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EUTANASIA Javier ALDAMA PiInEDO* Eotanasia palabra de origen griego que etimoldgicamene significa “buena muerte” o “muerte feliz”, es actualmente un tema polémico en las sociedades mo- dernas occidentales, més que como un concepto como decisidn a tomar por par- te del individuo y el Estado; el tema nos interesa especialmente por su relacién con la ética. Vamos, pues, a tocar esta cues- tidn en cuatro apartados: 1) Un enfoque histérico de la eutanasia. 2) Eutanasia, tipos de eutanasia y con- ceptos relacionados actualmente con la eutanasia. 3) El caso holandés. Y 4) con- sideraciones éticas sobre la eutanasia. 1) Unenfoque histérico dela eutanasia La “buena muerte” como una decisién a tomar por un agente racional ya se deja observar en la escuela estoica, en los dos primeros ejemplos que consideramos se trata el primero de un suicidio y el segun- do de una defensa de un cierto tipo de sui- cidio (el apologista, también se suicida- tia). Es de suponer que estos suicidios se debieron a un juicio racional si es que los suicidas fueron estoicos consecuentes, en otros términos, si su decisién no estuvo determinada por aquellos sentimientos y confusiones que suelen acompaiiar al co- miin de los suicidas, aunque en el primer caso esta decision nos parezca absurda. El primer ejemplo se refiere justamente al fundador de la escuela estoica, Zenon de Citio, segiin el testimonio que recoge Didgenes Laerci liendo de Ia es- cuela tropezd y se lastimé un dedo, lue- go, dando un golpe en tierra con la mano, pronuncié aquello de la Niobe: He aqui que vengo ya: {por qué me llamas? Y al fociindose él mismo". Se- gun, también refiere Didgenes Laercio, Zenén en el momento de su muerte tenia noventaiocho aiios y vivid sano y sin en- fermedad alguna. En segundo lugar nos referimos a algunos escritos de Séneca, estoico cor- dobés, quien plantea una meditacién per- manente sobre la muerte, ya que se muere cada dia y es ley que cada uno muera: “In- feliz, eres esclavo de los hombres, escla- vo de la vida. Pues la vida, si falta la virtud *Docente del Departamento y la Escuela Académicos de Filosofia - UNMSM. jaaldpe@ yahoo.com ' Didgenes Laercio. Vida de los filéxofoy mds ilustres (LIBROS IV A VII). 1950, Buenos Aires. Espasa Calpe, p.108, 10 de morir, es una servidumbre (Ep., 77, 15). Pensar en Ja muerte: quien dice esto, ordena pensar en la libertad. Quien ha aprendido a morir, ha desaprendido a servir: se halla por en- cima de todo poder...(Ep., 26, 10)”. Con respecto al suicidio Séneca lo defiende como medio de liberacién racional, pero lo condena como huida: “Hacia cual- quier parte que dirijas tu mirada, ves el fin de los males: ;,ves aquel precipicio?, de alli se desciende hacia Ja liber- tad... Ves aquel drbol?...de ahi pende la libertad... Te indico salidas muy pe- nosas, que exigen gran coraje y fuer- za? {preguntas cual es el camino de la libertad? cualquier vena de tu cuerpo (De la ira,V, 15)... ...Pero también cuan- do laraz6n induzca a darla por termina- da (la vida), no se debe tomar la deci- sin a tontas y a locas. El] hombre vale- roso y sabio no debe huir de la vida, sino salir de ella, Y sobre todo, evitard esa pasin muy comtn, la lujuria de la muerte..., la inconsulta inclinacién a mori, que a menudo domina también en los hombres generosos y de indole valerosa, a menudo a los cobardes y abatidos; los unos desprecian la vida, los otros no soportan su peso (Episto- las,24, 24-25)". El uso de la palabra cutanasia se deja ver, yaenel siglo I. a.C.,enuna carta que Cicerén dirige a Atico, Cayo Suetonio refiriéndose a la muerte de Javier Alama Pinzpo César Augusto escribe: “Su muerte fue tranquila y como siempre la habia de- seado; porque cuando ofa decir que ha- bia muerto alguno rdpidamente y sin dolor, exponfa al punto su deseo de morir él y todos los suyos de esta ma- nera, lo que exponia con la palabra grie- ga correspondiente... Valerio Maximo, escritor y ora- dor del siglo I, contempordnco del em- perador Tiberio, en Hechos y Dichas memorables, cuenta haber presencia- do en Marsella la ejecucién voluntaria de una anciana mediante un veneno, este veneno sdlo se suministraba con la aprobacién y el previo examen del consejo de los seiscientos, la muerte voluntaria tenfa que estar justificada, por tanto ésta era un derecho de la per- sona que contaba con la aprobacién del Estado’. La Iglesia Catélica también se tefiere a esta medida: “...Pues bien, he- mos de recordar que la aceptacion so- cial de la eutanasia no seria ninguna novedad. En distintas sociedades pri- mitivas, y también en la Grecia y la Roma antiguas, la eutanasia no era mal vista por la sociedad, los ancianos y los en- fermos incurables o los cansados de vivir podian suicidarse, solicitar ser eli- minados de modo mds 0 menos “hono- rable’ o bien ser sometidos a practicas y ritos eugenésicos. El aprecio por toda vida humana fue un verdadero progreso ? Mondolfo, Rodolfo. El pensauniento antigu, JI. 1969, Buenos Aires, Edit. Losada, pp. 189-190 * thid. + Cayo Suetonio. Lox dare céxares, 1985, Sarpe, Madri SCf. Herrera Sergio, “Cuando ta modernidad atrasa”, Aggentina, 109. 12-08-2003, La voz del interior on line, Cérdoba, Eutanasia introducido por el cristianismo. Lo que ahora se presenta como un progreso es, enrealidad, un retroceso..."6. Es en los siglos XVI y XVII que el término eutanasia adquiere el sentido de una medida médica. Llama la atencién que un mértir del catolicismo como To- mas Moro en Utopia defienda la eutana- sia para los enfermos incurables y aque- jados de dolores agudos y angustiantes: “Tratan, como ya dije, a los enfermos con grandes cuidados, sin omitir medicinas ni alimentos capaces de devolverles la salud. Acompafian a los incurables, les dan con- versacion y les proporcionan, en una pa- labra, cuanto sea susceptible de aliviar su alma. Si se trata de una enfermedad sin remedio y de continuo dolor, los sacerdo- tes y magistrados hacen ver al paciente que, pues ya es intitil para los trabajos de la vida, molesto para los demas y una car- ga para si mismo, no quiera alimentar por mds tiempo su propia peste y corrupcién; que siendo su vida un tormento no vacile en morir, antes tenga esperanza de librar- se de una vida semejante, como de un po- tro 0 tormento, dandose la muerte 0 con- sintiendo que otro se la dé; persuddenle a que asi obrard sabiamente, a que la muer- te serd no un mal, sino el término de sus suplicios, y a que siendo éste el consejo de los sacerdotes, intérpretes de la vo- luntad divina, obraré de manera santa y piadosa. Los que son convencidos se dejan morir de hambre 0 reciben la muerte mientras duermen y sin darse cuenta. A hinguno, empero, eliminan contra su vo- luntad, ni dejan de prodigarles sus cuida- dos, persuadidos a que de este modo obran honradamente. Mas si alguno llegare.a suicidarse sin consentimiento de los sacerdotes y del Senado lo conside- ran indigno de la tierra y del fuego y lo atrojan, afrentosamente insepulto, a cual- quier pantano’”. Francis Bacon en Del adelanto y progreso de la ciencia divina y huma- na presenta la acepcidn de eutanasia como accidn del médico sobre un enfer- mo incurable para acelerar su muerte: "DE EUTHANASIA EXTERIORE.- Aun. ade- mas, estimo que el oficio de médico no es sdlo el restaurar la salud, sino que tam- bién mitigar las penas y los dolores. y no Gnicamente cuando la disminucié lor pueda conducir a la mejoria bién cuando puede servir para dar un buen y facil paso a la muerte; por cuanto no es pequefia felicidad desear. como César Au- gusto, la Euthanasia, la cual fue especial- mente indicada en la muerte de Antonino Pio. quien murié imitando y pareciendo como sé sumergia en un satisfactorio y agradable sueiio... Mas los médicos. por el contrario, hacen cuestién de escrépu- los y de religion para cuidar al paciente una vez que la enfermedad ha avanzado demasiado, siendo, a mi juicio que debe- rian continuar su atencidn tanto para sua- vizarle sus dolores como para facilitarle su agonia’™. “Declaracién de la Comisién Permanente de la Conferencia Episcopal Espafiola, Lr eitaneasia ev inonoral 9 antisocial, 1998, EDICE, Ld. 4, p. 5. 7 Moro/ Campanella/Bacon. Utoptay del Renarimiento. 1987, FCB, México, pp, 109-110. “Bacon, F Op. it. 1947, Lautaro, Buenos Aires, pp. 241-242. Javier ALoama Pineno Aunque en Moro y en Bacon se plantea ya la eutanasia en un sentido mé- dico, es de notar que en Bacon la eutana- sia se planiea a un nivel de relaci6n entre personas 0 individuos, en el caso de Moro atin se observa la relacién sociedad-indi- viduo o mas precisamente instituciones- individuo, son los magistrados y sacerdo- tes quienes velan por la correcta aplica- cién de la eutanasia, ademds de destacar- se la libertad de la que goza el individuo incurable; en Bacon se trata de un profe- sional, de “otro”, quien segtin su juicio debe proceder sobre un individuo deter- minado. En el siglo xix va a ser Nietzsche quien toque con mds detalle el tema, al considerar que la muerte debe elegirse vo- luntariamente y en tiempo oportuno, y que por amor ala vida lo menos que se puede desear es el levar una existencia misera- ble dependiente de los médicos y de la caridad de otras personas. Nietzsche pro- pone ademds a los médicos una nueva res- ponsabilidad: el que la vida degenerada sea eliminada y descartada sin considera- ciones, no es tarea del médico el salvar de Ja muerte a sus pacientes, sino el preser- var la salud social. Todo esto ademas lo relaciona Nietzsche con el engendrar y el hacer, o sea con la eugenesia’. “En el siglo xx la palabra eutana- sia adquiere el significado de una accién directa e indolora en un paciente que, sin perspectiva de recobrar la salud, puede desear esta forma de muerte inmediata. Karl Binding y Alfred Hoche (1920) utili- zan esta palabra para proponer el extermi- nio premeditado y planeado en gran es- cala de personas social y econdmicamen- te inadaptadas, especialmente los enfer- mos mentales, los minusvélidos que pue- den dificultar el progreso econdémico, ete, Entre 1935 y 1945 se considera que se exterminaron de una manera bru- tala seis millones de judios. Con respecto a este problema la historiadora y socidloga Lucy S. Davi- dowics advierte que: “El término «euta- nasia> tal como lo emplearon los nazis, no significa la misma cosa para nosotros. «Eutanasia» fue para los nazis una pala- bra que utilizaron como cédigo y un eu- femismo para camuflar un programa de exterminio masivo - para asesinar a per- sonas de diversa condicién consideradas como «inferiores» desde el punto de vis- ta racial, es decir, minusvalidos, demen- tes, seniles, etc.”", Siendo la iglesia catélica Ja insti- tucién mas poderosa que se opone_a la eutanasia hemos de presentar algunas de sus consideraciones al respecto: En 1947, Pio XIles el primer Papa que se refiere al tema: “No basta con que el corazén sea bueno, sensible, generoso, debe ser también sabio y fuerte...Una de estas falsas piedades es la que pretende justificar la eutanasia y sustraer al hom- * Para mayores:referencias véase nuest articulo “Reflexiones sobve la muerte (Nietasche)”. En: Kachay, Revista de Filosofia, N°3, 1997, Lima Mifsud, Tony, 8. J. El respeto por la vida humana (Bioética), Moral de discernimiento (Tomo Il), 1987. Santiago de Chile, Ediciones Paulinas, p. 322. ‘Tomamos la referencia de Humphry, D. y Wickett, A, Ef derecho, a morir, Comprender la eutanae sial9, 89, Barcelona, Tusquets Editores, p $0 Euranasa 13 bre del sufrimiento purificador y merito- tio..." En 1957, Pio XII rechaza la euta- nasia directa pero acepta la licitud de la indirecta: “;Habria que renunciar al nar- cético si su accién acortase la duracién de la vida? Desde luego, toda forma de eutanasia directa...., ¢s ilicita, porque en- tonces se pretende disponer directamente de la vida. Uno de los principios funda- mentales de la moral cultural y cristiana es que ¢l hombre no ¢s duefio y propieta- rio de su cuerpo y de su existencia. sino Unicamente usufructuario. Si entre la narcosis y el acorta- miento de la vida no existe nexo alguno causal directo, puesto por la voluntad de los interesados 0 por la naturaleza de la cosas (como seria el caso, si la supresi6n del dolor no se pudiese obtener sino me- diante el acortamiento de la vida), y si, por el contrario, la administracién de nar- céticos produjese por si misma dos efec- tos distintos, por una parte cl alivio de los dolores y por otra la abreviacién de la vida. entonces es licita...". ElConcilio Vaticano IL, en la cons- titucién pastoral Gaudium et Spes (1964), condena; “todo cuanto se oponga a la mis- ma vida, como los homicidios de cual- quier género, el genocidio, el aborto, la eutanasia ol mismo suicidio voluntario; todo lo que viola la integridad de la per- sona humana...."4. El episcopado latinoamericano, en el Documento de Puebla (1979) tam- " Gafo, Javier: 8 Mifsud, Op. cit. pp. 327 Vid, Gaudem et Spes, 2002, Ed. Paulina. Lima. n. 27. p ¥ Mifsud, Op. cit, pp.32 bién se pronuncia contra de la eutanasia, como forma de ataque a la persona y sus derechos inalienables. como atentado contra la vida humana La Declaracion sobre la Eutana- sia, publicada por la Sagrada Congrega- cidn para la Doctrina de la Fe (1980), se- fala: “Es necesario reatirmar con toda fir- meza que nada ni nadie puede autorizar la muerte de un ser humano inocente. ...adul- to, anciano, enfermo incurable 0 agoni- zante, Nadie ademas puede pedir este ges- to homicida para si mismo 0 para otros confiados a su responsabilidad. ni puede consentirlo explicita o implicitamente. Ningiin autoridad puede | imponerlo ni permitirlo, Se trata en efec- to de una violacidn a la ley divina. de una ofensa ala dignidad de la persona huma- na. de un crimen contra la vida, de un aten- tado contra la humanidad”’. En 1995. en la Enciclica Evange- Jim Vitae Cap. IL, Juan Pablo H defien- de la vida y condena la eutanasia, basan- dose en el mandamiento «no matards», considerando la vida como un don (eon vitae) que no se debe mal gastar, estd im- plicito fa idea de “la mision’ en la existen- cia de cada ser humano y se afirma expli- citamente que “la vida humana es sagra- da e inviolable”, por lo que nadie puede atribuirse el derecho a matar, siendo Dios: el senior absolute de la vida y la muerte, se exige también cumplir con el precepto cristiano del “amor al prdjimo”™. Refiere ademis el documento que el problema de jimamente ‘utanasia v ayuda al suicidio. 1999, Bilbao, Edit. Deselée de Brouwer, p. 51 (s.n.). 14 la eutanasia se plantea en un contexto que se cierra a la trascendencia y en el que “prevalece la tendencia a apreciar la vida s6lo en la medida en que da placer y bienestar, el sufrimiento aparece como una amenaza insoportable”, y de aqui que se vea ala eutanasia como “«liberacién rei- vindicada» cuando se considera que la existencia carece ya de sentido por estar sumergida en el dolor ¢ inexorablemente condenada a un sufrimiento posterior mas agudo”. La eutanasia supone que el hom- bre se erige como arbitro absoluto sobre la vida, la eutanasia es considerada de esta manera no como la muerte dulce, sino como absurda e inhumana, y que se reve- Ja como un sintoma “de la «cultura dela muerte», que avanza sobre todo en las so- ciedades del bienestar, caracterizadas por una mentalidad eficientista que presenta el creciente ntimero de personas ancianas y debilitadas como algo demasiado gra- voso e insoportable”. Toma, ademis el do- cumento, los planteamientos de Pio XII sobre la condena de la eutanasia directa y la licitud de la indirecta. 2) Eutanasia, tipos de eutanasia y con- ceptos relacionados actualmente a la eu- tanasia Actualmente el término “eutanasia” se aplicaa situaciones en las que una perso- na desea morir y lo expresa directamente, por lo general el pedido es reiterativo, son situaciones que afrontan personas muy ancianas, parapléjicos, cuadripléjicos, ' Vid. La etitanasia es inmoral y antisocial. p. 5. Javiék ALDAMA PINEDO personas con enfermedades terminales, sujetos a continuas experiencias doloro- sas y sin ninguna esperanza de recupera- cién. La Conferencia Episcopal Espafio- la'® al respecto se expresa de la siguiente manera: “Llamaremos eutanasia a la ac- tuacién cuyo objeto es causar la muerte a un ser humano para evitarle sufrimientos, bien a peticién de éste, bien por conside- Tar que su vida carece de la calidad mini- ma para que merezca el calificativo de dig- ha...” Hasta este punto nos parece una de- finicin objetiva y no tenemos nada que objetar, lo que sigue es la valoracién mo- ral cat6lica de esta actuacién, a ésta nos referiremos en el tiltimo apartado de nues- tro escrito. La eutanasia también es sujeto de diferentes clasificaciones el dia de hoy”, pero consideramos que la clasificacién esencial es la que se refiere a la eutanasia activa y a la eutanasia pasiva; se habla de eutanasia activa, cuando la muerte es provocada directamente por la accion de otra persona, generalmente un médico, los métodos empleado son diferentes: inyec- cién de aire por via intravenosa, sobredosis de morfina también aplicada por via intravenosa, sobredosis de barbi- turicos por via oral, etc. La teologia cat6- lica ademés distingue entre una eutana- Sia activa directa, en la que la accion que se toma va a provocar la muerte en un tiempo muy breve al solicitante y la euta- nasia activa indirecta, en este caso se re- fiere a medios que indirectamente contri- " Vid. por ejemplo: Vidal, Marciano, Euranasia: un reto a la conciencia, 1994, Edit. San Pablo. Madrid, pp. 80-81, EUTANAsiA 15 buyen a la muerte de la persona, estos medios que suelen ser medicamentos (como derivados de la morfina) suelen ac- tuar directamente como paliativos pero indirectamente propician la muerte de la persona. Se habla de eutanasia pasiva cuando se deja morir al enfermo, es decir, no se realiza la acci6n que podria mante- nerlo con vida o que prolongarfa su exis- tencia, por ejemplo, dejando de aplicarle las medicinas requeridas 0 dejando que la persona que desea morir deje de alimen- tarse © respirar; no se sigue empleando los considerados en estas situaciones como medios “desproporcionados”: apli- cacton por via intraenosa de sueroo el uso. del respirador artificial. Son conceptos relacionados con la eutanasia los siguientes: Ayuda al suicidio. En varios de los casos en los que se solicita la muerte, el solicitante también pide ayuda para sui- cidarse, debido a que por su propios me- dios no esté en posibilidad de matarse, como podria hacerlo una persona con au- tonomia para desplazarse y agarrar cosas. Para el caso existe la “maquina de la muer- te” del Dr. Jack Kevorkian, se trata de una caja con barbittricos y cianuro de potasio, con fa que la propia persona se aplica una dosis letal, aunque debido a que siel solicitante est impedido de todo movimiento este tipo de ayuda se con- vierte en cutanasia. Un caso interesante de ver es el del desafortunado James Haig, jugador de veinte afios de Futbol por un club de Oxford, casado (su hija nacid scis meses después del choque que tuvo con un coche), sufrié un aceidente al ir conduciendo su moto, a raiz del cual quedo cuadrapléjico, podia hablar. mover los ojos y cabeza. comer. beber y usar los dedos de la mano derecha; mantenia su lucidez mental y su deseo sexual. Antes del accidente pesaba 90 kilos. después lleg6 a pesar 38. Luego de dos afios y debido a las frustaciones que experimen- taba por las limitaciones de su condicién de minusvalido y a la nula esperanza de recuperacién decidié suicidarse. Intenté no comer, pero al fallar esto, intentd aven- tarse al Tamesis. las ruedas de su silla eléctrica, sin embargo, se atascaron en el barro de la orilla, cayendo Haig sobre éste. Posteriormente solicito ayuda a EXIT, La Asociacién pro Eutanasia Voluntari Londres, pero la persona que ibaa fi tarle (el asistente del secretario general de EXIT, Mark Lyons) los barbitdricos fue arrestada antes de que se encuentre con él. En 1980, Haig suplicé en el III Congre- so Bienal de la Federacion de Asociacio- nes del Derecho a Morir celebrado en la Universad de Oxford que lo ayudasen a morir, sin embargo, debido a las penalida- des que se imponen a los que ayudan a suicidas y a la vigilancia a las que esta- ban sometidos algunos delegados, éstos se mostraron muy cautelosos, Luego de cuatro aiios del accidente, Haig logré sui- cidarse de una manera atroz, prendié un encendedor y lo dejo caer sobre un sofa de la sala, cuando éste ardia dirigié su silla hacia él, quemdndose vivo, quedan- do su cuerpo irreconocible™. ™ Este caso que relatamos y los das que presentamos en Homicidio piadoso, los hemos tomado de la obra de Humphry, D. y Wicket, A Encarnizamiento terapettico (Distanasia), Se trata de acciones que buscan prolongar a toda costa la vida del paciente, llegando incluso a generar una situacién de total desconsideracién y crucldad con él, Desde el punto de vista catdlico estas acciones representan el otro extremo de Ia eutanasia, por tanto, también condenable; el supuesto punto medio de esta perspectiva est dado por la ortotanasia. una muerte no procurada activamente y que no prolonga cruelmen- te la existencia del paciente, El encarniza- Miento terapetitico se ha hecho posible gracias al avance cientifico-tecnoldgico. Geronticidio. Es de notar que la eutanasia en algunos pueblos ha tenido la forma de geronticidio. “Entre los esquima- les, los ancianos demasiado débiles para contribuir a su propia subsistencia pueden «suicidarse» retrasandose cuando ¢l gru- po avanza, aunque los hijos contribuyen activamente al fallecimiento de sus padres mediante la aceptacion de la expectativa cultural de que los ancianos no deben con- vertirse en una carga cuando escasean los alimentos. En Australia, entre los murgins de Arnhem Land, s¢ ayuda a los viejos air al encuentro de su destino tratindolos, como si estuvieran muertos cuando enfer- man; el grupo empieza a representar los liltimos ritos y el anciano responde emperorando””’. El geronticidio de estos pueblos puede ser considerado por algu- nos como parecido a la eutanasia actual, pero hay por lo menos dos diferencias, la primera es que el geronticidio no se ve de- Javier Aubama Pinepo terminado por una actitud individual o in- dividualista y la segunda diferencia es que se trata de pueblos que tienen regularmen- te una economia de sobrevivencia. Homicidio piadoso ( Mercy killing). Se refiere a la accién que toma una perso- na de quitarle la vida a otra cuando con- sidera que el sufrimiento de ésta es inso- portable. El homicidio piadoso se puede presentar a solicitud del que desea morir, en este caso, se puede identificar con fre- cuencia con la ayuda al suicidio, por ejem- plo, el caso de Anita Harding y Helen Hough (Inglaterra, 1983); Anita de $3 afios padecia de artrosis, dolores de espalda crénicos, respiraba con dificultad y se estaba wolviendo sorda y ciega, no tenia familia; pidié a su Gnica amiga, (socia de Ja Asociacién Pro Eutanasia Voluntaria) ja sefiora Hough, pildoras y una bolsa de plastico, que ella tendria que colocar en su cabeza y cerrarlaa la altura del cuello si las pfldoras no lograban hacerla morir, como efectivamente ocurrié, luego de cuatro horas de haber tomado la sobre- dosis la anciana aun respiraba, por lo que la sefiora Hough procedié como se habia comprometido a hacerlo. En otras situa- ciones y cuando no hay solicitud (generalment en casos de retraso mental) de muerte on la que noes posible que el paciente la solicite debido a las condicio- nes en las que se encuentra, nos encontra- mos con el homicidio piadoso en sentido estricto, por ejemplo, el caso de Eugene Brausdorf (Detroit, 1950), misico, que en ocasiones tuvo que emplearse en cua- ™ Harris. Marvin. Canibales y reyes. 1986, Barcelona, Salvat Editores, p. 17. Evtanasia 17 tro empleos para mantener a su hija espatica, quien no podia mantener la ca- beza erguida y emitfa sonidos ininteligi- bles; en 1942 se enfermé y tuvo que ven- der su negocio, luego perdid su empleo en la Orquesta Sinfénica de Detroit y fue sometido a tres operaciones. Previendo su propia muerte y el abandono en el que dejaria a su hija de 29 afios, la llevd a dar un paseo en coche y le disparé un tiro, intentando luego suicidarse. 3) La Eutanasia en Holanda La eutanasia no ha sido legalizada, pero sidespenalizada en Holanda, sélo los mé- dicos pueden inyectar una dosis fetal al pacierte moribundo que lo haya solicita- do, sin ser penado por ello. Esto ha sido posible en Holanda debido a que sus an- tecedentes médicos, les permite salir bien librados de cualquier critica de estar des- lizandose hacia “la solucion final” ; tras que los médicos alemanes participa- ron activamente en la politica genocida, luego que Holanda cayera bajo ¢l poder nazi, el gremio médico se resistid desde un primer momento a seguir la politica sa- nitaria del regimen. Arthur Seyss-Inquart, «E] Carnicero de Holanda», comandante del Tercer Reich en la Holanda ocupada, intentd implementar desde diciembre de 1941 la politica mencionada bajo una or- den aparentemente inofensiva, al negar- sea obedecer el gremio médico, amenaz6 con cancelarles la licencia, la respuesta que provoed fue que varios médicos le ien- Humphry, D. y Wickett, A. Op. cit. p. 226 2» Tbid, p, 227. enviasen sus licencias y borrasen el nom- bre de sus placas, pasando a asistir clan- destinamente a sus pacientes; posterior- mente mandé a arrestar cien médicos y los envié a campos de concentracién. pero ni asf tuo éxito en sus propésitos. “Por lo tanto, en Holanda nunca se prac- ticd la esterilizacién no terapetitica ni la eutanasia involuntaria’™, En 1973 se realizé un juicio por homicidio piadoso, luego de lo cual se acept6 que los médicos practicaran la eu- tanasia en los casos de enfermos termina- les. este juicio tuvo como procesada a la Dra. Geertruida Postma, quien inyecté a su sefiora madre una dosis de 200 mgr. de morfina por via intravenosa, esto lo hizo en base al pedido de su progenitora y asu propio criterio, al considerar la con- dicidn lamentable en la que habia queda- do su madre debido a un derrame cere- bral. Durante el juicio un grupo de veci- nos de la Dra. Postma funds “la Asocia- cién pro Eutanasia Voluntaria bajo el pa- trocinio del asistente social Jaap Sybrandy y su esposa Klazien. En pocos: aflos, este pequefio grupo se convirtid en la asociacién pro eutanasia mds im- portante del mundo...”"!, En 1979 ya exis- tian en un pafs de menos de quince millo- nes de habitantes, tres asociaciones pro eutanasia. En 1981, un tribunal de Rotterdam “establecié diez requisitos para no penar la ayuda de los moribundos: 1) En caso de suttimientos fisicos y psi- quicos insoportables para el paciente, 18 Javier ALpama Pingbo 2) El sufrimiento y el deseo de morir de- ben ser constantes (es decir, no pasaje- ros). 3) La decisién de morir debe correspon- der a la decisién voluntaria de un pacien- te bien informado. 4) La persona en cuestion debe tener un concepto claro y preciso de su condicién, asi como de otras posibilidades (es decir, debe conocer los resultados de los dife- rentes tratamientos, o de ausencia de los mismos), y debe ser capaz de evaluar es- tas alternativas. 5) Cuando no exista otra solucién razo- nable (aceptada por el paciente) para me- jorar su situacion, 6) El momento y la forma de morir no deberan causar perjuicio innecesario a ter- ceros (si es posible, el pariente mas proxi- mo deberé ser informado de antemano). 7) La decision de ayudar a morir no debe recaer en una sola persona. Es obligato- rio consultar con otro profesional (doc- tor en medicina, psicdlogo o asistente so- cial, de acuerdo con las circunstancias del caso). 8) Enla decisién debe intervenir un mé- dico para recetar los medicamentos ade- cuados. 9} La decision y la ayuda deben Ilevarse acabo con las maximas precausiones. bid. pp. 233-234 10) Noes necesario que el enfermo esté muriendo para recibir ayuda. Los para- pléjicos pueden solicitar y obtener ayu- da para morir™. (Por qué en Holanda la despena- lizacién de la eutanasia ha tenido éxito y no asi en paises que también tienen una tradicidn liberal como Inglaterra y los Es- tados Unidos de Norteamérica, a pesar de que en estos paises se han presentado ca- sos ms publicitados y surgieron asocia- ciones pro eutanasia antes de que en Ho- landa?* La respuesta no es sencilla, pero hay ciertos hechos que ayudan a explicar esta situacién, en primer lugar luego de la segunda guerra mundial las asociaciones pro eutanasia ya existientes se encontra- ron con la opinién mundial en contra, en la medida que se fueron conociendo las atrocidades de los nazis y como habjan llevado a cabo su plan eutandsico, “El Dr. Leo Alexander, investigador en el Tribu- nal de Crimenes de Guerra, al analizar las causas del programa aleman de eutana- _ Sia, atribuy6 gran parte de la degenera- cién moral a la actitud de los médicos: Al principio se traté simplemen- te de un cambio sutil en la actitud funda- mental del médico. Se empezé con la aceptacidn, basica en el movimiento eutandsico, de que hay vidas que no vale 1901, en Inglaterra, ef Dr. C.. Goddard pronuncié una conferencia para la Asociacién Médica Willesden, en la que se manifestaba a favor de legalizar fa eutanasia, a fin de evitar el sufrimiento de enfermos terminales, Goddard inclufa en su propuesta a los retrasados profundos y monstruos. En 1906, se presents un proyecto de ley sobre la eutanasia en Ohio. En 1931. en Inglaterra, ef Dr. C. Killick Millard pronuncié un discurso ante la Asociacidn de los Funcionarios de Sanidad. en favor de a leyalizaci6n de la eutanasia, posteriormente en un anticulo publicado en el Fortnightly Review expuso su propuesta de un proyecto de ley de legalizacién de la eutanasia voluntaria, en 1935, se fundé la Asociacidn Briténica pro Eutanasia Voluntaria, la misma que intenté hacer realidad el proyecto de Millard; el proyecto fue rechazado en 1936 en la Cémara de los Lores. En 1937, el senador John Comstock de Nebraska presenté un proyecto de ley titulado «acta de la eutanasia voluntaria» que se basaba en e! modelo inglés, enviado el proyecto a una comisién, fue aplazado indefinidamente en su discusién. En 1938, se fundd la Asociacién pro Eutanasia de Norteamérica, también basada en el modelo inglés. EUTANASIA 19. la pena vivirlas. Al principio solamente se trataba de enfermos graves y créni- cos. Poco a poco, el cfrculo fue ensan- chandose y pronto incluy6 a los initiles, a los indeseables desde el punto de vista ideolégico, alos seres de razas inferiores y finalmente a los que no eran alemanes. Es importante hacer resaltar que la palan- ca que desaté tanta atrocidad fue la acti- tud adoptada hacia los enfermos incura- bles™4. Este tipo de opiniones han sido habilmente usados por las asociaciones pro vida que tienen presencia en los pai- ses anglosajones y tienen no sdlo pre- senvia sino una posicién dominante en paises catdlicos; este tipo de sugerencia mi sa de que los que abogan por la eutanasia adoptan una actitud semejante ala que hizo posible el genocidio nazi no es aplicable en el caso de Holanda, por la propia actitud tomada durante la ocupa- cién. En segundo lugar, el nivel de secu- larizacién y tolerancia dela sociedad ho- landesa y la escasa influencia que ejerce sobre esta sociedad el catolicismo ha he- cho posible que el problema de la eutana- sia sea tratado de una manera racional, realista y prictica; y no de una manera dramitica y patética, como sf se ha visto en otros paises. 4) Consideraciones éticas sobre la Eu- tanasia Pasamos ahora a examinar cuatro argu- mentos contra la eutanasia, el primero se refiere al planteamiento de la iglesia ca- * Humphry, D. y Wicke! - pp.49-50. tlica, el siguiente es presentado por Tony Mifsud y los dos diltimos son presenta- dos por Marciano Vidal. no pretendemos con esto dar por terminada la polémica, el tema da para mucho mis, sobretodo por su vinculacién a valores tundamentales en la sociedad occidental como son la vida humana, la dignidad humana y la liber- tad. 4. 1 La eutanasia es propiciada por el individualismo ateo y hedonista, por una mala comprensién de la liber- tad, por el egocentrismo y el eficientis- mo™, Coincidimos con la iglesia cat6lica en que vivimos una época fatalmente in- dividualista, hedonista, egocéntrica y de libertinaje y, que por tanto el sistema con- diciona actitudes, comportamientos y opi- niones, pero también consideramos que el individuo atin no ha perdido su capaci- dad de cuestionamiento, de reflexién, de responsabilidad personal; la eutanasia no es de ahora, no creemos por cierto que se la tenga que tomar como un “progreso” sino como un retomar una actitud corree- ‘taen determinadas circunstancias; el tema es pasible de un planteamiento racional (por cierto, node una racionalidad ins- trumental) y no es absurda e inhumana como la presenta Juan Pablo II. el mejor ejemplo lo tenemos en Tomas Moro, con- sideramos que su propuesta no podria calificarse de atea o individualista, y es que se trata de una propuesta desde una 9s planteamiento a fa- vor de la eutanasia han sido cfectados en gran medida por el genocidio nazi. Los referentes a este argumento pueden verse en Evangelium vitae y fa eulanasia es inmoral y antisocial. 20 JavieR ALDAMA PINEDO 4, 2 Tony Mifsud** presenta como argumento contra la eutanasia con- sideracién que es falso afirmar que los enfermos terminales 0 los enfermos in- curables no pueden ser felices, porque nadie tiene el derecho de aplicar a otros seres humanos sus propios criterios acerca de la felicidad. Quizds el autor de este argumento pensaba en algunos san- tos 0 masoquistas, el argumento es de pro- cedencia aristotélica, Aristételes sostenia que todos quieren ser felices, pero que la felicidad noes para todos lo mismo, pero. se reteria a una situaci6n de realizacion, ho auna situacién de imposibilidad para hacer cosas, el argumento tal como lo pre- senta el autor no es aplicable ala eutan: sia. como si podria aplicarse a lo que pien- sa una persona acostumbrada a vivir con una serie de comodidades cuando ve como, viven varias familias en situacidn de mi- seria y piensa lo infelices que deben ser. para luego decirse a sf mismo que si él tuviese que vivir en esas condiciones, preferirfa morir 4, 3 La eutanasia es un extre- mo, como derecho a morir sin respeto a la vida humana; el otro extreme es la distanasia, que no realiza el derecho a morir dignamente, y que la realizacién de los valores de la vida humana y del morir dignamente se realizan sélo en la ortotanasia. El planteamiento de Vidal”, que és también un planteamiento que se hace desde la perspectiva catélica, lo con- sideramos inadecuado, hubiese sido mas serio si hubiese planteado el problema entre el valor de la vida humana y el valor de la libertad, o entre el valor de la vida y el valor de la dignidad humana, de mane- ra sofistica prefiere plantear un supuesto justo medio (ortotanasia) entre eutanasia y distanasia por qué no plantea el con- flicto entre dos valores generales (por ejemplo, entre vida y dignidad) y si entre un valor general (vida) y un valor caso particular de dignidad? Lo hace porque de esa manera evita enfrentar la realizacin de la dignidad en otras situaciones, como. la situacidn de debilitamiento mental, in- capacidad de comunicarse, perdida pau- latina e irreversible de facultades, o sea de aquellas capacidades que hacen del in- dividuo humano justamente un ser dife- Tente a otros seres vivos. 4.4 La vida humana tiene valor por ella misma, posee una individuali- dad axioldgica de caracter aprioristi- co, la vida no puede ser instrumenta- lizada. La vida humana no es simplemen- te vida como conjunto de funciones vege- tativas sino supone realizacién, imposi- bilitada de realizarse {noes licito, por par- te principalmente del individuo que sufre laimposibilidad, ponerle punto final? Con respecto a que la vida humana tiene valor por ella misma, desde el punto de vista cristiano esto esta antecedido por ser un don, un algo dado, 0 sea no es exacta- mente por sf misma; pero el planteamien- to es sobretodo kantiano: “Obra de ma- nera que trates siempre a la humanidad, en ti y en los otros, como un fin y no como un medio”, por cierto, Kant se opo- * Vid. Mitsu, Op. cit. p33E. Tony Mifsud toma a su ver este argumento de Paul Sporken. 69, Vid, para este argumento(4.3.) y para el siguiente (4.4) la obra citada de Marciano Vidal; pp.79-80, y 68- Eutanasia 21 ne al suicidio, puesto que como maxima no puede ser universalizado, ademas de interpretarlo como un acto egoista, Kant también considera que la vida no sdlo ha de conservarse conforme al deber, sino ‘por deber’. No vamos aqui a cuestionar en detalle la postura de Kant, pero si ad- vertir que el objetivo de Kant era elevar la ética a nivel de ciencia, esto es, que dis- ponga de leyes universales y necesarias; debido a esto no se baso en la ‘materia’ del acto moral sino en Ja ‘forma’, en Ja intencidn con la que se ejecuta la acciGn, y en relacion a esto va a referirse a una ‘voluntad pura’, a una voluntad determi- nada por la raz6n y ajena a lo patologico (inclinaciones y afectos). La propuesta de Kant es, pues, la de una ‘moral abso- luta’, valida para todo tiempo y lugar. No- sotros consideramos que la pretensin 0 postulacion de leyes morales universa- les es bisicamente la expresidn de bue- nos deseos de gente bien intencionada, pero que suele pasar por alto las circuns- tancias concretas en las que se efectiian los actos morales; es el caso del “no ma- taras”, perfectamente entendible en el contexto hebreo narrado por el Antiguo ‘Testamento, como norma que aseguraba lasociabilidad, la unidad, la sobrevivencia del pueblo; pero que no era extensiva al heteo, al gergeseo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo; este man- damiento ademis tenia excepciones, como ocurria en el caso de las adiilteras y los homosexuales; el cristianismo hace ex- tensivo el mandamiento a todo el género humano, lo cual, por cierto no ha impedi- do matanzas y genocidios efectuados por los mismos cristianos, en el pasado leja- no y enel cercano, Pensamos, pues que lo de “no ma es una norma ideal. respetable, pero no aplicable para todos los casos; uno de esos casos es el de la eutanasia. Ayudar a una persona cuya existencia sé ha convertido en insopor blee inviable a encontrarse con la muerte es respetar su propia dignidad, su propia humanidad; dejar que esta persona pro- longue su agonia y se marchite misera- blemente es, por el contrario, convertirla en instrumento de una piedad morbosa. ‘Consideracién final La forma como se plantea hoy la aplica- cin de la eutanasia se restringe bisica- mente a enfermos terminales ya personas muy ancianas y discapacitadas, no se tra- “ta exactamente de buscar una “buena muerte” al solicitante, el paciente ya esta aun paso de morir, la ayuda para el sui- cidio puede considerarse dentro de la forma como se aplica hoy la eutana no asi el homicidio piadoso, el que es practicamente imposible que se despenalice. debido sobretodo al alto riesgo de la inadecuada aplicacién que conlleva. La eutanasia como decisidn que se asume debe partir del individuo consciente, pues, es él quien debe solicitarla; y en los casos de seres humanos que per- maneécen en un prolongado estado de inconciencia (descerebrados), y no ha- biendo ya posibilidad de recuperacion, no se puede apelar a su propia deci- sin, por lo que la decisidn deberia co- rresponder a Jos médicos y familiares cercanos

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