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Unidad I Patrimonio y finanzas del Estado

1.1 Nociones generales sobre el patrimonio del Estado

Frecuentemente se llama patrimonio al conjunto de bienes o riqueza de una persona, de modo que sólo
se dice que una persona tiene patrimonio cuando tiene fortuna en el sentido material de la palabra.

Muchas veces, especialmente en el lenguaje comercial, se habla de “patrimonio bruto” para aludir al
valor del activo; de “patrimonio neto” para referirse a la diferencia entre el valor activo y el valor del
pasivo, y de “patrimonio pasivo” cuando el valor de este es superior al activo.

No faltan ocasiones en que en el lenguaje común “patrimonio” es simplemente un conjunto de bienes.


Hacienda que alguien ha heredado de sus ascendientes.  Conjunto de los bienes propios adquiridos por
cualquier título. Conjunto de los bienes propios, antes espiritualizados y hoy capitalizados y adscritos a
un ordenando, como título para su ordenación.  Conjunto de bienes pertenecientes a una persona
natural o jurídica, o afectos a un fin, susceptibles de estimación económica.

La Academia entiende por patrimonio, además de lo que queda dicho, los bienes propios adquiridos por
cualquier titulo. En una definición más jurídica, el patrimonio representa una universalidad constituida
por el conjunto de derechos y obligaciones que corresponden a una persona, y que pueden ser
apreciables en dinero

1.1.1 Bienes del dominio público

Siendo el concepto de dominio público esencialmente de construcción doctrinal, una de las definiciones


que pueden darse del mismo, sería el de aquellas propiedades administrativas afectadas a la utilidad
pública y que, por consecuencia, de esta afectación resultan sometidas a un régimen especial de
utilización y protección, amen de que la demanialidad de tales bienes actúa como mecanismo
de intervención administrativas sobre las actividades de los particulares.

La anterior definición descriptiva del demanio subraya, primero, el hecho de que los bienes de dominio


público son de titularidad de las administraciones públicas, aunque tal titularidad no empece para que
aquellas otras administraciones públicas no titulares ejerzan sobre tales bienes sus respectivas
competencias; segundo, que los bienes demaniales se encuentran afectos al uso, servicio público, o
el fomento de la riqueza nacional -en los términos del viejo Código Civil-, afectación que debe
entenderse de un modo amplio al incorporar hoy nuevos intereses públicos, como, por ejemplo, la
protección ambiental; y, tercero, que la determinación de su carácter demanial les atribuye
un régimen jurídico exorbitante, es decir, ajeno al de la propiedad de derecho común, basado
esencialmente en su extracomercialidad (inalienabilidad, imprescriptibilidad e inembargabilidad) y su
especial protección a través del sistema de inventarios y catálogos, la presunción posesoria, la acción
administrativa de investigación, la facultad de deslinde, la recuperación de oficio, potestad
sancionadora, etc. Sin perjuicio de lo cual, corresponde a la administración titular del bien de dominio
público cuidar de su adecuado estado de conservación, y consiguientemente responder de las
consecuencias de su falta de mantenimiento.

A la hora de describir en su conjunto la categoría de los bienes demaniales, son muy diversos los
criterios clasificatorios y, entre ellos, destaca el que distinguiría los llamados bienes de dominio
público natural, de los del demanio artificial. Los primeros, son publificados (es decir, declarados
de dominio público) mediante ley estatal, que lo hace para una categoría completa de los mismos en
virtud de sus características naturales, excluyendo del tráfico jurídico privado. Es el caso de las aguas
continentales, demanio marítimo, minero, etc. Por contraposición, los del dominio público artificial son
afectados al uso o servicio público mediante actos concretos. El grupo normativo de las disposiciones
reguladoras del dominio público comenzaría por la imprescindible cita del art. 132 de la Constitución de
1978, y lo dispuesto en los arts. 339 y siguientes del Código Civil, las legislaciones de patrimonio del
Estado, correlativa autonómica -dentro del margen competencial de éstas- la legislación de bienes de las
entidades locales, etc. Además de dichas disposiciones, sobre todo en las previsiones sectoriales sobre
determinados tipos de bienes, léase nuevamente, aguas, costas, puertos, minas, etc.

Excluidos del tráfico jurídico privado, sobre los bienes de dominio público, recae


un tráfico jurídico público, que se expone a partir del régimen de la afectación (incorporación
al demanio), mutuación demanial, y desafectación (cesación de la demanialidad).

También cabe su utilización por las administraciones públicas (reservas demaniales, adscripciones, etc.),


y por los particulares, en este caso, mediante bien el uso común ya general, ya especial, bien mediante
un uso privativo, bien mediante un uso ora normal ora anormal. Para el uso privativo y para la utilización
anormal es tradicional en el derecho español la necesidad de concesión administrativa, mientras que el
uso común especial sólo requiere de autorización o licencia (V. concesión), mientras que es libre
y gratuito el uso común. Si el bien de dominio público es la base física para la prestación de un servicio
público -como es frecuente-, el régimen de dicha utilización será la del servicio y no la del demanio.
Son los destinados al uso público, como los caminos, ríos, puertos, etc., construidos por el Estado;
las riberas, playas, el mar territorial y los recursos naturales de la zona económica y la plataforma
continental y otros análogos. También son bienes de dominio público los que pertenecen
privativamente al Estado y que, sin ser de uso común, están destinados a algún servicio público o
al fomento de la riqueza nacional. Tal es el caso de las fortalezas y demás obras
de defensa del territorio, y las minas cuya concesión no se hubiere otorgado todavía. Todos los demás
bienes pertenecientes al Estado, se denominan bienes patrimoniales estatales y su titularidad sobre
ellos es el de la propiedad privada.

Código civil, artículo 339. Ley 29/1985, de 2 de agosto, Regulación de aguas.

1.1.2 Bienes del uso común

Los bienes de uso común son aquellos cuya titularidad y dominio pertenece al Estado, pero que pueden
ser usados por la sociedad sin más restricciones que las que impongan las leyes de conformidad con el
artículo 8º de la LGBN, aunque para su explotación o aprovechamientos especiales, deben ser
concesionados.

Se encuentran relacionados en el artículo 7º de la Ley General de Bienes Nacionales:

El espacio aéreo situado sobre el territorio nacional, con la extensión y modalidades que establezca el
derecho internacional;Las aguas marinas interiores, conforme a la Ley Federal del Mar;El mar territorial
en la anchura que fije la Ley Federal del Mar;Las playas marítimas, entendiéndose por tales las partes de
tierra que por virtud de la marea cubre y descubre el agua, desde los límites de mayor reflujo hasta los
límites de mayor flujo anuales;La zona federal marítimo terrestre;Los puertos, bahías, radas y
ensenadas;Los diques, muelles, escolleras, malecones y demás obras de los puertos, cuando sean de uso
público;Los cauces de las corrientes y los vasos de los lagos, lagunas y esteros de propiedad nacional;Las
riberas y zonas federales de las corrientes;Las presas, diques y sus vasos, canales, bordos y zanjas,
construidos para la irrigación, navegación y otros usos de utilidad pública, con sus zonas de protección y
derechos de vía, o riberas en la extensión que, en cada caso, fije la dependencia competente en la
materia, de acuerdo con las disposiciones legales aplicables;Los caminos, carreteras, puentes y vías
férreas que constituyen vías generales de comunicación, con sus servicios auxiliares y demás partes
integrantes establecidas en la ley federal de la materia;Los inmuebles considerados como monumentos
arqueológicos conforme a la ley de la materia;Las plazas, paseos y parques públicos cuya construcción o
conservación esté a cargo del Gobierno Federal y las construcciones levantadas por el Gobierno Federal
en lugares públicos para ornato o comodidad de quienes los visiten, yLos demás bienes considerados de
uso común por otras leyes que regulen bienes nacionales.

1.1.3 Dominio directo

El dominio directo significa que el Estado ejercita sobre los elementos a que se refiere el propio artículo
un derecho exclusivo que algunos autores como Hauriou llaman propiedad administrativa, y que para el
maestro Miguel Acosta Romero comprende:Establecerel régimen jurídico de Derecho Público;La forma
de su utilización;La forma de exploración;La forma de explotación, misma que en algunos casos se
reserva el Estado en aquéllas áreas que se consideran como estratégicas.

1.1.4 Bienes del dominio privado y sus características

Los bienes pertenecientes al Estado que no están afectados a un uso público, directo o indirecto,
constituyen su dominio privado.

Son bienes o derechos de dominio privado de la Administración o patrimoniales los que siendo
titularidad de las Administraciones Públicas no tengan el carácter de demaniales y puedan ser
adquiridos, gravados y transmitidos por las mismas, como si de un particular se tratase. El dominio
privado del Estado se encuentra sujeto a las reglas ordinarias de la propiedad privada, salvo algunas
modificaciones. La diferencia, es el régimen jurídico.

La expresión “de propiedad privada”, se refiere normalmente a todos aquellos bienes de los que pueden
ser titulares los particulares, individual o colectivamente. Sin embargo, a veces el Estado o cualquier otro
ente de derecho público puede ser titular o propietario de bienes de propiedad privada y actuar como si
fuera un particular.

La diferencia entre dominio público y dominio privado es, esencialmente, una diferencia de régimen
jurídico, de derecho público en un caso, predominantemente de derecho privado en el otro. El régimen
propio de los
bienes del dominio privado del Estado admite algunas alteraciones al sistema de propiedad civil,
derivadas del interés público que siempre preside la actuación de la administración pública.

1.2 Adquisición forzosa del bienes

1.2.1 Expropiación

Es el acto unilateral de la administración pública para adquirir bienes de los particulares, por causa de
utilidad pública y mediante indemnización.

Por lo tanto no se requiere el consentimiento del particular afectado; si bien no es cierto que en
ocasiones la administración pública procura obtener los bienes requeridos por otro medio, por ejemplo
compraventa o permuta; ello se debe más a razones de economía en los procedimientos administrativos
que a un requisito teórico o legal, de intentar con antelación a la expropiación, otros medios de adquirir
bienes.

El párrafo segundo del artículo 27 Constitucional precisa: Las expropiaciones sólo podrán hacerse por
causa de utilidad pública y mediante indemnización

Hasta antes de las reforma del 27 constitucional en 1992, el párrafo tercero del mismo artículo existía la
posibilidad de realizar una expropiación agraria, o sea, la afectación de latifundios en beneficio de los
núcleos de población, a través de la dotación y restitución. Esta forma de expropiación desapareció con
la reforma de enero de 1992. Una reforma que proscribió el latifundismo, otorgó certeza a la tenencia
de la tierra, consolidó la propiedad ejidal y comunal y trató de hacerla más productiva a través de las
sociedades mercantiles. Aunque ahora, después de veinte años de dicha reforma, sigamos no siendo los
mismos, sino peores en materia de pobreza y desigualdad social.

1.2.2 Decomiso
Por medio del decomiso pasan a propiedad del estado los objetos, los instrumentos y el producto
involucrados en la comisión de algún ilícito. Si el delito es intencional se decomisaran los instrumentos,
objetos y productos lícitos e ilícitos: si el delito es no intencional solo los ilícitos pasaran al estado. Son
de interés, para explicar la naturaleza del decomiso y el destino de los bienes decomisados, los arts. 24,
40, 160, 172 bis, 199, 201 bis y 224 del código penal federal y los arts. 182 r y 535 del código federal de
procedimientos penales. La ley penal ordena que el producto de estos se destine a mejorar la
administración de justicia o que los propios bienes puedan utilizarse en la investigación científica

El decomiso aparece en nuestra legislación administrativa como una sanción o pena que prive a una
persona de bienes muebles sin indemnización, por la infracción de una ley administrativa o en los casos
indicados por el Código Penal. 

El decomiso por perjuicios que sufre el Estado, se apoya en el poder sancionador de la administración.
Ninguna ley administrativa tendría eficacia si no contara con el régimen de sanciones administrativas

1.2.3 Otras formas

La requisición es un procedimiento administrativo unilateral de cesión forzada de bienes, que implica


una limitación a la propiedad privada principalmente inmuebles, para satisfacer urgentes propósitos de
utilidad pública y mediante la indemnización correspondiente

Surgido del derecho militar se da ante una situación de guerra exterior o interior (conflicto bélico)

El estado adquiere de manera temporal bienes Establecido en el art. 16 constitucional en su último


párrafo Debe ser decretada por una autoridad militar No implica la perdida de la propiedad en
definitiva Se limita solo a los bienes que los militares necesitan: alimentos, bebidas etc.  La
indemnización será proporcional La requisición del trabajo personal procede en situaciones catastróficas
Históricamente ha existido la confiscación como una sanción a los enemigos del poder público, por
medio de la cual se les priva de sus bienes y estos pasan a favor del estado. Durante el imperio romano,
a lo largo de la edad media y en algunos regímenes dictatoriales de nuestros días se ha utilizado la
confiscación como una eficaz forma de destruir o mermar el poder económico de los enemigos del
gobierno. Esta forma de adquirir bienes está prohibida en nuestro régimen jurídico de conformidad al
art. 22 de la constitución, que la incluye dentro del catálogo de penas no permitidas. 

El mismo artículo aclara lo siguiente en materia de confiscación: no se considerara como confiscación de


bienes la aplicación total o parcial de los bienes de una persona hecha por la autoridad judicial, para el
pago de la responsabilidad civil resultante de la comisión de un delito, o para el pago de impuestos o
multas. Tampoco se considerara confiscación el decomiso que ordene la autoridad judicial de los bienes
en caso del enriquecimiento ilícito. No se considerara confiscación la aplicación a favor del estado de
bienes asegurados que causen abandono en los términos de las disposiciones aplicables . 

La resolución judicial se dictara previo procedimiento en el que se otorgue audiencia a terceros y se


acredite plenamente el cuerpo del delito previsto por la ley como de delincuencia organizada, siempre y
cuando se trate de bienes respecto de los cuales el inculpado en la investigación o proceso citados haya
sido poseedor propietario o se haya sido poseedor, propietario o se haya conducido como tales ,
independientemente de que hubieran sido transferidos a terceros, salvo que estos acrediten que son
poseedores o adquirientes de buena fe. 

Tampoco se considerará confiscación el decomiso que ordene la autoridad judicial de los bienes en caso
de enriquecimiento ilícito (en los términos del artículo 109 párrafo tercero de la propia Constitución); la
aplicación a favor del Estado de bienes asegurados que causen abandono en los términos de las
disposiciones aplicables, ni de aquellos bienes cuyo dominio se declare extinto en sentencia. 

1.3 Contratos administrativos


Contratos celebrados por las Administraciones públicas que se caracterizan por su sometimiento a
un régimen jurídico público y por la existencia de cláusulas exorbitantes que derivan de
la posición jurídica de la Administración y de su privilegio de autotutela. Los contratos administrativos
pueden ser: a) típicos, y tí) especiales.

TRLCAP, arts. 5, 7 en la redacción dada por Ley 13/2003, de 23 de mayo.

1.3.1 Adquisiciones y arrendamientos

El concepto de adquisición es el acto jurídico por virtud del cual se adquiere el dominio o propiedad de
una cosa o un bien (mueble o inmueble) a título oneroso o gratuito, a título singular o universal; en la
administración pública el concepto de adquisiciones es muy amplio, engloba todas las acciones para
suministrar bienes y proporcionar servicios para realizar las funciones sustantivas del Gobierno, lo que
comúnmente se denomina adquisiciones, arrendamientos y prestación de servicios, mismos que se
definen de la siguiente forma: adquisición es la compra de cualquier bien mueble, el arrendamiento es
el contrato por medio del cual se obtiene el uso y goce temporal de bienes muebles, y prestación de
servicios la actividad organizada que se obtiene de una persona física o moral con el fin de satisfacer
determinadas necesidades; estos conceptos se encuentran en el artículo 2, de la Ley de Adquisiciones
para el Distrito Federal.

De manera que, podemos definir al procedimiento administrativo de adjudicación como la forma por la
cual se lleva a cabo la adquisición de bienes, arrendamientos y prestación de servicios por parte de las
dependencias, órganos desconcentrados, delegaciones y entidades.

1.3.2 Obra pública

El contrato de concesión de obras públicas es una figura derivada del contrato de obras. Recae sobre
prestaciones semejantes (obras de primer establecimiento, reforma, gran reparación, reparación,
rehabilitación, restauración, mantenimiento y conservación), aunque se caracteriza por la
contraprestación que recibe el contratista, que podrá consistir en el derecho a explotar la obra, o bien
en dicho derecho acompañado de la percepción de un precio a cargo del ente del sector público que
contrata

1.4 Régimen del Estado

Se conoce como régimen político, por lo tanto, al conjunto de instituciones y leyes que permiten la


organización del Estado y el ejercicio del poder. A través del régimen político se determina la vía de
acceso al gobierno y la forma en la cual las autoridades pueden hacer uso de sus facultades.
Existen varios conceptos que se confunden con la idea de régimen político. El régimen de gobierno, por
ejemplo, se refiere a cómo se vinculan los distintos poderes del Estado (régimen presidencialista,
régimen parlamentario, etc.). La forma de Estado, por su parte, indica cómo se articulan el poder, la
población y el territorio.

Con el régimen político se produce una situación paradójica. El régimen emana de la voluntad de la
gente, que determina las características del régimen político. Pero, de manera simultánea, la
propia estructura de este régimen termina condicionando la voluntad de la población.

Existen diversos tipos de regimenes políticos. Muchos teóricos distinguen entre la democracia,
la monarquía y la aristocracia. Otra clasificación posible diferencia entre los regímenes con un único
partido y los regímenes pluralistas.

Hay quienes creen que un régimen político puede corromperse y derivar en algo diferente, aún cuando
mantenga sus instituciones y sus formas. La democracia, en este sentido, podría derivar en demagogia,
mientras que la monarquía podría constituirse como una tiranía.

Además de los expuestos podemos determinar que existen otros tipos de regímenes políticos, tales
como los siguientes:

-Régimen republicano. Como su propio nombre ya nos indica, en este sistema no existe un monarca que
ejerza como jefe de Estado sino que es un grupo de representantes, elegidos por el pueblo en las urnas,
el que se encarga de gobernar. Ese gobierno lo hace en nombre del pueblo que es el que posee la
soberanía.

1.4.1 Ingresos del Estado

Ordenamiento jurídico propuesto por el Poder Ejecutivo y aprobado por el Poder Legislativo que
contiene los conceptos bajo los cuales se podrán captar los recursos financieros que permitan cubrir los
gastos de la federación durante un ejercicio fiscal. Los ingresos públicos se dividen en dos grandes
rubros: I) los ingresos ordinarios, que son recaudados en forma regular por el Estado, tales como: los
impuestos; los derechos; los ingresos por la venta de bienes y servicios de los organismos y empresas
paraestatales, etc; y, II) los ingresos extraordinarios, que son recursos que no se obtienen de manera
regular por parte del Estado, tales como la enajenación de bienes nacionales, contratación de créditos
externos e internos (empréstitos) o emisión de moneda por parte del Banco de México.

Este ordenamiento tiene vigencia de un año, a partir del primero de enero hasta el 31 de diciembre, y
debe presentarse ante el Congreso de la Unión a más tardar el 8 de septiembre de cada año anterior a
su vigencia.

De acuerdo a la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria (LFPRH), la Ley de Ingresos


deberá ser aprobada por la Cámara de Diputados a más tardar el 20 de octubre y por la Cámara de
Senadores a más tardar el 31 de octubre. Estipula que tendrá que contener la siguiente información:

1. Exposición de motivos donde se señale: la política de ingresos del Ejecutivo Federal; montos de
ingresos en los últimos cinco ejercicios fiscales; estimación de los ingresos para el año que se
presupuesta y las metas objetivo de los siguientes cinco ejercicios fiscales; explicación para el año que se
presupuesta sobre los gastos fiscales, incluyendo los estímulos, así como los remanentes de Banco de
México y su composición; propuesta de endeudamiento neto para el año que se presupuesta y las
estimaciones para los siguientes cinco ejercicios fiscales.

Asimismo, deberá incluir la evaluación de la política de deuda pública de los ejercicios fiscales anterior y
en curso; la estimación de las amortizaciones para el año que se presupuesta y el calendario de
amortizaciones de los siguientes ejercicios fiscales; la estimación del saldo histórico de los
requerimientos financieros del sector público para el año que se presupuesta y los siguientes cinco
ejercicios fiscales.

2. El Decreto incluirá: la estimación de ingresos del Gobierno Federal, de las entidades de control
directo, así como los ingresos provenientes de financiamiento; las propuestas de endeudamiento neto
del Gobierno Federal, de las entidades y de la Ciudad de México, así como la intermediación financiera,
en los términos de los artículos 73 y 122 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
(CPEUM).

De igual manera, un apartado que señale el saldo total de la deuda contingente derivada de proyectos
de inversión productiva de largo plazo, los ingresos derivados de dichos proyectos, así como, en su caso,
los nuevos proyectos a contratar y su monto, por entidad y por tipo de inversión, en los términos de esta
Ley y de la Ley General de Deuda Pública.
En su caso, disposiciones generales, regímenes específicos y estímulos en materia fiscal, aplicables en el
ejercicio fiscal en cuestión; disposiciones en materia de transparencia fiscal e información que se deberá
incluir en los informes trimestrales; aprovechamiento por rendimientos excedentes de Petróleos
Mexicanos y organismos subsidiarios o de la contribución que por el concepto equivalente, en su caso,
se prevea en la legislación fiscal. Asimismo, contendrá la estimación de los ingresos que generen la
Comisión Reguladora de Energía, la Comisión Nacional de Hidrocarburos y la Agencia Nacional de
Seguridad Industrial y de Protección al Medio Ambiente del Sector Hidrocarburos, derivados de las
contribuciones y aprovechamientos que cobren por la prestación de sus servicios.

3. Ingresos por Financiamiento. En caso de considerarse este rubro, se deberán incluir: ingresos por
financiamiento; saldo y composición de la deuda pública y el monto de los pasivos; saldo y composición
de la deuda del Gobierno Federal y el impacto sobre la misma del techo de endeudamiento solicitado
diferenciando el interno del proveniente del exterior; saldo y composición de la deuda de las entidades y
el impacto sobre la misma del techo de endeudamiento solicitado, diferenciando el interno y el externo.

De igual forma, la justificación del programa de financiamiento al sector privado y social, las actividades
de fomento y los gastos de operación de la banca de desarrollo, así como los fondos de fomento y
fideicomisos públicos; previsión de que, en caso de otorgarse avales y garantías, éstos se ajustarán a lo
dispuesto en la normatividad aplicable; memorias de cálculo con las que se efectuaron las estimaciones
presentadas; proyecciones de las amortizaciones y disposiciones a tres años en adición al ejercicio fiscal
de que se trate.

1.4.2 Egresos del Estado

Ley de Ingresos

Como lo hemos señalado con anterioridad, corresponde al Ejecutivo Federal presentar anualmente a la
Cámara de Diputados la iniciativa de Ley de Ingresos y el proyecto de Presupuesto de Egreso de la
Federación cuya aprobación, en este último caso, es facultad exclusiva de dicha Cámara (artículo 74,
fracción IV).
La Ley de Ingresos encuentra su fundamento en dos artículos de nuestra Constitución, el primero de
éstos el artículo 31 que establece la obligación de todos los mexicanos de contribuir para los gastos
públicos de la Federación, el Distrito federal y de los estados y municipios en que residan de manera
proporcional y equitativa que dispongan sus leyes. De igual manera, el artículo 73 fracción VII atribuye al
Congreso de la Unión la facultad de establecer las contribuciones para cubrir el presupuesto.

Algunas de las características que podemos atribuirle a la Ley de Ingresos, son las siguientes:

Anualidad: tiene vigencia durante un año fiscal, que corresponde al año calendario.

Precisión: en virtud de que cualquier impuesto y recaudación que no esté claramente establecida en
dicha ley no podrá ser recaudado.

Previsibilidad: ya que establece las cantidades estimadas que por cada concepto habrá de obtener la
hacienda pública.

Especialidad: en razón de que dicha ley contiene un catálogo de rubros por obtener en el año de su
vigencia.

Es oportuno señalar que aunque la iniciativa de dicha ley debe presentarse en la Cámara de Diputados,
la discusión y aprobación de la misma es una facultad del Congreso de la Unión, esto es, de ambas
cámaras.

EGRESOS DEL ESTADO

El Estado debe realizar diversos gastos a efecto de cumplir con sus objetivos y fines, los cuales lleva a
cabo con la autorización del Poder Legislativo a través de la Cámara de Diputados, a la que corresponde
de manera exclusiva la discusión y aprobación anual del Presupuesto de Egresos.
El presupuesto de Egresos es el documento que concentra las partidas en las que el gobierno podrá
gastar para satisfacer las necesidades colectivas, pero también es un instrumento que orienta la
actividad económica del país.

En virtud de que el Presupuesto de Egresos es producto de la recaudación de los impuestos y, por tanto,
es dinero aportado por los gobernados, su uso debe de ser el correcto, es decir, debe ser utilizado para
satisfacer las necesidades primarias del país; por tal razón, la fiscalización en el gasto de los recursos es
un aspecto muy importante, en los Estados modernos.

En algunos países europeos cuando se habla de Presupuesto se refieren tanto a los ingreso como a los
egresos. En México, cuando hablamos de presupuesto, nos estamos refiriendo a los egresos. Así suele
hablarse del presupuesto de egresos

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