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Cómo superar a un Maestro

de Tai Chi
skepticalinquirer.org

A
rtículo traducido por Alejandro Borgo, Director del
CFI/Argentina.

En casi medio siglo de investigación de extraños misterios, frecuente-


mente me encontré con alegatos sobre una misteriosa fuerza o poder
conocido como qi o ch’i, o simplemente chi. El término se traduce
como “aire” o “soplo” y, por extensión, “fuerza de vida” o “flujo de
energía”.

En las culturas asiáticas tradicionales, especialmente la cultura china,


chi es el principio esencial en prácticas como el feng shui, el arte de
crear ambientes armónicos; la acupuntura, un tipo de medicina china
en la cual se insertan agujas en puntos específicos para estimular el
flujo de chi (Nickell 2012); y ciertas artes marciales, incluyendo el tai
chi. Me voy a explayar sobre éste último, revelando los trucos usados
por los maestros y sus seguidores.
Debo decir que no tenía mucho conocimiento especial para hacer esta
investigación en particular más que mi experiencia como ilusionista
(Nickell 2005, 219–220, 231–232, 274), pero hice un curso de judo en
una facultad de deportes y por primera vez me entrené —con un cin-
turón negro de karate y por el profesor de física Matt Lowry— para
romper tablas golpeándolas con la mano (Nickell 2011; 2012a).

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Inquirer in English.
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Tai Chi, et al.

Tai chi es una abreviatura de taiji quan, “boxeo máximo supremo”.


Concebido hace siglos como un arte marcial, ahora también se prac-
tica —“Tai chi taoísta”— como técnica de ejercicios. Cuando fui a
China en 2010 como investigador visitante en un programa de inter-
cambio (ver Nickell 2012), observé a la gente haciendo ejercicios
matutinos de tai chi. Los movimientos elegantes y fluidos me recorda-
ron la caligrafía china y los alegatos acerca de que esta práctica
podían ayudar a reducir el estrés y tonificar los músculos me resulta-
ron plausibles.

Figura 1. El autor en la tumba de Dixie Annie (Jarrett) Haygood,


también conocida como Annie Abbott, “El pequeño imán de Georgia”,
a quien hombres forzudos no podían mover. (Foto del autor, tomada
antes de que se instalara una lápida mortuoria).

Aparte del tai chi, todas las artes marciales contienen el concepto de
chi —incluyendo al kung fu, un tipo de lucha china sin armas, y el
taekwondo, una forma de karate coreana en la que se utilizan movi-
mientos agresivos como golpes, manotazos y patadas espectaculares.
Todo se basa en el chi, la supuesta fuerza interna de energía vital, tal
como se analiza en la Enciclopedia Qi (Larn 2016). Hay muchos alega-
tos sin base acerca del mágico e invisible chi —cuya existencia no está
corroborada por la ciencia.

Consideremos la miríada de alegatos terapéuticos que se hicieron


para promover el tai chi. Bruce Tegner (1973, 140), autoridad en artes
marciales los llama “engañosos”. Lo explica así:

Los promotores del tai chi afirman que la ejercitación


en tai chi va a curar tantas enfermedades y restaurar
muchos órganos que no funcionan, como lo prometían
los bálsamos que se vendían en el pasado. Si bien es
verdad que la práctica de una rutina (de ejercicios)
puede promover la salud general y te vas a sentir
mejor si haces tai chi, no hay ninguna evidencia acep-
table de que el tai chi sea un sustituto de la medicina.
Un maestro de tai chi no tiene ninguna preparación
para diagnosticar enfermedades, o para prescribir una
cura o tratamiento. Si estás enfermo, ve a un médico.
Si tu enfermedad puede “curarse” haciendo tai chi,
podría ser “curada” por cualquier rutina de ejercicios.
Es un engaño cruel hacer promesas de “curación”;
más que aumentar la reputación del tai chi, lo rebaja
al rango de una actividad propia del charlatanismo.

Las artimañas del chi

Se han hecho más afirmaciones sobre el chi —incluyendo también a


otras artes marciales— que realmente se deben a la aplicación de
principios físicos simples. He aquí unos pocos ejemplos.

Proezas con velas. En 1984, uno de mis estudiantes, que había presen-
ciado una demostración sensacional de karate, me dijo cómo el practi-
cante supuestamente lanzaba “energía” (chi) para apagar una vela.
Supuestamente lo lograba apuntando simplemente a la llama en una
pose histriónica.

Fui a ver la demostración en una escuela secundaria de Lexington,


Kentucky. El artista marcial se tapaba la boca para probar que no
estaba soplando la llama. Movía su mano abierta en un corto soplo
hacia la llama. La primera vez la llama solo titiló, pero al cuarto
intento fue extinguida. Después yo mismo fui capaz —practicando— de
recrear la proeza. También hallé que el secreto para realizarla había
sido publicado meses antes en una revista de kung fu. El secreto yace
en “desplazar el aire… La velocidad de tu técnica es lo que causa que
la llama se apague” (Blauer 1983, 86).

Cortar una manzana sobre el cuello. La misma tarde en que presencié


la prueba de la vela, también vi una proeza que parecía riesgosa, en la
cual un artista marcial colocaba una manzana en el cuello de un hom-
bre acostado y la cortaba en dos con una espada. Ésta llegó rápida-
mente pero se detuvo en forma súbita —algo parecido a parar un
golpe en una pelea ficticia. Esto se puede practicar exitosamente.
La espada no precisa llegar al fondo para partir la manzana en dos.
De hecho, he escuchado algo acerca de un truco en el cual se inserta
un alambre rígido en la manzana cerca del fondo para ayudar a parar
el golpe de la espada. Sin embargo, a veces la prueba puede fallar,
como se muestra en un video en YouTube en el cual un asistente ter-
mina con el cuello cortado —afortunadamente no fue fatal (“Karate
Master” 2009).

Efectos de psicoquinesis. Un joven instructor de artes marciales y ex


presidiario llamado James Hydrick engañó a mucha gente en los años
80 haciendo que un lápiz en equilibrio se moviera con solo señalarlo,
pasar varias páginas de una guía de teléfonos a varios pies de distan-
cia simplemente mirándola fijamente, y llevando a cabo otras
proezas. Siendo promovido por un relato de Associated Press y el pro-
grama de TV That’s Incredible (Eso es increíble), Hydrick pareció
ganar algo de apoyo científico acerca de sus poderes cuando pasó
varios estudios propuestos por un profesor asistente de ingeniería
mecánica. Hydrick usó un atuendo de karate y afirmó que la filosofía
oriental lo ayudó a desarrollar su poder mental.

Sin embargo, Hydrick fue destrozado cuando el ilusionista e investi-


gador de fenómenos parapsicológicos James Randi lo desafió en
What’s My Line? —ofreciéndole 10.000 dólares si podía demostrar
poderes paranormales genuinos, tal como lo afirmaba. Randi pensaba
que Hydrick simplemente estaba soplando para mover el lápiz y pasar
las hojas de la guía telefónica, así que esparció sobre la mesa pedazos
de poliuretano extruido del peso de una pluma rodeando a la guía y lo
desafió a repetir la proeza. Si estaba soplando, los pedazos de poliure-
tano serían afectados y así se revelaría el truco. Hydrick estuvo una
hora y media fingiendo usar sus poderes antes de rendirse (Baker and
Nickell 1992, 80). Más tarde confesó, fanfarroneando, que había
“engañado al mundo entero” (Korem 1988, 149).

Nocauts sin contacto. El maestro de karate George Dillman supuesta-


mente descubrió una técnica que le permitía dirigir el chi para
noquear a una persona. Mis amigos italianos Massimo Polidoro y
Luigi Garlaschelli investigaron el alegato para un episodio del pro-
grama Is It Real?, de la National Geographic. Empezaron mirando un
video de Dillman moviendo las manos delante de un voluntario que
comenzó a oscilar y luego cayó al piso, “exactamente como Obi Wan
Kenobi lo hubiera hecho en una guardia imperial en las películas de
Star Wars” (Polidoro 2008, 20).

Los escépticos sospechaban que la proeza dependía del poder de la


sugestión. “Parecía una de las viejas pruebas hipnóticas donde el hip-
notizador se para frente a alguien, señala con un dedo su cara dicién-
dole que está por caerse hacia atrás y, luego de un momento, la
persona cae tal cual se espera” (Polidoro 2008, 20). Cuando llevaron
a cabo un experimento con Dillman, y Garlaschelli se paró con los ojos
cerrados como se le sugirió, se dio cuenta de que había otro factor en
juego: es más fácil perder el equilibrio con los ojos cerrados. Así que
abrió los ojos y los golpes de chi no lo afectaron en absoluto.

Los investigadores continuaron con otro test en el cual un estudiante


de Dillman se paró detrás de una cortina que bloqueaba su visión
mientras que el maestro de karate mandaba sus golpes chi a interva-
los indicados por los escépticos. Esto impedía que actuara la suges-
tión, y el estudiante se quedó de pie, algo confundido, esperando una
fuerza chi que nunca llegó.

Retrato de Don Ahn en su tarjeta comercial (colección del autor)


El plantado firme

Otra afirmación cuestionable —que un productor de televisión me


mostró en 2009— implica lo que se conoce en las artes marciales
como “rooting”. Esta es una habilidad especial —conseguida haciendo
que el chi salga del suelo mientras uno imagina raíces saliendo de los
pies— para mantenerse plantado firmemente a pesar de una fuerza
entrante (“Rooting” 2016). Observé un video filmado apresurada-
mente del Gran Maestro de tai chi Don Ahn. Lo que vi me hizo recor-
dar una de las pruebas de los “imanes humanos”— como el de la
adolescente Lulu Hurst de Georgia aproximadamente en 1880.

Llamada “El imán de Georgia”, Hurst, de 15 años, podía pararse frente


a la audiencia sosteniendo un palo paralelo al piso del escenario,
mientras dos hombres forzudos que lo agarraban intentarían moverla.
En cambio, ella apenas presionaba contra el palo y no solo impedía la
acción sino que empujaba a los hombres que estaban en el escenario
para delicia de los espectadores. Hurst llamaba a este poder un “Gran
Desconocido”. Sin embargo, al tiempo llegaron las críticas: el New
York Times (13 de julio de 1884) dijo que sus actuaciones eran “un
fenómeno de estupidez que demostraba cómo la gente podía ser enga-
ñada…”

La señorita Hurst también se interesó por la forma en que los espiri-


tistas la acogieron como una médium poderosa. Luego de dos años de
actuaciones, se casó con un joven que manejó su show y volvió a la
oscuridad. Más tarde confesó que el secreto de su poder sera simple-
mente una “fuerza de bloqueo”, a saber, “principios mecánicos no
reconocidos de palancas y balance”. Simplemente Hurst hacía que la
fuerza aplicada sobre ella fuera bloqueada, o rebotara, transformán-
dola en un esfuerzo inútil (Nickell 1991, 34–40).

Entre varios imitadores de Hurst, “Una de las más ingeniosas es


éstos”, escribió el ilusionista Harry Houdini (1920, 228) usó el nom-
bre artístico de Annie Abbott. Sus afiches la llamaban “El pequeñó
imán de Georgia”. Fue una breve sensación en Londres, donde llevó a
cabo su acto en 1891, pero —expuesta por lo que Houdini (1920, 229)
llamó “una ingeniosa periodista”— pronto desapareció. Su nombre
real era Dixie Annie (Jarrett) Haygood, y está sepultada en el cemen-
terio Memory Hill, en Milledgeville, Georgia, donde yo estuve varios
años atrás (ver Figura 1).

Vencer a un Maestro

El maestro Ahn parecía usar métodos similares a los de Hurst y


Abbott. Volé a Nueva York el 26 de junio de 2009, para filmar un
demo para una posible serie televisiva. Lo observé de cerca. 1)Perma-
necía firme mientras otros intentaban empujarlo hacia atrás. Aplicaba
los principios de un bajo centro de gravedad (su pequeña estatura y
su efectiva postura) y del bloqueo de fuerza. 2) Empleaba su ante-
brazo como Lulu Hurst usaba su palo, haciendo que sus oponentes
colocaran sus manos allí de manera que pudiera usarlos como
palanca, pivoteando desde el codo.

Fui el único que lo pudo desplazar, y lo hice trastocando su método:


me agaché rápidamente, lo agarré y lo moví hacia atrás. Él se opuso
objetando que yo lo estaba manipulando. Y así lo hice, rechazando
jugar su juego, lo cual no tenía nada que ver con el chi y mucho que
ver con los principios físicos. Por supuesto, fue grosero comportarme
de esa manera, pero no era lo mismo que quitarle algo de las manos a
un ilusionista. Éste último es un impostor honesto, mientras que el
artista marcial que se atribuye tales proezas a otra cosa que no sean
principios de la física está engañando al público.

Para limar asperezas, yo fingí que había malinterpretado lo que se


esperaba y lo invité a tratar de nuevo, permitiéndole tener éxito. No
solo resistió mi empujón sino que me repelió, mientras yo jugué con
sus reglas y lo dejé que bloqueara fácilmente mi fuerza.
Notas

1. Nunca supe lo que pasó con nuestro video de este evento, ya


que me dediqué a otro proyecto fílmico. Un productor dijo
que estaba muy contento por mi esfuerzo (Gaines 2009).
2. Dongkuk “Don” Ahn (1937-2013) también fue un prominente
artista que vivía en Nueva York. Nacido en Seúl, Corea del
Sur, pintó en acrílico en un lienzo utilizando fluidas
pinceladas que remedaban la caligrafía oriental (“Don Ahn”
2014).

Referencias

• Baker, Robert A., y Joe Nickell. 1992. Missing Pieces: How to


Investigate Ghosts, UFOs, Psychics, & Other Mysteries.
Buffalo, NY: Prometheus Books.
• Blauer, Tony. 1983. Effective self-defense. Inside Kung-Fu
August: 85–87.
• Don Ahn (Dongkuk)—Spirit. 2014. Disponible online en
www.ahlfoundation.org/spirit/; último acceso en Agosto 23,
2016.
• Gaines, Cory. 2009. Personal communication (from Leftfield
Pictures) to Joe Nickell, June 27.
• Houdini, Harry. 1920. Miracle Mongers and Their Methods.
Reprinted Toronto: Coles, 1980.
• Karate master cuts his assistant’s throat. 2009. Disponible
online en https://www.youtube.com/watch?v=OYJvglrEsAk;
último acceso en Agosto 23, 2016.
• Korem, Dan. 1988. Powers: Testing the Psychic &
Supernatural. Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 85
–156.
• Lam, Paul. 2016. Qi in Martial Arts. Disponible online en qi-
encyclopedia.com/?article=Qi%20in%20Martial%20Arts;
último acceso, Agosto 23, 2016.
• Nickell, Joe. 1991. Wonderworkers! How They Perform the
Impossible. Buffalo, NY: Prometheus Books.
• ———. 2005. Secrets of the Sideshows. Lexington, KY:
University Press of Kentucky.
• ———. 2011. Karate Student. Disponble online en
www.joenickell.com/KarateStudent/KarateStudent1.html;
último acceso en Agosto 25, 2016.
• ———. 2012. Traditional Chinese Medicine: Views East and
West. Skeptical Inquirer 36(2) (March/April): 18–20.
• ———. 2012a. Jujitsu White Belt. Disponible online en
www.joenickell.com/JujitsuWhiteBelt/JujitsuWhiteBelt1.html;
último acceso en August 25, 2016.
• Polidoro, Massimo. 2008. Just like Jedi knights (if only).
Skeptical Inquirer 32(3) (May/June): 20–21.
• Rooting, stabilizing . . . in Qigong. . . . 2016. Disponible
online en www.egreenway.com/qigong/rooting.htm; último
acceso, Agosto 23, 2016.
• Tegner, Bruce. 1973. Kung Fu & Tai Chi: Chinese Karate and
Classical Exercises. New York: Bantam Books.

Joe Nickell

Joe Nickell, Ph.D., is Senior Research Fellow of the Committee for


Skeptical Inquiry (CSI) and “Investigative Files” Columnist for Skepti-
cal Inquirer. A former stage magician, private investigator, and
teacher, he is author of numerous books, including Inquest on the
Shroud of Turin (1998), Pen, Ink and Evidence (2003), Unsolved His-
tory (2005) and Adventures in Paranormal Investigation (2007). He
has appeared in many television documentaries and has been profiled
in The New Yorker and on NBC’s Today Show. His personal website is
at joenickell.com.

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