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TRATADO DE GEOGRAFIA HUMANA ALICIA LINDON DANIEL HIERNAUX (Dirs.) Georges Bertrand Aurora Garcia Ballesteros Lorenza Mondada Gustavo D, Buzai M. Dolors Garcia Ramon Joan Nogué Luis Felipe Cabrales Barajas Felipe Hemando Sanz Angel Paniagua Carles Carreras Juan-Luis Klein Silvina Quintero Pedro Castro Bertrand Lévy Jean-Bernard Racine Federico Femandez Christlieb Jacques Lévy Rocio Rosales Ortega Marina Frolova Liliana Lopez Levi Olivier Walther Jacobo Garcia Alvarez Cristébal Mendoza Perla Zusman Bernadette Mérenne-Schoumaker GP antrroros AATXA UNIVERSIDAD AUTONOMA METROPOLITANA aa (Dene PAU ate es Sada a ‘TRATADO de Geografia Humana / dircecidn de Alicia Lind6n y Daniel Hiernaux. — Rubf (Barcelona): Anthtopos Editorial ; México : UAM. Intapalapa. Div: Ciencias Sociales y Huanidades, 2006 682 p.; 24 cm. — (Obras generales) Bibliografias ISBN 84-7658-794-5 1. Geograffa Humana T, Lind6n, Alicia, dir; 11, Hiernaus, Danie}, dir, TL Universidad Autonoma Metropolitana-Iztapalapa, Div. Ciencias Sociales y Humanidades IV. Coleceian, ILS Primera edicién: 2006 Alicia Lindén Villoria er alli, 2006 UAM - Iztapalapa, Division de Ciencias Sociales y Humanidades, 2006 © Anthropos Editorial, 2006 Edita: Anthropos Editorial. Rubi (Barcelona) ‘wwwamthropos-editorial.com En coedicién con la Divisién de Ciencias Sociales y Humanidades. Universidad Autonoma Metropolitana-Iztapalapa, México ISBN: 84-7658-794-5, Depdsito legal: B. 50.833-2006 Diseno, realizacién y coordinacién: Anthropos Editorial (Narifio, $.L.), Rubf. Tel.: 93 6972296 / Fax; 93 5872661 Impresién: Novagrafik. Vivaldi, 5. Monteada i Reixac Impreso en Espafia ~ Printed in Spain ‘Todos los derechos reservados, Esta publicacién no puede ser reproducida, nien todo nl en parte, nl registrada on, slatoma de recuperucion de informackin, en ninguna forma ni por singin medio, sea mectnico, lotoguimive, ele ‘lectrodplicy, por ioiaopia, © eualquler oto, wm ol perma previo por escrito de la editorial iNDICE Introduccion. La somalia humana: un camino a recorrer, pores Lindén y Daniel Hier nar coon I CAMPOS TRADICIONALES 1, Geografia regional, por Jacobo Gareta Alvarez .. 2. Geografia rural, por Angel Paniagua ... 3. La geografia urbana, por Carles Carreras » Aurora Garcia Ballesteros... 4. Geogratfa urbana; una mirada desde América Latina, por Daniel Hiernaux y Alicia Lindén is mnie 5. Geograffa econémica, por Rocio Rosales Oriega 6, Geograffa de la poblacién, por Cristébal Mendoza . 7. Geografias Histéricas y fronteras, por Perla Zusman 8, Geografia y geopolitica, por Pedro Castro 9. Geografia politica, por Joan Nogu 10, Geografia cultural, por Federico Femdndez Christlieb 11. Geografia y paisaje, por Marina Frolova y Georges Bertrand... u CAMPOS EMERGENTES. 12. Geograffa y mundializacién, por Jacques Lévy. 13. Geografia y desarrollo local, por Juan-Luis Klein 14. Geograffa y consumo, por Aurora Garta Ballesteros y Carles Carreras 15. Geografia del género, por Maria Dolors Garcia RaimOn recn.- 16, Geografias de la vida cotidiana, por Alicia Lindén 17. Geografia del turismo, por Daniel Hiernatex 18. Espacio y lenguaje, por Lorenza Mondada 19, Geograffa y literatura, por Bertrand Lévy TRATADO DE GEOGAAFIA HUMANA 25 n 84 95 129 147 170 187 202 220 273 303 320 337 356 401 433 460 651 20. Geografia de las religiones, por Jean-Bernard Racine y Olivier Walther 21. Geografia y violencia urbana, por Felipe Hernando Sanz. . S 22. Geografia y ciberespacio, por Liliana Lopez Levi ... mm EJERCICIO PROFESIONAL 23. Geografia y cartografia, por Silvina Quintero : 24, Geografia y sistemas de informacién geografica, por Gustavo D. Buzai 25. Geografia y ordenamiento territorial, por Luis Felipe Cabrales Barajas 26. La ensenianza de la geografia, por Bernadette Mérenne-Schoumaker Autores .. e 481 506 536 357 582 601 628 645 652 TRATADO DE GEOGRAFIA HUMANA 5 GEOGRAFIA ECONOMICA Rocio Rosales Ortega Universidad Autonoma Metropolitana-iztapalapa, México En este capitulo proporcionamos un panorama de los principales debates sobre la relacién entre espacio y economfa. Para ello analizamos las diferentes propuestas tedrico- metodolégicas de la geografia econémica. En este sentido, en un primer apartado explica- mos los antecedentes de la geograffa econémica descriptiva, su contexto y formas de anali- zar la realidad, as{ como los cambios tedrico-metodoldgicos producidos por el desarrollo de la economia espacial a través del énfasis en la modelizacién y cuantificacién de la localiza- ci6n de las actividades econémicas. En esta misma l6gica, en el segundo apartado estudiamos las discusiones que el materialismo historico generé en el proceso de conformacién de una geografia econémica interesada en expli- carla desigualdad social y espacial como un fenémeno de cardcter estructural del capitalismo. En un tercer apartado, profundizamas sobre las nuevas discusiones de la interrelacién entre espacio, economia y sociedad para analizar con detalle la propuesta socio-espacial elaborada por los tedricos de los distritos industriales, los sistemas locales o los medios innovadores, quienes han proporcionado argumentos a favor de la conformacién de una «nueva geografia econémica» que se caracteriza por reinsertar el espacio en el estudio y explicacién de las actividades econémico-sociales que diferencian a cada territorio en un contexto de globalizacién. En sintesis, estas tltimas perspectivas recuperan una visién mas. compleja de la relacién espacio, economia y sociedad favoreciendo una investigacién geo- grafica mas acorde con la realidad social que se analiza. En un tiltimo apartado no podemos dejar de mencionar las recientes respuestas que la economia neoclasica y su aplicacion en la geogratia econémica han generado, para incorpo- rarse en el proceso de explicacién de las nuevas caracteristicas que han adquirido los espacios econémicos de finales del siglo xx y principios del siglo xxi. Al mostrar estos puntos de vista, buscamos evidenciar la tensin que existe entre las diversas concepciones del espacio y de su vinculacién con la econom{a. Por lo tanto, evitamos una concepcién evolutiva de los diferentes discursos teérico-metodolégicos que se encuentran en continuo debate por la definicién del objeto de estudio de la geografia en general y de la geografia econémica en particular En este sentido, en el transcurso del trabajo realizamos una reflexién sobre las implicaciones de la construccién de una geografia econémica que se debate entre la coloni- zaci6n realizada por la economia, en contraste con una perspectiva epistemol6gica en donde el espacio geogrdfico tiene la misma relevancia que las otras dimensiones analizadas por las demas disciplinas, en la explicacin de la realidad social. TRATADO DE GEOGRAFIA HUMANA 129 c c Rocio Rosales Ortega Al realizar el andlisis de cada una de las propuestas tedrico-metodolégicas menciona- das, explicamos el concepto de espacio subyacente en elas. En esta perspectiva, mostramos que en un primer momento predominé la visién del espacio como contenedor, aspecto que nutrié al determinismo ambiental que describiria la organizacién econémica de las comuni- dades con base en las caracteristicas de medio ambiente en donde se asentaban. En un segundo momento, la ldgica cientificista que impuls6 el positivismo en la investigaci6n geo- grafica, mantuvo la concepcién del espacio como agente pasivo pero, en esta ocasién, deter minado por las actividades econémicas que podian representarse en modelos matematicos y geométricos sin ningtin contexto histérico. Posteriormente, la incorporacién del materialis- mo hist6rico a la geografia proporciona mayor presencia al espacio en la organizacién de las sociedades, lo que evs a impulsar una concepcién del espacio como reflejo de la sociedad, en donde se abre un mayor margen de interrelacién entre los territorios socio-historicamen- te determinados, pero espacialmente diferenciados. Finalmente, reflexionamos sobre la concepcién del espacio como construccién social, concepto generado desde la geografia pero configurado en un largo proceso de intercambios teérico-metodolégicos con la hermenéutica, la fenomenolog{a y el constructivismo, que con- tribuyeron de manera fundamental en la conformacién de la geografia humana actual. Des- de esta perspectiva, el espacio como un elemento determinante y determinado de las socie- dades adquiere Ia misma importancia que lo econémico y social y por lo tanto, favorece una vision ms integral y compleja de los grupos sociales que se analizan. En sintesis, el capitulo se divide en cuatro partes que corresponden a distintos momen- tos en la construccién y desarrollo de la geografia econémica. En cada uno de ellos se revisa primero la propuesta tebrico-metodolégica y hiego el concepto de espacio sobre el cual se ha construido dicha propuesta. 1. De la descripcién a la localizacién En el proceso de definicién del objeto de estudio para cada disciplina, la geografia ha ido asumiendo al espacio como su principal clemento de estudio. En este sentido, la filosofia kantiana contribuyé con una visién del espacio como contenedor o receptaculo, esto es, el espacio como elemento a priori o fundamento en donde se realizan los fendmenos exteriores (Santos, 1990; 142). Esta vision del espacio coincidié a su vez, con la concepcién griega segtin la cual la naturaleza se regia por designios divinos que trascendian a toda accién humana, de manera que la naturaleza era el origen y el motor del desarrollo de todos los seres vivos (Medina y Kwiatkowska, 2000: 15). Ambas tradiciones darian lugaral determinismo ambiental, que el gedgrafo alemén Friedrich Ratzel expondria en su obra Antropo-geografia al explicar que la actividad humana estaba determinada, en gran parte, por el entorno fisico del medio ambiente (Unwin, 1995; Johnston, 1991). De esta manera, al igual que la geografia en su conjunto, la geografia econémica se encontré fuertemente influenciada por el determinismo ambiental que generé una pers- pectiva descriptiva de la distribucién de las actividades econémicas en él territorio (Tohnston, Gregory y Smith, 2000: 263; Pracedo y Villarino, 1992; 17-18), La denominada geografia econémica, comercial y estadistica que se desarrollé durante el siglo xtx y principios del xx, perfodo de expansién del capitalismo industrial y del colonialismo europeo (Méndez, 1997: 13), se interesé por integrar inventarios sobre los recursos y la produccién, concen- trandose en la identificacién de regiones y paises productores, asf como en sus intercam- bios comerciales. En consecuencia, se claboraron monografias de regiones concretas y delimitadas por las actividades econdémicas dependientes de los recursos naturales con los que se trabajaba. 130 ‘TRATADO DE GEOGRAFIA HUMANA Geogratia econémica La elaboracién de miltiples monografias producto de estudios de caso particulares, se caracterizaba por una metodologia inductiva que consiste en la recoleccién de observaciones para la produccién de generalizaciones. En este sentido, la geografia resaltaba las particulari- dades y detalles de lus regiones para producir una descripcidn lo mas acabada posible del territorio estudiado. A pesar de la simplicidad que esta perspectiva puede representar para las reflexiones actuales, el valor de este esfuerzo radic6, en su momento, en el reconocimiento de las interacciones ambientales y sociales. Esto significé el inicio de las perspectivas relacionales que hoy en dfa se encuentran més claboradas en el estudio de los sistemas ambientales, que han dado lugar el desarrollo de la biogeografia y la ecologia de paisaje, entre otras. El énfasis en las condiciones geogrificas para la produccién y por lo tanto para la orga- nizacién de las actividades econémicas generé una divisién de la geografia econémica en sectores econémicos como la geograffa agraria, la geografia industrial, la geografia del trans- porte, la geografia del comercio y de los servicios. Todas ellas se desarvollaron con base en el determinism ambiental, para reemplazarlo posteriormente por un determinismo econémi- co que colonizarfa a la geografia durante varias décadas, con la llegada de la economia espacial, pero sin cambiar la concepeién del espacio como contenedor de las actividades humanas en general (Johnston, Gregory y Smith, 2000: 264). La estrecha relacién entre la historia y la geografia permitié que la geografia francesa, a través de Vidal de la Blache (1845-1918) primero, y luego de sus discfpulos como Jean Brunhes (1869-1930), construyeran una concepcion diferente de la relacion hombre-medio denominada posibilismo, la cual reconoce que aunque las caracteristicas naturales pueden influir en la organizaci6n social, ésta no estd determinada por el medio ambiente (Unwin, 1993; 138; Johnston, 1991: 41). Mas tarde, esta concepcién se proyects en la historia a través de algunos historiadores que retomaron las ideas vidalianas, como Lucien Febvre (1878- 1956). Esta geografia posibilista se conformé en oposicién a la relaci6n unidireccional entre el medio fisico y la sociedad, del determinismo ambiental. El posibilismo ofrece un abanico miis amplio de formas de diferenciacién espacial y social, al reconocer un papel mas activo alos sujetos sociales. Esta interrelacién mis flexible entre sociedad-naturaleza no cambia de manera fundamental la concepcién del espacio contenedor que venia reproduciéndose en la geografia y tampoco representa una propuesta epistemoldgica sobre la naturaleza del objeto de estudio de la geografia. La influencia del posibilismo también se expresaria en la geograffa econémica con la elaboracién de un método histérico dinsimico en donde el papel del medio ambiente dismi- nuye y se presta mayor atenci6n al desarrollo hist6rico de la combinacién entre los recursos naturales, las empresas, cl desarrollo tecnolégico, los mereados y la mano de obra. «En sintesis, los rasgos caracteristicos de esta etapa son el andlisis de los factores y el estudio de industrias particulares con un enfoque histérico» (Pracedo y Villarino, 1992: 19). A pesar de este intento por superar el determinismo ambiental que habia predominado en la geografia econdmica, siguié sin claborarse una propuesta tedrico-metodolégica que explicara la légica de distribucién de las actividades cconémicas en el territorio, En respuesta a las perspectivas deterministas y posibilistas que predominaban en la geogra- fia, en la década de los aftos treinta, ¢l gedgrafo estadounidense Richard Hartshome elabors una nueva propuesta tedrico-metodolégica para fundamentarel objeto de estudio de la geografia, Asi, Hartshorne se interes por estudiar la localizacién industrial més all de la elaboracién de los estudios descriptivos y una de sus principales preocupaciones fue la biisqueda de un método que permitiera explicar la relacin que existfa entre los factores fisicos y los factores econémicns (Pracedo y Villarino, 1992: 26). En respuesta a estas inquietudes, Hartshorne consideré que el objetivo de la geognafia consist{a en la diferenciacién de areas (areal differentiation) a partir de la diversidad de dela superficie terrestre. Esta propuesta fortalecié a la geografia regional yal estudio de la ‘como uno de los principales ejes de andllisis de la geografia (Johnston, 1991: 43), regi ‘TRATADO DE GEOGAAFIA HUMANA 131 Rocio Rosales Ortega El paso de la logica cientifica a la geografia se iniciaria con la critica del ge6grafo estado- unidense F. Schaefer (1953) a lo que él denomin6 el excepcionalismo geogrifico de Hartshorne, Esta critica lo llev6 a proponer la adopcién plena del positivism, Este cambio epistemolégico se profundizaria con el llamado de los geégrafos estadounidenses a la aplicacién de métodos cuantitativos ya la elaboraci6n de leyes y explicaciones generales (Johnston, 1991: 52 y 69). Bin la década de los cincuenta, la geografia econémica retomé la propuesta de la econo- mia espacial que en téminos generales se caracteriz6 por: a) la construccién de modelos y teorfas de la localizacién; b) la consideracién de los procesos espaciales como resultantes del unilisis espacial, yc) la biisqueda de localizaciones 6ptimas desde el punto de vista econémi- co-espacial (Pracedo y Villarino, 1992: 19; Claval, 1998). BF) modelo de localizacion desarrollado por el alemén Johann Heinrich von Thanen en su obra, Fl Estado aislado, sobre la variacién de la renta de la tierra agricola con relacién a la distancia (cuya primera parte se publicé en 1826, la segunda en 1842 y la tercera en 1850), la teoria de la localizacién industrial del economista aleman Alfred Weber de 1929, la teoria del Ingar central (Central Place in Souther Germany) del gedgrafo alemén Walter Christaller de 1933 y los trabajos del estadounidense Walter Isard desarrollados desde los aios cincuenta, fueron las principales fuentes que dieron lugar al andlisis espacial que florecié desde mediados del siglo xx en la geografia econémica y en la geografia regional de la Asociaci6n de Ciencia Regional (Regional Science Association), fundada en 1954 por Walter Isard en Estados Unidos. Finalmente, la geograffa habia encontrado la teorfa general que le proporcionaria el ca- rricter nomotético y, por lo tanto, cientifico, de la organizacién de las actividades econémicas enel territorio y, en particular, de la localizaci6n de las industrias en el mismo. Por medio de una metodologfa deductiva, basada en la concepcién de un mundo objetivo que est constitui- lo por leyesy un orden que esta por descubrirse—los patrones espaciales de variaci6n para el caso de la geografia— se propone partir de una teorfa general, modelo o hipétesis, para estu- diar las diversas situaciones empiricas concretas (Haggett y Chorley, 1968). Al asumir la pro- puesta del método deductivo, mas como una expresién de la realidad que como un modelo de acercamiento a la misma, la distancia entre la teorfa y la diversidad de la realidad geografica se ‘exaverbé a tal grado que el proceso de investigaci6n cosificé la realidad estudiada. Las trans- formaciones producidas por esta nueva aportacién teérico-metodol6gica no produjeron nin- ‘guna variacion en la concepcién del espacio como contenedor, ya que la economia sélo habia sustituido a la naturaleza como elemento determinador del mismo. De esta forma, en el estudio de la relacién entre espacio y economia ha predominado durante muchos afios la propuesta de la economfa espacial, a cual incorpora al espacio como un problema de distancia fisica entre el lugar de origen de la produccién y los mercados en dondese distribuyen y venden las mereancias para, de tal manera, enfocarse en el estudio de los provesos que definen la especializaci6n productiva de los territorios, as{ como la complementa- riedad econémica de los mismos (Claval, 1980). Esta visién neoclésica de la relacién de la economia con el territorio concentré su atencién en la distancia fisica entre los diferentes facto- res de la produccién —tierra, capital y trabajo— dejando en una especie de caja negra las razo- nes por las cuales algunas actividades industriales prosperaban mientras que otras fracasaban. EI nivel de abstraccién, y por lo tanto de generalizacién, que propuso la economia espacial, desdibujé las caracteristicas geograficas de los territorios, asi como de las socieda- des que los habitaban. La geografia se someteria a la economia y en particular al enfoque neoclisico que se caracteriz6 por: 1) considerar al espacio en términos homogéneos, repre- sentado con modelos geométricos bidimensionales; 2) transplantar su concepto de equili- brio en Jos mercados econémicos al territorio, con la busqueda de localizaciones éptimas, resultado del equilibrio en distancia de los factores de la produccién; 3) explicar la conducta de los individuos como maximizadores de las utilidades, y 4) suponer un acceso transparen- tea la informacién (Claval, 1980). 132 ‘TRATADO DE GEOGRAFIA HUMANA Geogratia econémica Los gedgrafos recibieron avidamente las propuestas de la economia espacial. Sin em- bargo, a finales de los afios sesenta, también comenzaron a mostrar sus propias aportacio- nes. De esta forma, la geografia del comportamiento impulsada par los gedgrafos norteame- ricanos Kevin Cox, Julian Wolper y Reginald Golledge, introdujo el andlisis dela diversidad de formas de interrelacion de los factores de la produccién en distintos lugares, le cual gene- rarfa varinciones en los costos e-ingresos:de un lugar a otro. Se permitié asf reconocer que Oo podian existir diferentes tipos de racionalidad mis alla de la idea de la maximizacién de la ganuncia. Esto ofrecia mayores explicaciones sobre las decisiones de los actores, en parti lar las de los empresarios, factores fundamentales a considerar en el estudio de la localiza- cién de las empresas (Méndez, 1997; Johnston, 1991). Desde una visién cuantitativa, las decisiones de los empresarios se analizaron mediante la conformacién de matrices de decisiones. Se hablo de localizaciones satisfactorias ya no necesariamente Gplimas, asf (ambien se cuestions el acceso perfecto a la informacién (Pracedo y Villarino, 1992). Las aportaciones consistieron en aterrizar los modelos generales en situa- ciones socio-econémico concretas y, por lo tanto, diversas, al mismo tiempo que buseé matizar la concepcién del Homo oeconomicus, heredada de la economia neoclasica. Sin embargo, en su conjunto s6lo representaron una timida critica a la economia neoclésica que continud pres- tando mayor interés a la organizacién de los factores de la produccién mediante la localiza- ci6n, asi como a la capacidad de estructuraci6n territorial del trasporte, en lugar de incorporar al espacio como un elemento intrinseco en las mismas relaciones sociales de la produceién. 2. Desigualdad territorial, sistema-mundo y divisién espacial del trabajo En un contexto de inestabilidad econémica y social generada por las dos guerras mundiales, los politicos y economistas de los afios cuarenta y cincuenta no solamente se interesaron por reorganizar las sociedades a través del impulso de la légica cientifica y modernizadora, tam- bign fomentaron el crecimiento y la estabilidad econémica. El concepto de desarrollo se identificé primordialmente como sinénimo de crecimiento econdmico, que consistié en la oO explotacién y el aprovechamiento de los recursos naturales y materiales medidos por medio del Producto Interior Bruto. Las teorfas del desarrollo llegaton a explicar la organizacién de Jas sociedades como un proceso de evolucién lineal, en donde cada sociedad era susceptible de llegar a conformarse como sociedad de consumo de masas después de atravesar diversas ctapas (Rostow, 1961). En cierta manera, el tema del desarrollo se convirtié en una de las preocupaciones mundiales de la época, Ante las dificultades que se experimentaban para alcanzar el desarrollo én todos los paf- ses, el tema del subdesarrollo se constituy6 en un proceso que también exigfa una explicacién, A finales de la década de los cincuenta, desde la economia social, Gunnar Myrdal elabord varios cuestionamientos a los supuestos tedricos de la economia neoclésica: en primer ctiticé la existencia del equilibrio estable como principio rector del sistema social en su con junto y del econémico en particular Asi, se present6 una vision mas dindmica de los procesos sociales como elementos en continua interrelacién que podfan generar relaciones causales circulares, similares a la nocién del cfreulo vicioso, y de acuerdo con esto, consideré necesario matizar «el factor econémico» como elemento determinante del proceso de desigualdad so- cial. En base a estos argumentos, explicé la situacién de los paises subdesarrollados como consecuencia de un proceso de «causacién circular acumulativas o circulo vicioso en donde la condicién de subdesarrollo no sélo se debe a sus problemas de pobreza, sino al papel que desempefian los paises desarrollados en el intercambio econdmico con los paises subdesarro- lados (Myrdal, 1959). Este argumento contribuyé de manera importante ala reflexién sobre el papel del espacio en la conformaci6n de la desigualdad social. TRATADO DE GEOGRAFIA HUMANA 133 Rocio Rosales Ortega En la década de los sesenta se desarrollaron diversas propuestas metodolégicas para el estudio de las desigualdades, cada una de ellas inmersa en una perspectiva tedrica desde donde se explicaba el desarrollo y se definfan los indicadores de andlisis. Desde la geografia, David Keeble incorpord el tema del desarrollo econémico para estu- diar dicha cuestion desde una perspectiva que proporcionaba mayor énfasis a las condiciones territoriales que favorecian el desarrollo asi como a su contrapartida, el subdesarrollo. Junto con esta creciente preocupacién por el desarrollo desigual, los enfoques criticos 0 radicales alimentados por la tradicién marxista, dirigieron la investigacién geogrdfica en tes principa- les direcciones. En primera instancia resultaba necesario conocer las condiciones socio-terri- toriales (recursos materiales, humanos, tecnolégicos, entre otros) que podian impulsar el desa- rrollo, En un segundo momento, era importante conocer los efectos territoriales generados por los procesos de desarrollo y subdesarrollo y, finalmente, era indispensable evaluar el efecto de las politicas de desarrollo instrumentadas por los gobiernos (Méndez, 1997: 325). Otro eje de anidlisis fue el desarrollo entendido como bienestar social, lo que generé una zeografia del bienestar, en donde se incorporé el estudio de la calidad de vida a través de indicadores subjetivos y objetivos de las condiciones necesarias para la reproduccién de los hombres (Méndez, 1997: 329). En un contexto de gran efervescencia politica. como la que caracteriz6 a la década de los sesenta, la geografia del bienestar representé un regreso hacia lo social en respuesta a la revoluci6n cuantitativa de los afios cincuenta. En oposicién a la forma- cién de modelos de distribucién de las actividades econémicas en el territorio, la geogratia del bienestar propuso que la geografia humana centrara su atencién en las condiciones de vida de los grupos sociales. En este sentido, la geografia humana no solamente debia interesarse por las explicaciones, sino también por la valoracién, la prescripcién y la realizacién de proyectos para mejorar las condiciones de vida de los grupos sociales (Smith, 1980: 32-33). Las criticas a la geografia del bienestar sefialaron que esta propuesta sélo mostraba una representacion a-histérica, y por lo tanto estatica, de la conformacién de los procesos econd- mico-sociales (Johnston, Gregory y Smith, 2000). En respuesta a esta perspectiva, se intent conformar una geografia de la marginacién, fuertemente influida por la teoria de la depen- dencia que tampoco logré superar la representacién estética y descontextualizada de las condiciones de la poblacién, la cual contaba con importantes déficit en sus condiciones materiales de vida (caracteristicas de la vivienda, alimentacién, escolaridad y salario). E] pensamiento marxista también gener un amplio debate entre los geégrafos que no se encontraban completamente convencidas con el concepto de equilibrio espontaneo gene- rado en el mercado, sobre todo ante la creciente expresion de desigualdad social y espacial que se observaha en las ciuidades. La economfa espacial habfa alejado a la geografia de las bases sociales en las que se conformaba, por lo tanto, era necesario incorporar los factores sociales y politicos en la organizacion espacial de las actividades econémicas (Harvey, 1979; Johnston, Gregory y Smith, 2000). ‘Tanto ka economia politica como la economia social contribuyeron a la elaboracién de una geografia. econémica capaz de explicar las tendencias de organizaci6n de las actividades econémicas en el territorio, con un referente te6rico-epistemolégico distinto al que habia pre- dominado desde la década de los afios cincuenta. Esto significé la permanencia de una expli- caci6n abstracta de la relaciGn espacio-economia, sin necesariamente continuar dependiendo| del caricler nomotético de la economia espacial. Los supuestos epistemolégicos de ambas propuestas ayudaron a que la geografia econémica volviera a incluir la perspectiva historica y en consecuencia, se pudiera reconocer la diversidad de formas de expresién de la relacién entre espacio, economia y sociedad. Sin embargo, es pertinente mencionar que en el proceso de cuestionamiento de la economia espacial, ambas perspectivas, previamente mencionadas, continuaron sobredimensionando el papel de la economia sobre el espacio de tal manera que Jas conformaciones territoriales deventan en simples reflejos de las estructuras econémicas. 134 ‘TRATADO DE GEOGRAFIA HUMANA Geogratia econdmica Eneste sentido, las propuestas de Gunnar Myrdal, Frangois Perroux y Jacques Boudeville, asi como las de los teéricos de la dependencia, coincidicron cn explicar la desigualdad como una caracteristica estructural del capitalismo, aunque cada una tuvo diferentes formas de abor- dar el tema espacial as{ como de representar la desigualdad territorial. En cl caso de los tres primeros autores, el andlisis espacial se expresa através de la diferenciacién de los paises y las regiones de acuerdo al crecimiento econémico, a las formas de polarizacién o la conformacién de desigualdades territoriales expresadas por la actividad econmica cn el territorio, Sin embar- go, no lograron distanciarse de la concepeién epistemoldgica del espacio como reflejo (Santos, 1990); esto cs, como simple reproductor determinado y configurado por la economia La teorfa de la dependencia o del intercambio desigual explica la desigualdad como producto de un intereambio econémico en donde se generan diferencias entre pafses centra- les y periféricos debido a la especializaci6n econémica que cada pats establece en el conjun- to del funcionamiento del capitalismo. La expresin geografica de esta relacién se traduce en la diferenciacién entre pafses centrales y periféricos, representacién que utiliza una con- cepcién del espacio como reflejo al realizar una clasificacién de los pafses y las regiones en base a la estructura econémica que resulta ser ¢l factor determinante de la organizacién de los territorios, olvidando que el espacio también es una instancia més de lo social (Sénchez, 1991). La incorporacién del desarrollo desigual en la geografia econémica agreg6 al estudio de la heterogeneidad espacial explicada por las condiciones naturales, o las situaciones his- toricas, una perspectiva de la economia como sistema fundamentalmente basado en las des- igualdades (Massey, 1979). Debido al caracter histérico de la propuesta marxista fue posible reconocer la combina cién de diferentes modos de produccién, categorfas abstractas que representan formas pu- ras de organizacién de la produccién, con diferentes estructuras espacio-temporales, a tra- vés del concepto de formaci6n social. De esta forma ya pesar de la enorme diversidad histé- rico-social de América Latina, en el contexto sobre la discusién acerca del desarrollo dependiente de los paises latinoamericanos, Milton Santos (1990), desde la geografia criti- ca,' incluye al espacio como una dimensién dialécticamente vinculada a las relaciones histé-| rico-econémicas, El impacto del materialismo histérico, y sobre todo su cardcter dialéctico, en la geografia, permite hablar de a conformacién de un materialismo histrico geogréfico (Soja, 1989), Desde la geografia latinoamericana, Milton Santos (1996, 2000) destacé por su argumentacién a favor de una relacién interdisciplinaria entre espacio, sociedad y econo- mia, para contribuir a la conformacién de una visién del espacio como construccién social, que desarrollé en el estudio de la diversidad latinoamericana. En base a estos antecedentes, el concepto de sistema-mundo de Inmanuel Wallerstein contribuy6 a explicar la economia capitalista como un sistema que se ha transformado hist6- ricamente de acuerdo a la combinacién de multiples factores entre sf: 1) los cambios técnico- cientificos que han definido las diversas revoluciones industriales en las diferentes etapas del capitalismo; 2) cambios en la organizaci6n de la produccidn y del trabajo, y 3) transformacio- nes en la division espacial del trabajo (Santos, 2000; Mendez, 1997). Con ayuda de esta pers- pectiva, las escalas recuperan el cardicter metodolégico propio de la geografia, mas all de su caracter técnico (la relacién proporcional entre la realidad y la representacién cartogréfica): constituye una expresién de la interrelacién de diferentes instancias de organizacién territo- rial de una economia organizada a nivel mundial (Mendez, 1997; Nogué y Rufi, 2001; 20). La incorporacién definitiva del espacio como un elemento determinante en la estructuracién de las relaciones socioeconémicas ¢s un elemento comin que comparten 1. A diferencia de Ia geografia radical que recupers el caricter politico del marxismo dentro de la geografia, la _geografia crftica se nutrié mas profusamente de tradiciones filosético-humanistas que permitieran elaborar debates epistemoldgicos sobre el papel del espacio en las conformaciGn de los provesos sociales, ‘TRATADO DE GEOGRAFIA HUMANA 135 Rocio Rasales Ortega tanto la geografia critica como la geografia econémica italiana y francesa de las que hablare- mos mis adelante. Es posible pensar que el predominio de la economfa espacial en la geo- grafia econémica, asi como el desplazamiento de las propuestas teéricas divergentes al pen- samiento neoliberal predominante, durante la década de los cincuenta y hasta finales de los afios ochenta, hayan sido los motivos por le cuales no se gener la divulgacién de la geogra- fia econémica de caracter critico. El continuo interés por explicar el papel de las relaciones sociales de produccién en la conformacién de la geografia econ6mica gener el estudio de la divisiGn espacial del trabajoa través de las investigaciones elaboradas por Doreen Massey (1984), Allen Scotty Michael Storper (1986), entre otros autores. La combinacién del reconocimiento de la especificidad del territo- rio producida por y en interrelacién con los grupos sociales que la integran, asi como la divi- siGn del trabajo en el mismo, dio lugar a investigaciones (Massey, 1984), en donde se analizé la forma en que las corporaciones internacionales o nacionales se relacionan con las tradiciones y caracteristicas de la organizacién local del trabajo. Desde esta perspectiva, la organizacién del territorio no se debe a la simple sucesién de una forma de organizacién econdmica por otra, sino a la superposicién y combinaci6n de formas de organizaci6n social y estructuras industriales, volviendo mas complejo el andlisis de los territorios. Por otra parte, a mediados de los afios setenta, en el contexto de la crisis econémica del Estado Benefactor o del periodo fordista de organizacién de la produccién, un conjunto de economistas franceses (Aglietta, Boyer, Lipietz, Mistral entre otros), iniciaron la formacién de lo que en hoy dia se conoce camo la Escuela de la Regulacién, de fuerte influencia marxis- tay keynesiana (Benko, 2001). Esta escuela presenté nuevos elementos de explicacién de las crisis del capitalismo de los afios setenta y ochenta, en donde las formas de organizacion del trabajo y las normas institucionales de los grupos sociales se expresan en modelos de organi- zaci6n espaciales particulares. Los aspectos sustantivos de la propuesta regulacionista se expresan en tres conceptos fundamentales, regimenes de acumulacin, modos de regulaci6n y formas institucionales, aspectos estudiados a través de: 1) un paradigma industrial que se analiza a través de las formas de organizaci6n del trabajo; 2) el régimen de acumulacién como expresién de la estructura macroeconémica, y 3) el modo de regulacién que se consti- tuye por el conjunto de normas y reglas institucionales acordados en un momento histérico (Lipietz y Leborgne, 1990). Laaplicacién espacial de esta propuesta fue realizada por ge6grafos franceses asociados con economistas (Danielle Leborgne y Georges Benko) y anglosajones (Scott y Dunford). De acuerdo con Allen Scott (1988) cada modo de regulacién se encuentra asociado histéricamen- te a regimenes especiales y favorece un determinado tipo de industrias y localizaci6n de la produccién, Para Alain Lipietz.y Danielle Leborgne (1990: 121-122) la expresién geogrifica de los conceptos fundamentales del regulacionismo dan lugar a la conformacién de tres modelos socio-espaciales: la via neotaylorista, que se refiere a las areas productivas especializadas pero can fuerza de trabajo no calificada, la-via californiana, que se define como un sistema produc- tivo local, predominantemente monosectorial y orientado por la demanda externa y finalmen- te, la via satumniana.o kalkariana, en donde la maxima colaboracién empresarial y de los traba- jadores, el desarrollo tecnolégico y de los recursos humanos, la constituyen como un drea- sistema, caracterizada por una gran coordinacién socio-productiva. Como podemos observar, Ja teorfa regulacionista represent6 una perspectiva de analisis complejo de la relacin econo- mfa, sociedad y territorio, sin embargo, desde el punto de vista de la geografia el elemento espacial como factor constitutivo de la estructuracién de las comunidades econémicas, toda- via (enfa pendiente la adquisicién de una mayor relevancia, como lo demostraron los trabajos de investigaciGn sobre distritos industriales italianos y ambientes de innovaci6n. 136 ‘TRATADO DE GEOGRAFIA HUMANA Googratia econémica 3. Distritos industriales y la nueva geografia econémica italiana A finales de la década de los afios ochenta, el estudio de los distritos industriales italianos inicié una nueva forma de analizar el crecimiento econémico territorial sobre la base de una concepci6n diferente de la relacién entre espacio, economia y sociedad. Aunque siguieron vigentes las teorias de la localizacién industrial, nuevos elementos influyeron en la flexibilizacién de los criterios de andlisis de la localizaci6n empresarial, tales como: 1) una mayor flexibilidad en la eleccién de la localizaci6n y, por lo tanto, una cierta ubicuidad espacial; 2) la pérdida de la influencia de los factores clasicos de produccién, y 3) una pre- eminencia de los factores cualitativos —o de las externalidades desde el punto de vista de la economia— sobre los cuantitativos. Estos factores cualitativos se clasifican a su vez, como: calificacién de la mano de obra, capacidades de innovacién e investigacisecpntorno progre- sivo y capacidades organizativas (Pracedo y Villarino, 1992: 17-20). ‘Los trabajos de investigacién sobre los distritos industriales realizados por Piore y Sabel (1990), Bagnasco (1991), Beceatini (1989, 1994), Amin y Robins (1991), Gar6foli (1994) y Sforzi (2002) resaltaron el carficter particular que las relaciones sociales espacialmente construidas en un contexto histérico-cultural, favorece la construccién de redes de produccién industrial, en donde las relaciones sociales estudiadas a través de la conformacién del capital social y la con- fianza han contribuido, en gran medida, a la organizacién industrial de las regiones. ‘Aunque la propuest de los distritos industriales retoma el andlisis de Alfred Marshall sobre la conformacién de aglomeraciones de pequefias industrias, el concepto de «ambiente» se elabora de manera mas detallada al estudiar las coincidencias entre la organizacién produc tiva y las caracterfsticas socio-culturales (valores e instituciones) de algunas comunidades. La compleja relacién entre empresas de diferentes dimensiones a través del equilibrio entre la competencia y la cooperacién, sélo puede explicarse en base a la conformacién histérico- cultural de relaciones entre grupos sociales que comparten una misma identidad politico- cultural. Esta perspectiva se distancia completamente de la economia neoclésica, que habia predominado en la geogralia econémica y regional para favorecer no solamente Ja conforma- cin de una Nueva Geografia Econémica italiana (Sforzi, 2002) en donde el cancepto de espa- cio socialmente construido empalma perfectamente con una vision mas compleja de las interrelaciones entre el territorio, el mundo productivo y socio-cultural, sino también contri- buy6 al desarrollo del pensamiento erftico dentro del conjunto de 1a geografia cconémica. Desde las politicas de desarrollo, el fenémeno que representan los distritos industriales se ha denominado de manera indistinta como desarrollo endégeno o desarrollo local que, en oposicién a las teorfas clisicas de desarrollo econdmico, cambia el énfasis dc lo funcional (sectores econémicos) a lo territorial (Garéfoli, 1994). Desde esta perspectiva el desarrollo se analiza como consecuencia de la interrelacién entre los factores econémicos y los extraeconémicos (instituciones, cultura, valores y relaciones sociales). En consccuencia, esta vision del desarrollo econémico revaloriza la incidencia de lo geografico sobre lo econémi- co, aceptando una visién mas compleja de la interrelacién entre el espacio y la estructura social, factores que resaltan las particularidades de las formas de organizacién de la produc- cién en las localidades (Méndez, 1997). ‘Aunque las investigaciones sobre los dibs han impulsado la posibilidad de pensar el progreso industrial de manera diferente a la realizada por el pensamiento clisico cconémico, ¢ iniciaron interesantes reflexiones sobre la interrelacién entre la organizacién industrial, el tertitorio y la cultura, asf como promovieron la reconsideracién de nuevas politicas de desa- rrollo econémico, también fueron multiples las objeciones y nuevas problematicas que se pre- sentaron. En un contexto de globalizacién, surgen multiples cuestionamientos sobre la posi lidad de persistencia de las relaciones de cooperaci6n, una vez que se produce la diferenc cién social producto del éxito econémico de las regiones. Asi, también se cuestiona el equilibrio ‘TRATADO DE GEOGRAFIA HUMANA oO 137 Rocio Rosales Ortega productivo entre empresas de diversos tamaios, los niveles de desconcentraci6n entre estas empresas y la equilibrada expansi6n y difusién de las actividades de innovacién, producto nuevamente del éxito econémico (Becattini, 1988/1989; Amin y Robins, 1991). 4. El medio innovador, dindmicas de proximidad y el Ambito local A partir de la clésica propuesta schumpeteriana sobre los ciclos de innovacién de los productos, Jos neoschumpeterianos y diversos grupos de investigacién han elaborado novedosas y variadas formas de analizar la innovacién, ya no sélo dentro del ciclo de produccién que se circunscribe ala relacién econémica entre la empresa y el mercado, sino sobre las formas de organizacién del trabajo, asi como también estudiando las caracteristicas del entorno social innovador, Desde la perspectiva de la econom{a evolucionista, el factor de andlisis mas importante es el estudio de las rutinas de produccién, sus procesos de cambio y de transferencia en cl interior de la empresa (Helmsing, 2002). En este sentido, la aparicién de ciclos de innova- cidn se explica como el producto de la realizacién de innovaciones radicales por parte de las empresas, situacién que se extiende al conjunto de las actividades econémicas, Desde el punto de vista territorial, la propuesta de los distritos industriales introduce el tema de la innovacién aunque de manera superficial. No es sino a partir de los trabajos de investigacion de Philippe Aydalot (1985) y del GREMI (Groupe de Recherche Européen sur les Milieux Innovateurs) (1986), que el tema de la innovacién se estudia como producto de un continuo intercambio y discusién de la informacién, promovido por la cercanfa espacial y cultural delas interrelaciones sociales historicamente integradas. Para esta perspectiva, el medio innovador es un conjunto territorial en el que las redes de innovaci6n se desarrollan por el aprendizaje que realizan los actores en sus multiples transacciones generadoras de externalidades, asi como por la convergencia de los aprendizajes (Benko, 2001: 52). En este sentido, el aprendizaje es un proceso colectivo que se realiza a través de diferentes direcciones: «1) movilidad de (la) fuerza laboral especializada dentro del mercado de trabajo local; 2) interacci6n organizacional y tecnologica con proveedores y clientes; 3) imitacién e “ingenieria reversa” (reverse engineering) de aplicaciones exitosas de tecnologias generales; 4) intercambio informal de informacién por medio de los llamados “efectos de cafeterig==)5) servicios com- plementarios y especializados de informacién» (Helmsing, 2002). El {L Jo local facilita y promueve los vinculos entre empresas, fomenta la cooperacién y disminuye el comportamien- to oportunista que busca el beneficio individual generando en consecuencia una importante reduccién de la incertidumbre en la realizacion de las transacciones comerciales. Por otra parte, el grupo francés sobre dindmicas de proximidad integrado por Pecquer Lung, Zimmerman, Gilly y Rallet (Benko, 2001; Méndez, 2002) presté mayor atencién a la conformacién de redes susceptibles de construirse por su proximidad geografica (econémi- co-funcional), proximidad organizacional (el papel de los agentes y las organizaciones en el plano tecnolégico, industrial y financiero) y la proximidad territorial (producto de la interacci6n de las dos formas anteriores de proximidad) como elementos conformadores de un medio innovador, Esta red de relaciones sociales es la responsable de la generacién de un ambiente de confianza en donde los riesgos y los beneficios son compartidos por los miem- bros que la integran (Helmsing; 2002: 43). Los aportes de la escuela francesa de proximidad se estructuran alrededor de cuatro ele- mentos fundamentales: 1) en primer lugar, la historia tiene un papel muy importante como un eje dindmico que se interesa por estudiar los procesos de cambio estructural asi como los desa- rrollos y bifurcaciones de los espacios locales; 2) en segunda instancia, la propuesta coloca al tema de la innovaci6n en el centro de la discusi6n, la cual es considerada como expresi6n acaba- da de un proceso de surgimiento de lo nuevo que se traduce en un movimiento de ruptura en la 198 TRATADO DE GEOGRAFIA HUMANA Geogtafia econdmica genealogia de los espacios; 3) un tercer factor es cl énfasis en el aprendizaje colectivo producide por las interacciones de las actividades y los agentes, las cules son posibles por la proximidad entre los agentes, lo que favorece el establecimicnto de relaciones durables que contribuyen en la definicién de la especificidad territorial; 4) un tiltimo elemento, que podria decirse se encuen- tra también fuera del mercado, se refiore a la formacién de las instituciones a través del apren- dizaje colectivo, En este caso, el concepto de institucisn se interpreta ya sea como estructura organizacional puiblica o privada 0 como modos de comportamicnto (reglas, convenciones, habitus, rutinas, etc.). Las instituciones entonces son la base de la regulacién de los espacios locales, la cual tiene tres dimensiones esenciales: la coordinaci6n de las diversas actividades o de las relaciones entre los actores, la distribucién de los recursos en vinculacién con las actividades y los actores, y el reconocimiento y resolucién de los conilictos (Benko, 2001: 24-25). Otra perspectiva de estudio de la innovacién se desarrollé a través del estudio de los sistemas nacionales y regionales de innovacién, el cual incorpora una serie de actores que predominantemente se encuentran agrupados en instituciones de investigacién y de difu- sidn de las innovaciones, al mundo de la produccién y el consumo (Méndez, 2002). En térmi- nos generales, el estudio de Ja innovacién ha rebasado el Ambito puramente empresarial para reconocer e incorporar una combinacién m4s compleja entre formas de organizacién empresarial, cultura laboral y caracteristicas socio-culturales de las localidades. Nuevamen- te, el reto consiste en interrelacionar los diversos elementos que se interconectan entre la economia y las relaciones sociales que favorecen los procesos de innovacién en lugares que se individualizan por el tipo de interacciones sociales que se han generado hist6ricamente. Como podemos observar; otro tema que también se ha derivado de los distritos indus- triales y de los medios innovadores ha sido el estudio del papel de las instituciones o gobier- nos locales en la organizacién y crecimiento econdmico de los territories. El tema de los gobiernos locales fue someramente abordado por los especialistas de los distritos v los me- dios innovadores, pero no es sino con el trabajo de Amin y Thrift (1993) que el aniilisis de la densidad institucional adquiere mayor relevancia al extender el estudio de las formas politi- co-administrativas que representan los municipios a todas aquellas formas de asociacién, cooperacién y organizacién social que contribuyen al fortalecimiento de los territorios. Como los mismos autores lo indicaron, el concepto de deitsidad instittecional puede resultar muy vago y general, raz6n por la cual propusieron definirlo en base a las siguientes caracteristi- cas: 1) la existencia de un conjunto amplio y variado de instituciones de diferentes tipos: 2) altos niveles de interaccién entre las redes de instituciones de la localidad; 3) una clara y precisa definicion de los patrones de asociacion entre las organizaciones y entre los actores que las conforman, y 4) finalmente, una clara conciencia por parte de los actores de su compromiso en una empresa comtn. «En otras palabras, una simulténea colectivizacion y corporativizacién de la vida econémica, impulsada y facilitada por tradiciones institucionales y culturales que parecen tener un papel central en la generacién del éxito de los nodos neo- marshallianos en las redes globales» (Amin y Thrift, 1993: 417). Con la creciente participacién de diversos actores sociales en la biisqueda de su incor poracidn y reconocimiento en la definicién del destino de sus localidades y regiones, la geografia econémica incorpora a los sujetos sociales y por lo tanto también se interesa en la conformacién de la accion social en donde los actores se encuentran en continua construc- cién de su entorno local, En este sentido, las asociaciones de productores, empresarios y diversos actores econémicos se convierten en ¢jes fundamentales de la negociacién del desa- rrollo econémico junto con los gobiernos locales. En términos generales, estas propuestas de investigaci6n han recibido especial aten- cidn en el Ambito de la instramentacién de politicas publicas para impulsar cl desarrollo econémico local, en diversos campos tales como lo relativo a los servicios comunes, la aso- ciacién de productores y la definicin de politicas industriales (Helmsing, 2002: 50), En el ‘TRATADO DE GEOGRAFIA HUMANA 139 Rocio Rosales Ortega primer caso, se han desarrollado diversos acuerdos entre gobiernos locales y empresas res- pectoal aprovisionamiento de servicios municipales de caracter urbano hasta la co-adminis- traci6n de centros de innovacién. La asociacién de productores o empresarios siempre ha tenido una importante presencia en la negociacién con les gobiernos centrales, pero hoy en dfa han adquirido un papel més protagénico en la busqueda de mecanismos que incentiven la produccidn de sus respectivos sectores y la generacién de beneficios para sus localidades. Finalmente, hoy en dfa es mas frecuente la participacin conjunta de los productores y la administracién local en la definicién de las estrategias y objetivos que se desean alcanzar a mediano y largo plazo. La perspectiva institucional irrumpié de manera importante en la geografia econémica y regional al reconocer el papel de las estructuras socio-espaciales en el funcionamiento econémico del territorio (Amin, 1999). Sin embargo, es importante reconocer que existen diferencias epistemolégicas entre los enfoques de la geografia econémica que incorporan el aspecto institucional. De momento, sélo hemos estudiado los enfoques que tienen una mar- cada influencia marxista o que parten de una fuerte tradiciOn de andlisis histérico como la desarrollada por los economistas y ge6grafos italianos y franceses. En el conjunto de los debates recientes, la geograffa econémica con fuerte influencia de la economia neoclasica también ha incorporado algunos cambios que buscan reubicarla en la mesa de la discusién sobre la organizacién de la actividad econémica en el territorio. En términos metodolégicos, las propuestas de la geografia francesa e italiana también han dado lugar a importantes aportaciones para la investigacion geografica. A diferencia del método inductivo y deductivo, trabajados por la geografia econdmica descriptiva y la geo- gratia econémica de corte neoclasico, las cuales se concentran en lo empirico o lo formal, los distritos industriales, el estudio de los medios innovadores y la perspectiva de la proximidad se oponen a la visién fragmentada de la realidad y, por lo tanto, apoyan una visién inter disciplinaria que metodolégicamente se enfoca en la dinémica producida por la interaccién de las diversas realidades. Esto proporciona una vision holistica contextualizada por el tiem- po y el espacio desde donde se conoce (véase Cuadro 1), En este sentido, la metodologia de abduccién (Zavala, s/f) o transduccién (Ibaiiez, 1985) generada en otros ambitos de las cien- cias sociales, se ajusta al cardcter dialéctico, contextualizado ¢ interdisciplinario que las recientes investigaciones en geografia econémica estan realizando. Estas propuestas metodolégicas conciben la investigacién como producto de un continuo proceso de negocia- cién entre la conformacién del objeto de estudio y los métodos para abordar el mismo. En otras palabras, la teorfa y la realidad se encuentran en continuo diélogo y movimiento, ajus- tando las estrategias de investigacién a los retos que se presentan en el proceso. «El camino transductivo es una (re)construccién permanente del método o metacamino a lo largo del camino, por un sujeto en proceso que sigue al ser en su génesis, en su incesante produccién de nuevas estructuras» (Ibafiez; 1985: 264). “ 5, «Nueva geografia econémica», neoinstitucionalismo y la escuela californiana La economia neoclasica no solamente se ha vuelto mas pragmatica y menos ideologizada (por lo menos en las explicaciones sobre modelos de funcionamiento del comercio), sino que también se ha mostrado dispuesta a aceptar las imperfecciones del mercado. En este sentido también ha experimentado cambios que han sido incorporados a la geogra- ffa, dando lugar a lo que se conoce como «la nueva geografia econémica», con Paul ‘Krugman como uno de sus principales exponentes, y el desarrollo de la escuela californiana de geografia econémica (Thrift, 2004: 24; Benko, 2001: 57; Mackinnon, Cumbers y Chapmuan, 2002). 140 ‘TRATADO DE GEOGRAFIA HUMANA Geogratia econémica Cvapro 1. Perspectivas de la geografia econémica, concepeién del espacio y metodologia de la investigacion geografica Geografia econémica, comercial Espacio contenedor Inductiva Determinismo ambiental Posibilismo Modelos de localizacién Espacio contenedor Deductiva ydistribucién de las actividades ‘economicas Modelos espaciales de von Thiinen, A. Weber y W. Isard «Nueva geografia econémica» desde los economistas Neo-institucionalismo geografico. Reelaboracién y cambios en conceptos claves de la economia neoclasica Geografia del capitalismo como Espacio como reflejo. Partiendo —_Deductiva sistema de las diferentes lineas de Teorfas de la desigualdad Investigacion que se inclayen nesta perspectiva existen Teorfa del sistera-mundo ieee auinees Division espacial del trabajo de la relaci6n espacio, economia Teoria de la regulacion ysocledad Geografia Econémica italiana Espacio como construccién social —_Transduecién. sfrancesa Perspectiva compleja de la realidad = Abduccién Distritos industriales Visién transdisciplinaria O El medio innovador Dinamicas de proximidad En el caso de la «nueva geografia econémica» desarrollada por los economistas y gedgrafos Paul Krugman, Fujita, Venables y Porter, los aspectos culturales y socio-hist6ri- cos nuevamente son relegados para mejorar los modelos inicialmente desarrollados desde la geografia urbana y la geografia regional con ayuda de nuevas explicaciones sobre el comercio internacional (Benko, 2001), Desde el punto de vista de estos autores, la econo- mia no ha prestado suficiente atencién a la geografia econdmica, la cual ha experimentado un amplio crecimiento (mencionado anteriormente). Por ello, consideran necesario enri- quecer la tradicién desarrollad por la economia urbana desde von Thiinen y la ciencia regional impulsada por Walter Isard en la década de los cincuenta. Para llevar a cabo esta renovacién, consideran necesario desarrollar nuevos modelos teéricos que puedan conju- gar el dinamismo del mercado internacional, con la conformacién de las economias de aglomeracién. Su punto de inicio es la recuperacién del modelo monopolistico de Dixit- Stiglitz, cl cual ha sido el niicleo de nuevas teorizaciones sobre el comercio internacional pero aplicado al proceso de intercambio entre las actividades industriales y agricolas para TRATADO DE GEOGRAFIA HUMANA 141 Fiocio Rosales Ortega agregar variables, como la conducta del consumidor, la ampliacién de las localizaciones en relacién al transporte y la conducta del productor (Fujita, Kragman y Venables, 2000). Esta perspectiva enfatiza la importancia de los rendimientos crecientes (en oposicion a Jos rendimientos constantes 0 decrecientes) como elemento crucial de las ventajas locales 0 regionales, y por lo tanto presta atencién al caracter endégeno de la generacién de estas ventajas (Mackinnon, Cumbers y Chapman, 2002: 294), «En sintesis, esta nueva economia geogratica, o ciencia regional renovada, utiliza mejor las teorfas econémicas modernas, so- bre todo lo que se relaciona con la organizacién industrial, la economia urbana y regional, completadas por la nueva teorfa del comercio internacional y por las teorias del crecimiento endégeno iniciadas por los trabajos de Paul Romer» (Benko, 2001: 57). En relacién con lo que analizamos anteriormente, esta propuesta no resulta nada novedosa para la geografia econémica que se ha desarrollado en los tiltimos afios, caso con- trario representa un regreso al andlisis espacial de la ciencia regional de los afios cincuenta, impulsada por Walter Isard y mas bien parece un nuevo llamado a los economistas para prestar atencién al espacio. En este sentido es posible comprender el nombre de economia geografica utilizado por Benko, para reforzar el origen y perspectiva desde donde se desarro- la esta propuesia, la cual se autodenomina «nueva geogratica econémica», en un contexto de disputa por la conformacién de la geografia econémica del siglo Xx1. Por otra parte, desde la economia neo-institucional considerada como una derivacién del enfoque de la opcién racional (rational choice) se intenta resolver la tensién entre la raz6n social y la raz6n individual, incorporando también a las instituciones como estructu- ras formalmente establecidas que favorecen 0 dificultan las transacciones econémicas. En este sentido, el capital social funciona como elemento de enlace de todo intercambio econd- mico, en donde los «costos de transaccién» son resultado de la interpretacin subjetiva de la informacién en un contexto de monitoreo y acuerdos definidos por las instituciones partici- pantes en el mercado (Granovetter, 1985; North, 1990). Esto significa que los intereses y racionalidades individuales compiten e interactiian para lograr sus objetivos dentro de un régimen o reglas de juego de caracter institucional. «En el nuevo institucionalismo, el con- cepto de transaccién pasa ser, en cambio, el insirumento para desarrollar una lectura de las instituciones econémicas —el mercado, la empresa, la relacién de empleos, etc.— como redes de contratos entre sujetos destinados a maximizar su propio interés». Pero, a diferen- cia del modelo neoclisico tradicional, se supone la existencia de «costos de wansaccién variables, debido a condiciones de incertidumbre y a carencias informativas, que a su vez crean espacios para comportamientos oportunistas» (Triglia, 1991: 127-128). Desde la geogralia econémica de la escuela californiana, Allen Scott y Michael Storper incorporan la propuesta de la economta neo-institucional para explicar el proceso de desin- tegracién vertical y espacial que las industrias experimentan para adaptarse a las condicio- nes cambiantes del mercado (Benko, 2001; 53; Mackinnon, Cumbers y Chapman, 2002: 295). Para Scott (1998), la creciente externalizacién de los procesos de produccién fortalecié la aglomeracion debido a que la proximidad espacial generé la disminucién de los costos de transaccién, sobre todo en los lugares en donde las transacciones son frecuentes, impredeci- bles y complejas, En este sentido, el surgimiento de «nuevos espacios industriales» princi- palmente fue explicado por los cambios organizacionales de las estructuras productivas y por las relaciones consumo-producto (interdependencias comerciales). Por medio del con- cepto de inierdependencias no comercializables, Storper (1997) resalta el cardcter intangible del intercambio de informacién, favores o relaciones que contribuyen al funcionamiento econémico de los territorios, Desde nuestro punto de vista, esta propuesta no solamente corrige de manera superficial la concepcién del sujeto racional, maximizador y poseedor de la informacién perfecta que la economia neoclésica definié, por un sujeto que amplia su rango de racionalizacién y que se enfrenta a un contexto de informacién limitada y/o imper- 142 TRATADO DE GEOGRAFIA HUMANA Geogratia econémica fecta que dificulta su toma de decisiones (Saiegh y ‘Tommasi, 1998), sino que, nuevamente, deja de lado la dimensién espacial de las interrelaciones sociales. La forma en la que los aspectos culturales y sociales son abordados desde el neo- institucionalismo permite coincidir con Tomassini (2000) al sefialar que una de las principa- les debilidades de esta propuesta es la concepcién formal de las instituciones como estructu ras juridica y rigidamente definidas en donde la relacién con el contexto socio-cultural pier de la riqueza y el dinamismo de lo social, Al dirigir el énfasis en el papel de la proximidad como un factor de disminucién de los costos de transaccién entre las empresas se vuelve evidente que la economia neo-institucional subestima el papel de lo social, al intemar repre- sentarlo y sobredimensionarlo con un conjunto de jerarquias burocraticas que intervienen en el funcionamiento de los mereados (Amin y Thrift, 1993). Reflexiones finales Los debates mas recientes dentro de la geograffa econémica reconocen la necesidad de ale- jarse de una visién unilineal y simplificada de explicacién de la interrelaci6n entre espacio, economia y sociedad. Esta propuesta mas compleja de la realidad también requiere de una, metodologfa que supere el caracter descriptivo de la visién inductiva que predominé en primers afios de la geografia o de una visién deductiva que todavia contindia presentindose con diferentes modalidades para intentar explicar la complejidad y diversidad de realidad. En este sentido, es posible plantear varias preguntas: los modelos de localizacién han des- aparecide?, ¢son incompatibles el estudio de las formas y la localizacion y el de las caracte- risticas socio-culturales en el proceso de conocimiento de los territorios?, ¢es posible teori- zar y abstraer procesos de organizacién espacial sin perder la riqueza de la diversidad de formas de organizacién socio-territorial?, ¢la geografia humana, y la geografia econémica en particular, pueden replantear perspectivas de andlisis interdisciplinario y complejo? Las propuestas mis recientes coinciden en incorporar el elemento espacial como ele- mento determinante de la interrelacién entre las miiltiples instancias que conforman lo so- cial. Es posible decir que actualmente asistimos a la consolidacién de una geografia econd- mica que incorpora una visién del espacio como construccién social para constituir una trfada analitica en la relacién entre economia y sociedad, en contraposicién a una geografia econémica atada y dependiente de la econom{a. La concepcién de espacio socialmente construido favorece una enriquecedora relaci6 con la sociologia, la economia y la politica sin pretender el predominio de una sola discip! na, en caso contrario demanda una buena formacién epistemolégica que permita realiz: estudios transdisciplinarios que favorezcan el abordaje de un objeto de estudio complejo. En esta perspectiva, es indispensable incorporar la geografia econémica dentro de las dis- cusiones sobre el estudio de la complejidad, ¢l desarrollo de perspectivas transdisciplinarias en donde resulta dificil mantener la hegemonfa de la economia, y sobre todo, en el reconocimiento de la interrelacién de los procesos reales y concretos como la formacion de patrones de localiza- cién y la diversidad socio-territorial como consecuencia de la pluralidad epistemolégica con la que se constituyen las comunidades (Baskar, 1998). En este tiltimo punto, encontramos la posi- bilidad de combinar el reconocimiento de patrones de localizacién espaciales que siguen obser- vandose a diferentes escalas del andlisis geogréfico econémico, con estudios del contexto hist6- rico-cultural que constituye y recrea las relaciones socio-espaciales de las actividades econémi- cas. Todoello en un contexto de reflexién tedrica mucho mas elaborada ycriticade las explicaciones unilineales, estiticas y simplificadoras de la relacién entre espacio, economia y sociedad. En cierta manera, la geografia econémica también ha recibido las aportaciones de los debates epistemolégicos y metodolégicos que se estén realizando en el conjunto de las ciencias sociales. ‘TRATADO DE GEOGRAFIA HUMANA. 143 Rocio Rosales Ortega En el camino de la construccidn de una geografia econémica mas compleja, el papel de Jametodologia también es relevante y, en oposici6n a la dicotomfa entre metodologfa inductiva- metodologia deductiva que se ha expresado en las diversas perspectivas de la geografia eco- némica y de las ciencias sociales en general, encontramos que otros inves sociales han elaborado propuestas més dinamicas que, a pesar de la diversidad de términos utiliza- dos, tales como la abduccién,’ desarrollado por Peirce a inicios del siglo Xx, o la transduccié: (Ibéiiez, 1985), tienen como elemento comin el interés por realizar un proceso continuo de reflexion y andlisis en la relacién sujeto-objeto, entre la tcorta y la realidad, y que por lo tanto, ayudan a replantear la vinculacion entre el espacio y la economia. El siguiente cuadro ilustra de manera sintética los ejes de andlisis de nuestra reflexion en tomo a las interrelaciones entre escuelas de pensamiento de la geografia econémica, el concepto de espacio subyacente en cada una de ellas y las metodologias que se corresponden mejor con los fundamentos tedricos de cada escuela. Bibliografia ALONSO, José Luis y Ricardo MENDEZ (coords.) (2000), Irmovacién, pequena empresa y desa- rrollo local en Espana, Madrid, Civitas, pp. 23-59. Ain, Ash (1999), «An institutionalist Perspective on Regional Economic Development», International Journal of Urban and Regional Research, vol. 23, n.° 2, pp. 365-378. —y Kevin Roins (1991), «Distritos industriales y desarrollo regional: limites y posibilidades» Revista Sociologta del Trabajo (nueva época), Siglo XXI, n.° extraordinario, pp. 181-229. —y Nigel THRIFT (1993), «Globalization, institutional thickness and local prospects», Revue d'Economie Regionale et Urbaine, n.° 3, pp. 405-427. 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Peirce (1839- 1914), quien a partir de una serie de reflexiones sobre la relacidn entre la deduccién y la induceién, consideré que el concepto de abduccién daba clara cuenta del proceso creativo y espontineo del entendimiento que hace familiar 1o novedoso a través de la generacién de hipStesis explicativas que impulsan el proceso continue de deduccién —andlisis elas consecuencias Idgicas— y de la induccién —andlists emptrico de los hechos (Nubiola, 2001 y Santaella, 1998). 144 TRATADO DE GEOGRAFIA HUMANA Googratia econémica C1avat, Paul (1980), Geografia econémica, Barcelona, Oikos-Tau, pp. 13-148 — (1998), An Introduction to Regional Geography, Londres, Blackwell, pp. 9-27. Funta, Masahisa, Paul KRUGMAN y Anthony James VENABLES (2000), Economta espacial, Las ciudades, las regiones y el comercia internacional, Barcelona, Ariel Econom{a. 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