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emocional en la terapia
breve y en la terapia
estructural
Índice
Introducción
1. Dependencia emocional
2.1 Técnicas
2.1.1En el diálogo estratégico
3.1 Técnicas
3.1.1 Acomodación
3.1.2 Restructuración
6. Recomendación
Bibliografía
Introducción
La mayor parte de parejas se unen y forman una familia con muchas expectativas e
ideales que se han forjado a lo largo de la vida y que obedecen a una serie de
experiencias previas, deseos de continuar disfrutando de su existencia, de mejorarla o
de escapar del caótico pasado que llevaban. Lo cierto es que en medio de esas
expectativas está un “otro” que puede tener similares o diferentes aspiraciones y que
en la práctica de convivir se van descubriendo, para concluir en si es o no lo que
esperaban.
Poner la felicidad en manos de otra persona, en este caso la pareja, puede resultar
muy atrevido, arriesgado y frustrante cuando a la larga se descubre que el “otro” no
está dispuesto a cubrir las expectativas, ni a intentarlo, tiene sus propias exigencias,
puede necesitar también de la misma atención o, al contrario, manifestarse indiferente
y alejado de toda similitud con el sacrificio. En ambos casos, el depender
emocionalmente de otra persona y dejar que las decisiones, proyectos, expectativas y
sueños estén depositados en las acciones de la pareja puede originar problemas,
frustraciones e incluso agresiones especialmente cuando se ejerce presión para que
cada uno responda a las exigencias del otro.
La convivencia en la pareja puede ser una gran aventura y una titánica tarea y en la
que se va ganando momentos felices en la medida en la que ambos, aún con sus
diferencias, logran disfrutar de los aspectos positivos, reconocer sus fortalezas y
capacidades, sacar provecho a los lados fuertes, restar importancia o encontrar
oportunidades en las diferencias e ir disfrutando y aprendiendo de cada momento.
En esa carrera familiar, surge la interrogante de cuánto se debe o puede ceder para
asegurar la armonía familiar, ¿hay que generar consensos para estar todos cómodos?,
¿es un juego de ganar-ganar donde ambas partes o todos los miembros de la familia
deben tener la habilidad de lograr acuerdos y acomodarse para evitar la presencia de
problemas que alteren a sus miembros?
1. Dependencia emocional
Hay un viejo refrán que invita a amarse a uno mismo para poder amar a los demás
poniendo como prioridad primero el amor propio para luego emprender el acto
generoso del amor a los demás. Siguiendo esa premisa, podemos entender que quien
no logra amarse primero difícilmente podrá consolidar una saludable relación de
pareja. Quien no consigue valorarse como persona puede terminar comunicando con
sus actos o palabras e incluso con su inacción la imagen de un ser humano de poca
valía y, de algún modo, incentivar a ser tratado con menosprecio o indiferencia.
Quien no se ama o se siente desvalorada y con baja autoestima puede estar tan
necesitada de muestras de afecto que la lleve a sentirse atraída o buscar como pareja
a personas abusivas, arrogantes, narcisistas y en cierta medida inseguros también,
pero que en la dependiente emocional despertará desesperados deseos de su
compañía y su amor. Ese amor que se les hizo tan negado, escurridizo y ajeno
durante la infancia, niñez y adolescencia en el proceso de relacionamiento con sus
padres o quienes hicieron las veces de padres o, por el contrario, un apego exagerado
y dependiente a sus progenitores o alguno de ellos que luego, ante su ausencia, gira
hacía la pareja.
Tener una gran necesidad de permanecer cerca a la pareja, sin voluntad y proyectos
propios, sin importarles si son maltratadas o menospreciados, con un gran temor a ser
abandonadas y una sumisión excesiva, son las características de las personas con
problemas de dependencia emocional que, en esa relación, debe tener del otro lado a
una persona insegura a su vez, que necesite tornarse dominante para evitar el
abandono.
El apego exagerado y la inseguridad les lleva a tener que estar confirmando
permanentemente que al otro le importan y que permanecerá a su lado. Las sombras
de un rival son tan permanentes, en este tipo de relaciones, como el deseo de que les
demuestren amor a diario. Aún si esta característica les jugara en contra su mayor
temor es que la pareja rompa la relación por lo que suelen tolerar incluso la presencia
de un tercero con aparente ignorancia o usar la agresión para alejar al rival.
En la relación dependiente, hay un notable déficit en la autoestima, distorsionan su
autovaloración ignorando sus valores positivos, maximizando los negativos. Una de las
partes sobrevalora e idealiza a su pareja a la que selecciona considerando algunas
características que refuerza esta patología. La otra parte, también de baja autoestima
se mantiene a la defensiva para evitar, incluso por la fuerza, perder la compañía de su
pareja por lo que debe asegurar su sumisión.
Las parejas de los dependientes emocionales suelen ser personas narcisistas,
despectivas y egoístas, lo que retroalimenta el temor y desvalorización de un
dependiente, ya que este tipo de personas suelen manipular a “aquellos que se
someten al poder de sus encantos”, sólo se aman a sí mismos y en cierta medida
pueden ser tan inseguros como los primeros teniendo igual temor – con diferente
manifestación – al abandono.
En la infancia y en la niñez, más que satisfacer necesidades económicas los niños
requieren sentirse confiados en que las personas a cargo los aman y cuidarán.
Cuando esto no sucede el niño constantemente se esforzará por incentivar alguna
forma de manifestación amorosa de parte de sus padres y los consecuentes intentos
fallidos le puede alimentar un deseo desesperado de cariño que irá creciendo con los
años y que puede llevar al futuro adolescente, joven y adulto a enamorarse de
personas que les ignoran o agreden constantemente de diversas formas. Otro grupo,
acostumbrado a la sobreprotección y control exagerado de los padres, propio de
familias rígidas, les impiden a los hijos avanzar en su proceso de diferenciación y
prolongan o impiden su independencia generándoles inseguridad y un prolongado
deseo de protección.
En este tipo de relaciones se recrea situaciones en las que uno de ellos asume un
papel sumiso intentando siempre complacer a la pareja con el fin de mantener el
vínculo y evitar así un posible rechazo o abandono. Por su parte, la pareja puede
manifestarle desprecios y maltratos para medir su lealtad y cariño los que serán
tomados como algo normal, pues estuvieron presentes en el pasado de los
dependientes. Una relación de inseguridad donde uno de ellos, el dominante, se
deleita en mantener el control y la admiración de su pareja y la otra parte obedece con
incondicional sumisión.
Bowly en la teoría del apego nos brinda una aproximación a una de las semejanzas
más remotas de la dependencia cuando indica que el niño tiene una conducta
instintiva que tiende a la búsqueda de proximidad con figuras adultas como la madre y
la restauración de dicha cercanía en caso de perderla. El niño es indefenso y necesita
del adulto para ser cuidado y protegido, si obtiene una respuesta a esta necesidad
obtendrá seguridad y esta sensación irá evolucionando conforme el niño se convierte
en joven y empieza el proceso de diferenciación. En tanto, si el niño no encuentra
adultos que respondan a esta necesidad y es abandonado o desatendido con
frecuencia irá frustrándose y sintiéndose inseguro con respecto al comportamiento de
los adultos desarrollando un apego ansioso, pauta predominante para los futuros
dependientes emocionales.
Por paradójico que parezca mientras más cercana sea la madre al niño y le
proporcione cuidados y afectos será más fácil para el niño desprenderse o
diferenciarse llegada la etapa de la juventud y, a la inversa, un niño sin un adulto, que
lo trate con cariño y brinde seguridad o cerca a un adulto inseguro, dominante que lo
controla afectando su desarrollo, autoestima y posterior independencia, buscará y
presionará por cariño o se aferrará obsesivamente a parejas que continuarán
negándoles el afecto.
Según los especialistas, muchos de los problemas mentales de los adultos tienen sus
causas en traumas originados en la niñez siendo la falta de afecto, maltrato o
abandono las que pueden marcar al niño y derivar en el futuro en una serie de
comportamientos patológicos. Basta con apreciar el rostro de un niño pequeño
separado de su madre para notar su infelicidad, inexpresividad e indiferencia frente a
estímulos. De esta manera, se deduce los trastornos que puede presentar en esa
etapa y en el futuro a quien se le niega o ha tenido un mal desarrollo de esa relación
de apego duradera y estable que necesitan los seres humanos con la madre o una
persona que los ame, cuide y proteja.
su hogar, en tanto ya no son los niños del pasado, sino que estando en la etapa de la
juventud o adultez existe una demanda y necesidad interna de construir su propia vida.
Sin embargo, atrapados en una dependencia paterna, buscan el cariño que no
tuvieron cuando niños o se manifestó de manera disfuncional y luego, si logran su
independencia, será momentánea, pues la pareja a la que han escogido para ser
“rescatadas”, continúa manifestando un trato similar al que antaño tuvieron con los
padres.
Algunas veces, la independencia de estos hijos puede significar para los padres una
inestabilidad ante la falta del sujeto en quien depositar todas sus frustraciones, así
como de quien pueda hacerse cargo de ellos llegada la ancianidad.
ruptura del vínculo familiar, indica. En ese contexto, es necesario que los padres
cedan espacio y permitan que sus hijos realicen intentos de independización y
empiecen adquirir la seguridad que deberá acompañarlos cuando tengan que formar
una vida de pareja en el futuro.
2. La dependencia emocional en la Terapia Breve
Una de las que me resulta más interesante por la practicidad y rapidez para atender
casos desesperados, es la terapia breve. Como bien hemos podido apreciar los
terapeutas, las familias suelen llegar al consultorio después de varios intentos fallidos
y al borde de la desesperación, es probable que la paciencia y la comprensión sean
cualidades que a esas alturas del partido estén olvidadas; por lo que un rápido respiro
y ciertos toques de alivio inicial no solamente caen muy bien, sino que sirven para
recuperar la fuerza inicial que se necesita para continuar. Así es como una de las
propuestas que surgen, desde mi apreciación, para tratar la dependencia emocional
sea la que ofrece la terapia familiar breve.
La definición más común de este tipo de terapia la describe como una terapia con una
mirada rápida en las soluciones y con estrategias sencillas que no buscan el origen del
problema, ni ahondar en las causas para plantear, desde el primer día de consulta,
algunas soluciones prácticas; lo cual puede resultar en un gran alivio para la pareja
con problemas de diversa índole. En los problemas de dependencia emocional, la
pareja suele llegar a la terapia con comportamientos disfuncionales concretos, siendo
uno de los extremos más graves, la agresión física o los intentos de suicidio ante el
abandono, situaciones que hay que detener de manera rápida para dar el espacio de
poner en buen recaudo al paciente identificado mientras se continúa el tratamiento.
Steve de Shazer, un pionero en el campo de la terapia familiar breve centrada en
soluciones, decía que el enfoque terapéutico centrado en soluciones mantiene que no
hay que saber mucho sobre la naturaleza de los problemas para resolverlos, ni
siquiera hay que construir el modo en que la perturbación se mantiene, los pacientes
quieren cambiar y tienen los recursos para hacerlo.
Y, en este contexto la función del terapeuta no es tratar de adaptar a sus pacientes a
un patrón preestablecido de funcionalidad, sino de ayudarles a que alcance sus
propias metas y objetivos por pequeños que estos sean, con la idea de que esto
impulsará y motivará a lograr soluciones más grandes.
Los comportamientos disfuncionales, como la dependencia emocional, se pueden
hacer más evidentes como parte de una reacción a lo que la persona considera mejor
para ella misma, lo que significa que el problema se va a mantener o agravar en la
medida en que más se falle con una serie de intentos por resolverlo, como el presionar
a la pareja para que esté todo el tiempo cerca bajo la amenaza de hacerse daño, o
aceptar la culpabilidad de todos las situaciones con la finalidad de que la pareja no se
enfade. Ese desamor hacía uno mismo demostrado tan abiertamente, en vez de
generar cercanía del otro lado, puede alejar más a la pareja o brindarle el mensaje de
que se siente placer en la agresión. Al mismo tiempo, el agresor supone que
manteniendo el estricto control evitará el abandono, pero las dudas y la insatisfacción
sobre el amor de su pareja crecen mientras más presión realiza y esos mensajes e
intentos fallidos de ambos lados, confunden a la pareja y la desestabilizan.
En el caso anterior, según la terapia breve se centraría en buscar las soluciones antes
que indagar en las causas del problema. Esto es consultar, por ejemplo, sobre el
problema de la pareja, con alternativas de respuesta. Preguntar, por ejemplo, si lo que
tiene es miedo a ser abandonados o miedo a quedarse solos. Si la respuesta es lo
segundo revisar en qué situaciones no tuvo ese temor para dar con las excepciones;
es decir algunas soluciones logradas que pasaron desapercibidas y que hay que
ayudar a retomar y reforzar.
En la terapia breve el terapeuta platea una serie de interrogantes con alternativas de
respuesta que lleva al paciente a ir identificando lo más acertado para su caso e ir
también notando cuales acciones no le producen efecto alguno o le hacen daño. A
través del diálogo el terapeuta ayuda al paciente a descubrir el modo de resolver sus
problemas desde una mirada diferente a la patológica (Giorgio Nardone en el Diálogo
Estratégico). De esta manera, el paciente puede tener menor resistencia y adaptarse
con mayor facilidad a los cambios que ellos mismos plantean, construyen y, por lo
mismo, estén más dispuestos a asumir.
Este tipo de terapia considera que el cambio está presente constantemente, aunque
solo haya sido activado por un solo miembro, pero este cambio afecta a todo el
sistema. Resaltándolo y orientándolo, aunque este cambio sea pequeño, atrae a otros
y con la suma sucesiva de ellos se puede llegar a superar el problema. Por lo mismo,
habría que evitar plantearse grandes metas que podrían ser inalcanzables y conllevar
al fracaso del paciente y el terapeuta. Lo único que puede estar sin cambiar es el
modo de ver el problema y la incapacidad de detectar los recursos para superarlo.
Tareas para el terapeuta, que navegará en el mar de las dificultades y soluciones
intentadas por el paciente y su familia animándoles a que tomen el timón del barco y
realicen una serie de acciones probablemente ya aprendidas en sus largos intentos
fallidos para mantenerse a flote y que, con algunas modificaciones apoyadas por el
terapeuta, pueden resultar positivas en este nuevo intento.
Para este tipo de terapia todas las personas disponen de los recursos para solucionar
sus problemas, aunque todavía no hayan encontrado la forma de hacerlo. Por eso es
importante que el terapeuta les ayude a encontrar el camino para diseñar las
soluciones planteadas por el paciente y que obedecen a sus capacidades y
limitaciones. Los objetivos deben ser alcanzables para evitar la frustración, retroceso o
abandono de la terapia, como podría suceder si le pide a una dependiente emocional
realizar como primera tarea un viaje largo sola, por ejemplo.
Igualmente es importante, como parte de la estrategia, identificar e ir reforzando con la
pareja las “excepciones” como aquellos momentos en que se suponía que el problema
iba a aparecer y, sin embargo, no se hizo presente sorprendiendo e incluso
entusiasmando a los pacientes que se atribuyen sus pequeños logros y que, con las
tareas asignadas, puedan repetirlas hasta que el problema desaparezca. Puede ser
que el motivo de consulta sea los frecuentes ataques de depresión que sufre una de
las partes cuando su pareja sale de viaje por motivos de trabajo, situación que tiene
excepciones cuando a ella se le presenta un trabajo temporal que coincide con la
semana de ausencia del esposo. Esa excepción puede permitir a los terapeutas
deducir que la paciente se deprime cuando su pareja sale de viaje excepto si ella
también está trabajando. Esto último podría ser una de las soluciones.
En resumen, la mirada a un tratamiento terapéutico desde este enfoque tiene como
base lo siguiente:
• Los problemas psicológicos son el resultado del sistema de percepción de la realidad
del individuo.
• Para resolver un problema sólo hay que entender cómo funciona y se mantiene en el
presente, sin necesidad de buscar la causa en el pasado.
• Los intentos arbitrarios de solución puestos en práctica por el paciente o sus
familiares, son por lo general los que mantienen el problema o generan nuevos
problemas.
2.1 Técnicas
Una de las técnicas que se está planteando dentro de este tipo de terapia es la que
expone Giorgio Nardone y Alessandro Salvini en su libro el diálogo estratégico. Ambos
apuestan por el comunicar persuadiendo y, a través de un diálogo con el paciente
donde se le platea una seria de preguntas con alternativas de respuesta y una serie de
paráfrasis estratégicas, se va conociendo de manera más rápida el problema, su
funcionamiento y el cambio en la percepción del paciente que, respondiendo a una
serie de preguntas inducidas, va teniendo una nueva mirada respecto a lo que le
sucede y descubriendo soluciones que antes no veía con claridad.
T “Sin embargo, parece que hay un temor mayor, que con su ayuda ella puede
superar” (resumir redefiniendo)
En otro momento
Esposo “Puede ser”
T (a la esposa) “Sabe usted me recuerda la frase del poeta Fernando Pessoa, que
escribió: “Llevo encima todas las heridas de las batallas que he evitado” y las heridas
de las batallas evitadas no se curan” (Evocar sensaciones)
2.1.4. La pregunta de escala
En el proceso terapéutico se irán planteando algunas interrogantes que permitan que
la familia determine en qué escala del proceso considera estar; esto puede ser del 1 al
10. La escala permite establecer una línea base que identifique la posición actual de la
familia frente al problema, ir estableciendo y midiendo los avances e ir subiendo en la
escala. El terapeuta con sus preguntas irá motivando el avance de la familia y estos
con sus respuestas determinarán la posición en la escala. En el ejemplo anterior la
pareja podría considerar, debido al descubrimiento de una excepción a su problema,
que está en la escala 4.
Asimismo, De Shazer propone algunas técnicas a las que llamó llaves maestras como
las descritas a continuación:
entorno en el que se desenvuelve. Por tanto, se trataría de técnicas que se llevan a
cabo sin la certeza de que son las más adecuadas para la persona en cuestión.
Hoffman (1990), por su parte, afirmaba que se trata de “lentes coloreadas” a través de
las cuales vemos lo que nos rodea. Según este autor, por mucho que la terapia breve
centrada en soluciones se revista del ropaje de la objetividad, este modelo teórico
dicta qué es lo que podemos ver y qué no, es más, determinan dónde buscar y dónde
no, de qué hablar y de qué no, etc.
Otros autores, por su parte, han tachado esta forma de hacer terapia como “radical” o
“tajante”, puesto que no se suele complementar con otros métodos de trabajo.
En resumen, la Terapia Breve Estratégica se centra en conocer cómo funciona el
problema y cómo se puede cambiar la situación, en vez de buscar el porqué del
problema. Y es que, por un lado, podemos encontrar muchísimos porqués que nos
distraigan en la agilidad para resolver el problema y, por otro lado, si lo encontrásemos
la persona podría deslindar y no responsabilizarse del cambio.
3. La dependencia emocional en la terapia familiar estructural
Minuchin propone el reestablecimiento de jerarquías, la formulación de límites claros,
la definición de roles y funciones y la disolución de alianzas o triangulaciones
familiares como medida para ayudar a las familias a regresar a una estructura
funcional.
Las intervenciones terapéuticas se centran en desafiar las definiciones de la familia del
paciente-problema (redefinición), y la prescripción de tareas (a veces paradójicas) con
el fin de desequilibrar el atolladero actual del sistema.
En otro momento:
Esposa “Una vez cuando mi esposo se iba de viaje me hicieron un pedido de flores
para una boda, me emocioné, hace tiempo que no hacía esas actividades, así es que
empecé…” (Escenificación)
T (a la esposa) “Por lo tanto, si voy entendiendo tú puedes tolerar que tu esposo se
aleje en tanto estés ocupada.
T (al esposo) “Veo que usted se preocupa mucho por ella, pero al mismo tiempo le
fastidia que sea tan celosa, lo cual no es tan malo, significa que ella lo tiene idealizado,
seguramente es una mujer que lo ama mucho. ¿Qué más podría hacer usted por ella
para que dejara de comportarse como su hija y sea más su esposa? (lados fuertes y
cuestionamiento de la estructura familiar)
T (a la esposa) “Veo que usted se siente mejor en su rol de esposa ayudando a
generar ingresos y que además le gusta mucho” Cree que pueda intentarlo una vez
más, seguro que él estará contento (Enfoque)
P “Creo que sí”
T “Entonces vale la pena que usted nuevamente intente realizar alguna actividad que
le entusiasme mucho y que coincida con el próximo viaje de su esposo” Después de
todo usted lo disfruta y es muy buena realizando esa actividad” (Lados fuertes)
coalición. Ante la dependencia emocional de la esposa, uno de los hijos se puede aliar
a favor o en contra de ella formando un triángulo con el padre o la madre.
Dependencia emocional
miembro de la familia para que desde el interior incentivar el cambio. “(Dirigiéndose a
la esposa) Estoy de acuerdo contigo cuando indicas que es difícil estar solo y a veces
puede provocar cierta angustia, (dirigiéndose al esposo) debe ser igualmente difícil
tener a una persona que está todo el tiempo encima tuyo)”
Para la terapia breve el problema podría estar en que la mujer dependiente no ha
identificado las acciones que tiene que realizar para superarlo (estar activa, trabajar,
realizar alguna actividad que le guste, etc). En la terapia estructural indaga por las
razones del problema (el terapeuta consulta cuando empezó el problema)
posiblemente se trate de un abandono en la infancia o un excesivo control en la
adolescencia. El terapeuta cuestiona la estructura familiar, los roles que la pareja está
asumiendo (él se comporta como un padre autoritario y ella como una hija sumisa).
Las técnicas en la terapia breve van dirigidas a indagar en las soluciones y dar rápido
con algunas tareas que le brinden a la familia una mirada distinta ayudándoles a
superar su problema. En la terapia estructural, las técnicas pasan primero por lograr
una acomodación del terapeuta dentro del sistema y luego una reestructuración para
dar movimiento y restablecer orden en los límites, alianzas y jerarquías consiguiendo,
en el nuevo orden, que la familia adquiera las capacidades para superar sus
problemas.
4. CONCLUSIONES
Mientras más desarrollado esté el vínculo de apego en las etapas que corresponde,
llegado el momento, existirá un mejor desenvolvimiento del individuo durante su
proceso de diferenciación que inicia, con mayor notoriedad, en la adolescencia.
5. RECOMENDACION
Es posible que el terapeuta pueda trabajar haciendo uso de los dos tipos de terapia.
En un primer momento cuando la pareja dependiente emocional llega al consultorio
con una grave depresión donde se pone de manifiesto que existe riesgos de suicidio o
violencia doméstica, el terapeuta puede optar por una terapia breve que proporcione
un rápido alivio, una tregua y una estabilidad emocional para poner a salvo al sistema
familiar. Luego, cuando se haya originado cierta estabilidad emocional en la pareja,
entonces dar paso a la terapia estructural que les ayude a superar los traumas
pasados y brindar un mayor soporte, impulsando el ordenamiento de la estructura
familiar y el fortalecimiento de sus capacidades.
Bibliografía
Siete reglas de oro para vivir en pareja John M. Gottman y Nan Silver