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Cátedra de Geofísica Aplicada, U.N.P.S.J.B., Chubut, Argentina.

Tema 13
Instrumental Sísmico y Medioambiente Chelotti, L., Acosta, N., Foster, M., 2009

INSTRUMENTAL SÍSMICO
Y MEDIOAMBIENTE
Ya sea que se trabaje en prospección sísmica con el método refracción o bien con el de reflexión, que se verá en
los siguientes temas, se requiere de alguna fuente de energía artificial, de receptores o sismómetros apropiados y
de un sismógrafo donde grabar y eventualmente graficar los datos a fin de controlar su calidad. En general el
equipamiento de sísmica de refracción es más sencillo que el necesario para la adquisición de campo de la
sísmica de reflexión, sobre todo si ésta tiene objetivos que no son someros. Veamos sucintamente las
alternativas de instrumental sísmico en tierra y mar, y luego las consideraciones medioambientales relativas a la
adquisición de los datos.
FUENTES DE ENERGÍA:
Fuentes impulsivas:
Cualquiera sea el tipo de fuente, las
impulsivas se caracterizan por generar una
forma de onda u ondícula (wavelet) de
fase mínima, llamada así porque tiene un
adelanto de fase: es asimétrica, ya que está
más cargada de energía en la proa de la
forma ondulatoria, como se ve en la parte
izquierda de la ilustración.
Si el trabajo es somero y no se requiere de mucha energía, puede recurrirse a fuentes por caídas de pesos, desde
una maza de unos 5 a 7 kg sobre un disco metálico grueso, hasta bochas metálicas de más de medio metro de
diámetro cayendo de una altura de uno a tres metros.
Actualmente existen dispositivos de aceleración del peso en caída, denominados golpeadores (thumpers), muy
utilizados en sísmica de refracción. Aquí, ejemplos ilustrativos.

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Pero cuando se necesita mayor energía pueden utilizarse explosivos plásticos (cartuchos con la mezcla
explosiva de nitroglicerina, nitrato de amonio, etc. y detonadores eléctricos a base de fulminato de mercurio) y
es conveniente realizar un pozo por debajo de la capa meteorizada (weathering), lo que obedece a motivos
ambientales así como de eficiente propagación de la energía. A veces, antiguamente, se detonaban cargas en
superficie, lo que por seguridad y medioambiente ya no se hace. La perforación se hace con equipos montados
sobre camiones, que se rebaten durante el transporte, con capacidad de 100 ó más metros de profundidad
(fotografía superior izquierda) o bien con equipos portátiles (para mucho menor profundidad) en zonas de difícil
accesibilidad (imagen inferior izquierda). Allí se baja el explosivo, con un cable hasta el disparador (blaster), y
esto da lugar a una onda impulsiva, como se ve en las fotografías a la derecha, donde el soplado al aire debería
ser mucho menor que el aquí mostrado, tanto por razones de aprovechamiento de la energía en subsuelo como
de riesgo laboral, cosa que se logra tapando y apisonando adecuadamente el pozo luego de colocada la carga.

También puede recurrirse al sistema de Pozos Múltiples: varios


pozos adyacentes perforados a poca profundidad (esquema adjunto),
que en conjunto pueden tener menor costo que uno profundo y
algunas veces permite resultados comparables. Es una alternativa
empleada cuando se recurre a las perforadoras portátiles o en
afloramientos de roca dura.
Una variante superficial actualmente poco usada es el cordón
detonante, una soga con material explosivo que se extiende una
cierta cantidad de metros sobre la superficie, en forma lineal o
circular.

Otro tipo de fuente impulsiva son los dinos


(dinoseis), muy empleados entre 1970 y 1980 pero
hoy prácticamente en desuso. Provocan una
explosión de gas (una mezcla de propano y oxígeno,
análoga a la de un motor de combustión interna)
dentro de un tanque apoyado en el terreno, como se
ilustra a la derecha.

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En el mar desde 1964 mayoritariamente se utilizan cañones de aire (air guns), sumergidos a los lados o a popa
del barco, que generan un salida brusca de aire comprimido hacia el medio ácueo para provocar el pulso sísmico
omnidireccional, como
se ve en la primera
ilustración adjunta.
Abajo, popa de un
barco sismográfico,
cañón de aire sobre la
cubierta y equipo
compresor de aire.

También pueden emplearse:


-Cañón de agua (water gun) que
provoca un desplazamiento brusco
de un volumen de agua.
-Vaporchoc o vaporchoque de
inyección súbita de vapor dentro del
agua, el cual enseguida implosiona.
-Flexichoc o flexichoque una fuente
de aire comprimido con expansión
rápida tipo fuelle.
-Sparker o electropercutor, que
acciona por golpe eléctrico.
-Aquapulse o acuapulso, un
equivalente marino de los dinos,
detona propano y oxígeno en una
cámara de combustión interna.
-Explosivos detonados en cilindros
o esferas a tal fin (como maxipulse
y flexotir).

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Fuentes vibratorias:
Caracterizadas por generar una forma de onda (ondícula) de fase cero (figura en la primera página), es decir,
simétrica y centrada en la interfaz reflectiva, la cual es el resultado de la emisión de un barrido de frecuencias y
su posterior correlación cruzada con la respuesta generada en el terreno, cuestión sobre la que se volverá en el
Tema 15. Por lo tanto se trata de fuentes controladas.
Los camiones vibradores, vibros o vibroseis (fotos siguientes) son las fuentes más utilizadas en tierra desde la
década de 1980, son seguros y producen un barrido controlado de frecuencias que inicia con valores bajos (de
entre alrededor de 6 y 12 Hz) que va aumentando gradualmente (según una función lineal o logarítmica, elegida
en base a pruebas de campo) hasta llegar a unos 100 a 140 ó más Hz al cabo de unos 6 a 16 ó más segundos
(tiempo de barrido), según sea el caso.

Los martillos neumáticos son la alternativa vibratoria portátil


cuando la complejidad del terreno (topografía abrupta, selva densa,
etc) no permiten la llegada de los camiones vibradores. A la derecha
vemos una fotografía de una de estas fuentes.
Existen también prototipos de vibradores horizontales para generar
mayor proporción de ondas S, en tierra o muy raramente sumergido
en el fondo del agua.

RECEPTORES O SISMÓMETROS:
Los geófonos (esquema a la derecha) son transductores
mecánico-eléctricos en los cuales la vibración del suelo
hace oscilar un imán que se encuentra dentro de un
campo eléctrico generado por una bobina. De esta
manera se produce una FEM representativa del frente
de onda. Los geófonos van conectados en ristras
mediante cables eléctricos que son transportados en
rollos por camiones llamados tiracables o
eventualmente carros (fotografía de arriba) en lugares
de difícil acceso para vehículos pesados.

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La frecuencia natural de resonancia está en torno a los 14 Hz y los geófonos deben ser amortiguados para que
provean una respuesta apropiada a los impulsos del terreno. Algunos de estos receptores electromagnéticos
tienen base plana en lugar de puntiaguda (imagen superior derecha) para aquellos sitios en los que no pueden
clavarse (roca muy dura o veredas y calles en registros dentro de ciudades).
En casos especiales, cuando se desea registrar ondas S, se utilizan geófonos triaxiales (arriba, interior de uno de
ellos), también muy comunes en sísmica de pozo, que obtienen las componente de la vibración en x, y, z, a
diferencia de los geófonos convencionales que sólo registran la componente vertical de la vibración sísmica.
En el mar se utilizan hidrófonos, que funcionan por piezoelectricidad debido a las variaciones de presión de las
ondas sísmicas compresionales en el agua (esquema abajo). No registran ondas transversales porque éstas no
pueden transmitirse a través de los fluidos. Estos receptores son arrastrados a lo largo de una o varias líneas
(streamers) que se desenrollan desde la popa (fotografía a la derecha) para ir semisumergidas detrás del barco
sismográfico. (Una línea permitiría registrar secciones sísmicas individuales, también llamadas bidimensionales
ó 2D. Varias líneas paralelas, lo usual en la actualidad, permiten registrar datos para la sísmica de reflexión 3D.)

Cada una de estas líneas tiene un alma de acero, cables eléctricos y una funda impermeable. Además lleva
reguladores de profundidad llamádos pájaros (birds) entre los grupos de hidrófonos y una boya de cola, como

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se ilustra en la figura siguiente.

Abajo a la derecha, fotografía de un barco sismográfico llevando varias líneas de hidrófonos o streamers.

Ahora bien, en trabajos especiales en los que se requiere el registro de las ondas S en el mar o un lago, se
deben bajar hasta el lecho geófonos triaxiales (como en tierra), que pueden ser llevados a lo largo de cables
sumergidos (figura derecha) o bien ir conectados separadamente a sonoboyas (figuras de la izquierda).

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SISMÓGRAFO:
Operado por un “observador” o dos, es el sistema de registro de los datos, donde llegan los cables con la
información proveniente de los sismómetros (geófonos o hidrófonos). Puede ir montado dentro de un camión,
sobre un barco o hasta en versiones portátiles dentro de una valija especial. Antiguamente eran analógicos, se
hicieron digitales hacia 1960 y siguieron tecnificándose. Tienen una serie de dispositivos de acondicionamiento
electrónico de la señal (filtros, amplificadores, etc), un osciloscopio para monitorear la respuesta de los
receptores, una computadora desde donde se opera y donde son visualizados y archivados los registros, también
una impresora, un sistema de radioseñal para las fuentes de energía y, si éstas fueran vibratorias, una caja
electrónica controladora de sus parámetros. Abajo, esquemas del sistema de información que llega a un
sismógrafo en una versión tradicional (izquierda) y moderna para sísmica de reflexión 3D (derecha) en la que se
indican las cajas electrónicas (RSX) que, por grupos de receptores, acondicionan la señal (ganancia, filtrado,
etc.) y la envían telemétricamente al sismógrafo.

Arriba, caja
electrónica
telemétrica.

A la izquierda,
fotografías de
un sismógrafo
antiguo, con el
detalle de la
pantalla abajo,
y de un equipo
sismográfico
más moderno.

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Las siguientes figuras muestran el interior de un sismógrafo marino y el exterior de uno terrestre.

Abajo, fotografía de un sismógrafo portátil. Usualmente manejan hasta 48 canales y en general sus aplicaciones
son a pequeña escala).

GEOGRAFÍA DEL ÁREA A PROSPECTAR


Arriba tres imágenes del relevamiento topográfico en prospección terrestre, un trabajo imprescindible previo a
la adquisición de los datos sísmicos, sean éstos de refracción o reflexión, clásicamente realizado con teodolito y
plancheta y actualmente mediante posicionadores satelitales. La profundidad de agua se mide con un sonar.
Los trabajos de registro sísmico de campo pueden tener muy variados desafíos, más allá de los casos típicos de
adquisición marina o terrestre. Existen innumerables posibles complejidades topográficas, biogeográficas y
medioambientales, entre la cuales el trabajo en zonas transicionales intermareales, como es el caso de la
Patagonia, con gran amplitud de mareas, lo que requiere moverse con gomones o disparar durante la bajamar, a
veces con explosivos en perforaciones hechas con equipos portátiles, si la playa es fangosa (dominada por
acción de marea). O bien pueden presentarse casos de áreas pantanosas, como muestran estas dos imágenes.

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Aquí fotografías de campamentos sísmicos. Uno convencional, en topografía operativamente favorable, y otro
menos confortable, pero beneficiado por el paisaje.

MEDIOAMBIENTE Y SEGURIDAD LABORAL:


Hasta finales de la década de 1980 la conciencia medioambiental era muy pobre a nivel de empresas y también
de Estados y la seguridad en el trabajo sólo se limitaba a principios muy básicos. Esto fue cambiando para
mejor desde entonces, aunque todavía el cumplimiento de estos ítems suele no ser óptimo.
El terreno o el lago o mar donde se trabaje debería quedar igual después que antes de la tarea prospectiva. Esto
es en rigor imposible, aunque se intenta minimizar el impacto ambiental. Deben tomarse medidas como no
arrojar residuos de ningún tipo (ver fotografías abajo), procurar suprimir el uso de explosivos, minimizar los
vuelos en áreas de numerosa avifauna, o directamente no registrar en áreas críticas de reservas donde pudiera
afectarse de algún modo el ecosistema, por ejemplo si la contaminación acústica de los cañones de aire u otras
fuentes altera el comportamiento de los cetáceos u otras especies. También debe abrirse la menor cantidad
posible de picadas en el campo, para lo cual se suele recurrir a helicópteros, y, cuando la picada es inevitable,
no remover todo el espesor edáfico para facilitar la futura recuperación de la cubierta vegetal (como se ilustra).

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Cuando se trabaja en zonas pobladas, se debe reducir la potencia de vibración a valores acordes con la
seguridad de las edificaciones más débiles, según sea la localización de los vibros respecto a éstas.
Lógicamente, todo trabajo requiere de la solicitud de permisos de los superficiarios, sean éstos particulares o el
mismo Estado, en este último caso incluyendo aguas territoriales. En prospección terrestre se abona un canon
por servidumbre, legalmente estipulado, en compensación por los inconvenientes causados a través un
desarrollo cuidadoso y reglamentado por ley. Eventualmente puede haber casos en los que el propietario no
deba percibir el pago del canon, si la tarea de relevamiento tiene una magnitud y modalidad tal que el impacto
es prácticamente nulo. Así como, en casos de alto impacto, el monto normal de servidumbre puede no satisfacer
al superficiario y éste puede reclamar judicialmente un pago mayor o bien poner limitaciones extraordinarias
previas a la ejecución de las labores de campo.
En términos de seguridad e higiene también se deben seguir rigurosos protocolos para no correr riesgos
personales ni hacérselos correr a terceros, muy especialmente si se trabaja con explosivos, pero también
respecto a las pendientes y características del terreno a transitar, o a las condiciones de navegación segura
(clima, tránsito de otros buques, etc.) y demás circunstancias del entorno laboral. Asimismo deben emplearse la
indumentaria (cascos, botines de seguridad, etc.) y los demás implementos apropiados (por ejemplo salvavidas
en operaciones marinas), debe disponerse de equipamiento y personal entrenado para primeros auxilios -en
grupos medianos o grandes un paramédico- y deben practicarse rutinas de extinción de incendios, evacuación
segura y otras alternativas, según sea el ámbito de trabajo específico.

CUESTIONARIO BÁSICO

- ¿Cuáles son los dos tipos básicos de ondículas y a qué fuentes corresponden en general?
- ¿Qué distintos tipos de fuentes de energía sísmica pueden utilizarse en mar y en tierra?
- Explicar brevemente el principio de funcionamiento de los geófonos e hidrófonos y cómo se conectan entre sí.
- ¿Qué elementos tiene y qué hace un sismógrafo?
- Comentar situaciones no convencionales en cuanto a fuentes de energía, sismógrafos y transportes.
- ¿Cuáles son las consideraciones a tener acerca del impacto ambiental y la seguridad laboral?

BIBLIOGRAFÍA

- Cantos Figuerola, J., 1972. Tratado de Geofísica Aplicada (p.204-2349. Librería de Ciencia e Industria.
- Griffiths y King, 1972. Geofísica Aplicada para Ingenieros y Geólogos (p.85-104 y 133-145). Edit.Paraninfo.
- Sheriff, R., 1991. Encyclopedic Dictionary of Exploration Geophysics. Society of Exploration Geophysicists.
- Sheriff, R., 1985. Geophysical Exploration and Interpretation. Society of Exploration Geophysicists.

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