Jesús vino a establecer un nuevo pacto. "Esta copa es el nuevo pacto en mi
sangre" (Lucas 22:20). Este pacto se caracterizó por la gracia, en contraste con el antiguo pacto que Moisés estableció. "Porque la ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo" (Juan 1:17). Este nuevo pacto de gracia también es un pacto del Espíritu. "Nuestra suficiencia proviene de Dios, quien también nos hizo suficientes ministros del nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu; porque la letra mata, pero el Espíritu da vida" (2 Corintios 3: 5-6).
Cuando el Señor Jesús regrese e Israel se incline humildemente ante Él como su
Mesías, esta maravillosa respuesta será el resultado de que "el Espíritu de gracia" se derrame sobre ellos. Este título glorioso, que identifica la gracia con el Espíritu Santo, resume bellamente la gran verdad de que vivir por la gracia y caminar en el Espíritu son dos perspectivas de la misma preciosa realidad.