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Título: La selección de jueces en Argentina. Evolución histórica y un fallido intento de elección popular
Autor: Oriz, Graciela Mabel
Publicado en: Sup. Doctrina Judicial Procesal 2015 (noviembre), 09/11/2015, 1
Cita Online: AR/DOC/3753/2015
Sumario: I. Introducción.¿ II. Objetivos institucionales.¿ III. ¿Qué significa ser juez?¿ IV. Evolución histórica
de selección de jueces en la Argentina.¿ V. La elección popular.¿ VI. La Selección de Jueces en el derecho
comparado.¿ VII. Conclusiones.
Abstrac
Las reformas judiciales tendientes a dar mayor independencia, transparencia en las funciones y sentido
social al ejercicio, es una constante mundial que se refleja en el derecho comparado.
Entre otras de las reformas producidas, en Argentina se intentó generar la elección de jueces a través del
ejercicio del sufragio, pretendiendo hacer "populares" y "democráticas", la selección de magistrados. Sin
embargo, la ley fomentada fue declarada inconstitucional por la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
En esta ponencia se reconoce la innegable necesidad de una reforma en la justicia, pensada dentro del marco
constitucional vigente, con miras a un debate participativo de todos los sectores, en donde se busquen
mecanismos con una más activa intervención.
I. Introducción
La independencia del Poder Judicial resulta ineludible para garantizar la igualdad ante la ley de todos los
habitantes de la Nación. En este marco, los procesos de selección y designación de jueces, son esenciales para
promover una administración eficiente, con un ejercicio independiente que satisfaga plenamente las necesidades
de justicia de la población e institucionales del sistema
En Argentina, desde sus orígenes, la designación de jueces fue dispuesta por la Asamblea Constituyente de
1853, que estableció un sistema de naturaleza exclusivamente político-partidario y de absoluta discrecionalidad
que estaba en cabeza del Poder Ejecutivo y del Senado de la Nación.
Mucho tiempo después, con la reforma constitucional de 1994, se instauró un nuevo mecanismo
institucional de designación de magistrados de tribunales inferiores en grado a la Corte Suprema, que dejó en el
nuevo Consejo de la Magistratura -como autoridad de la Nación- la responsabilidad de llevar a cabo dicha tarea,
con la finalidad principal de despolitizar el procedimiento vigente desde 1853.
Para ello se dio preferencia a un sistema electivo de selección por antecedentes y oposición, donde existiría
una ponderación con el mayor grado de objetividad, sobre la idoneidad científica y profesional del candidato,
eludiendo así la discrecionalidad anterior.
El mecanismo trabajó con muchas dificultades de consenso entre sus integrantes, y con una gran demora en
la resolución de los concursos llamados a cubrir cargos en el Poder Judicial de la Nación.
En mayo del año 2013 se sancionaron seis leyes de reforma judicial, una de ellas la Ley 26.855 -denominada
por el Gobierno como de "democratización de la Justicia"-, estableció el incremento de 13 a 19 miembros del
Consejo y la elección por voto popular de los representantes de abogados, jueces y académicos.
La Corte Suprema de Justicia, el 18 de junio de 2013, declaró inconstitucional la nueva ley, expresando
entre otros fundamentos que "compromete la independencia judicial al obligar a los jueces a intervenir en la
lucha partidaria".
II. Objetivos institucionales
Analizando el derecho comparado, notamos varias reformas al Poder Judicial en busca de más
independencia, transparencia y sentido social.
Entre las reformas producidas existen pocos antecedentes sobre la elección de jueces populares. Nuestro país
hace pocos meses, ha intentado llevarla a cabo, siendo declarada la norma que lo lleva a cabo, inconstitucional
por la corte Suprema de Justicia de la Nación.
En una entrevista efectuada al Ministro de la Corte Suprema Dr. Eugenio Zafarroni, acerca de la elección
popular de jueces, expresó [...]:
Sería una de las reformas judiciales para las que se necesitaría una reforma constitucional. Pero incluso así
daría lugar a una demagogia vindicativa y a una corrupción terrible... La propuesta de elección popular más que
una idea es una reacción visceral (1).
El objetivo institucional de cualquier reforma de la justicia tiene como destino conseguir la mayor eficacia
en el cumplimiento de crear el derecho a través de las sentencias, controlar la constitucionalidad de las leyes y
hacer justicia en el caso concreto. Lo que parece extraño es que se crea que si los jueces son elegidos por el
pueblo se reforzaría la independencia judicial, y esos objetivos se lograrían con mejores posibilidades.
Para nosotros, es innegable la necesidad de una reforma en la justicia, pensada dentro del marco
constitucional vigente, convocando a un debate con la participación de todos los sectores, en donde se busquen
mecanismos, con una más activa participación ciudadana.
El sistema de selección de magistrados ha estado en el ojo de la tormenta durante los últimos años en
Argentina. Falta de independencia judicial, manipulación política de las designaciones y en los sistemas de
selección, constituyen las principales preocupaciones que dieron origen a constantes reformas en la
administración de justicia.
A pesar de ello, no existe consenso sobre cuáles son los problemas reales o cuales las soluciones
adecuadamente posibles.
III. ¿Qué significa ser juez?
El juez, es aquella persona que tiene la autoridad y potestad para juzgar, sobre el que recae el deber de
impartir justicia, entendiendo ésta, como la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo que le
corresponde (definición clásica de Ulpiano, "Iustitia est constans et perpetua voluntas ius suum cuique tribuendi
y al derecho como su objeto, es decir, la misma cosa justa) (2).
Hacer justicia no importa otra cosa que determinar lo justo en concreto, ejerciendo la virtud de la prudencia;
realizar efectivamente el derecho en las situaciones reales que se presentan, conjugando los principios legales
con los elementos fácticos (3).
Para cumplir tan importante misión, independientemente de las condiciones específicas requeridas para el
desempeño del cargo, se requieren otras aptitudes que la ley presume pero que deben acreditarse: cultura
profesional y la dignidad de vida.
Como "dignidad de vida" Alsina se refiere a que debe tenerse en cuenta su conducta, su moralidad, el
concepto social de que goza. "El juez no sólo debe satisfacer las conveniencias sociales, sino que tiene que
controlar escrupulosamente sus actos en su vida pública y privada, porque lo que en otros puede calificarse de
falta, en él debe considerarse indecoroso" (4).
"El juez personifica la fortaleza, protegiendo los valores básicos y el concepto de democracia...La
democracia no es simplemente el gobierno de la mayoría....sólo puede conseguirse encontrando el justo
equilibrio entre el gobierno de la mayoría y los derechos de las minorías....Debe (el juez) dar pruebas de
humildad intelectual, permitiéndole de ese modo admitir sus errores....debe esforzarse en acotar la distancia
entre la vida y el derecho....Yo percibo mi papel como juez como una misión. Juzgar no es simplemente un
trabajo, es una forma de vida. Cada Juez debe cumplir su vocación con integridad intelectual y humildad, junto
con sentido social y comprensión histórica. Debe esforzarse en encontrar soluciones que reflejen un equilibrio
de justicia e igualdad para todos. Así por encima de todo, debe luchar por llevar a su más completa expresión el
valor básico que esencialmente predica toda ley y en el que toda sociedad se basa, la Justicia. El Juez debe hacer
Justicia....dicho del Talmud de dos mil años de antigüedad referido a los jueces: "¿Piensas que te estoy
concediendo el Poder? Es en realidad la esclavitud lo que te estoy imponiendo" (5)..
Sáinz Moreno, afirma que "la justicia es democrática, porque responde a la creencia hondamente sentida por
el pueblo, mantenida a lo largo de los siglos, de que la justicia debe ponerse en manos de jueces rectos,
independientes, imparciales y conocedores del derecho, porque con todos sus posibles defectos, no se conoce
mejor método para resolver "en justicia" los conflictos singulares que se producen en la comunidad" (6).
Si es difícil la tarea del juez, no mucho menos, la de aquellos que están llamados a seleccionar a quien va a
desempeñar tan especial función.
IV. Evolución histórica de selección de jueces en argentina
La Constitución Nacional de 1853 situó la regulación del Poder Judicial en los artículos 108 a 119 de su
texto, amén de las incompatibilidades que regula en el artículo 34. Ello se complementa con ciertas
disposiciones dispersas en el resto de la Constitución que vinculan las potestades de los restantes poderes con
las atribuciones de los jueces.
Nuestro país, mientras estuvo bajo la dominación española y durante los primeros años de independencia,
tuvo un poder judicial sometido. Recién con la sanción de la constitución de 1853 surgen los nuevos principios
de derecho público. Se establece que cada provincia dictará para sí su constitución, que asegure su
administración de justicia, se consagran los derechos individuales, se organiza la justicia nacional,
garantizándose su independencia con la garantía de inamovilidad de los jueces federales mientras dure su buena
conducta (7).
Nuestro derecho ha asignado la función jurisdiccional a personas a quienes el Estado inviste con la dignidad
de magistrados. Ha fijado un mínimo de condiciones que deben llenar las personas a quienes se confiere el
cargo de jueces.
La Constitución de 1853, consagró que los jueces de la Nación son inamovibles mientras dure su buena
conducta (art. 110 C.N.). Esta regla resguarda a los magistrados contra la remoción arbitraria y a su vez preserva
su sede y su grado. Esto significa, que un Juez sólo cesa por renuncia, o en las condiciones que la Constitución
establece para su destitución (por juicio político, para los miembros de la Corte Suprema, y por decisión del
jurado de enjuiciamiento para los tribunales inferiores de la Nación.
La relevante participación del Poder Ejecutivo Nacional (PEN) en la elección de los jueces está establecida
desde hace más de un siglo y medio. Ya desde la Constitución Nacional de 1853, el PEN posee, entre sus
atribuciones, el nombramiento de "los magistrados de la Corte Suprema y de los demás tribunales federales
inferiores, con acuerdo del Senado."
El proceso de selección y designación de magistrados del Poder Judicial, contenido en la Constitución
Nacional de 1853, era puramente político. El Poder Ejecutivo proponía una persona para el cargo y el Senado
aprobaba o desaprobaba la designación
Este sistema político de designación de jueces, ha derivado en el plano de las realidades, sistemas con
frecuencia "partidocráticos". El legitimismo social es sólo aparente, ya que el pueblo en nada participa en esos
procesos de designación. El órgano de selección descartará a quién no encuadre en sus gustos políticos y
personales, seleccionando jueces no muy idóneos pero afines. Asimismo, este régimen invita a largos
peregrinajes de los aspirantes a puestos judiciales hacia las fuentes parlamentarias y ejecutivas, de lo que puede
luego resultar un comportamiento judiciario parcial e indigno. Por supuesto, ello no ocurrirá necesariamente, ya
que la estabilidad contribuye a que muchos actúen con independencia de parecer (8).
A partir de la reforma constitucional de 1994, la designación de magistrados nacionales y federales pasó a
ser técnico-política e intervienen el Consejo de la Magistratura, el Poder Ejecutivo Nacional y el Congreso de la
Nación, a través de la Cámara de Senadores.
IV.1 La reforma constitucional de 1994. El Consejo de la Magistratura
La reforma constitucional introdujo en el seno del Poder Judicial al Consejo de la Magistratura, como un
órgano multisectorial integrado, encargado de confeccionar las ternas de candidatos al Poder judicial a jueces
nacionales y federales, para que luego sean designados por el Presidente de la Nación en acuerdo con el Senado.
El Consejo de la Magistratura tiene a su cargo también la administración del poder judicial, el control de la
actividad de los jueces y la imposición de sanciones.
En caso de causas graves, es el organismo que abre el juicio político para resolver sobre la destitución de los
jueces ante el Jurado de Enjuiciamiento, ante el cual el Consejo de la Magistratura actúa como acusador.
El artículo 114 de la Constitución Nacional, primer párrafo dispone: "El Consejo de la Magistratura,
regulado por una ley especial sancionada por la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada
Cámara, tendrá a su cargo la selección de los magistrados y la administración del Poder Judicial" (9).
Esta selección, tiene una primera parte técnica y se desarrolla en el Consejo de la Magistratura, que realiza
un "concurso público de oposición y antecedentes" en el que se evalúan la formación, conocimientos
técnico-jurídicos, experiencia y trayectoria profesional y académica de los candidatos.
El principio de esta etapa es meritocrático y el resultado es, para cada cargo, una terna elevada al Ministerio
de Justicia y Derechos Humanos.
A partir de allí comienza la etapa política. El Poder Ejecutivo, a través del Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos, convoca a un proceso consultivo a fin de que miembros de la sociedad civil observen, impugnen o
apoyen a las candidaturas. Luego el Presidente selecciona a un candidato y remite el pliego al Senado de la
Nación, que debe prestar el acuerdo de los 2/3 de los miembros presentes.
En el Senado el pliego es tratado primero por la Comisión de Acuerdos del Senado y luego debe ser
aprobado por el pleno de la Cámara.
El segundo párrafo del art. 114 de la Constitución Nacional establece que "será integrado periódicamente de
modo que se procure el equilibrio entre la representación de los órganos políticos resultantes de la elección
popular, de los jueces de todas las instancias y de los abogados de la matricula federal. Será integrado,
asimismo, por otras personas del ámbito académico y científico, en el número y la forma que indique la ley" (10)
.
El art. 114 de la Constitución Nacional diseñó un órgano específico para intervenir en el proceso de
selección de jueces, con integrantes que deben tener título de abogado —como la misma Constitución los exige
para los demás integrantes del Poder Judicial en su art. 111- y una expertis y origen singular.
Su estructura orgánica y funciones se encuentran reglamentadas por la Ley 24.937 del Consejo de la
Magistratura, sancionada el 10 de diciembre de 1997, con varias reformas posteriores.
Originalmente la ley 24.937, previó que el Consejo de la Magistratura lo compondrían 19 miembros:
El Presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
4 jueces del Poder Judicial de la Nación, elegidos por sistema D'Hont, debiéndose garantizar la
representación igualitaria de los jueces de cámara y de primera instancia y la presencia de magistrados, con
competencia federal del interior de la República.
8 legisladores. A tal efecto los presidentes de la Cámara de Senadores y de Diputados, a propuesta de los
respectivos bloques, designarán cuatro legisladores por cada una de ellas, correspondiendo dos al bloque con
mayor representación legislativa, uno por la primera minoría y uno por la segunda minoría.
4 representantes de los abogados de la matrícula federal, designados por el voto directo de los profesionales
que posean esa matrícula. Para la elección se utilizará el sistema D´Hont, debiéndose garantizar la presencia de
los abogados del interior de la República.
1 representante del Poder Ejecutivo.
1 abogado, profesor titular regular de cátedras universitarias de facultades de Derecho nacionales, elegido
por sus pares. A tal efecto, el Consejo Interuniversitario Nacional confeccionará el padrón y organizará la
elección del representante del ámbito académico y científico.
Con la ley 24.939, correctiva de la anterior se modifica la composición del Consejo de la Magistratura en el
número total de 20 miembros, elevando en un representante del ámbito científico y académico.
La Ley 25.876 del año 2003, amplió las facultades del Consejo al agregar en su art. 7° los incs. 15 y 16, las
siguientes normas: "15. Dictar los reglamentos que establezcan el procedimiento y los requisitos para la
designación de jueces subrogantes en los casos de licencia o suspensión de su titular y transitorios en los casos
de vacancia para los tribunales inferiores..." "16. dictar los reglamentos generales de superintendencia que sean
necesarios para el funcionamiento del Poder Judicial de la Nación" (11).
Dentro de este ordenamiento se dicta la Resolución 76/2004 del Consejo de la Magistratura, aprobando el
reglamento de subrogaciones de los tribunales inferiores de la nación
El de febrero de 2006 se sanciona la ley 26.080, que modifica la composición del Consejo, quedando
integrado por 13 miembros que proceden de seis ámbitos distintos:
3 votos pertenecientes a jueces del Poder Judicial de la nación
3 votos pertenecientes a la Cámara de Senadores (dos miembros por la mayoría, uno por la primera minoría)
3 votos pertenecientes a Cámara de Diputados (dos miembros por la mayoría, uno por la primera minoría)
2 votos pertenecientes a abogados de la matricula federal uno de ellos deberá tener domicilio real en
cualquier puto del interior del país.
1 voto perteneciente al Poder Ejecutivo Nacional
1 voto perteneciente al ámbito científico y académico que deberá ser profesor regular de cátedra
universitaria de facultades de derecho nacionales y contar con una reconocida trayectoria y prestigio, el cual
será elegido por el Consejo Interuniversitario Nacional con mayoría absoluta de sus integrantes (12).
A pesar de la modificación sufrida, de la lectura de segundo párrafo del artículo 114 de la Constitución
resulta claro que al Consejo de la Magistratura lo integran representantes de los tres estamentos allí
mencionados: órganos políticos (Poder Legislativo y Poder Ejecutivo), jueces de todas las instancias y abogados
de la matricula federal.
Dentro de las atribuciones del Consejo de la Magistratura se encuentran las de seleccionar mediante
concursos públicos los postulantes a las magistraturas inferiores, emitir ternas vinculantes para el nombramiento
de tribunales inferiores, administrar los recursos y ejecutar el presupuesto que la ley asigne a la administración
de justicia, ejercer facultades disciplinarias sobre magistrados, decidir la apertura del procedimiento de
remoción de los mismos, en su caso ordenar la suspensión y formular la acusación correspondiente y dictar los
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reglamentos relacionados con la organización judicial y todos aquellos que sean necesarios para asegurar la
independencia de los jueces y la eficaz prestación de los servicios de justicia.
IV.2 Metodología de selección
El nombramiento de los jueces sigue en cabeza del Poder Ejecutivo. De acuerdo al art. 99 inc. 4° de la
Constitución en su actual redacción, aquél nombra a los magistrados de la Corte Suprema con acuerdo del
Senado por dos tercios de sus miembros presentes y a los demás jueces de los tribunales federales inferiores, en
base a una propuesta vinculante en terna del Consejo de la Magistratura, con acuerdo del Senado, en la que se
tendrá en cuenta la idoneidad de los candidatos.
En el Reglamento orgánico está previsto el funcionamiento de cinco comisiones, una de ellas es la de
selección de magistrados y escuela judicial.
El Reglamento de concursos públicos de oposición y antecedentes para la designación de Magistrados del
Poder judicial de la Nación, aprobado por Resolución 614/09 prevé que los concursos serán públicos, de
oposición y antecedentes.
Los postulantes no deberán estar comprendidos en las causales de inhabilitación para desempeñar cargos
públicos, así como acreditar el cumplimiento de los requisitos constitucionales y legales previstos para el cargo
al que aspiren.
Establece además, que los jurados se integrarán por tres miembros (un juez, un abogado de la matrícula
federal y un profesor regular de derecho de Universidad Nacional).
El concurso consta de tres etapas: la evaluación de antecedentes, la prueba de oposición y la entrevista
personal.
En la evaluación de antecedentes se concederán hasta 30 puntos por desempeño en el Poder Judicial o como
profesional. A los primeros se les exige dos años de antigüedad en cargos que requieran título habilitante. Se
otorgan hasta 40 puntos más por especialidad y otros 30 por antecedentes académicos.
Se asignará un puntaje por cada año o fracción mayor a seis meses en un cargo determinado en el Poder
Judicial o el Ministerio Público, que crece de acuerdo con su jerarquía y por la permanencia en la función.
En el caso de los concursantes que hubieren completado el ciclo formativo completo en la Escuela Judicial y
hubieren obtenido el Certificado de Formación Completa que así lo acredite expedido por la misma se les
asignará 7 Puntos.
La prueba de oposición será valorada de 0 a 100 por el jurado.
Luego de que la Comisión haya evaluado los antecedentes de los postulantes y el Jurado haya presentado su
informe con la calificación de las pruebas de oposición y de los exámenes orales, el Presidente y el Secretario
formularán un orden de mérito, que resultará de la suma del puntaje obtenido por cada concursante en la prueba
de oposición, en los exámenes orales y en la evaluación de antecedentes, labrándose un acta.
Los postulantes que hubieren obtenido los primeros seis puntajes en el orden de mérito serán entrevistados
por la Comisión de selección a los efectos de valorar su idoneidad para el cargo con el objeto de formar una
terna que se propondrá al Pleno del Consejo. Luego el Pleno recibirá en audiencia pública a los ternados.
Recibido el dictamen de la Comisión, y el expediente del concurso, el Plenario convocará a audiencia
pública, por lo menos, a los integrantes de la nómina propuesta, para evaluar su idoneidad, aptitud funcional y
vocación democrática.
Con sustento en el dictamen de la Comisión, los resultados de la audiencia pública, el Plenario decidirá
sobre la aprobación del concurso y, en este supuesto, remitirá al Poder Ejecutivo la terna vinculante de
candidatos al cargo concursado en el orden de prelación aprobado,
El presidente no podrá proponer al Senado a quien no integre la terna, pero dentro de ella, aquél elige con
total discrecionalidad.
IV.3 La situación de los Jueces subrogantes
La designación de jueces subrogantes se produce cuando, por motivos de decesos, renuncias, Jubilaciones y
remociones (entre otros) de los jueces titulares se origina la vacancia en el Juzgado o tribunal que integran.
El Juez subrogante ejerce su actuación, por la ausencia de titular y se extiende hasta la designación de un
juez según el procedimiento constitucional o bien hasta su remoción.
A través de la Resolución Nº 76/2004, el Consejo de la Magistratura aprobó el Reglamento de
Subrogaciones de los Tribunales Inferiores de la Nación, cuyo artículo 1 disponía: "en caso de subrogación por
recusación, excusación, licencia, suspensión, vacancia o cualquier otro impedimento de los jueces de los
tribunales inferiores de la Nación".
El reglamento regulaba un sistema de designación que distinguía entre subrogaciones transitorias y
prolongadas.
En las subrogaciones transitorias intervenían en el proceso de designación exclusivamente las cámaras de
apelaciones, tanto federales como nacionales.
En las subrogaciones prolongadas las designaciones las efectuaban las cámaras o los tribunales orales, tanto
federales como nacionales (quienes elevaban una terna a la comisión de selección de magistrados) y la escuela
judicial del Consejo, que se encargaba de designarlos hasta el cese de la vacancia o hasta el cumplimiento del
plazo de 12 meses previsto en la ley de Consejo de Magistratura. (Ley 24.937 -texto según ley 25.876- art. 7,
inc. 15 En los supuestos de vacancia, las designaciones efectuadas en virtud del presente).
En ambos casos podían ser designados jueces en ejercicio, magistrados jubilados, abogados de la matrícula
federal y secretarios de cámara. (Reglamento de Subrogaciones de los Tribunales Inferiores de la Nación, Arts.
2 a 7, 10 y 11).
Res. 2374/04 de la Corte Suprema de Justicia de la Nación del 3 de Diciembre de2004, declara la
constitucionalidad del Reglamento de Subrogaciones (Resolución N° 76/047 Consejo de la Magistratura)
Este sistema político de designación de jueces subrogantes, fue objeto de severos cuestionamiento, pues el
mismo no respeta los procedimientos estatuidos en la Constitución Nacional para la designación y remoción de
jueces, resintiendo resienten las garantías e independencia que gozan los jueces.
Tan es así, que la Corte Suprema de Justicia de la Nación, al fallar en el caso Rosza, (13) declaró la
inconstitucionalidad de dicho procedimiento de subrogancias, bajo el argumento que el mismo no contemplaba
la participación de los tres organismos que, por mandato constitucional, son los encargados de designar a los
jueces titulares: Consejo de la Magistratura, Poder Ejecutivo y Senado de la Nación.
Asimismo, consideró que el procedimiento de designación debe garantizarla inamovilidad en el cargo y la
intangibilidad del salario del juez subrogante. De lo contrario, se alterarían el principio de división de poderes y
la garantía constitucional de contar con un juez imparcial e independiente.
Por Acordadas 16/07, 22/07 y 24/07 la Corte Suprema de Justicia de la Nación: Reglamenta las
subrogaciones, cayendo en la misma crítica que se hizo en el fallo "Rosza" (establecen que se puede designar
subrogantes a Secretarios, quienes no tienen ni terna del Consejo, ni designación por el Ejecutivo, ni Acuerdo
del Senado).
Posteriormente el Poder legislativo, en mayo de 2008 sanciona la Ley 26.376, que dispone que el
nombramiento de subrogantes será efectuado directamente por las Cámaras de Apelaciones entre jueces titulares
de la misma jurisdicción, o entre una lista de conjueces que confeccionará el Poder Ejecutivo con acuerdo del
Senado de la Nación exclusivamente entre abogados de la matrícula federal.
Para los jueces de las Cámaras de Casación o de Apelación, la ley dispone que las Cámaras serán integradas
por sorteo entre los demás miembros de las mencionadas, luego del mismo modo, con los jueces de la otra
Cámara en el orden establecido en el Decreto-Ley Nº 1285/58
La ley 26.376, ha sido objeto de serios cuestionamiento dado que no ha contemplado la participación del
Consejo de la Magistratura en el proceso de designación provisoria, contrariando así lo dicho por la Corte
Suprema en el caso Rosza.
Como hemos visto, para la designación de jueces subrogantes, no existen reglas claras ni precisas, dejando
librada la selección de subrogancias a las Cámaras, hecho que afecta la garantía de independencia judicial.
El 18 % de la totalidad de los jueces, es decir casi uno de cada cinco, han sido designados por un sistema
diferente al establecido en la Constitución Nacional para acceder a la magistratura.
Si bien las Leyes 26.372 y 26.376 del 21 de Mayo de 2008, reglamentan las subrogancias. Aún no tienen
una aplicación completa, puesto que para la designación de conjueces, los mismos deberán sortearse de una lista
que elabora el Poder Ejecutivo y a la cual le presta acuerdo el Senado; y el Poder Ejecutivo aún no ha elaborado
la misma; por ello, muchas designaciones se siguen haciendo con arreglo a las Acordadas de la Corte Suprema
del año 2007
"La enorme cantidad de jueces subrogantes en funciones y la inacción de los poderes públicos para resolver
esta grave deficiencia son el fiel reflejo del fracaso del Consejo de la Magistratura y de todo el diseño del
sistema de selección de jueces/zas" (14).
con los representantes del estamento de los jueces de todas las instancias y del estamento de los abogados de, la
matricula federal, cuya participación en el cuerpo no aparece justificada en su origen electivo, sino en el carácter
técnico de los sectores a los que representan" (Cons. 18°) "... que "corresponde destacar que la intención del
constituyente al incorporar el art. 114 fue elevar el umbral de garantía de independencia judicial" (Cons. 24°)
"... Para ello, se ha buscado reducir la gravitación político-partidaria en la designación de los jueces, previendo
una integración equilibrada respecto al poder que ostentan, por un lado, el sector político y, por el otro, el
estamento técnico. Esto es, que los representantes de los órganos políticos resultantes de la elección popular no
puedan ejercer acciones hegemónicas o predominar por sobre los representantes de los jueces, de los abogados y
de los académicos o científicos, ni viceversa" (Cons. 28°).
La Corte, al referirse al nuevo sistema de elección de consejeros, señalo "..."resulta inconstitucional"
también porque "rompe el equilibrio al disponer que la totalidad de los miembros resulte directa o
indirectamente emergente del sistema político-partidario", y "vulnera el ejercicio de los derechos de los
ciudadanos al distorsionar el proceso electoral". (Cons. 29°) Que el sistema electoral "... fijado en los arts. 4 y
18 de la Ley N° 26.855 resulta de todos modos constitucionalmente inadmisible al establecer, con el pretexto de
ordenar el proceso electoral, mecanismos que distorsionan el principio de transparencia e igualdad en la oferta
de candidatos (art. 37 de la Constitución Nacional)" (Cons. 36°), así como también, que "resulta irrazonable el
requisito previsto en el art. 18 para adherir la boleta de consejeros a la de legisladores nacionales en cada
distrito, en la medida que requiere que en al menos 18 de los 24 distritos la mencionada adhesión se realice
exclusivamente con agrupaciones de idéntica denominación (...) El Estado no puede implementar un sistema
electoral que coloque en mejor condición a una o unas pocas agrupaciones políticas por sobre el resto. Dentro
del proceso electoral, el rol del Estado es decisivo en la regulación de los medios instrumentales previstos para
canalizar la oferta electoral. En consecuencia, es dable esperar que las normas que regulan el diseño de la boleta
electoral fortalezcan la calidad y transparencia de tal proceso y eviten influenciar o confundir al votante
generando interferencias en el ejercicio de su derecho de seleccionar a las autoridades (...) La exigencia
contenida en el artículo 18, lejos de proteger la integridad, transparencia y eficiencia del proceso electoral,
establece una barrera para la adhesión de boletas que, por no responder a criterios objetivos y razonables,
distorsiona las condiciones de la competencia política y tergiversa la expresión de la voluntad popular"(Cons.
40°).
En conclusión, la Corte Suprema para declarar la inconstitucionalidad de los arts. 2, 4, 18 y 30 de la Ley N°
26.855 y del Decreto N° 577/13, tuvo en consideración que el verdadero sentido que tuvo la incorporación del
Consejo de la Magistratura dentro del sistema institucional argentino, principalmente guiado a dotar al Poder
Judicial de mayor independencia respecto de los Poderes Ejecutivo y Legislativo y mantenerlo ajeno a la
interferencia de los partidos políticos, quedaría absolutamente desarticulado de mantenerse vigente la ley de
reforma, mediante la cual se pretendía convertir al Consejo en un espacio manejado con criterios políticos y
dominado por los intereses de las mayorías oficialistas de turno.
Por último la Corte recordó sus facultades inherentes al control de constitucionalidad, expresando: "...la
atribución que tienen y el deber en que se hallan los tribunales de justicia, de examinar las leyes en los casos
concretos que se traen a su decisión, comparándolas con el texto de la Constitución para averiguar si guardan o
no conformidad con ésta, y abstenerse de aplicarlas, si las encuentran en oposición con ella, constituyendo esta
atribución moderadora, uno de los fines supremos Y fundamentales del poder judicial nacional y una de las
mayores garantías con que se ha entendido asegurar los derechos consignados en la Constitución, contra los
abusos posibles e involuntarios de los poderes públicos" (Cons. 8°).
Dijo además: "La doctrina de la omnipotencia legislativa que se pretende fundar en una presunta voluntad de
la mayoría del pueblo es insostenible dentro de un sistema de gobierno cuya esencia es la limitación de los
poderes de los distintos órganos y la supremacía de la Constitución...," "... ni el Legislativo ni ningún
departamento del gobierno puede ejercer lícitamente otras facultades que las que le han sido acordadas
expresamente o que deben considerarse conferidas por necesaria implicancia de aquéllas (Cons 10°).
En la sentencia de la Corte Suprema se coincidió que "es legítimo" el control de constitucionalidad que
puede realizar la Corte sobre las leyes que apruebe el Congreso de la Nación. Pues: "No es posible que bajo la
invocación de la defensa de la voluntad popular pueda propugnarse el desconocimiento del orden jurídico,
puesto que nada contraría más los intereses del pueblo que la propia transgresión constitucional".
Pues, como ha dicho la mayoría de la Corte Suprema en el fallo objeto de este comentario, "...nada contraría
más los intereses del pueblo que la propia transgresión constitucional"
VI. La Selección de Jueces en el derecho comparado
Hay varios sistemas. Algunos se basan en lo meritocrático con exámenes y carrera judicial. Podemos citar
quizás debemos repensar entre todos los actores de la sociedad un proceso de selección transparente, dentro del
marco que indica la normativa constitucional , que pueda contemplar la participación ciudadana en la fase de
proponer u objetar candidatos, para la selección judicial, con miras a reconquistar esa legitimación social tan
reclamada por el contexto general de la sociedad, hacer una magistratura más eficiente.
Como reflexión final, no debemos olvidar que las personas probas, desempeñarán lealmente su cometido sin
perjuicio del modo en que hubiesen sido designadas, y también ponemos de resalto que gran parte de los
Magistrados argentinos conocen y profesan la regla que indica que un juez debe lealtad a sus convicciones y a la
Constitución y que esta conducta ética debe perdurar ante cualquier método de selección.
Bibliografía
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(*) Abogada, docente de la Universidad de Buenos Aires y Universidad Nacional de Lomas de Zamora,
Especialista en Derecho Procesal, Miembro de la Asociación de Derecho Procesal Constitucional Argentina.
Secretaria del Instituto de Derecho Procesal del Colegio de Abogados de Lomas de Zamora.
(1) Diario Página 12 (14/01/2013), entrevista efectuada a Eugenio R. Zaffaroni por Martín Granovsky.
(2) Aristóteles, Ética a Nicómaco, Libro V, De la Justicia; Santo Tomás, Suma Teológica. Cuestiones, ps.
57 y 58.
(3) Morello, Augusto M. — Sosa, Gualberto L. - Berizonce, Roberto O., "Códigos Procesales en lo civil y
comercial de la provincia de Buenos Aires y la Nación.", tomo I, editorial Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1996,
p. 352.
(4) Alsina, Hugo, Tratado Teórico Práctico de Derecho Procesal Civil y Comercial, tomo I, editorial
Compañía Argentina de Editores, Buenos Aires, 1941, ps. 424/426.
(5) Palabras del discurso del juez israelí Aharon Barak al recibir el Premio Internacional Justicia en el
Mundo, en Madrid, en 14 de mayo de 1999, veáse
www.richtervereinigung.at/internacional/justice/justice315a.htm).
(6) "La inamovilidad judicial", Revista Española de Derecho Administrativo, núm. 11, octubre-diciembre
de 1976, p. 65.
(7) Yofre, Tomás, "Manual de Procedimiento", tomo I, Editorial La ley, Buenos Aires, 1941, ps. 13/5.
(8) Sagüés, Néstor Pedro, "El Consejo de la Magistratura y su inserción en el régimen de reclutamiento de
jueces", JA 1989-IV-890.
(9) Constitución Nacional, Ley Nº 24.430.
(10) Constitución Nacional, Ley Nº 24.430.
(11) La Ley 25.876.
(12) Ley 26.080.
(13) CS, 23/5/2007 - R. 1309. XLII - Rosza, Carlos Alberto y otro s/ recurso de casación.
(14) ADC, ACIJ, CELS, CIPPEC, Poder Ciudadano y la Asociación de Usuarios y Consumidores, 2010.
(15) Corte Interamericana de Derechos Humanos. Apitz Barbera y otros vs. Venezuela, 2008.
(16) " Diario Página 12, entrevista efectuada a Carlos Rozansky por el 26/04/2013.
(17) Diario Página 12, entrevista efectuada del 26/04/2013.
(18) voto disidente fallo R. 369. XLIX., Rizzo. Jorge Gabriel (apoderado Lista 3 Gente de Derecho)
s/acción de amparo el Poder Ejecutivo Nacional, ley 26.855, medida cautelar (Expte. N° 3034/13).
(19) Simon, Dieter, La independencia del juez, Barcelona, Ariel, 1985, p. 11.
(20) R. 369. XLIX. Rizzo. Jorge Gabriel (apoderado Lista 3 Gente de Derecho) s/ acción de amparo e/
Poder Ejecutivo Nacional. ley 26.855, medida cautelar (Expte. N° 3034/13).
(21) R. 369. XLIX. Rizzo. Jorge Gabriel (apoderado Lista 3 Gente de Derecho) s/ acción de amparo e/
Poder Ejecutivo Nacional. ley 26.855, medida cautelar (Expte. N° 3034/13) Cons. 16° del voto en disidencia