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UNIVERSIDAD NACIONAL

“PEDRO RUIZ
GALLO”

Facultad de Derecho y Ciencias Políticas


ESCUELA ACADÉMICA DE DERECHO.
ACTIVIDAD Nº 03

ASIGNATURA : DERECHO ROMANO

DOCENTE : Dr. RAMOS MANAY, Walter

ALUMNA : CUMPA BARRIOS, Nery Elizabeth

AÑO : Primero “B”

Lambayeque, Agosto del 2020


VIDA Y OBRA DE LOS JURISTAS
ROMANOS
GAYO

Gayo es uno de los juristas más enigmáticos, debido a que se carece de información sobre
su vida. Por ejemplo, se desconoce su nombre completo, pues Gayo era solamente su
praenomen. Incluso, muchos romanistas dudan en que verdaderamente haya sido un
hombre y se ha llegado a plantear la casi improbable tesis de que fuese mujer. Se ha
supuesto que nació hacia el año 120 en alguna provincia oriental. Probablemente vivió en
alguna localidad provincial del Imperio. Dentro de sus contemporáneos no hay noticias
sobre su vida y obra, incluso durante el siglo XX se le trató de identificar con Cayo Casio
Longino.

Fundamentalmente fue un profesor de derecho y todas las obras que redactó tenían
finalidad docente. La mayoría de ellas fueron escritas durante el gobierno del emperador
Antonio Pío y a principios del emperador Marco Aurelio. Con certeza murió después del
año 178, como lo demuestra un comentario suyo al senatus consultum orfitianum de ese
año.

Sus Instituciones alcanzaron gran difusión durante el Dominado, y por ello es


prácticamente la única obra de derecho romano que ha llegado casi completa, aparte del
Corpus Iuris Civilis, siendo utilizada hasta la época de Justiniano I como un texto para los
estudiantes de derecho, por l o que fue objeto de varias ediciones e incluso reelaboraciones
y resúmenes. De hecho, las Institutiones de Justiniano se basaron principalmente en la obra
de Gayo.

Además, fue incluido, junto a Ulpiano, Paulo, Modestino y Paniniano, en la Ley de Citas de
426, que regulaba la recitatio de las obras de los juristas ante los tribunales, es decir, qué
juristas podían ser invocados y los criterios para la decisión del juez ante opiniones diversas
de éstos.
Gayo, en su obra Instituta afirmaba: “Ley es lo que el Pueblo manda y establece”.

DOMICIO ULPIANO.

Murió en Roma, en 228. Fue un jurista romano, de origen fenicio, magister libellorum. Fue
tutor, consejero y prefecto del pretorio del emperador Alejandro Severo. De todas las
definiciones que se han dado de Justicia, quizá, la más conocida es aquella expresada en el
siglo III de nuestra era por el jurista Ulpiano, quien decía que “la justicia es la constante y
perpetua voluntad de dar a cada uno su propio derecho”. Una máxima que también fue
defendida por Tomás de Aquino y sus seguidores.

Domicio Ulpiano, está considerado, todavía hoy, como uno de los más grandes
jurisconsultos de la historia del Derecho romano.

Pese a ser uno de los juristas más prolijos de su época, su mayor logro fue la recopilación y
el ordenamiento del derecho clásico, destacando sus comentarios “Ad Edictum” y “Ad
Sabinum”.

Frases tan célebres como “Durum est, sed ita lex scripta set (es dura, pero así fue redactada
la ley), principio que defendió personalmente cuando fue expulsado de Roma, en el año
200, por el emperador Heliogábalo. O “Res iudicata pro veritate accipitur (La cosa juzgada
se tiene por cierta), entre muchas.

Ulpiano fue, junto con su mentor, Emilio Papiniano, y otros juristas como Julio Paulo,
Gayo (del que se desconoce su nombre completo) y Herenio Modestino, uno de los
referentes de la famosa Ley de Citas del año 426.

Allí establecía que las partes sólo podían citar con valor vinculante para el juez los textos
de esos autores.

Aunque siempre en caso de discrepancia o empate debía primar la opinión del maestro
Papiniano. Si aún así no podía resolverse la cuestión, el juez podía libremente optar entre
una y otra solución.
Para Ulpiano, el derecho consistía en tres reglas o principios básicos: vivir honestamente,
no dañar a los demás, y dar a cada uno lo suyo. Algo que compartimos prácticamente todas
las personas que vivimos en sociedad y que, sin embargo a él le sirvieron de muy poco.

Su programa, que buscaba reducir los privilegios concedidos por Heliógabalo a la Guardia
Pretoriana, con el fin de aumentar el control sobre el elemento militar, provocó la
enemistad con esta y un intento de homicidio. Finalmente, fue asesinado por los Pretorianos
en el palacio frente al Emperador, en el curso de una revuelta entre los soldados y la
multitud, probablemente en 228. Uno de sus discípulos, Herenio Modestino, se convirtió en
el jurista más destacado de la siguiente generación.

“Justicia como constante y perpetua voluntad de dar a cada uno su derecho”. Ulpiano.

Conviene que quien haya de dedicarse al derecho conozca primeramente de dónde


deriva el término ius”. Ulpiano.
PAULO

Julius Paulus Prudentissimus fue uno de los más influyentes y distinguidos juristas
romanos. Conocido como Paulo, fue el escritor jurídico más fecundo de la Antigua Roma.
Se cree que escribió 319 publicaciones jurisprudenciales.

Asesoró jurídicamente a los pretorianos en un primer momento para, más tarde, participar
en el consejo imperial durante los reinados de Septimio Severo y Caracalla. Paulo fue
desterrado por Heliogábalo pero regresó a Roma cuando Alejandro Severo le nombró
prefecto del pretorio.

Entre todos sus escritos destacaban los 78 libros ad Edictum, en lo que trataba de seguir con
fidelidad la legislación edictal. También escribió dos libros en los que analizaba los edictos
edilicios.

Redactó varias notae a obras de juristas anteriores, entre las que se encontraban los digesta
de Juliano y los responsa y quaestiones de Papiano.

Paulo es el segundo jurista más citado en el Digesto, después de Ulpiano

Fue autor de dos libros de institutiones y los seis de regulae, comentarios a varias leyes y
senadoconsultos, sobre los officia de los funcionarios imperiales y sobre temas de derecho
fiscal y penal. Comentó las leges de Augusto: Iulia et Papia Poppea y Iulia de adulteriis.

También escribió varios libri responsorum en los que daba respuestas a casos prácticos
concretos, que se ordenaban generalmente conforme al sistema edictal. A todo ello hay que
añadir 25 libros de quaestiones y los 23 de responsa que eran de naturaleza causística.

Una sexta parte del Digesto está basada en el trabajo de Paulo, que es el segundo jurista
más citado en esa obra, después de Ulpiano.

A excepción de las obras Sententiarum, Regularum e Institutionum, que han llegado hasta
nosotros en su integridad, las demás nos han llegado en fragmentos que fueron recopilados
en el Digesto, obra en el que los compiladores incluyeron dos mil fragmentos a él
atribuidos.

Además, en la Biblioteca Vaticana se ha conservado un escrito que contiene fragmentos de


comentarios a la legislación imperial atribuida a Paulo.

MODESTINO

Aunque quizá de origen griego, es posible que Modestino (latín: Elius Florianus Herennius
Modestinus) fue un jurista posclásico del siglo III y discípulo de Ulpiano junto con Paulo.
Modestino proviniera de una familia profundamente romanizada, como indica su nombre;
estuvo muy ligado al mundo griego y no es imposible que su lengua madre fuera la de
Homero, como parece poder deducirse de sus Excusationes, escritas en esta lengua en
Roma y con los juristas de la capital, en particular con Ulpiano, quien se refiere a
Modestino como su discípulo.

Fue un jurista posclásico del siglo III y discípulo de Ulpiano junto con Paulo. Desempeñó
altos cargos en la administración de Roma y entre los años 226 y 244, fue praefectus
vigilum en Roma y desarrolló su actividad como jurista en parte ya en tiempo de
Maximiano, de Gordiano III, y puede que incluso de Filipo el Árabe. Los juristas de esta
época aunque no pertenecieron a ninguna escuela, eran llamados tardoclásicos o severianos
por vivir en época de estos emperadores. Modestino suele ser considerado como el último
jurista clásico; debió ser el último que tuvo el ius respondedi ex autoritas principis.

Fue el último de los juristas clásicos que merece citarse como tal, escribió en griego y en
latín en la forma simple y clara que querían los maestros postclásicos. Fue además
discípulo de Ulpiano. Escribió obras elementales destinadas a la enseñanza, unas
Instituciones de diez libros.

Escribió muchas obras; las principales de ellas fueron las Pandectas en 12 libros y las
respuestas en 19, y de las que tuvieron acogida en las Pandectas justinianeas 344
fragmentos. En sus obras se ve ya manifiesta la decadencia.

La monografía sobre Las excusas, de Modestino, es la única monografía clásica escrita en


lengua griega; por otra parte, en toda su obra recurre a casos prácticos expuestos en esta
lengua, ligados, naturalmente, a los intereses de los griegos en las provincias orientales. El
contacto con el ambiente provincial proporcionó al jurista nuevas perspectivas y le permitió
recopilar las transformaciones en aquellos años, entre ellas, la derivada de la constitutio
Antoniniana que hacía necesaria, entre otras cosas, la existencia de tratados de Derecho
romano en lengua griega.

JUSTINIANO

(Flavius Petrus Sabbatius Justinianus) Emperador bizantino (Tauresio, Macedonia, 482 –


Constantinopla, 565). Procedía de una familia tracia muy humilde, encabezada por su tío
Justino, el cual había ascendido en el ejército hasta ser nombrado emperador (518). Justino
I no tuvo descendencia y designó como sucesor a Justiniano, asociándole al Trono en el 527
(el mismo año en que murió).

Desde entonces hasta su muerte, se aplicó con energía a revitalizar el Imperio de Oriente,
contando con la inestimable ayuda de su esposa, la emperatriz Teodora (una ex actriz de
grandes cualidades intelectuales, que participó en tareas de gobierno hasta que murió en el
548). Justiniano centralizó y reformó la Administración, reforzó el absolutismo monárquico
y el ceremonial cortesano, sometió a la jerarquía eclesiástica convirtiéndola en instrumento
del poder imperial y emprendió grandes construcciones (como la basílica de Santa Sofía de
Constantinopla).

Tras asegurar la frontera oriental conteniendo a los persas («Paz Perpetua», 532), se
propuso la reunificación del Imperio Romano, reconquistando los amplios territorios
perdidos en Occidente con ayuda de sus generales Belisario y Narsés. Aunque no lo
consiguió del todo, sí recuperó de manos de los bárbaros el norte de África (arrebatado a
los vándalos en el 534), Italia (arrebatada a los ostrogodos en el 540) y una franja del
sureste de la península Ibérica (arrebatada a los visigodos en el 554); restauró así la unidad
imperial de las riberas del Mediterráneo, a falta sólo de las costas de Marruecos, la
Tarraconense y la Galia.

Tan importante o más que sus acciones de conquista fue el impulso que dio a la
codificación del Derecho romano, controlando personalmente una comisión de expertos
que lo recopiló, simplificó, armonizó y unificó en un Corpus Iuris Civilis (529). Estaba
compuesto por un código de leyes imperiales vigentes (el Código Justiniano), una
recopilación de dictámenes jurídicos (el Pandectas o Digesto) y un manual para la
enseñanza del Derecho (Instituciones). Las leyes promulgadas por el propio Justiniano
después de la promulgación del Corpus Iuris Civilis (534) fueron recopiladas y añadidas a
aquél en las Novelas.

La importancia de estos códigos va más allá de lo que supuso de racionalización y de


reforzamiento del poder imperial en Bizancio: desde entonces constituyeron la base del
Derecho imperial bizantino; pero fue también a través de ellos como se produjo la
recepción del Derecho romano en Europa occidental a partir del siglo xii, sentando las
bases para una cultura jurídica común en gran parte de las naciones europeas actuales (las
que tienen un Derecho Civil de raíz romana).

Sin embargo, Justiniano fue un emperador impopular. Sus campañas exteriores y sus
grandes construcciones arquitectónicas incrementaron los gastos del Estado, haciendo
aumentar la presión fiscal. En el 532 estalló contra él una insurrección popular (la Revuelta
de Nika), que fue ahogada en sangre por Teodora y Belisario (unos 30.000 muertos).

También existieron disidencias religiosas: Justiniano persiguió a los seguidores de Arrio y


de Nestorio, pero no se atrevió a hacer lo mismo con los monofisitas; aunque era un
ortodoxo convencido (partidario de las tesis del Concilio de Nicea), no consiguió
restablecer del todo la sintonía con el Papado, para no enemistarse con las tendencias
monofisitas, muy extendidas en Oriente y especialmente en Siria y Egipto. A su muerte,
recibida con júbilo por el pueblo, gran parte de su obra se vino abajo, pues Bizancio perdió
la mayor parte de los territorios ganados en Occidente y se convirtió definitivamente en un
Imperio oriental.
Vida y obra de Justiniano.
Introducción.

El Corpus Iuris Civilis, es el esfuerzo legislativo más extraordinario de la historia


que comprende una serie de obras muy importantes para el desarrollo del derecho desde ese
momento en que surge hasta la actualidad. Logra reunir en un sólo libro o cuerpo general
las iuras y las leges, la obra de la Jurisprudencia y el material legislativo de los
emperadores. Su espíritu animador está patente en la obra, a la que quiere imprimir un
notorio sello de unidad, trayendo a concierto el cúmulo legislativo y jurisprudencial
formando en ambientes distintos y en un correr de los siglos.

En esta obra de Justiniano pude observar dos características principales; por un


lado, la tendencia a construir un derecho en consonancia con los tiempos; y, por otro,
conservar la jurisprudencia clásica. Es así como se consagra el sistema de derecho
definiendo su duración en la historia y en el campo jurídico, conservando la jurisprudencia
clásica.

Para conocer la obra de Justiniano son muchos los aspectos que hay que tomar en
cuenta, pues fue él quien dejó en nuestras manos los más importantes textos legales cuyo
origen y desenvolvimiento desarrollan la historia de Roma, su sociedad y su cultura.

Por último, y dando comienzo al desarrollo, sobresale su inteligencia y la voluntad


perseverante que al pasar del tiempo son estimadas. Se estudia su vida, su perfil humano o
político; los tres períodos de su reinado y, en especial, su obra legislativa, que es la que
culminó con brillantez y aún ha perdurado.
Vida de Justiniano.

Su nombre completo era Petrus Sabbatius Iustinianus. Nació en el año 482 d. C en


Tauresium en la Dardania, hoy confines de la ex –Yugoslavia y Albania. Su nombre
original era Petrus Sabbatius pero por adopción de su tío el emperador Justino agregó el de
Justiniano.

En el 522 se casa con Teodora, quien lo acompaña hasta su muerte. La emperatriz


Teodora fue un gran apoyo para Justiniano, lo salva en la revolución Nika (victoria) del 532
en que corrió peligro la vida de Justiniano e incluso su cargo de emperador y que fue
aplastada por los generales de Justiniano. Colaboró proponiendo varias reformas, sobre
todo en el campo de las mujeres, aunque en temas religiosos dio su apoyo a los
monofisistas.

Justiniano es nombrado Augusto en abril del 527 y el 2 de agosto del mismo año,
por la muerte de su tío Justino es coronado emperador del Imperio. Su reinado va a durar 38
años, del 527 al 565, fecha de su muerte, el 14 de Noviembre en el 548 y en
Constantinopla.

Justiniano se propone la restauración del Imperio Romano, logrando la unidad en lo


político, en lo religioso y en lo jurídico: un Imperium, una Religio y una Lex, esos fueron
sus ideales.

Se rodea de una serie de colaboradores extraordinarios para cumplir su magna obra


de restauración: los militares, Belisario y Narsés, en lo jurídico “el excelso” Triboniano, en
lo financiero, Juan de Capadocia y en la diplomacia y política exterior, Petrus el Patricio.
No debemos olvidarnos de su mujer y corregente Teodora, dotada de un gran sentido de
dignidad imperial.

Su reinado puede dividirse en tres períodos:

 Un primer período que abarca desde el 527 al 534. Puede clasificarse como
de la restauración jurídica del imperio y del afianzamiento militar de sus
fronteras. En este período se realiza la compilación que recibe el nombre de
Corpus Iuris Civilis.
 Uno segundo que abarca del 535 al 554. Éste puede clasificarse como el de
la restauración territorial del imperio, de la pacificación religiosa y de la puesta
al día de importantes instituciones jurídicas públicas y privadas.
 Uno tercero que abarca desde el 554 hasta el fin de su reinado que puede
clasificarse como de cierta inercia cuando no decadencia, en todos los campos
de la grandiosa tentativa de restauración.
En cuanto a la extensión de las fronteras conduce largas campañas contra los persas.
En el 532 asegura la paz eterna mediante el pago de un alto tributo.

En cuanto a la política religiosa, Justiniano fue un príncipe cristiano, defensor de la


ortodoxia y de la iglesia. Llevó adelante la restauración de la comunión de la iglesia
bizantina con la iglesia romana y actuó con decisión contra los residuos del paganismo que
todavía existían. Trató de conseguir fórmulas de compromiso con los monofisistas y ese fue
el origen de la famosa cuestión llamada de los “Tres capítulos”. En el año 543, el
emperador promulgó un edicto condenando los escritos de los tres teólogos ya fallecidos,
tratando por todos los medios de obtener la confirmación pontificia de su condena. La
legislación religiosa es abundante, 90 Constituciones que tienen un triple objeto:
dogmático, unidad de la fe y lucha contra las herejías; disciplinario (personas eclesiásticas,
bienes eclesiásticos y cosas sacrae); social y político (beneficencia, hospitales,
jurisdicción).

Sin embargo hemos de reconocer que su época (Época de Justiniano), tuvo también
sus fallos: con un relativo fracaso del proyecto político –la restauración de la unidad del
imperio romano,- pues no logró consolidar sus éxitos y en consecuencia sus conquistas
resultaron efímeras y en cuanto a la situación religiosa no fue debidamente resuelta y ha
recibido la censura de “cesaropapismo”.

Por eso la gran gloria de Justiniano sigue y seguirá siendo por siempre su
compilación legislativa del derecho romano en un gran renacimiento clasicista del mismo.

La compilación Justinianea.
Es el monumento jurídico más importante más importante de todos los tiempos y
constituye una de las obras cumbres del espíritu humano.

Fue realizado entre los años 528 al 534 d.C. a comienzos del reinado del gran
emperador bizantino.

El Corpus Iuris Civilis debía costar en las intenciones de Justiniano de cuatro partes,
pero él sólo ció cumplirse tres, pues la cuarta parte fue realizada por compilaciones
privadas. El Corpus Iuris Civiles está integrado por: Los Códigos (el viejo y el nuevo), el
Digesto o Pandectas, las Institutas y las Novelas.

Código.

El primer libro que se promulgó fue el Código. Justiniano dictó el 13 de Febrero del
528 una Constitución denominada “Haec quae necessario, en la cual designó una comisión
a la que encomendó la tarea de proceder a la recopilación de las leyes, o sea de las
constituciones imperiales vigentes en la época, que habrían de tomar de los Códigos
Gregorianos, Hermogeniano y Teodosiano, agregándole las constituciones posteriores del
mismo Teodosio II y las llamadas novelas post-teodosianas.

Existió una comisión autorizada por el emperador para proceder a una recopilación
de las constituciones imperiales que estuvieran en vigencia en ese momento, pudiendo
modificar su redacción y hasta su contenido, a fin de adaptarlas a las necesidades actuales,
ya que la obra perseguía una finalidad, facilitar la aplicación del Derecho. Transcurrido
unos meses, la comisión presentó su proyecto al emperador, siendo publicada por la
Constitutio Summa rei publicae del 7 de Abril del 529 entrando en vigor el 16 de Abril.
Este primitivo Código se lo denominó “Código Vetus”; no ha llegado hasta nosotros,
porque fue volcado en el año 534 en el Codex repetitae praelectionis y que es, “Nuevo
Código Justinianeo”.
Digesto.

El 15 de Diciembre del 530, Justiniano encargó a Triboniano que seleccionara unos


colaboradores, que juzgara con la capacidad necesaria para acometer la abrumadora tarea
de compilar con carácter oficial los precedentes jurisprudenciales que integraban el ius,
pero que no estaban recogidos en las leges. Para darle un carácter unitario se procedió
también a ordenar y eliminar las repeticiones, y resolver los aspectos contradictorios de la
Ley existente e incluso variar el tenor literal de todos los documentos, si hacía falta para
lograrlo. Para su trabajo dio a la comisión diez años, quienes debían adaptarse a la realidad
y circunstancias del tiempo. Pese a que se les había dado diez años para realizar la
compilación, a los tres años terminaron su labor. Justiniano la publica mediante la
constitución bilingüe Tanta-Dedoken dirigida ad Senatum et omnes populos del 16 de
diciembre del 553, que entra en vigor con fuerza de ley el 30 de diciembre del mismo año.

El Digesto está compuesto por cincuenta libros, divididos en títulos (429 según
Peters), salvo los libros 30 al 32 de legatis et fideicomissis que solo llevan un título,
fragmentos que llevan el nombre del autor y del libro del que se extrajo el texto.

El Digesto consta de 9.142 fragmentos de los cuales 6.137 (más de los dos tercios)
corresponden a los cinco juristas de la Ley de Citas; 2.470 fragmentos (más de la cuarta
parte) pertenecen a otros siete juristas (Cervidio Scaevola, Pomponio, Juliano, Marciano,
Javoleno, Africano y Marcelo); los 535 fragmentos fueron proporcionados por los restantes
27 juristas. En total se tomaron textos de 39 jurisconsultos, 3 de la época de la República
(Quinto Mucio Scaevola, Alfeno Varo y Elio Galo), los demás clásicos hasta los
postclásicos Hermogeniano y Arcadio Caricio. Los que mayor cantidad de fragmentos
aportan son Ulpiano (un tercio) y Paulo (un sexto) según Monier.

El digesto es dividido por Justiniano para servir a fines didácticos en siete partes,
siguiendo el esquema de los comentarios del edicto. Las partes son las siguientes:

 Del libro 1 al 4 (Prota): Principios generales sobre el Derecho y la


Jurisdicción;
 Del libro 5 al 11 (iudicis): Doctrina general de las acciones y protección
judicial de la propiedad y de los demás derechos reales;
 Del libro 12 al 19 (rebus): Obligaciones y contratos;
 Del libro 20 al 27 (umbilicus): Obligaciones y familia y derecho
hipotecario;
 Del libro 28-36 (testamentis et codicillos): Herencia, legados y
fideicomisos;
 Del libro 37 al 44: Herencia pretoria y materias referentes a derechos reales,
posesión y obligaciones;
 Del libros 45 al 50: Stipulatio, derecho penal, appellatio, derecho
municipal, que se cierran con dos títulos generales: “de verborum significatione” y “de
diversis regularis iuris antiqui”. Carecen de nombre las partes sexta y séptima.

Instituciones y reforma de los estudios.

Antes de publicarse el Digesto, Justiniano encargó a una comisión compuesta por


Triboniano, Teófilo y Doroteo de redactar un manual elemental de derecho, destinado a los
estudiantes. La obra fue cumplida en un tiempo muy breve y fue publicada por la
constitución Imperatoriam maiestatem del 21 de noviembre del 533 dirigida a la “cupida
legum iuventus” y dotada de fuerza legal entra en vigor a la par del Digesto en el 30 de
diciembre del 533.

Fueron divididas en cuatro libros, que contienen una síntesis de preceptos y


doctrina, tomando como modelo el manual de Gayo, dividido en títulos y en párrafos. El
libro primero está dedicado a las personas, el segundo trata de los derechos reales y de la
sucesión testamentaria, el tercero de la sucesión ab intestato y de las obligaciones de actos
ilícitos, el cuarto de las obligaciones de actos ilícitos, de las acciones y de juicios
criminales. Las instituciones fueron dotadas por Justiniano de fuerza legal.

Las Novelas.
Nombre cuyo origen es el de Novellae (nuevas leyes o constituciones) que son
posteriores al 534. Pero no se hizo una compilación oficial, solamente colecciones de
constituciones a cargo de personas privadas.

Las “Novellae leges” se clasificaron en:

Epitome Iuliani: La primera compilación fue realizada por Justino. Consta de 124
novelas en lengua latina y destinada a Italia donde se conoció y tuvo mucha difusión en la
edad media después de la conquista del 554.

Las Auténticas (Authenticum): La segunda compilación consta de 134 novelas en


traducción latina, del 535 al 556. Fue conocida en Italia por el nombre de Authenticum por
haberles otorgado esa autenticidad Irnerio y la escuela de Bolonia, fue compilada al parecer
en el siglo XI sobre una colección oriental del siglo VI.

Colección Anónima: La más importante colección, consta de 168 novelas en


griego y fue llevada a cabo bajo Tiberio II. En su mayoría pertenecen a Justiniano, otras a
Justiniano II y a Tiberio II.

Nos ha llegado un manuscrito de Venecia del siglo XIII y otro de Florencia del siglo XIV.
La primera edición fue impresa por la escuela humanista.

Conclusión.

La obra de Justiniano ha sido apreciada de diferentes maneras, pero para hacer un


juicio hay que tener presente el fin que se proponía alcanzar.

Que haya tenido el pensamiento de transmitir a los siglos futuros un cuadro de


conjunto del Derecho Romano, tal cual lo representaban las obras de los grandes
jurisconsultos, es difícil afirmarlo. Pero lo más cierto, es que ha querido extraer de todas
las fuentes, y crear según la necesidad reglas de derecho en relación con la civilización y
las costumbres de su tiempo. Es pues sobre todo como legislador, que hay que examinarlo.
En este punto de vista es justo reconocer que Justiniano es el autor de excelentes reformas.
Desde el punto de vista histórico su obra se aprecia porque mientras el tiempo y la
barbarie aniquilaban poco a poco la obra de los jurisconsultos romanos, el Digesto
remediaba tratados donde se reconocen las dotes de sus autores. En resumen, los trabajos
legislativos de Justiniano, como en toda obra humana, cabe el elogio y cabe la censura.
Pero él haber emprendido semejante tarea en una época de decadencia, y haberla llevado
a su fin completo, es indicio de una inteligencia, y una voluntad no comunes. Tal
monumento basta de una inteligencia, y una voluntad no común. Tal monumento basta
para la gloria de Justiniano, que ordenó su edificación y para Triboniano que lo dirigió.”.

LA LEY DE LAS XII TABLAS


INTRODUCCION

La Ley de las 12 tablas romanas, era un texto que contenían las reglas básicas para
convivencia de Roma y es considerado como el primer código, según la tradición, Numa
Pompilio, quien fuere el segundo rey legendario de Roma, habría sido el primer rey en
dotar a Roma de disposiciones jurídicas, las llamadas “LEGES REGIAE”.

Esta historia plagada de mitos y verdades, dio como resultado la sanción de una Ley, que
indiscutiblemente existió, y cuya vigencia data del año 450 a. C, cuando se colocaron en el
foro, siendo reemplazadas las primitivas tablas de madera por tablas de bronce. No
dudamos de su existencia, ya que muchos de sus fragmente pudieron llegar a nuestros días,
a través de los juristas de la época que hacen mención a ellas permanentemente en sus
obras. Las Tablas originales (las de madera), no pudieron conservarse, gracias a la invasión
de los franceses en el año 390.

El derrumbe del Imperio romano, es decir, el colapso final de una entera


cosmovisión como la representada por una larga Edad Antigua, es uno de los momentos
más singulares y difíciles de acotar de toda la historia. Había una clara inercia de
inestabilidad y decadencia desde principios del siglo III. Sin embargo, el proceso no fue
lineal y estuvo sujeto a variaciones.
De hecho, aquel mundo todavía conoció momentos de relativa estabilidad. Tras la crisis del
siglo III, el Imperio romano afronta una etapa decisiva. Los manuales de historia han solido
ver, a partir del año
284, un periodo restaurador en el que el poder imperial se consolida de la mano de dos
emperadores enérgicos que garantizarían un sistema de gobierno durante casi dos siglos
más en Occidente y nada menos que mil años en Oriente.

Con el florecimiento de las primeras universidades italianas se iba a producir a partir del
siglo XI un renacer de los estudios del Derecho romano, que será presentado como ratio
scripta y no como una fuente histórica de conocimiento o el producto de una determinada
civilización. Esa consideración de «verdad revelada» que alcanzó el Derecho romano, llevó
a que los estudiosos limitaran su actividad a glosar esos textos, a aclarar o vulgarizar su
contenido y a sintetizar estas glosas en compendios accesibles llamados Summas. Debemos
asimismo recordar que el Derecho romano que conoció el Derecho común fue el de la
época de JUSTINIANO, cuya obra, conocida con el nombre de Corpus iuris civilis, sería
objeto de una auténtica veneración.

Ley de las XII tablas

La Ley de las 12 tablas romanas, era un texto que contenían las reglas básicas para
convivencia de Roma y es considerado como el primer código, según la tradición, Numa
Pompilio, quien fuere el segundo rey legendario de Roma, habría sido el primer rey en
dotar a Roma de disposiciones jurídicas, las llamadas “LEGES REGIAE”.

Tras la caída de la monarquía, se aplicó el derecho consuetudinario, pero como patrimonio


de los patricios, quienes las interpretaban según su conveniencia, con el problema de der
totalmente desconocidas por la plebe.

Según el historiador romano Tito Livio en su libro “Los Orígenes de Roma” después del
establecimiento de la República, hacia el año 450 a.C., los plebeyos exigieron leyes escritas
a efectos de asegurar la igualdad para todos de estas exigencias no se conocen detalles
salvo a través de leyendas como la de Coriolano o la de Cincinato, pero en ellas se pone de
manifiesto la resistencia de los patricios a conceder poder a los plebeyos, así como el
avance imparable de éstos.

En el año 450 a.C. los plebeyos lograron el compromiso por parte de los patricios romanos
de elaborar un código escrito. Eso sí, dicho código sería elaborado por los propios patricios.
Concretamente, el senado encargó la tarea a diez patricios llamados “decémviros”.

A la cabeza de los “decémviros” estaba Apio Claudio Craso El Gordo, hijo o nieto del Apio
Claudio que había provocado la secesión de los plebeyos medio siglo antes. Los
“decémviros”, fueron a solicitar a las ciudades griegas las leyes que las regían, como
modelo para que Roma pudiera gobernarse mediante leyes. Los “decémviros” lograron su
cometido al cabo de un año. (Livio, Historia De Roma Desde Su Fundación (T.1): LIBROS
I-III)

El jurisconsulto Pomponio, que vivió en el siglo II d.C. dice acerca de los orígenes de las
tablas:

“Los decenviros redactaron diez leyes y las hicieron grabar sobre tablas de marfil,
que fueron dispuestas cerca del rostrum, en pleno Foro, para que todos pudieran
tener conocimiento de ellas. Al año siguiente se añadieron dos más”.

Se añadió dos tablas más porque, según la tradición a los plebeyos no les pareció
favorecerles las diez tablas, por lo que para añadir las dos últimas tablas se formó un nuevo
grupo decenviral, esta vez, compuesto de patricios y plebeyos, cosa que no debió ser así ya
que en la Tabla XI, de Suplemento A Las Cinco Primeras Tablas, se prohíbe el matrimonio
entre patricios y plebeyos. Cosa que no pudieron incluir los plebeyos, ya que esta inclusión
va contra sus intereses.

La dos últimas tablas fueron conocidas como. Tablas inicua, con esta introducción,
llegamos a la siguiente pregunta.

¿Qué son Las XII Tablas?

Es el código más antiguo de Derecho romano, escrito entre los años 451 y 450 a.C. que se
basaba en el derecho de los quirites: rudo, formal y riguroso y que tomó como fuente el
Derecho oral (consuetudinario) existente de aquel momento. (Rome Total Realism
Anábasis, 24 de diciembre 2010.

La codificación llamada Las XII Tablas constituye la conclusión del proceso de


consolidación del Estado romano de la civitas.

Las XII Tablas se basan en los principios como:

 La salvaguarda del patrimonio.


 La autoridad del “pater familias” como único titular de derecho.
 La fijación de castigos para las infracciones.

Efectos

El establecimiento de Las XII Tablas significó para los plebeyos una doble ventaja:
1.    Lograron que el derecho fuera público, conocido por todos, y no hasta como entonces,
basado en costumbres no escritas, y por lo mismo imprecisas, que los patricios, a través
del Colegio de Pontífices, manejaban e interpretaban a su capricho.
2.    Consiguieron que el derecho fuera común, pues los preceptos consignados en Las XII
Tablas se aplicaban, por igual, a patricios y plebeyos.

No obstante, la Tabla XI, conocida también como Tabla inicua mantenía rigurosamente
la separación de las dos clases en lo concerniente al régimen de familia porque
prohibían expresamente la celebración de matrimonios entre patricios y plebeyos.

“TABLA 11a  Suplemento a las cinco primeras tablas….Los patricios no pueden


contraer matrimonio con los plebeyos”

La instauración de Las XII Tablas también significó ventajas políticas ya que más tarde se
permitió el matrimonio entre patricios y plebeyos y de la unión de los patricios con los
plebeyos ricos surgió una nueva aristocracia, la “nobilitia”. Sus miembros podían ocupar
altas magistraturas o ser parte del Senado.
En el año 366 a.C. se dispuso que uno de los cónsules debiera ser de la plebe. A partir del
300 a.C. se logró la igualdad religiosa, obtuvieron el derecho a ser elegidos al pontificado y
así pertenecer al Colegio de los Pontífices.

En el derecho hereditario recíproco de los gentiles; los bienes quedaban siempre dentro de
la gens ya que estaban excluidos de la herencia los descendientes por línea femenina. Los
hijos heredaban en primer término, en calidad de herederos directos; de no haber hijos,
heredaban los agnados (parientes por línea masculina); y faltando éstos, los gentiles.

Los bienes no salían de la gens en ningún caso.

Bajo Imperio

El Bajo Imperio romano es el período histórico que se extiende desde el acceso al poder
de Diocleciano en 284 hasta el fin del Imperio romano de Occidente en 476. Tras los siglos
dorados del Imperio romano (período denominado Pax romana, que abarca los siglos I a II),
comenzó un deterioro en las instituciones del Imperio, particularmente la del propio
emperador. Fue así como tras las malas administraciones de la Dinastía de los Severos, en
particular la de Heliogábalo, y tras el asesinato del último de ellos, Alejandro Severo, el
Imperio cayó en un estado de ingobernabilidad que se denomina Crisis o Anarquía del siglo
III. Entre 238-285 hubo 19 emperadores, ninguno de los cuales murió de muerte natural, y
que fueron incapaces de tomar las riendas del gobierno y actuar de forma coordinada con el
Senado, por lo que terminaron por sumir Roma en una verdadera crisis institucional.
Durante este mismo periodo comenzó la llamada «invasión pacífica», en la que varias
tribus bárbaras se situaron, en un principio, en los límites del imperio debido a la falta de
disciplina por parte del ejército, además de la ingobernabilidad emanada del poder central,
incapaz de actuar en contra de esta situación.

A la par de ésta crisis política se desarrolló una profunda crisis económica, caracterizada
por una gran inflación y un declive de la agricultura, la industria, el comercio, el medio
urbano y el sistema esclavista. Los períodos donde se intentó restablecer el orden, tales
como el Dominado del siglo IV, introdujeron cambios políticos y económicos muy
importantes en la administración y gobierno del Imperio, tales como la instauración
primeramente de la tetrarquía, aunque la derivada división territorial del Imperio en el
Imperio romano de Occidente, y el Imperio romano de Oriente, que sobreviviría 1000 años
más. No obstante, el hecho más relevante de este período de inestabilidad fueron las
llamadas invasiones bárbaras, en las que los bárbaros del norte irían paulatinamente
infiltrándose a través de los límites del Imperio, en una sucesión de guerras fronterizas e
invasiones que acabarían por destruir al Imperio: las fronteras imperiales, privadas de la
vigilancia de antaño, se convirtieron en auténticas puertas por donde penetraron
impunemente las tribus bárbaras. Las más audaces fueron los pueblos germánicos,
especialmente los francos y los godos, que arremetieron contra el imperio, atravesando la
frontera de los ríos Rin y Danubio, hasta provocar su colapso.

La tradición occidental ha considerado que Imperio romano desapareció como entidad


política el 4 de septiembre del añor 476, cuando Rómulo Augusto, el último emperador del
Imperio romano de Occidente, fue depuesto por el bárbaro Odoacro. Roma ya había sido
saqueada previamente por Alarico en el 410, y no quedaba prácticamente nada del orden
romano original; Rómulo Augusto ni tan siquiera gobernaba sobre todos los territorios que
habían correspondido al Imperio de Occidente.

Tradicionalmente, pues, se sitúa el año 476 como fecha que marca definitivamente la caída
del Imperio romano e inicio de la Edad Media, sobre todo porque a partir de esa fecha ya ni
tan siquiera hubo nadie que dijera ser el emperador de Occidente, y porque, caída la propia
Roma, resultaba paradójico que el propio Imperio romano pudiera seguir existiendo. Sin
embargo, muchos historiadores cuestionan esta fecha, haciendo notar que el Imperio
romano de Oriente pervivió hasta la caída de Constantinopla el 29 de mayo de 1453, fecha
que a su vez se usa como fin de la Edad Media e inicio del Renacimiento

Causas

Las causas tradicionalmente apuntadas para explicar la caída del Imperio romano son
múltiples, y se relacionan estrechamente con la teoría a la que sirven. Aun así, siempre cabe
señalar una serie de factores que innegablemente contribuyeron a la crisis, y, al fin, a la
caída de Roma. Así, se puede distinguir entre una serie de causas internas y externas,
siendo en las internas en las que más ha ahondado la historiografía contemporánea:
1. Crisis institucional

2. Mil Años de Crisis Económica

3. Invasiones Bárbaras

4. Los bárbaros y la fragmentación del imperio, entre otras.


DERECHO ROMANO EN LA EDAD MEDIA

Todas las relaciones jurídicas de la parte Oriental del Imperio, se basaron en las normas
justinianeas.

Justiniano había logrado unificar el derecho romano en el Corpus Iuris Civile y con la
finalidad de evitar distorsiones sobre su obra, prohibió que sobre ella se realizaran todo tipo
de comentarios, a excepción de resúmenes y traducciones que fueran de utilidad a los
alumnos de la ciencia del derecho. Esta restricción justinianea no fue respetada, puesto que
en el Imperio Romano de Oriente, toda la actividad jurídica pasó por los comentarios y
resúmenes que se le realizaron a la compilación mencionada, como la Paráfrasis de las
Institutas de Teófilo y las Basílicas.

Teófilo fue el primero de los juristas que no respetó la prohibición efectuada por el
emperador realizando una obra denominada “Paráfrasis griega de las Institutas”, trabajo por
el cual tuvo grandes reconocimientos, como el de Cujas, afirmando que era “el más fiel y
mejor comentador de las Institutas de Justiniano”. También tuvo gran cantidad de críticas
entre las que se encontraba la de Arangio Ruiz, alegando que no ha reflejado literalmente la
traducción de las Institutas del latín al griego ni ha realizado resumen alguno sobre las
mismas por abarcar el triple respecto de su contenido original.

En el siglo IX, Basilio el Macedonio ordena la realización de dos obras aplicables en los
tribunales sobre el Corpus Iuris: el Prochéiron en el año 870 y la Epanagoge en el 886.

Hay que destacar que la mayor obra iniciada por Basilio el Macedonio y finalizada por su
hijo León el Filósofo fue sin duda alguna las Basílicas o Libri Basilicorum, donde reedita y
mejora todo el material contenido en el Corpus Iuris. Se puede afirmar que “las Basílicas”
es la compilación oficial más importante que se realizó con posterioridad al Corpus Iuris
Civile.

En el período que se extiende entre los siglos VI al XI, se realizaron en Occidente obras de
relativa importancia jurídica, pero que pueden ser destacadas tomando como base diferentes
aspectos funcionales y didácticos.
Es importante enfatizar que pese a la cantidad de compendios que se realizaron sobre el
derecho romano, éste subsistió a través de compilaciones bárbaras como fueron el Edicto de
Teodorico, la Lex Romana Wisigothorum y la Lex Romana Burgundiorum.

Cuando Rómulo Augústulo es vencido por el hérulo Odraco, cae el imperio Romano de
Occidente en el año 476 y su derecho sigue vigente sin sufrir modificación alguna.

Con el establecimiento bárbaro en todo el territorio, que hasta ese momento había
pertenecido al imperio occidental romano, se dio un problema que hasta ese momento no
había sido tomando en cuenta: la resolución de los conflictos jurídicos, puesto que los
invasores bárbaros trajeron consigo su propio sistema jurídico, pero la región invadida,
contaba con uno propio, donde eran aplicados el Código Teodosiano y compilaciones
privadas: como los Códigos Gregoriano y Hermogeniano entre otras obras.

Este inconveniente se subsanó cuando los reyes bárbaros resolvieron unificar las leyes
romanas en extensos Códigos, las que hasta ese momento eran denominadas leyes romano-
bárbaras, para ser aplicadas a todos los ciudadanos romanos; a su vez, los usos y
costumbres de las respectivas tribus, se fueron transformando en leyes que también fueron
agrupadas en Códigos para poder ser aplicadas a los germanos.

De todas las compilaciones que se realizaron, la primera que adquirió relevancia por ser
una legislación aplicable tanto a los vencedores como a los vencidos, fue la realizada por el
rey Teodorico el Grande, llamada Edicto de Teodorico o Edictum Theodolici; se aplicó a
los romanos y a los ostrogodos por igual.

La segunda compilación común conocida fue la Lex Romana Wisigotorum, conocida desde
el siglo XVI como “Breviario de Alarico”, realizada por Alarico II, rey de los visigodos
entre el 484 y el 507, quién gobernó toda Galia, y gran parte de Hispania. El Breviario
publicado en el año 506, constituye un extracto de leyes y decretos romanos que fueron
aplicados en todos sus dominios, suponiéndolo una fuente esencial de conocimiento sobre
la aplicación de la legislación romana tras la desintegración del imperio.
En la zona occidental de la Galia regía la Lex Romana Burgundiorum, cuya trascendencia
fue mucho menor a la anterior. Con posterioridad a la invasión bárbara sobre la península
itálica, la compilación justinianea retomó su vigencia en ambos imperios, tanto Oriental
como Occidental.

CONCLUSIONES

Tablas
La redacción de estas 12 tablas, instaura el punto de partida de la desacralización del
derecho romano. Hasta ese momento el derecho en Roma había tenido un carácter sagrado
por haber estado ligado al colegio de los Pontífices, que interpretaban el derecho
consuetudinario a conveniencia de los patricios. A partir de Las XII Tablas, el “fas” y el
“ius” se disgregan y el Derecho emprende su secularización y a pesar de que es la raíz de lo
que hoy conocemos como derecho y que las 12 tablas es (podemos decir) el primer código
escrito que tuvo la población.

Bajo Imperio

Todo lo bueno llega a su fin, todo lo que empieza, termina, ese es el orden natural de las
cosas, y este poderosos Imperio no fue la excepción, gracias a los barbaros (y a otros
aspectos) el que fue el Imperio más grande en la historia, el mas duradero, el de más
productividad, el más creador cayó, lo cual es bueno nos enseña que un sistema que
funcione no se construye en unos años, tomas décadas de duro trabajo físico e intelectual
para lograrlo

Derecho Romano en la edad Media

Con el florecimiento de las primeras universidades italianas se iba a producir a partir del
siglo XI un renacer de los estudios del Derecho romano, que será presentado como ratio
scripta y no como una fuente histórica de conocimiento o el producto de una determinada
civilización. Esa consideración de «verdad revelada» que alcanzó el Derecho romano, llevó
a que los estudiosos limitaran su actividad a glosar esos textos, a aclarar o vulgarizar su
contenido y a sintetizar estas glosas en compendios accesibles llamados Summas. Debemos
asimismo recordar que el Derecho romano que conoció el Derecho común fue el de la
época de JUSTINIANO, cuya obra, conocida con el nombre de Corpus iuris civilis, sería
objeto de una auténtica veneración.
Bibliografía

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Tiempos Más Remotos Hasta Nuestro Días, Madrid, España: P. Infante, 3ra, 1874,
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 WAPEDIA, Articulo sobre el Imperio Romano, 2002

 http://wapedia.mobi/es/Bajo_Imperio_romano

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University Research Extension Co., 1901), Vol. III: The Roman World, pp. 9-11.

 Ward-Perkins, The fall of Rome, 2005.


ENSAYO SOBRE LAS ESCUELAS DE DERECHO CLÁSICA, POST
CLÁSICA Y PRE CLÁSICA.
INTRODUCCION

Así como en la antigua Grecia floreció una cultura filosófica, así también en Roma, se
creó muy particularmente desde mediados del siglo II a.C. hasta mediados del III d.C.,
un ambiente jurisprudencial del más elevado nivel científico, en virtud de la
concurrencia de juristas expertos en el ars boni et aequi, de acuerdo con el concepto
de derecho que da Celso, colega jurista del Derecho Clásico Romano.

Ulpiano define la Iurisprudentia como “el conocimiento de las cosas divinas y


humanas, la ciencia de lo justo y lo injusto”. Fue ésta, la fuente formal más importante
del Derecho Romano y estaba integrada por una serie de opiniones de jurisconsultos
importantes, sobre cuestiones jurídicas, que tenían como punto de partida algún caso
real o de casos surgidos de su fantasía, los cuales se utilizaban con fines didácticos.

La Jurisprudencia o prudencia del derecho (prudentia iuris) es la ciencia de lo justo y


lo injusto, que toma como base el conociendo de las cosas divinas y humanas. Esta
última frase es un tópico de la filosofía griega que se refiere a la sapientia (sofía) o
conocimiento de todas las cosas y como camino de la sabiduría, la prudentia (fronésis)
considerada como, la virtud de realizar actos buenos y rechazar las acciones malas, por
ello, los prudentes del derecho (iuris prudentes) deciden sobre la justicia o injusticia
de los actos, de lo lícito y de lo ilícito, como sacerdotes en el culto de la justicia, según
afirma Ulpiano en el concepto que da de la misma.
La primera Jurisprudencia

La Ley de las XII Tablas fue objeto de una primera interpretación


jurisprudencial todavía rudimentaria, pero no sin fuerza creadora, de la que fue
surgiendo un orden jurídico más amplio, acomodándose a las necesidades del
crecimiento del pujante pueblo romano. En los inicios del siglo II a.C. se observa una
decidida tendencia a la nacionalización secular del ius civile.

Los orígenes de la Jurisprudencia Romana son conocidos, en parte, gracias al discutido


enquiridion (enchiridium) o manual de historia del Derecho Romano, escrito para
estudiantes por el jurista Pomponio, a mediados del siglo II d.C., con el que ciertamente se
inauguró un modelo de literatura jurídica. En esta historia elemental, recogida en el título II
del libro I del Digesto de Justiniano (D. 1.2.2.6), Pomponio afirmó que con la llamada Ley
de las XII Tablas, brotó el Derecho Civil.

Con esta importante aseveración y peculiar ley, se da entrada a partir del 450 a.C., al
más genuino punto de partida de la Jurisprudencia Romana, cuando el Colegio de los
Pontífices (los sacerdotes), primeros juristas de Roma, a través de la interpretatio y
para resolver las controversias entre Patricios y Plebeyos, empezaron a llenar por
analogía, los huecos de la citada ley y extendían el significado de los términos, más
allá de la intención de los originales decembiri (la comisión de diez ciudadanos que le
dieron origen a la ley) o inclusive utilizaban los términos en contra de la evidente
intención de los creadores, a fin de modernizar el derecho sin tocar las palabras de la
ley, de esta manera se evidencia la intención de estos juristas, de ir adaptando el
derecho al desarrollo de la realidad social de aquella época.
Posterior a esta etapa, la Iurisprudentia empieza a secularizarse, entre otras cosas,
debido a que en el 304 a.C. el plebeyo Gnaeo Flavio, secretario del progresista y ciego
sacerdote patricio, Apio Claudio, recibió de éste, acceso a las fórmulas procesales que
utilizaban los Pontífices (juristas-sacerdotes) para dar asesorías y consultas jurídicas a
los particulares. El último y decisivo paso hacia la secularización y popularización del
derecho fue dado cuando Tiberio Caruncanio, sacerdote plebeyo, comienza a dar
consultas jurídicas al público en general, pues permitió que el público pudiese asistir a
escucharlas. Tiberio Caruncanio, con el tiempo empezó a sufrir la competencia de
aquellos estudiosos de la novilitas que sintiéndose atraído por los estudios jurídicos
empezaron a aconsejar a los particulares, volviéndole esta doctrina jurídica sacerdotal,
en laica, a la que los romanos denominaron Iurispurdentia.

La vida profesional de los juristas laicos cumplía varias funciones en el desarrollo de


su actividad: el respondere (dar consultas y opiniones acerca de la interpretación de
figuras jurídicas, sobre el ámbito de los derechos y de las obligaciones establecidos,
siendo esta actividad la más destacada y preferida por los jurisconsultos); el cavere
(consistía en la preparación de esquemas y bocetos de los negocios jurídicos,
apareciendo con esta actividad, la Jurisprudencia Cautelar [cautio=documento del
contrato; cautela=cláusula del contrato]); el agere (función peculiar del jurista de
indicar la actio oportuna, o sea, asistir a los interesados en la tarea de elección y
adaptación de los modelos procesales más convenientes a sus intereses) y el scribere
que consistía en elaborar obras doctrinales de derecho, además de la labor docente que
también desempeñaban.

La publicidad a la que se sometió la exposición de las XII Tablas en el foro romano,


estableció la presunción de que dicha ley debía ser conocida por todo el pueblo
romano. Sin embargo sus preceptos requerían ser interpretados por quienes eran
expertos en el arte del derecho, con objeto de poder completar o interpretar sus
lagunas. Así pues, fue surgiendo un procedimiento que desentrañara el sentido no sólo
gramatical, sino del propósito de la misma ley, a lo que se le llamo la interpretatio.
Esta labor se reservó para ser desempeñada en forma exclusiva por el Colegio de los
Pontífices, quienes dedicados preferentemente a sus labores religiosas, también les
correspondía conocer los conceptos jurídicos vinculados al jus sacrum, lo que
favoreció al desenvolvimiento del derecho, encontrando estos personajes (pontifices)
la juris dictio, esto es, la jurisdicción que es la facultad de declarar el derecho para
resolver cualquier negocio, mediante su interpretación, declaración y aplicación.

Cuando la labor se volvió laica y aparecieron jurisconsultos muy destacados, esta


actividad fue muy específica, la que no debe confundirse con la de los abogados que
patrocinaban a un cliente, aquellos tampoco practicaban la retórica para estimular los
criterios de un tribunal, de ninguna manera podía confundírsele con un leguleyo ni con
un copista, ni aun con un profesor de derecho, aunque a veces realizaran esta labor,
menos como especulador de la ciencia jurídica. Aún más, a este personaje no le
preocupaban las artificiosas elaboraciones de dialécticos argumentos de lógica
jurídica, como tampoco definiciones y reglas.

El jurisconsulto de aquella época, era el personaje que se ocupaba de la elaboración de


normas claras, precisas y sencillas, que fueran prácticas para poder resolver los
problemas de la vida cotidiana. Por estas circunstancias debe entenderse, que tenían un
reducido auditorio con pocos discípulos que asimilaban las lecturas del maestro y que
por encima de ello, entendían y asimilaban su sabiduría y estilo de vida a la par que las
reglas del ius civile, con las que frecuentemente mortificaba a sus conciudadanos. Así,
en todo ello, la práctica del derecho, como la exaltación de la prudencia que le servía
de fundamento, no constituía una técnica, una mecánica o un conocimiento que se
aprendiera de memoria, sino un exquisito arte que se manifestaba con la conducta
ejemplar de quien lo poseía y ejercitaba, por eso la jurisprudentia era ante todo,
prudentia iuris, o sea, aquella capacidad de saber elegir de entre varias opciones, la
más oportuna y adecuada al caso.
Esa aptitud de la prudencia no era huérfana de devoción moral, sino que era
acompañada por el convencimiento de la virtud humana, que esta latente en la vida de
cada hombre y constituye su más valioso patrimonio. En la visión romana del
officium, como deber moral de ayudar al amigo y al conocido, el jurista cumplía con la
transmisión de su experiencia convertida en consejos, por lo que su actividad estaba
revestida de una notoria dignidad y suprema honra, gozando de una alta consideración
social y convirtiendo la morada del jurisconsulto, al decir de Cicerón, en el oráculo de
toda la ciudad.

En aquella época, los que requerían frecuentar al perito del Derecho, solicitando su
consejo, se encontraban no sólo con particulares, sino también, con magistrados
jurisdiccionales y jueces. Éstos dependían de la ayuda de los jurisconsultos, quienes
decían frecuentemente la última palabra, con esta idea debemos considerar que las
brillantes creaciones del Derecho Honorario, son probablemente, obra de juristas
cuyos dictámenes guiaron la mano creadora del Pretor.

Señala Kunkel en su Historia de Derecho Romano que “El dictamen” fue centro de
toda la actividad jurisprudencial y lo siguió siendo hasta el final de la Jurisprudencia
Clásica. La labor de dictaminar consistía en la redacción de nuevos formularios
negociales y procesales, al que se le dio el nombre de Jurisprudencia Cautelar que
consistía en: Cautio = documento del contrato y Cautela = cláusula del contrato;
considerando a esta
actividad como el más antiguo estadio de la Jurisprudencia Romana. Esta
preocupación sobre la elaboración de formularios jurídicos, procedía sin duda, de que
la antigua interpretación jurídica romana, creía ciegamente en la letra, pero ésta
circunstancia quedo relegada, cuando la Jurisprudencia Cautelar, (fines de la
República) encontró el camino hacia un enfoque más libre y amplio.

Sin echar las campanas a vuelo por estos breves acontecimientos antes reseñados, que
sinceramente demuestran una preocupación y actividad jurisprudencial en los orígenes
de Roma, es de señalarse que, lo que genéricamente caracteriza al Derecho Preclásico
Romano es:

a) Una aplicación rígida de la Ley, sin que preocupe demasiado su individualización,


porque se prefiere la seguridad jurídica a la equidad (dura lex sed lex), razón por la
cual la forma reviste una vital importancia.

b) En muchas ocasiones el derecho es ritual, como en el caso de procedimientos a


seguir en un juicio, que se asemeja a una representación dramática, en la que las partes
deben recitar y actuar determinadas fórmulas o ritos, también esto es válido para la
celebración de determinados negocios jurídicos, sí no, el hecho o acto, no era válido.

c) Hay que agregar que en esta época, el derecho tiene un carácter nacionalista y que
muchos actos jurídicos sólo pueden ser realizados por ciudadanos romanos.
Juristas destacados de esta primera etapa son: Sexto Elio Peto, (cónsul), alcanzó gran
renombre como autor de una obra que publica en el 204 a.C., un libro llamado el
Tripertitum, obra que sistematiza el derecho en tres partes: la primera dedicada a las
XII Tablas, la segunda a la interpretatio y la tercera a las actiones. Su hermano Publio
Elio, también jurista y cónsul, llamado “Catus” de cognomen, por su agudeza mental y
Publio Atilio, “el sabio” fueron los juristas que los une la condición de haber
comentado la Ley de las XII Tablas. Otros grandes jurisconsultos de la época de la
República fueron: Quinto Mucio Escevola, el primero que realizó una compilación en
XVIII tomos, del derecho de la época, en su obra Ius Civile; Aquilio Galo, alumno del
anterior quien escribió numerosas obras y Servio Sulpicio Rufo, el primer
comentarista de los Edictos de los Pretores.

A esta Jurisprudencia Preclásica se deben aportaciones tan importantes como la


invención de la emancipación y las disposiciones iniciales del verdadero testamento,
que ya evidencian el genio jurídico de los juristas romanos.

La Jurisprudencia Clásica Alta

Así pues, sólo diremos, antes de iniciar con las características de la


Jurisprudencia Clásica, que en el gobierno republicano se conocieron como fuentes del
derecho, las siguientes figuras:

* La costumbre del sistema anterior (Monarquía).

* La ley (la Ley Rogata de los Comicios curiados y centuriados).

* Los plebiscitos (acuerdos de los Comitia Plebis).

* Los senadoconsultos (opiniones del Senado).


* La iurisprudentia (opiniones de los jurisconsultos).

* Los edictos de los magistrados ([leyes datae] esta era la labor de administrar justicia
a través de los Pretores y Ediles).

El máximo esplendor de la Jurisprudencia Romana coincidió con el “Principado”


(primera parte del Imperio) instaurado por Octavio Augusto, el año 27 a.C., y se
prolonga hasta el final de la dinastía Severiana del año 235 d.C. Como evento
simbólico del fin de la Jurisprudencia Clásica, se puede destacar el asesinato del
último gran jurista clásico, Domicio Ulpiano, a consecuencia de una conjuración de la
guardia pretoriana, que no pudo ser controlada por el emperador Alejandro Severo.

Octavio, sin pretender como César instaurar una Monarquía helenística (pero sin
olvidarse completamente de ella) restauró la vieja República romana, otorgando
poderes al senado y al pueblo y encubriendo su personal potestad en su auctoritas
Principis. Ésta lo consagra como guía, protector de la República y como “Augusto”
que daba plenitud al augurium augustum de la fundación de Roma.

Con la instauración del Principado, se afectó a las fuentes de producción del derecho,
pues desde Octavio, se observó la costumbre de los emperadores de otorgar el Ius
Publice Respondendi ex auctoritate Principis siempre y cuando, así les fuere
concedido y se utilizaba para formular cuestiones de carácter jurídico, pero sólo a unos
cuantos favoritos del Emperador, aunque quedaban también en funciones, los
jurisconsultos particulares, que de forma personal asesoraban a las personas y a veces
a los Magistrados, pero sus opiniones, no contaban para la Jurisprudencia oficial. Por
estas
circunstancias surgieron en aquella época dos importantes corrientes jurisprudenciales
o escuelas: La Sabiniana (Capitón, alto funcionario del emperador Octavio) y la
Proculeyana (fundador Labeón, adverso a la política del emperador).

La Jurisprudencia Clásica logró altos grados de perfección doctrinal y creatividad,


pero no una ordenación sistemática y precisa. La pasión magisterial de los juristas dejó
una literatura jurídica fecunda y variada, que se concreta en extensos comentarios a
leyes, senado-consultos, edictos, obras de casuismos jurídicos, colecciones de
fórmulas, monografías y otras obras de literatura isagógica (introducción preámbulo
de una obra o discurso), así como libros de reglas, definiciones, sentencias y
opiniones.

Gran parte de esta literatura nos resulta fácilmente accesible gracias al esfuerzo de
Otto Lenel por reordenar por autores en su Palingenesia Iuris Civiles, los fragmentos
jurisprudenciales que conocemos principalmente por el Digesto de Justiniano, pero
sería imposible abarcar en esta reseña aunque fuera someramente, los aspectos más
importantes de la misma, solo nos concretaremos a hacer una mención de los
principales juristas que contribuyeron a esta brillante época de Jurisprudencia
Romana.

Los Jurisconsultos de la Monarquía y la República: Jurisprudencia Arcaica

Appio Claudio, el decembiro; Appio Claudio, el ciego (usurpationubus); Sexto


Elio Peto Cato, (tripertita); P. Sempronius Sophus, el sabio; C. Scipión Nasica; Q.
Maximus; Tiberius Caruncanius; L. Acilius, el sabio; P. Atilius; P. Aelius Paetus;
Sextus Aelius Paetus Catus, el astuto, (Veluta Canabula Iuris); Marcus Porcius Cato;
Cato Licinianus (hijo); Catus Livius Drusus; Fabius Pictor y Q. Fabius Labeón.
Los principales de la Jurisprudencia Clásica Alta:

Publio Mucio Escévola, Marcos Iunius Bruto y Manilio Marcus, son los tres
que se consideran fundadores del Ius Civile de esta época; Quinto Mucio Escévola
(sobrino), el augur; Publio Lucio Craso Luciano, hermano menor de P.M.Escévola;
Aquilio Galo; Servio Sulpicio Rufo; Aulo Ofilio; Alfeno Varo.

De la Jurisprudencia Clásica Central:

 Escuela de los Sabineanos: C. Ateyo Capitón; Masurio Sabino; C. Casio


Longino; Celio Sabino; Javoleno Prisco y Salvio Juliano. Esta escuela era de
tendencia aristocrática y partidaria del Imperio.

 Escuela de los Proculeyanos: Antistio Labeón; Nerva Padre e Hijo; Próculo;


Pegaso; Juvencio Celso, padre; Juvencio Celso, hijo y Neracio Prisco. Esta
escuela era de tendencia democrática y defendía la idea republicana.

La influencia y rivalidad de ambas escuelas de derecho (la sabineana considerada


como oficial y, la proculeyana como una escuela libre), no va más allá del reinado del
emperador Adriano y aunque siguieron estudiándose, sin referirse a tal o cual de ellas,
los jurisconsultos de la siguiente generación fueron: C. Casio Longino; Javoleno
Prisco; Próculo; Juvencio Celso; Javoleno Prisco (Neracio); Salvio Juliano; Sexto
Cecilio Africano.
Tardía:

De la Jurisprudencia Clásica
Sexto Pomponio, Ulpio Marcelo; Q. Cervidio Escévola; Gayo; Emilio
Papiniano; Calistrato; Arrio Menandro; Emilio Paulo; Domicio Ulpiano; J. Paulo;
Licinio Rufo; Emilio Macro; Emilio Marciano; Erennio Modestito; Arcadio Carisinio
y Hermogeniano, autor de un Epitome Iuris en seis libros, quizás deba identificarse
con aquel compilador que dio su nombre al Código Hermogeniano.

Época posclásica de la Jurisprudencia

A la muerte del Emperador Alejandro Severo en el 235 d.C. se considera que la


época clásica llega a su fin y con ella la producción de Jurisprudencia, lo anterior
debido a que los siguientes juristas son mediocres y además ya no gozan del Ius
Publice Respondendi, dedicándose sólo a modificar las leyes ya existentes para
adecuarlas a las necesidades de la época. El último periodo de la Jurisprudencia
Romana (llamado posclásico) comprende, como ya se dijo, desde el final de la dinastía
de los Severos y comienzo de la anarquía militar (235 d.C.) hasta la compilación de
Justiniano, cerca del año 530.

Para los efectos de la Jurisprudencia, ni la división del imperio en Oriente y Occidente


en el año 395, ni la caída de Roma en el año 476 en manos de Odoacro, rey de los
Ostrogodos, alteró la esencia de la ciencia jurídica posclásica. Esta burocratización,
sinónimo de decadencia jurídica, produjo una profunda transformación de la ciencia
jurídica como culminación del estado de derecho. En efecto, los ya lejanos
independientes juristas republicanos que pronunciaban sus “responsa” en servicio de
jueces, magistrados y particulares, y que, con el tiempo pasaron a constituir el
consilium
Principis de un Adriano, un Marco Aurelio o de los mismos Severos, se convirtieron
en simples funcionarios a las ordenes de emperadores soldados muy poco interesados
por las cuestiones jurídicas, consideradas un límite de su potestad imperial. A partir
del emperador Constantino (306-337 d.C.) desaparecieron los “rescriptos” como
fuentes del derecho, por lo que la ley imperial se erigió como única fuente del derecho.

Como en todo periodo de decadencia por falta de creatividad, comenzó a ser frecuente,
al término de la época clásica, la presentación en juicio de rescriptos falsos, por eso en
esta época se aprecia la tendencia a la epitomación (resumen o compendio de una obra
extensa), que se acompaña del descuido de la forma y de las categorías conceptuales,
que marcan una clara manifestación del vulgarismo de la época, apareciendo las
Sentencias de Paulo, que ni son sentencias, ni tampoco son de Paulo, también las
Reglas de Ulpiano que seguramente no se deben a Ulpiano mismo, con estos casos se
pretende ejemplificar la pseudoepigrafía de esta decadente época.

El emperador de Occidente Valentiniano III y Teodosio II en Oriente, promulgaron


una Ley Imperial el 7 de noviembre de 426 denominada Ley de Citas que redujo la
posible consulta y utilización en juicio, tanto para jueces como para particulares, a las
obras de Papiniano, Paulo, Gallo, Ulpiano y Modestino y si los pareceres de estos
jurisconsultos no eran unánimes, prevalecía la opinión de la mayoría y, en caso de
empate, prevalecía la opinión de Papiniano. Bajo el reinado de estos emperadores se
publicó una codificación en el año 468 de carácter oficial llamada Código Teodosiano
que contiene constituciones emitidas desde la época de Constantino hasta ese
momento. Con posterioridad dicho Código y hasta la época de Justiniano, las
constituciones
correspondientes a los dos imperios, son recopiladas y publicadas con el nombre de

Nuevas Teodosianas y Posteodosianas.

El Derecho Romano Justinianeo

La obra jurídica que más ha influido en la configuración de la cultura de


Occidente, es sin duda el Corpus Iuris Civilis, que son una compilación de Leges y
Ius, promulgada por el Emperador de Oriente, Justiniano que reinó del 527 al 565.
Este personaje destacó en el ámbito político-militar, religioso y jurídico.

El Derecho Romano que va a ser estudiado y aplicado en diversos pueblos, no es el


clásico de la época del principado, sino el derecho elaborado por dicho emperador y
que conocemos como Derecho Romano Justinianeo.

La inmensa labor legislativa efectuada por Justiniano tiene que ser contemplada desde
un doble ángulo: 1) como una tarea de codificación y clasificación de todo el material
jurídico que había integrado el derecho de los romanos hasta su época y, 2) como una
labor creativa, no sólo en el sentido de la adaptación de normas jurídicas anteriores a
las necesidades de su época, sino también a la serie de disposiciones dictadas de nueva
cuenta durante su reinado.

Al conjunto de la labor jurídica de Justiniano se le conoce con el nombre de Corpus


Iuris Civilis y esta compuesto por:
 El Código denominado Código de Justiniano que publica en el año 529, donde
reúne a los Códigos Gregoriano, Hermogeniano y Teodosiano en una sola
obra. Posteriormente en el año 534 su jurisconsulto Triboniano efectúa una
revisión del Código e incluye modificaciones y constituciones imperiales
recientes.

 El Digesto también llamado en griego Pandectas, es una obra compuesta con


citas de los escritos de los grandes jurisconsultos clásicos, se compone de 50
libros y este trabajo fue encargado a una comisión de juristas bajo la dirección
del jurisconsulto Triboniano. Las comisiones tuvieron plenos poderes para
corregir y modificar los textos estudiados en las diversas compilaciones, así
como la facultad de adaptar las obras clásicas a las necesidades del derecho
vigente, estas adaptaciones y modificaciones se conocen con el nombre de
interpolaciones o emblemata Triboniani.

 Las Instituciones es una obra que Justiniano ordeno redactar para la


enseñanza del derecho, es decir prácticamente un libro de texto en cuyo
preámbulo el emperador da una serie de consejos a la juventud que desea
estudiar leyes. También estuvo bajo la dirección de Triboniano que se basaron
en obras de Ulpiano, Marciano y Gayo, escrita en cuatro libros donde el
primero trata de las personas, el segundo, tercero y parte del cuarto se refieren
a las cosas y al final de éste se habla de las acciones.

Las Novelas se refieren a las constituciones imperiales que se fueron publicando y que
en conjunto conformaron la obra denominada novelas, que quieren decir: “nuevas
leyes”. Estas constituciones imperiales son bastantes numerosas sobre todo hasta el año
545, fecha en que muere el jurisconsulto Triboniano. Cada novela se inicia con un
prefacio y donde se indican los motivos del texto, luego la división de los capítulos y
finaliza con un epilogo que reglamenta su aplicación.
Destino del Derecho Romano después de Justiniano

La legislación Justinianea siguió rigiendo oficialmente en todo el imperio de


Oriente hasta su caída en poder de los turcos en el año l453. Sin embargo toda la obra
de Justiniano fue objeto de comentarios y traducciones al griego, puesto que en esta
época el imperio de Oriente (Imperio Bizantino) era más greco-oriental que romano, al
punto que el idioma oficial ya no era el latín sino el griego.

Por lo que respecta a los territorios que habían formado parte del imperio de
Occidente, en ellos dominó el Derecho Romano Vulgar, difundido principalmente a
través del Breviario de Alarico.

En Italia, reconquistada por Justiniano, tuvo vigencia su compilación y aunque el


dominio Bizantino no fue muy prolongado, el Código, las Instituciones y las Novelas
siguieron estudiándose. El Digesto no corrió la misma suerte y prácticamente cayó en
el olvido, y no fue sino hasta mucho tiempo después que su vuelve a estudiar, cuando
se descubre en Pisa, Italia un manuscrito de la obra, de esta manera da comienzo lo
que conocemos como la Segunda Vida del Derecho Romano, que comprende el
redescubrimiento y recepción del Derecho Justinianeo en la Europa Continental, por
un monje-filólogo de nombre Irnerio, Werner o Guarnerio de la Universidad de
Bolonia, hacia el año 1000, el que será objeto de posterior estudio.

De todos los factores que ayudaron a configurar el Derecho Romano, la Jurisprudencia


fue, sin lugar a duda, el más potente de ellos. Lo anterior si consideramos en el sentido
más amplio, que no hay una innovación en toda la evolución del Derecho Romano,
que no haya surgido sin su participación.
En la época de la Monarquía, aparece el arte interpretatorio de los antiguos
Pontífices que adaptan el Derecho de las XII Tablas, a las necesidades de una
época más avanzada. Por otra parte, en la República, las nuevas creaciones de la
práctica del Pretor y quizás también detrás de la legislación popular en materia de
Derecho Privado y Procesal, se encontraba el consejo técnico del jurista. En el
Principado, (primera parte del Imperio) los juristas clásicos favorecieron y
configuraron la legislación del Senado y la creación jurídica Imperial, que iba
pasando cada vez más a primer plano, logrando la consagración e inmortalidad de
este Derecho. Pero fue la propia codificación Justinianea, la postrera y magna
aportación jurídica del espíritu romano, la que revela su esencia e influjo
dominador a la ciencia jurídica contemporánea.

Concluyo estos párrafos señalando que la Jurisprudencia Romana (de la primera


vida) encontró un profundo equilibrio entre lo privado y lo público, entre lo natural
y lo civil, entre la ley y el derecho, entre la flexibilidad de la fides y la seguridad de
la forma, entre lo propio y lo universal, entre la tradición jurisprudencial romana y
la innovación edictal, entre la abstracción y la causalidad, entre lo personal y lo
territorial, entre la justicia y la equidad, entre la moral y el derecho, entre lo
teórico y lo práctico, sin pretender nunca dividir en partes iguales, o uniformar, o
limitar la libertas tradicional del alma romana.

Esto fue posible porque el Derecho Romano, fue sobre todo y ante todo, un
“Derecho de Juristas” muy poco legislado, que construyó ese pilar de nuestra
civilización piedra a piedra, es decir jurisprudencialmente, por fiarse más del
argumento de autoridad que de la fuerza de la potestad. Aquí radica precisamente
su carácter imperecedero, es decir, clásico, de modelo para muchos otros sistemas
y base de conocimiento necesario, para la formación de juristas en grado de
tentativa.
ENSAYO SOBRE LA JURISPRUDENCIA EN GENERAL
EN LA ÉPOCA REPUBLICANA.
INTRODUCCION.

La jurisprudencia es el conjunto de sentencias y demás resoluciones


judiciales emitidas en un mismo sentido por los órganos judiciales de
un ordenamiento jurídico determinado. Tiene un valor fundamental como fuente de
conocimiento del derecho positivo, con el cual se procura evitar que una misma
situación jurídica sea interpretada en forma distinta por los tribunales; esto es lo
que se conoce como el principio unificador o unificado.
Se entiende por jurisprudencia a la doctrina establecida por los órganos judiciales
del Estado (por lo general, el Tribunal Supremo o Tribunales Superiores de
Justicia) que se repite en más de una resolución. Esto significa que para conocer el
contenido completo de las normas vigentes hay que considerar cómo han sido
aplicadas en el pasado. En otras palabras, la jurisprudencia es el entendimiento de
las normas jurídicas basado en las sentencias que han resuelto casos basándose en
esas normas.
El estudio de las variaciones de la jurisprudencia a lo largo del tiempo es la mejor
manera de conocer las evoluciones en la aplicación de las leyes, quizás con mayor
exactitud que el mero repaso de las distintas reformas del derecho positivo que en
algunos casos no llegan a aplicarse realmente a pesar de su promulgación oficial.
En el derecho anglosajón es una fuente de importante magnitud, debido a que los
jueces deben fundamentar sus decisiones o sentencias judiciales mediante un
estudio minucioso de los precedentes, hechos o pruebas que incriminen al detenido
sin violar o vulnerar sus principales derechos.

En el derecho continental, la jurisprudencia es también una fuente formal, aunque


varía sustancialmente su valor y fuerza vinculante de acuerdo a las legislaciones
locales de cada país. Es así que en algunos casos, los fallos de cierto tipo de
tribunales superiores son de aplicación obligatoria para supuestos equivalentes en
tribunales inferiores; en otros, las decisiones de instancias jurisdiccionales
similares no son por lo regular vinculantes para jueces inferiores, excepto que se
den ciertas circunstancias específicas a la hora de unificar criterios interpretativos
uniformes sobre cuestiones determinadas en materia de derecho (como en el caso
de las sentencias plenarias en el derecho argentino). Finalmente, y como alternativa
más extendida en los Estados que ostentan estos sistemas jurídicos, puede que los
fallos de nivel superior, en ningún supuesto resulten obligatorios para el resto de
los tribunales, aunque sí suelen ostentar importante fuerza dogmática a la hora de
predecir futuras decisiones y establecer los fundamentos de una petición
determinada frente a los tribunales inferiores.

En todo caso, tampoco el estudio de las sentencias nos da la medida exacta de la


realidad del Derecho porque ocurre que en ocasiones y por diversas razones las
sentencias dejan de cumplirse o aplicarse.
Esto es así especialmente cuando el Poder Judicial entra en colisión con otros
poderes del Estado moderno como el ejecutivo y el legislativo, y aunque
compromete el principio de separación de poderes es un fenómeno que no puede
desconocerse completamente al elaborar una teoría del derecho, a riesgo de que
aparezca como totalmente separada de la realidad jurídica y social.
ARGENTINA

Al haber 24 estados en Argentina, que corresponden a 23 provincias más la Ciudad


Autónoma de Buenos Aires, hay 24 poderes judiciales distintos. Uno por cada
estado. A eso hay que sumarle el Poder Judicial de la Nación. En consecuencia hay
25 poderes judiciales de algún modo independientes. La Corte Suprema de Justicia
de la Nación Argentina es el máximo referente en materia de jurisprudencia, pero a
su vez cada estado independiente de la organización federal tiene su corte suprema.
De igual modo la última palabra en materia de justicia no la tiene la Corte Suprema
de la Nación, porque el Estado Argentino firmó convenios internacionales donde
resigna jurisdicción en Cortes Internacionales, como ser la Corte Interamericana de
Derechos Humanos de San José de Costa Rica.
Cuando hay un conflicto entre partes, sobre intereses protegidos por el derecho, y
ese conflicto no se soluciona de modo extrajudicial, la parte afectada puede recurrir
al juez peticionando se haga justicia. Se recurre a un juez presentando una
demanda que es un continente cuyo contenido es la acción. El derecho de
presentarse ante las autoridades a peticionar que se haga justicia es el derecho de
acción. El derecho de acción no está relacionado con la posesión de un derecho,
sino con el derecho a peticionar, porque puede ser que después de todo el proceso
el juez decida en contra del demandante. Entonces el actor, que presentó la
demanda ejerció su derecho de acción a pesar de no tener derecho. El juez toma la
decisión o decide o imparte justicia a través de sentencias. La sentencia es la
culminación del proceso. Por medio de la sentencia el juez resuelve un caso
concreto. El juez actúa con casos concretos, no puede decidir en abstracto, porque
no tiene potestades legislativas. El juez actúa a instancia de parte (el demandante)
quien inicia la acción peticionando al juez. El proceso es un modo de debate que se
hace ante un juez que es un tercero a las partes y que es independiente e imparcial.
El juez, si hace lugar a la presentación de la demanda le corre traslado al
demandado para que conteste la demanda. Cuando el demandado contesta la
demanda queda trabada la litis. La litis es un litigio, es un conflicto llevado al
mundo jurídico. Luego de contestada la demanda deberá probarse lo controvertido.
Si no hay hechos controvertidos y las dos partes están de acuerdo con los hechos,
entonces es cuestión de puro derecho y no hace falta abrir la causa a prueba. Esto
es así mientras no esté afectado el orden público. Porque si alguien demanda por
filiación para heredar todo y el demandado se allana y dice que es el padre y que
tiene el derecho hereditario de todo, se afecta el orden público. Entonces cuando
está afectado el orden público es necesario probar. Luego que se cierra el período
probatorio, viene la etapa de los alegatos, donde cada parte alega de bien probado o
de mal probado por la otra parte. Luego de los alegatos el juez dicta un decreto que
se llama "autos para sentencia". Si este decreto queda firme se purgan los vicios del
proceso y los autos pasan a sentencia. La sentencia puede quedar firme o apelarse.
Las sentencias firmes son las que hacen la jurisprudencia. Pero no importa tanto
que sean firmes o no, lo que importa es el argumento que uso el juez. Porque hay
sentencias que no tienen muy buenos argumentos y la otra parte no las apela y
quedan firmes. Y hay sentencias con muy buenos argumentos que no quedan
firmes. Incluso hay sentencias de tribunales colegiados donde son muy interesantes
los argumentos de los que votaron en disidencia. De modo que son buenos
argumentos para tener en cuenta, pero que no lograron decidir la sentencia a favor.
También puede darse el caso de una Cámara de Apelaciones que tuvo varios fallos
en un sentido y luego por algún argumento superador cambia de criterio. Entonces
la parte perdidosa presenta un recurso por no haber seguido la misma
jurisprudencia y la Cámara dice simplemente que cambió de criterio por un nuevo
argumento. En el caso en que una Cámara cambie de criterio lo más probable es
que las costas del juicio sean por su orden y no el total a la perdidosa, porque la
parte actora tuvo motivo para litigar. Hay casos de interpretación en la provincia de
Santa Fe donde un mismo artículo de la ley en la Jurisdicción correspondiente a
Rosario se interpreta en un sentido y en la Jurisdicción correspondiente a Santa Fe
se interpreta el mismo artículo en otro sentido. La Corte Suprema de la Provincia
de Santa Fe, no tuvo todavía la oportunidad de unificar jurisprudencia porque tiene
que esperar que le llegue el caso concreto. Porque si la Corte Suprema de la
Provincia de Santa Fe decide en abstracto sin esperar el caso concreto, entonces
actuaría como legislador y estaría violando la división de poderes de la República.
Las leyes son en abstracto, no se refieren a un caso concreto. Las sentencias se
refieren a casos concretos, que les son llevados por las partes.
CHILE

En el caso de Chile, las sentencias judiciales no tienen eficacia general por lo que
es perfectamente posible que los tribunales inferiores puedan resolver en
contradicción con fallos anteriores de tribunales superiores. Esta materia está
expresamente dilucidada en la Ley; en efecto, el Código Civil señala al respecto en
el Art. 3º inc. 2º que "Las sentencias judiciales no tienen fuerza obligatoria sino
respecto de las causas en que actualmente se pronunciaren". Sin embargo, la parte
agraviada puede presentar un recurso de nulidad (en materia penal) o de casación
(en materia civil) ante la Corte Suprema de Justicia, para que esta resuelva si el
tribunal ha fallado fundada en un error de derecho.
Ecuador[editar]
Jurisprudencia; Conjunto de fallos, sentencias o resoluciones que expiden los
máximos organismos en el ámbito Jurisdiccional o Administrativo.Los procesos
Judiciales por Naturaleza tienen:
Jurisprudencia ordinaria.
* 1° Instancia: Se lleva a cabo por los Jueces inferiores.
* 2° Instancia: Se lleva a cabo por los Jueces Provinciales. (Corte Provincial)
* Casación: Se lleva a cabo por los Jueces Nacionales. (Corte Nacional)
Acción extraordinaria de protección
El artículo 94 de la Constitución de la República del Ecuador1 estipula que "La
acción extraordinaria de protección procederá contra sentencias o autos definitivos
en los que se haya violado por acción u omisión derechos reconocidos en la
Constitución y se interpondrá ante la Corte Constitucional.El recurso procederá
cuando se hayan agotado todos los recursos ordinarios y extraordinarios dentro del
término legal, a menos que la falta de interposición de estos recursos no fuera
atribuible a la negligencia de la persona titular del derecho constitucional
vulnerado"
Generalmente se define a la jurisprudencia como el conjunto de fallos o sentencias
que expiden los jueces, no obstante, hay que tener en cuenta que no cualquier juez
expide una jurisprudencia, puesto que estas son fallos de triple reiteración; es decir
la Corte ha resuelto en tres ocasiones distintas sobre el mismo aspecto.

ESPAÑA

En España, se considera a la jurisprudencia fuente de derecho indirecta. Según el


art. 1.1 del Código Civil, en el ordenamiento jurídico español solo son fuentes del
derecho «la ley, la costumbre y los principios generales del derecho» (art. 1.1).
Sin embargo, el art. 1.6 del Código Civil dispone que la jurisprudencia
«complementará el ordenamiento jurídico con la doctrina que, de modo reiterado,
establezca el Tribunal Supremo al interpretar y aplicar la ley, la costumbre y los
principios generales del derecho», por lo que, aunque no sea fuente propiamente
dicha, su facultad para modular la ley y establecer cuáles han de ser los principios
generales del derecho (que es propiamente un concepto jurídico indeterminado) le
otorga una relevancia sin par.

La jurisprudencia se constituye a partir de dos sentencias que interpreten una norma en


igual sentido, emanadas del Tribunal Supremo (órgano jurisdiccional superior en todos
los órdenes, salvo lo dispuesto en materia de garantías constitucionales) y, cuando se
trata de ciertas materias de competencia limitada a la comunidad autónoma (por
ejemplo, derecho foral o especial), de los Tribunales Superiores de Justicia de la
comunidad autónoma correspondiente.

Las que no reúnan estas características, únicamente gozan de la consideración de


«precedentes»,2 sirviendo únicamente como apoyo a una determinada tesis sostenida en
juicio, al carecer de auténtico contenido normativo. Del mismo modo, una sentencia
emanada por un Tribunal Superior de Justicia carece de relevancia normativa para otros
Tribunales Superiores de otras comunidades autónomas, que pueden emitir fallos no
concordantes con dichas interpretaciones, e incluso contradictorios. En esos casos,
puede interponerse el recurso de casación para la unificación de doctrina ante el
Tribunal Supremo, que casará ambas sentencias determinando cuál de las
interpretaciones contradictorias goza del beneplácito del Alto Tribunal.
En el caso de que un juez o tribunal se apartase de la doctrina establecida por el
Tribunal Supremo, no se invalida automáticamente la sentencia, sino que sirve como
motivo de casación. No obstante, el Tribunal Supremo puede apartarse en cualquier
momento de su jurisprudencia consolidada, por lo que esta producción normativa es
esencialmente mutable, adecuándose a los tiempos con cada fallo.

Es necesario hacer referencia al Tribunal Constitucional, ya que pese a no ser un órgano


judicial sino constitucional (como su propio nombre indica) también emite sentencias,
con la denominación técnica de «jurisprudencia». Dichas sentencias, por el especial
grado de su órgano emisor, tienen efectos normativos, al ser el Tribunal Constitucional
el supremo intérprete de la Constitución. En efecto, el artículo 5.1 de la Ley Orgánica
del Poder Judicial claramente determina que las sentencias del Tribunal Constitucional
son vinculantes, y los jueces y tribunales deben interpretar todas las normas conforme
con la interpretación que de las mismas normas resulte de las resoluciones dictadas por
el Tribunal Constitucional en todo tipo de procesos.

GUATEMALA

Con base en el artículo 2 de la Ley del Organismo Judicial se desprende que la ley es la
fuente principal del derecho aunque la jurisprudencia la complementará sin desarrollar
el cuerpo normativo en función de que se crea la jurisprudencia, por lo que entra en
materia, la Ley de Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad en su artículo
43 el cual estima que 3 fallos contestes en el mismo sentido de la Corte de
Constitucionalidad crean doctrina legal obligatoria para todos los tribunales, y en el
ordenamiento ordinario en el artículo 621 del Código Procesal Civil y Mercantil el que
establece que 5 fallos contestes e ininterrumpidos de la Corte Suprema de Justicia, con
el voto favorable de 4 magistrados en recurso de casación también crean doctrina legal,
actualmente la jurisprudencia es una gran estrategia en los litigios para mostrarle al
tribunal de primera instancia que ocurriría si el caso llegase a la Corte de
Constitucionalidad o la Corte Suprema de Justicia y poder evitar que emitan un fallo
escaso de fundamentalmente que más tarde seguramente será revertido.

Una corriente fuerte actualmente es la de dar más importancia a la jurisprudencia ya que


está evoluciona más rápido que las leyes, como una fuente formal del derecho y en su
momento del Organismo Legislativo para la derogación, abrogación o creación de
nuevas leyes.

MÉXICO

En el caso específico de México, la jurisprudencia se genera por tres medios alternos: a)


A través de cinco resoluciones que en un mismo sentido, emanen de algunas instancias
del Poder Judicial de la Federación (Pleno o Salas de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación [SCJN] y los Tribunales Colegiados de Circuito) sin que se le interponga una
sola en caso contrario. A estas resoluciones individualmente se les llama tesis aisladas;
b) También puede formarse jurisprudencia a través de contradicción de tesis, que
consiste en que el Pleno o las Salas de la SCJN resuelvan el criterio que debe sostenerse
sobre una cuestión en particular donde existen posiciones contrarias o diversas
sostenidas, respectivamente, por las Salas de la SCJN o bien por los Tribunales
Colegiados de Circuito; c) Por último, y en virtud de un mandato de la Constitución,
constituirán jurisprudencia las resoluciones que emita la SCJN al resolver casos de
controversia constitucional o de acciones de inconstitucionalidad, como se reflejan en
los bienes jurídicamente tutelados.

Las resoluciones constituirán jurisprudencias, siempre que los resuelto en ellas se


sustente en cinco sentencias no interrumpidas por otra en contrario, y que hayan sido
aprobadas por lo menos por ocho ministros, si se trata de jurisprudencia del Pleno, o por
cuatro ministros en los casos de jurisprudencia de las dos Salas.

Las leyes orgánicas del Tribunal Fiscal de la Federación y del Tribunal de lo


Contencioso-Administrativo del Distrito Federal regulan también la formación y efectos
de su propia jurisprudencia establecida.

PARAGUAY
En procesos ejemplares y en fallos de penas unánimes de la Corte Suprema de
Justicia han dado solución a problemas cotidianos en el ámbito civil, para luego así
sentar jurisprudencia capaz de paliar falencias en dicho aspecto y posterior
esclarecimiento de las demandas hechas por los ciudadanos que presentan algún
problema legal.

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