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Alumnos de Alta Capacidad 2 PDF
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preceptiva autorización.
DATOS DEL CURSO
DESTINATARIOS
DURACIÓN Y MODALIDAD
INTRODUCCIÓN.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.
INTRODUCCIÓN.
Bien dotada hace referencia a la persona que presenta un CI entre 110 y 130.
Superdotada es "aquella persona que tiene una inteligencia muy por encima
de la media, con un cociente intelectual superior a 130 existiendo diferencias
tanto a nivel cualitativo como cuantitativo, con buena capacidad creativa y una
motivación intrínseca para el aprendizaje" (Benito.Y).
Castelló (1987) afirma que "la alta capacidad intelectual presenta, como
principal diferencia respecto al talento, un sistema de tratamiento de la
información mucho más eficaz y productivo y, por tanto, más susceptible de ser
generalizado y aplicado a diferentes campos".
Yolanda Benito (1990) considera que una persona con alta capacidad
intelectual tiene uno o más talentos añadidos, y distingue entre diferentes
talentos:
ALTA CAPACIDAD
Autores como Renzulli definen a la persona con alta capacidad como
poseedora de tres conjuntos básicos de características estrechamente
relacionadas y con igual énfasis en cada una de ellas:
Liderazgo:
Lleva a otros a trabajar en los temas que él propone.
Responde adecuadamente a la responsabilidad.
Habilidad psicomotriz:
Mecánica: usa materiales comunes para generar soluciones
creativas a problemas cotidianos.
Deportiva: aprende ejercicios físicos más rápidamente y con
mayor corrección que sus compañeros.
Diversos autores en el Programa de enriquecimiento educativo para alumnos
con altas capacidades (2007) afirman que los alumnos con alta capacidad
presentan las siguientes características:
Autores como Köhler la definen como "la capacidad especial para adquirir
conocimientos nuevos".
Autores como Berk (2001) afirman que el estudio del desarrollo del niño es un
campo dedicado a la comprensión de todos los aspectos de crecimiento y
cambios humanos desde la concepción hasta la adolescencia.
Para autores como Piaget el primer período del desarrollo cognitivo (desde el
nacimiento hasta los dos años) el niño utiliza sus habilidades sensoriales y
motoras para entender su mundo. Aparece la inteligencia sensorio-motriz, que
le permite manipular objetos.
En los dos primeros años de vida Berk afirma que el niño se relaciona con el
mundo a través de los sentidos y la acción.
Stassen y Thompson manifiestan que "el niño aprende que un objeto existe
cuando no está a la vista (permanencia del objeto) y empiezan a pensar
utilizando acciones tanto mentales como físicas".
A partir de los dos años y hasta los siete aproximadamente, los niños no tienen
la capacidad de captar conceptos lógicos como el de la conservación, la
reversibilidad o la clasificación. El niño utiliza el pensamiento simbólico, que
incluye el lenguaje para entender el mundo.
El desarrollo motor.
Mora y Palacios afirman que la meta del desarrollo motor es el control del
propio cuerpo. Este desarrollo implica un componente externo o práxico (la
acción) y un componente interno o simbólico (la representación del cuerpo y
sus posibilidades).
Berk (2001) afirma en esta línea que "debemos tener cuidado de no pensar en
las habilidades motoras como logros aislados y sin relación que siguen un
horario de maduración fijo. Actualmente sabemos que cada nueva habilidad
motora no es solo un producto de cambio, sino también una contribución para
los logros futuros”.
Paniagua y Palacios (2005) exponen que "el desarrollo de los niños viene en
parte condicionado por sus ritmos individuales de maduración y desarrollo, pero
depende en gran medida de la estimulación que reciban. En todo caso, lo más
importante no es la edad concreta en que ocurren las cosas, sino que, cada
uno a su ritmo, niños y niñas no dejen de progresar en la secuencia de
adquisiciones y destrezas”.
El desarrollo social.
La conciencia social está compuesta por empatía (sentir lo que sienten los
demás, interpretar adecuadamente las señales emocionales no verbales);
sintonía (escuchar de manera totalmente receptiva); y exactitud empática
(comprender los pensamientos, sentimientos e intenciones de los demás).
Durante el segundo semestre del primer año son capaces de discriminar entre
las personas que le son familiares frente a aquellas que son desconocidas y
reacciona, ante estas últimas, con lloros, ocultamiento de la cara…
En este sentido Berk afirma que, en esta edad, los niños miran y sonríen más a
una foto de sí mismos que de otros niños. Y casi todos utilizan su nombre o un
pronombre personal (yo, mí) para referirse a ellos mismos.
Durante los primeros años tienen una gran importancia para el niño las figuras
de apego ya que influyen de forma notable en los procesos señalados
anteriormente.
El desarrollo afectivo.
Siguiendo a López (2000), "los niños nacen con una gran capacidad de
aprender, preorientados a buscar y preferir estímulos sociales y necesitados de
vínculos afectivos con algunos miembros de su especie. El apego y la amistad
son los vínculos afectivos básicos, jugando el apego un papel fundamental en
los primeros años de vida".
Berk (2001) define el apego como "el lazo afectivo fuerte que sentimos por
personas especiales en nuestra vida que nos lleva a sentir placer y alegría
cuando interactuamos con ellas y nos alivia su cercanía en momentos de
estrés".
Pelegrina y Gallardo (2004) lo definen como "el vínculo afectivo que se crea
entre el niño y el cuidador u otras personas próximas, como hermanos, abuelos
etc.”
Félix López lo define como "el vínculo afectivo que el niño establece con las
personas que interactúan con él de forma privilegiada, estando caracterizado
por determinadas conductas, representaciones mentales y sentimientos".
Paniagua y Palacios (2005) afirman al respecto que "a lo largo de nuestra vida
establecemos relaciones de apego con varias personas y en cierto sentido
nuestra biografía personal viene definida por la sucesión de vínculos
emocionales que hemos ido estableciendo y tal vez perdiendo. Pero las
relaciones de apego de los primeros años parecen dejar una especie de
plantilla a la que vamos a acomodar futuras relaciones de apego. No es que las
iniciales (típicamente con los padres) condicionen irreversiblemente todas las
experiencias emocionales posteriores, pero sí parece que contribuyen a definir
cierto estilo de aproximación a las relaciones de apego ulteriores".
Thompson manifiesta que "los niños que reciben la atención empática de los
adultos que cuidan de ellos experimentan un apego seguro hacia estos, es
decir, un apego que queda a mitad de camino entre la identificación y el
alejamiento excesivos. Por ello, los niños que no recibieron la adecuada
atención de sus padres y cuyos sentimientos, en consecuencia, se vieron
ignorados, acaban convirtiéndose en adultos evasivos que han renunciado a
toda esperanza de establecer una conexión cuidadosa. Por su parte, los hijos
de padres ambivalentes que pasan de manera súbita e imprevisible de la
ternura a la ignorancia acaban convirtiéndose en niños ansiosos e inseguros".
Hacia el segundo año el vínculo de apego se consolida favorecido por la
aparición del lenguaje que facilita la comunicación con las figuras de apego.
Durante este ciclo se enriquece el mundo social del niño y tiene la oportunidad
de recibir una educación más planificada y profesional que la recibida en la
familia. Esto se pone aún más de manifiesto, si cabe, en el caso de entornos
familiares desfavorecidos.
Autores como Benito afirman que "se ha constatado que, a mayor número de
conexiones neuronales, mayor es la capacidad perceptiva y de integración de
la estimulación e información procedente del exterior. Un alumno con alta
capacidad intelectual posee un nivel perceptivo maduro (a los 4 años le
corresponde un nivel de 8 años)".
Continúa afirmando este autor que "los alumnos de alta capacidad se
encuentran por encima de lo esperado respecto a su edad cronológica, en
memoria visual y habilidades visoconstructivas, por tanto, el procesamiento de
la realidad será también superior ya que la percepción visual y de códigos es la
forma principal de ese procesamiento".
"La disincronía externa resulta del desfase entre la norma interna del desarrollo
del niño de alta capacidad y la norma social adecuada a la mayoría de sus
compañeros. En ocasiones los adultos le piden un comportamiento adecuado
para su edad y le incitan a „regresar‟ hacia la norma, cuando él es capaz de
mostrar un comportamiento más evolucionado".
Implicaciones educativas.
Siguiendo a Paniagua y Palacios (2005) "la estimulación de los más pequeños
consistirá en darles muchas oportunidades para actuar sobre objetos formando
esquemas de acción, así como en hacerles participar de numerosas
situaciones y actividades en las que su acción pueda incardinarse".
Si esto debe ser así para todos los alumnos, adquiere más relevancia, si cabe,
cuando nos referimos a alumnos de alta capacidad.
Para alcanzar la finalidad que postula la LOE y mantiene la LOMCE para esta
etapa educativa, los objetivos anteriormente mencionados y lograr el principio
de equidad establecido por la Ley Orgánica de Educación, debe ajustarse el
currículo para todos los alumnos y también para aquellos que tienen un alto
potencial intelectual. Ha de ofrecérseles un programa estimulante, adecuado a
sus posibilidades y limitaciones, que también las tienen, con el objetivo de
evitar la desmotivación.
Primer ciclo.
De los seis a los ocho años se produce un período de transición del
subperíodo de pensamiento prelógico al lógico-concreto.
El pensamiento es aún concreto y tiene dificultad para pensar en
ausencia de los objetos.
Tiene dificultad para realizar de forma espontánea procesos inductivos o
deductivos.
Presenta una semirreversibilidad operatoria; es capaz de captar
nociones como materia y número, pero presenta dificultad ante nociones
como peso y volumen.
Segundo Ciclo.
De los ocho a los diez años se establece el subperíodo de las
operaciones lógico-concretas.
La reversibilidad operatoria es más amplia, es capaz de captar nociones
como las de peso.
El pensamiento, en esta etapa, capta transformaciones.
Es capaz de realizar explicaciones racionales, apartándose cada vez
más, de los rasgos mágicos.
Aumenta la capacidad de retener datos.
Su curiosidad va en aumento.
El desarrollo del lenguaje aumenta y se convierte en un instrumento que
abre posibilidades en la vía intelectual y social.
Capacidad de dar sentido a la experiencia
Tercer Ciclo.
Se consolidan las operaciones lógico-concretas.
Se produce un desarrollo de la capacidad de síntesis que le permitirá
diferenciar cualidades de objetos y fenómenos. Se va iniciando la
transición hacia la lógica formal.
Berk (2001) afirma que "los niños tienen una mayor capacidad en la
solución de problemas. Pero el pensamiento sufre una importante
limitación. Los niños piensan de forma organizada y lógica solo cuando
tratan con información concreta".
Una de las características de la lógica concreta es la reversibilidad del
pensamiento que permite a la mente invertir su actividad y retroceder
con el pensamiento a fin de coordinar los fenómenos previamente
observados con las circunstancias presentes.
En el primer ciclo:
En el segundo ciclo:
En el tercer ciclo:
Córdoba, Descals y Gil (2006) afirman que los niños en este período
"expanden las redes interpersonales y progresivamente va aumentando la
importancia atribuida a las relaciones con los iguales. Conforme desarrollan su
habilidad para reconocer y tener en cuenta las necesidades y perspectivas de
los otros, se van dando cuenta de que los otros les responden de una forma
similar y van avanzando en su capacidad empática”.
Respecto a este último punto queremos hacer algunos matices referentes a los
riesgos, fundamentalmente en el aspecto emocional, que pueden presentar
estos alumnos:
Implicaciones educativas.
Coll afirma que los procesos educativos consisten en llevar a la persona más
allá del desarrollo dado, o sea, en promover el desarrollo a través del
aprendizaje: la influencia educativa no se sitúa al margen de los procesos de
desarrollo, sino que aparece integrada como uno de los principios explicativos.
Mantienen una excesiva preocupación por lo que los demás piensen de ellos.
Esto origina, en determinadas ocasiones, comportamientos contestatarios y
exhibicionistas que gradualmente van disminuyendo.
Beltrán Llera y colaboradores (2002) afirman que "la propiedad general más
importante del pensamiento formal (Piaget lo sitúa desde los 11 años en
adelante) es la distinción entre el mundo de lo real frente al mundo de lo
posible. El sujeto de las operaciones concretas limita su actuación hacia las
propiedades o aspectos de la situación que él puede detectar. A partir de los 11
años tratará de prever todas las relaciones que podrían tener validez respecto
a los datos y luego intentará determinar mediante una combinación de la
experimentación y el análisis lógico, cuál de estas relaciones posibles tiene
valor real".
Carretero afirma que "los sujetos de este estadio no solo formulan o conciben
hipótesis o explicaciones posibles de los problemas, cosa que hacen algunos
niños en el período operatorio concreto, sino que también las pueden manejar
y seleccionar al comprobarlas sistemáticamente y someter los resultados a las
pruebas de un análisis deductivo".
Nos parece interesante reseñar las conclusiones del único trabajo longitudinal
sobre el pensamiento formal que se ha llevado a cabo hasta la fecha, el de
Neimark, 1975. Los objetivos de esta investigación consistían en conocer la
naturaleza de la transición entre operaciones concretas y formales y cómo
influían variables como el cociente intelectual, la edad, el rendimiento
académico, los estilos cognitivos, dependencia-independencia de campo,
impulsividad-reflexividad. Las conclusiones fueron que:
Adquiere una gran importancia la relación con los iguales. Esta relación suele
iniciarse, en un primer momento, en pandillas de un solo sexo; posteriormente
se agrupan en pandillas de distinto sexo para iniciarse en las relaciones de
pareja.
Palacios (1996) afirma que “la relevancia de los factores sociales para la
evolución del sujeto adquiere un carácter primordial en la adolescencia, el
tránsito de la niñez a la edad adulta es la época de la búsqueda de compañía,
mediante la cual persigue simultáneamente la integración en el grupo y la
aceptación de su singularidad”.
Sigue afirmando este autor que “las últimas investigaciones realizadas en
EEUU sobre el tema que nos ocupa ponen de manifiesto que muchos
adolescentes tienen miedo a ser creativos y originales porque temen que se
produzca un rechazo del grupo. Solo al comienzo de la edad adulta se
adquiere plena conciencia de la complejidad social humana y de la necesidad
de buscar acomodo en ella sin perder la identidad personal”.
Esos aspectos señalados cobran aún mayor relevancia en la etapa que nos
ocupa.
Estos alumnos, como apuntamos, tienen una gran perseverancia ante las
tareas que se les propone y un alto grado de dedicación a las mismas. Estas
características favorecen un pensamiento creativo. Dedican mucho tiempo a
las actividades que les resultan motivantes y ensayan distintas alternativas de
resolución de problemas.
No podemos olvidar que el alumno con alta capacidad suele establecer sus
valores de acuerdo a su edad mental y no tanto respecto a su edad
cronológica.
En este sentido Silverman afirma que "el alumno de alta capacidad manifiesta
una insatisfacción de „lo que es‟ y un suspirar por convertirse en lo que „debe
ser‟". El riesgo desde el punto de vista emocional es un perfeccionismo en su
vertiente negativa.
Implicaciones educativas.
Las características señaladas anteriormente hacen más necesario, si cabe, el
papel que la educación debe desempeñar. La meta de la acción educadora es
lograr el mayor grado posible de autonomía.
Mara Selvini (1996) afirma que “el concepto de disfunción sistémica específica
implica a varias personas, además del individuo señalado y de quienes lo
señalaron. Introduce el modelo de circularidad, según el cual dentro de un
sistema específico donde ocurren una serie de fenómenos A, B, C, D, el
fenómeno D vuelve a condicionar al A en lugar de proyectarse en una
secuencia irreversible. La capacidad de transformación, de estar abierto a las
influencias e ideas de los otros, es característica de un sistema sano”.
Esta afirmación nos lleva a reflexionar sobre nuestro papel como profesionales,
y a realizar una autoevaluación sobre nuestra práctica.
Bolivar (2002) afirma que la percepción que tendrá el alumno sobre sus
capacidades y potencialidades, derivadas de los mensajes más o menos
explícitos que recibe, influirán de forma decisiva en su motivación, conducta y
aprendizaje.
Hay una serie de aspectos que contribuyen a generar un buen clima de trabajo
con los alumnos de alta capacidad. Además de los mencionados hasta el
momento, añadiremos la importancia de crear un clima de seguridad y afecto al
objeto de que los alumnos sean capaces de asumir los retos que la enseñanza
plantea; utilización de las nuevas tecnologías de la información y la
comunicación; promover el aprendizaje cooperativo y la tutorización.
Los mensajes con los que nos dirigimos a los chicos/as de esta edad han de
ser coherentes y no contradictorios. De ahí la importancia de que el hogar y el
centro educativo trabajen en la misma dirección.
Esta opinión es compartida por autores como Pérez Gómez, 1999; Yus Ramos,
2001; Le Boulch, 2001.
Familia:
Compañeros:
El centro educativo:
Para ellos es importante saber su lugar dentro de la familia y del centro. Este
ofrece una maravillosa oportunidad de ejercitar sus crecientes intereses.
Para poder progresar en el centro se hace necesaria una cierta exigencia, pero
no debe ser tan intensa como para que repercuta negativamente en la
confianza que debe tener en su entorno y en sí mismo. Las últimas
investigaciones han puesto de manifiesto que la ansiedad que experimentan
los adolescentes ante los estudios no se debe tanto a reacciones emocionales
sino a sus estructuras cognitivas y a la presencia de preocupaciones
personales al margen de las tareas educativas. La estrategia que debemos
seguir es mantener el control emocional a través de la reestructuración
cognitiva o el modelado (Beltrán, 2002).
Tenemos que tener en cuenta y estar alertas porque a estas edades sienten la
necesidad de probar su propia reacción ante el miedo, su inseguridad y, en
ocasiones, lo prueban con actividades de riesgo.
No queremos dar por finalizado este capítulo sin mencionar un aspecto crucial
en todas las etapas educativas y que cobra mayor relevancia, si cabe, en la
etapa que nos ocupa: la motivación.
Motivación.
Iniciaremos este apartado con un aspecto previo a la motivación, el de las
metas del adolescente. Una forma de aproximación a esta problemática nos la
sugiere Alonso Tapia1.
Alonso Tapia señala: "ante todo, hemos podido constatar que hay una serie de
metas que parecen caracterizar de modo particular a los adolescentes, si bien
estas metas también están presentes antes y después del período que va de
los 12 a los 18/20 años. Nos referimos a las metas relacionadas con la
autovaloración —el deseo de éxito y el deseo de evitar el fracaso—, a la
búsqueda de autonomía y control de la propia vida y a la búsqueda de ciertas
metas externas —afiliación, empleo, pareja, dinero…—".
Continúa afirmando que, además de estas metas, hay otras que, aunque no
son típicas de esta edad, se hallan claramente presentes: la búsqueda de la
aceptación de los compañeros y, al menos en un grupo importante de
adolescentes, conseguir incrementar la propia competencia, motivo que suele ir
1
Alonso Tapia. Motivar en la adolescencia: teoría, evaluación e intervención. Madrid: UAM.
unido al deseo de experimentar la propia competencia en la tarea, lo que
caracteriza la motivación intrínseca.
Implicaciones educativas:
En segundo lugar, intervenir con un mismo fin desde dos frentes distintos. Por
un lado, tratando de modificar las estrategias cognitivas con que los sujetos
afrontan las tareas, lo que supone que los profesores no deberían prestar solo
atención a la adquisición de los contenidos curriculares, sino al desarrollo de
las estrategias de pensamiento, afrontamiento del fracaso y, en general, de
autorregulación adecuadas.
Por otro lado, haciendo caer en la cuenta a los sujetos las metas que están en
juego, orientando su atención hacia el aprendizaje más que hacia la
autovaloración, orientándoles asimismo hacia la mejora de su autonomía en el
sentido sugerido por De Charms y ayudándoles a corregir los patrones
adecuados de afrontamiento del fracaso. En este sentido puede ser útil seguir
las pautas de actuación sugeridas por Pardo Merino y Alonso Tapia, pautas
que suponen fundamentalmente controlar los mensajes que se lanzan a los
sujetos antes, durante y después de las tareas y, en general, los principios para
la optimización motivacional de la instrucción.
En tercer lugar, evitar crear un clima de clase competitivo, dado que parece
influir negativamente en la mayoría de los alumnos, como han puesto de
manifiesto Coll, Johnson y Johnson y Pardo Merino. Este tipo de clima genera
patrones atribucionales y de expectativas de control que influyen
negativamente en el rendimiento. Por el contrario, la organización cooperativa
de la actividad escolar o la organización centrada en el aprendizaje individual
no competitivo parecen ser las que dan mejores resultados.
Por último, dado que con frecuencia no percibir la relevancia de algo para las
propias metas se debe a que éstas no están claras, como ha puesto de
manifiesto De Charms, convendría la implantación sistemática de programas
de orientación vocacional a través de los que se sensibilizase a los alumnos
acerca de la importancia de plantearse su futuro y se les facilitase los medios
para una toma de decisión madura que sirviese de catalizador a sus esfuerzos
académicos.
Que los alumnos las consideren como una ocasión para aprender.
Que se evite en la medida de lo posible la comparación de unos con otros.
Estrategias:
Diseñar las evaluaciones de forma que permitan saber no solo si sabe algo
o si no, en caso negativo, sino también dónde está el problema.
Proporcionar información cualitativa relativa a lo que el alumno debe
corregir o aprender.
Acompañar la comunicación de resultados con mensajes para optimizar la
confianza del alumno en sus posibilidades.
No dar públicamente la información sobre los resultados de la evaluación.
El Programa de Enriquecimiento educativo para el alumnado de altas
capacidades coordinado por Casanova, M. A. de la Comunidad de Madrid
propone la programación del ámbito motivacional en los siguientes términos:
Objetivos:
Potenciar el pensamiento creativo a través de dinámicas lúdicas.
Desarrollar la fluidez de las ideas.
Afianzar, mediante aprendizajes cooperativos, la cohesión del grupo.
Favorecer la flexibilidad en las ideas.
Contenidos:
Observación de diversas situaciones.
Generación de ideas originales y novedosas.
Actitud tolerante ante las opiniones e ideas de los demás.
Desarrollo de la empatía y la escucha activa, poniéndose en el lugar del
otro.
Actividades:
Juegos y problemas lógicos acerca de las situaciones de investigación que
se desarrollen en el aula.
Juegos y situaciones que favorezcan la puesta en práctica y el desarrollo
del pensamiento divergente.
Juegos de palabras que favorezcan la creación literaria.
Ejercicios que potencien la fluidez verbal y de ideas.
Metodología:
Los principios metodológicos del currículo de las etapas que nos ocupan se
orientan al desarrollo de los procesos de autonomía personal y del
pensamiento formal. Destacamos:
Partir del nivel de desarrollo del alumno tanto desde el punto de vista
psicoevolutivo como de su nivel de conocimientos.
Asegurar la construcción de aprendizajes significativos a través de la
movilización de sus conocimientos previos y de la memorización
comprensiva (reflexionar sobre lo aprendido para evitar el memorismo sin
significado).
Proporcionar situaciones en las que los alumnos deban realizar una intensa
actividad mental que le lleve a reflexionar y justificar sus actuaciones.
Posibilitar al alumno que realice aprendizajes significativos por sí solo.
Facilitar la interacción en el aula como facilitadora del aprendizaje. Requiere
que el profesor realice grupos flexibles.
Proporcionar situaciones de aprendizaje que resulten motivadoras,
interesantes para los alumnos.
Organizar los contenidos implicados en el desarrollo del pensamiento formal
a través de un enfoque interdisciplinar. El conocimiento no debe
presentarse aislado y conviene buscar relaciones entre asignaturas
(interdisciplinariedad) y dentro de la misma asignatura
(intradisciplinariedad).
Consideran, citando a Brown, 1987, que esta función abarca cuatro grupos de
variables.
MÓDULO V. MEDIDAS EDUCATIVAS PARA ALUMNOS
DE ALTA CAPACIDAD EN LAS DISTINTAS ETAPAS
EDUCATIVAS.
Las distintas medidas que se están llevando a cabo en distintos países para
atender a esta población son:
Aceleración. Flexibilización.
La aceleración consiste en adelantar uno o más cursos al alumno de alta
capacidad con el objetivo de adecuar el aprendizaje a su capacidad y
competencia real.
El artículo 7.2. expone que "la flexibilización deberá contar por escrito con la
conformidad de los padres”.
Freeman afirma que "los alumnos menores no pueden competir con los
mayores en muchas tareas, sufriendo presiones sociales y emocionales
innecesarias, su nivel de experiencia es distinto. A menos que un
alumno de alta capacidad intelectual también sea maduro afectiva y
emocionalmente para su edad, la aceleración no es una elección
adecuada".
Los alumnos de alta capacidad no evolucionan igual en todas las áreas.
Los alumnos menores que están adelantados para su edad no reciben
una atención individualizada sino la misma que los de su clase.
Castello afirma que "saltar parte de una asignatura puede provocar
futuros problemas en su dominio".
No es la medida idónea para aquellos alumnos que necesitan
actividades más motivadoras y estimuladoras o una mayor conexión
entre las informaciones.
Sánchez Manzano afirma que esta medida es bien aceptada en la mayor parte
de los países. Es la más fácil de emplear y la menos costosa. Las
investigaciones realizadas al respecto concluyen que la aceleración produce en
los alumnos de alta capacidad intelectual moderadas o importantes mejoras
académicas y no parece tener consecuencias muy negativas en la autoestima.
Agrupamiento.
Sánchez Manzano afirma que "bajo esta denominación encontramos gran
variedad de estrategias, cuyo denominador común es la formación de grupos,
de manera fija o temporal, según la capacidad y/o habilidades del alumnado y
con un currículo enriquecido y diferenciado. Tiene como finalidad ofrecer al
alumno de alta capacidad intelectual diferentes estructuras organizativas para
el desarrollo curricular, formas que van desde la atención en centros
especializados hasta la formación de grupos de aprendizaje en la propia aula
dentro del centro escolar ordinario".
Tipos de agrupamientos:
Ventajas:
Los profesores pueden estimularles más adecuadamente teniendo en
cuenta sus aptitudes e intereses.
Los especialistas pueden ayudarles a desarrollar determinados procesos
de aprendizaje.
Los alumnos salen de su grupo de referencia durante espacios cortos de
tiempo.
Los alumnos con alta capacidad intelectual pueden relacionarse con
compañeros de similares aptitudes e intereses.
Inconvenientes:
Pueden darse problemas de tipo relacional con el resto de los alumnos
del grupo de referencia.
Suele tener un elevado coste económico y de recursos personales y
materiales.
Al salir durante un tiempo del grupo ordinario el profesor del aula ha de
estar muy coordinado con el especialista con el objetivo de no
incrementar el trabajo que han de realizar estos alumnos.
Enriquecimiento.
Es la medida más utilizada actualmente y constituiría la primera para adoptar
antes que otras de carácter más extraordinario.
Ventajas:
Los procedimientos para los alumnos de alta capacidad tienen la misma
estructura que los dirigidos al resto de la clase.
Los alumnos se educan en grupos heterogéneos, facilitándoles de este
modo su futura inserción social.
Inconvenientes:
El profesorado puede tener la percepción de una sobrecarga de trabajo.
El profesorado puede considerar que no tiene la formación requerida
para este tipo de alumnado.
La escuela en casa.
Consiste en recibir la educación en su propio domicilio ayudado por la familia o
profesores especializados.
Esta modalidad se ha llevado a cabo en EEUU, pero los resultados no han sido
satisfactorios.
El pensamiento divergente.
La acentuación de los procesos.
Las habilidades sociales y el trabajo cooperativo.
La igualdad de oportunidades sin discriminación de género, etnia,
cultura…
La valoración del patrimonio artístico y cultural en general.
El respeto al medioambiente.
La valoración del esfuerzo personal y del trabajo en grupo."
Destinatarios.
Metodología.
Los mencionados autores proponen una metodología basada en los
conocimientos previos de los alumnos y en su desarrollo madurativo.
Se ha de fomentar:
Un ambiente lúdico y participativo.
Interés por un aprendizaje autónomo.
Predisposición a nuevos conocimientos que den respuesta a los
intereses, inquietudes y motivaciones del alumnado.
Enfoque globalizador del aprendizaje que favorezca las relaciones entre
los conocimientos y su aplicación a otros nuevos y a la vida.
Intercambio de ideas en un ambiente de tolerancia y respeto.
Impulso del pensamiento crítico y creativo.
MÓDULO VI. IDENTIFICACIÓN DEL ALUMNADO DE
ALTA CAPACIDAD INTELECTUAL.
Pruebas psicométricas.
En este apartado incluiremos pruebas que nos ayuden a esa identificación.
Algunas de ellas son específicas del personal cualificado al efecto,
orientadores tanto de los equipos de orientación educativa y psicopedagógica
como de los orientadores de los institutos de Educación Secundaria, pero otras
pueden ser utilizadas por el resto del profesorado completando así la
valoración de los profesionales señalados.
Hemos venido exponiendo que uno de los indicadores de los alumnos de alta
capacidad es su creatividad.
La evaluación de la creatividad no es tarea fácil. A lo largo de la Historia se han
utilizado instrumentos para valorarla:
Test de Guilford (1950).
Test de Wallach y Kogan (1965).
Test de Getzels-Jackson (1962).
Test de Torrance (1966).
Test de Inteligencia.
Pruebas de rendimiento.
Estas pruebas pueden ser empleadas por los profesores.
La observación:
Nos aporta datos que no son accesibles por otro medio, especialmente
en lo que se refiere a la parte más dinámica de la conducta,
sentimientos, preferencias.
Puede captar matices más ricos, más humanos que a través de otros
medios.
La finalidad es el conocimiento del alumno, pero teniendo en cuenta que
es solo una parte de la información del alumno.
Es un procedimiento que no precisa especiales condiciones y puede ser
utilizado habitualmente, aunque con las precauciones necesarias.
Ventajas:
Es un recurso básico para recoger información del alumno en su
contexto habitual.
Centra el interés en el alumno.
Nos suministra datos que difícilmente pueden ser obtenidos por otros
medios.
Inconvenientes:
Dificultad para que sea objetiva, depende del observador.
Fidelidad y constancia que precisa en su realización y en el registro de
los hechos, así como en el aislamiento de lo que se quiere observar.
En la interpretación, porque son siempre observaciones de la conducta
externa en un momento concreto, que no puede sin más ser
extrapolado.
Sería conveniente observar, en el caso de los alumnos con alta capacidad, los
siguientes aspectos.
Uso de un lenguaje maduro con fluidez verbal y frases complejas.
Si las preguntas que realiza son complicadas, maduras…
Comprensión de ideas complejas y de alto nivel de abstracción.
Conocimientos amplios y profundos en áreas o asignaturas específicas.
Ritmo rápido de aprendizaje.
Perseverancia en la ejecución de las tareas.
Actitud crítica.
En cuanto al rendimiento:
Avanzada habilidad de aprender cómo se hacen las cosas.
Habilidad para planificar qué hacer y cómo hacerlo.
Habilidad para realizar realmente aquello que han aprendido y
planificado.
Hay que partir de la propia organización del centro, desde lo más general a lo
más concreto. Cuantas más medidas se adopten en los ámbitos generales,
menos habrá que realizar en los más concretos. Es una tarea de equipo que
permitirá una reflexión conjunta.
El artículo 125 de la LOE afirma que este documento recoge todos los
aspectos relativos a organización y funcionamiento del centro en el curso
académico, los proyectos, currículo, normas y planes de actuación acordados y
aprobados. El claustro es el encargado de formular propuestas, planificar
aspectos educativos, evalúa y aprueba los currículos (art.129a y 129.b). El
Consejo Escolar evalúa y aprueba sin perjuicio de las competencias del
claustro de profesores, con relación a la planificación y organización docente
(artículos, 127 y129).
Este último aspecto recalca la importancia de la adecuación de las
programaciones del centro a las características de su alumnado y del entorno.
Como hemos venido exponiendo se hace necesaria una reflexión conjunta por
parte del profesorado con el objetivo de incluir una serie de medidas en los
distintos documentos de los centros teniendo en cuenta la diversidad del
alumnado que atiende. Ello no es óbice para que se adopten también una serie
de medidas extraordinarias para la atención, en este caso, de los alumnos de
alta capacidad intelectual.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
ÁLVAREZ MÉNDEZ, J M, (2000): Didáctica, currículo y evaluación. Buenos
Aires: Mino y Dávila.
ÁLVAREZ, B. (2000): Alumnos de altas capacidades. Identificación e
intervención educativa. Madrid: Bruño.
ALEXANDER, A., ROODIN, P. Y GORMAN, B. (1998): Psicología evolutiva.
Madrid: Pirámide.
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