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LUIS CARLOS GALÁN


¡UN JAVERIANO POR EXCELENCIA!

Carlos Julio Cuartas Chacón*

Ira y dolor se confunden en el alma, resistió estúpidamente a reconocerlo


en esta hora de la vida en que los como el líder, tal vez el único, con
colombianos todos, sin excep- autoridad moral indiscutible, capaz
ción alguna, recibimos merecidas de renovar el aliento de su país. Sin
condolencias por la muerte de un embargo, rebelde en su obsesión pa-
compatriota eximio, asesinado co- triótica, con tenacidad inigualable,
bardemente, ante la mirada horro- insistió en alcanzar el poder, seguro
rizada de su pueblo. de su capacidad para ejercerlo en
servicio de la nación entera. En
Su muerte fue anunciada con hombros de fieles seguidores que
morbosa claridad y nuestra nación, no cesaban de aclamarle, alegre y
bendecida con abundancia por la optimista, rebosante de vida, llegó
Providencia, no fue capaz de salvar a cumplir la cita con la muerte que
la vida al mejor de sus hombres, miserables apátridas habían acor-
a quien tantos señalábamos para dado en su espantosa alma. El dijo:
dirigir los destinos de Colombia y ¡ahora! y la historia contestó: ¡nunca!
encontrar el rumbo perdido.
Muerto Galán, sin embargo,
La democracia, mejor dicho, la el país entero, unánimemente lo
maquinaria, le negó su favor, se proclamó como el Presidente que
Colombia sí necesitaba; reconoci-
* Decano Académico, Facultad de Ingenie-
miento tardío y triste que no puede
ría, en Hoy en la Javeriana, N° 1.000, sorprendemos aunque carece de
31 de agosto de 1989. toda lógica.
86 ORIENTACIONES UNIVERSITARIAS Nº 47

En Luis Carlos Galán Sarmiento En medio del luto que cubre a la


depositó el Señor lo mejor de las nación y a nuestra amada Univer-
virtudes que dan valor al hombre. sidad, llorando ante un “javeriano
La fuerza de su espíritu formada por excelencia”, que encarnaba los
en su hogar y templada en nuestra valores que proclaman y buscan
Universidad, lo lanzaron con vigor a con angustia nuevas generaciones,
las alturas del panorama nacional, a veces sumidas en la confusión y el
donde el pueblo colombiano sin escepticismo, debemos renovar sin
demora, lo reconoció con afecto y condiciones la voluntad de consagrar
esperanza. la vida con sus fortalezas y debili-
dades, sin descanso y con coraje, al
Se podría decir que Galán era servicio de Colombia en la empresa
mucho más para su patria, para un más cara a su porvenir: la formación
país en el que airosos se pasean los de profesionales que tras la huella de
“cafres”, lamentablemente con po- Galán, en el futuro puedan defender,
der. Sin embargo, ese hombre que lo que hoy lloramos de vergüenza:
dejó su cuerpo para el mausoleo de los intereses verdaderos de la patria.
los “Inmortales”, ¡mostró con creces
lo que un colombiano puede ser!

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