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TDAH. Trastornos
asociados y causas
tema
2.6. Depresión.
Existen resultados contrapuestos con respecto a la comorbilidad de la depresión
en el TDAH. Los datos ofrecidos por Jensen et al. (1993) indican que en torno a un 30 %
de los niños con TDAH presentan algún trastorno del estado de ánimo (depresión mayor,
trastorno bipolar, etc.). La sintomatología depresiva resulta menos observable en el conjunto
de las manifestaciones conductuales del niño hiperactivo, habida cuenta de la exaltación
y notoriedad de éstas. Sin embargo, pueden pasar más desapercibidos pensamientos,
actitudes, baja autoestima, falta de energía, alteraciones del sueño, somatizaciones y
sentimientos de culpa relacionados con la autopercepción del impacto que su trastorno
ocasiona en el seno escolar, relacional y familiar.
En los casos de depresión, los niños muestran irritabilidad, agresividad, agitación,
dificultades para concentrarse, ánimo decaído, preocupación interna, apatía y alteraciones
del sueño (insomnio e hipersomnia). En cuanto a la sintomatología distímica, se han
observado conductas como: sentimiento de grandiosidad, ánimo exaltado, pensamiento
veloz, entre otros (Artigas-Pallarés, 2003). Todos estos síntomas son diferenciales con
respecto a los genuinos del TDAH.
En las tareas lingüísticas narrativas, el alumno debe realizar las siguientes fases:
I. Fase de input de la información lingüística:
a) Percibir adecuadamente la información (audición, lectura).
b) Prestar atención selectiva.
c) Mantener la atención sostenida.
II. En la fase de elaboración de la información lingüística debe:
a) Procesar el significado.
b) Extraer la información más relevante.
c) Codificar la información en la memoria.
III. En la fase de output o expresiva el niño debe:
a) Evocarla de la memoria para reconstruirla y contarla al interlocutor.
b) Organizarla de forma coherente.
c) Adaptarla al interlocutor. Lo cual exige inhibir la información que es
irrelevante en la narración.
Estas dificultades que presentan en el área del lenguaje son debidas a disfunciones
en los procesos básicos atencionales y perceptivos que condicionan desde edades anteriores
a los cinco años el aprendizaje pragmático-comunicativo (Love y Thompson, 1988). La
atención visual es necesaria para identificar los componentes no verbales de la conversación
con los interlocutores. Exige fijarse en la expresividad del rostro, en las señales de las
manos y otros movimientos corporales. Asimismo, es necesario prestar atención auditiva
al lenguaje verbal del interlocutor. El niño con TDAH tiene dificultad para hacerlo. Todos
estos componentes moleculares de la conducta comunicativa son necesarios para adaptar la
conducta al contexto social. El niño con TDAH no lo hace adecuadamente. Estas dificultades
se ven agravadas con la edad, al persistir la escasa competencia comunicativa, los déficits
atencionales y los cognitivos.
4.1.7. Alergias.
Se han señalado que determinados alimentos y aditivos (colorantes y conservantes)
pueden ser causantes del trastorno. Con una dieta compuesta por salicilatos naturales
(almendras, cerezas, fresas y tomates) mejoraron el 50 % de 24 preescolares hiperactivos
(Kaplan et al., 1990). Sin embargo, estudios posteriores de otros autores no confirmaron
estos extremos, si bien sí se postula que debe existir una relación especial entre alergia
y comportamiento de hiperactividad en algunos niños, aunque no se conocen bien los
mecanismos. La combinación extrema que debería darse para esta contingencia sería:
Reacción alérgica + estrés psicológico + débil funcionamiento del lóbulo frontal
= hiperactividad.