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Descripción

La influencia social es el cambio en el comportamiento que una persona causa en


otro, intencionadamente o involuntariamente, como resultado de la forma en que la
persona cambiada se percibe en relación con el influencer, otras personas y la
sociedad en general.

Tres áreas de influencia social son la conformidad, el cumplimiento y la obediencia.

La conformidad está cambiando cómo te comportas para ser más como otros. Esto
juega a las necesidades de pertenencia y estima a medida que buscamos la
aprobación y la amistad de los demás. La conformidad puede funcionar muy
profundamente, ya que incluso cambiaremos nuestras creencias y valores para ser
como los de nuestros compañeros y superiores admirados.

El cumplimiento es donde una persona hace algo que se le pide que haga por otro.
Pueden optar por cumplir o no cumplir, aunque los pensamientos de recompensa
social y castigo pueden llevarlos al cumplimiento cuando realmente no quieren
cumplir.

La obediencia es diferente del cumplimiento en el que está obedeciendo una orden de


alguien que usted acepta como figura de autoridad. En cumplimiento, usted tiene
alguna opción. En obediencia, usted cree que usted no tiene una opción. Muchos
oficiales militares y gerentes comerciales sólo están interesados en la obediencia.
Investigación

Solomon Asch mostró cómo una persona podría ser influenciada por otros en un
grupo para afirmar que una línea claramente más corta en un grupo de líneas era, de
hecho, la más larga. Stanley Milgram hizo experimentos clásicos en obediencia, donde
la gent de la calle obedeció órdenes para dar (lo que ellos pensaban que eran)
choques eléctricos potencialmente mortales a otras personas. Influencia social
y conformidad la influencia social adopta una serie de formas. Un tipo de tal
influencia es la conformidad, cuando una persona adopta las opiniones o comportamientos de
otros. Esto ocurre a menudo en grupos, cuando un individuo se conforma con las normas
sociales respetadas por la mayoría de los miembros del grupo.

Poemas: volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar, y otra vez con
el ala a sus cristales, jugando llamarán; pero aquellas que el vuelo refrenaba tu
hermosura y mi dicha al contemplar; aquellas que aprendieron nuestros nombres,
esas... ¡no volverán! Volverán las tupidas madreselvas de tu jardín las tapias a
escalar, y otra vez a la tarde, aun mas hermosas, sus flores abrirán; pero aquellas
cuajadas de rocío, cuyas gotas mirábamos temblar y caer, como lágrimas del día...
esas... ¡no volverán! Volverán del amor en tus oídos las palabras ardientes a sonar;
tu corazón, de su profundo sueño tal vez despertará; pero mudo y absorto y de
rodillas como se adora a Dios ante su altar, como yo te he querido... desengáñate,
¡así no te querrán! Gustavo Adolfo Bécquer
Tu Recuerdos días siguen pasan doy tú ya no estás conmigo cuando te digo te extraño es solo un recuerdo
perdido todas las noches sueño contigo al soñarte me pongo a pensar ¿porque te fuiste tan rápido ?jamás te
voy a olvidar aunque se que el tiempo pasara dé ti no me voy a olvidar eres mi pensar siempre te voy a
extrañar cuanto te miro a los ojos con tu mirada me ignotas y al vernos los dos soltamos dos sonrisas la
lluvia refleja en tus ojos tu belleza natural que siempre has tenido por ser especial.

Soneto: al mejor amigo del hombre

Y dicen que sólo le falta hablar.


Si con su limpia y profunda mirada
me muestra mucho más que una palabra
aunque algunos no sepan descifrar.

Jamás encontraré más fiel amigo


que en los peores momentos arrime
su cuerpo a mi alma abatida y anime
dándome el calor del mejor abrigo.

Vivaracho, revoltoso y valiente,


secreto confidente hasta mi entierro.
Tanta bondad y amor resulta hiriente.

A su sincera amistad yo me aferro


porque, cuanto más conozco a la gente
más agradecido estoy a mi perro

Sátira: A los que me ayudaron a componer estos versos.


 
Ballestero que de oro exhibes las flechas,
fatigoso contrincante, fiero amigo,
sin cabalgaduras el arresto lo echas
y se hunde en carne indefensa y sin abrigo.
 
Recursos agolpas en viras estrechas;
que el absurdo disparate me es testigo
de que tan despreocupado no me acechas,
sino incorregible en tu franco castigo.
 
Desalmado te maldijera, y por hueco,
figurándome que devanas madeja
y cortas los hilos con tu ademán seco,
al no hacer mudanza de tu palabreja.
 
La pretensión se asoma a tu pecho enteco;
que brusca te pretendiese, y a tocateja,
por apremiarte incluso omiso o reseco.

Epigrama: quiero atraparte en mis brazos

Somos la pareja menos infinita y menos adánica


que podría encontrarse en estos últimos 30 años de Historia. Desde el punto de vista muscular
apenas hemos hecho poco más que dos perros.
Desde el ángulo cultural
hemos despertado bien pocas envidias. Pero este amor nos ha devuelto mejorados al mundo
y, entre nosotros, inolvidables. Ahora vamos a hacer que alguien sonría
o paladee un pedacito de dulce tristeza
hablando de nuestro amor en este poema.

Madrigal: Veo la luz de tus ojos


Iluminando mis grises mañanas,
Siento tus labios rojos
rozando mi piel bajo las sábanas.
La calidez de tu dulce compañía
despeja las nubes de melancolía;
eres luz de mis noches,
ángel que mi vida guía;
mis amores derroches
que por tu amor anhelo,
para que mi alma nunca dejes vacía,
y eternamente vivamos el cielo.

Letrilla: Dicen que me case yo:


no quiero marido, Mas quiero vivir segura n'esta tierra a mi soltura,
que no estar en ventura
si casaré bien o no.
dicen que me casé yo:
no quiero marido, no. Madre, no seré casada
por no ser vida cansada,
o quizá mal empleada
la gracia que Dios me dio.
dicen que me case yo:
no quiero marido, no. No será ni es nacido
tal para ser mi marido;
y pues que tengo sabido
que la flor ya me la só.
Dicen que me case yo:
no quiero marido, no.

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