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especto a los principios generales del derecho se ha desarrollado una polémica

acerca de si ellos son extraños o externos al derecho positivo, o si son una parte
de él.
Según la posición de la escuela del derecho natural racionalista de los siglos XVII
y XVIII, los principios generales, serían una estructura de principios racionales
separados del derecho positivo y superiores al mismo. El iusnaturalismo clásico
entiende que el derecho, natural y positivo, es razonable y, por tanto, existen
principios de sensatez que dan unidad y coherencia al sistema jurídico. Lo
sumamente insensato o irrazonable no es derecho para esta escuela.
Según la doctrina positivista, los principios mencionados serían una parte
del derecho positivo. Sin embargo, nunca podrían imponer una obligación que no
fuera sancionada por el mismo ordenamiento positivo por lo que se entiende que
cada ordenamiento positivo tiene sus particulares principios generales y que no
existen principios jurídicos de carácter universal.
La posición racionalista escinde el derecho en dos órdenes jurídicos específicos y
distintos: el natural y el positivo –el primero conforme a la razón, es decir son
normas que emanan de la naturaleza y son de carácter axiólogico, y el segundo,
producto de la voluntad del sistema político. Otra posición indica que el derecho,
producto típicamente humano, es una obra de la inteligencia humana: ella es la
que descubre, desarrolla y combina criterios que enuncian un comportamiento
entendido como justo; por ello, el derecho también es llamado jurisprudencia, es
decir, de lo justo, y la prudencia se entiende como un hábito de la inteligencia. Si
bien el derecho, conjunto de criterios, es obra de la inteligencia, su efectivo
cumplimiento, el comportarse los hombres de acuerdo a los criterios jurídicos, es
obra de la voluntad.
En todo caso, es claro que los principios del derecho son de carácter racional (no
son principios ontológicos). Técnicamente, principio del derecho es una
proposición lógicamente anterior sobre un punto de derecho. Esta proposición
debe preceder a un juicio, a un razonamiento: puede ser, por ejemplo, el
presupuesto de un efecto jurídico o la fattispecie por la que se sanciona. Así, del
principio pacta sunt servanda se desprende que el leasing firmado hoy debe
cumplirse mañana, y el principio neminen laedere justifica que las lesiones
merezcan prisión. Estos principios son los primeros argumentos de los que parte
el resto del razonamiento jurídico, el presupuesto de justificación de las leyes, de
los derechos subjetivos, de los deberes y de los vínculos jurídicos.
Los primeros principios se extraen de la realidad que predefine el razonamiento
jurídico. Y como los razonamientos más complejos no son sino composición de
ideas más simples, los principios más primordiales serán un simple juicio de valor,
una afirmación de lo que vale, un pro (algo).2 Así, por ejemplo, consta el pro
homine, pro natura, que juzgan que el hombre y la naturaleza se estiman como un
valor muy elevado. De ahí se derivan el in dubio pro…, en caso de duda sobre dos
normas, sobre dos interpretaciones, sobre dos penas… se estará a la más
favorable a lo que se considera valioso. Y todos los principios pro… también han
de ensamblarse con el primer principio de la razón práctica, por el que debe
hacerse el bien y evitarse el mal: en consecuencia, habrá que hacer y proteger lo
bueno para Dios, para el hombre y para la naturaleza, y evitar lo que los dañe.
Según la fórmula Riofrío, los fines, valores y bienes jurídicos fundamentan y dan
contenido a los primeros principios del Derecho, y, a su vez, estos principios
fundamentan las normas, contratos y todo el sistema jurídico dotándoles de una
base sensatez y racionalidad.2

Funciones de los principios[editar]


Cada principio tiene su propio ámbito de acción y su propia efectividad, lo cual
no afecta la contribución de todos al fin común de un orden interamericano justo,
democrático y estable.
Los principios generales del derecho tienen tres funciones que tienen incidencia
importante en las normas del ordenamiento, estas son: la función creativa, la
función interpretativa, y la función integradora.

1. La función creativa establece que antes de promulgar la norma jurídica, el


legislador debe conocer los principios para inspirarse en ellos y poder
positivizarlos.
2. La función interpretativa implica que al interpretar las normas, el operador
debe inspirarse en los principios, para garantizar una cabal interpretación.
3. La función integradora significa que quien va a colmar un vacío legal,
debe inspirarse en los principios para que el derecho se convierta en un
sistema hermético.
4. La función informadora de todo el ordenamiento jurídico, llenando los
vacíos jurídicos y las lagunas legales.
5. La función limitativa de las normas y derechos vigentes en el sistema
jurídico, que delimita su núcleo esencial o contenido (según se adopte una
u otra teoría).
Algunos autores solo mencionan las tres primeras funciones, integrando otros
aspectos en ellas. Otros en cambio hablan de siete, ocho o nueve funciones. En
todo caso, básicamente son las mencionadas funciones.
Los principios generales del derecho internacional público sirven no solo para
guiar el ordenamiento sino también para situaciones donde no esté regulado, los
principios como la costumbre sirven para guiar a dos países en guerra
El Art 38 del estatuto de la corte internacional de justicia habla sobre cómo aplicar
las convenciones, la costumbre, los principios generales de derecho reconocidos
por las naciones civilizadas y decisiones judiciales para la interpretación de las
normas.

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