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EMILIO BETTI (CATEDRATICO DE DERECHO CIVIL EN LA UNIVERSIDAD DE ROMA DEL EGOCIO JURIDICO Tercera Edis, 1985 EDITORIAL REVISTA DE DERECHO PRIVADO © ewrronsat. REVISTA DE DERECHO' eRIVADO Manso MapRiD | serene PS TOSS CREATE La obra'de Buttio Berri que hoy preseatamos forma parte—y ya es ‘lo signifcative—del extenso e importante Trotado de Derecho civil ita. iano, disigido por Feture Vassatts, en el que han querido recogerse los fotos del eafwerzo, tan continuo como brillnte, de la doctrina jurfdica italiana de ls iltimos decenios. Designado para cada teme general el espe cislista que mayor gerantia de acierto ofreciera de llevar a cabo el tre: bajo encomendado, el encargo a Ewtito Bert de la exposicién del nego- cio juridico significa, eridentemente, el reconocimiento de los méritos lcancados ex uns auplio cued por aborder, magistralmentc. siempre, cvestiones trascendentales de la ciencia juridica, aqullas de mayor reper. ‘usin y mis tangible benefiio para la construecin doctrinal. En la actividad de Bernt, su predominante labor de romanista no habia de apararle del gusto y ls competencia para los més vivos y eoncretas pro- lems qu Vida juridiea actual; sus exposiciones sistemsticas yy metodoligieas—a veces profundamente innovadoras—no le impiden aten- der alas formas mis ceidas de Ja elaboracién juridica; sus aportaciones, siempre con el mismo reiete, aleanzan desde el Derecho mercantil al pro cesal Con esta amplitnd de contacts, y quizé por ello, Emti10 Bernt, hoy catedrtico de Derecho civil en la Universidad de Roma, esta especialmente califcado para hacer dal Derecho civil su campamento cential y servir a cesta discplina con el poder de sintesis y la documentaciOn general que resaltan en la presete obra. En dl momento en que ésta aparece no soplaban vientos favorables para la teoria del negocio juridico, impugnada como todas aquellas doctri- nas generles que, fruto del esfuerzo pandectista,habfan recibido consa- sracién legisativa en la Parte general del Cédigo civil slemén de 1900. Barn, velorando la continuided histérica romanista que encarnaban y sa ‘ilidad dogmética, se niega a participar en este viento -de fronda. Las ‘nuevas soluciones del Cédigo civil italiano dltimo pueden ser también en- cuadradas dentro de las categorias tradicionales. Pero Ia critica de-las doctrinas de la Parte general, y especislmente de Ja del negocio juridico, verdadera creacién de la ciencia jutidica, va mis allé de su aptitud para explicar las nuevas soluciones de un Cédigo, repe- sentando Ia xevisién de su oportunidad en todos los terrenos del Derecho. En tomo a la eventual inclusién en el Cédigo evil italiano, «la supresiin ‘nel Proyecto de Cédigo popular alemén, surge Ia controversia, Habiendo prosperado el criterio contrario a la admisién, debe advertirse que tampoco ‘este capitulo en la cuestin de las doctrinas genersles_ puede considerarse seldado. Hoy se muestran favorables a ella, en cambio, los trabajos pre. paratorios de le reforma del Cédigo Napolesn, pese a las poderosas consi- deraciones de Ja falta do una tradicién francesa en tal sentido y de la iitacién que supone del Usmado Plan alemén. Se han reiterado en esta easién los argumentos ya conocidos de la polémica en Alemania y en Talia, La Parte general (y le teoria del negocio juridic, preferentements) tenia que atraer los ataques de aqullas eseuelas metodolégicas que plan teaban su repulsa a ls jurisprudencia constructiva o conceptual y, especial. mente, de las escuela sociol6gicas. La Parte general es una creaci6n de ‘conceptos, de abstracciones; se elabora de espaldas a la vida, se dice. Cons truccién ligica frente a observacién real. Con la brevedad que impone el espacio que se me asigna, quisiera informar de algunos argumentos contrarios a tal tendencia. Ya empirice- ‘mente dice Hick que toda exposicin en la vida corriente, no ya en It Ciencia, scostumbra ser precedida de instucciones generales que facili tan el acceso a las determinaciones més concretas. ¢Quiebra en el Derecho ‘sta prictca comin? Se invoca el inconveniente del doctrinarismo, «pero no que y Ia Parte general» (Banseno), aunque oftezca ita el terreno mis pro picio para que tome arraigo, Ain més, el doctrinarismo aparece ligada, cen Ia realizacién del Derecho, a aqullas formas de solucién por métodos predominantentente ligicos de los casos jurfdicos coneretos, con la ana logia como expediente principalisimo. Acertados 0 recusables tales méto dos, en la medida en que se los utilce parece han de encontrar precisa mente en las doctrinas generales su freno y corrective. Un Cédigo al que no se leven, en lo posible, normas de apicacién general, con la consiguiente fijeza sobre su esfera de efcacia, etimolard siempre, dentro de las direc. tices légico;positivista, el abuso do la extensién anal6gica 0, ala invers, Ja falta de una aplicacén clara y precisa de la ley cuando se retroceda ante el procedimiento analigico. De este modo, el postivismo y los métodos 4 suponerse que existe una suerte de nexo de causalidad ente Al | | | | t lgicos parece se proveyeron, en la Parte general del B. G. B, de su progio antidoto, y mientras no se concela absoluta preferencia a otros métodos de aplicacin del Derecho, puede ser aventurado prescindir de su concuno. De otro lado, la posible realidad de las doctrinas generales no se busca, sino que se ofrece, Considerando aiin los texts legislativos, no necesta comprobacién el hecho de que existan normas juridicas coincidentes, rele ribles todas a un concepto general. Y enire todos los recursos de une mis seacila y clara exposicin, ef emplazamiento de preceptos de valor general en un capitulo propio de los Cédigos edesigna el campo de aplicacién brere y clarament, favorece Ia vsi6n general y con ello faclita le orientaciin ripiday (HBox). Ello, en lo que respecta a la inclusién de doctrinas gonerales en les Cédigos. Para Ia Ciencia, libre de las esrictas finlidades de los textos, parece evidente que no puede renunciar a conducir sus sintesis a través de la generalizaci6n, por abstraccién de los més esenciales rasgos del feni- ‘meno singular. Tenemos presente la radical diferencia entre el Derecho y ls ciencias meramente teorétias, con la proyeccién del primero a fines y valores que trascienden las simples metas del eonocimiento. Pero, dentro ‘del aspecto ligico sistemitico del Derecho como clencia, sin desorbitale, nada hay que pueda desalfcar los procedimientos de la motodologia ge ral, Claro es que los conceptos generalesatafen al aspecto formal, éxjo- 0, légico, en sums, del Derecho, y cuando se desnaturaliza su caricter para hacerlos conceptes bisioos, fuentes de normas, todas las objeciones son vilides Una critica especial se formula para el negocio juridico (Lanexz, Nir- enpey), y es la dela falta de cohesion interna del concepto, de homoge: neidad. Pero ya-dice bien Mawcx: «Que todos los negocios juriicos etéa subordinados a las mismas reglas no ha sido nunes convenido y, por tena, ‘nunca esencia de su concepto.» Por encima de sus variedades, Ia figura del negocio juridico respondié siempre @ otrés notas unificadoras. En realidad, as alegaciones de Lanexz y NiPPERDEY, entre otros, no rompen slo la unidad del negocio jurdico, sino que tiende a modifier el sisteas actual admitido del Derecho evil y estin encuadradas, por tanto, dentro de una més vaste problemitica, la que, naturalmente, nos excusamos de considera, No queremos reauciar ahora a algunas sugerencias sobre Ie obra en si, en relacién a algunas acusadas tendencias de la doctrina cientifca, Destaca,en primer ugar, le clara oposicién de Brrr al Iamedo wdog: rma’ de la voluntads, tanto en el reconosimiento de éta como un poder creador verdederamente normativo y directamente eficaz, como en la ueyonbar ooiprnf ojarmesued yap sepouapua, vy aaqos ugysnoeip vj uo 920) anb insag v 2soepesSe op soway Bop weal ye spans anb ‘iogey wise sod onb ayes “agyoysod ns ou © eyueno va wu1oy onb vey yp Pino anb povumjos vy awe “uoroexojea ns ap oF ‘osooord ais oquatiesoy fumsraqiy 2p ¥q oyparag jp amb 30g? cepoarad eymouoyne yea ne 9p oust ss 9p squeynona nb ous ‘wazaynby ou onpraiput 1g ip wysaqguour ‘ouodstp compofou [pp vyouase ey ao2e) fou» ugieduosap yr ‘sopou s0p01 9p ‘Orag “epeartd syuonojne w] op 01609 ‘ard 0 upprsodep 20d anb eso wun e] 22puayuo aeqap 98 wepesepeP proonjoa> od js emoouy => ‘oxoye uo ‘unsadxe, ey “toaagnour ‘P= oowy anb uge sym ‘2 pryunjoa 2p uospersqruetr so orsofau ys amb 2190 ‘ouvjd opunios sesed ap wy ‘ortofou jo Zequohoemeo [8 ‘ponsmoa *T -rouny worspap & uppoezoes ns exed Of -oragg po enue 96 onb Pp yqauniey owarmepueus To “xdaoard pa 26th “suco wyeg ‘operdope wey sarred se anb vooeqnor vy x ‘ysoBou ye uoHee ins xapeouoo ap 0589 we ‘e189 EpoMOIe anf seqouanoaeuoo se] °P ‘eouoiadiuoo extsnpoxe ne ap wuor uo ef “aprongzae e| uD owendas [9p ued ‘aye9 aqioax onb ‘owperag, “apes yo ooo 2/908 pa pom ase ws oh rusueopepias an ermnrogne pepe“ ferryos eye a oot of sopepuat agip souayuent ow ua apsson xORYIY 9p ua}odaono9 ef op vaqoimb eT -tan{_soyepueur sof 9p uapro 2 2 omswuor fauar of woo “sooypyanf soysape soydoud si sxdwon ‘oxpoi9q] ap aweng e2pepz3 mnep RE 9p seUossNoUoD se uaaq 019g “oorgyod aru fu fp POUDRTXD 8] I apsBp apuagep van * ad ns opexuooda ey anb “epears pf ap wapy v] aBooe naaag ‘oYP2I°q | eyo e{ uoo weufind anb serouapuat ap onuap ‘98 36 ouroo ‘opespy 9] 9p ayusmuounolls 2 ‘soysodxa ‘9p eppueyodu, 2 ua ‘0019 souojseme se] “opoayd muouoyne owtoD epensep "st “agp anb “uoisepeSassome ap “sare sn o1qos wane ‘jenbe op sapepazoos szsonu ezed wrouzeyx9 ey uo “t2199 ‘ueg 219 op souodos srasqo wun 9p oxntap ‘esreomng coopiun{ opofeu [ep ‘sojeosrue seouansorw0® ‘sopHHaS

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