la FAO

( Nov, 2017), señalan como cada día se incrementa la brecha entre los que reciben más

ingresos y los que menos6, revelan los siguientes datos:

1. El 1% más rico de la población mundial posee más riqueza que el resto del

planeta. Ocho hombres, entre los que destacan Bill Gates, Amancio Ortega, Carlos Slim y

Mark Zuckerberg, poseen la misma riqueza que 3.600 millones de personas a nivel

mundial, indicó Oxfam, integrada por 17 organizaciones no gubernamentales.

2. Unas diez empresas en el mundo obtuvieron una facturación superior a los ingresos

públicos de 180 países juntos. Las empresas que disfrutaron de un buen año entre el 2015 y

el 2016 son firmas como Apple, Alphabet, Microsoft, Exxon Mobil y Facebook, que

registraron más ingresos que 180 países juntos, según el informe de Oxfam.

4
https://www.semana.com/nacion/articulo/deforestacion-de-la-amazonia-en-colombia-no-hay-como-pararla/585073
5
Oxfam es una organización internacional formada por 17 organizaciones no gubernamentales nacionales que realizan
labores humanitarias en 90 países. Fundada en Oxford (1942). (Wikipedia.com)
6
https://www.crhoy.com/mundo/la-pobreza-y-la-desigualdad-del-mundo-en-10-datos
3. En total, 767 millones de personas vivían con menos de $1,90 diarios en 2013, de

las que casi la mitad se encontraban en África subsahariana, señaló el Banco Mundial.

4. Entre 2008 y 2013, los ingresos del 60% de los más ricos aumentaron más

deprisa que los del 40% de las personas más pobres en casi la mitad de los 84 países

estudiados en el informe divulgado en octubre del 2016 por el Banco Mundial.

5. En el 2016, el hambre afectó a 815 millones de personas, es decir, al 11% de la

población mundial, y a 38 millones de personas más que en 2015, según el informe sobre

seguridad alimentaria mundial de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y

la Alimentación (FAO).

6. Más de la mitad de las personas que sufrían hambre el año pasado, es decir, 489

millones, viven en países golpeados por los conflictos, subraya la FAO.

7. Unos 155 millones de niños menores de 5 años sufren un retraso de

crecimiento debido al hambre y 52 millones de niños padecen una insuficiencia ponderal

respecto a su talla, según un informe de la ONU de septiembre del 2017.

8. Según las agencias de la ONU, 520 millones de personas sufren hambre en

Asia (11,7% de la población del continente), 243 en África (20%) y 42 millones en

América Latina y el Caribe (6,6%).

9. La FAO considera que es posible eliminar el hambre en el mundo de aquí al 2030,

si se invierten 267.000 millones de dólares anuales durante los próximos 15 años.


10. Los 10.000 trabajadores de las fábricas textiles de Bangladesh ganan en un año lo

mismo que el director general de cualquier empresa incluida en el índice bursátil FTSE

1007.

La concentración de la riqueza, según un último informe de la Oxfam 8, se acentuó de

tal manera en el mundo, que 26 multimillonarios poseen más dinero que los 3800 millones

de personas más pobres del planeta.

Al mismo tiempo, según Santos (2011), hoy en día estamos confrontados con un

fenómeno nuevo, a saber, la enorme discrepancia entre lo que está previsto en la teoría y las

prácticas más transformadoras en curso en el Continente americano. En los últimos treinta

años las luchas más avanzadas fueron protagonizadas por grupos sociales (indígenas,

campesinos, mujeres, afrodescendientes, piqueteros9, desempleados) cuya presencia en la

historia no fue prevista por la teoría crítica eurocéntrica. Se organizaron muchas veces

según formas (movimientos sociales, comunidades eclesiales de base, piquetes,

7
Índice de referencia de la bolsa de valores del Reino Unido. Está compuesto por las 100 compañías de mayor
capitalización de la Bolsa de Londres. (Economipedia.com)
8
14/01/2019
9
Se conoce como movimiento piquetero al movimiento de trabajadores desocupados surgido en Argentina a
mediados de la década de 1990. El movimiento ha obtenido del Estado nacional, los estados provinciales y
los municipios "planes sociales" que permitieron crear cooperativas de trabajo o empresas autogestionadas,
generalmente dedicadas a la construcción de viviendas populares, así como a la producción de bienes y
servicios de primera necesidad, que ha permitido un crecimiento considerable del sector de la  economía
popular. El movimiento está integrado por diversas organizaciones piqueteras, algunas de las cuales a su vez
formaron la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular(CTEP), perteneciente a
la Confederación General del Trabajo.
La denominación "piquetero" proviene del hecho de que los movimientos de desocupados principalmente
tienen como forma de protesta social, la instalación de piquetes en lugares estratégicos, para imposibilitar
total o parcialmente la circulación por calles, caminos o rutas. (Wikipedia)
autogobierno, organizaciones económicas populares) muy distintas de las privilegiadas por

la teoría: el partido y el sindicato; no habitan los centros urbanos industriales sino lugares

remotos en las alturas de los Andes o en llanuras de la selva amazónica. Expresan sus

luchas en sus lenguas nacionales y no en las lenguas coloniales en que fue redactada la

teoría crítica10. Y cuando sus demandas y aspiraciones son traducidas a las lenguas

coloniales, no emergen los términos familiares de socialismo, derechos humanos,

democracia o desarrollo, sino dignidad, respeto, territorio, autogobierno, el buen vivir, la

Madre tierra, entre otros tantos.

10
M. Horkheimer, (1895-1973), en su artículo “Teoría tradicional y crítica”, (1937), expresa algunas ideas
básicas sobre el tema:

 La propuesta del positivismo (al que Horkeimer llama teoría tradicional de la ciencia), es la construcción
de un “sistema universal de la ciencia”, en el que el orden no se desarrolle más que a partir de contextos de
demostración, generalmente deductivos. El modelo de estas ciencias son las ciencias naturales,
especialmente la física.

 El positivismo al no tener en cuenta los contextos sociales en donde se produce la ciencia y se legitima,
termina mistificando la teoría.

El apogeo del positivismo en la ciencia produjo su incapacidad para entenderse a sí misma. Las teorías
científicas en el positivismo aparecen como la encarnación de proposiciones que son interdependientes y
que se pueden deducir unas a partir de otras. Mientras más pequeño sea el número de principios
protocolarios, más perfecta será la teoría.

Horkheimer trata de esclarecer la práctica social y dentro de ella la ciencia teniendo en cuenta su génesis
histórica y entendiéndola como producto del trabajo, de una división del trabajo y de una relación de
producción determinada.

Otros autores de la escuela de Frankfurt como T. Adorno (1903-1969) y Herbert Marcuse (1898-1979)
apuntan hacia estos planteamientos y además señalan cómo la modernidad se puede convertir en mitología,
por su intento de lograr la unidad de la ciencia, teniendo como fundamento la lógica matemática, pues así el
pensamiento pierde el elemento de reflexión. ( Navarro, W., 2004, pág. 251).

 
En esa misma dirección emergen grupos desconcertantes, para los cuales las teorías

sociales eurocéntricas, según el subcomandante Marcos11 (2006), habían decretado su

desaparición o su absorción por los grupos hegemónicos, por un lado, indígenas que hablan

lenguas incomprensibles, es decir inservibles para intercambiar mercancías, y que desafían

a palo a helicópteros, tanques, aviones, ametralladoras, bombas. Por otro lado, jóvenes

desempleados, el lumpen, que según las mismas teorias deberían estar en las filas de los

aparatos represivos hegemónicos, movilizándose contra los gobiernos y exigiendo respeto a

su manera. Mas allá, grupos LGTBI (Lesbianas, Gays, Bisexuales, transexuales e

intersexuales) demandando reconocimiento a su diferencia.

¿A donde podrían conducir esas manifestaciones?, Según Santos (2011,13) “Para

los que creen en la teoría del sistema mundial, en la actualidad hay una crisis de los Estados

Unidos. Los países hegemónicos han sido varios: desde Portugal a España, pasando por los

Países Bajos y el Reino Unido, hasta llegar a los Estados Unidos. Toda la literatura que se

publica actualmente en Estados Unidos sobre el sistema mundial habla de un declive y

colapso final de esta hegemonía, pero nadie sabe que va a pasar después. Antes se había

hablado de la emergencia de Japón, y también de China; ahora se habla más claro de China,

pero aún no se concreta nada. A lo mejor tendremos un sistema mundial sin ningún país

hegemónico.”

11
Dirigente del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), organización político-militar, formada
mayoritariamente por indígenas de los grupos tzeltal, tzotzil, chol, tojolabal y mam del Estado de Chiapas
(México), cuya existencia se conoció públicamente el primero de enero de 1994 a raíz del levantamiento
armado mediante el cual tomó la ciudad de San Cristóbal de Las Casas y las poblaciones de Las Margaritas,
Altamirano, Chanal, Ocosingo, Oxchuc, Huixtán, Chalam, Simojovel y San Andrés Larráinzar.
Por su parte, Wallerstein (2006,17) plantea que este proceso de crisis engloba

cuatro símbolos: la guerra de Vietnam, las revoluciones de 1968, la caída del muro de

Berlín y los ataques terroristas de septiembre de 2001. La caída de cada uno de estos

símbolos culminó en la situación en las que los Estados Unidos se ve hoy: “una

superpotencia solitaria que carece de verdadero poder, dirigente mundial al que nadie sigue

ni respeta y una nación peligrosamente a la deriva en medio de un caos global que no puede

controlar.”

El actual liderazgo de Trump lo corrobora; los ataques a Siria en el año 2018 más

que los de una potencia mundial, se parecen más a la actitud del pelafustán de barrio que

rompe las ventanas de las casas vecinas y alguno que otro techo, para hacer una

demostración de su poder y se refugia en su casa; en estos tiempos hay un fuerte

sentimiento antiestadounidense y está por todos lados, y se acrecienta desde que Estados

unidos se convirtió en la primera potencia después de la segunda guerra mundial.

En una conferencia de prensa conjunta con el presidente de Nigeria, Muhammadu

Buhari, celebrada en la Casa Blanca el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump

insiste: "Cada vez queremos ser menos el policía del mundo. Durante decenios gastamos

gran cantidad de dinero para mantener el orden en el mundo y esta no debe ser nuestra

prioridad. Queremos mantener el orden dentro de nuestro país, intentamos restaurar nuestro

país".12 Y seguramente la elite de los Estados Unidos restaurara su país detrás del muro,

real o imaginario, con México; amenazando a todo el mundo y, contradiciendo la ideología

del libre comercio, cuando les falla “la mano invisible del mercado”.

12
RT noticias, abril 30 de 2018.
El triunfo de Donald Trump es el producto de una reacción de sectores que se ven

perjudicados por la globalización y la agudización de la crisis capitalista, que exacerba la

lucha entre capitales y afecta grupos de trabajadores y fracciones empresariales. “Esta

situación político-estratégica forma parte de una transición histórica, con grandes

implicancias geopolíticas, en la cual se está revirtiendo el proceso iniciado entre comienzos

y mediados del siglo XIX donde el poder de “Occidente” (con primacía británica) supera a

“Oriente” (con primacía China). La multipolaridad implica la pérdida de hegemonía del

polo angloamericano con centro en Estados Unidos, aunque siga siendo por el momento el

polo de poder dominante.” (Merino, Gabriel, 2018, pág. 24).

El ocaso de esta hegemonía mundial es la culminación de una crisis civilizatoria,

que arrastra, también, el saber que la sostiene; las epistemologías del Sur tienen la intención

de proponer alternativas para una sociedad más justa, y ecológicamente diversa. Vivimos

en “un mundo en el que dos de los quinientos individuos más ricos tienen tanta riqueza

como los cuarenta países más pobres con una población de 416 millones de personas.”

Santos (2006, 14). Nueve de cada diez personas en el mundo respiran aire contaminado; al

año mueren cerca de siete millones de personas por esta causa.13

A mediados del siglo pasado Aimé Césaire (1913-2008) poeta antillano, escribe un

texto contra la sociedad capitalista y colonialista de su tiempo, que bien puede resumir los

párrafos anteriores: “Una civilización que se muestra incapaz de resolver los problemas que

su funcionamiento suscita, es una civilización decadente. Una civilización que decide cerrar

13
Informe de la OMS, 02/05/2018
los ojos a sus problemas cruciales es una civilización enferma. Una civilización que

escamotea sus principios es una civilización moribunda”. Césaire ( 2006, 5).

Frente a esta situación, ¿ que y cómo se responde? Santos muestra un camino:

“Derechos humanos, democracia, desarrollo, durante mucho tiempo los derechos humanos

fueron un argumento importante en la guerra fría, y no precisamente para fomentar la

emancipación sino para impedirla. Lo mismo pasó con la democracia y el desarrollo. ¿para

qué existe la palabra desarrollo? Para que la gran mayoría de pueblos del mundo sean

considerados, de un día para otro, subdesarrollados. La palabra desarrollo fue creada para

generar ese efecto…No es solamente por su economía, ya que también se consideran

subdesarrolladas sus instituciones, leyes, costumbres o filosofías.” Santos (2006, 14).

El reclamo de nuevas formas de producción y valoración de conocimientos se debe

a que, actualmente, hay una pérdida de confianza en los fundamentos epistemológicos que

sostuvieron la ciencia en los últimos años; el peligro de esta crisis es total porque abarca su

hegemonía, a la humanidad, a la naturaleza; es indudable que estamos viviendo los últimos

tiempos de una modernidad que puede ser cuestionada desde otra episteme histórico-

cultural, que reconozca la relación ecosistema del hombre en el conjunto de la diversidad

existencial de los seres vivos que pueblan este planeta. Santos (2011); los posmodernos

que plantearon el fin de los metarrelatos : la ilustración, la filosofía idealista, y el

historicismo, acertaron: la situación actual en el mundo es que el discurso científico de la

ilustración eurocentrada ha implosionado en sus propias fuentes de desarrollo político y

económico
Santos (2006) señala que los fundamentos del conocimiento en América Latina se

encuentran en un proceso de revisión profunda, que se basan en un cuestionamiento de la

subjetividad positivista moderna, asociado a la modernidad europea, cuyo agotamiento

envuelve también los principios epistemológicos que sustentaron el modelo de

conocimiento impuesto en todo el mundo desde el siglo XVI. Esta crisis lleva a

preguntarse, a todas las regiones de la periferia, por las relaciones entre este conocimiento y

la praxis de nuestra cotidianidad. La respuesta a las preguntas por el papel del conocimiento

científico acumulado en el enriquecimiento espiritual de nuestras vidas, en la de la justicia

social, en la preservación del medio ambiente, es altamente negativa. “Estamos aquí de

nuevo colocados en la necesidad de preguntar por las relaciones entre la ciencia y la virtud,

por el valor del conocimiento ordinario o vulgar que nosotros, sujetos individuales o

colectivos, creamos y usamos para dar sentido a nuestras prácticas y que la ciencia se

obstina en considerar irrelevante, ilusorio y falso.” Santos (2009, 20).

Responder a estas cuestiones requieren un cambio epistemológico radical, “un

desaprender”, que se sustentará en una caracterización del orden científico hegemónico, las

señales de la crisis de esa hegemonía, para finalmente, en esta parte, proponer un nuevo

saber emergente; esta crisis del paradigma dominante de la ciencia se manifiesta de la

siguiente manera (Santos, 2009): distinción sujeto/objeto, naturaleza/sociedad; reducción de

la complejidad del mundo a leyes simples susceptibles de formulación matemática; una

concepción de la realidad dominada por el mecanicismo determinista; una comprensión de

la verdad como representación transparente de la realidad; una separación absoluta entre

conocimiento científico (considerado el único válido) y otras formas de conocimiento;

preferencia por la causalidad funcional (lógica instrumental) y rechazo a la investigación de


las “causas últimas” o fines trascendentales. En los siguientes párrafos se tratarán algunas

de estas características.

La racionalidad que fundamenta la ciencia moderna se inicia a partir del siglo XVI

se desarrolla especialmente con las ciencias naturales y, hacia finales del siglo XIX se

extiende a las ciencias sociales; este modelo epistémico se defiende y se impone sobre

otras formas de conocimiento no científico, que quedan al “otro lado de la línea”, como el

conocimiento de la cotidianidad, el conocimiento mágico, el conocimiento religioso, y

además sobre otros conocimientos, que Europa desarrolló durante siglos, pero que

perturbaban su episteme, como los estudios humanísticos, (históricos, pedagógicos,

filológicos, jurídicos, literarios, filosóficos, teológicos, etc.,), los cuales no se

invisibilizaron, porque tenían el “privilegio” de quedar en “este lado de la línea”.

De ahí que Santos (2009,160) afirme :“El pensamiento occidental moderno es un

pensamiento abismal. Este consiste en un sistema de distinciones visibles e invisibles, las

invisibles constituyen el fundamento de las visibles, el universo de “este lado de la línea” y

el universo del “otro lado de la línea”. “El otro lado de la línea” desaparece como realidad y

es radicalmente excluido. ¿Y cuáles son los conocimientos que la episteme occidental

declara como no existentes?: todas las formas de conocimientos que no se pauten con sus

principios epistemológicos y, ¡por supuesto!, por sus reglas metodológicas

Una de las características del conocimiento eurocéntrico, es su pretensión de

universalidad, que supone la formulación de leyes, en las ciencias naturales y en las

ciencias sociales para comprender la realidad: la ley de la causalidad, las leyes de Kepler
sobre el movimiento de los planetas, la ley de la caída de los cuerpos de Galileo, las leyes

de Newton, etc. En la filosofía, la formulación de grandes sistemas generales, con

pretensiones nomotéticas: las doctrinas filosóficas de Bacon, Descartes y Newton, Hegel,

Marx, la fenomenología, la teoría critica de las ciencias, entre otras; en la religión, la

religiosidad judeo-cristiana también con presunciones ecuménicas; y aquí se entra a una de

las características de la ciencia moderna y es la formulación de leyes y no leyes a secas,

sino leyes “naturales”. Seguramente llamadas así para seguir la tradición del pensamiento

hegemónico eurocéntrico anterior: la religión judeo-cristiana, que las denominó leyes

“divinas”. Estos términos permiten ocultar el hecho que estas leyes son creadas por el ser

humano y que por tanto encubren relaciones de poder; llamándolas así pretenden ser

objetivas, (o divinas), válidas y verdaderas, ocultando así su intencionalidad.

Santos ( 2009, 26) describe el eurocentrismo 14 como el paradigma dominante y por

ende hegemónico: “Un conocimiento basado en la formulación de leyes tiene como

supuesto metateórico la idea de orden y estabilidad del mundo, la idea de que el pasado se

repite en el futuro. Según la mecánica Newtoniana, el mundo de la materia es una máquina

cuyas operaciones se pueden determinar exactamente por medio de leyes físicas y

matemáticas, un mundo estático y eterno, un mundo que el racionalismo cartesiano torna


14
El eurocentrismo es una cosmovisión que, en su forma más básica, coloca a Europa como centro del
universo.
Como espacio intelectual promotor de un sesgo cultural, el inicio de su prominencia ha sido remontado a las
élites del Renacimiento, convirtiéndose en un conjunto de teorías sociales universalistas y evolucionistas
que defendían un papel de liderazgo de Europa para conquistar el mundo.
El eurocentrismo (como otras formas de etnocentrismo) ha sido considerado un prejuicio cognitivo y
cultural, que supone la existencia de experiencias históricas lineales movidas por esquemas culturales fijos,
correspondientes a los provistos por la historia europea, considerando a las trayectorias no europeas como
formaciones incompletas o deformadas. (Wikipedia).
cognoscible por la vía de la descomposición de los elementos que los constituyen”. Este

mecanicismo constituye uno de los pilares de la idea del progreso del pensamiento

eurocéntrico y es una marca ideológica del ascenso de la burguesía. Y tiene como sello el

dominio y la transformación de lo real, entendido como un objeto y, menos la voluntad y

capacidad de comprenderlo profundamente.

Dicho paradigma dominante tiene entre sus representantes mas notables, aquellos

que dominan el horizonte histórico cultural: “Verificamos con sorpresa que los grandes

científicos que establecieron y delimitaron el campo teórico en que todavía hoy nos

movemos vivieron o trabajaron entre el siglo XVIII y los primeros veinte años del siglo

XX, de Adam Smith y Ricardo a Lavoisier y Darwin, de Marx a Durkheim a Max Weber y

Pareto, de Humboldt y Planck a Poincaré a Einstein. Y, de tal modo es así como es posible

decir que en términos científicos vivimos todavía en el siglo XIX y que el XX todavía no

comenzó, ni tal vez comience antes de terminar.” Santos (2009, 18). Y efectivamente el

siglo XX pasó, sin terminar. Lo mismo le puede ocurrir al siglo XXI con las posibles

catástrofes ecológicas o posible guerra nuclear que se avizoran.

Habermas sobre el mismo tema plantea que la sociedad capitalista se niveló por lo

bajo: por los fines instrumentales y no por los fines trascendentales. “La acción

instrumental se orienta por reglas técnicas que descansan sobre el saber empírico. Estas

reglas implican en cada caso pronósticos sobre procesos observables, ya sean físicos o

sociales; estos resultados pueden resultar verdaderos o falsos. El comportamiento de la


elección racional se orienta de acuerdo con estrategias que descansan en un saber

analítico.” Habermas (2010, 68).

En términos de Santos (2009), la ciencia moderna enseña poco sobre nuestra manera

de estar en el mundo, y por más que profundice su saber, ese saber será siempre exiguo

porque la exigüidad está inscrita en la forma de conocimiento que el constituye. El

pensamiento hegemónico, al reducir el conocimiento del mundo al mero cálculo mercantil

privilegia y promueve ese tipo de interpretación; para hacer cálculos de pérdidas y

ganancias; y la optimización de su inclinación a la acumulación, solo se necesitan los

números racionales, los demás son constructos cuyas intenciones son la objetivación de lo

cognoscible para manipular la naturaleza, romper con el mundo de la vida, hacer

esoterismo con el saber científico y justificar la matemática como objetiva y fundante del

mismo; ocultando que lo que está detrás de su preeminencia de su conocimiento es un

patrón poder, no la propia matemática.

Durante muchos siglos Europa se guío por el pensamiento hegemónico de la época

y lo impuso luego en otros lugares del mundo en una campaña colonialista sin precedentes.

Con la tradición Judeo-cristiana, la vida intelectual se caracterizó por la traducción de los

libros religiosos, papel que hacían los hermeneutas; y la difusión de estos mensajes

religiosos, papel que hacían los sacerdotes. Sin embargo, también se cultivaron las

matemáticas, especialmente la geometría euclidiana; saber que no fue sometido a la

inquisición y fue tolerado, ya sea por su semejanza con el trabajo de los hermeneutas o por

su uso pragmático, en los cálculos mercantiles o en la construcción de obras civiles; a fin de


cuentas, solo se trataba de simbolismos esotéricos, cuestión que no les fue permitida a los

alquimistas pues sus prácticas fueron estigmatizadas como satánicas.

El hecho es que Europa no podía echar por la borda esa estructura lógico-matemática

que había permanecido desde Aristóteles y Euclides y la utilizó como fundamento del

nuevo saber que surgía; bien pudiera haber sido otro. Con el derrumbamiento del saber

hegemónico escolástico, en el siglo XV, tres tipos de saberes se disputaron la primacía: la

magia, la religión y la ciencia. Ya sabemos que pasó: el pensamiento abismal de la ciencia

moderna invisibilizó los otros tipos de conocimiento imponiendo una monocultura del

saber, monocultura que ahora está, finalmente, en crisis:

“Desde el siglo XVII, en los principales centros hegemónicos de ese

patrón de poder, en esa centuria, no por acaso Holanda (Descartes, Spinoza) e

Inglaterra (Locke, Newton)-, desde ese universo intersubjetivo fue elaborado y

formalizado un modo de producir conocimiento que daba cuenta de las

necesidades cognitivas del capitalismo: la medición, la cuantificación, la

externalización (objetivación) de lo cognoscible respecto del conocedor, para

el control de las gentes con la naturaleza, y entre aquellas respecto de esta, en

especial de la propiedad de los medios de producción. Dentro de esta misma

orientación fueron, también, ya formalmente naturalizadas las experiencias,

identidades, y relaciones históricas de la colonialidad y de la distribución

geocultural del poder capitalista mundial. Ese modo de conocimiento fue, por

su carácter y origen eurocéntrico, denominado racional; fue impuesto y

admitido en el conjunto del mundo capitalista como la única racionalidad

válida y como emblema de la modernidad.” Quijano (2007, 97).


Actualmente, ese patrón de poder vive una crisis de futuro: sus nuevas generaciones

ya no creen que vivirán mejor que las anteriores; esta situación: una crisis de sentido, de

orientación, revela una que no existe un proyecto que trascienda las individualidades, ni

siquiera el discurso científico y su práctica: el proyecto más fuerte de la modernidad. Estas

inseguridades del saber científico eurocéntrico se pueden encontrar, en muchas

manifestaciones artísticas, en la literatura, por ejemplo, en las novelas de Fernando Vallejo,

“Las bolas de Cavendish”, y de Umberto Eco, “El péndulo de Foucault” títulos cuyos

nombres tienen en común dos experimentos de la física clásica, tratan este saber. Sin

embargo, en la novela de Umberto Eco hay una defensa de la ciencia eurocéntrica frente a

otras formas de conocimientos que la cuestionan15; y en la novela de Vallejo hay un ataque

a dicha ciencia en defensa del sentido común. Estas perspectivas con respecto a la ciencia

pueden entenderse como parte de un debate en donde se halla la diferencia colonial; la

ironía de Vallejo se puede apreciar en los siguientes fragmentos de su novela:

“Pero ¡quién puede localizar algo que es 1800 veces más pequeño que un átomo de

hidrogeno y que para colmo gira! El término de probabilidad pasó a ser sinónimo de

cuántico, y la ecuación de las ondas de la mecánica cuántica no relativista en que

Schrödinger encapsuló su patochada se convirtió en una de las más famosas de la física.

15
El pensamiento analógico, en oposición al pensamiento lógico de la ciencia moderna, es descrito en los
siguientes términos. “ Primera regla .Los conceptos se vinculan por analogía. No hay reglas pára decidir al
comienzo si una vale o no vale, porque cualquier cosa guarda similitud con cualquier otra cosa desde algún
punto de vista. Ejemplo. Patata se cruza con manzana porque ambas son vegetales y redondas. De manzana
se pasa a serpiente, por relación bíblica. De serpiente a rosquilla, por semejanza formal, de rosquilla a
salvavidas, y de allí a traje de baño, del bvaño al wáter, del wáter al papel higíenico, de la higiene al alcohol,
del alcohol a la droga, de la droga a la jeringa, de la jeringa al pico, del pico al terreno, del terreno a la
patata. Perfecto. La segunda regla dice, en efecto, que, si al final tout se tient, el juego es válido. De patata a
patata tout se tient. Por tanto es correcto. Tercera regla, las conexiones no deben ser inéditas, en el sentido
de que ya deben haber aparecido al menos una vez, y mejor si ya han aparecido muchas veces en otros
textos. Solo así los cruces parecen verdaderos, porque resultan obvios.” Eco U. (1990, 558).
Esto es, la estafa matemática en que con sus notaciones personales, arbitrarias y abstrusas

a estos payasos les ha dado por enunciar, como oráculos de Delfos, sus marihuanadas que

nadie entiende porque nada explican. He aquí la ecuación de Schrödinger en una de sus

múltiples formulaciones, pues como ecuación que se respete tiene muchas como si fuera

proteica.” Vallejo (2017,126):

El autor reclama una explicación, que para él es la relación entre conocimiento

científico y mundo de la vida, la exclusividad con la cual la ciencia pretende explicar todo,

y la importancia de preguntar por el conocimiento de la cotidianidad que los sujetos

individuales o colectivos crean y usan para dar sentido a su existencia.

Algunos podrían preguntarse: ¿acaso estas ecuaciones no sirven para crear la

tecnología que determinan el mundo donde vivimos? A la cual se responde: el

conocimiento instrumental que impuso la ciencia moderna permitió vivir un poco más, para
pocos, pero ahora no se trata de sobrevivir la espantosa devastación ecológica y el creciente

fascismo social16, sino de un buen vivir para todos.

Volvamos a Vallejo:

“¿Podemos determinar simultáneamente la posición y la velocidad de un electrón?

Y ahora saldrá el contradictor Vélez con que la posición y la velocidad no son propiedades

contrapuestas… ¡Qué vamos a poderlas determinar, sean o no contrapuestas, si ni siquiera

sabemos qué es un electrón! ¿Una partícula subatómica? Eso no me dice nada. Equivale a

afirmar que la madre de Vélez es su mamá. Ni simultáneamente ni por separado podemos

determinar la posición y la velocidad no digo de un electrón, que no se ve si es que existe,

¡ni siquiera la de una bala, que mata! ¡O que! ¿Me monto en una bala, con un cronómetro

y un velocímetro para determinar dónde va según el tiempo transcurrido desde el disparo?

Vallejo (2017, 144).

Para comprender esta desconfianza epistemológica es preciso percibir los

principales fundamentos históricos y filosóficos del paradigma científico actual; los

“sabios” del renacimiento produjeron cambios cruciales dentro del mundo del pensamiento

y desarrollaron un nuevo método para adquirir conocimiento, a diferencia de los pensadores

medievales, que se dedicaban generalmente a la lectura de textos tradicionales

especialmente de San Agustín y Santo Tomás; los primeros científicos dieron importancia

a la observación y a la elaboración de hipótesis para explicar los fenómenos de la realidad.

Se empezó a observar los cuerpos celestes con una nueva actitud: “descubrir” las leyes y

16
Fascismo social es un régimen social de relaciones de poder extremadamente desiguales que concede a la parte más
fuerte un poder de veto sobre la vida y el sustento de la parte más débil. (Santos, 2009).
los principios que describen sus movimientos; el mundo dejó de verse como “creación

divina”, para convertirse en “naturaleza” que se rige por sus propias leyes.

La nueva visión del mundo conduce a la distinción entre el conocimiento científico

y el conocimiento del mundo de la vida, y de aquí a la distinción del conocimiento entre

naturaleza y ser humano; la naturaleza se asume con un nuevo sentido. “La naturaleza es

tan sólo extensión y movimiento, es pasiva, eterna y reversible, mecanismo que se puede

desmontar y después relacionar en forma de leyes, sin tener otra cualidad o dignidad que

nos impida revelar sus misterios, develamiento que no es contemplativo, más bien activo,

ya que apunta a conocer la naturaleza para dominarla y controlarla.” Santos (2009, 23).

Con los anteriores supuestos la nueva forma de conocimiento “avanzó” por la

observación, libre de los presupuestos escolásticos, sistemática y, hasta donde fue posible,

“rigurosa”. Para hacer más exactas las observaciones se inventaron varios instrumentos

científicos: el microscopio compuesto, se construyó en 1590. En 1608 se inventó el

telescopio. El empleo de instrumentos e hipótesis permitió llegar a otros conocimientos

adecuados a la nueva clase hegemónica europea: la burguesía. Galileo “descubrió” los

satélites de Júpiter, y Leeuwenhoek los protozoos y las bacterias. Copérnico formuló una

nueva hipótesis sobre la rotación de la tierra alrededor del sol; Harvey “descubrió” la

circulación de la sangre; Gilbert escribió una obra importante sobre el magneto; y Boyle

formuló su famosa ley sobre la relación entre la temperatura, el volumen y la presión de los

gases. Newton y Leibniz contribuyeron al progreso de la matemática que junto con el

método de la observación “sin presupuestos” pasaron a partir de esa época a ser los

aspectos distintivos de la ciencia moderna. Se escribe “descubrió”, entre comillas, porque:


“La ciencia no descubre, crea, y el acto creativo protagonizado por cada científico y por la

comunidad científica en su conjunto ha de conocerse íntimamente antes que conozca lo que

con él se conoce de lo real. Los presupuestos metafísicos, los sistemas de creencias, los

juicios de valor no están antes ni después de la explicación científica de la naturaleza y de

la sociedad. Son parte integrante de la misma explicación.” Santos (2009, 52).

El saber científico va adquiriendo una identidad epistemológica consciente de que lo

separa del saber aristotélico y medieval, aún hegemónico, no es solo una mejor

“observación” de los hechos sino una nueva visión del mundo. Los “sabios” de esa época

inician una confrontación contra todas las formas de hegemonismo de su época. Descartes,

cultor del saber matemático (geométrico) de la época, y admirador de Platón, filósofo que

había colocado en la puerta de su academia: “No entre aquí quien no sepa geometría”,

adecua el razonamiento matemático para obtener un conocimiento más profundo y riguroso

de la naturaleza; en el razonamiento matemático, a Descartes le interesa la capacidad de

esta lógica para aprehender directa y claramente ciertas verdades básicas: la forma y el

número; de esta manera la matemática proporciona a la ciencia no solo el modelo de

representación de la propia estructura de la materia, sino una lógica de la investigación.

Así como la geometría euclidiana parte de cinco axiomas; y con la lógica aristotélica,

del falso o verdadero, se van construyendo teoremas, hasta llegar al teorema de Pitágoras,

lo mismo acontecería con la estructura de la naturaleza, desde esta narrativa; solo basta

aplicar su método, el análisis, dividir en tantas partes como sea posible el objeto de

conocimiento y aplicar la lógica del falso o verdadero, hasta llegar a esa gran estructura

mecánica que es la naturaleza. “De este lugar central de la matemática en la ciencia


moderna se derivan dos consecuencias principales: en primer lugar, conocer significa

cuantificar. El rigor científico se calibra por rigor de las mediciones. Las cualidades

intrínsecas del objeto son, por así decir, descalificadas, y en su lugar pasan a imperar las

cantidades en que eventualmente se pueden traducir. Lo que no es cuantificable es

científicamente irrelevante. En segundo lugar, el método se basa en la reducción de la

complejidad. Conocer significa dividir y clasificar para después poder determinar

relaciones sistemáticas entre lo que se separó.” Santos (2009, 24).

Pero, en palabras de Santos, precisamente las condiciones iniciales son el lugar de la

complicación, de lo contingente, de lo accidental, por lo tanto, es necesario seleccionar las

que establecen las condiciones relevantes de los hechos a observar. “Las leyes de la

naturaleza son el reino de la simplicidad y de la regularidad donde es posible observar y

medir con rigor. Esta distinción entre condiciones iniciales y leyes de la naturaleza nada

tiene de “natural”. Es completamente arbitraria, sin embargo, es sobre ella en la que se

asienta toda la ciencia moderna”. (Santos, 2009, pág. 25). Mientras en el pensamiento

hegemónico anterior, el saber aristotélico, la causa final era el problema para el

conocimiento, el conocimiento científico hizo de la causa eficiente su problema, y con la

causa formal se universalizaron las causas eficientes; de la lógica teleológica se pasó a una

lógica causal, cuestión fundamentada por la filosofía eurocéntrica kantiana, que pasó a ser

hegemónica a partir del siglo XVIII.

El conocimiento científico se basa en los presupuestos epistemológicos ya referidos;

es un conocimiento de causas y efectos que aspira a la formulación de leyes con el fin de

prever el comportamiento futuro de los fenómenos. “Según la mecánica newtoniana, el


mundo de la materia es una maquina cuyas operaciones se pueden determinar exactamente

por medio de las leyes físicas y matemáticas, un mundo estático y eterno que fluctúa en un

espacio vacío, un mundo que el racionalismo cartesiano torna cognoscible por la

descomposición en los elementos que lo constituyen.” Santos (2009, 26). Este

determinismo mecanicista es apropiado para una forma de conocimiento que procura ser

pragmático e instrumental; en lo social es el fundamento epistemológico que más conviene

a los intereses de la burguesía ascendente, la cual, según su meta relato histórico, estaba,

como clase, en el final de la evolución de la humanidad.

Así cómo es posible descubrir las leyes de la naturaleza, también sería posible

descubrir las leyes de la sociedad. Bacon, Vico y Montesquieu son los precursores de los

filósofos, que, en el siglo XIX, como Hegel y Marx “descubrieron” las leyes del desarrollo

histórico y los pensadores que, en el siglo XX, como F. Fukuyama, plantearon que el

capitalismo sería el fin último de la humanidad; las teorías de Comte con el estado positivo;

de Spencer con la sociedad industrial; de Durkheim con la solidaridad orgánica se

encaminan en esta dirección.

La creación de la Sociología por Comte, como “física social”, ilustra su aplicación de

este desarrollo del conocimiento, ya que, según su teoría, el movimiento del pensamiento

va de la disminución de la generalidad al aumento de la complejidad, y de lo abstracto a lo

concreto; destaca la importancia del hecho que en las cinco ciencias mayores: la

matemática seguida de la astronomía, la física, la química y la biología, el proceso se da de

la generalidad a la complejidad. En ésta secuencia ve el movimiento de la generalidad y la

simplicidad a la complejidad y a lo concreto, ya que las matemáticas se ocupan de


cantidades de una clase general: la cantidad; la astronomía agrega los elementos de masa y

fuerza y algunos principios de atracción; la física establece la diferencia entre tipos de

fuerzas cuando se ocupa de la gravedad, la luz y el calor; la química efectúa análisis

cuantitativos y cualitativos de los materiales, y la biología agrega la estructura de la vida

orgánica y animal al orden material. Una sexta ciencia, la sociología, trata de las relaciones

mutuas entre los seres humanos dentro de la sociedad y, como tal, es el resultado necesario

de la etapa previa de la ciencia; otra muestra de la historia lineal y ascendente del

conocimiento, propia del eurocentrismo, que termina naturalizando su saber.

Durkheim, al tratar de comprender los fenómenos sociales como si fueran

fenómenos naturales, al tratar de analizar los hechos sociales como cosas o mejor como

datos; para estudiar las causas del aumento de la tasa de suicidio en la Europa de finales del

siglo XIX, lo hace a través de la verificación de las regularidades en función de

condiciones como el sexo, el estado civil, la existencia o no de hijos, la religión de los

suicidas, y no por los motivos invocados por los suicidas y dejados en cartas como era

costumbre. Santos (2009).

Karl Popper, en su polémica con el historicismo marxista, se acerca a Durkheim,

pues afirma: “La idea de que la tarea de las ciencias sociales teóricas es descubrir las

consecuencias inesperadas de nuestras acciones, coloca esas ciencias muy cerca de las

ciencias naturales experimentales.” Popper (1991, 410). Para dicho autor la función

práctica de las ciencias sociales es ayudarnos a comprender las más remotas consecuencias

de las acciones posibles y así elegir con mas acierto alguna de ellas.
La dificultad de las ciencias sociales para compatibilizarse con los criterios de

cientificidad de las ciencias naturales, para Ernest Nagel, son enormes, pero no

insuperables. “Las ciencias sociales no disponen teorías explicativas que les permitan

abstraerse de lo real para después buscar en ellas, de modo metodológicamente controlado,

la prueba adecuada; las ciencias sociales no pueden establecer leyes universales porque los

fenómenos sociales son históricamente condicionados y culturalmente determinados, las

ciencias sociales no pueden producir previsiones fiables porque los seres humanos

modifican su comportamiento en función del conocimiento que sobre él se adquiere; las

ciencias sociales no son objetivas porque el científico social, no puede liberarse en el acto

de la observación, de los valores que forma su práctica en general y, por lo tanto, también

su práctica como científico.” Santos (2009, 29). Sin embargo, plantea Nagel, que la

oposición entre las ciencias sociales y las ciencias naturales no es total como se juzga;

reconoce que la superación de los anteriores obstáculos no es siempre fácil y que esta es la

razón principal del atraso de las ciencias sociales con relación a las ciencias sociales, pero

con tiempo y dinero, podrá ir siendo reducido o hasta eliminado.

Para Thomas Kuhn (1986, 283), el atraso de las ciencias sociales se debe al carácter

pre-paradigmático de estas ciencias, al contrario de las ciencias naturales, ellas si

paradigmáticas. El paradigma que comparte la comunidad científica de las ciencias

naturales es aquel que se refiere a las predicciones: deben ser exactas; las cuantitativas son

preferibles a las cualitativas; cuando sea posible deben ser sencillas, coherentes y

probables; cuestiones difíciles de lograr en las ciencias sociales, de aquí que la falta de un

paradigma, según Kuhn, sea el motivo del atraso de las ciencias sociales.
Los planteamientos de igualar metodológicamente las ciencias sociales y las ciencias

naturales es positivismo “del puro y del duro” y puede ubicarse allí a los autores

anteriormente nombrados. Sin embargo, hay un grupo de pensadores que reivindican para

las ciencias sociales un estatuto metodológico propio, pues piensan que los obstáculos

citados son infranqueables, inclusive la tendencia actual es que ni siquiera se le llamen

ciencias. “Esta concepción de ciencia social se reconoce en una postura antipositivista y se

sustenta en la tradición filosófica de la fenomenología y en ella convergen diferentes

variantes, desde las más moderadas (como la de Max Weber) hasta las más extremistas

(como la de Peter Winch).” Santos (2009, 30). Se podría citar aquí a Jürgen Habermas que

se considera un neo-marxista, aunque algunos lo consideran neokantiano, otros neo-

hegeliano; aquí lo importante de resaltar es que es eurocéntrico. Esta concepción, según

Santos (2009), se revela más subsidiaria del modelo de racionalidad de las ciencias

naturales, de lo que parece; comparte con este modelo, el dualismo naturaleza/ser humano;

y asume una visión mecanicista de la naturaleza, a la cual contrapone la especificidad del

ser humano; se puede decir que ambas concepciones de la ciencia social pertenecen al

paradigma de la ciencia moderna, aún cuando estos últimos autores representen una señal

de la crisis y contengan algunos elementos de la transición hacia otro paradigma.

1.2 La crisis de la ciencia moderna

Los párrafos anteriores describen algunos de los rasgos principales del modelo de

racionalidad hegemónico y su crisis; en esta parte se plantea que esta crisis, no es solo

profunda sino irreversible; luego, que existe un cambio de paradigma y finalmente la

emergencia de un nuevo paradigma.


Los paradigmas dominantes de la ciencia eurocéntrica, el cartesianismo, el

mecanicismo newtoniano, y el funcionalismo parsoniano, según Santos (2009), no han

demostrado que sean superiores o más eficaces, para fines específicos, inclusive llevan a

tensiones violentas, desordenes y abusos destructivos con la madre naturaleza; por ello se

deben valorar otras formas de conocimiento generados en regiones de la periferia, las

cuales han conseguido una relación armónica con la naturaleza.

Así como Galileo desafío la física de Aristóteles, Einstein desafía la física de

Newton, con su teoría de relatividad: el tiempo y el espacio absolutos dejan de existir. Y

con ello se da un golpe a la física clásica considerada la joya de la corona por la ciencia

moderna, lo mismo que el principio de incertidumbre de Heisenberg el cual “demuestra”

que no es posible observar o medir un objeto sin perturbarlo. Es el mismo problema que

plantea Hegel en la Fenomenología del Espíritu, cuando dice que no es posible conocer un

objeto sin alterarlo, así se conciba el conocimiento como un instrumento o como un medio,

Hegel ( 2003, 51 ), plantea “ En efecto , si el conocimiento es el instrumento para

apoderarse de la esencia absoluta, inmediatamente se advierte que la aplicación de un

instrumento a una cosa no deja a esta tal y como ella es para si, sino que la altera y la

modela. Y si el conocimiento no es un instrumento de nuestra actividad , sino, en cierto

modo, un medio pasivo a través del cual llega la luz de la verdad no recibiremos esta

tampoco tal y como es en sí , sino en cierto modo, tal como es a través de este medio y en

el”. Heisenberg que tiene la idea de que el conocer es medir, propia de la tradición

cartesiana, termina diciendo que los resultados son aproximados y, por tanto, las leyes de la

física son probabilísticas. “El principio de Heisenberg ha dejado claramente establecido que

la sola proximidad del sujeto al objeto -lo cual es imprescindible para “observarlo”-, lo
modifica. En consecuencia, la idea clásica que refiere la inmutabilidad del objeto parece no

ser correcta, al menos en ciertos casos. Conocer algo es transformarlo inclusive desde el

momento de su percepción. Pretendiendo descubrir lo que el objeto es en sí, al observarlo,

el sujeto modifica sus determinaciones pudiendo percibir sólo los resultados de la

transformación que él mismo ha originado. Así, la objetividad en sentido pleno parece ser

inalcanzable.” Lozada (2007, 36)

En estos planteamientos se confrontan las tesis con las cuales comenzó la ciencia

moderna, por un lado, que es posible conocer la naturaleza si conocemos, claro y distinto,

cada una de las partes, Descartes (1984,16); y que el conocer seria objetivo si no

intervinieran los ídolos del conocimiento, Bacon,( 1985 97-100). La medición, principio

fundamental en el método científico, cuestionado por la mecánica cuántica, se debilita, aún

más si se cuestiona el rigor de la matemática; Kurt Gödel, en el año 1931, ya mostró la

incapacidad de las teorías científicas para auto sostenerse. En todo sistema aritmético existe

siempre una proposición que no es demostrable ni refutable dentro de este sistema. La

estructura de las revoluciones científicas (1986), de Kuhn, acercó las ciencias de la

naturaleza a las ciencias humanas; el viejo anhelo positivista de un saber científico

coherente, autónomo, trascendente, se tambalea. Las ciencias exactas pasan a tener

dependencia de los social; la naturaleza no está escrita en lenguaje matemático, sino que, en

todo caso, somos capaces de leerla de tal modo, pero también es posible verla míticamente,

artísticamente, y cualquiera de estas formas resulta tan válida como las anteriores. La

ciencia, así comprendida, es una forma de conocimiento; y no posee, por si misma, una

aureola superior que las de otras formas de conocimiento como el arte, la religión, el mito,
la filosofía, o el saber de la cotidianidad; es un metarrelato, que se legitima con el poder; de

aquí que Vallejo afirme:

“No se metan, por Dios muchachos, con la luz mientras no hayan entendido la

caída de los cuerpos. Ni discutan tampoco la notación matemática, que es absurda, sí,

estúpida, pero si la discuten se van a quedar sin graduar, y sin graduarse no van a tener

diploma, y sin diploma no van a tener con qué mantener a sus hijos. Está bien que piensen,

pero no se pasen de la raya.” Vallejo (2017, 22).

“El ímpetu, el momento, el trabajo, y la energía son conceptos físicos. Lo que pasa

es que por falta de imaginación lingüística y cultural que caracteriza a los físicos, para

designarlos estos han recurrido al idioma de la vida, y se han dado en violentarlo. Nadie

les dice nada. Les tienen pavor. Yo no. A mí no me van a asustar con su garrapateo de

ecuaciones. Se paran frente a un pizarrón y empiezan a emborronar ecuaciones con una

tiza como excreta notas por una trompeta un negro tocando jazz. Y punto. El 99 por ciento

de lo que existe es inmaterial. El resto es materia.” Vallejo (2017, 23).

Otro elemento característico de la ciencia moderna, que la ha llevado a su crisis

teórica, es su especialización resultado de su método analítico. “Su rigor aumenta en

proporción directa de la arbitrariedad con que compartimenta lo real. Siendo un

conocimiento disciplinar, tiende a ser un conocimiento disciplinado, esto es, segrega una

organización del saber orientada para vigilar las fronteras entren las disciplinas y reprimir a

quienes quieran traspasarlas. Hoy es reconocido que la excesiva parcelación y


disciplinarización del saber científico hace del científico un ignorante especializado y que

eso acarrea efectos negativos.” Santos (2009, 48).

Se puede citar numerosos casos de los efectos negativos; en la farmacéutica se

evidencia que los medicamentos entre más específicos más nocivos por sus efectos

colaterales destructivos. En el derecho al normarse todo, reduciendo la complejidad de la

vida jurídica, se cae, en una aparente, seguridad dogmática, que obliga a los miembros de

esta comunidad, ante la pobreza de sus resultados, a buscar, en fundamentos filosóficos,

sociológicos, antropológicos, y económicos, la prudencia perdida; en la economía el caso

más notorio de cómo el reduccionismo cuantitativo, que arrastra necesariamente a un

tecnocratismo extremo, conduce a esta ciencia, ante la falla permanente de sus previsiones,

a rescatar lo humano en los procesos económicos; las psicologías, con sus baterías y

pruebas controladas, redujeron la riqueza de la personalidad humana a las exigencias de

instituciones que decretan la capacidad de producir ganancias como la cualidad más

importante del ser humano, llegan también a su crisis.

En el mundo de la educación se destaca una tensión entre el saber disciplinar y la

pedagogía, resolviéndose esta tensión, en la mayoría de los casos, a favor de lo disciplinar.

Esta tendencia obedece a la idea cartesiana de fragmentar la realidad para poder conocerla;

en los planes de estudio tanto de la educación primaria, como en la secundaria y aún en la

universitaria se encuentran saberes como compartimentos: el de la matemática, el de la

física, el de la química, el de la biología, el de la historia, el de la filosofía, el de la estética,

etc. Las consecuencias de esta fragmentación arbitraria del conocimiento y su

reduccionismo a la matemática se reconocen actualmente. Sin embargo, las propuestas para


superar este reduccionismo, acaban reproduciendo el mismo paradigma; se crean nuevas

disciplinas, nuevas especializaciones, nuevas hiperespecializaciones; cuando se sospecha

que la realidad es una totalidad, ésta se intenta resolver cognitivamente con la

interdisciplinariedad, la multidisciplinariedad, la transdisciplinariedad que son una especie

de salvavidas del viejo paradigma, mientras se mantenga la fragmentación y la cosificación

de la realidad que se pretende conocer.

1.3 El saber emergente

El dualismo entre ciencias naturales y ciencias sociales pierde sentido, en una nueva

concepción que niega la división entre la naturaleza y el ser humano, la cultura y la

sociedad. Frente a esa división entre naturaleza y ser humano existen autores y colectivos

sociales contemporáneos con planteamientos diferentes a la ciencia contemporánea, no solo

en el pensamiento ancestral de la periferia, sino en pensadores como: “Illya Prigonine, por

ejemplo, habla de la nueva alianza y de la metamorfosis de la ciencia. Fritjof Kapra habla

de la nueva física y el taoísmo de la física. Eugene Wigner, de cambios de segundo tipo.

Erich Jantsch, del paradigma de la auto-organizaciòn, Daniel Bell de la sociedad

posindustrial, Habermas de la sociedad comunicativa.” Santos ( 2009, 40).

Este conocimiento emergente apuesta por ser no dualista, es un conocimiento que

propone la superación de dualismos que hasta hace algún tiempo se consideraban naturales

e insustituibles: naturaleza/cultura, objetivo/subjetivo, colectivo/individual, materia/mente,

persona/animal, verdadero/falso, ciencias naturales/ciencias sociales,

observador/observado, vivo/inanimado. “La emergente inteligibilidad de la naturaleza es

presidida por conceptos, teorías, metáforas y analogías de las ciencias sociales: para no ir
más lejos, tanto la teoría de las estructuras disipativas de Prigonine como la teoría

sinergètica de Haken explican el comportamiento de las partículas a través de conceptos

como revolución social, violencia, esclavitud, dominación, democracia nuclear.” Santos

(2009, 44).

Se sigue un camino contrario al de Durkheim, según Santos (2009), en lugar de

estudiar los fenómenos sociales como si fueran naturales se estudian los fenómenos

naturales como si fueran sociales. De aquí que, en ellas, se encuentren conceptos como:

estética de las partículas, psicoanálisis y física, teleomorfismo, autopoiesis,

autoorganización, cooperativas de células, etc. “En resumen, a medida que las ciencias

naturales se aproximan a las ciencias sociales, estas se aproximan a las humanidades”.

Santos (2009, 45).

Esta superación del dualismo de las ciencias naturales y las ciencias sociales

dirigida por las ciencias sociales no basta para caracterizar el nuevo saber emergente; se

sabe que existen corrientes profundamente positivistas, que siguen el modelo de la

racionalidad clásica en las ciencias sociales y otras antipositivistas que parten de otras

tradiciones filosóficas como las de fenomenología, el interaccionismo simbólico, la

hermenéutica, el existencialismo, la pragmática, las cuales reivindican la especificidad de

las ciencias sociales, pero se quedan en el dualismo naturaleza/sociedad, y terminan

invocando el mecanicismo de la naturaleza y, ahora, con la irrupción de las Tic se

“modernizan” invocando una sistematización de la realidad. La visión mercantilista de la

educación se fundamenta en una concepción arrogante sobre un tipo de tecnología, la

informática, con la cual pretenden solucionar los problemas del conocimiento, de la

educación, y de la sociedad, Vega (2015,345) afirma: “como expresión del colonialismo


imperante, se sostiene que es la única tecnología existente, a nombre de cuya supuesta

superioridad se destruyen otras experiencias técnicas”.

Al superarse el dualismo ciencias naturales/ciencias sociales, se tenderá a

revalorizar los estudios humanísticos, con el resultado que ellos serán mismos

revalorizados. ¿Qué sucedió con ese cientificismo en las cuales cayeron las ciencias

sociales? En primer lugar, sufrieron vaciamiento por la ocupación de sus espacios por el

método científico: así paso con los estudios históricos y su consecuencia la historia

cuantitativa. El nombre de la Jurisprudencia que venía de la tradición de la prudencia en

derecho, (iuris prudentia), fue reemplazado por la ciencia del derecho en el siglo XIX, por

el auge del positivismo, y paso de los estudios jurídicos a la ciencia pura del derecho y la

dogmática jurídica. En ética se encuentran textos con la más clara intención de superar la

Éthica more ordine geométrico demonstrata de Spinoza, valiéndose de toda simbología

matemática; aparecen la cienciometrìa, la bibliometrìa como exacerbaciones de la

cuantificación, y en los estudios filológicos, literarios y lingüísticos, el papel de

estructuralismo es bastante conocido.

En la administración la planeación estratégica abrió el campo para que en la

educación se implementara con todo su rigor su metodología y así se cumpliera, también

con todo rigor, lo que Paulo Freire llamó educación bancaria; y es así como se encuentran

evidencias, fotos, videos y películas en donde los maestros, en sus “jornadas pedagógicas”,

se enfrentan a centenares de formatos por llenar y sellos por poner, desvirtuando así la

relación humana de todo acto pedagógico: el dialogo, la construcción de conocimiento

glocal, (en la dinámica cultural actual se trata de la simbiosis entre lo global y lo local), el
respeto por la diversidad, la constitución de identidades culturales, y la formación seres

humanos comprometidos con una sociedad más justa y ecológicamente sana.

Para Santos (2009), el núcleo de las ciencias sociales que permanecerá en un nuevo

paradigma será el que haya resistido la superación sujeto/objeto y haya preferido la

comprensión del mundo a su control y manipulación. El humanismo clásico, que aún

persiste en las ciencias sociales, propiciara la unidad de las ciencias sociales y las ciencias

naturales y colocara no al hombre en el centro del conocimiento, sino a la naturaleza en el

centro de la persona. “No habrá naturaleza humana porque toda naturaleza es humana.”

Santos (2009, 46).

El nuevo saber será analógico, más que lógico, y será a través de analogías

textuales, lúdicas, dramáticas, biográficas, como se comprenda la nueva realidad. Mientras

Clifford Geertz piensa que estas analogías humanísticas son válidas solo para las ciencias

sociales, Santos (2009), las considera categorías de inteligibilidad universales. “No está

lejos el día en que la física de las partículas nos hable del juego entre partículas, o la

biología nos hable del teatro molecular, a la astrofísica del texto celestial, o la química de la

biografía de las reacciones químicas.” Santos (2009, 47).

El nuevo conocimiento, el conocimiento de la transmodernidad 17, es glocal, al

mismo tiempo global y local; local porque se construye por comunidades concretas: “con

proyectos de vida locales, sean ellos reconstruir la historia de un lugar, mantener un espacio

verde, construir una computadora adecuada a las necesidades locales, hacer caer la tasa de

17
Transmodernidad es el proyecto para completar el inacabado e incompleto proyecto de la descolonización. (Dussel,2001).
mortalidad infantil, inventar un instrumento musical, erradicar una enfermedad, etc.”Santos

(2009, 49).

Este conocimiento también es global porque los saberes construidos en una

localidad pueden servir de ejemplos a otras localidades, debido a que una de las

características de estos saberes es que son analógicos, y gozan también de la ventaja de ser

traducidos en la medida que impulsa los conceptos y teorías para “emigrar a otros lugares

cognitivos.” Situación que favorecerá la justicia cognitiva, ya que en la actualidad estos

conocimientos son reprimidos por esa forma de conocimiento que inventa a través de la

instrumentalización y generaliza a través de la cantidad y la homogenización.

El conocimiento transmoderno es un conocimiento de las condiciones de posibilidad

de la acción humana a partir de un espacio-tiempo local. “Un conocimiento de este tipo es

relativamente a-metódico, se constituye a partir de una pluralidad metodológica. Cada

método es un lenguaje y la realidad responde en la lengua en que es preguntada. Solo una

constelación de métodos puede captar el silencio que persiste entre cada lengua que

pregunta.” Santos (2009, 49). El concepto de la transmodernidad, como crítica de la

modernidad a partir de la periferia, tiene que ver con el reconocimiento de la diversidad

epistémica que aspira a romper la lógica hegemónica.

“La transmodernidad, envuelve, pues, una ética dialógica radical y un

cosmopolitismo de-colonial crítico. El fin de tal ética y tal cosmopolitanismo es fomentar la

comunicación entre los condenados, a la vez que destruir las jerarquías de los sujetos

considerados humanos y los sub-otros”. Maldonado (2007, 162).


El saber emergente tiene otra característica que es preciso tratar y es que todo

conocimiento es autoconocimiento. El conocimiento como autoconocimiento presupone

una dimensión psíquica de la naturaleza; este tema fue motivo de fuertes discusiones en el

ascenso del cristianismo como religión hegemónica en Europa; esta dimensión conocida

como alma estuvo sometida a debates, porque en el pensamiento anterior se reconocía un

alma universal propia de todo lo conocido y no un alma individual; admitir un alma

individual era necesario para construir el relato cristiano de la salvación personal.

Filósofos eurocéntricos también tratan este tópico, Leibniz con su panpsiquismo y,

Hegel que lo resuelve de manera mística, en la Fenomenología del espíritu, al plantear que

el conocimiento siempre se alejara de nosotros como el pájaro que queremos atrapar, si

estuviera fuera de nosotros. Por lo tanto, postula el que el conocimiento debe estar en

nosotros, como un despliegue de la idea absoluta que se reconoce por medio de cada

conciencia humana. Y así como para Hegel la idea absoluta conoce por medio de nosotros,

para Marx la materia conoce por medio de nosotros; en cada una de estas filosofías se

postula una conciencia planetaria., que vislumbran la posibilidad de un conocimiento fuera

del dualismo objeto/sujeto.

El método de las ciencias naturales llevado hasta las últimas consecuencias, esto es

dividir la realidad hasta las partes más pequeñas que sea posible y, medirlas, condujo a la

microfísica y de ahí al principio de incertidumbre de Heisenberg18. Como medir la

18
Este principio dice que hay un límite en la precisión con el cual se puede determinar al mismo tiempo la
posición y la velocidad de una partícula. https://www.nucleares.unam.mx/~vieyra/node20.html
velocidad de las micropartículas y su lugar en el espacio no era posible, ahí se cayó el

andamiaje de las ciencias exactas y naturales: toda medición de volvió probabilística,

situación que llevo a la perdida de la objetividad; escribe Vallejo: “El 26 de diciembre de

2005 el New York Times publicó un artículo titulado < Thoughts on quantum theory by

varius scientits> (Pensamientos de varios científicos sobre la teoría cuántica). Y he aquí lo

que cita de Heisenberg, dicho en 1963:< Lo que observamos no es la naturaleza misma sino

la naturaleza expuesta a nuestro método de preguntar.>. No. Lo que ha debido decir, con

honestidad, es esto: <La naturaleza no está en nuestras mierdosas ecuaciones consagradas

por la farsa del premio Nobel>. Vallejo (2017, 126).

De ahí que Santos (2009, 52) afirme: “Los presupuestos metafísicos, los sistemas

de creencias, los juicios de valor no están antes ni después de la explicación científica de la

naturaleza o la sociedad. Son parte integrante de la misma explicación. La ciencia moderna

no es la única explicación posible de la realidad…La razón por la que privilegiamos hoy

una forma de conocimiento basada en la previsión y el control de los fenómenos no tiene

nada de científico. Es un juicio de valor”. La paráfrasis que Santos hace de Clausewitz

puede cerrar esta parte: “el objeto es la continuación del sujeto por otros medios.” Y el

sujeto que guía la ciencia moderna es el “yo conquistador”.

Otra característica del saber emergente se refiere al planteamiento es que todo

conocimiento científico busca constituirse en sentido común para enriquecer nuestra

relación con el mundo; el conocimiento científico transmoderno dialoga con todas las

formas de conocimiento y con ellas se enriquece.


En oposición a la ciencia moderna que consideró el sentido común como ilusorio y

falso; el nuevo conocimiento lo reivindica ya que: “El sentido común hace coincidir causa e

intención, le subyace una visión del mundo basada en la acción y en el principio de la

creatividad individuales…El sentido común es transparente y evidente; desconfía de la

opacidad de los objetivos tecnológicos y del esoterismo del conocimiento en nombre del

principio de igualdad de acceso al discurso.” Santos ( 2009, 55). Sin embargo, la ciencia

transmoderna al diluirse con el saber de la cotidianidad no desprecia el conocimiento que

produce tecnología, pero como el conocimiento debe conducir al autoconocimiento, debe

traducirse en sabiduría de la vida; De Souza plantea que el nuevo paradigma: “es el

paradigma de un conocimiento prudente para una vida decente”.

Puesto que la ciencia moderna tiene como fundamento el pensamiento cartesiano,

“pienso, luego existo” que oculta el “yo conquisto, luego yo soy”, como se tratará mas

adelante, es preciso, para hacer una ruptura con el cartesianismo, tener en cuenta, los

planteamientos de Aimé Césaire sobre el nuevo conocimiento: “Para Césaire las ciencias

de-coloniales, a las que también podrían referirse como ciencias cesarianas (versus

ciencias cartesianas), deben comenzar con una pregunta:” ¿Que es en principio la

colonización?”. Esta pregunta se remite a interrogantes más básicos, provocados

precisamente por la colonización moderna y por las jerarquías que impuso la misma:

¿Acaso no soy mujer? (Sojourner Truth), ¿Qué se siente ser problema? (Du Bois), ¿Por

qué continuar? (Gordon), y ¿Quién en realidad soy? (Fanon). Estas preguntas sirven como

base para la formulación de un nuevo humanismo y de nuevas ciencias. Si los saberes

pretenden eliminar la mentira, Cesairé, propone que empecemos preguntándonos la

mentira sobre el significado y el alcance de la colonización”. Maldonado (2007, 158).

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