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Resumen
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Ponencia presentada en los grupos de trabajo en el X Congreso de la Asociación Latinoamericana de
Sociología Rural, del 25 al 30 de noviembre de 2018 en la ciudad de Montevideo, Uruguay.
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Introducción
Se exponen los resultados de dos investigaciones en curso respecto a las luchas por
el territorio y la defensa del patrimonio biocultural (Boegue, 2008; Toledo, 2013)
protagonizadas por organizaciones originarias Wirráritari o huicholas, en San Luis Potosí y
Nahuas, en Morelos en contra de empresas mineras. En el trabajo se discute la
productividad del movimiento logrado en los dos casos (Merlinsky, 2013).
empresas privadas, al petróleo y al fracking (López, 2005; González, 2011; López, 2013;
López, 2017).
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(http://www.animalpolitico.com/2011/08/con-fox-y-calderon-se-concesiono-el-26-del-territorio-56-millones-
de-hectareas-a-la-mineria/, consultado 20/07/2015).
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En este trabajo se analizarán las luchas de estos pueblos por el territorio, por un lado
los huicholes, por el patrimonio biocultural de Wirikuta, y por otro los nahuas, por el
rescate de la zona arqueológica de Xochicalco, en ambos casos en contra de empresas
canadienses.
Durante la peregrinación, los peregrinos cortan solamente las cabezas del peyote sin
afectar su raíz, a la que cubren con tierra para que se regenere posteriormente. Gracias a
esta técnica las poblaciones no se ven afectadas en el futuro por el consumo y la
recolección masiva de los cientos de peregrinos; a diferencia del alcance del metabolismo
minero. Basta mencionar que para que la mina funcione requeriría grandes cantidades de
agua, afectando los cuerpos hídricos de esta zona desértica, y por consecuencia, los
ecosistemas que aloja. Adicionalmente, comprometeria las “aguas sagradaa” de los
manantiales y arroyos que los huicholes utilizan para garantizar la bonanza de las cosechas.
gasolineras, centros comerciales y los consecuentes cambios en el uso del suelo, muchos de
ellos en terrenos de propiedad social ejidal y comunal.
Con vistas a tener una visión global de la lucha por el territorio y poder evaluar sus
resultados en los diferentes ciclos de protesta se utiliza la noción de productividad social
del conflicto, es decir, los efectos de los conflictos socioambientales en términos
territoriales, jurídicos e institucionales (Merlinsky, 2013). Respecto a los cambios jurídicos
e institucionales conviene señalar las modificaciones realizadas en el marco legislativo en
el sentido de la legislación neoliberal para explotar las minas, vía las concesiones, a cargo
de empresas mineras transnacionales. Paradógicamente, durante el gobierno de Carlos
Salinas de Gortari se ratificó la participación del gobierno mexicano del Convenio 169 de la
OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales4 (1999).
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En los hechos, la legislación minera y el Acuerdo 160 de la OIT son dos marcos jurídicos encontrados que
provocan una especie de esquizofrenia legal. La primera a favor de la inversión del capital privado nacional
internacional y la segunda pugna por la defensa del derecho colectivo al territorio a favor de los pueblos
originarios y campesinos.
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El segundo ciclo es del año 2010 hasta el 2014. En estos años se inició la lucha y
aparecieron otros y repertorios de movilización, como las marchas hacia el Senado de la
República y la participación en el Foro Permanente de Cuestiones Indígenas (2011); un
peritaje tradicional y un pronunciamiento en el Cerro del Quemado, conferencias de prensa
y el festival musical Wirikuta Fest (2012). Además, cabe señalar que también es donde
nacieron las distintas variantes del discurso del movimiento social wixárika.
El pueblo de Morelos ha mantenido una larga lucha por el territorio, aunque destaca
la gesta revolucionaria encabezada por Emiliano Zapata por la defensa de la tierra en contra
de los hacendados después de 1910. Después de 1970, la lucha por los subsidios al campo,
fue protagonizada por la Unión de Pueblos de Morelos; la Unión de Ejidos Emiliano Zapata
(UEEZ); y otras organizaciones regionales (Sarmiento, 1997).
En el primer ciclo desde 1980 a 2008, las experiencias previas de luchas sirvieron
de marco para solidarizarse por otras luchas por el territorio en la entidad. Destaca la
comunidad de Xoxocotla que le ha tocado protagonizar varios momentos de lucha: contra
la construcción del aeropuerto en Tetelcingo y otro en Xoxocotla; en contra de la represión
policiaca por apoyar a campesinos de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala; en apoyo a
otras luchas como la solidaridad con el pueblo de Tepoztlán en contra de la construcción de
un club de golf; las acciones contra la deforestación y la destrucción del patrimonio
Cultural de Cuernavaca, cuando la empresa Costco intentó destruir el monumento
morelense conocido como Casino de la Selva; la lucha de la comunidad de Ocotepec por la
defensa de predios colectivos contra la construcción de una megatienda: Soriana
(Sarmiento, 1997). Destaca en estas luchas la solidaridad con la lucha en Tepoztlán en
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El movimiento indígena también ha reivindicado derechos de los pueblos originarios.
contra del club de golf desde principios de los noventas. En 2007 los 13 Pueblos, lucharon
en contra de un proceso inmobiliario, representado por Casas Geo, que pretendía apropiarse
del manantial chihuahuita, en 2011 un juez falló a favor de los 13 pueblos. Para 2008
organizaron el II Congreso de Pueblos de Morelos contando con la presencia de 48 pueblos.
Dicha organización también se solidarizó y apoyó otras luchas en contra de procesos
inmobiliarios promovidos por Casa Geo, la pretensión del municipio de Cuernavaca para
construir un relleno sanitario.
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(http://www.excelsior.com.mx/nacional/2013/03/20/889934, consultado 15/09/2015).
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Las comunidades y colonias que se quedarían sin agua a causa de la mina serían Temixco, Acatlipa,
Xochitepec, Alpuyeca, Tetlama, Miacatlán, Coatetelco, Cuentepec, 17 colonias de Temixco, 9 colonias de
Xochitepec y una colonia de Cuernavaca (Jardines de Cuernavaca) y 3 de Miacatlán /El Rodeo, Xochicalco y
Atzompa).
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Alamos Gold ha sido “galadornada” con la certificación de responsabilidad social empresarial en virtud de la
entrega de acciones asistencialistas a la población donde opera.
(https://www.camimex.org.mx/files/3115/0938/7392/Bpracticas.pdf)
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procesos diferentes, aunque con coincidencias, por ejemplo, al enfrentar a una empresa
canadiense, y gobiernos panistas.
En relación al origen de las empresas mineras destaca que las empresas canadienses
First Majestic filial de Silver Corp, en San Luis Potosí y Esperanza Silver, en Morelos
aprovecharon las reformas legislativas para obtener concesiones mineras para fines de
exploración y explotación. En contra, respecto al origen étnico se encuentran dos grupos
étnicos diferentes. El primero, los Wixáritari se encuentran distribuidos en cuatro entidades:
Nayarit, Jalisco, Durango y Zacatecas. Mientras que los hablantes de náhuatl, se localizan
los estados de Guerrero, Hidalgo, Oaxaca, Puebla, Tlaxcala, Veracruz, San Luis Potosí,
Michoacán, Estado de México, Morelos y Durango. Además existen unas 11 variantes de
dicho idioma.
En los dos casos podemos ubicar tres ciclos de protesta que ayudan mucho a
comprender los resultados de la lucha de los pueblos originarios en contra de las empresas
transnacionales. En el caso del pueblo Wixárika, durante el primer ciclo de protesta, de
1982 a 2009, podemos destacar que en sus inicios los promotores de la defensa no contaban
con una estructura sólida puesto que se trataba de los jicareros que participan en las
peregrinaciones. Sin embargo, en el primer ciclo de protestas no se contaba con un impacto
decisivo frente al gobierno mexicano y ante la empresa canadiense. Ésta última logró
afianzarse ante las instituciones.
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la fecha, el movimiento logra una mayor consolidación de los esfuerzos organizativos que
incidieron en la productividad del movimiento, aunque la llegada de gobiernos neoliberales
conservadores promotores de la inversión extranjera. A pesar de ello no se logró, en ese
momento, cancelar la explotación minera. Para entonces el movimiento logró conformar
una densa red de apoyo que influyó en la producción de propaganda y difusión del
movimiento más allá de las fronteras. En cierta forma, el marco cultural creado explica la
persistencia del movimiento por más de 36 años de lucha ininterrumpida.
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Conclusiones
Desde el enfoque de los marcos culturales podemos afirmar que los aspectos
simbólicos y culturales ayudan a explicar la continuidad del movimiento, en particular, en
el caso de la lucha Wixárika ya que abarca una lucha desde 1982 y se trata de la
reivindicación del significado profundo que guardan para ellos las peregrinaciones en
relación con sus procesos de reproducción social y política a través del sistema de cargos y
la veneración de los antepasados. En el caso de los nahuas de Morelos destaca un pasado de
luchas por el territorio, a pesar del proceso de mestizaje por el que ha atravesado. Sin
embargo, la defensa de territorio vía la reivindicación de la zona arqueológica como
patrimonio cultural despertó el apoyo de una densa red de organizaciones en la lucha por el
patrimonio biocultural.
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Bibliografía
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