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CASO PRÁCTICO PARA LA EVALUACIÓN DE INTRODUCCIÓN AL DERECHO

BRANDON YESID LIBREROS CUELLO


JOSÉ SANGUINO
LUIS FELIPE JARAMILLO GARCIA

UNIVERSIDAD DEL MAGDALENA


FACULTAD DE HUMANIDADES
DERECHO

Santa Marta D.T.C.H.


MAGISTRADO LUIS FELIPE LIBREROS SANGUINO

Teniendo en cuenta la responsabilidad que tenemos como recurso de casación, es


necesario analizar mas a fondo la problemática y dar un veredicto que de lo
posible se aleje de lo subjetivo. Pongo en manifiesto la aplicación intelectual de
mis colegas para poder resolver un caso de esta índole, sin embargo, no he
encontrado en los votos preopinantes elementos de juicio que den seguridad.
Aunque de las decisiones mencionadas en los anteriores escritos, algunos tienen
cierta veracidad, hay también en ellas una serie de confusiones conceptuales y
valorativas que no permiten dar con la firmeza que se necesita. Por ello, aun no
estando directamente relacionado con el caso, considero que son relevantes y
pertinentes mencionarlos ante el problema que tenemos que resolver.

El juez Martunio ha sostenido que todo el derecho positivo de este país,


incluyendo todas sus leyes y todos sus precedentes, son inaplicables a este caso,
que por lo contrario se encuentra regido por lo que se llama “Derecho Natural”,
pues estos derivan de la naturaleza humana y son asequibles a la razón. Por otra
parte, los jueces Buen Día y Kaiyu se han centrado en su escepticismo ético y han
afirmado invalidación en la aplicación de un “derecho natural” en el cual no hay
legislación aparente que lo regule. Para lo que concierne, las posiciones
mencionadas están incorrectas.

Para ello, podemos citar la Sentencia C-284-15, que ratifica la participación que
tiene el derecho natural en las decisiones de los jueces y además se define su
inclusión como fuente formal de derecho, Sustentado en el Articulo 230 de la
Constitución Política Colombiana que dice “Los jueces, en sus providencias, sólo
están sometidos al imperio de la ley. La equidad, la jurisprudencia, los principios
generales del derecho y la doctrina son criterios auxiliares de la actividad judicial.”

Si bien no se menciona de manera explicita le existencia del derecho natural y su


uso como fuente formal, la corte constitucional aclara que dentro del concepto
“principio general del derecho” se encuentra incluido el principio del derecho
natural, pero que este está estrechamente ligado a unas condiciones definidas
para su aplicación, las cuales son las siguientes. “(i) solo resulta posible cuando
después de acudir a los métodos de interpretación literal, sistemático, teleológico,
histórico o aquellos otros acuñados por la jurisprudencia constitucional para fijar el
sentido de la Carta, persisten dudas insuperables acerca de su interpretación; (ii)
no puede conducir, en ningún caso, al desconocimiento o infracción de ninguna
norma formalmente incorporada a la Carta o integrada al bloque de
constitucionalidad. Adicionalmente, la invocación de un principio del derecho
natural impone una carga de argumentación especialmente exigente que se
traduce (iii) en el deber de demostrar con argumentos racionalmente controlables
(a) que la existencia y pertinencia del principio puede ser fundamentada y (b) que
ha sido reconocido de manera amplia por la doctrina más autorizada en la
materia.”

En marco de lo antes mencionado, resalto la necesidad de una fundamentación


cuando se quiere citar al derecho natural ante una decisión, además en el es claro
que no se puede omitir la fuerza vinculante que tienen las normas en nuestro
estado y que solo aplica cuando no es posible determinar mediante vía positiva las
determinaciones del caso en concreto.

Refuto la idea del Juez Martunio al definir que para el caso no es aplicable la
normativa actual, la cual se basa en una idea subjetiva, dejándose invadir por
juicios meramente personales, sin evidenciar pruebas significativas que tengan
validez y que respalden su tesis.

Por otra parte, cabe resaltar las posiciones de los jueces Buen Dia y Kaiyu en
cuanto a la negación de una aplicación del derecho natural sin un fundamento que
lo respalde, pero rechazo el hecho de su justificación en unos precedentes que no
son análogos al caso en mención, agotando así la esencia del juicio que se
necesita para poder determinar la culpabilidad o inocencia. La defensa propia es
claramente utilizada sin intención, y en lo que respecta, no es aplicable a un caso
en donde la decisión fue consensuada por las partes.

Además, citan obiter dictum que para conocimiento general no tiene fuerza
vinculante y no constituye precedente ante los casos, pues la ratio decidendi del
precedente es la que realmente constituye obligatoriedad en la aplicación.

El juez Pepe se justifica en la idea de la participación del pueblo ante las


decisiones a tomar en el presente caso, citando una encuesta que realmente no
caracteriza fuerza vinculante ante el ordenamiento jurídico, es de conocimiento
básico saber que antes todas las discusiones para determinar las fuentes del
derecho, no ha sido consensuada la idea de estipular que una encuesta realizada
a personas tenga validez. Es claro mencionar que las encuestas no corresponden
una fuente formal de derecho, y que, por lo mismo, no es pertinente utilizarla como
base ante una decisión.
Para lo que respecta, es necesario aludir a la axiología jurídica (principalmente la
justicia) y a la hermenéutica jurídica, y preguntarnos ¿Que pretendía el legislador
al momento de establecer el texto del código penal 12A “quien quiera privare
intencionalmente de la vida a otro ser castigado con la muerte” ?, Es claro que el
legislador se enfocaba en la justicia de aquel que prive de la vida – Derecho
fundamental – a otro, debía ser castigado con la vida propia, sin embargo, es claro
que el legislador no prevé todos los casos posibles en una sola ley, y es lo que mis
colegas en sus juicios no hacen mención, enfocando su opinión en una sola
dirección sin entender realmente la situación de los acusados.

Los acusados manifiestan que la decisión tomada por ellos en su situación atípica
fue consensuada por Juancho Porras, pues este asintió al momento de lanzar los
dados, estando de acuerdo con el asesinato de una persona del grupo para poder
sobrevivir, además era consciente de las implicaciones legales de la acción. a ello,
se le suma que Juancho Porras fue la persona que se comunicó con los
encargados del rescate. Así que es posible asegurar que Juancho Porras era
conocedor de la decisión y que, si no recurrían al canibalismo, les infortunaba una
muerte por inanición.

Por lo tanto, menciono a la ley 599 del 2000 en su articulo 32 “Ausencia de


responsabilidad” inciso 2 “Se actúe con el consentimiento v lidamente emitido por
parte del titular del bien jurídico, en los casos en que se puede disponer del
mismo.” Entiéndase bien jurídico para el caso en mención como la vida; para
interpretación de la citada ley, establezco que Juancho Porras actuó con el
consentimiento valido de la perdida de su vida si en tal caso llegare a tocarle, el
cual por desgracia fue el elegido ante el juego de azar que estos mismos
determinaron.

Los acusados se encontraban en un estado de necesidad al igual que el difunto


Juancho Porras, y que, si no fuera por este acto que por muchos puede ser
considerado atroz, estas personas no hubieran podido sobrevivir a la trágica
situación.

Estas observaciones finales, se hallan inmersamente en nuestro ordenamiento


jurídico, en consecuencia, no es necesario optar por un juzgamiento mediante el
derecho natural como lo estipula el Juez Martunio, pues el mismo derecho positivo
es capaz de dictar las disposiciones necesarias y válidas para concluir con la
decisión. Concluyo en el sentido de que la sentencia condenatoria deba ser
negada y se deje en libertad a los acusados.

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