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“PEDRO RUIZ
GALLO”
Gayo es uno de los juristas más enigmáticos, debido a que se carece de información sobre
su vida. Por ejemplo, se desconoce su nombre completo, pues Gayo era solamente su
praenomen. Incluso, muchos romanistas dudan en que verdaderamente haya sido un
hombre y se ha llegado a plantear la casi improbable tesis de que fuese mujer. Se ha
supuesto que nació hacia el año 120 en alguna provincia oriental. Probablemente vivió en
alguna localidad provincial del Imperio. Dentro de sus contemporáneos no hay noticias
sobre su vida y obra, incluso durante el siglo XX se le trató de identificar con Cayo Casio
Longino.
Fundamentalmente fue un profesor de derecho y todas las obras que redactó tenían
finalidad docente. La mayoría de ellas fueron escritas durante el gobierno del emperador
Antonio Pío y a principios del emperador Marco Aurelio. Con certeza murió después del
año 178, como lo demuestra un comentario suyo al senatus consultum orfitianum de ese
año.
Además, fue incluido, junto a Ulpiano, Paulo, Modestino y Paniniano, en la Ley de Citas de
426, que regulaba la recitatio de las obras de los juristas ante los tribunales, es decir, qué
juristas podían ser invocados y los criterios para la decisión del juez ante opiniones diversas
de éstos.
Gayo, en su obra Instituta afirmaba: “Ley es lo que el Pueblo manda y establece”.
DOMICIO ULPIANO.
Murió en Roma, en 228. Fue un jurista romano, de origen fenicio, magister libellorum. Fue
tutor, consejero y prefecto del pretorio del emperador Alejandro Severo. De todas las
definiciones que se han dado de Justicia, quizá, la más conocida es aquella expresada en el
siglo III de nuestra era por el jurista Ulpiano, quien decía que “la justicia es la constante y
perpetua voluntad de dar a cada uno su propio derecho”. Una máxima que también fue
defendida por Tomás de Aquino y sus seguidores.
Domicio Ulpiano, está considerado, todavía hoy, como uno de los más grandes
jurisconsultos de la historia del Derecho romano.
Pese a ser uno de los juristas más prolijos de su época, su mayor logro fue la recopilación y
el ordenamiento del derecho clásico, destacando sus comentarios “Ad Edictum” y “Ad
Sabinum”.
Frases tan célebres como “Durum est, sed ita lex scripta set (es dura, pero así fue redactada
la ley), principio que defendió personalmente cuando fue expulsado de Roma, en el año
200, por el emperador Heliogábalo. O “Res iudicata pro veritate accipitur (La cosa juzgada
se tiene por cierta), entre muchas.
Ulpiano fue, junto con su mentor, Emilio Papiniano, y otros juristas como Julio Paulo,
Gayo (del que se desconoce su nombre completo) y Herenio Modestino, uno de los
referentes de la famosa Ley de Citas del año 426.
Allí establecía que las partes sólo podían citar con valor vinculante para el juez los textos
de esos autores.
Aunque siempre en caso de discrepancia o empate debía primar la opinión del maestro
Papiniano. Si aún así no podía resolverse la cuestión, el juez podía libremente optar entre
una y otra solución.
Para Ulpiano, el derecho consistía en tres reglas o principios básicos: vivir honestamente,
no dañar a los demás, y dar a cada uno lo suyo. Algo que compartimos prácticamente todas
las personas que vivimos en sociedad y que, sin embargo a él le sirvieron de muy poco.
Su programa, que buscaba reducir los privilegios concedidos por Heliógabalo a la Guardia
Pretoriana, con el fin de aumentar el control sobre el elemento militar, provocó la
enemistad con esta y un intento de homicidio. Finalmente, fue asesinado por los Pretorianos
en el palacio frente al Emperador, en el curso de una revuelta entre los soldados y la
multitud, probablemente en 228. Uno de sus discípulos, Herenio Modestino, se convirtió en
el jurista más destacado de la siguiente generación.
“Justicia como constante y perpetua voluntad de dar a cada uno su derecho”. Ulpiano.
Julius Paulus Prudentissimus fue uno de los más influyentes y distinguidos juristas
romanos. Conocido como Paulo, fue el escritor jurídico más fecundo de la Antigua Roma.
Se cree que escribió 319 publicaciones jurisprudenciales.
Asesoró jurídicamente a los pretorianos en un primer momento para, más tarde, participar
en el consejo imperial durante los reinados de Septimio Severo y Caracalla. Paulo fue
desterrado por Heliogábalo pero regresó a Roma cuando Alejandro Severo le nombró
prefecto del pretorio.
Entre todos sus escritos destacaban los 78 libros ad Edictum, en lo que trataba de seguir con
fidelidad la legislación edictal. También escribió dos libros en los que analizaba los edictos
edilicios.
Redactó varias notae a obras de juristas anteriores, entre las que se encontraban los digesta
de Juliano y los responsa y quaestiones de Papiano.
Fue autor de dos libros de institutiones y los seis de regulae, comentarios a varias leyes y
senadoconsultos, sobre los officia de los funcionarios imperiales y sobre temas de derecho
fiscal y penal. Comentó las leges de Augusto: Iulia et Papia Poppea y Iulia de adulteriis.
También escribió varios libri responsorum en los que daba respuestas a casos prácticos
concretos, que se ordenaban generalmente conforme al sistema edictal. A todo ello hay que
añadir 25 libros de quaestiones y los 23 de responsa que eran de naturaleza causística.
Una sexta parte del Digesto está basada en el trabajo de Paulo, que es el segundo jurista
más citado en esa obra, después de Ulpiano.
A excepción de las obras Sententiarum, Regularum e Institutionum, que han llegado hasta
nosotros en su integridad, las demás nos han llegado en fragmentos que fueron recopilados
en el Digesto, obra en el que los compiladores incluyeron dos mil fragmentos a él
atribuidos.
MODESTINO
Aunque quizá de origen griego, es posible que Modestino (latín: Elius Florianus Herennius
Modestinus) fue un jurista posclásico del siglo III y discípulo de Ulpiano junto con Paulo.
Modestino proviniera de una familia profundamente romanizada, como indica su nombre;
estuvo muy ligado al mundo griego y no es imposible que su lengua madre fuera la de
Homero, como parece poder deducirse de sus Excusationes, escritas en esta lengua en
Roma y con los juristas de la capital, en particular con Ulpiano, quien se refiere a
Modestino como su discípulo.
Fue un jurista posclásico del siglo III y discípulo de Ulpiano junto con Paulo. Desempeñó
altos cargos en la administración de Roma y entre los años 226 y 244, fue praefectus
vigilum en Roma y desarrolló su actividad como jurista en parte ya en tiempo de
Maximiano, de Gordiano III, y puede que incluso de Filipo el Árabe. Los juristas de esta
época aunque no pertenecieron a ninguna escuela, eran llamados tardoclásicos o severianos
por vivir en época de estos emperadores. Modestino suele ser considerado como el último
jurista clásico; debió ser el último que tuvo el ius respondedi ex autoritas principis.
Fue el último de los juristas clásicos que merece citarse como tal, escribió en griego y en
latín en la forma simple y clara que querían los maestros postclásicos. Fue además
discípulo de Ulpiano. Escribió obras elementales destinadas a la enseñanza, unas
Instituciones de diez libros.
Escribió muchas obras; las principales de ellas fueron las Pandectas en 12 libros y las
respuestas en 19, y de las que tuvieron acogida en las Pandectas justinianeas 344
fragmentos. En sus obras se ve ya manifiesta la decadencia.
JUSTINIANO
Desde entonces hasta su muerte, se aplicó con energía a revitalizar el Imperio de Oriente,
contando con la inestimable ayuda de su esposa, la emperatriz Teodora (una ex actriz de
grandes cualidades intelectuales, que participó en tareas de gobierno hasta que murió en el
548). Justiniano centralizó y reformó la Administración, reforzó el absolutismo monárquico
y el ceremonial cortesano, sometió a la jerarquía eclesiástica convirtiéndola en instrumento
del poder imperial y emprendió grandes construcciones (como la basílica de Santa Sofía de
Constantinopla).
Tras asegurar la frontera oriental conteniendo a los persas («Paz Perpetua», 532), se
propuso la reunificación del Imperio Romano, reconquistando los amplios territorios
perdidos en Occidente con ayuda de sus generales Belisario y Narsés. Aunque no lo
consiguió del todo, sí recuperó de manos de los bárbaros el norte de África (arrebatado a
los vándalos en el 534), Italia (arrebatada a los ostrogodos en el 540) y una franja del
sureste de la península Ibérica (arrebatada a los visigodos en el 554); restauró así la unidad
imperial de las riberas del Mediterráneo, a falta sólo de las costas de Marruecos, la
Tarraconense y la Galia.
Tan importante o más que sus acciones de conquista fue el impulso que dio a la
codificación del Derecho romano, controlando personalmente una comisión de expertos
que lo recopiló, simplificó, armonizó y unificó en un Corpus Iuris Civilis (529). Estaba
compuesto por un código de leyes imperiales vigentes (el Código Justiniano), una
recopilación de dictámenes jurídicos (el Pandectas o Digesto) y un manual para la
enseñanza del Derecho (Instituciones). Las leyes promulgadas por el propio Justiniano
después de la promulgación del Corpus Iuris Civilis (534) fueron recopiladas y añadidas a
aquél en las Novelas.
Sin embargo, Justiniano fue un emperador impopular. Sus campañas exteriores y sus
grandes construcciones arquitectónicas incrementaron los gastos del Estado, haciendo
aumentar la presión fiscal. En el 532 estalló contra él una insurrección popular (la Revuelta
de Nika), que fue ahogada en sangre por Teodora y Belisario (unos 30.000 muertos).
Para conocer la obra de Justiniano son muchos los aspectos que hay que tomar en
cuenta, pues fue él quien dejó en nuestras manos los más importantes textos legales cuyo
origen y desenvolvimiento desarrollan la historia de Roma, su sociedad y su cultura.
Justiniano es nombrado Augusto en abril del 527 y el 2 de agosto del mismo año,
por la muerte de su tío Justino es coronado emperador del Imperio. Su reinado va a durar 38
años, del 527 al 565, fecha de su muerte, el 14 de Noviembre en el 548 y en
Constantinopla.
Un primer período que abarca desde el 527 al 534. Puede clasificarse como
de la restauración jurídica del imperio y del afianzamiento militar de sus
fronteras. En este período se realiza la compilación que recibe el nombre de
Corpus Iuris Civilis.
Uno segundo que abarca del 535 al 554. Éste puede clasificarse como el de
la restauración territorial del imperio, de la pacificación religiosa y de la puesta
al día de importantes instituciones jurídicas públicas y privadas.
Uno tercero que abarca desde el 554 hasta el fin de su reinado que puede
clasificarse como de cierta inercia cuando no decadencia, en todos los campos
de la grandiosa tentativa de restauración.
En cuanto a la extensión de las fronteras conduce largas campañas contra los persas.
En el 532 asegura la paz eterna mediante el pago de un alto tributo.
Sin embargo hemos de reconocer que su época (Época de Justiniano), tuvo también
sus fallos: con un relativo fracaso del proyecto político –la restauración de la unidad del
imperio romano,- pues no logró consolidar sus éxitos y en consecuencia sus conquistas
resultaron efímeras y en cuanto a la situación religiosa no fue debidamente resuelta y ha
recibido la censura de “cesaropapismo”.
Por eso la gran gloria de Justiniano sigue y seguirá siendo por siempre su
compilación legislativa del derecho romano en un gran renacimiento clasicista del mismo.
La compilación Justinianea.
Es el monumento jurídico más importante más importante de todos los tiempos y
constituye una de las obras cumbres del espíritu humano.
Fue realizado entre los años 528 al 534 d.C. a comienzos del reinado del gran
emperador bizantino.
El Corpus Iuris Civilis debía costar en las intenciones de Justiniano de cuatro partes,
pero él sólo ció cumplirse tres, pues la cuarta parte fue realizada por compilaciones
privadas. El Corpus Iuris Civiles está integrado por: Los Códigos (el viejo y el nuevo), el
Digesto o Pandectas, las Institutas y las Novelas.
Código.
El primer libro que se promulgó fue el Código. Justiniano dictó el 13 de Febrero del
528 una Constitución denominada “Haec quae necessario, en la cual designó una comisión
a la que encomendó la tarea de proceder a la recopilación de las leyes, o sea de las
constituciones imperiales vigentes en la época, que habrían de tomar de los Códigos
Gregorianos, Hermogeniano y Teodosiano, agregándole las constituciones posteriores del
mismo Teodosio II y las llamadas novelas post-teodosianas.
Existió una comisión autorizada por el emperador para proceder a una recopilación
de las constituciones imperiales que estuvieran en vigencia en ese momento, pudiendo
modificar su redacción y hasta su contenido, a fin de adaptarlas a las necesidades actuales,
ya que la obra perseguía una finalidad, facilitar la aplicación del Derecho. Transcurrido
unos meses, la comisión presentó su proyecto al emperador, siendo publicada por la
Constitutio Summa rei publicae del 7 de Abril del 529 entrando en vigor el 16 de Abril.
Este primitivo Código se lo denominó “Código Vetus”; no ha llegado hasta nosotros,
porque fue volcado en el año 534 en el Codex repetitae praelectionis y que es, “Nuevo
Código Justinianeo”.
Digesto.
El Digesto está compuesto por cincuenta libros, divididos en títulos (429 según
Peters), salvo los libros 30 al 32 de legatis et fideicomissis que solo llevan un título,
fragmentos que llevan el nombre del autor y del libro del que se extrajo el texto.
El Digesto consta de 9.142 fragmentos de los cuales 6.137 (más de los dos tercios)
corresponden a los cinco juristas de la Ley de Citas; 2.470 fragmentos (más de la cuarta
parte) pertenecen a otros siete juristas (Cervidio Scaevola, Pomponio, Juliano, Marciano,
Javoleno, Africano y Marcelo); los 535 fragmentos fueron proporcionados por los restantes
27 juristas. En total se tomaron textos de 39 jurisconsultos, 3 de la época de la República
(Quinto Mucio Scaevola, Alfeno Varo y Elio Galo), los demás clásicos hasta los
postclásicos Hermogeniano y Arcadio Caricio. Los que mayor cantidad de fragmentos
aportan son Ulpiano (un tercio) y Paulo (un sexto) según Monier.
El digesto es dividido por Justiniano para servir a fines didácticos en siete partes,
siguiendo el esquema de los comentarios del edicto. Las partes son las siguientes:
Las Novelas.
Nombre cuyo origen es el de Novellae (nuevas leyes o constituciones) que son
posteriores al 534. Pero no se hizo una compilación oficial, solamente colecciones de
constituciones a cargo de personas privadas.
Epitome Iuliani: La primera compilación fue realizada por Justino. Consta de 124
novelas en lengua latina y destinada a Italia donde se conoció y tuvo mucha difusión en la
edad media después de la conquista del 554.
Nos ha llegado un manuscrito de Venecia del siglo XIII y otro de Florencia del siglo XIV.
La primera edición fue impresa por la escuela humanista.
Conclusión.
La Ley de las 12 tablas romanas, era un texto que contenían las reglas básicas para
convivencia de Roma y es considerado como el primer código, según la tradición, Numa
Pompilio, quien fuere el segundo rey legendario de Roma, habría sido el primer rey en
dotar a Roma de disposiciones jurídicas, las llamadas “LEGES REGIAE”.
Esta historia plagada de mitos y verdades, dio como resultado la sanción de una Ley, que
indiscutiblemente existió, y cuya vigencia data del año 450 a. C, cuando se colocaron en el
foro, siendo reemplazadas las primitivas tablas de madera por tablas de bronce. No
dudamos de su existencia, ya que muchos de sus fragmente pudieron llegar a nuestros días,
a través de los juristas de la época que hacen mención a ellas permanentemente en sus
obras. Las Tablas originales (las de madera), no pudieron conservarse, gracias a la invasión
de los franceses en el año 390.
Con el florecimiento de las primeras universidades italianas se iba a producir a partir del
siglo XI un renacer de los estudios del Derecho romano, que será presentado como ratio
scripta y no como una fuente histórica de conocimiento o el producto de una determinada
civilización. Esa consideración de «verdad revelada» que alcanzó el Derecho romano, llevó
a que los estudiosos limitaran su actividad a glosar esos textos, a aclarar o vulgarizar su
contenido y a sintetizar estas glosas en compendios accesibles llamados Summas. Debemos
asimismo recordar que el Derecho romano que conoció el Derecho común fue el de la
época de JUSTINIANO, cuya obra, conocida con el nombre de Corpus iuris civilis, sería
objeto de una auténtica veneración.
La Ley de las 12 tablas romanas, era un texto que contenían las reglas básicas para
convivencia de Roma y es considerado como el primer código, según la tradición, Numa
Pompilio, quien fuere el segundo rey legendario de Roma, habría sido el primer rey en
dotar a Roma de disposiciones jurídicas, las llamadas “LEGES REGIAE”.
Según el historiador romano Tito Livio en su libro “Los Orígenes de Roma” después del
establecimiento de la República, hacia el año 450 a.C., los plebeyos exigieron leyes escritas
a efectos de asegurar la igualdad para todos de estas exigencias no se conocen detalles
salvo a través de leyendas como la de Coriolano o la de Cincinato, pero en ellas se pone de
manifiesto la resistencia de los patricios a conceder poder a los plebeyos, así como el
avance imparable de éstos.
En el año 450 a.C. los plebeyos lograron el compromiso por parte de los patricios romanos
de elaborar un código escrito. Eso sí, dicho código sería elaborado por los propios patricios.
Concretamente, el senado encargó la tarea a diez patricios llamados “decémviros”.
A la cabeza de los “decémviros” estaba Apio Claudio Craso El Gordo, hijo o nieto del Apio
Claudio que había provocado la secesión de los plebeyos medio siglo antes. Los
“decémviros”, fueron a solicitar a las ciudades griegas las leyes que las regían, como
modelo para que Roma pudiera gobernarse mediante leyes. Los “decémviros” lograron su
cometido al cabo de un año. (Livio, Historia De Roma Desde Su Fundación (T.1): LIBROS
I-III)
El jurisconsulto Pomponio, que vivió en el siglo II d.C. dice acerca de los orígenes de las
tablas:
“Los decenviros redactaron diez leyes y las hicieron grabar sobre tablas de marfil,
que fueron dispuestas cerca del rostrum, en pleno Foro, para que todos pudieran
tener conocimiento de ellas. Al año siguiente se añadieron dos más”.
Se añadió dos tablas más porque, según la tradición a los plebeyos no les pareció
favorecerles las diez tablas, por lo que para añadir las dos últimas tablas se formó un nuevo
grupo decenviral, esta vez, compuesto de patricios y plebeyos, cosa que no debió ser así ya
que en la Tabla XI, de Suplemento A Las Cinco Primeras Tablas, se prohíbe el matrimonio
entre patricios y plebeyos. Cosa que no pudieron incluir los plebeyos, ya que esta inclusión
va contra sus intereses.
La dos últimas tablas fueron conocidas como. Tablas inicua, con esta introducción,
llegamos a la siguiente pregunta.
Es el código más antiguo de Derecho romano, escrito entre los años 451 y 450 a.C. que se
basaba en el derecho de los quirites: rudo, formal y riguroso y que tomó como fuente el
Derecho oral (consuetudinario) existente de aquel momento. (Rome Total Realism
Anábasis, 24 de diciembre 2010.
Efectos
El establecimiento de Las XII Tablas significó para los plebeyos una doble ventaja:
1. Lograron que el derecho fuera público, conocido por todos, y no hasta como entonces,
basado en costumbres no escritas, y por lo mismo imprecisas, que los patricios, a través
del Colegio de Pontífices, manejaban e interpretaban a su capricho.
2. Consiguieron que el derecho fuera común, pues los preceptos consignados en Las XII
Tablas se aplicaban, por igual, a patricios y plebeyos.
No obstante, la Tabla XI, conocida también como Tabla inicua mantenía rigurosamente
la separación de las dos clases en lo concerniente al régimen de familia porque
prohibían expresamente la celebración de matrimonios entre patricios y plebeyos.
La instauración de Las XII Tablas también significó ventajas políticas ya que más tarde se
permitió el matrimonio entre patricios y plebeyos y de la unión de los patricios con los
plebeyos ricos surgió una nueva aristocracia, la “nobilitia”. Sus miembros podían ocupar
altas magistraturas o ser parte del Senado.
En el año 366 a.C. se dispuso que uno de los cónsules debiera ser de la plebe. A partir del
300 a.C. se logró la igualdad religiosa, obtuvieron el derecho a ser elegidos al pontificado y
así pertenecer al Colegio de los Pontífices.
En el derecho hereditario recíproco de los gentiles; los bienes quedaban siempre dentro de
la gens ya que estaban excluidos de la herencia los descendientes por línea femenina. Los
hijos heredaban en primer término, en calidad de herederos directos; de no haber hijos,
heredaban los agnados (parientes por línea masculina); y faltando éstos, los gentiles.
Bajo Imperio
El Bajo Imperio romano es el período histórico que se extiende desde el acceso al poder
de Diocleciano en 284 hasta el fin del Imperio romano de Occidente en 476. Tras los siglos
dorados del Imperio romano (período denominado Pax romana, que abarca los siglos I a II),
comenzó un deterioro en las instituciones del Imperio, particularmente la del propio
emperador. Fue así como tras las malas administraciones de la Dinastía de los Severos, en
particular la de Heliogábalo, y tras el asesinato del último de ellos, Alejandro Severo, el
Imperio cayó en un estado de ingobernabilidad que se denomina Crisis o Anarquía del siglo
III. Entre 238-285 hubo 19 emperadores, ninguno de los cuales murió de muerte natural, y
que fueron incapaces de tomar las riendas del gobierno y actuar de forma coordinada con el
Senado, por lo que terminaron por sumir Roma en una verdadera crisis institucional.
Durante este mismo periodo comenzó la llamada «invasión pacífica», en la que varias
tribus bárbaras se situaron, en un principio, en los límites del imperio debido a la falta de
disciplina por parte del ejército, además de la ingobernabilidad emanada del poder central,
incapaz de actuar en contra de esta situación.
A la par de ésta crisis política se desarrolló una profunda crisis económica, caracterizada
por una gran inflación y un declive de la agricultura, la industria, el comercio, el medio
urbano y el sistema esclavista. Los períodos donde se intentó restablecer el orden, tales
como el Dominado del siglo IV, introdujeron cambios políticos y económicos muy
importantes en la administración y gobierno del Imperio, tales como la instauración
primeramente de la tetrarquía, aunque la derivada división territorial del Imperio en el
Imperio romano de Occidente, y el Imperio romano de Oriente, que sobreviviría 1000 años
más. No obstante, el hecho más relevante de este período de inestabilidad fueron las
llamadas invasiones bárbaras, en las que los bárbaros del norte irían paulatinamente
infiltrándose a través de los límites del Imperio, en una sucesión de guerras fronterizas e
invasiones que acabarían por destruir al Imperio: las fronteras imperiales, privadas de la
vigilancia de antaño, se convirtieron en auténticas puertas por donde penetraron
impunemente las tribus bárbaras. Las más audaces fueron los pueblos germánicos,
especialmente los francos y los godos, que arremetieron contra el imperio, atravesando la
frontera de los ríos Rin y Danubio, hasta provocar su colapso.
Tradicionalmente, pues, se sitúa el año 476 como fecha que marca definitivamente la caída
del Imperio romano e inicio de la Edad Media, sobre todo porque a partir de esa fecha ya ni
tan siquiera hubo nadie que dijera ser el emperador de Occidente, y porque, caída la propia
Roma, resultaba paradójico que el propio Imperio romano pudiera seguir existiendo. Sin
embargo, muchos historiadores cuestionan esta fecha, haciendo notar que el Imperio
romano de Oriente pervivió hasta la caída de Constantinopla el 29 de mayo de 1453, fecha
que a su vez se usa como fin de la Edad Media e inicio del Renacimiento
Causas
Las causas tradicionalmente apuntadas para explicar la caída del Imperio romano son
múltiples, y se relacionan estrechamente con la teoría a la que sirven. Aun así, siempre cabe
señalar una serie de factores que innegablemente contribuyeron a la crisis, y, al fin, a la
caída de Roma. Así, se puede distinguir entre una serie de causas internas y externas,
siendo en las internas en las que más ha ahondado la historiografía contemporánea:
1. Crisis institucional
3. Invasiones Bárbaras
Todas las relaciones jurídicas de la parte Oriental del Imperio, se basaron en las normas
justinianeas.
Justiniano había logrado unificar el derecho romano en el Corpus Iuris Civile y con la
finalidad de evitar distorsiones sobre su obra, prohibió que sobre ella se realizaran todo tipo
de comentarios, a excepción de resúmenes y traducciones que fueran de utilidad a los
alumnos de la ciencia del derecho. Esta restricción justinianea no fue respetada, puesto que
en el Imperio Romano de Oriente, toda la actividad jurídica pasó por los comentarios y
resúmenes que se le realizaron a la compilación mencionada, como la Paráfrasis de las
Institutas de Teófilo y las Basílicas.
Teófilo fue el primero de los juristas que no respetó la prohibición efectuada por el
emperador realizando una obra denominada “Paráfrasis griega de las Institutas”, trabajo por
el cual tuvo grandes reconocimientos, como el de Cujas, afirmando que era “el más fiel y
mejor comentador de las Institutas de Justiniano”. También tuvo gran cantidad de críticas
entre las que se encontraba la de Arangio Ruiz, alegando que no ha reflejado literalmente la
traducción de las Institutas del latín al griego ni ha realizado resumen alguno sobre las
mismas por abarcar el triple respecto de su contenido original.
En el siglo IX, Basilio el Macedonio ordena la realización de dos obras aplicables en los
tribunales sobre el Corpus Iuris: el Prochéiron en el año 870 y la Epanagoge en el 886.
Hay que destacar que la mayor obra iniciada por Basilio el Macedonio y finalizada por su
hijo León el Filósofo fue sin duda alguna las Basílicas o Libri Basilicorum, donde reedita y
mejora todo el material contenido en el Corpus Iuris. Se puede afirmar que “las Basílicas”
es la compilación oficial más importante que se realizó con posterioridad al Corpus Iuris
Civile.
En el período que se extiende entre los siglos VI al XI, se realizaron en Occidente obras de
relativa importancia jurídica, pero que pueden ser destacadas tomando como base diferentes
aspectos funcionales y didácticos.
Es importante enfatizar que pese a la cantidad de compendios que se realizaron sobre el
derecho romano, éste subsistió a través de compilaciones bárbaras como fueron el Edicto de
Teodorico, la Lex Romana Wisigothorum y la Lex Romana Burgundiorum.
Cuando Rómulo Augústulo es vencido por el hérulo Odraco, cae el imperio Romano de
Occidente en el año 476 y su derecho sigue vigente sin sufrir modificación alguna.
Con el establecimiento bárbaro en todo el territorio, que hasta ese momento había
pertenecido al imperio occidental romano, se dio un problema que hasta ese momento no
había sido tomando en cuenta: la resolución de los conflictos jurídicos, puesto que los
invasores bárbaros trajeron consigo su propio sistema jurídico, pero la región invadida,
contaba con uno propio, donde eran aplicados el Código Teodosiano y compilaciones
privadas: como los Códigos Gregoriano y Hermogeniano entre otras obras.
Este inconveniente se subsanó cuando los reyes bárbaros resolvieron unificar las leyes
romanas en extensos Códigos, las que hasta ese momento eran denominadas leyes romano-
bárbaras, para ser aplicadas a todos los ciudadanos romanos; a su vez, los usos y
costumbres de las respectivas tribus, se fueron transformando en leyes que también fueron
agrupadas en Códigos para poder ser aplicadas a los germanos.
De todas las compilaciones que se realizaron, la primera que adquirió relevancia por ser
una legislación aplicable tanto a los vencedores como a los vencidos, fue la realizada por el
rey Teodorico el Grande, llamada Edicto de Teodorico o Edictum Theodolici; se aplicó a
los romanos y a los ostrogodos por igual.
La segunda compilación común conocida fue la Lex Romana Wisigotorum, conocida desde
el siglo XVI como “Breviario de Alarico”, realizada por Alarico II, rey de los visigodos
entre el 484 y el 507, quién gobernó toda Galia, y gran parte de Hispania. El Breviario
publicado en el año 506, constituye un extracto de leyes y decretos romanos que fueron
aplicados en todos sus dominios, suponiéndolo una fuente esencial de conocimiento sobre
la aplicación de la legislación romana tras la desintegración del imperio.
En la zona occidental de la Galia regía la Lex Romana Burgundiorum, cuya trascendencia
fue mucho menor a la anterior. Con posterioridad a la invasión bárbara sobre la península
itálica, la compilación justinianea retomó su vigencia en ambos imperios, tanto Oriental
como Occidental.
CONCLUSIONES
Tablas
La redacción de estas 12 tablas, instaura el punto de partida de la desacralización del
derecho romano. Hasta ese momento el derecho en Roma había tenido un carácter sagrado
por haber estado ligado al colegio de los Pontífices, que interpretaban el derecho
consuetudinario a conveniencia de los patricios. A partir de Las XII Tablas, el “fas” y el
“ius” se disgregan y el Derecho emprende su secularización y a pesar de que es la raíz de lo
que hoy conocemos como derecho y que las 12 tablas es (podemos decir) el primer código
escrito que tuvo la población.
Bajo Imperio
Todo lo bueno llega a su fin, todo lo que empieza, termina, ese es el orden natural de las
cosas, y este poderosos Imperio no fue la excepción, gracias a los barbaros (y a otros
aspectos) el que fue el Imperio más grande en la historia, el mas duradero, el de más
productividad, el más creador cayó, lo cual es bueno nos enseña que un sistema que
funcione no se construye en unos años, tomas décadas de duro trabajo físico e intelectual
para lograrlo
Con el florecimiento de las primeras universidades italianas se iba a producir a partir del
siglo XI un renacer de los estudios del Derecho romano, que será presentado como ratio
scripta y no como una fuente histórica de conocimiento o el producto de una determinada
civilización. Esa consideración de «verdad revelada» que alcanzó el Derecho romano, llevó
a que los estudiosos limitaran su actividad a glosar esos textos, a aclarar o vulgarizar su
contenido y a sintetizar estas glosas en compendios accesibles llamados Summas. Debemos
asimismo recordar que el Derecho romano que conoció el Derecho común fue el de la
época de JUSTINIANO, cuya obra, conocida con el nombre de Corpus iuris civilis, sería
objeto de una auténtica veneración.
Bibliografía
http://wapedia.mobi/es/Bajo_Imperio_romano
Así como en la antigua Grecia floreció una cultura filosófica, así también en Roma, se
creó muy particularmente desde mediados del siglo II a.C. hasta mediados del III d.C.,
un ambiente jurisprudencial del más elevado nivel científico, en virtud de la
concurrencia de juristas expertos en el ars boni et aequi, de acuerdo con el concepto
de derecho que da Celso, colega jurista del Derecho Clásico Romano.
Con esta importante aseveración y peculiar ley, se da entrada a partir del 450 a.C., al
más genuino punto de partida de la Jurisprudencia Romana, cuando el Colegio de los
Pontífices (los sacerdotes), primeros juristas de Roma, a través de la interpretatio y
para resolver las controversias entre Patricios y Plebeyos, empezaron a llenar por
analogía, los huecos de la citada ley y extendían el significado de los términos, más
allá de la intención de los originales decembiri (la comisión de diez ciudadanos que le
dieron origen a la ley) o inclusive utilizaban los términos en contra de la evidente
intención de los creadores, a fin de modernizar el derecho sin tocar las palabras de la
ley, de esta manera se evidencia la intención de estos juristas, de ir adaptando el
derecho al desarrollo de la realidad social de aquella época.
Posterior a esta etapa, la Iurisprudentia empieza a secularizarse, entre otras cosas,
debido a que en el 304 a.C. el plebeyo Gnaeo Flavio, secretario del progresista y ciego
sacerdote patricio, Apio Claudio, recibió de éste, acceso a las fórmulas procesales que
utilizaban los Pontífices (juristas-sacerdotes) para dar asesorías y consultas jurídicas a
los particulares. El último y decisivo paso hacia la secularización y popularización del
derecho fue dado cuando Tiberio Caruncanio, sacerdote plebeyo, comienza a dar
consultas jurídicas al público en general, pues permitió que el público pudiese asistir a
escucharlas. Tiberio Caruncanio, con el tiempo empezó a sufrir la competencia de
aquellos estudiosos de la novilitas que sintiéndose atraído por los estudios jurídicos
empezaron a aconsejar a los particulares, volviéndole esta doctrina jurídica sacerdotal,
en laica, a la que los romanos denominaron Iurispurdentia.
En aquella época, los que requerían frecuentar al perito del Derecho, solicitando su
consejo, se encontraban no sólo con particulares, sino también, con magistrados
jurisdiccionales y jueces. Éstos dependían de la ayuda de los jurisconsultos, quienes
decían frecuentemente la última palabra, con esta idea debemos considerar que las
brillantes creaciones del Derecho Honorario, son probablemente, obra de juristas
cuyos dictámenes guiaron la mano creadora del Pretor.
Señala Kunkel en su Historia de Derecho Romano que “El dictamen” fue centro de
toda la actividad jurisprudencial y lo siguió siendo hasta el final de la Jurisprudencia
Clásica. La labor de dictaminar consistía en la redacción de nuevos formularios
negociales y procesales, al que se le dio el nombre de Jurisprudencia Cautelar que
consistía en: Cautio = documento del contrato y Cautela = cláusula del contrato;
considerando a esta
actividad como el más antiguo estadio de la Jurisprudencia Romana. Esta
preocupación sobre la elaboración de formularios jurídicos, procedía sin duda, de que
la antigua interpretación jurídica romana, creía ciegamente en la letra, pero ésta
circunstancia quedo relegada, cuando la Jurisprudencia Cautelar, (fines de la
República) encontró el camino hacia un enfoque más libre y amplio.
Sin echar las campanas a vuelo por estos breves acontecimientos antes reseñados, que
sinceramente demuestran una preocupación y actividad jurisprudencial en los orígenes
de Roma, es de señalarse que, lo que genéricamente caracteriza al Derecho Preclásico
Romano es:
c) Hay que agregar que en esta época, el derecho tiene un carácter nacionalista y que
muchos actos jurídicos sólo pueden ser realizados por ciudadanos romanos.
Juristas destacados de esta primera etapa son: Sexto Elio Peto, (cónsul), alcanzó gran
renombre como autor de una obra que publica en el 204 a.C., un libro llamado el
Tripertitum, obra que sistematiza el derecho en tres partes: la primera dedicada a las
XII Tablas, la segunda a la interpretatio y la tercera a las actiones. Su hermano Publio
Elio, también jurista y cónsul, llamado “Catus” de cognomen, por su agudeza mental y
Publio Atilio, “el sabio” fueron los juristas que los une la condición de haber
comentado la Ley de las XII Tablas. Otros grandes jurisconsultos de la época de la
República fueron: Quinto Mucio Escevola, el primero que realizó una compilación en
XVIII tomos, del derecho de la época, en su obra Ius Civile; Aquilio Galo, alumno del
anterior quien escribió numerosas obras y Servio Sulpicio Rufo, el primer
comentarista de los Edictos de los Pretores.
* Los edictos de los magistrados ([leyes datae] esta era la labor de administrar justicia
a través de los Pretores y Ediles).
Octavio, sin pretender como César instaurar una Monarquía helenística (pero sin
olvidarse completamente de ella) restauró la vieja República romana, otorgando
poderes al senado y al pueblo y encubriendo su personal potestad en su auctoritas
Principis. Ésta lo consagra como guía, protector de la República y como “Augusto”
que daba plenitud al augurium augustum de la fundación de Roma.
Con la instauración del Principado, se afectó a las fuentes de producción del derecho,
pues desde Octavio, se observó la costumbre de los emperadores de otorgar el Ius
Publice Respondendi ex auctoritate Principis siempre y cuando, así les fuere
concedido y se utilizaba para formular cuestiones de carácter jurídico, pero sólo a unos
cuantos favoritos del Emperador, aunque quedaban también en funciones, los
jurisconsultos particulares, que de forma personal asesoraban a las personas y a veces
a los Magistrados, pero sus opiniones, no contaban para la Jurisprudencia oficial. Por
estas
circunstancias surgieron en aquella época dos importantes corrientes jurisprudenciales
o escuelas: La Sabiniana (Capitón, alto funcionario del emperador Octavio) y la
Proculeyana (fundador Labeón, adverso a la política del emperador).
Gran parte de esta literatura nos resulta fácilmente accesible gracias al esfuerzo de
Otto Lenel por reordenar por autores en su Palingenesia Iuris Civiles, los fragmentos
jurisprudenciales que conocemos principalmente por el Digesto de Justiniano, pero
sería imposible abarcar en esta reseña aunque fuera someramente, los aspectos más
importantes de la misma, solo nos concretaremos a hacer una mención de los
principales juristas que contribuyeron a esta brillante época de Jurisprudencia
Romana.
Publio Mucio Escévola, Marcos Iunius Bruto y Manilio Marcus, son los tres
que se consideran fundadores del Ius Civile de esta época; Quinto Mucio Escévola
(sobrino), el augur; Publio Lucio Craso Luciano, hermano menor de P.M.Escévola;
Aquilio Galo; Servio Sulpicio Rufo; Aulo Ofilio; Alfeno Varo.
De la Jurisprudencia Clásica
Sexto Pomponio, Ulpio Marcelo; Q. Cervidio Escévola; Gayo; Emilio
Papiniano; Calistrato; Arrio Menandro; Emilio Paulo; Domicio Ulpiano; J. Paulo;
Licinio Rufo; Emilio Macro; Emilio Marciano; Erennio Modestito; Arcadio Carisinio
y Hermogeniano, autor de un Epitome Iuris en seis libros, quizás deba identificarse
con aquel compilador que dio su nombre al Código Hermogeniano.
Como en todo periodo de decadencia por falta de creatividad, comenzó a ser frecuente,
al término de la época clásica, la presentación en juicio de rescriptos falsos, por eso en
esta época se aprecia la tendencia a la epitomación (resumen o compendio de una obra
extensa), que se acompaña del descuido de la forma y de las categorías conceptuales,
que marcan una clara manifestación del vulgarismo de la época, apareciendo las
Sentencias de Paulo, que ni son sentencias, ni tampoco son de Paulo, también las
Reglas de Ulpiano que seguramente no se deben a Ulpiano mismo, con estos casos se
pretende ejemplificar la pseudoepigrafía de esta decadente época.
La inmensa labor legislativa efectuada por Justiniano tiene que ser contemplada desde
un doble ángulo: 1) como una tarea de codificación y clasificación de todo el material
jurídico que había integrado el derecho de los romanos hasta su época y, 2) como una
labor creativa, no sólo en el sentido de la adaptación de normas jurídicas anteriores a
las necesidades de su época, sino también a la serie de disposiciones dictadas de nueva
cuenta durante su reinado.
Las Novelas se refieren a las constituciones imperiales que se fueron publicando y que
en conjunto conformaron la obra denominada novelas, que quieren decir: “nuevas
leyes”. Estas constituciones imperiales son bastantes numerosas sobre todo hasta el año
545, fecha en que muere el jurisconsulto Triboniano. Cada novela se inicia con un
prefacio y donde se indican los motivos del texto, luego la división de los capítulos y
finaliza con un epilogo que reglamenta su aplicación.
Destino del Derecho Romano después de Justiniano
Por lo que respecta a los territorios que habían formado parte del imperio de
Occidente, en ellos dominó el Derecho Romano Vulgar, difundido principalmente a
través del Breviario de Alarico.
Esto fue posible porque el Derecho Romano, fue sobre todo y ante todo, un
“Derecho de Juristas” muy poco legislado, que construyó ese pilar de nuestra
civilización piedra a piedra, es decir jurisprudencialmente, por fiarse más del
argumento de autoridad que de la fuerza de la potestad. Aquí radica precisamente
su carácter imperecedero, es decir, clásico, de modelo para muchos otros sistemas
y base de conocimiento necesario, para la formación de juristas en grado de
tentativa.
ENSAYO SOBRE LA JURISPRUDENCIA EN GENERAL
EN LA ÉPOCA REPUBLICANA.
INTRODUCCION.
En el caso de Chile, las sentencias judiciales no tienen eficacia general por lo que
es perfectamente posible que los tribunales inferiores puedan resolver en
contradicción con fallos anteriores de tribunales superiores. Esta materia está
expresamente dilucidada en la Ley; en efecto, el Código Civil señala al respecto en
el Art. 3º inc. 2º que "Las sentencias judiciales no tienen fuerza obligatoria sino
respecto de las causas en que actualmente se pronunciaren". Sin embargo, la parte
agraviada puede presentar un recurso de nulidad (en materia penal) o de casación
(en materia civil) ante la Corte Suprema de Justicia, para que esta resuelva si el
tribunal ha fallado fundada en un error de derecho.
Ecuador[editar]
Jurisprudencia; Conjunto de fallos, sentencias o resoluciones que expiden los
máximos organismos en el ámbito Jurisdiccional o Administrativo.Los procesos
Judiciales por Naturaleza tienen:
Jurisprudencia ordinaria.
* 1° Instancia: Se lleva a cabo por los Jueces inferiores.
* 2° Instancia: Se lleva a cabo por los Jueces Provinciales. (Corte Provincial)
* Casación: Se lleva a cabo por los Jueces Nacionales. (Corte Nacional)
Acción extraordinaria de protección
El artículo 94 de la Constitución de la República del Ecuador1 estipula que "La
acción extraordinaria de protección procederá contra sentencias o autos definitivos
en los que se haya violado por acción u omisión derechos reconocidos en la
Constitución y se interpondrá ante la Corte Constitucional.El recurso procederá
cuando se hayan agotado todos los recursos ordinarios y extraordinarios dentro del
término legal, a menos que la falta de interposición de estos recursos no fuera
atribuible a la negligencia de la persona titular del derecho constitucional
vulnerado"
Generalmente se define a la jurisprudencia como el conjunto de fallos o sentencias
que expiden los jueces, no obstante, hay que tener en cuenta que no cualquier juez
expide una jurisprudencia, puesto que estas son fallos de triple reiteración; es decir
la Corte ha resuelto en tres ocasiones distintas sobre el mismo aspecto.
ESPAÑA
GUATEMALA
Con base en el artículo 2 de la Ley del Organismo Judicial se desprende que la ley es la
fuente principal del derecho aunque la jurisprudencia la complementará sin desarrollar
el cuerpo normativo en función de que se crea la jurisprudencia, por lo que entra en
materia, la Ley de Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad en su artículo
43 el cual estima que 3 fallos contestes en el mismo sentido de la Corte de
Constitucionalidad crean doctrina legal obligatoria para todos los tribunales, y en el
ordenamiento ordinario en el artículo 621 del Código Procesal Civil y Mercantil el que
establece que 5 fallos contestes e ininterrumpidos de la Corte Suprema de Justicia, con
el voto favorable de 4 magistrados en recurso de casación también crean doctrina legal,
actualmente la jurisprudencia es una gran estrategia en los litigios para mostrarle al
tribunal de primera instancia que ocurriría si el caso llegase a la Corte de
Constitucionalidad o la Corte Suprema de Justicia y poder evitar que emitan un fallo
escaso de fundamentalmente que más tarde seguramente será revertido.
MÉXICO
PARAGUAY
En procesos ejemplares y en fallos de penas unánimes de la Corte Suprema de
Justicia han dado solución a problemas cotidianos en el ámbito civil, para luego así
sentar jurisprudencia capaz de paliar falencias en dicho aspecto y posterior
esclarecimiento de las demandas hechas por los ciudadanos que presentan algún
problema legal.