Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
ANATOMÍA PATOLÓGICA
El 90 % presenta un patrón mixto.
El clásico tumor de Wilms está compuesto de 3 elementos:
- Células blastémicas que forman islas de células indiferenciadas.
- Células epiteliales que constituyen estructuras glomeruladas.
- Estroma.
Indicaciones:
- No potencial útil para la visión por enfermedad
avanzada.
- Glaucoma neovascular por invasión del tumor.
- Falla en el control del tumor por tratamientos conservadores.
- Pacientes con tumores grandes activos en ojos sin
visión.
Debe ser realizada por oftalmólogos de experiencia,
el ojo debe ser extraído intacto, evitando el sangramiento
de la neoplasia dentro de la órbita, sin perforación
del globo ocular. Para un estadiamiento óptimo, una sección
larga del nervio óptico (10 a 15 mm) es necesario
que sea tomado con el globo ocular. En muchos centros,
durante el mismo proceder, se realiza el implante
ocular, en otros se realiza posteriormente.
Exenteración orbital: Es raramente indicada, solo
para pacientes con enfermedad orbital, aunque con los
tratamientos actuales de quimioterapia (QT), cirugía, radioterapia,
puede lograrse un buen control del tumor y
evitar la necesidad de cirugía mutilante.
Crioterapia: Fue introducida por primera vez en
1967, por Lincoff en un reporte de RB periférico pequeño.
El tejido del tumor es congelado rápidamente (menos
de 90°/min) resultando en formación de cristales
intracelulares con desnaturalización de las proteínas,
cambia el pH, y finalmente ruptura de la membrana celular,
también provoca muerte celular por destrucción de
la circulación durante la congelación. Se usa en:
- Tumores pequeños primarios, ecuatoriales y
periféricos, de menos de 3,5 mm de diámetro y menos
de 2 mm de grosor o recurrentes, en la parte
anterior de la retina, de menos de 3 a 4 mm que el
diámetro discal, no localizados en la base del vítreo.
- Tumores recurrentes pequeños después de la radioterapia.
Es aplicada directamente en la conjuntiva o esclera,
a través de una pequeña incisión en la conjuntiva, bajo
anestesia general. Las lesiones son generalmente tratadas
por sesiones, por un tiempo de 3 a 4 min. Es un
método focal efectivo en la terapia del RB.
Fotocoagulación: indicaciones:
- Tumores primarios o recurrentes, pequeños en la
parte posterior de la retina (de tamaño menor a
4,5 mm de diámetro y 2,5 mm de grosor).
- Neovascularización retinal debido a la retinopatía
por radiación.
Este tratamiento es directamente limitado al tumor
y coagula toda la sangre que nutre al tumor. En ocasiones
se requiere de varias sesiones de tratamiento.
Termoterapia transpupilar: fue utilizado como tratamiento
para el RB por primera vez por Lagendijk en
1982. Consiste en la aplicación de láser a una temperatura
más baja que la usada para la fotocoagulación clásica
(45 a 50°), lo que produce apoptosis directa de las células
tumorales. Sus indicaciones no están bien establecidas.
Se ha usado en RB ubicados dentro de la retina y
espacio subretinal y con menos de 1 mm, no en tumores
grandes ni en presencia de sangramiento vítreo.
El uso de tratamientos focales suele ser efectivo
asociado a la quimioterapia y ambas modalidades de tratamiento
parecen tener un efecto sinérgico. El rango de
control que se ha reportado es del 70 al 80 %.
Radioterapia. El RB es un tumor muy
radiosensible. El objetivo de la radioterapia (RT) en el
RB es precisamente el control local de la enfermedad
con conservación de la visión, en combinación con los
tratamientos focales puede lograr un excelente control
del tumor. Los pacientes tratados con RT tienen un riesgo
incrementado de desarrollar en supervivientes de RB
germinal segundas neoplasias o tumores malignos, y este
hecho se incrementa con la edad. Además, la irradiación
de la órbita durante el período de rápido crecimiento
resulta en un mayor decrecimiento del volumen orbital
con deformidades faciales como consecuencia. Estas
consideraciones tienen como resultado el desarrollo de nuevos
métodos conservadores tratando de retardar la RT.
Puede ser considerada como una opción primaria
de tratamiento en niños con:
- Pequeños tumores localizados dentro de la mácula.
- Como otra opción de tratamiento para tumores
multifocales, en los cuales la terapia focal ha sido
inefectiva.
- Enfermedad bilateral intraocular avanzada, cuando
la terapia focal ha fallado.
- Enfermedad extraocular avanzada o metastásica,
como tratamiento paliativo.
La dosis que se recomienda es de 4 000 a 4 500 cgy,
administrada en fracciones de 180 a 200 cgy diarias,
5 veces por semana .
Pueden usarse diversas técnicas como:
- Radioterapia externa.
- Braquiterapia episcleral (técnica de placa radioactiva),
indicada en tumores clasificados en estadio
4 o menos, y tumores que tengan un tamaño entre
4 y 10 diámetros discales. No en tumores grandes
que involucren la mácula, esta técnica minimiza
el exceso de radiación. Han sido reportados rangos
de control entre 85 y 90 %.
Quimioterapia. La administración de quimioterapia
(QT) se inició con Kupfer en 1950. Indicada en
pacientes con:
- Enfermedad extraocular.
- Enfermedad intraocular con hallazgos de alto riesgo
histológico.
- Enfermedad bilateral en combinación con terapia
focal agresiva.
Vías de infección
• Vía ascendente: Las bacterias que colonizan la zona
periureteral pueden entrar en la uretra. En condiciones
normales, un pequeño número de bacterias pueden
alcanzar la vejiga, pero estos microorganismos
pueden ser eliminados por el vaciamiento vesical y los
mecanismos de defensa del huésped. Cuando existen
alteraciones del flujo urinario o por las propiedades de
adherencia de los microorganismos, puede ocurrir que
este mecanismo de lavado sea ineficaz. Esta es la vía
de infección iatrogénica que ocurre tras el sondaje e
instrumentación de las vías urinarias.
• Vía hematógena: Es probable que la mayoría de las
ITU del período neonatal sean secundarias a una diseminación
hematógena.
Factores bacterianos
Existen diferentes características de virulencia que
pueden hacer a un microorganismo patógeno para el
tracto urinario, mientras que otro sería más probable que
cause septicemia. Está claro que mientras las bacterias
en orina proceden del intestino, algunas de ellas tienen
una especial patogenicidad para el tracto urinario.
La Escherichia coli es el microorganismo más frecuente
involucrado en las ITU; aunque el predominio
puede estar relacionado con la proximidad del intestino,
que es el reservorio mayor de microorganismos patógenos
urinarios, la bacteria ha de tener una patogenicidad especial,
ya que otros que sobrepasan en número a la
Escherichia coli, rara vez se encuentran en la orina.
Se han atribuido a distintas estructuras que presenta esta
bacteria, diferentes propiedades que favorecen su virulencia,
como se observa en el cuadro 136.1.
Cuadro 136.1. Factores de virulencia del germen.
tiene
con la clínica y anomalías del sedimento urinario.
• Técnica de realización: Se realiza aseo de los genitales
con agua y jabón y agua yodada, posteriormente se
pone la bolsa adhesiva, es importante tener en cuenta
que pasados 20 min de haber colocado la bolsa, si
el paciente no ha miccionado es necesario cambiar
la bolsa y realizar nuevamente el aseo de los genitales,
por el peligro de la contaminación.
• Punción suprapúbica aspirativa: Constituye el patrón
de oro para el diagnóstico de la ITU. La mayoría de
los autores dan como positivo cualquier recuento
bacteriano que se obtenga.
– Técnica de realización: Se realiza la limpieza de la
zona con agua y jabón y posteriormente con soluciones
antisépticas, posteriormente teniendo localizada
la zona de la vejiga se punciona y se extrae
la muestra de orina que se va analizar.
• Sondaje vesical: Método alternativo al anterior para
una correcta interpretación del resultado. Se considera
positivo cuando el recuento bacteriano es al
menos >104 col/U/ml.
– Técnica de realización: Se realiza aseo de los
genitales con agua y jabón y agua yodada, posteriormente
se introduce catéter vesical de un calibre
que se corresponda con la edad del paciente y
se extrae la muestra de orina que se va a analizar.
Es importante tener siempre presente que el patrón
de oro en la recolección de la muestra de orina para
el diagnóstico de la infección urinaria lo constituye la
punción suprapúbica.
Clasificación de la infección urinaria
Según respuesta al tratamiento:
• Recaída: Cuando tras el tratamiento de una ITU se
aísla el mismo germen.
• Reinfección: Es una recurrencia de la ITU por otro
germen.
• Infección persistente: Es la que se mantiene durante
y después del tratamiento.
Según su localización:
• Alta.
• Baja.
Existen criterios de localización de la ITU. La existencia
de 3 o más criterios tiene una buena correlación
clínica con pielonefritis aguda. La fiebre sin foco es uno
de los datos clínicos más importante para sospechar el
diagnóstico de pielonefritis aguda.
La presencia de signos clínicos de irritación vesical
(polaquiuria, disuria, hematuria terminal) sin fiebre acompañante,
orientará más hacia una ITU baja o cistitis.
La práctica de una gammagrafía renal en la fase
aguda de la pielonefritis puede ayudar a establecer la
existencia de daño renal, pero no siempre será posible
diferenciar lesiones agudas de crónicas, salvo que se
haga un seguimiento posterior.
Para realizar el diagnóstico diferencial relacionado
con la localización existen métodos indirectos. En las ITU
alta existirá fiebre elevada sin foco de localización,
leucocitosis mayor de 10 000/mm3, eritrosedimentación
elevada mayor de 35 mm, proteína C reactiva mayor de
20 mg/dl, procalcitonina mayor de 1,0 ng/L, baja
osmolaridad urinaria y presencia de cilindros leucocitarios.
Los métodos directos serían, la biopsia renal positiva,
la técnica de Smatey y cols, que requiere de
cateterización, el método de lavado de Fairley usando
sondaje vesical; estos métodos son muy invasivos, por lo
cual en pediatría habitualmente no son usados.
También la ITU se clasifica atendiendo a la presencia
de complicaciones:
Asociada a complicaciones o no:
• Complicada. Cuando se demuestre una alteración anatómica
o funcional del riñón o de las vías urinarias.
• No complicada: No se asocia a malformaciones del
tracto genitourinario
Estudios de imagen ante la primera ITU
En la actualidad, no hay evidencias de cuáles deben
ser los estudios de imagen específicos para efectuar
un diagnóstico por imagen correcto. Cada una de
las exploraciones utilizadas tiene sus ventajas y desventajas
(Cuadro 136.3).
Criterios de hospitalización
No todos los niños pueden recibir tratamiento en el
hogar. Es necesario tener en cuenta: la edad, la severidad
del cuadro y los riesgos.
• Etapa de lactante.
• Sospecha de anomalías genitourinarias.
• Síndrome febril y aspecto tóxico.
• Trastornos hidroelectrolíticos.
• Imposibilidad para la terapia oral.
• Cuidado insuficiente por parte de los familiares.
COMPLICACIONES
Entre las complicaciones que se pueden enumerar
en un paciente con una ITU en la fase aguda se encuentran
el absceso renal y/o perinefrítico, el shock tóxico,
síndrome de respuesta inflamatoria sistémica y los
trastornos hidroelectrolíticos.
Síndrome nefrótico
El síndrome nefrótico es un cuadro clínico-humoral
caracterizado por proteinuria, hipoproteinemia, edema,
hiperlipidemia y oliguria.
El Grupo Colaborativo Internacional para el Estudio
de las Enfermedades Renales en el Niño, ha definido
con mejor precisión el síndrome nefrótico señalando los
siguientes criterios: proteinuria mayor de 40 mg/h/m2
de superficie corporal en colección nocturna de 12h
(valor normal 0 a 4 mg/h/m2) y albúmina sérica menor
de 2,5 g % (menor de 25 g/L).
Otro criterio es una proteinuria mayor de 1,0 g/m2
de superficie corporal/día. Este es el criterio actual.
La hiperlipidemia es menos constante o puede faltar
en algunos casos y la oliguria y el edema pueden
modificarse por el tratamiento.
CLASIFICACIÓN
Para su estudio el síndrome nefrótico se puede dividir
en 3 grupos: congénito, idiopático y secundario.
• Síndrome nefrótico congénito
El síndrome nefrótico congénito se define como
proteinuria severa que aparece siempre antes de los
3 meses de edad y produce las manifestaciones clínicas
del síndrome nefrótico (Fig. 139.4).
El síndrome nefrótico congénito puede deberse a
una causa primaria, secundaria o desconocida.
Se señala como la causa secundaria más frecuente
la lúes congénita, pero se han descrito pacientes con
otros tipos de infección congénita como el
citomegalovirus y el toxoplasma.
El síndrome nefrótico congénito es una condición
rara; el primer caso bien documentado se reportó en
1954 y en una revisión de la literatura en 1957 se encontraron
71 pacientes reportados. En los estudios de
biopsias y necropsias se han reportado alteraciones muy
variadas.
Entre sus variantes hísticas se describen la forma
microquística (conocida como síndrome nefrótico finlandés),
la esclerosis mesangial difusa, lesiones de glomeruloesclerosis
segmentaria y focal, lesiones glomerulares
mínimas, glomerulopatía membranosa y glomerulonefritis
crónica.
El llamado tipo finlandés o riñón microquístico se
manifiesta por edema y proteinuria antes de los 3 meses
de edad y en la cuarta parte de los casos desde el nacimiento.
La mayoría nace prematuramente o son pequeños
para la edad gestacional. Con frecuencia, presentan
palidez, distensión abdominal, nariz achatada, separación
de las suturas craneales, piernas delgadas con posición
calcánea de los pies, hernia umbilical y debilidad muscular.
La placenta es voluminosa. Lo típico de la lesión es
la dilatación pseudoquística del túbulo proximal que se
demuestra por microscopia óptica y microdisección.
La variedad microquística, aunque se le consideró
como tipo finlandés, es la forma más común de síndrome
nefrótico congénito y puede verse en cualquier país,
se transmite con carácter autosómico recesivo. En España,
el 41,8 % de los síndromes nefróticos congénitos
presentan alteraciones microquísticas.
La incidencia de este síndrome en Finlandia es 1
en 8 000 nacimientos y se produce por una mutación en
un gen situado en el brazo largo del cromosoma 19. La
proteína codificada por este gen, la nefrina, es una proteína
transmembrana recientemente clonada y
secuenciada, que se expresa, sobre todo, en los podocitos
glomerulares, en la que el dominio extracelular presenta
una estructura similar a las inmunoglobulinas y tiene como
función participar en la construcción de las estructuras
extracelulares de la membrana basal glomerular.
Se debe sospechar este síndrome durante el embarazo
cuando se encuentra elevación de los niveles de
alfafetoproteínas en el líquido amniótico.
No responde al tratamiento con esteroides e
inmunosupresores y la finalidad de todos los tratamientos
es poder lograr un trasplante renal que es el único
proceder curativo en la actualidad.