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Ética y Moral

Comenzaremos con algunas definiciones que nos permitirán comprender mejor los conceptos. La
palabra Ética proviene del griego Ethos, que significa costumbre, al igual que la palabra latina Mos,
de la cual deriva Moral. Como etimológicamente ambas tienen un origen equivalente, suele
confundirse el significado de ambas.

De un modo sencillo, definiremos Moral al conjunto de normas de una persona, o conjunto de


personas, que orientan su conducta, y que provienen de fuera de ellos, desde la sociedad en la
que se desarrollan, a veces transmitidas de generación en generación, que evolucionan con el
tiempo y que pueden presentar diferencias entre las diversas sociedades y/o momentos
históricos.

Por otra parte, utilizaremos Ética para nombrar a la parte de la filosofía que se ocupa de las
acciones humanas en cuanto a si son buenas o malas, es decir que estudia la bondad o maldad de
los actos humanos. En este sentido, decimos que la Ética es una ciencia, en tanto una disciplina
formada por un conjunto de paradigmas que establecen un modelo. Estudia las acciones
realizadas por el sujeto-agente, sus intenciones y su disposición a hacer las cosas de determinada
manera (talante). Estudia “lo que debe ser” según ese modelo, evaluando la calidad humana de
una persona o grupo como resultado actuar bien.

Las etapas del desarrollo Ético – Criterios de la conducta humana y de la conducta ética

Podemos arbitrariamente fijar seis niveles de desarrollo o criterios, de menor a mayor:

a) Búsqueda de placer (instintos) o de evitar castigos: la persona busca lo agradable, p.ej. premios
por cumplir con alguna regla externa, o cumple las normas para evitar el castigo derivado de no
respetarlas.

b) Obediencia a las reglas si favorecen sus intereses o seguimiento de normas inconscientes


impuestas desde afuera (superyo en psicología), de respuesta mecánica.

c) Actuar en función de la presión social o dar cumplimiento a lo que esperan las personas que lo
rodean (mandatos explícitos).

d) Cumplir normas morales y civiles previamente aceptadas, por ese solo motivo, sin mayores
planteos internos.

e) Actuar en función de valores internos, del propio convencimiento, como por ejemplo valorar el
derecho de los otros y defender los derechos absolutos más allá de la opinión de otros o de reglas
existentes. La persona actúa conforme a lo que considera valioso.

f) El sujeto se guía en sus decisiones desde su núcleo como ser humano, desde el propio ser (como
antítesis del tener), superando los valores que se aplican en su ambiente y sosteniéndolos aunque
se opongan a lo que dicte la ley.
Los seres humanos podemos pasar secuencialmente por las etapas del desarrollo moral en modo
gradual ascendente, generando con cada etapa un mayor grado de independencia con respecto a
influencias externas. Las personas pueden estancarse en cualquiera de estas etapas. La
observación indica que la mayoría de las personas se encuentran en la llamada Etapa
Convencional (puntos c y d), y no siempre es posible garantizar que todos los individuos lleguen a
un desarrollo moral superior (puntos e y f). Mediante la meditación y racionalización es posible
captar y asimilar los valores superiores que influyen en la vida humana.

Dilemas éticos

Todo acto humano tiene un elemento psíquico que es también motivo de una valoración moral, el
cual es el “fin”, la “intención”, el “objeto” o “finalidad” por al que se realiza dicho acto. Dos actos
idénticos pueden tener distintos fines según su autor. Es decir que los seres humanos somos
Finalistas, en el sentido de que orientamos nuestras acciones a obtener resultados (“el bien”) y
evitamos lo que nos hace mal o consideramos “el mal”. Sin embargo, a menudo podemos
encontrarnos con situaciones controvertidas, donde nuestros juicios morales se ponen a prueba y
pueden ser cuestionados, que denominaremos Dilemas Éticos.

La acción frente a un dilema ético está condicionada por – Etapa del desarrollo ético de la persona
(visto en el punto anterior) – Sus características individuales, como son los propios valores
(convicción acerca del bien y del mal), la fuerza del ego (firmeza de las convicciones y medida de la
fuerza de su personalidad) y la localización del control, que puede ser interno o externo a la
persona, y es el grado en que ella se siente creadora de su propio destino.

Como apuntábamos más arriba, en nuestra vida cotidiana y profesional solemos encontrarnos con
dilemas éticos. En ámbitos organizacionales se está extendiendo la aplicación de códigos de ética o
de comportamiento que ayudan a disminuir estos conflictos internos explicitando claramente
cuáles son los comportamientos esperados de cada integrante de la organización, disminuyendo
entonces el nivel de desarrollo moral requerido para resolver adecuadamente la situación.

Ética Profesional y su Responsabilidad

Existen tres áreas donde es posible analizar los mandatos morales dentro de los ámbitos
organizacionales, que permiten evaluar la moralidad de los actos y su responsabilidad
(imputabilidad de las acciones), y proporcionan un conjunto de principios, criterios y directivas que
nutren la misión, visión, estrategia, cultura y filosofía de la empresa:

– la ética personal, propia de cada persona independientemente de cual sea su actividad,

– la ética profesional, que deriva de la profesión o tarea que desempeña, y

– la ética del directivo, pues desde su función toma decisiones que condicionan la función de
otros.
Si bien el término profesional alude en general a personas con nivel de estudios universitario,
podemos extender su significado a cualquier persona que realice oficios o trabajos permanentes y
remunerados aunque no posea dicho título.

Todo profesional tiene deberes típicos de su actividad. Entre muchos otros podemos citar el
secreto profesional (está acotado el derecho que tiene a divulgar información que le fue confiada),
debe actuar en solidaridad con miembros de su especialidad, sus intereses personales no deben
ser contrarios los de su empresa, cliente o colega, etc.

Si el profesional tuviera una actividad directiva, una actitud ética potencia además su liderazgo al
desarrollar virtudes humanas en sí mismo, entre pares y entre subordinados. La adhesión a
códigos éticos incrementa la efectividad del liderazgo.

Los individuos líderes con fuertes creencias éticas, demuestran un comportamiento constante y
consistente, y sus seguidores pueden confiar y depender de sus acciones.

En tanto medios para la consecución de fines y el desarrollo de las personas, las organizaciones en
general y las empresas en particular, tienen influencia en su ambiente social y por lo tanto son
responsables socialmente de sus acciones

Responsabilidad

Descripción de la responsabilidad

Responsabilidad es nuestro deber de tomar la propiedad (o autoría) de las decisiones que


tomamos o dejamos de tomar, las acciones que tomamos y las consecuencias que resultan.

Archivo Recuperado de:

https://pmqlinkedin.wordpress.com/about/etica-profesional-codigo-de-etica-pmi/

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