Está en la página 1de 3

Indicios raíces paradigma inferencias indiciales

Marian Yineth Góngora Montaño (694152)


María Gisela cortés Micolta (676869)
Epistemología de las ciencias sociales
Jornada Diurna- lunes 9 a 12
ID de clase: 707102
Puntuación:95

Biografía
Carlos Ginzburg es un historiador italiano nacido en Turín en 1939, de una familia de
intelectuales y luchadores por la libertad, lo que le costó la temprana muerte a Leone
Ginzburg. Se doctoró en Filosofía por la Universidad de Pisa en 1961. Dio clases en la
Universidad de Bolonia y en la Universidad de California, Los Ángeles (1988–2006);
asimismo enseña ocasionalmente en la Scuola Normale Superiore di Pisa. Sus campos de
interés van desde el Renacimiento Italiano hasta la historia moderna de Europa. Sus
contribuciones atañen a la historia antropológica, al arte, a la literatura y a la historiografía.
Su punto de vista es muy original, erudito y provocador.
En 1979, Ginzburg hizo una petición al Papa Juan Pablo II para que abriese los Archivos de
la Inquisición. No logró respuesta, hasta que en 1991 un grupo de universitarios lograron
acceso para revisar el material de los archivos. Éstos se abrieron en enero de 1998 para
investigadores bien calificados. Pero su actividad política más notoria fue la que produjo su
brillante escrito Il giudice e lo storico. Considerazione in margine al processo Sofri (1991)
donde expuso la injusticia del juicio al intelectual izquierdista Adriano Sofri, acusado de
terrorismo con pruebas dudosas.

Ginzburg —cuyos padres eran de origen judío— firmó una petición en enero de 2007 contra
el proyecto de ley, presentado por el Ministro de Justicia Clemente Mastella, que penalizaba a
los negadores del Holocausto. Lo hizo con Paul Ginsborg, Marcello Flores, Sergio
Luzzato,Claudio Pavone, Enzo Traverso. Argumentaban que la legislación de Italia era
suficiente para enfrentarse con tales actos. La ley fue enmendada.
Hacia finales del siglo X I X surgió formalmente en el ámbito de las ciencias humanas un
paradigma o modelo epistemológico conocido como el “método morelliano”, con el que
Giovanni Morelli pretendía ayudar a la atribución a ciertos autores de cuadros antiguos,
frecuentemente mal retribuidos o fácilmente falsificados.
Morelli decía que era necesario examinar los detalles menos trascendentes y menos influidos
por las características de la escuela pictórica a la que el pintor pertenecía; por ejemplo, los
lóbulos de las orejas, las uñas, la forma de los dedos de las manos y pies.
El método de Morelli fue muy criticado, pero es necesario puntualizar que su autor no se
planteaba problemas de orden estético, sino problemas previos de orden filológico. Los libros
de Morelli contienen registros cuidadosos de las típicas minuciosidades que acusan la
presencia de un artista determinado; el método de los rastros de Morelli es comparable con el
del detective que descubre al autor de un delito por medio de indicios que a la mayoría le
resultan imperceptibles, como el utilizado por Arthur Conan Doyle en las historias de
Sherlock Holmes, su célebre personaje.
Wind, siguiendo a Morelli, comenta que “nuestros pequeños gestos inconscientes revelan
nuestro carácter en mayor grado que cualquier otra actitud formal, las que solemos preparar
cuidadosamente”. Este método es importante, tanto para notar la presencia de un artista como
para descubrir copias de las obras que se encuentran en las galerías usurpando el lugar de las
originales; nos hablan de la importancia de los detalles secundarios, de las peculiaridades
insignificantes, como la conformación de las uñas, de los lóbulos auriculares, de la aureola de
los santos y otros elementos que por lo común pasan inadvertidos, y que el copista no se
cuida de imitar, en tanto que cada artista los realiza de una manera que le es propia.El método
se halla estrechamente relacionado con la técnica del psicoanálisis médico. Freud declaró la
considerable influencia intelectual que sobre él ejerció Morelli en un periodo muy anterior al
del descubrimiento del psicoanálisis. Para Morelli, los datos marginales eran reveladores
porque constituían los momentos en los que el control del artista, vinculado con la tradición
cultural, se relajaba, y cedía su lugar a impulsos puramente individuales, incluso
inconscientes. Se ha expuesto hasta aquí la analogía entre el método de Morelli, el de Holmes
y el de Freud. En los tres casos se trata de vestigios, tal vez infinitesimales, que permiten
captar una realidad más profunda, de otro modo indescifrable. Vestigios, es decir, con más
precisión “síntomas” en el caso de Freud, “indicios” en el de Sherlock Holmes, “rasgos
pictóricos” en el caso de Morelli.Se reitera entonces que entre 1870 y 1880 comenzó a
afianzarse en las ciencias humanas un paradigma de indicios que tenía como base
precisamente la sintomatología médica, aunque sus raíces fueran mucho más antiguas.
Referencia
(De: Ginzburg, C. – Mitos, emblemas, indicios. Morfología e historia. Gedisa,
Barcelona, 2008, pp. 185 – 239).

También podría gustarte