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Alejandra Castillo

Nudos Feministas. Política, filosofía y democracia


(Palinodia, Santiago, 2011)

Por Cristian Cabello


Género, mujer y Camila Vallejos

“¿Qué intentamos decir cuando ese ser no a las mujeres como víctimas de un
humano es mujer? […] ¿Qué intenta- sistema, ni como huérfanas, sino como
mos decir cuando hablamos de los ‘dere- cuerpos más allá de la normalidad de lo
chos humanos de la mujer’?”,1 dos pre- humano, como figuraciones monstruo-
guntas fundamentales para comprender sas; ya no esos cuerpos afectivos ni sen-
la escritura de Nudos Feministas de Ale- sibles sino más bien sujetas arrancadas
jandra Castillo que desgarra y releva la de lo espiritual y metafísico.
condición “paradójica del ser mujer”. “Las mujeres, podría decirse, se vinculan
Poner en duda lo humano de la mujer a lo político fallidamente. Vínculo falli-
es un acto hereje en una latinoamérica do en cuanto son el índice de un desor-
donde el peso de la realidad 2
nos hace den: el desorden de ser iguales pero estar
pensarnos como dependientes de los excluidas de la política”.3 Este vínculo
beneficios y promesas de una democra- fallido de mujer y política que declara
cia, de la ciudadanía, de la humanidad y en el cual insiste Castillo, refleja su
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universal que aún no llega y que nos bo- necesaria y urgente reflexión ante epi-
rrará esa marca que funciona como una sodios que continúan naturalizando el
huella de nuestra precarización. Pensar signo mujer, despotizándolo como ges-
a las mujeres sin humanidad es un ges- to de lo feminista. A modo de ejemplo
to provocativo que nos hace imaginar, y provocación de este discurso humani-
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tario que regula las representaciones de dañadas y que buscan ser curadas por
la mujer está la singular demanda que un discurso realista de la comunicación,
presentaron académicos del Instituto donde esa representación paródica se
de Comunicación de la Universidad de toma sin pliegues como si fuera lo hu-
Chile (ICEI) al Colegio de Periodistas. mano, o incluso más humano que lo
Los profesionales de la comunicación humano cotidiano debido a su condi-
realizaron un acto de defensa, enjui- ción de visibilidad y presentismo de un
ciamiento y reordenamiento de una cuerpo, nada parece más urgente que
representación mediática de la dirigente una política de la presencia, la restitu-
estudiantil Camila Vallejos en la porta- ción del cuerpo de la mujer. Una lógica
da del diario Las Últimas Noticias que propia de un “política de la presencia”
tituló: “Camila Vallejos no quiso mover que Castillo cuestiona porque “confían
la colita” (en contraria oposición al de- en la certeza de un cuerpo, en la mar-
sorden que definiría lo feminista en su ca definitoria del cuerpo femenino que
representación según Castillo). Pero no es incorporado […] bajo la forma de la
es tan sólo la línea editorial la que abre maternidad y el cuidado”.5
la representación de la mujer en política Se supone que existe un modo correcto
sino también es la misma voz público- de la representación de las mujeres en
social, la “voz del pueblo”, como lo re- política, un discurso con “conciencia
afirma el título de la nota al interior del de género” que busca restituir un orden
diario: “Pese al clamor popular, Camila natural del signo mujer. Para estos de-
Vallejos no quiso mover la colita”, lo fensores y protectores de la mujer en la
que impide inmediatamente restringir comunicación, no es ético ni verosímil
228 la discusión a la responsabilidad de los exhibir lo sexuado de la mujer en la po-
medios de prensa de derecha. 4
lítica, porque el derecho a constituirse
Denunciando y acusando tratos “deni- como “mujer” supone una sexualidad
gratorios” y discriminación de género organizada y además neutralizada. No
en contra de la dirigente estudiantil, se es políticamente correcto destacar eso
trató de un intento de ordenación lógi- impolítico (la sexualidad, lo privado)
ca de un cuerpo con marcas de género que estaría ubicado en los contornos
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negados de la política.6 Lo que ofende de mujer vulnerada, una conciencia que


a la moral humanista está en el aparente ya Donna Haraway cuestionó al pre-
retroceso de un signo mujer que para- guntarse si acaso existía algo así como
dójicamente ya no es de su “género” que una “conciencia de las mujeres”, algo
desborda lo neutral sexual de la política. así como una episteme y una memoria
Se reitera la construcción de una mujer militarizada netamente de lo femeni-
siempre como víctima que requiere de no, imposible de confundirse y aislada
la ayuda y el auxilio de la discursividad de contaminaciones, donde todas las
de lo humano. mujeres tienen claridad sobre sus con-
Pero más que fijarse en el objeto de esta ciencias afirmativas y exitosas , acaso
representación, un signo de la mujer en “¿las representaciones de la dominación
política que debe ser móvil y abierto a son imágenes continuas en la cabeza de
disputas, es urgente cuestionar la dis- aquellos que están sometidos?”, se pre-
cursividad política que construye a las gunta Geneviève Fraisse, poniendo en
mujeres en el espacio público. Lo que duda esta conciencia de las dominadas,
articula este tipo de demandas en tor- para responder que “Lo que está en jue-
no a un género vulnerado es unificar la go en la disputa no es, en absoluto, la
posición del “a favor” de la mujer neu- discusión de la existencia de la domina-
tralizando la polemicidad de la política, ción masculina. El objetivo es explicitar
mientras que a la vez se construye un el mecanismo del consentimiento”,8 es
“en contra” ubicado en instituciones y decir, comprender el acto forzado, cor-
poderes externos y hegemónicos en un porativo y poco polémico de decir “sí” a
afuera, algo así como un patriarcado favor del signo mujer.
eterno y distante. Estos discursos de Lo que se defiende ya no es la huma- 229
comprensión restringida del feminis- nidad de la dirigente estudiantil sino lo
mo no hacen sino limitar la política a que se protege es a Vallejos como una
una mecanicidad de posiciones, a un marca política de la mujer, como una
mero antagonismo. Se piensa a la mujer propiedad inscrita en la política de gé-
como oprimida en estas tecnologías de nero humanitaria. Camila reproducida
la información, como una conciencia en chapitas, pantallas y poleras es una
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mercancía, un valor en uso que debe ser tica. También se trataría de una gestión
cuidado por la política. Se debe proteger de imagen donde las mujeres del género
su carácter de femenino en la política. Es quedan atrapadas en un incesante traba-
así que género, mujer y Camila Vallejos jo de estrategia defensiva.
se convierten en sinónimos y dispositi- Hoy la marca de género es un plus en
vos gestionados como una marca en el la política, es lo que Castillo confirma
mercado, como puede ser “la patente y como política del más, una acción afir-
la marca registrada, así [mismo] como mativa o sumativa de las mujeres don-
el estigma género y raza […] signifi- de “más garantías, más derechos, más
can procesos reproducidos asimétrica y participación, más reconocimiento se
regularmente, que dan a algunos seres traduce en mayor igualdad”10 (Castillo,
humanos derechos sobre otros que no 2011:13), más cuerpos, más concien-
los tienen por sí mismos”. El género,
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cias de mujeres, más objetos con mar-
por un lado, como una marca prote- cas de género se comprenden como una
gida, como una posibilidad de estatus narración futurista idealizada por este
y, por otra parte, las mujeres represen- feminismo del más (que aún no reco-
tadas en política siempre necesitando noce su condición de hiper) donde el
del auxilio humanitario de otros en el valor de los cuerpos de mujeres y sus
poder, de otros más humanos, de otros naturalezas toman un valor ético, polí-
que luchan por las mujeres en la política tico y económico que provoca un efecto
debido a que el género siempre exigirá de una “mejor” sociedad. Una sociedad
de auxilio. Es así, de manera atrevida, con más género pero sin cuestionamien-
que podríamos declarar que el género to donde suponemos que la integración
230 posibilita la dominación de las mujeres de mujeres en política (y agrego quizás
en tanto permite que otros —distintos a gays) hace de por sí —y esto es lo que
a su género— luchen por ellas, por el no se pone en duda— un bien a la socie-
“género”. Los periodistas son quienes en dad. No digo que las mujeres no deban
una performance heroica buscan reesta- ingresar, sino que por qué la política
blecer y legitimar sin querer un poder no cuestiona este cuerpo, ni el qué ni el
que no tendrían las mujeres en la polí- dónde estaría ubicado lo “bueno” y “me-
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jor” de estos cuerpos, si no es para cons- y la hiper-mediatización donde se con-


truir ese ideal de ciudadanía diferencia- forma un marco excesivo e inmaterial
da y democrática, como se la imaginan de información y tecnologías que nos
autoras como Chantal Mouffe. ¿Dónde desorientan de los ejes estructurales del
está ubicado el valor, esa plusvalía, de sujeto, donde no hay un cuerpo original
la mujer que me hace comprar ese sig- o primigenio que explique nuestras ca-
no en una bebida generizada y devenir tástrofes, no cabe ya responder dónde ni
trans-económicamente-feminista? El qué es aquello que da valor a ese géne-
valor económico y después político del ro en nuestra política o economía, sino
género, del signo mujer (que en la pu- declarar que ese valor es más un exceso,
blicidad está cada vez más delimitando un desborde que declara y es testimonio
la marca género igual mujer, a una di- del “desencuentro entre las mujeres y la
ferencia con lo masculino en la superfi- idea de lo “humano”.11
cie de sus productos), está quizás en esa Me propuse hacer un ejercicio de lec-
promesa de humanidad que suponemos tura y leer la radicalidad política post-
la define y limita como cuerpo-imagen- feminista que recorre las fronteras de
objeto, lo relevante para nuestra eco- Nudos Feministas de Alejandra Castillo,
nomía y sintaxis democrática universal lo pienso como un texto que re-cuestio-
del signo mujer está en significar algo na post-Concertación los cánones co-
“más” que lo meramente humano, coti- munes y naturalizados de la política de
diano o regular de la política y lo social. mujeres, un gesto incorrecto que hace
Y ese algo “más” es donde Castillo ubica permanente lo extático/extravagante
la provocativa afirmación de una (in) de la mujer en la política, un texto que
humanidad de las mujeres, en tanto se hace suyo “la paradoja del ser mujer” en 231
señala una fisura a este canon universal la política.
humanitarista que intenta traducir a las
mujeres y en esa traducción y creación
Notas
de lengua producir una sujeción. En
una era del chip, el ciberespacio, las en-
1
Alejandra Castillo. Nudos Feministas. Política,
filosofía y democracia. Editorial Palinodia, San-
fermedades post-sida, la contaminación tiago, 2011, pág.51.
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“¿Cómo pensar una ciencia ficción feminista de la FECH en portada del diario Las Últimas
que nombre nuevos modos y prácticas sexua- Noticias” presentado por el periodista Gustavo
les no-clausuradas, que resignifica los signos González el 18 de octubre de 2011.
y territorios (des)naturalizados de los cuerpos 5
Alejandra Castillo. op. cit., pág. 13.
desde las localidades sub-desarrolladas del Sur 6
Revisar Roberto Esposito. Categorías de lo im-
donde el peso de la realidad predomina aún con político. Editorial Katz, Buenos Aires, 2006.
prepotencia las prácticas políticas?”. La frase 7
“La ‘experiencia’, al igual que la ‘conciencia’,
destacada estuvo enmarcada en la presentación es una construcción intencional, un artefac-
del panel del Tercer Circuito de Disidencia to de primer orden. La conciencia puede ser
Sexual “No hay respeto”, organizado por la también reconstruida, recordada, rearticula-
CUDS, titulado “Feminismosaturado: narrati- da. Una manera de hacerlo es la lectura y la
vas ficcionales y tecnologías de género”, realiza- re-lectura de la ficción” En Donna Haraway.
do en la Universidad ARCIS en julio 2011. Ciencia, cyborgs y mujeres. Ediciones Cátedra,
3
Alejandra Castillo. op. cit., pág. 44. 1991, pág. 190.
4
La resolución del Tribunal de Ética del Conse- 8
Geneviève Fraisse, Del consentimiento. Edito-
jo Metropolitano del Colegio de Periodistas de rial Palinodia, Santiago, 2011.
Chile condenó la portada del diario —cito al 9
Donna Haraway. Testigo_Modesto@Segundo_
tribunal ético— y argumentan: “que las discri- Milenio.HombreHembra©_Conoce_Oncorra-
minaciones y tratamientos peyorativos por motivo tón®: Feminismo y tecnociencia. Editorial UOC,
de género u opción sexual constituyen atropellos a Colección Nuevas Tecnologías y Sociedad,
derechos de las personas y atentan contra el plu- Barcelona, pág.24.
ralismo y la diversidad”. Revisar el caso titulado 10
Alejandra Castillo. op. cit., pág. 13.
“Uso de imagen de Camila Vallejo, presidente 11
Ibíd, pág. 49.

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