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NO TODO LO QUE BRILLA ES ORO

San Ignacio de Loyola en los Ejercicios Espirituales” alude al mal que se


presenta con apariencia de bien. La idea es que la persona que va creciendo
en cercanía a Dios sea muy lúcida para percibir e identificar en su vida el mal
espíritu que se presenta “sub angelo luci”, es decir bajo ángel de luz. Hay que
estar muy despiertos para descubrir la estrategia del mal que se presenta
como lo que no es, ya que si mostrara su verdadero rostro, lo mas probable es
que no se le haga caso.

Esta regla de discernimiento debiéramos tenerla siempre presente ya


que es una de las maneras más eficaces en que actúa el mal espíritu (dentro
de nosotros, en personas, en instituciones) sobre todo en aquellos que
tenemos un compromiso y una historia de fe. De ahí a tentarnos con
situaciones o promesas que pueden tener un buen comienzo pero luego no se
disciernen y se desvirtúan. Por ejemplo, si una persona laica se dedicara
completamente a un compromiso pastoral pero al final dejara su familia y
compromisos vitales de lado.

La demagogia y el populismo, es decir presentar situaciones no


verdaderas pero muy bien aderezadas como posibles es otra aplicación a esta
regla. Cuando no se quiere exponer una verdad porque se tienen
motivaciones encubiertas, se recurre al engaño interesado porque “esa verdad
no conviene que se sepa”. Esta tentación la podemos reconocer en muchas
situaciones y realidades, destacando la política, los medios de comunicación
e incluso en la iglesia. ¡Cuidado no todo lo que brilla es oro!

Siempre hay que estar atentos para vigilar en nuestra vida y en la


sociedad en la cual vivimos las estrategias del mal espíritu de manera que se
presentan con rostro angelical. Los cristianos siempre debemos ser muy
lúcidos para descubrir las estratagemas del mal, sobre todo las solapadas o
encubiertas que son las que más existen. Vivimos tiempos que nos son fáciles
y la verdad no siempre se sabe. La oración, el acompañamiento espiritual, la
invocación al espíritu santo y la formación permanente serán algunos de los
elementos capitales para desenmascarar los cantos encubiertos del mal.

P. Juan Carlos Bussenius, S.J.

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