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LA LECCION DE SABIDURIA DE LAS VACAS LOCAS 24 de noviembre de 1996 ParA los amerindios y la mayoria de los pueblos que durante mucho tiempo no tuvieron escritura, el tiempo de los mitos fue aquel donde los hombres y los animales no eran realmente distin- tos entre si y podian comunicarse. Dar comienzo a los tiempos histéricos en la torre de Babel, cuando los hombres perdieron el uso de una lengua comun y dejaron de entenderse, les hubiera pare- cido traducir una visién singularmente estrecha de las cosas. Ese fin de una ar- monia primitiva se produjo, segtin ellos, en un contexto mucho mas vasto y afli- gid no sdlo a los humanos, sino a todos los seres vivos. Todavia hoy, pareciera que seguimos siendo confusamente conscientes de esa solidaridad primera entre todas las for- mas de vida. Nada nos parece mas ur- gente que imprimir el sentimiento de esa continuidad en la mente de nuestros pequenios hijos, desde el nacimiento o casi. Los rodeamos de simulacros de ani- males de plastico o de peluche, y los pri- meros libros de imagenes que colocamos ante sus ojos les muestran, mucho antes de que ellos mismos los conozcan, el oso, el elefante, el caballo, el burro, el perro, el gato, el gallo, la gallina, el ratén, el conejo, etc., como si hubiera que darles, desde la mas tierna edad, la nostalgia de una unidad que pronto sabran pasada. No es de extrafiar que matar seres vivos para alimentarse plantee alos hu- manos, sean conscientes 0 no, un pro- blema filos6fico que todas las sociedades han intentado resolver. El Antiguo Tes- tamento hace de eso una consecuencia indirecta de la caida. En el Jardin del Edén, Adan y Eva se nutrian con frutas y semillas (Génesis I, 29). Recién a partir de Noé, el hombre se hizo carnivoro (IX, 3). Es significativo que esa ruptura entre el género humano y los demas animales anteceda inmediatamente la historia de la Torre de Babel, es decir, la separacién de los hombres entre si, como si fuera la consecuencia o un caso particular de la otra. Pagina 168 de 208 80% Esa concepcion hace de la alimenta- cién carnivora una suerte de enrique- cimiento del régimen vegetariano. Al revés, ciertos pueblos sin escritura ven ahi una forma apenas atenuada de cani- balismo. Humanizan la relacion entre el cazador (0 el pescador) y su presa, conci- biéndola sobre el modelo de una relacién de parentesco: entre aliados por el ma- trimonio o, de manera mas directa atin, entre cényuges (asimilacién facilitada por la aproximacién que todos los idio- mas del mundo, e incluso los nuestros en expresiones coloquiales, hacen entre el acto de comer y el acto de copular). La caza y la pesca aparecen asi como un tipo de endocanibalismo. Otros pueblos, y a veces también los mismos, juzgan que la cantidad total de vida existente en cada momento en el universo debe estar siempre equilibrada. El cazador o el pescador que extrae una fraccion de ella debera, si se me permite, reembolsarla a expensas de su propia es- peranza de vida; otra manera de ver en la alimentacién carnivora una forma de canibalismo: autocanibalismo esta vez, puesto que, seguin esta concepcién, uno se come a si mismo creyendo comerse a otro. Hace unos tres afios, a propdsito de la epidemia bautizada como “la vaca Pagina 169 de 208 80% loca”, que no estaba tan candente como hoy en dia, explicaba yo en un articulo (“Todos somos cannibales”, véase aqui pp. 128-136) a los lectores de La Repub- blica que las patologias cercanas de las cuales el hombre era a veces victima — kuru en Nueva Guinea, nuevos casos de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob en Europa (resultante de la administraci6n de extractos de cerebros humanos para tratar trastornos de crecimiento)— es- taban ligadas a practicas derivadas del canibalismo en sentido propio, del cual cabia ampliar la nociédn para poder in- cluirlas todas. Y he aqui que hoy en dia nos informan que la enfermedad de la misma familia que esta afectando a las vacas en varios paises europeos (y que supone un riesgo mortal para el consu- midor) se ha transmitido a través de la harina de origen bovino con la cual se alimentaba al ganado. El mal es fruto, pues, de la transformacién de las vacas en canibales por parte del hombre, con base en un modelo que, por lo demas, ya tiene precedentes en la historia. Algunos textos de época afirman que, durante las guerras de Religidn que ensangrentaron a Francia en el siglo xvI, los parisinos hambrientos se vieron limitados a ali- mentarse con un pan a base de harina Pagina 170 de 208 8 hecha de osamenta humana, que se ex- traia de las catacumbas para ser molida. Asi pues, el nexo entre la alimenta- cion carnivora y un canibalismo exten- dido hasta conferirle una connotacién universal tiene raices muy profundas en el pensamiento. Resurge en primer plano con la epidemia de la vaca loca, puesto que al temor de contraer una enfermedad mortal se afiade el ho- rror que nos inspira tradicionalmente el canibalismo, ampliado ahora a los bo- vinos. Condicionados desde la primera infancia, es cierto que seguimos siendo carnivoros y que aceptamos las carnes sustitutas. Eso no impide que el con- sumo de carne haya bajado de manera espectacular. Pero cuantos de nosotros, mucho antes de estos acontecimientos, no podiamos pasar delante del puesto de un carnicero sin experimentar incomo- didad, viéndolo por anticipado, segun la 6ptica de futuros siglos. Porque llegara el dia en que la idea de que, para alimen- tarse, los hombres del pasado criaban y masacraban seres vivos y exponian con complacencia sus carnes cortadas en pe- dazos en vitrinas, inspirara sin duda la misma repulsion que generaban a los viajeros del siglo xvI o xvi las comi- das canibales de los salvajes de América, Oceanjia 0 Africa. Pagina 170 de 208 8 La creciente ola de movimientos de defensa de los animales da testimo- nio de ello: cada vez percibimos con mayor distincion la contradiccién en la cual nos encierran nuestras costumbres, entre la unidad de la creacién tal como todavia se manifestaba a la entrada del arca de Noé y su negacién por el propio Creador ala salida. Entre los fildsofos, probablemente Au- guste Comte sea uno de los que mas prest6 atencidn al problema de las rela- ciones entre el hombre y el animal. Lo hizo de una forma que los comentado- res prefirieron ignorar, colocandola por cuenta de esas extravagancias a las cua- les el gran genio a menudo se entrego. Merece que nos detengamos en ello. Comte repartia a los animales en tres categorias. En la primera, ubica a aque- llos que, de una forma u otra, presen- tan para el hombre un peligro, y simple- mente propone destruirlos. En la segunda categoria, retine a las es- pecies protegidas y criadas por el hom- bre para alimentarse: bovinos, porcinos, ovinos, aves de corral... Hace milenios que el hombre los ha transformado tan profundamente que ya no se pueden llamar animales. Hemos de ver en ellos Pagina 171 de 208 8 “laboratorios nutritivos” donde se ela- boran los compuestos organicos necesa- rios para nuestra subsistencia. Si Comte expulsa a esta segunda cate- goria de la animalidad, incorpora la ter- cera ala humanidad. Esta ultima agrupa alas especies sociables, donde encontra- mos a nuestros compafieros e incluso a menudo auxiliares activos: animales sobre los cuales “se ha exagerado mucho su inferioridad mental”. Algunos, como el perro y el gato, son carnivoros. Otros, dada su naturaleza de herbivoros, no tie- nen un nivel intelectual suficiente que los haga utilizables. Comte preconiza transformarlos en carnivoros, cosa para nada imposible desde su perspectiva, ya que en Noruega cuando el forraje esca- sea se alimenta al ganado con pescado seco. Asi pues, se llevara a ciertos her- bivoros al mas alto grado de perfeccion del que pueda dotarse a la naturaleza animal. Aumentada su actividad e in- teligencia mediante el nuevo régimen alimentario, tendran mayor tendencia a sacrificarse por sus amos, a conducirse cual servidores de la humanidad. Se les podra encomendar la principal vigilan- cia de las fuentes de energia y las maqui- nas, dejando asi que los hombres que- den disponibles para otras tareas. Cier- tamente una utopia, reconoce Comte, Pagina 172 de 208 8 pero no mas que la transmutacion de los metales, la cual, sin embargo, da origen ala quimica moderna. Al aplicar la idea de transmutacion a los animales, no ha- cemos sino extender la utopia del orden material al orden vital. Con un siglo y medio de antigiie- dad, esas visiones son proféticas en va- rios sentidos, al tiempo que ofrecen un caracter paraddjico en otros tantos. Es muy cierto que el hombre provoca di- recta o indirectamente la desaparicién de innumerables especies y que otras estan gravemente amenazadas por él. Pensemos en los osos, lobos, tigres, ri- nocerontes, elefantes, ballenas, etc., ade- mis de las especies de insectos y otros invertebrados aniquilados dia tras dia en razon de las degradaciones infligidas por el hombre al medio natural. Profética es también esa vision de los animales, y a tal punto que Comte jamas hubiera podido imaginar, de los cuales el hombre hace su alimento, despiadada- mente reducidos a la condicién de labo- ratorios nutritivos. La cria intensiva de terneros, cerdos y pollos en jaulas ofrece lailustracion mas horrible de ello. Hasta el Parlamento europeo recientemente reaccion6 con fervor frente a este tema. Por ultimo, profética es la idea de que los animales que forman la tercera cate- Pagina 173 de 208 8 goria concebida por Comte se converti- ran para el hombre en colaboradores ac- tivos, como certifican las misiones cada vez mas diversas que se encomiendan a los adiestradores de perros, el uso de monos especialmente entrenados para asistir a personas invalidas, las esperan- zas que inspiran los delfines. La transmutacién de herbivoros en carnivoros también es profética, el drama de las vacas locas lo demuestra, sin embargo en ese caso las cosas no su- cedieron de la forma prevista por Comte. Si hemos transformado a herbivoros en carnivoros, acaso esa transformacidn no sea en primer lugar tan original como creemos. Se ha llegado a sostener que los rumiantes no son verdaderos herbi- voros, ya que se nutren sobre todo de microorganismos, los cuales a su vez se nutren de los vegetales por fermen- tacién en un estémago especialmente adaptado. Sobre todo, esa transformacién no fue llevada a cabo en beneficio de los auxiliares activos del hombre, sino a expensas de esos animales calificados por Comte como laboratorios nutritivos: error fatal contra el cual él mismo habia puesto en alerta, ya que, decia, “el ex- ceso de animalidad les seria perjudicial”. Perjudicial no sdlo para ellos, sino tam- Pagina 173 de 208 83 bién para nosotros: éNo es al conferirles un exceso de animalidad (por haberlos transformado mucho mas en caniba- les que en carnivoros) que, involunta- riamente desde luego, hemos cambiado nuestros “laboratorios nutritivos” por laboratorios mortiferos? La enfermedad de la vaca loca todavia no se ha esparcido por todos los pai- ses. Italia, creo, es indemne por el mo- mento. Tal vez la olvidemos pronto: ya sea porque la epidemia se extingue por si misma, como predicen los eruditos britanicos, ya sea porque se descubren vacunas 0 curas, 0 porque una politica sanitaria rigurosa garantiza la salud de los animales destinados a la carniceria. Pero se pueden prever otros escenarios también. Se sospecha que, contrariamente a todo prejuicio, la enfermedad podria franquear las fronteras biolégicas entre las especies. Golpeando a todos los ani- males de los que nos alimentamos, se instalaria de forma duradera y cobraria un rango especial entre los males origi- nados en la civilizacién industrial, que comprometen cada vez mas gravemente la satisfaccién de las necesidades de todos los seres vivos. Pagina 174 de 208 83 Ya no respiramos sino un aire conta- minado. El agua, también contaminada, ya no es ese bien que podia creerse disponible sin limites: sabemos que im- porta tanto para la agricultura como para los usos domésticos. Desde la apa- ricion del sIDA, las relaciones sexuales encierran un riesgo fatal. Todos esos fe- ndémenos sacuden y sacudiran de forma profunda las condiciones de vida de la humanidad, anunciando una nueva era donde ese otro peligro mortal que pre- sentaria de ahora en adelante la alimen- tacién carnica ocuparia un lugar, sim- plemente a continuacion de los demas. Por otra parte, no es ése el unico fac- tor que podria conminar al hombre a apartarse de ella. En un mundo donde la poblacién global probablemente se habra duplicado en menos de un siglo, el ganado y los demas animales de cria se vuelven temibles competidores del hombre. Se ha calculado que en los Estados Unidos, dos tercios de los ce- reales producidos sirven para alimentar animales. Y no olvidemos que esos ani- males nos entregan en forma de carne muchas menos calorias de lo que con- sumieron a lo largo de su vida (un quinto si nos referimos al pollo, seguin me han dicho). Una poblacién humana en expansién rapidamente necesitara Pagina 175 de 208 83 para sobrevivir la totalidad de la pro- duccion cerealera actual: nada quedara para el ganado y los animales de corral, de suerte que todos los humanos debe- ran calcar su régimen alimentario sobre aquel de los indios y los chinos, donde la carne animal cubre una parte muy pequeiia de las necesidades en proteinas y en calorias. Incluso quiza haya que renunciar a ella completamente, pues mientras que la poblacién aumenta, la superficie de las tierras cultivables dis- minuye por el efecto de la erosion y la urbanizacion, las reservas de hidrocar- buros bajan y los recursos acuaticos se reducen. Por el contrario, los expertos estiman que si la humanidad se volviera integramente vegetariana, las superfi- cies hoy cultivadas podrian alimentar a una poblacién duplicada. Es notable que en las sociedades oc- cidentales el consumo de carne tienda espontaneamente a bajar, como si esas sociedades comenzaran a cambiar de ré- gimen alimentario. En ese caso, la epi- demia de la vaca loca, al desviar a los consumidores de la carne, no haria sino acelerar una evolucién en curso, agre- gandole tan sdlo un componente mis- tico, integrado por el sentimiento difuso de que nuestra especie esta pagando por haber contravenido el orden natural. Pagina 176 de 208 8 Los agronomos se encargaran de in- crementar el tenor en proteinas de las plantas alimenticias, los quimicos de producir en cantidad industrial protei- nas de sintesis. Pero incluso si la ence- falopatia espongiforme (nombre técnico de la enfermedad de la vaca loca y otras relacionadas) se instalara de modo dura- dero, apostemos que el apetito de carne no por eso desaparecera. Su satisfaccion se volvera nicamente una ocasién es- casa, costosa y llena de riesgo. (Japén experimenta algo semejante con el fugu, pez tetraodon de sabor exquisito, dicen, pero que si no se vacia a la perfeccién puede ser un pescado mortal.) La carne figurara en el ment en circunstancias excepcionales. Se la consumira con la misma mezcla de reverencia piadosa y ansiedad que, segun los antiguos viaje- ros, impregnaba las comidas canibales de ciertos pueblos. En ambos casos, se trata ala vez de comulgar con los ances- tros y de incorporar por cuenta y riesgo propio la sustancia peligrosa de seres vivos que fueron o se convirtieron en enemigos. Como la cria, no rentable, habra desaparecido completamente, esa carne comprada en tiendas de gran lujo sdlo provendra de la caza. Nuestras antiguas manadas, dejadas a su propia suerte, Pagina 176 de 208 8 seran una presa como cualquier otra en un campo devuelto a la barbarie. No se puede afirmar, pues, que la expansion de una civilizacién que se pretende mundial uniformizara el pla- neta. Al apilarse, como vemos en la actualidad, en megalopolis tan grandes como provincias, una poblacién otrora mejor repartida evacuard otros espa- cios. Definitivamente desertados por sus habitantes, esos espacios regresarian a condiciones arcaicas; aqui y alli, los mas extrafios tipos de vida se harian un sitio. En lugar de ir hacia la monotonia, la evo- lucién de la humanidad acentuaria los contrastes, hasta crearia contrastes nue- vos, restableciendo el reino de la diversi- dad. Rompiendo habitos milenarios, ésa es la leccién de sabiduria que acaso un dia habremos aprendido de las vacas locas. Pagina 177 de 208 85

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