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Tema: ¿Es posible un mundo sin tecnología china?

Giselle Natalia Tibambre Mateus


Facultad de negocios internacionales, universidad de la Salle
64202076 negocios y relaciones internacionales
Profesora: Lizeth Marcela Jaimes Herrera

03 de septiembre del 2020


8/15/2020 4:02:00 AM
Donald Trump no pudo construir un muro de concreto en la frontera mexicana, pero sí
levanta una muralla en la frontera digital con el gigante asiático.
Primero prohibieron a ZTE y Huawei, fabricantes de equipos para telecomunicaciones;
después, a TikTok, una red social juvenil. Y la semana pasada, a WeChat, la omnímoda
plataforma de comunicaciones más usada por los chinos.
Pero la Casa Blanca quiere más. La política de Clean Network (red limpia) formulada por
el secretario de Estado, Mike Pompeo, busca prohibir cuanta marca china de tecnología y
electrónica rivalice o supere a las estadounidenses en los mercados mundiales.
Probablemente, las próximas semanas caerán en la lista los fabricantes de productos de
videovigilancia Hikvision y Dahua, que dominan las ventas globales; el mayor fabricante
mundial de drones DJI; los gigantes del comercio electrónico y los servicios en la nube
Alibaba y Tencent, Baidu, el ‘Google’ chino, y los fabricantes de cables submarinos, entre
un centenar de empresas.
La periodista de tecnología de The New York Times, Shira Ovide, observó que “los
políticos, como los jefes tecnológicos estadounidenses, se dedican al miedo por la
tecnología china con tanta frecuencia que es difícil saber cuándo creerles”. Resume el lío de
la guerra contra las tecnológicas chinas que lidera Donald Trump, pero que no comenzó él
sino Barack Obama.
En Estados Unidos el presidente tiene amplios poderes, mediante la figura de emergencia
nacional, para prohibir negocios entre empresas norteamericanas y de otros países. Trump
las usa como ninguno para presionar a su rival asiático. En ese país discuten la posible
ilegalidad de estas decisiones, que algunos abogados creen que violan la primera enmienda
constitucional que protege las libertades. Pero en Estados Unidos el término seguridad
nacional parece pesar más que cualquier otro concepto
El argumento oficial es el de la seguridad y las posibles ‘puertas traseras’ que tendrían las
soluciones provistas por fabricantes chinos, por medio de las cuales espiarían a Estados
Unidos. Lo terrible de la historia es que, al menos teóricamente, podría ser cierta, aunque
nadie la ha probado. Durante años algunos acusaron de lo mismo a Microsoft, del que
decían que instaló puertas traseras para el Pentágono. Sin embargo, nadie tuvo acceso a los
80 millones de líneas de código de Windows.
En realidad, el miedo justifica un episodio más de la guerra comercial, originado en el
atraso norteamericano en renglones tecnológicos claves. John Bolton, el examigo del
presidente, dijo que “Trump quiso usar a Huawei como ficha en las negociaciones
comerciales con China de un modo cínico”. Si el presidente chino, Xi Jinping, cedía, las
puertas traseras en las tecnologías de Huawei ya no serían motivo de alarma.
Las prohibiciones norteamericanas tienen un impacto evidente. TikTok tiró la toalla y está
en venta, al menos en Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda. Tiene un plazo
lapidario: el 15 de septiembre desaparecerá de Occidente a menos que Microsoft o Twitter
la compren. Pero en el peor escenario, nada pasará. Los videos de jóvenes que bailan y
hacen monerías saldrán en otras plataformas. Al fin y al cabo, Instagram ya tiene un clon de
TikTok, llamada Reels.
Pero Huawei es otra cosa. Posee patentes y precios en infraestructura de
telecomunicaciones que decenas de naciones necesitan para subirse a la ola de 5G. Huawei
simboliza la expansión china en los negocios tecnológicos globales. Es un importante
proveedor de infraestructura para las telecomunicaciones, como antenas y estaciones base
que transmiten las llamadas telefónicas y los datos móviles, así como de sistemas que los
operadores utilizan para gestionar sus servicios. En teléfonos, Huawei desplazó a Apple y a
la coreana Samsung de los primeros lugares en ventas. No obstante, logró su principal
hazaña al superar a los fabricantes europeos Nokia y Ericsson en el negocio de las redes, lo
que le dio un poder enorme en las telecomunicaciones en el lado occidental del planeta.
¿Qué ocurrirá con Huawei si queda por fuera de los negocios en Occidente? En teléfonos
no ha tenido problema: tiene el 70 por ciento del mercado en su país y eso le bastó para ser
el vendedor número uno de smartphones en el trimestre pasado. Pero perder el lugar en
redes 5G, donde está su negocio fundamental, lo deja contra las cuerdas. En efecto, el 60
por ciento de la facturación de Huawei proviene de negocios internacionales. El primer
ministro británico, Boris Johnson, ya se sumó al veto estadounidense, y las redes de quinta
generación de Reino Unido no llevarán tecnologías de Huawei. Japón y Australia también
la vetaron. En Occidente le quedaría el mercado latinoamericano, en donde 5G tardará
algunos años; pero el embajador estadounidense dijo en una entrevista en O Globo que
Brasil sufriría las consecuencias si permite que Huawei participe en el despliegue de 5G.
En teléfonos, la firma pudo sustituir los mapas de Google y el buscador por apps propias.
No obstante, la semana pasada Huawei reconoció que ya no podrá producir más sus propios
procesadores Kirin, que hacen funcionar a los avanzados smartphones P40. La razón:
necesita componentes de origen norteamericano.
¿Puede el mundo occidental vivir sin tecnologías chinas? Ni siquiera Estados Unidos puede
hacerlo, porque China lleva ventaja en patentes en algunos campos estratégicos: redes 5G,
inteligencia artificial y robótica. Fabricantes norteamericanos como Apple, Intel y
Qualcomm dependen de proveedores con base en China, y bloquear a los asiáticos afecta la
propia competitividad estadounidense. Pero en el mundo industrial nadie es autónomo. Ni
siquiera China, pues depende de chips con patentes estadounidenses. Además, porque
genera parte del empleo gracias a las plantas que ensamblan las más populares marcas de
Estados Unidos.
La retirada norteamericana de China ya comienza. Apple puso en marcha la producción del
próximo iPhone 11 en India. Se trata, por ahora, de solo una parte, y la mayoría seguirá
operando en las plantas de Foxconn, en Shenzhen. Sin embargo, Apple quiere reducir su
dependencia de la manufactura china y se filtró que busca mover a India la quinta parte de
su producción. Apple produce 220.000 millones de dólares en fábricas chinas y crea casi 5
millones de puestos de trabajo, además de los 10.000 empleados directos de la marca.
Ensambladores generalmente taiwaneses como Foxconn, Pegatron o Compal, que tienen la
mayoría de sus plantas en China, fabrican los productos de Apple. Foxconn produce para
diversas marcas el 40 por ciento de los electrónicos de consumo en el mundo, como la
PlayStation, el iPhone, los computadores Dell y HP, entre otros. Un retiro paulatino de
grandes marcas norteamericanas tendría un impacto considerable. Desde luego, no muchos
países ofrecen la mano de obra y las escalas de producción existentes en territorio chino.
Donald Trump no inventó el veto y los conocedores creen que el tema no se solucionará si
hay un cambio de gobierno en Estados Unidos. Desde los tiempos de Barack Obama la
inteligencia norteamericana señaló los supuestos peligros escondidos en las tecnologías de
Huawei. Las sospechas provienen de una ley vigente en ese país que obliga a las empresas
a cumplir cualquier solicitud de información del Estado, que generalmente es su dueño, o al
menos accionista. También de la cercanía del Partido Comunista Chino con la compañía y
del hecho de que Ren Zhengfei fue oficial del Ejército Popular de Liberación.
Huawei es competitivo en calidad y precio. Los operadores British Telecom y Vodafone
protestaron la decisión del Gobierno británico de excluir a Huawei, porque les supondrá un
sobrecosto de más de 6.000 millones de libras. En Latinoamérica, Huawei entró al negocio
de la infraestructura ofreciendo dos por uno en estaciones base y otros productos.
Es claro que el veto de la Casa Blanca sobre las empresas chinas no es solo una
bravuconada del presidente Trump. Está en juego la carrera tecnológica de las
superpotencias.

Mi opinión
 Opino que a pesar de que el presidente Donald Trump intente prohibir que algún
tipo de tecnología de china sea utilizada en USA de igual forma seguirá siendo
dependiente de ella, ya que a pesar de que el presidente Trump quiera reemplazar la
tecnología China con tecnología creada en estados unidos tendrán que de igual
forma emplear tecnologías a parte provenientes de China para fabricar sus
productos tecnológicos, además como lo mencionan en la noticia China también es
dependiente de estados unidos ya que algunos de los de sus productos como lo son
los celulares Huawei requieren de un chip que ellos adquirían en estados unidos,
China también esta buscando la forma de crear sus propios chips y dejar de ser
dependientes de estados unidos pero a pesar de que lo logren de igual forma
perderán demasiados ingresos monetarios que recibían de estados unidos con sus
exportaciones de productos.
Ambos países dependen el uno como del otro, aunque estados unidos tiene una
dependencia mas grande hacia China y aunque tengan una rivalidad entre ellos
deberán seguir importando tecnología necesaria para crear sus productos a parte.
Además, la mayoría de tecnología estadounidense es ensamblada en China así que
independizarse de ella será un tema complejo para Donald Trump.
Myi opinion
 I believe that even though President Donald Trump is trying to prohibit some type
of Chinese technology from being used in the United States, he will still be
dependent on it, since even though President Trump wants to replace Chinese
technology with technology created in the United States, they will still have to use
technologies that come from China to manufacture their technological products,
Moreover, as mentioned in the news, China is also dependent on the United States,
since some of their products, such as Huawei cell phones, require a chip that they
acquired in the United States. China is also looking for a way to create its own chips
and stop being dependent on the United States, but even if they manage to do so,
they will lose too much monetary income that they received from the United States
with their product exports.
Both countries depend on each other, although the United States has a greater
dependence on China and although they have a rivalry between them, they will have
to continue importing technology needed to create their products separately. In
addition, most U.S. technology is assembled in China so becoming independent
from China will be a complex issue for Donald Trump.
i
https://www.semana.com/seccion/economia/4

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