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LA BANCA EN VENEZUELA
Participante:
Darlenis Cervantes
CI. 22.670.590
La provincia de Venezuela o de Caracas era uno de los dominios pobres del imperio
español hasta mediados del siglo XVII, según los informes y solicitudes enviados por los
gobernadores y otros funcionarios a los reyes de España, en los cuales daban testimonio
de la extrema pobreza, escasez de fondos y múltiples dificultades que limitaban el accionar
burocrático y el normal desarrollo de las actividades en la colonia de esa época, es decir, el
resultado de la política mercantilista aplicada por el régimen colonial y según la cual ante la
época presencia de oro y otros metales precioso, la provincia no representaba atractivo
(Riqueza) para España y por lo tanto, al no contribuir en la acumulación de metales
preciosos no era merecedora de una mayor atención por parte de la corona.
La actividad bancaria en el país, desde las primeras décadas del siglo XIX, presenta
características y hechos que guardan semejanza en todas las instituciones financieras
creadas hasta mediados del año 1882, entre las cuales cabe destacar:
“En opinión de Fitch, los indicadores de desempeño financiero de los bancos son
vulnerables al deterioro en 2018 en caso de un ajuste económico forzado, mientras que las
implicaciones materiales negativas del incumplimiento soberano no pueden descartarse”,
concluye.
La Superintendencia de Bancos no parece estar preocupada por este entorno. Tras alentar el
salto del patrimonio el organismo elevó el monto que los bancos pueden prestar a través de
las tarjetas de crédito. En el oficio donde explica la medida el organismo admite el
empobrecimiento de la clase media al señalar que los venezolanos “utilizan el crédito al
consumo como un medio de pago complementario al sueldo y salario percibido
mensualmente para la cancelación de bienes y mercancía de primera necesidad (comida,
medicinas, educación, entre otros)”.
La morosidad aun no refleja el empobrecimiento de los venezolanos, la caída en las ventas
de los comercios y el desplome en la producción de las empresas, porque el constante
aumento del total de créditos la diluye.
Al cierre de enero los préstamos con problemas de pago apenas representan 0,12% del total,
pero banqueros consultados admiten que en algún momento será necesario un ajuste en la
economía que frenará el aumento del volumen de los créditos y elevará las tasas de interés.
Será en este momento cuando la morosidad salte a la superficie.
La presión: La rebaja de los índices de patrimonio culmina en enero de 2019 y a partir de
ese momento los bancos tendrán tres meses para cumplir nuevamente con las exigencias de
9% y 12%. La Superintendencia de Bancos precisa que durante el último trimestre de 2018
los banqueros deberán enviarle mensualmente un informe detallando las acciones que
tomarán para fortalecer el capital .En un entorno donde todo apunta a que la hiperinflación
va a mantenerse, los banqueros estarán forzados a inyectar dinero propio en cantidades
importantes para cumplir con los requerimientos o estarían en riesgo de que sus bancos
sean intervenidos.
El huracán: La devaluación de la moneda ha convertido al sistema financiero venezolano
en un enano en el contexto latinoamericano, reflejando el hundimiento de la que hasta hace
tres años fue una de las principales economías de la región. Al tipo de cambio oficial el
total de los activos al cierre de 2017 tan solo representaba 5.700 millones de dólares, una
magnitud ínfima en Latinoamérica que equivale a 15% del tamaño de la banca ecuatoriana.
El Banco de Venezuela, la principal entidad financiera, contaba en diciembre con activos
por el orden de 1.360 millones de dólares, mientras que el Banco Pichincha de Ecuador
disponía de activos por 10.615 millones de dólares y el BCP de Perú por 39.000 millones
de dólares Las magnitudes de las pérdidas producidas por la crisis bancarias fueron
determinadas fundamentalmente por la erosión en el valor de muchos activos en manos de
instituciones financieras que ocasionaron los anuncios y medidas económicas iníciales del
nuevo gobierno y la condición de la crisis, particularmente en las etapas iníciales de la
misma. Igualmente la calidad de muchos de esos activos se deterioró rápidamente cuando
Venezuela entró en la etapa de inestabilidad política y económica a partir de 1992 ya que
los mismos fueron adquiridos bajo un elevado perfil de riesgo en el periodo del boon
económico de 1990-91 y mediante una altísima proporción de cartera relacionada en
actividades que poco o nada tenía que ver con la intermediación financiera.
Mientras gran parte del país era totalmente ignorante de la delicada situación que vivía el
sistema financiero y aunque el Banco Central hizo innumerables esfuerzos para que el
efectivo nacional tomara las decisiones pertinentes para evitar una crisis de dimensiones
considerables, ni el Ministerio de Hacienda, ni la Superintendencia de Bancos tomaron las
medidas necesarias antes de que la crisis estalla por la insolvencia e iliquidez que se
acumulaban en todo el sistema financiero desde 1992.
Todo esto, dejan entrever la incapacidad de los organismos reguladores en sus
respectivas funciones y la regulación indulgente de los rectores de estos organismos para
con los directivos de alguna de las instituciones en problemas.
La experiencia reciente de Cavendes, indica la vulnerabilidad que aún existe en el sistema y
las fallas en las regulaciones financieras. La intervención de Cavendes se hizo a puertas
abiertas, lo que no ocurrió con el Latino.
El Superintendente de Bancos, niega la posibilidad de una nueva crisis financiera, al mismo
tiempo agrega que el ente que representa promueve una política para fomentar las fusiones
y adquisiciones, maniobras que fortalecerán y favorecerán la eficiencia del sistema bancario
nacional.
Porque Fusionarse: Es el grueso del mercado bancario está concentrado en muy pocas
instituciones del total de bancos comerciales y universales el 15% de ellos manejan casi el
90% de los recursos, de allí la necesidad de reducir el número de instituciones dentro del
sistema mediante la vía de las fusiones o adsorciones de entidades pequeñas por parte de
otras poderosas.