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Así mismo hace una crítica hacia la educación bancaria y a la pedagogía autoritaria, ya que esta es una pedagogía

centrada en la figura del maestro y no en la del alumno, una pedagogía en la que los contenidos son impartidos de
manera vertical, es decir; de arriba hacia abajo. La educación bancaria no tiene en cuenta el pensamiento de los
estudiantes, ni sus deseos.
Paulo Freire, nos dice que en las sociedades gobernadas por intereses de grupos, clases y naciones dominantes en que
los que más trabajan menos pueden decir su palabra, y en que inmensas multitudes ni siquiera tienen condiciones para
trabajar los dominadores mantienen el monopolio de la palabra, con que mistifican, masifican y dominan.
En esa situación los dominados, para decir su palabra, tienen que luchar para tomarla. Aprender a tomarla de los que la
retienen y niegan a los demás, es un difícil pero imprescindible aprendizaje es:” la pedagogía del oprimido”.
Freire nos habla de la conciencia, entendida esta, como una manera de alfabetizar y nos dice que la conciencia no es solo
reconocimiento, sino opción, decisión y compromiso.
Así mismo se dice que en el círculo de la cultura no se enseña, sino que se aprende con “reciprocidad de conciencia” es
decir; no hay un profesor sino un coordinador que tiene por función dar las informaciones solicitadas por los respectivos
participantes y propiciar condiciones favorables a la dinámica del grupo, reduciendo de este modo al mínimo su
intervención directa en el curso del diálogo.
Freire, dice que pensar en el mundo es juzgarlo y que la experiencia de los círculos de cultura muestra que el
alfabetizando (= alumno) al comenzar a escribir libremente no copia palabras sino expresa juicios creadores de cultura.
De este modo el método de Paulo Freire no enseña a repetir palabras, ni se restringe a desarrollar la capacidad de pensar
según las exigencias lógicas del discurso abstracto, sino que simplemente coloca el alfabetizando en condiciones de
poder replantearse críticamente las palabras de su mundo, para en la oportunidad debida, saber y poder decir su palabra
ya que con la palabra el hombre se hace hombre.
Respecto a la educación bancaria, entendida esta como un acto de depositar, en la que el educador deposita la
información en los educandos como si estos fueran simples vasijas.

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