Está en la página 1de 2

EQUIPOS DE NUESTRA SEÑORA- REGIÓN COLOMBIA SUR - SECTOR IBAGUÉ

ASUMIR LA REALIDAD DE NUESTRO MUNDO

Publicado el: Miércoles, 02 Mayo 2012, Escrito por Luouis y Marie D’Amonville

Nada nos puede ser ajeno. Nuestro ambiente concreto. Las circunstancias que nos afectan.
Las personas y las cosas. Lo que solemos llamar nuestro mundo.

En él se originan nuestros sentimientos amables y nuestras agresividades. En él nacen


nuestros temores y nuestras esperanzas. Es nuestro campo de trabajo y el ámbito donde se
realiza nuestro descanso. Formamos parte de nuestro mundo y nuestro mundo forma parte
de nuestra vida.

Podemos estar de acuerdo con él o podemos no aceptarlo. También podemos prescindir,


refugiándonos en una actitud indiferente.

Desde luego, ninguna huida favorece realmente nuestro desarrollo espiritual. Menos aún,
cuando significa rehuir el compromiso que implica vivir una cultura determinada, en una
situación muy concreta, con unas posibilidades bien definidas. Si no asumimos estas
realidades, no podremos integrarlas adecuadamente en la construcción de nuestra
existencia.

Pero asumirlas e integrarlas significa sentirse protagonistas de la propia historia. No para que
los demás nos contemplen y nos admiren. Más bien para que puedan valerse de nosotros
para crecer también ellos.

Únicamente así podemos humanizar nuestro mundo. Podemos contribuir a que no sea
opresivo sino liberador. Podemos esforzarnos para que las personas no se sientan perdidas
o arrastradas contra su voluntad.

También con esto contribuimos a que todos los hombres estén verdaderamente bien
integrados en el grupo humano que constituyen.

Es una consecuencia necesaria e irrecusable del hecho de ser Cuerpo de Cristo. Tenemos
que serlo dando sentido evangélico a ese mundo. Haciendo que cada vez sean más
importantes las personas y menos las cosas. Procurando compartir lo nuestro sin medidas
egoístas, sin paternalismos, fraternalmente.

Nuestro mundo debiera ser un auténtico hogar para todos. En el que se sintieran a gusto.
Quizá muchos no encuentren en él lo que necesitan; pero deberían poder tener como suyo lo
que es nuestro: nuestro tiempo, nuestras cosas, nuestra buena voluntad siempre dispuesta,
nuestra amistad. Tales son los caminos de la fraternidad. Y la fraternidad es el alimento del
Cuerpo de Cristo.

MOVIMIENTO CATÓLICO DE ESPIRITUALIDAD CONYUGAL


EQUIPOS DE NUESTRA SEÑORA- REGIÓN COLOMBIA SUR - SECTOR IBAGUÉ

PARA REFLEXIONAR

1. ¿Qué cosas de nuestro mundo nos agradan y cuáles nos disgustan?

2. ¿Cómo nos influyen las circunstancias de nuestro entorno?

3. ¿Qué podemos hacer para mejorar nuestro ambiente?

TEXTO BÍBLICO: 1 Corintios 12, 12-27

MOVIMIENTO CATÓLICO DE ESPIRITUALIDAD CONYUGAL

También podría gustarte