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Resumen Kant - Módulo de Filosofía PDF
Resumen Kant - Módulo de Filosofía PDF
- Cuando Descartes llega, después de debatirse con la duda, a la conclusión de “yo existo”,
ese yo existe para él como una cosa “en sí” y “por sí”, como una sustancia absoluta. Del
mismo modo, cuando concibe a Dios y cuando concibe a la realidad material geométrica,
las concibe como una existencia trascendente. Todos estos son residuos del viejo
realismo
- Berkeley deshace la existencia en sí y por sí de la substancia material. Nos dice que esa
substancia que Descartes considera existente por sí y para sí, no existe en sí y por sí;
existe en mí, como mi vivencia; no es sino en cuanto es percibida. Pero todavía conserva
residuos de viejo realismo y es la existencia del yo en sí y por sí.
- Tiene que venir Hume para disipar esa substancia yo, para reducirla a un conjunto de
impresiones, a algo que creamos para explicarnos la coherencia de cohesión de las
vivencias. Pero todavía queda en Hume un pequeño residuo de realismo aristotélico, y es
que esas vivencias, las considera como algo en sí mismo.
> Kant va a esforzarse por demostrar cómo, en la relación de conocimiento, lo que llamamos ser,
es, no un ser “en sí”, sino un objeto, un ser “para” ser conocido, un ser puesto lógicamente por el
sujeto pensante y cognoscente mismo, como objeto de conocimiento, pero no “en sí” ni por sí,
como una realidad trascendente.
> Kant abre un nuevo período para la filosofía, de desenvolvimiento del idealismo
trascendental. Este sistema surge del cruce de las tres grandes corrientes ideológicas que
surcaban el siglo XVIII: 1) el racionalismo de Leibniz; 2) el empirismo de Hume; 3) la ciencia
positiva físico-matemática de Newton.
> La filosofía de Kant arranca de una previa teoría de conocimiento. A diferencia de sus
predecesores, cuando Kant habla de conocimiento se remite a una ciencia físico- matemática ya
establecida por Newton, por lo que su teoría del conocimiento va a significar, no una teoría del
conocimiento posible, deseable, o en proceso, sino de hecho. Eso es lo que él llama el “hecho”
de la razón pura.
> Esa ciencia se compone de juicios, que constituyen la totalidad del saber científico-matemático
y los considera como enunciados lógicos, tesis objetivas, pero no como hechos psíquicos. Todos
estos juicios pueden dividirse en dos grandes grupos:
1) Los juicios analíticos: aquellos juicios en los cuales el predicado está contenido en el
concepto del sujeto (S es P). Ej: el triángulo tiene tres ángulos. Está fundado en el
principio de identidad y no es más que una tautología. Son verdaderos, universales y
necesarios. Son, por tanto, juicios “ a priori”.
2) Los juicios sintéticos: aquellos en los que el predicado no está contenido en el concepto
de sujeto, y donde el juicio consiste en unir sintéticamente dichos elementos
heterogéneos (S y P). Ej: el calor dilata los cuerpos. El fundamento de legitimidad de los
juicios sintéticos está en la experiencia. Tienen una validez limitada, son particulares y
contingentes. Son, por tanto, juicios “a posteriori”.
> ¿Cuál de estas dos clases de juicios constituyen el conocimiento científico físico- matemático?
No es posible que el conocimiento científico esté formado por juicios analíticos, porque son
puras tautologías y no sirven para descubrir verdades nuevas. Tampoco es posible que la ciencia
esté construída por juicios sintéticos, porque su legitimidad y validez se encuentra limitada al
aquí y ahora. Ahora bien, los postulados en la ciencia no son ni sintéticos, ni analíticos, sino que
tienen la virtud de ser “a priori” (universales y necesarios), a la vez que se fundan sobre la
experiencia y permiten ampliar el conocimiento: son juicios sintéticos a priori.
> El problema para Kant consistirá en mostrar cómo es posible que existan juicios sintéticos a
priori, qué condiciones tienen que darse para que sean posibles. Lo primero que hace es demostrar
que las ciencias efectivamente están constituidas por juicios sintéticos a priori.
> ¿Cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en la matemática? ¿Cómo son posibles los
juicios sintéticos a priori en la física? ¿Son posibles los juicios sintéticos a priori en la metafísica? A
contestar estas tres preguntas está destinada toda la filosofía de Kant.
> Los lógicos distinguen dos tipos de inferencia o conclusión: la deducción y la inducción. Si la
deducción parte de un concepto general para extraer de él lo que había contenido dentro de su seno,
en cambio la inducción parte de hechos particulares, de observaciones, de experimentaciones para
luegos amplificar la validez de estas observaciones, todas ellas particulares y contingentes, y
extenderla, darle un ámbito y una validez universal y necesaria. La legitimidad de la deducción se
comprende muy bien, ya que es simplemente la aplicación del principio de identidad. Sin embargo,
la legitimidad de la inducción, que a refiere a la legitimidad de los juicios sintéticos a priori , resulta
un problema.
> Kant divide este problema en tres partes, divide el conocimiento en tres grandes grupos. Primero,
el conocimiento matemático, que nos pone en presencia de todas las formas universales posibles de
todos los objetos, de todo ser, de toda existencia. Segundo, el conocimiento físico (en un sentido
amplio), de la realidad misma, de la naturaleza y todos los objetos reales en general. Y tercero, el
conocimiento metafísico, que refiere a aquellos objetos que no son accesibles por la experiencia.
> Los juicios sintéticos a priori son posibles en la matemática, porque ella se funda en el espacio y
en el tiempo. Ahora bien, el espacio y el tiempo no son realidades metafísicas ni físicas, que tengan
existencia en sí y por sí, sino que son formas de nuestra capacidad o facultad de percibir, formas de
la intuición.
> Para llegar a este resultado, Kant tiene que demostrar tres cosas: 1) que el espacio y el tiempo son
puros, a priori, que no proceden de la experiencia; 2) que el espacio y el tiempo no son conceptos de
cosas reales, sino intuiciones; y, 3) que ese espacio y tiempo, intuiciones puras, a priori, son en
efecto el fundamento de la posibilidad de los juicios sintéticos en la matemática. Y en efecto, Kant
desenvuelve todo su desarrollo en estas tres cuestiones fundamentales. Las dos primeras las trata
juntas en lo que denomina exposición metafísica, y la tercera la trata en la exposición
trascendental.
> ¿Qué entiende Kant por exposición metafísica del espacio? La palabra metafísica tiene en Kant un
significado ambiguo. El primer sentido que le da, refiere al conjunto de aquellos conocimientos que
sirven de fundamento a la ciencia empírica de la naturaleza, como primeros principios de una
ciencia. En el segundo sentido, metafísica significa el conocimiento de aquellos objetos que no
están en la experiencia, como Dios, la inmortalidad del alma, la libertad de la voluntad, etc.
> La exposición metafísica del espacio va a mostrar que el espacio es el fundamento sobre el cual se
asientan las matemáticas, y en este sentido usa la palabra metafísica. Consta de dos tesis.
> Trascendente significa lo que existe en sí y por sí, independiente de mí. En toda vivencia hay la
vivencia misma que es inmanente al yo, y hay objeto de la vivencia que es trascendente al yo.
> Para Kant, el objeto de conocimiento no es un objeto cuya realidad sea en sí y por sí, sino que ella
tiene una realidad objetiva, cuya objetividad no es lo que es, sino en relación con el sujeto. Remite
aquí a que la estructura fundamental de todo conocimiento es la correlación de sujeto y objeto, de
suerte que el objeto es para el sujeto y el sujeto es en tanto conoce al objeto. Para designar Kant esta
cualidad o propiedad de lo objetivo que no es en sí mismo, pero que es el término al cual va
enderezado el conocimiento, usa la palabra trascendental, o sea la palabra trascendente
modificada.
> Para que algo sea objeto del conocimiento, es preciso que se den ciertas condiciones en el sujeto.
Los supuestos que partiendo del sujeto han de realizarse para que el objeto sea en efecto objeto de
conocimiento en la correlación, son lo que Kant llama condiciones trascendentales de la
objetividad.
> La exposición va a consistir en demostrar que ese espacio, que el sujeto pone por propia
necesidad de las formas de aprehensión, ese espacio a priori, es la condición de la cognoscibilidad
de las cosas. Si no fuera por ello, esas cosas no serían objeto de conocimiento, serían cosas en sí, de
las cuales no podríamos hablar. El conjunto de nuestras sensaciones y percepciones carecería de
objetividad, no sería para nosotros objeto propuesto a nuestro conocimiento, sino pusieramos
nociones que las conviertan en objetos de conocimiento; son varias, pero la primera de todas es el
espacio.
> ¿Cómo se explica la correspondencia entre lo que encontramos en la realidad sensible y aquello
que hemos estudiado en la geometría pura? Aquí nos encontramos con el problema de las relaciones
de las substancias. Resulta que cualquier intuición sensible tendrá que tener la forma del espacio. El
espacio es la forma de la sensibilidad. Nuestra facultad de tener sensaciones es la que imprime a
las sensaciones la forma del espacio. Por consiguiente, todo lo que hemos derivado de nuestra
facultad de tener sensaciones, del puro espacio, tiene que tener su aplicación, en concreto, en cada
una de las sensaciones que tengamos, puesto que el espacio no es una cosa, sino una forma a priori
de todas las cosas.
> Los juicios sintéticos a priori en las matemáticas son posibles porque se basan en el espacio y en
el tiempo, los cuales no son cosas, sino la condición de posibilidad de las cosas. Esto es, que las
condiciones de posibilidad del conocimiento matemático son al mismo tiempo condición de
posibilidad de los objetos del conocimiento matemático.
> El acto de conocer tiene, por tanto, dos caras. Una cara consiste principal y fundamentalmente en
poner lo objetos que luego se van a conocer; y al poner los objetos, se imprimen en ellos los
caracteres que luego, lenta y discursivamente, el conocimiento va encontrando en ellos. Ponemos
pues, a los objetos reales, los caracteres de espacio y tiempo y como les hemos proyectado a priori
ese carácter de espaciales, luego encontramos constantemente en la experiencia ese carácter, puesto
que previamente se lo hemos inyectado.
> Esta segunda parte refiere al estudio de mismo problema. pero aplicado a la aritmética. Kant
procede de la misma manera que procedió con el estudio de la geometría (y del espacio): hace
primero una exposición metafísica del tiempo y luego una exposición trascendental del tiempo.
> Que el tiempo es a priori, independiente de la experiencia, se advierte con sólo reflexionar que
cualquier percepción sensible es una vivencia y que toda vivencia es un acontecer, lo que significa
que en el curso del tiempo algo viene a ser. Este algo que sobreviene en nosotros, sobreviene ahora,
o sea después de algo que sobrevino antes y antes de algo que va a sobrevenir después; es decir que
ya implica tiempo. A su vez, podemos pensar muy bien al tiempo sin acontecimientos, pero no
podemos en manera alguna concebir un acontecimiento sin el tiempo.
> El tiempo es también intuición, lo que quiere decir que no es concepto. Porque no hay muchos
tiempos, sino uno solo. La unidad y la unicidad del tiempo lo califican como algo de lo cual no
podemos tener conceptos sino solamente pura intuición.
> Esta exposición está encaminada a demostrar que el tiempo, la intuitividad y el apriorismo del
tiempo, son la condición de posibilidad de los juicios sintéticos en la aritmética. Para poder realizar
sumar, restar, multiplicar o dividir, es indispensable que hayamos supuesto como base de nuestras
operaciones eso que llamamos la sucesión de los momentos en el tiempo. Sólo sub-poniendo la
intuición pura del tiempo a priori es posible que construyamos la aritmética.
> De esta manera llega Kant a la conclusión que el espacio y el tiempo son las formas de la
sensibilidad, y por sensibilidad entiende la facultad de tener percepciones. Ahora bien, el espacio es
la forma de la experiencia o percepciones externas; el tiempo es la forma de las vivencias o
percepciones internas. Mas toda percepción externa tiene dos caras: es externa por uno de sus lados,
por cuanto se nos presenta un elemento, pero es interna por otro de sus lados, por cuanto que al
mismo tiempo que yo percibo la cosa voy dentro de mí, sabiendo que la percibo, y cuyo en”mi”
mismo acontece esa vivencia. Por consiguiente, el tiempo tiene una posición privilegiada por ser
una forma de la sensibilidad externa e interna, mientras que el espacio es externa.
> El idealismo trascendental se propone descubrir las condiciones que el objeto ha de tener para ser
objeto a conocer, para ser objeto cognoscible. Es absolutamente indispensable que las condiciones
de cognoscibilidad latentes en el objeto no le pertenezcan al objeto “en sí mismo”, sino que le
pertenezcan en cuanto que el sujeto las ha supuesto en el objeto. En esta indisoluble correlación del
sujeto y el objeto, está la clave del idealismo trascendental.
ANALÍTICA TRASCENDENTAL:
> Una vez que hemos estudiado, a través de la estética trascendental, las condiciones de posibilidad
que determinan a priori la forma de todo objeto posible, hay que pasar al estudio de los objetos
mismos, de los objetos reales. ¿Cómo es posible que nosotros tengamos conocimiento a priori de
objetos reales?
> Sabemos que las cosas que existen están regidas por leyes, tienen una substancia, están
compuestas de propiedades, que son todas ellas efectos de causas y causas de efectos. Todo esto lo
sabemos a priori, porque las cosas no nos pueden proporcionar semejante conocimiento. Las cosas
envían impresiones y nada más que impresiones; pero ninguna cosa nos envía la esencia como
impresión, por lo que esas causas, esas esencias no están en nuestra percepción sensible.
> ¿Qué es la realidad? Descartes llama realidad que a un pensamiento le corresponda un objeto
allende al pensamiento; por eso dice que puede, perfectamente, no incurrir jamás en ningún error,
con sólo tener cuidado de no afirmar ni negar ningún pensamiento. Pero esa realidad no será puesta,
afirmada, no tendrá validez plena, si no juzgo, si yo no formulo un juicio que diga que ese
pensamiento es pensamiento de esa realidad. En ese sentido comprende Kant la realidad: decir que
algo es real, no es ni más ni menos que considerar este sujeto como posible de una multitud de
juicios, de afirmaciones o de negaciones. Porque yo no puedo afirmar ni negar nada de algo si ese
algo no tiene realidad. La función fundamental de los juicios es, pues, poner la realidad. Luego que
está puesta determinarla. O mejor dicho, en el mismo momento que determinamos una realidad, la
ponemos.
> Si la realidad consiste en ser sujeto de juicio, entonces la función intelectual de formular juicios
será, al mismo tiempo, la función ontológica de establecer una realidad. Esta identificación entre
ambas funciones, sirve a Kant para reducir todas las verdades de toda realidad posible. En efecto,
las variedades de todo juicio posible contendrán en su seno las variedades de toda realidad posible.
¿cuáles son las formas diferentes del acto de juicio?
4.3. Clasificación lógica de los juicios.
> En la lógica formal los juicios suelen dividirse según cuatro puntos de vista y desde cada uno de
estos puntos de vista, los juicios se dividen en tres tipos de juicios:
1) según la cantidad, los juicios se dividen en: 1. individuales, cuando el sujeto sea tomado
individualmente (este A es B); 2. particulares, cuando el sujeto sea un concepto tomado en
parte (algunos A son B); 3. universales, cuando el sujeto sea un concepto tomado en toda su
extensión (todo A es B).
2) según la cualidad, los juicios se dividen en: 1. afirmativos, aquellos que predican el
predicado del sujeto (A es B); 2. negativos, aquellos que no predican el predicado del sujeto;
3. infinitos, aquellos que predican del sujeto la negación del predicado.
3) según la relación, los juicios se dividen en: 1. categóricos, que afirman sin condición alguna
el predicado del sujeto (A es B); 2. hipotéticos, que no afirma el predicado del sujeto más
que condicionado (si A es B, entonces C); 3. disyuntivos, aquel en que se afirman alternativa
y exclusivamente uno u otro predicado, o varios predicados (A es B, o C, o D).
4) según la modalidad, los juicios se dividen en: 1. problemáticos, aquellos donde se afirma
del sujeto el predicado como posible (A puede ser B); 2. asertóricos, aquellos donde el
predicado se afirma como predicado efectivo del sujeto (A es B); 3. apodícticos, aquellos
donde el predicado se afirma del sujeto como teniendo que ser necesariamente predicado del
sujeto (A es necesariamente B).
> Las diferentes variedades en que puede presentarse la realidad. estarán todas ellas contenidas en
las diferentes formas de los juicios que acabamos de enumerar. Basta con extraer de cada una de
esas formas de juicio, la forma correspondiente de realidad, y obtendremos las 12 categorías:
> Kant intentará demostrar aquí que las condiciones de conocimiento son al mismo tiempo las
condiciones de la objetividad. ¿Qué condiciones de conocimiento necesitan darse para que haya
conocimiento científico? Necesita haber objetos, porque sin objetos no hay conocimiento; se
necesita que esos objetos que hay tengan un ser, porque el conocimiento es la elucidación del ser de
los objetos; se necesita que estos objetos que hay y que tienen un ser estén entre sí relacionados
como causa y efecto, porque si los objetos no estuviesen regidos por ninguna ley no habría
conocimiento posible. Todas lo que las categorías expuestas anteriormente nos dicen, son las
condiciones sin las cuales no habría conocimiento.
> Ahora bien, ¿cómo tenemos nosotros esas condiciones? Si todas las condiciones de conocimiento
hubieran de sernos proporcionadas por las impresiones sensibles, que las cosas nos envían, entonces
tendría razón Hume; y no podríamos tener seguridad alguna en el conocimiento científico. Pero si
las impresiones no no las han dado, entonces somos nosotros las que las hemos puesto en las cosas.
> Si las condiciones elementales de la objetividad en general, del ser objeto, no son, no pueden ser
enviadas por las cosas a nosotros, puesto que las cosas no nos envían más que impresiones, no hay
más que hacer lo mismo que Copérnico y decir que son las cosas que se ajustan a nuestros
conceptos y no nuestros conceptos que se ajustan a nuestras cosas. Las categorías, por consiguiente,
son conceptos, pero conceptos puros, a priori, que no obtenemos extrayendo de las cosas, sino que
nosotros imprimimos a las cosas.
> Y lo que ha hechos Kant aquí ha sido eso: eliminar por completo el residuo de realismo
aristotélico y fijar la correlación fundamental del sujeto y el objeto en el conocimiento. El objeto del
conocimiento no es objeto sino en tanto se provea de las condicione de conocimiento. ¿Qué
diferencia hay entre sujeto cognoscente y el yo? El yo es la unidad puramente vital de nuestro ser;
pero cuando el yo se convierte en sujeto cognoscente, ese acto consiste en proponerse el objeto a
conocer, en prestar, imprimir en las cosas los caracteres categoriales del ser. Pues lo que quiere
decir Kant, es que lo que el yo eso cuando se convierte en sujeto cognoscente lo es en relación al
objeto a conocer, y lo que el objeto a conocer es, lo es en relación al sujeto cognoscente. Ni sujeto
ni objeto son en sí, si no que son fenómenos.
DIALÉCTICA TRASCENDENTAL:
> La metafísica tiene pretensión de conocer las cosas en sí mismas, de llegar por medio de
razonamientos puramente apriorísticos a la captación del ser en sí. Cree poder demostrar que el
sujeto cognoscente, independientemente que sea sujeto cognoscente, es en sí y por sí un alma, y
que esa alma es simple y por tanto inmortal; que el objeto a conocer constituye en sí y por sí una
substancia, el universo; y asegura que por medio de razonamientos puros puede llegar a conocerse
la cosa en sí y por sí que contiene en su seno la razón de todas las demás cosas, o sea Dios. Ahora
bien, en las demostraciones anteriores Kant expone que el conocimiento es conocimiento de las
cosas, no en sí, sino en cuanto se han convertido en objeto de conocimiento. ¿es entonces posible la
metafísica?
> Kant abordará esta pregunta en su desarrollo de la dialéctica trascendental, que lleva dicho
nombre porque en ella se verifica una discusión de la razón consigo misma. La solución va a ser
negativa. Kant nos va a decir que la metafísica como conocimiento científico es imposible, porque
nos encontramos con una disciplina que quiere eludir con las condiciones indispensables de todo
conocimiento expuestas en la estética y la analítica trascendental. Hemos visto que todo
conocimiento es y se verifica como confluencia de: elementos formales- determinados por las
condiciones a priori del espacio, el tiempo y las categorías- que se imprimen sobre el material
proporcionado por la percepción sensible; y elementos materiales o de contenido, que son la
percepción sensible que, amoldándose y sujetándose a los elementos formales. constituye lo que
llamamos objetividad, la realidad del objeto a conocer. Pero la metafísica pretende que existe en la
razón humana la posibilidad de un acto de aprehensión cognoscitiva que recaiga no sobre
fenómenos, no sobre objetos a conocer, sometidos al espacio, el tiempo y las categorías, sino sobre
las cosas en sí misma.
> Kant intentará demostrar punto por punto esta falta que comete, en dónde está y en qué consiste la
ilusión de la metafísica. Esos objetos o cosas en sí, a las conquista de las cuales se encamina, no nos
son dadas en la experiencia sensible; no hay ninguna cosa en el espacio y en el tiempo que sea eso
que llamemos alma, universo o Dios. ¿ Cómo llega la razón a formar estos objetos: alma, universo,
Dios? La razón llega a estos objetos porque es un poder de síntesis de ilusiones, de unión entre
algo y algo. Este poder sintético de la razón se documenta esencialmente en los juicios. Pero en la
metafísica la razón hace funcionar su capacidad de síntesis incansablemente: lo que llamamos alma
es la síntesis que la razón verifica de todas nuestras vivencias; el universo condensa el total de todo
cuanto puede contraponerse al yo pensante; y en Dios ha hecho ya la suprema síntesis, donde está
contenida la razón última de todo.
> A esas unidades supremas. totalitarias, Kant les da el nombre de ideas. El sentido que le otorga a
la palabra idea difiere de sus usos anteriores en la filosofía, y refiere justamente a esas unidades
absolutas que la razón, saltando por encima de las condiciones del conocimiento, construye más
allás de los límites de toda experiencia posible. Lo importante a remarcar aquí, es que estas síntesis
totalitarias se fundamentan en algo, no son azarosas; entre las condiciones de conocimiento posible-
y por tanto de la posibilidad de objetividad- se encuentra la condición que todo fenómeno es por
una parte condicionado por otro anterior y por otra parte condiciona al que le sigue, esto es la
causalidad.
> Ese afán de la razón de pasar de una condición a otra y a otra, revela su aspiración en el fondo de
sí misma a llegar a lo incondicionado, a lo absoluto en una serie relativa de cada una de las
vivencias y de los fenómenos físicos. Entonces, en vez de ir de condición en condición, en una
proceso infinito, salta sobre la serie, toma su totalidad y la sintetiza en una idea y estatuye el alma,
el universo y Dios, precisamente como unidades incondicionadas de esas series infinitas
condicionadas. Este salto ilegítimo de lo condicionado a la totalidad condicionada es justamente el
que la metafísica comete en cada uno de sus estudios, que Kant abordará en detalle.
> En primer lugar, ataca Kant a lo que él llama psicología racional, o sea la parte de la metafísica
encaminada a mostrar que el alma es simple y por consiguiente inmortal. Nos hace ver que no
podemos, sin transgredir las leyes esenciales del conocimiento, considerar el alma como una cosa a
conocer. El alma no puede ser un fenómeno dado en la experiencia, porque los fenómenos anímicos
que constituyen la experiencia se presentan como una serie constante de vivencias, no como una
totalidad. Y concebir el alma, encontrar esa substancia simple e inmortal, supone sacar el tiempo de
nuestras vivencia. Justamente esa es la trasgresión que se comete, al presentar a la substancia alma
como una totalidad que está por fuera del tiempo.
5.4. Antinomias de la razón pura.
> En segundo lugar, ataca Kant al problema del universo. El método de discusión en esta parte
consiste en lo que llama antinomias de la razón: si aceptamos el punto de vista de los metafísicos
y consideramos al universo como una cosa en sí e intentamos predicar del universo propiedades
metafísicas, nos encontramos con que podemos predicar afirmaciones contradictorias y, sin
embargo, igualmente demostrables, con igual fuerza probatoria. Cada antinomia consiste en la
oposición de una tesis y una antítesis, y Kant reconoce cuatro (ver en apunte, p. 300):
> En las dos primeras antinomias la falla, el error, consiste en que se ha tomado al tiempo y al
espacio como cosas en sí mismas, en vez de tomarlos como formas que nuestra facultad de conocer
aplica o imprime en los fenómenos; por consiguiente la solución consiste en decir que son falsas las
tesis y las antítesis, porque se parte de un supuesto contrario a las leyes y condiciones del
conocimiento. En las dos últimas antinomias, las tesis se tomas en el sentido ajustado a las leyes de
conocimiento, porque asumen la causalidad, mientras que las dos antítesis se refieren a las cosas en
sí mismas; las tesis son válidas en el mundo de los fenómenos, mientras que las antítesis son válidas
en el mundo de los noumenos. ¿Qué quiere decir esto? Que si en efecto se encuentra una vía distinta
de la del conocimiento, que nos conduzca a las cosas metafísicas, entonces las tesis son válidas para
esa actividad, no cognoscitiva, que no haya podido conducir a las realidades metafísicas.
> Kant agrupa las pruebas tradicionales de la existencia de dios en tres argumentos principales:
> La crítica de la razón pura nos conduce a la conclusión de que la metafísica es imposible, pues
comete la falla de querer conocer lo incognoscible. Pero la metafísica es imposible como
conocimiento científico, ¿no habrá otra vía. otro camino, que no sea el conocimiento científico,
teórico y que nos conduzca a las cosas en sí de la metafísica? La dialéctica trascendental elimina la
metafísica como conocimiento teorético, pero elimina también aquellos ataque que el conocimiento
científico pueda hacer a otra metafísica que no esté basada en la actividad cognoscitiva de la razón,
sino en otras actitudes. Inaugura ahora Kant unas nuevas bases para la metafísica, no sólo posible,
sino real, pero basada no en la conciencia cognoscente, no en el conocimiento racional, sino en
otras actividades de la conciencia humana.
FUNDAMENTOS MORALES DE LA METAFÍSICA:
> Entre otras, hay una forma de la actividad espiritual que podemos condensar en el nombre de
conciencia moral, y que contiene dentro de sí un cierto número de principios en virtud de los
cuales los hombres rigen su vida. Acomodan sus conductas a estos principios, y a su vez, tienen en
ellos una base para formular juicios morales. Esa conciencia moral es un hecho, tan real y efectivo
como el conocimiento.
> En ese conjunto de principios que constituyen la conciencia moral, encuentra Kant la base que
puede conducir al hombre a la aprehensión de los objetos metafísicos. A ese conjunto de principios
los denomina razón práctica, para mostrar que en la conciencia moral actúa algo que, sin ser razón
especulativa, se asemeja a la razón. Son también principios racionales, principios evidentes de los
cuales podemos juzgar por medio de la aprehensión interna de su evidencia; es la razón aplicada a
la acción, a la práctica, aplicada a la moral.
> Kant reconoce que los calificativos morales (bueno, malo, moral, inmoral, meritorio,
pecaminoso, etc.) no pueden predicarse de las cosas, porque son indiferentes al bien y al mal; sólo
pueden predicarse de las personas. Las personas verifican actos y en la verificación de estos actos
hacen algo, estatuyen una acción; y esa acción podemos distinguir dos elementos: lo que
efectivamente se hace y lo que se quiere hacer. Los calificativos morales no convienen al contenido
de los actos, a la materia del acto, sino a la voluntad misma de las personas.
> Todo acto se presenta a la razón, a la reflexión como un imperativo. Esa forma de imperativo,
que es la rúbrica general en que se contiene todo acto inmediatamente posible, se especifica según
Kant, en dos clases de imperativos. Por un lado, los imperativos hipotéticos, en la que se sujeta el
mandamiento, el imperativo mismo, a una condición (si A, debes B); el imperativo está limitado, no
es absoluto, no es incondicional. Por el otro, los imperativos categóricos son aquellos en que la
imperatividad, el mandato, no está puesto bajo condición alguna; impera incondicionalmente,
absolutamente, no relativa y condicionalmente.
> Para que una acción sea moral es menester que algo acontezca no en la acción misma y su
concordancia con la ley, sino en el instante que antecede a la acción, en el ánimo o voluntad de
quien la ejecuta. Una voluntad no se resuelve a hacer algo por esperanza de recompensa o por
temor, pierde todo valor moral. Decimos que un acto moral tiene pleno mérito moral cuando la
persona que lo verifica ha sido determinada y a verificarlo únicamente por ese acto moral debido.
Para Kant una voluntad es plena y realmente pura, cuando sus acciones están regidas por
imperativos auténticamente categóricos.
> Kant plantea la necesidad de expresar la ley moral en una concepción donde quede
completamente aclarado el fundamento de esta ley, por un lado, y de la voluntad pura, por el otro.
Esto lo consigue distinguiendo entre autonomía y heteronomía de la voluntad: la voluntad es
autónoma cuando ella se da a sí misma su propia ley, y heterónoma cuando recibe pasivamente la
ley de algo o de alguien que no es ella misma. Toda ética, como las éticas de los mandamientos o
castigos, son siempre heterónomas, porque el fundamento determinante de la voluntad es la
consideración que el sujeto ha de hacer de lo que le va a acontecer si cumple o no cumple.
Sólamente es autónoma aquella formulación de la ley moral que pone en la voluntad misma el
orígen de la propia ley; una ley que no sea de contenido empírico, sino puramente formal.
6.7. La libertad.
> Si la conciencia moral es un hecho, tendremos que extraer también las condiciones de la
posibilidad del conocimiento de la conciencia moral. Ela no es conocimiento, no nos presenta la
realidad esencial de algo, sino que es un acto de valoración; y ese acto de valoración, que no es de
conocimiento, es el que no pone en contacto directo con otro mundo, que no es el mundo de los
fenómenos, de los objetos a conocer, sino un mundo puramente inteligible. Es el mundo de unas
realidades suprasensibles, inteligibles, a las cuales llegamos con directas intuiciones de carácter
moral que nos ponen en contacto con esa otra dimensión de la conciencia humana, que es la
dimensión no cognoscitiva, sino valorativa y moral.
> Nuestra personalidad total es la confluencia de dos focos: uno, nuestro yo como sujeto
cognoscente que se expande ampliamente sobre la naturaleza en su clasificación de objetos, en la
reunión y concatenación de causas y efectos y su desarrollo en la ciencia; ese mismo yo es también
conciencia moral y superpone a todo ese espectáculo de la naturales, una actividad estimativa,
valorativa, que se refiere a sí misma como agente, y que se refiere a otros en la misma relación.
6.8. La inmortalidad.
> El primer postulado con que Kant inaugura la metafísica es el de la libertad de la voluntad, con
el cual pone en pie ese mundo inteligible de cosas en sí. El segundo postulado, es el de la
inmortalidad. Si la voluntad humana nos permite penetrar ese mundo inteligible, nos ha enseñado
que ese mundo inteligible no está sujeto a las formas del espacio, de tiempo y de categorías. El alma
humana, la conciencia moral, la voluntad libre, es ajena al espacio y al tiempo.
> En el transcurso de nuestra vida, en el mundo sensible, cada una de nuestras acciones puede, y
debe, ser considerada desde dos puntos de vista distintos: considerada como un fenómeno que se
efectúa en el mundo, tiene sus causas y está determinada; y como la manifestación de una voluntad,
que no cae bajo el aspecto de la causa y la determinación, sino bajo el aspecto del deber, ergo de lo
moral o inmoral. Para que se cumpla la ley moral es preciso que el dominio de la voluntad libre
sobre la voluntad psicológica determinada sea cada vez más íntegro y completo; la completa
dominación de la determinación oriunda de los fenómenos sensibles en la experiencia, para
sujetarlos bajo la ley moral, constituye un ideal al que denomina santidad. En ese otro mundo el
ideal se realiza.
6.9. Dios.
> El tercer postulado de la razón práctica es la existencia de Dios, y refiere al aseguramiento de que
en mundo inteligible no hay abismo entre el Ideal y la realidad, no hay separación o diferenciación
entre lo que yo quisiera ser y lo que soy. Ello se contrapone a la tragedia del abismo dentro de
nuestra vida fenoménica, existente entre la conciencia moral, que tiene exigencias ideales, y la
realidad fenoménica, que sigue su curso natural de causas y efectos sin preocuparse para nada de la
realización de esos valores morales. Es absolutamente necesario que tras este mundo, en un lugar
metafísico allende a este mundo, esté realizada esta plena conformidad entre lo que es y lo que debe
ser. Y esa unión sintética de lo más real que puede haber con lo más ideal que puede haber, es lo
que Kant llama Dios.
> Kant termina su sistema filosófico con la proclamación de la primacía de la razón práctica
sobre la razón pura, ya que es quien puede lograr lo que la razón teorética no pudo: conducirnos a
las verdades de la metafísica. Por tanto, la razón teorética está al servicio de la razón práctica,
porque no tiene por función más que el conocimiento de este mundo real, subordinado, que es como
un tránsito o paso al mundo esencial de las cosas en sí mismas. Todo conocimiento es un
conocimiento puesto al servicio de la ley moral.
> Aquí aparece la idea histórica de progreso, para la cual los objetos metafísicos son al mismo
tiempo ideales, focos hacia los cuales la realidad común camina. La realidad histórica, entonces,
adquiere sentido. Esto abrirá nuevos problemas en la filosofía.