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¿Cómo contribuyen las marchas a la construcción de un nuevo orden en

nuestro país?

Posición:

A lo largo de la historia los movimientos y revoluciones han marcado hechos


históricos en nuestro país. Las marchas como movilización social representan la
unión de un determinado grupo de gente en pos de un objetivo simbolizado la
opinión del pueblo y la lucha por el cumplimiento de sus derechos, expresando así
su descontento ante una situación, y la necesidad de cambios para esa situación.

Argumentos:

1. La marchas pretenden el reconocimiento de los individuos de una sociedad,


en base a sus derechos y la lucha por su cumplimiento lleva a los individuos
a buscar alternativas que permitan ser valorados u observados por otros.
En su texto Dussel (2000) refiere sobre el principio de liberación en base a
las víctimas y como la construcción de un nuevo orden debe permitir que
sea posible la participación de todos los miembros de la sociedad,
promoviendo la reproducción de la vida, es decir, la protección de los
derechos sin exclusión de minorías.

2. La búsqueda de la solución a los problemas sociales no debe pretender que


la violencia es el único medio para alcanzar el cumplimiento de los
derechos y deberes del estado o el gobierno.
No se trata solo de criticar el sistema sino de diagnosticar las causas por
las que se es víctima y pensar en las alternativas posibles del futuro,
pensando en soluciones que se podrían adoptar y realizar.

Esta transformación se da en todos los contextos del ser, es decir, cada


espacio en el que nos desenvolvemos a diario son espacios de aprendizaje,
conocimiento y socialización que pueden permitir la construcción de una
ética en pro bajo el principio de reproducción y cuidado por la vida de
nosotros mismos y de la sociedad.

Dussel (2000) afirma: “La transformación no debe ser pensada solo como
una revolución. Cada acto humano puede ser transformado con el mismo
criterio, de tal manera que esto forma una ética cotidiana“(p.175).

3. El criterio de transformar planteado por el autor pretende una ética crítica,


no necesariamente revolucionaria, sino de liberación. (Dussel, 2000, p.175)

Es así como la cultura analítica y reflexiva lleva a tomar conciencia de los


actos propios, es decir pensarse el motivo porque se realizan las marchas,
las causantes de este hecho, que se busca o se pretende con el hecho de
marchar, pero también que hago yo para buscar una solución y no solo
buscar culpables, sino tomar decisiones apropiadas que busquen la
construcción y no por el contrario conlleven a la disolución y división de
grupos que al final generen una revolución sin salidas.

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