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1. SALUD
La salud es un factor importantísimo para gozar de una buena calidad de vida. Todos
los seres humanos tienen derecho a ella y aunque este es un derecho constitucional
muchas personas y familias no pueden ejercerlo a plenitud.
Se ha considerado la salud como uno de los principales dominios responsable de la
Calidad de Vida. Esta creencia proviene, en gran parte, de la propia definición de
salud como un «estado de completo bienestar físico, mental y social» (World Health
Organization, 1947).
2. EL TRABAJO
El trabajo es un derecho constitucional y es un factor
contribuyente a una mejor calidad de vida, dado que
si las personas poseen ingresos pueden tener mejores
posibilidades de alimentación, vivienda, educación,
recreación, etc. y por ende una mejor calidad de vida.
El trabajo no puede verse sólo como un medio para producir o prestar un servicio,
como un medio de vida, es mucho más: es un medio de transformación del hombre,
de realización, de creación de valores y, a la vez, un elemento intrínsecamente
relevante dentro de la calidad de vida.
No existe calidad de vida sin trabajo: las necesidades materiales y gran parte de las
espirituales sólo pueden satisfacerse con el trabajo.
La calidad de vida laboral se expresa por el grado de satisfacción espiritual del
hombre con el trabajo que realiza y alcanza su cima cuando el trabajo se convierte
en su primera necesidad vital, estado en el cual la motivación del ser humano es el
puro placer en y por la obra que realiza, es intrínsecamente gratificante y donde su
conciencia se funde con sus actos y se pierde la noción del tiempo y del espacio
(Pardo, 2015).
Los autores Geana W., Leane B., y Bonnie J. (2010), señalan que las competencias
blandas describen los atributos personales como habilidades de trabajo en equipo,
habilidades de comunicación, la ética, habilidades de gestión del tiempo, y el aprecio
por la diversidad. En el siglo XXI, las habilidades blandas son importantes en todos
los sectores. El Diccionario Collins (2014) define el término habilidades blandas como
"cualidades deseables para ciertas formas de empleo que no dependen de los
conocimientos adquiridos: incluyen el sentido común, la capacidad de tratar con la
gente, y una actitud positiva y flexible"
3. EDUCACIÓN
La educación es otro factor importante en la vida de los seres
humanos, además de ser un derecho, con el acceso a la
educación los seres humanos adquieren mejores
oportunidades de vida, de trabajo, de vivienda, aumentan sus
oportunidades de evolución.
La UNESCO (2002) rescata la educación como instrumento que derriba los obstáculos
sociales y económicos que existen en la sociedad y su importancia para alcanzar las
libertades humanas. Como indicador de logro, menciona que el proceso de
alfabetización influye favorablemente en el mejoramiento de la calidad de vida de las
personas. “El vínculo entre la alfabetización y la esperanza de vida es muy sólido. Los
padres con más años de estudios tienen hijos con mejor salud y que viven más
tiempo”.
4.1. VIOLENCIA
El siglo XX se recordará como un siglo marcado por la violencia. Nos lastra con su
legado de destrucción masiva, de violencia infligida a una escala nunca vista y nunca
antes posible en la historia de la Humanidad. Pero este legado, fruto de las nuevas
tecnologías al servicio de ideologías de odio, no es el único que soportamos ni que
hemos de arrastrar.
Menos visible, pero aún más difundido, es el legado del sufrimiento individual y
cotidiano: el dolor de los niños maltratados por las personas que deberían
protegerlos, de las mujeres heridas o humilladas por parejas violentas, de los
ancianos maltratados por sus cuidadores, de los jóvenes intimidados por otros
jóvenes y de personas de todas las edades que actúan violentamente contra sí
mismas. Este sufrimiento, del que podría dar muchos más ejemplos, es un legado
que se reproduce a sí mismo a medida que las nuevas generaciones aprenden de la
violencia de las anteriores, las víctimas aprenden de sus agresores y se permite que
perduren las condiciones sociales que favorecen la violencia. Ningún país, ninguna
ciudad, ninguna comunidad es inmune, pero tampoco estamos inermes ante ella.
La violencia medra cuando no existe democracia, respeto por los derechos humanos
ni una buena gobernanza. Hablamos a menudo de cómo puede una «cultura de
violencia» enraizarse. Es muy cierto. Como sudafricano que ha vivido en el apartheid
y vive ahora el periodo posterior, lo he visto y lo he experimentado. Es también
cierto que los comportamientos violentos están más difundidos y generalizados en las
sociedades en las que las autoridades respaldan el uso de la violencia con sus propias
actuaciones. En muchas sociedades, la violencia prevalece en tal medida que
desbarata las esperanzas de desarrollo económico y social. No podemos permitir que
esta situación se mantenga (Mandela, 2002).
En la actualidad es cada vez más frecuente que temas relacionados con el ambiente
urbano tales como la contaminación atmosférica, ocupación del espacio, escasez de
áreas verdes, hacinamiento, insalubridad, inseguridad, entre otros, sean
considerados como problemas de interés público.
La concentración poblacional, el consumismo, el incremento de los vehículos
particulares, los procesos industriales, la deficiencia de los servicios públicos, los
sistemas de transporte y otras manifestaciones de la vida urbana, han contribuido a
la degradación ambiental y a la calidad de vida en las ciudades. La situación de un
ambiente en peligro, ha pasado a formar parte de la conciencia colectiva y se refleja
tanto en la ciudadanía como en los encargados de la toma de decisiones (Benavides,
2011).
Todos los desastres naturales deterioran el entorno ambiental del hombre porque
degradan la calidad de vida de sus habitantes, la calidad de los recursos naturales
renovables existentes y producen un desequilibrio ecológico substancial, y el hecho
hace de que dichas áreas se hagan vulnerables a la actividad de los diversos
desastres naturales, también el propio hombre deteriora su seguridad; así por
ejemplo el abandono de andenería en ciertas zonas, el sobrepastoreo con ganado
caprino y por consiguiente la desaparición de pastos, arbustos y suelos pueden
acelerar los procesos de avenidas de huaycos u otros flujos torrenciales.
4.4. SOBREPOBLACIÓN
La sobrepoblación es otro factor que pone en riesgo la calidad de vida de los seres
humanos, ya que habiendo más personas son menos las oportunidades y los recursos
a las que pueden tener acceso. Por ejemplo en trabajo, educación, vivienda y
alimentos.
4.4.1. UNA MAYOR POBLACIÓN DEMANDARÁ MAYORES
RECURSOS:
En el caso de las plantas y animales, estos recursos están referidos principalmente a
los alimentos que necesitan para asegurar su existencia. En cambio, los recursos que
demandan los seres humanos no se limitan a satisfacer sus necesidades vitales sino
que están en función de los que les dicte su complejo mundo interno. Así por
ejemplo, la moda y la acumulación de riqueza son producto de la particular
representación del mundo de cada persona, que tiene la capacidad de crearse
necesidades en función de los incontables deseos que le puedan surgir.
Por otro lado, los desechos que eliminan los seres humanos en el medio ambiente no
se limitan a aquellos procedentes de su metabolismo, sino que existen una gran
cantidad de objetos (materia), sustancias y gases, que los seres humanos han creado
a través de procesos científicos de transformación física, química y biológica de los
recursos naturales, que diariamente se disponen en el medio ambiente. En la
actualidad muchas de las consecuencias de la disposición de estos desechos
artificiales son impredecibles ya que nuestro conocimiento científico es limitado. Lo
que sí sabemos es que la mayoría genera una alteración mucho más drástica en los
ecosistemas de la que producen los desechos provenientes del metabolismo de los
seres vivos, como por ejemplo serían las pilas, plásticos, ácidos, solventes y
reactivos usados (Nahle, 2014).
El consumo mundial medio de pescado por persona podría crecer a 19-20 kilogramos
para 2030, con un aumento total de consumo alimentario de pescado a 150-160
millones de toneladas. "El grueso del incremento del suministro, por lo tanto, tendrá
que darse en la acuicultura", dice el informe.
En Segundo lugar, a diferencia de lo que ocurría con la revolución verde, las nuevas
tecnologías están mayoritariamente en manos de unos pocos consorcios
transnacionales, los cuales podrían ejercer un control casi total sobre la producción
agrícola de todo el mundo, con graves consecuencias para los países en desarrollo y
los agricultores más pobres.
El temor por las posibles repercusiones negativas de los transgénicos sobre la salud
en general ya ha tenido manifestaciones prácticas, pues en Asia y la Unión Europea
se han impuesto severas limitaciones a su cultivo y consumo. En los países de
América Latina y el Caribe, entre tanto, no se ha alcanzado una posición uniforme al
respecto (CEPAL, 2014).
Los instrumentos diseñados para medir calidad de vida, pude clasificarse en 2 tipos:
Genéricos y específicos (Valverde y Figueroa 2002). Los instrumentos genéricos son
útiles para comparar diferentes poblaciones como son el WHOQOL-100, el SF 36
versión corta (Duran-Arenas y col., 2004), y el de adultos mayores (Pedraza-Avilés y
Vázquez-Navarrete, 2010) y los instrumentos específicos se basan en características
especiales de un determinado padecimiento, para evaluar cambios y efectos del
tratamiento para: insuficiencia renal cónica (Acosta y col., 2008), cáncer de mama
(Fernández-Suárez y col., 2010), diabetes mellitus (Salazar-Estrada y col., 2012),
entre otros.
Se han efectuado estudios para evaluar calidad de vida a través del WHOQOL-100,
que pondera los resultados obtenidos en forma porcentual que van del 0 al 100%,
con un gradiente de interpretación que va del peor al mejor nivel de calidad de vida.
(Romero-Márquez y Romero-Zepeda, 2011).
Existen validadas al español las dos versiones del WHOQOL: el WHOQOL – 100 y el
WHOQOL- BREF. El WHOQOL-100 está compuesto por 100 preguntas o ítems que
evalúan la calidad de vida global y la salud general. Consta de seis áreas: salud
física, psicológica, niveles de independencia, relaciones sociales, ambiente y
espiritualidad, religión, creencias personales; y de 24 facetas. Cada faceta está
representada por 4 preguntas.