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Capitulo Dos
La edad Dorada
En los Estados Unidos previos al new deal, era al igual que los estados
unidos del siglo 21, un lugar de desigualdades manifiestas por lo que
respecta a la mala distribución del poder y la riqueza y en el que un sistema
político no representaba los intereses de la mayoría.
El poder del estado era utilizado para preservar los intereses de quienes
contaban con posesiones resultan mucho más extremados de cuanto
quepa ver hoy en día.
Desde el final del periodo de reconstrucción nacional en la década de
19030 con el término de Larga Edad Dorada entendiendo por tal una etapa
histórica definida primordialmente por elevados niveles de desigualdad
económica persistente.
Cabe indicar que las clases medias no surgen espontáneamente a medida
que la economía de un país va alcanzando cierta madures, sino que han de
verse creadas a través de acciones políticas específicas.
El elevado nivel de desigualdad que prevaleció durante la larga edad
dorada, al igual que la notoria desigualdad de nuestros tiempos, nos hacía
sino reflejar en parte la débil posición negociadora en que se hallaba los
trabajadores.
La prevalencia de una desigualdad no impidió que los trabajadores
pudieran disfrutar de una parte de los frutos del progreso económico, ya
que aun resultaba elevada dicha desigualdad.
En 1920 gozaban de una situación económica mucho mejor para la época
de 1870, con relación a estos en aquella época los obreros de las ciudades
no dejaron de observar una notoria y prolongada mejora en sus condiciones
de vida.
En medio de la opulencia de unos pocos, persistía por tanto la miseria de
aquellos infortunados que hubieran perdido su empleo, hubieran sufrido un
accidente de trabajo o simplemente hubieran llegado al a vejez sin contar
con hijos que los mantuvieran.
Esto explica desde el momento en que, con anterioridad a la escasa de
1930 el gobierno no puso en marcha ninguna política significativa de
redistribución de los ingresos.
Para esa época que podía explicar ese largo predominio conservador en un
país en el que la demanda de imponer mayores cargas fiscales sobre los
ricos y de ayudar así a los necesitados habría tenido que suponer
necesariamente un masivo apoyo electoral mayoritario…
La des posición efectiva del derecho al voto de que eran objeto muchos
trabajadores estadounidenses, la población negra del sur, los inmigrantes
que en conjunto representaban casi una cuarta parte de la población del
país y, la más pobre con diferencia.
Haciendo causa común la constituye y el abismo cultural y social que
mediaba entre los inmigrantes y la población autóctona.
En resumen, durante la Larga edad dorada, tal como sucede en la
actualidad, los conflictos de orden político y cultural existentes entre
quienes compartían unos mismos intereses económicos impidieron la
aparición de una alternativa política que pudiera considerarse efectiva a la
extrema desigualdad económica.
La diferencia entre aquellos tiempos y los nuestros es que las diferencias
imperantes en la larga edad d dorada resultaban mucho más acusada que
hoy.
Capitulo Tres
Para 1950, los Estados Unidos “llevaba puesto un próspero traje de clase
media” mientras el país constituía un oasis de consenso: Demócratas y
republicanos presentan una sorprendente coincidencia en cuanto sus
programas de cara al futuro y a su pensamiento político
Los sindicatos se habían convertido en instituciones sólidamente asentadas
y los granjeros entrevistados por el reportero de Time, no dejaron den
afirmar jovialmente que, si los subsidios agrarios eran socialismo, entonces
ellos eran socialistas.
Para la época ciertamente las injusticias sociales aun persistían por
doquier, desde el momento en que la segregación racial seguía imperando
en el sur y en que el trato abiertamente discriminatorio dado a las mujeres
representaba la norma en todo el país.
Sin embargo, los trabajadores comunes y corrientes y sus familias y tenían
motivos fundaos par sentir que participaban de la prosperidad general del
país más que nunca, al tiempo que, por otra parte, los ricos lo eran en
mucha menor medida que una generación atrás.
Krugman indica que en la actualidad estamos viviendo una segunda edad
dorada, que corre pareja con la vertiginosa desaparición de la sociedad de
clases media surgida en la posguerra, fenómeno negativo que obedece a
fuerzas que se escapan del control.
El proceso histórico de la gran compresión constituye un poderoso
revulsivo contra el falismo (krugman) y la prueba de que las reformas
políticas pueden generar una distribución más equitativa de los ingresos,
favoreciendo al mismo tiempo unas mejores condiciones para el desarrollo
de la democracia.
Franklin Delano, Roosvelt, y Harry Truman consiguieron implantar una
profunda redistribución “hacia abajo” de los ingresos y la riqueza que hizo a
los estadounidenses mucho más iguales que antes.
Pero existía una opinión de que un ciclo natural de desigualdad impulsado
por las fuerzas de mercado y que ha llegado a ser conocido como la curva
de kuznets.
No solo sin que la economía se viera afectada por ello sino sentando las
bases para una generación que perduraría a lo largo de varias
generaciones.
Cabe resaltar que la mayoría de los ciudadanos estadounidenses se
hallaba en condiciones por vez primera de llevar una existencia material
digna.
Sin embargo, a mediados de la década de 1980 se hizo evidente que ese
no era el final de la historia y que la desigualdad volvía a incrementarse,
inducido en buena parte por una alteración en el equilibrio del poder
político, esa repentina disminución experimentada por las fortunas de los
pudientes puede explicarse con Impuestos.
En el apogeo de los sindicatos durante esa época, todo lo que sabemos
sobre ellos nos indica que su nuevo poder supuso un factor decisivo de
cara al advenimiento de una sociedad de clases medias.
En primer lugar, los sindicatos promovieron un aumento de salario para sus
afiliados, contribuyendo también, de forma indirecta y en menor modo, a
que trabajadores del mismo sector percibieran también mayores salarios.
En segundo lugar, los sindicatos también contribuyeron a acotar las
distancias que separaban las retribuciones de que eran objeto los propios
trabajadores, negociando mayores subidas para los peor pagados y
menores para aquellos con un mejor salario.
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Capitulo Cinco