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Ana Sáenz

201703406
¿La ideología fortalece a los partidos políticos institucionalmente?

Las ideologías como tal nacen a partir del siglo XVII, acompañando al fenómeno de la
politización de la sociedad. Tanto partidos como ideologías caminan paralelamente durante
el curso de la evolución, se relacionan. Se entiende a la ideología como el conjunto de ideas
y valores que tiene la función de guiar los comportamientos políticos colectivos (Román,
1997). En la teoría se ha relacionado la ideología a los partidos políticos, por distintas
razones, una de ellas es la institucionalización de los mismos. En este texto se hará una
revisión de conceptos para concluir si efectivamente la ideología fortalece a los partidos
políticos o no.

Las ideologías ocupan un lugar importante en el contexto cultural de la acción política. Con
frecuencia el término ideología se utiliza para justificar el comportamiento político de un
sujeto o un grupo como una derivación necesaria de la ideología a la que adscriben (Vallès
y Puig, 2015). Basta con recordar las alusiones a las ideologías liberal, progresista o
conservadora que son constantes en la política contemporánea de otros países, ya sea para
autoadscribirse a un partido o para nombrar a los partidos basándose en su ideología.

La ideología política es un conjunto compartido de valores y conceptos que pretenden


describir el universo político, señalar objetivos para interferir en el mismo y definir las
estrategias necesarias para alcanzarlos. Algunos rasgos característicos de las ideologías son:
tienen una clara función instrumental ya que sirven para señalar objetivos, para distinguir
entre amigos y adversarios, para movilizar apoyos y vencer resistencias; simplifican la gran
complejidad de elementos del universo político; las ideologías suelen manifestarse; las
ideologías son compartidas, no pertenecen a un individuo o grupo especifico, son propias
de un colectivo numeroso (Vallès y Puig, 2015).

Las ideologías pretenden explicarnos la realidad social y política como creen que es, y nos
señala cómo debería de ser. Tienen un carácter militante, transforman los sistemas de
valores en instrumentos para la acción política directa ya sea desde los sujetos o en grupos
colectivos. Hay ciertos elementos que conforman a una ideología. Estas procuran: 1)

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defender una determinada concepción de la naturaleza humana; 2) definir una visión de las
relaciones entre individuos; 3) proponer un esquema de relaciones entre cada individuo y el
colectivo social: 4) sostener un determinado punto de vista sobre la capacidad de la acción
política para influir sobre el desarrollo de cada sociedad (Vallès y Puig, 2015).

Román (1997) expresa que el requisito ideológico no es sustancial para un partido político,
ya que los primeros partidos, los partidos de cuadros, se encuentran mucho más cercanos a
afinidades personales y a la obtención de votos que presupuestos ideológicos. Sin embargo,
el partido de masas estaba mucho más cercano a la ideología, y el partido atrapa todo
sacrifica esa ideología más profunda por una irradiación más amplia y por un éxito electoral
más rápido. Por eso, pareciera que las tendencias evolutivas de los partidos se alejan de la
ideología.

Aunque la autora comenta que la ideología puede no ser sustancial sí existen varios puntos
de conexión entre esta y los partidos políticos. El primer punto de conexión básico entre
partidos e ideología es su virtud canalizadora y movilizadora de las masas en la política,
que implica que los partidos tienen la función como instrumentos para canalizar a las
demandas e intereses de grupos específicos, como el partido de cuadros o el partido de
masas. El segundo punto es que el componente ideológico no es esencial para definir un
partido es un complemento que dependiendo del partido tendrá más o menos importancia
(Román, 1997). En realidad al analizar el caso de Guatemala, los partidos que no ven a la
ideología como esencial, no tanto en la autoadscripción, pero sí en lo programático hace
que los partidos no se diferencien mucho entre sí, y tampoco se logran institucionalizar
porque no hay claridad en sus programas.

El tercer punto de conexión es el prejuicio teológico consiste en la atribución a priori de


fines a los partidos, de objetivos que según el observador representa la razón de ser del
partido (Román, 1997). Este punto no es necesariamente positivo porque lo que un partido
dice ser, no necesariamente es lo que el partido hará estando en el gobierno. En ese sentido,
también se suele usar a la ideología como excusa para justificar acciones que protegen
intereses materiales, dejando de lado el supuesto set de valores que dicen promover. Las
ideologías y los partidos también tienen el punto de relación sobre la autoadscripción de los

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ciudadanos a un partido según sus criterios políticos. Este es uno de los argumentos más
importantes sobre la necesidad de la ideología en los partidos políticos.

En esa línea, hay dos enfoques en los que se ha trabajado esta dimensión de los partidos: el
enfoque espacial y la ideología institucional. El primero utiliza la idea del espectro
ideológico, entendido como un continuo espacial izquierda-derecha, que supone que las
preferencias de los votantes pueden usarse en el espectro. Los votantes son racionales por
lo que no buscan estar perfectamente informados basando sus elecciones en la ideología
que presentan los partidos en sus programas (Cavarozzi y Medina, 2002). Estos a su vez,
acomodan sus programas a las preferencias de los votantes. El segundo ve a las creencias y
valores de un partido como un elemento que influye fuertemente sobre las opciones de la
organización. Aunque estas ideologías partidarias no son inmutables, tienden a persistir por
mucho tiempo y sus intentos de modificación no resultan una tarea sencilla pues está
incrustada en la mente de los dirigintes, militantes, y votantes del partido (Cavarozzi y
Medina, 2002).

La ideología juega un papel central en colectivos que la organización requiere para su


supervivencia y desarrollo. Esta se inscribe y cristaliza en todas las actividades partidarias.
Hay dos enfoques en los que se ha trabajado esta dimensión de los partidos: el enfoque
espacial y la ideología institucional. El primero utiliza la idea del espectro ideológico,
entendido como un continuo espacial izquierda-derecha, que supone que las preferencias de
los votantes pueden usarse en el espectro. Los votantes son racionales por lo que no buscan
estar perfectamente informados basando sus elecciones en la ideología que presentan los
partidos en sus programas (Cavarozzi y Medina, 2002). Estos a su vez, acomodan sus
programas a las prefierencias de los votantes.

El segundo enfoque ve a las creencias y valores de un partido como un elemento que


influye fuertemente sobre las opciones de la organización. Aunque estas ideologías
partidarias no son inmutables, tienden a persistir por mucho tiempo y sus intentos de
modificación no resultan una tarea sencilla pues está incrustada en la mente de los
dirigintes, militantes, y votantes del partido (Cavarozzi y Medina, 2002). La ideología,
desde estos enfoques, juega un papel central en colectivos que la organización requiere para

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su supervivencia y desarrollo. Esta se inscribe y cristaliza en todas las actividades
partidarias.

En la actualidad la ideología no se entiende desde la autoadscripción a una ideología, por


ejemplo, solamente decir que un partido es liberal o conservador. Es la dimensión del

programa viene a definir lo que el partido es y no lo que el partido hace (Alcántara, 2004).
Lo mismo sucede con los votantes. A pesar de que existe un debate sobre el uso de derecha
- izquierda como un dualismo ya innecesario para realizar el debate en la ciencia politica,
existe un acuerdo bastante general para sobre la relevancia de la dimensión ideológica a la
hora de entender a los partidos políticos. Von Beyne ha afirmado que en el largo plazo solo
los partidos políticos basados en una ideología han tenido éxito para establecerse a sí
mismos. Es con base a la ideología que los partidos se presentan ante el electorado
ofreciendo formas alternativas de entender, por ejemplo, el papel del Estado, su relación
con la sociedad, o los problemas prioritarios que deben ser atendidos. Los partidos siempre
deberían proponer a sus potenciales votantes determinadas políticas a llevar a cabo
(Cavarozzi y Medina, 2002).

En conclusión, la ideología si es necesaria para fortalecer institucionalmente a los partidos


políticos. ¿Por qué? La sociedades están divididas, fragmentadas, en distintos clivajes que
definen los diferentes intereses en la sociedad. Los partidos cumplen la función de
intermediación entre esas demandas diferenciadas entre la sociedad y el sistema político.
Las ideologías entendidas como concepciones del mundo y de la vida, y traducidas en
propuestas programáticas, expresan como grandes grupos de ciudadanos que participan o
votan por los partidos conciben lo que debe de ser la vida en la sociedad, como debe estar
organizado el gobierno, y como debe ser la vida en la sociedad. En ese sentido, las
ideologías cumplen un papel muy importante en las sociedades desde los partidos porque
permiten que los ciudadanos puedan elegir entre opciones diferenciadas.

Es preciso recordar que uno de los grandes problemas en Guatemala es que los partidos
políticos carecen de posicionamientos ideológicos. Se presentan como “ni de izquierda ni
de derecha”, “comprometidos con guatemala” pero en la práctica terminan respondiendo a
los intereses de sus financistas y propietarios. En las políticas que proponen llevar a cabo

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los partidos se deberían observar las diferencias ideológicas. Algunos ejemplos sobre temas
que ayudan a ubicar las propuestas programáticas según la ideología: impuestos directos o
indirectos, más o menos Estado, mercado libre o regulado, y si las políticas de acción
afirmativa son necesarias o no. En ese sentido sistemas de partidos claramente
diferenciados en términos ideológicos y programáticos contribuyen al fortalecimiento de la
democracia, porque la ideología no es solamente un discurso, son propuestas
programáticas.

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Referencias.

1. Alcántara Sáez, M. (2004). La ideología de los partidos políticos latino americanos.


Working Papers Online Series.

2. Cavarozzi, M., & Medina, J. M. A. (Eds.). (2002). El asedio a la política: los partidos
latinoamericanos en la era neoliberal. Homo Sapiens Ediciones.

3. Román Marugán, P. (1997). Los partidos políticos y las ideologías. Manuel Mella
(Comp.). Curso de partidos políticos. España: AKA Universitaria.

4. Vallès, J. M., & Puig, S. M. (2015). Ciencia política. Un manual: Nueva edición
actualizada. Grupo Planeta Spain.

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