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1. Estructura de valores
Este dilema enfrenta la percepción social respecto del rol del Estado y rol del
mercado. Algunas preguntas son: ¿El control de precios sirve o no? ¿Quién tiene
que ser el dueño de las empresas, el capital privado, los trabajadores o el Estado?
En estas cuestiones, la Argentina está un poco más inclinada que el promedio del
mundo al Estado. Existe una lógica volatilidad teniendo en cuenta las
características y circunstancias de los diferentes momentos políticos y sociales.
Por ejemplo, en periodos en lo que donde el poder del Estado está colapsado y se
muestra incapaz de gestionar la producción de bienes y servicios y mecanismos de
intervención como el control de precios muestran su plena ineficacia (los hitos de
hiperinflación de l975 o 1989/90), el péndulo de la opinión social se acerca al
mercado y a la propiedad privada. Cuando la sociedad se desencanta del mercado,
como fue en 2002, el péndulo se acerca hacia el Estado. Aún en esta relación
pendular, que parece razonable, estamos más inclinados que el promedio del
mundo hacia el Estado, sobre todo en comparación con aquellos países más
parecidos a la Argentina.
b) Nacionalismo versus integración la mundo
Las encuestas de valores miden el grado de nacionalismo de las sociedades a
través su posición en diversos de aspectos , como ser: i) rol que se le asigna a las
empresas extranjeras frente a las empresas locales; ii) temor de perder el trabajo
desplazado por mano de obra extranjera; iii) confianza hacia los inmigrantes, etc.
No se trata de una cuestión puramente económica.
Otra vez Argentina aparece más inclinada que el promedio del mundo hacia el
nacionalismo y esto se va a reflejar en muchos períodos de su historia política.
Desde lo político se puede observar plasmado en partidos tradicionales de la
Argentina con fuerte raigambre nacionalista, relativamente pequeños en número
de adherentes pero con fuerte compromiso y activismo durante toda la primer
mitad del siglo XX y principios de la segunda mitad. Entre los partidos mas
grandes, el peronismo mismo tiene una vertiente nacionalista muy fuerte y en
menor medida también la UCR. Fuera de los partidos políticos, en las fuerzas
armadas que detentaron el poder en varios períodos tenían por lo general un ala
nacionalista muy fuerte (no entendida en términos de patriotismo o defensa de los
intereses de la Nación en el cumplimiento de su función natural sino como una
aversión a lo extranjero y una tendencia al aislacionismo) y ello se traslada a la
economía a través de varias formas: i) la influencia de las hipótesis de conflicto con
países vecinos en el diseño de la infraestructura vial, energética; ii) la protección
de determinados sectores productivos invocando razones de seguridad nacional,
etc.
Argentina es un país que no tiene moneda propia en términos de qué ésta cumpla
cabalmente las funciones que la teoría económica y la práctica social le asignan a
una moneda a través del tiempo y de la historia. Y ese es un elemento que estará
presente en todos los demás tópicos que se analizarán en adelante. Por eso, es
necesario comenzar este análisis con el grado en que la moneda argentina cumple
de las funciones de esenciales de una moneda.
¿Que se puede hacer, o mejor dicho, que se ha hecho para remediar esta situación?
La opción más razonable es calzar los préstamos en moneda extranjera con los
depósitos en esa moneda, avanzando por el camino de la bimonetización de facto.
Sin embargo, se puede observar que los tomadores de estos préstamos en moneda
extranjera, sean las familias o las empresas, mayormente tienen sus ingresos
nominados en pesos (salvo las empresas exportadoras y el turismo). Existe un
descalce encubierto detrás de los flujos de caja.
¿Que pasa cuando hay una corrección cambiaria? El valor de los depósitos en USD
va a subir en términos de pesos y los préstamos en USD también. A primera vista la
hoja de balance de los bancos esta compensada dado que sube tanto el pasivo
cuanto el activo. Ahora veamos la hoja de balance de las familias y de las empresas
no exportadoras. También va a subir la deuda en USD expresada en términos de la
moneda local (que eran los préstamos de los bancos), y el valor de los activos en
dólares que ellas posean. Pero, para las personas y empresas endeudadas en
dólares que no tengan activos en dólares hay un descalce (el caso típico es el de las
deudas hipotecarias) y además el flujo de ingresos de esas personas y empresas es
en pesos mientras en el flujo de egresos aparecen dólares.
¿De qué otra forma podrían intermediar los bancos prescindiendo del
bimonetarismo? Ensayando un sistema de moneda indexada, con depósitos y
préstamos indexados. Sin embargo, el salario no está indexado, por lo que, a la
larga, el sistema de crédito indexado también puede derivar en un problema
similar al expuesto en el caso de los créditos ocasionando graves problemas en el
corto y mediano plazo por la insuficiencia en la capacidad de pago de las familias,
generando una situación de default, más allá que a largo plazo el salario debiera
alinearse en términos reales con el resto de las variables.
Sin moneda no hay crédito. Los intentos de lograr reestablecer el crédito con atajos
como un régimen de moneda indexada (indexar préstamos y depósitos) o los
ensayos de un sistema bancario bimonetario, (captar depósitos en USD y otorgar
préstamos en $ o en USD respaldados con flujos de caja en $) representan una
enorme vulnerabilidad para el sistema financiero. Algunas de estas experiencias
han terminado en corridas bancarias y cambiarias, en pesificación de los depósitos,
confiscación de los mismos y control de cambios.
e) Régimen cambiario
Argentina tuvo bajas tasas de inflación solamente entre 1991 y 2001. Fuera de este
lapso, que correspondió al período de la Convertibilidad, fueron puntuales los años
donde las tasas estuvieron por debajo del 10%, 1968 y 1969, durante la gestión de
Krieger Vasena y 2003 y 2004 en la salida de la crisis de 2001 y 2002 en un
contexto de controles de precios, congelamientos tarifarios, etc.
f) Inflación inercial
Este concepto refiere a las dificultades que plantea estabilizar los precios
de la economía de manera repentina. Por lo general, si existen en la
economía normas o regulaciones que permiten o favorecen la indexación de
contratos (alquileres, depósitos) o de precios (tarifas, jubilaciones) es muy
difícil desacelerar drásticamente la tasa de inflación.
iii) Escasez de ahorro: esta escasez lleva a que las inversiones se realicen con
fondos propios (ahorro autogenerado) ante la ausencia de crédito. Esto
genera una mala asignación de los recursos en virtud de que los proyectos
que se llevarán a cabo no son aquellos que presentan la mejor tasa de
rentabilidad sino aquellos que son los que interesan a las empresas que
cuentan con la posibilidad de generar los flujos de fondos necesarios para
su concreción. Al no tener mercado de capitales no es posible transferir
estos recursos a aquellos que tienen un mejor proyecto. Este modelo de
autofinanciamiento tiende a disminuir la productividad marginal del capital
en una economía.
iv) Inversión Pública: quienes van a ofertar por una obra pública tratan de
protegerse frente a la inflación más allá de los mecanismos legales vigentes
de actualización de los valores contractuales, ya que estos no logran
mantener el valor de los mismos en momentos de alta inflación. Esto
produce que los precios de los bienes de capital estén inflados respecto de
los precios promedio de la economía. A su vez, ocasiona que la relación
inversión producto tienda a estar inflada.
5. Economía cerrada