Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Giuliano Lozzi
El mito en el siglo xx, mantiene Roland Barthes en su Mythologies
(1957), es una palabra, más concretamente, una forma cuyo sentido presu-
pone una historia que no está fija, sino se transforma, cambia, desaparece.
Se trata de una palabra que se adapta al espíritu del Zeitgeist, porque solo
de esta manera puede conservar la universalidad de su mensaje. Sin duda
el mito de Antígona, también por el conflicto que su nombre contiene1, ha
evocado y sigue evocando una historia, un pasado, una tradición que llega
hasta hoy gracias a la que según Barthes es una función del mito: transfor-
mar la historia en naturaleza. Por su fuerza y su espíritu de rebelión, por
sus aspectos trágicos de mujer que se opone, sola, al poder masculino y de
mujer excluida y ajena en el siglo xx, Antígona ha sido objeto de diferentes
reflexiones feministas que este ensayo intenta examinar. En este sentido
se observará cómo algunas pensadoras han plasmado la forma mítica de
Antígona de acuerdo con sus reflexiones teóricas en diferentes contextos
culturales, históricos y geográficos.
Al acercarse al personaje de Antígona surgen las siguientes preguntas:
¿Dónde nace el valor de Antígona? ¿Dónde su diferencia respecto a la ima-
gen femenina que el lector se espera? Y, sobre todo, ¿por qué Antígona ha
desempeñado un papel tan importante en el ámbito de la teoría feminista
y queer? ¿Cuáles son los aspectos de su historia que más interesan a las
pensadoras que se ocupan de la teoría de genéro, entendida como teoría de
las “diferencias”?
Antes de intentar contestar a estas preguntas es necesario recordar
brevemente quién es Antígona y su historia, partiendo de la tragedia de
Sófocles, representada por primera vez en el año 442 a.C. Hija (y hermana)
de Edipo e hija de Yocasta, fruto de una relación incestuosa, en la tragedia
de Sófocles Antígona lucha contra el rey de Tebas, Creonte, para que el
cuerpo de su hermano Polinices, muerto en la guerra entre Tebas y Argo, sea
honrado como el de su otro hermano Eteocles, con el cual había peleado.
Desobedeciendo el edicto del rey e ignorando los consejos de su hermana
1 El origen del nombre es muy controvertido. Ἀντιγόνη puede significar nacida
contra o anti generación.
246 Chapter Nineteen
Freilich leben wir allen in Familien und im Staat, und es trifft uns nicht
leicht ein tragisches Schicksal, das uns nicht als Glieder von beiden träfe.
Doch können wir auch ganz gut tragische Personen sein, und wären wir
bloße Familien- oder wären wir bloße Staatsglieder. Denn es kommt im
Grunde bloß auf den Konflikt an, der keine Auflösung zuläßt, und dieser
kann entstehen aus dem Widerspruch welcher Verhältnisse er wolle, wenn
er nur einen echten Naturgrund hinter sich hat und nur ein echter tragischer
ist (Eckermann 1984, 518).
2 “El orden claro del día se hunde. El imperio de las madres se vuelve obscuro e
incomprensible”. La traducción es de quien escribe.
248 Chapter Nineteen
todia de los muertos que, a juicio de Hegel, tocaría a las mujeres. Con estos
presupuestos, Irigaray no pone en duda la subdivisión hegeliana, sino que
subraya que lo que Antígona ha hecho por su hermano, y que le ha costado
la exclusión de la polis, representa todo lo que el patriarcado ha removido,
olvidado y etiquetado como negativo a lo largo de la historia de la cultura
occidental. En el acto transgresivo de Antígona, Irigaray ve la necesidad de
obedecer a una ley no escrita de la sangre—que coincide con la ley de la
madre—y del parentesco que se enlaza con lo femenino y que nunca ha sido
considerada en la historia de la cultura europea. Las identidades femeninas
y masculinas teorizadas por Irigaray no son, por lo menos en Speculum,
identidades biológicas—como muchos teorizan condenando Irigaray a un
esencialismo que no le pertenece—sino “sexuadas”, o sea con una conno-
tación sexual que es posible diferenciar de la biológica. Así que, a juicio de
Irigaray, Polinices es el hermano más femenino de los dos y Antígona, como
subrayará más tarde Butler, muestra una virilidad que atemoriza a Creonte:
Figlia, sorella: nomi non poi tanto consueti per un’eroina tragica del pensie-
ro femminile. Il quale, infatti, sotto il cielo di una persistente misoginia, si
incarna di solito in figure di madri e di spose […]. Qui, del resto, la figura
materna c’è, e invade la scena con immane potenza attrattiva, visto che è il
sangue materno a comandare l’azione, […]. Cosicché la lezione sofoclea
viene a offrirci una tessitura simbolica nella quale il corpo, la donna e la
madre si intrecciano in un solo nodo figurale […] (Cavarero 1995, 38)3.
Se mantienen así el conflicto trágico entre una ley arcaica primordial an-
terior a la política que no está escrita y la ley de la polis masculina represen-
tada por el rey Creonte que por su parte remacha a continuación su virilidad,
el conflicto entre el cuerpo y la polis, el conflicto entre la dimensión política
y la dimensión animal del ser humano que ha sido rechazada.
3 “Daughter and sister: these names are not frequent among tragic heroines, who
are usually embodied […] in the figures of brides and mothers who act under the
cloud of a steady misogyny. In Antigone, maternal blood commands the action: the
figure of the mother intrudes on the stage with the enormous power of her attraction.
[…] Thus, the lesson of Sophocles is a symbolic composition in which the body, the
woman, and the mother are combined in a single figural knot” (Söderbäck 2010,
1082).
252 Chapter Nineteen
Interestingly enough, both Antigone’s act of burial and her verbal defiance
become the occasions on which she is called “manly” by the chorus, Creon,
and the messengers. Indeed, Creon, scandalized by her defiance, resolves
that while he lives “no woman shall rule” [...]. Earlier, he speaks his fear of
becoming fully unmanned by her: if the powers that have done this deed go
unpunished, “Now I am no man, but she is the man [aner]”. Antigone thus
appears to assume the form of a certain masculine sovereignty, a manhood
that cannot be shared, which requires that its other be both feminine and
inferior. But there is a question that persists: has she truly assumed this man-
hood? Has she crossed over into the gender of sovereignty? [...] In speaking
to him, she becomes manly; in being spoken to, he is unmanned, and so
neither maintains their position within gender and the disturbance of kinship
appears to destabilize gender throughout the play (Butler 2000, 8-10).
Bibliografía
Barthes, Roland. Mythologies. Paris: Éditions du Seuil, 1957.
Butler, Judith. Antigone’s Claim. Kinship Between Life and Death. New
York: Columbia University Press, 2000.
Cavarero, Adriana. Corpo in figure: filosofia e politica della corporeità.
Milano: Feltrinelli Editore, 1995.
Eckermann, Johann Peter. Gespräche mit Goethe in den letzten Jahren sei-
nes Lebens. München: Beck, 1984.
254 Chapter Nineteen