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Usted, que se entretiene con la transmisión de los Juegos Olímpicos, tal vez desconoce que

unos 77 mil brasileños han sido desplazados de manera forzosa de sus hogares a lo largo de 8
años para que usted disfrute hoy de tanto derroche de deporte y glamour.

La construcción de las infraestructuras que albergan a los Juegos en Río de Janeiro se ha


cimentado sobre la destrucción de asentamientos humanos enteros, junto con el uso del
dinero de la ciudad para otros que no son sus habitantes. La situación es tan trágica que, a
menos de 50 días de la inauguración de los Juegos, el gobernador interino de Río de Janeiro
declaró que este Estado brasileño se enfrentaba a “una situación de calamidad”, “pudiendo
colapsar los servicios públicos” debido a la enorme crisis económica.

Y mientras las arcas de la ciudad seguían subvencionando las obras para los Juegos, en
noviembre pasado, por falta de fondos, la Universidad Estatal de Río de Janeiro (UERJ) cerró:
decenas de miles de estudiantes están en el limbo y 500 trabajadores acaban de ser
despedidos. Ahora, ese centro del saber está sirviendo como parking para los espectadores de
los partidos olímpicos en el Maracaná, que queda justo enfrente.

La perversidad de estas Olimpiadas escala varios peldaños al notar que se realizan evitando
referirse a la gravísima crisis política y democrática que afecta al país: consupresidenta,
DilmaRousseff, suspendida del cargo por razones inexplicables hasta el momento. Según los
más de 15 mil brasileños que protestaron en Copacabana y fueron reprimidos el mismo día de
la inauguración de los Juegos, “Brasil vive un golpe de Estado”.

La clausura de las Olimpiadas 2016 será el 21 de agosto. Pocos días después, el Congreso
brasileño decidirá definitivamente si aparta a Rousseff del cargo, dejando en él al actual
presidente interino, Michel Temer, quien en tres meses de gestión tiene el rechazo del 70% de
los brasileños y quien, para colmo, está inhabilitado de ocupar un puesto público por 8 años
debido a actos de corrupción en la finalización de su campaña política.

l Comité Organizador Río 2016 envió más de 600 obreros para efectuar arreglos 24 horas al día
y sostuvo que para este jueves estaría todo listo.

“Todos los juegos tienen problemas al inicio”, sostuvo el director de operaciones del comité,
Rodrigo Tostes.

Medios brasileños recordaron que en Londres 2012 hubo reclamos por el abastecimiento de
agua en la Villa de los Atletas, que se resolvió en un día sin afectar a los competidores.

Pero hay que admitirlo: dejar problemas irresueltos para última hora es una especialidad de
Latinoamérica, que recibe la segunda Olimpiada en su historia, tras la de México 1968. Será la
primera en Sudamérica.

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